Minsa

Todos los que tenemos un pariente o un amigo afectado por esa enfermedad tan antigua como el hombre llamada cáncer, sabemos que en el Perú una parte de los pacientes muere irremediablemente por errores de diagnósticos, pero, sobre todo, por esa timba mensual que los pone en manos de un nuevo oncólogo cada 30 días, arrojándolos muchas veces a las manos de doctores que guardaron sus juramentos hipocráticos junto a las bolsas de la ropa vieja, de los zapatos con hueco y de los resentimientos, las envidias y las oportunidades perdidas.

Para entender de dónde vienen y a dónde van los oncólogos que abren nuestra historia clínica, la miran por encima y nos recetan lo que les viene en gana, hurguemos en sus probables biografías. Primero, en la cúspide de la cadena alimentaria están los hijos de los oncólogos famosos, con consultorio en clínica de primera y los yernos de los famosos. Esos médicos viven bien, ganan bien y están en contacto con la modernidad. Jamás atienden o atenderán a un canceroso pobre.

Segundo, son médicos que han sido y seguirán siendo asistentes de los oncólogos famosos. Atienden a los asegurados y aspiran a tener alguna vez un consultorio en un centro especializado de lujo; mientras ese día llega, atienden rápido, mal y con desgano a los pacientes de EsSalud. Viven renegando de su suerte y odiando a sus pacientes y a los parientes de estos. 

Tercero: ¿cómo cree usted que funciona el cerebro pasional de un oncólogo que no ocupa una plaza fija en un hospital de Salud, reemplaza esporádicamente a los médicos que tienen consultorio en clínicas y no tienen futuro en la especialidad.

Esos son, a grandes rasgos, los perfiles de quienes “atienden” a nuestros amigos y parientes cancerosos. Dios se apiade de ellos.

El pasado 18 de enero, el alcalde metropolitano de Lima condecoró a la filántropa María Teresa Dulanto por su incansable labor en favor del grupo más sufrido y segregado del país: el de los niños pobres que sufren algún tipo de leucemia y cuyos padres carecen de los medios necesarios para solventar un tratamiento que aumente sus posibilidades de supervivencia.

Fuera de las condecoraciones, de los aplausos que sirven de muy poco y del apoyo desinteresado de algunas personas que donan a la Asociación que preside María Teresa, todo resulta insuficiente, ya que la incidencia de esa terrible enfermedad en los niños peruanos pobres crece año tras año, mientras la asignación estatal a los hospitales de salud decrece ante el sufrimiento de los niños y la desesperación de sus progenitores.

Para enterarnos desde adentro del tamaño de la desesperanza de los niños y de sus padres, le preguntamos a María Teresa cuál es la magnitud de la enfermedad y cuáles los problemas visibles del drama.

informe Viviana Rodriguez

  El pasado 18 de enero, el alcalde metropolitano de Lima, Rafael López Aliaga, condecoró a la filántropa María Teresa Dulanto por su incansable labor en favor de los niños con cáncer.

“Los dolores, las desatenciones, las carencias y los sufrimientos que enfrentan los niños son los mismos que enfrentan los adultos, pero los primeros, además, están hacinados en hospitales que ya están colapsados por los adultos en iguales y peores condiciones. Entonces, ambos grupos etarios sufren las carencias de camas hospitalarias, de médicos especializados y de medicamentos de última generación. En el tema de los menores de edad, el sufrimiento se multiplica porque un día cualquiera la enfermedad debuta sin causa aparente; a partir de ese momento, y mientras los médicos provincianos los diagnostican tarde, mal y nunca, la mitad de los niños fallece. De los sobrevivientes, una parte de ellos consigue un médico que diagnostica la enfermedad y ordena su traslado al hospital infantil de la avenida Brasil. El niño, que ya está en una etapa avanzada del mal, llega a un nosocomio que no está acondicionado para enfermos de cáncer infantil, y, mucho menos, para pacientes afectados por leucemia. A partir de ahí, el niño enfermo y diagnosticado de leucemia solamente recibe suero, mientras espera que haya una cama disponible en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) o en el Hospital del Niño de San Borja, donde, dicho sea de paso, yo logré que se implementara el Centro de Transplante de Médula, pero, por falta de camas hospitalarias especializadas, se convirtió en un hospital de tratamientos contra el cáncer infantil donde los médicos son oncólogos, pero no hematólogos pediatras, oncólogos pediatras y oncólogos para tumores sólidos.

En ese instante comienza un capítulo nuevo del drama ya teñido con los colores de la tragedia, pues los médicos ordenan una quimioterapia, luego de la cual los niños regresan a su provincia y se preparan para la siguiente quimioterapia. Cuando se acerca la fecha para venir a Lima a recibir la siguiente quimio, los padres y amigos comienzan nuevamente a buscar el dinero para financiar el viaje familiar y el alojamiento y alimentación de los padres. Cuando consiguen el dinero y llegan al hospital para recibir la quimioterapia, los padres se encuentran con un médico que no tiene idea del avance de la enfermedad, porque en los hospitales peruanos no hay forma de hacerse una tomografía o una resonancia magnética, porque, por ejemplo, en el Hospital Rebagliati, el único resonador existente no funciona hace un año, y los dos tomógrafos están malogrados y no se espera la reparación de por lo menos uno de ellos antes de mayo”, indica María Teresa Dulanto.

 

 

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[INFORMES] El pasado 20 de julio, Sudaca advirtió a las autoridades del Ministerio de Salud que el único hospital de emergencias con el que cuenta una ciudad de más de 10 millones de habitantes tenía dos de sus tres quirófanos inoperativos, sus emergencistas no contaban con vendas, esparadrapo, algodón y gasa para tapar las heridas de los pacientes y las ingenieras que tenían el control administrativo del Hospital Casimiro Ulloa desde el ingreso del último director a fines del año pasado habían decidido quitarles el lonche a los trabajadores del nosocomio miraflorino.

Esa situación de extrema gravedad había sido denunciada por el cuerpo médico del hospital a las autoridades del sector Salud, pero, como la mayoría de las denuncias que no tienen la suerte de ser recogidas por la gran prensa capitalina, no había sido atendida por los burócratas de la cartera que peor se maneja, como había sido evidenciada durante la crisis sanitaria derivada de la epidemia de la Covid en el bienio 2020-2021.

Como los pedidos de los médicos del hospital de emergencias eran desoídos hasta la publicación de nuestro informe en julio pasado, ellos aprovecharon la luz de esperanza abierta por nuestro informe para volver a reclamar. Este es el derrotero de la segunda queja, explicado por la doctora Jaddy Ladrón de Guevara, abogada de los médicos:

“La Asociación del Cuerpo Médico del Hospital de Emergencias Casimiro Ulloa presentó un memorial al ministro de Salud Carlos Vásquez, con copia a las distintas entidades del Gobierno, a efectos de que se evalúe y se pongan en conocimiento las distintas precariedades del hospital, como el tema de la infraestructura deteriorada, como el tema de la contratación del personal y las demás deficiencias anotadas en sus quejas anteriores. En respuesta a ese memorial, tanto la representante del sindicato de trabajadores del hospital como el representante del cuerpo médico han recibido sendas cartas notariales, conminándolos a no emitir ningún pronunciamiento a los medios de prensa e ‘invitándolos’ a retractarse de los comunicados emitidos. Adicionalmente a esto, los funcionarios ligados a la dirección del hospital han notificado a los trabajadores sobre la obligatoriedad de ‘proteger’ la información, con la finalidad de amedrentarlos e impedir las denuncias. El cuerpo médico ya ha comunicado esa situación al ministro de Trabajo Antonio Varela Bohórquez, pidiéndole que tome acciones conducentes a ponerle coto a esa campaña de amedrentamiento”.

En paralelo, se produjeron dos hechos: el hospital Casimiro Ulloa recibió una inspección ordenada por las autoridades de Salud y el propio Casimiro Ulloa emitió un documento, sosteniendo sin el menor rubor de las ingenieras al mando de la administración del hospital que el único nosocomio encargado de atender todas las emergencias médicas de la capital está en perfectas condiciones y plenamente abastecido.

Sin embargo, como todos los tripulantes no quieren sucumbir en el naufragio, la Contraloría interna ha evacuado un informe que concluye que existen problemas de desabastecimiento de medicinas y de materiales médicos esenciales. Para ilustrar esas deficiencias, tenemos una serie de fotografías que prueban fuera de toda duda que tanto la que tanto la primera como la segunda denuncia están sustentadas en hechos no solo en palabreras. Véanlas ustedes mismos.

Por su parte, la abogada penalista que defiende los intereses del cuerpo médico del Hospital Casimiro Ulloa, doctora Gabriela Navarro nos dice:

“La inacción del director de la institución, luego de haber sido informado de la situación en la que está ‘funcionando’ el hospital, ha hecho que el cuerpo médico nos haya solicitado denunciarlo penalmente por los delitos de omisión, rehusamiento o demora de actos funcionales. El doctor Raúl Hinostroza Castillo, como director del hospital está rehusándose a dar solución a los problemas que están aquejando y que está en sus manos tomar las acciones correspondientes para darles solución, a pesar que en reiteradas oportunidades se le han puesto en su conocimiento los mismos, y que él, como médico, puede observar. Es más, el doctor Hinostroza tiene conocimiento pleno de la falta de medicamentos y de la situación calamitosa de los equipos usados para atender a los pacientes. En ese sentido, el otro delito grave en el que estaría incurriendo el doctor Raúl Hinostroza es la exposición de personas al peligro, justamente porque él tiene el dominio del hecho al conocer plenamente los peligros a la vida y a la salud de los pacientes.

Esperamos que el Ministerio Público haga una investigación diligente de todos estos hechos que están ocurriendo en este mismo momento en el hospital, que encuentre al o a los responsables y pida a una autoridad judicial que les aplique las sanciones correspondientes, pero, principalmente, que tome acciones para obligar a las autoridades hospitalarias a subsanar en el plazo más breve las carencias, las deficiencias y los severos deterioros de la infraestructura”.

Infraestructura deteriorada, camillas que se tienen que sostener con bancos para poder atender a los pacientes.

¿Por qué lo hacen?

Probablemente en ninguna capital del mundo civilizado haya un solo hospital de emergencias de las características del Casimiro Ulloa para atender a una población que se calcula en unos 10 millones de personas. Probablemente en ningún país del planeta que haya recibido cada año más y más divisas por la exportación sostenida y creciente de sus minerales, de sus productos agrícolas elaborados con el auxilio de la tecnología y de su harina y aceite de pescado de alta cotización en el mundo desarrollado, los presupuestos de salud y de educación se dediquen a la contratación de asesores, de consultores y de expositores de mil y un asuntos probablemente importantes, pero no esenciales ni vitales para las personas. Si además nos enteramos que el hospital Edgardo Rebagliati, el más grande y el mejor equipado de los hospitales de EsSalud (que tiene solamente un resonador magnético malogrado desde hace meses y que subcontrata las resonancias para los pacientes privilegiados para que se efectúen 6 y 9 meses después de ordenadas por sus médicos), fue construido por el gobierno del general Odría en los años cincuenta. Si además nos enteramos que los nombramientos de los directores de los hospitales dependientes del Ministerio de Salud -entre ellos el Casimiro Ulloa- son hechos por las burocracias enquistadas por años en el sector y que los nombramientos o designaciones son hechas a dedo por cada nuevo director, dándose el caso que los altos funcionarios del Casimiro Ulloa son ingenieras. Si sumamos todas esas causas directas o indirectas de muertes tempranas, de largas agonías y de miles de horas de personas enfermas a la espera de un turno de atención, de un medicamento o de un diagnóstico largamente esperado, entenderemos porqué los últimos gobiernos han acabado como acabaron.

 

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Creadas desde comienzos del siglo pasado y a mediados del mismo, la radioterapia y la quimioterapia son dos tratamientos usados por los médicos especializados en combatir las neoplasias o tumoraciones anormales que se conocen desde los inicios de los tiempos como cánceres. La resonancia magnética es el método diagnóstico más usado en el mundo moderno desde 1990 para saber cuán avanzado está un cáncer, cuánto se ha reducido con los tratamientos y hasta cuándo tendrán que prolongarse los mismos. En el mundo infantil peruano, los bebés y los niños afectados por la enfermedad que toma a un miembro de la familia y deshace al resto de esta, los medios para combatirla y el mejor método diagnóstico son pocos, son escasos o son inexistentes. En el reino infantil peruano, presidentes tan bestiales como Pedro Castillo, ministros tan venales como el que no permitía que se reparen los resonadores magnéticos de los hospitales para beneficiar al dueño de una cadena de empresas que tienen más resonadores en Lima que en el más grande hospital de los Estados Unidos, o payasos tan farsescos como “Chibolín”, quien organizó un espectáculo macabro en Palacio de Gobierno para engañar a los padres de los niños enfermos de cáncer, son los que usan a estos como medios propagandísticos. Son seres sin compasión por el prójimo, carroñeros como los gallinazos y las hienas.

chibolin
Como se recuerda, el presidente Pedro Castillo y ‘Chibolín’, armaron un gran show con fines publicitarios.

La representante del Colectivo Ley Cáncer Infantil Perú, Karina Pujay, sabe en carne propia lo que es convivir con el cáncer, por ello nos cuenta los padecimientos que tiene que pasar cada padre de familia para poder luchar contra la enfermedad en nuestro país.

“La situación actual de los pacientes oncológicos infantiles de nuestro país es que muchos de ellos se están muriendo o no están recibiendo una atención adecuada por la falta de medicamentos y esto hace que nos encontremos en una situación de niños con recaídas, con metástasis, por no haber recibido el tratamiento oportuno y adecuado. Tanto en los hospitales del Ministerio de Salud como en los de EsSalud faltan camas y medicamentos que puedan salvar las vidas de los niños, nosotros estamos con medicamentos que ya no se utilizan: eso es lo que nos están brindando; por ello se le ha pedido a la Digemid que pueda aprobar los nuevos fármacos, y no tenemos respuestas todavía.

Entonces, fuimos a tocarles las puertas a los congresistas y a la ministra de Salud -Rosa Gutierrez- para que se interese en el tema. Sin embargo, ella -quien al cierre de este informe dimitió para no ser censurada en el Congreso- no hizo absolutamente nada. No puede ser posible que hace dos años se haya reglamentado una ley para la detección oportuna y la atención integral del cáncer del niño y el adolescente, y no se ejecute. Igualmente, la ley habla de un subsidio y una licencia con goce de haber para los padres de los menores afectados por la enfermedad y el Ministerio de Trabajo, del cual depende EsSalud, el Ministerio de Salud y el Ministerio de Economía no se pongan de acuerdo para hacer efectivo dicho reglamento. Solo saben tirarse la pelota, nada más. Mientras tanto, muchos niños han fallecido en ese periodo”.

“Nosotros no deberíamos estar esperando la voluntad política porque existe una ley que los obliga”, indica la señora Pujay, sin embargo, hay muchos padres que no pueden afrontar la enfermedad de sus niños por falta de recursos económicos “muchos niños mueren y nosotros no podemos vivir con esa angustia de qué hubiera pasado si hubiéramos tenido el dinero para los tratamientos adecuados”, es por eso que están reclamando el subsidio oncológico que indica la Ley 31041, enfatizó.

Los niños son el futuro del país y vamos a seguir en pie de lucha hasta que los funcionarios tengan esa humanidad.

“Nuestros plantones, nuestras marchas y nuestras vigilias son para dar a conocer qué es lo que está pasando con los niños con cáncer, porque no se les da la importancia debida. Si nadie hace nada, los niños se mueren; sabiendo, según las estadísticas de todo el mundo, que un tratamiento oportuno vence al cáncer en 8 de cada 10 pacientes.

Es más, les hemos hecho saber a los funcionarios encargados de los programas de salud infantil que un tratamiento de manera continua es más barato que uno con interrupciones, porque en ese segundo caso cada vez que el tratamiento se reinicia es como comenzar de cero. Además de continuo, el tratamiento debe ser reforzado con drogas más modernas, como la L-Asparagasina Erwinia que si no se aplica a niños con leucemia, estos mueren.

El viernes pasado hemos tenido una reunión con la Gerencia Central, en la cual hemos solicitado que los plazos de atención, de provisión de nuevas drogas y de implementación de nuevas camas y nuevos médicos se acorten. En el Hospital Rebagliati hay cinco oncólogos pediatras y en el Hospital Almenara solo hay dos oncólogos pediatras para todos los niños que requieren atención, y en ambos solamente hay 10 camas para niños hematológicos y 10 para niños oncológicos.

resonancia-magnetica
Los pacientes con cáncer tienen que esperar seis meses para poder hacerse una resonancia que podría salvarle la vida.

Por el lado de las pruebas para ver los avances -o los retrocesos- de las enfermedades oncológicas la cosa es peor, peor que peor; en el Hospital Almenara no hay resonador magnético disponible, las pruebas se tercerizan en el Centro de Diagnóstico por Imágenes (Cerema), la Clínica Ricardo Palma y alguna que otra vinculada a los funcionarios de los hospitales. Pero eso no es todo, cuando les exigimos a las clínicas que cumplan con los cronogramas establecidos en los hospitales, los encargados de las clínicas nos dicen que los hospitales no les pagan. El Rebagliati tiene un resonador que se malogra cada cierto tiempo y demora más de seis meses en ser reparado. Lo mismo pasa en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN), en el cual una auditoría médica ha evaluado y contemplado que se necesitan 5 resonadores para atender a toda la población afectada de Lima, y solo hay uno: tan viejo que más de uno asegura que pertenece a la primera generación de resonadores, es decir, de los años noventa.

Por todo eso, le reclamamos al gerente central de EsSalud y este nos ha asegurado que está proyectada la construcción de una torre oncopediátrica en el Rebagliati y otra en el Almenara. Según sus propias palabras, para la primera torre solo falta un expediente técnico y la búsqueda de un concesionario para la construcción. Ojalá sea verdad tanta belleza”.

Cuidados inexistentes

“Los cuidados paliativos no existen en EsSalud, no hay un área de cuidados paliativos para niños, solo les dan tramadol y listo y eso no debe ser así, las mamás que sus niños pasan a cuidados paliativos tienen que ir al Hospital del Niño porque ahí sí encuentran un médico tratante donde le dicen como llevar el tratamiento como terapía de ozono o terapía para el dolor.

Los niños son el futuro del país y vamos a seguir en pie de lucha hasta que los funcionarios tengan esa humanidad, hay muchos niños que se curan y hoy en día son profesionales, no hay que dejar morir a los niños, el sistema de salud debe ser modernizado, cómo es posible que solamente se haga radioterapia en el hospital Rebagliati para todos los pacientes que son atendidos en la Red EsSalud y la referencia se demora muchos meses eso es inaudito en esa demora existe crecimiento de tumores existe metástasis existe recaídas  existe amputaciones y existe la muerte”.

Hace setenta y dos años, el General Manuel A. Odría colocó la primera piedra del Hospital Rebagliati, que unos años más tarde se convirtió en el mejor hospital público de América Latina.

Un llamado a las autoridades

Karina Pujay, representante del colectivo dice que la presidenta Dina Boluarte y la ministra de Salud deben de velar por la salud de todos los pacientes, asimismo, afirmó que no perciben que el dinero que destinó el Gobierno al Ministerio de Salud para la atención de los pacientes oncológicos esté siendo empleado adecuadamente.

«La ministra (Rosa Gutiérrez) indicó que se está transfiriendo S/ 515 millones, pero nosotros no lo vemos, queremos que nos den una rendición de cuentas. Qué está pasando con todo el presupuesto por el que luchamos para que este año no nos falte y nos falta», expresó.

«Sobre los medicamentos, Cenares no tendría que estar desabastecido y lo está. Defensoría del Pueblo, ¿qué hace? No está fiscalizando. Susalud, también, ¿cuál es el trabajo que está realizando? ¿Cuál es la sanción que reciben estas entidades que deberían brindarnos tratamientos? ¿Qué está haciendo la Contraloría? No hay ningún funcionario sancionado ni a INEN ni a EsSalud», añadió.

“La ley 31336 ayuda a salvar la vida de las personas con cáncer, sin embargo, no se ejecuta ninguna ley y eso es porque la ministra no está trabajando y los funcionarios son indolentes, la ministra y su comitiva sólo nos dicen que todo está controlado, pero es mentira, ante la escasez de fármacos para esta enfermedad “nosotros los padres estamos realizando actividades para comprar las medicinas, estamos recibiendo donaciones de organizaciones que ayudan a los pacientes, las mismas mamás piden ayuda por las redes sociales y realizan rifas, polladas y de alguna forma vemos la manera de poder ayudar para que esos niños no pierdan el tratamiento, porque con la salud no se juega con la salud no sé experimenta.

Nos hemos reunido con el Gerente General de Operaciones de EsSalud Luis Hurtado, y nos ha indicado que de forma inmediata se habilitaran consultorios médicos de oncopediatría, se va a ampliar el horario para la donación de plaquetas, la espera de resultado de sangre para los pacientes ingresados por emergencias será de menos de una hora y los resultados de los hospitalizados se darán el mismo día, también nos han indicado que las referencias se darán de manera inmediata”, finalizó.

Parece que cuando de festejos se trata Essalud no escatima en gastos porque hace unos días realizó una gran fiesta por el Día del Padre pese a que muchos niños mueren esperando fármacos adecuados para sus tratamientos, una cita o una resonancia.

Durante milenios, incluso cuando nuestros antepasados aprendieron a cultivar las plantas y a domar a las aves y a los cuadrúpedos, los cuales incrementaron notablemente la dieta de los humanos, los seres prehistóricos sacrificaban a los individuos más vulnerables en beneficio de los físicamente más fuertes. Los seres sacrificables fueron, sobre todo, los ancianos y los niños. Siglos más tarde, cuando el humanismo se extendió por el occidente cristiano, muchas comunidades comenzaron a dedicar tiempo y recursos a los cuidados de los enfermos, entre ellos a los que sufrían males desconocidos o, mejor dicho, poco conocidos, como los cánceres. Con el correr de los años y con el descubrimiento de las terapias para reducir el tamaño de las lesiones cancerosas, los grupos de ayuda a los familiares pobres de los niños con problemas oncológicos crecieron y más niños tuvieron vida de mejor calidad. Sin embargo, en nuestro país, donde los ‘malos’ tienen controlados todos los resortes del estado desde muchos años atrás, los niños con neoplasias malignas están condenados a morir muy rápido y en las peores condiciones posibles: no hay suficientes camas para hospitalizarlos, no hay medicinas para atacar sus lesiones y reducir sus dolores, y, peor que peor, los hospitales dependientes del Ministerio de Salud y de EsSalud tienen los tomógrafos y los resonadores malogrados. Es más, aprovechándose de esa situación, los directivos de esas instituciones dilapidan los fondos públicos en compras superfluas y festejos prescindibles antes que en las compras de los insumos y los equipos indispensables para combatir el cáncer infantil. ¿Habrá algún peruano bien nacido que esté dispuesto a convocar a los mejores hombres de este tiempo para postular a la Presidencia, ganarla y dedicarse desde el primer día a desinfectar el aparato público? Ojalá.

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Minsa quita ola

Según los especialistas, la estrategia se debe enfocar en completar la vacunación de mayores de sesenta.

Sobre lo que vendrá en el futuro, Mayta-Tristán explica que el virus seguirá mutando y no cree posible un escenario en que el Covid 19 deje de existir. ”El Covid cero es una ilusión y nadie lo ha logrado. Sólo lo intentaron en países donde había una mirada dictatorial y extremo control de la población y los otros eran islas que podían aislarse del mundo”, dice el especialista. 

El panorama parece alentador ante una ola menos severa de las que afrontó el país en los últimos tres años que no afectaría el regreso de la normalidad. Sin embargo, el Ministerio de Salud, uno de los más cuestionados a raíz de la crisis sanitaria, todavía tiene tareas pendientes con la vacunación.

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Lo anterior ha causado, según Edson Aguilar, vicepresidente de Voces Ciudadanas, que la Organización Panamericana de Salud (OPS) considere al Perú –junto a Brasil y República Dominicana– como uno de los países de alto riesgo en la región para el retorno de enfermedades desaparecidas, gracias a sus planes de vacunación.

“Si bien no se puede cuestionar el valor de las vacunas, ya no tenemos un buen esquema de vacunación. Estamos desfasados”, afirmó Abel Salinas, ex ministro de Salud y también miembro del Comité Consultivo de Inmunizaciones del Minsa en representación de la Sociedad de Pediatría.

Precisamente esta instancia, dependiente del Viceministerio de Salud, es una de las encargadas de revertir esta situación. De acuerdo al Minsa, tuvieron su primera reunión en abril. Y según dijo Abel Salinas a Sudaca, se han reunido una vez al mes desde entonces con el objetivo de tener una norma técnica que mejore el panorama de vacunación nacional.

“Es urgente actualizar la norma técnica sanitaria de inmunizaciones, con mayores metas de vacunación, con especial foco en los niños y niñas de riesgo, en la primera infancia, para evitar que enfermedades controladas vuelvan a aparecer en el país”, agregó el ex ministro de Salud.

Habrá que esperar novedades de esas y más propuestas de salud pública para evitar brotes problemáticos de otras enfermedades en el Perú.

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Para Pilar Collantes asumir que la influenza no circula con fuerza en el Perú con todas sus variantes es un riesgo innecesario. “La OMS advertía desde el 2019 el riesgo de que tengamos una pandemia por influenza. Si ya tenemos experiencia con lo vivido por el Covid, ¿por qué tenemos que esperar a un brote para reaccionar? La vacuna de la influenza es estacional y la OMS recomienda la polivalente porque se trata de tener la mayor cobertura posible”, reclama la presidenta de la ONG Voces Ciudadanas. 

Puede sonar a que el Estado subestima a la influenza. Y probablemente sea así, pero factores como su similitud sintomatológica con el coronavirus complican su detección. “Había una diferencia bastante clara cuando circulaban solo las cepas de Wuhan y Beijing. Eran enfermedades respiratorias, pero no tenían secreción ni resfriado. La influenza produce mucho de eso, pero con las nuevas variantes circulando ya no es posible distinguirlas tan fácilmente. En este momento se pueden confundir”, asegura Minaya. 

Otra característica que complica su identificación es nuestra pobre vigilancia epidemiológica. “En el caso de la influenza se usa el sistema Centinela. Tienen puntos en diferentes lugares del país, pero cuando revisas los reportes del interior, es pobrísimo. Tenemos puntos de vigilancia por gusto, en otras palabras. Por eso no no conocemos apropiadamente los patrones de circulación y tendemos a decir que no hay circulación o es escasa, pero en realidad no hablamos de algo que represente todo el país”, dice el exviceministro de Salud Pública.

Una de las instancias que podría impulsar mejoras para combatir la influenza –como el cambio de vacunas– es el Comité Consultivo de Inmunizaciones, que está adscrito al Viceministerio de Salud y existe desde el 2018. Dentro de sus funciones tiene como misión recomendar acciones para potenciar la universalización de la inmunización preventiva. 

GRAFICO OPS
Uno de los gráficos del último reporte de la OPS sobre la influenza en el Perú. Deja claro que en nuestro territorio circulan todas sus variantes. Gráfico: OPS.

Pero este organismo estuvo desactivado. Y recién el Minsa realizó la primera reunión del grupo este año a finales de abril.  En esa ocasión acordaron dos cosas: presentar una propuesta de reglamento para su comité y difundir en redes sociales los spots comunicacionales sobre la cobertura de vacunación. Nada más. 

Así las cosas, para obtener una vacuna tetravalente en nuestro país hay que acudir al privado. En laboratorios como Suiza Lab se ofrece este producto a S/ 75. De acuerdo al Fondo Rotatorio de la OPS, a través del cual los Estados pueden adquirir vacunas, el precio de una vacuna tetravalente multidosis –vienen 10 en cada vial– varía entre 4.6 y 5 dólares. Mientras el Estado insista en utilizar una vacuna incompleta, esa es la única salida para estar realmente protegidos contra la influenza. 

**Fotoportada por Darlen Leonardo

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GRAN NEGOCIO, GRANDES RIESGOS

Los casinos y tragamonedas fueron parte de ese paquete reformista, que buscaba abrir más espacios para la inversión privada y ofrecía a cambio una reducida o inexistente regulación. Por ese lado, es innegable que la idea funcionó. Actualmente, existen en el Perú 17 salas de casino y 713 salas de máquinas tragamonedas, según cifras oficiales del Mincetur. A ellas habría que sumar los establecimientos informales y las máquinas ilegales que, por lo menos hasta hace unos años proliferaban por todo el país, antes de que se popularizaran los juegos en línea. Tampoco se puede negar que han generado mucho empleo: cuando la pandemia obligó a cerrar las salas de juego durante más de un año, sus trabajadores salieron a reclamar y bloquearon la Vía Expresa. En esa ocasión sus voceros aseguraron que era importante reabrir pronto las salas, porque eran unos 85,000 puestos de trabajo los que estaban en riesgo.

Sucesivas leyes han intentado poner algo de orden y regular este negocio que tiene varias externalidades negativas: ofrece oportunidades para el lavado de dinero, sinergias con actividades ilícitas y causa ludopatía. Esto último no es menor: las apuestas sin control son un auténtico problema de sanidad pública que no se está enfrentando con la seriedad debida. Estudios internacionales señalan que la prevalencia de ludopatía en una población asciende a 1.8%, señala Carlos Bromley Coloma, especialista de la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud. “Pero esos datos pueden estar desactualizados”, advierte. Otras fuentes señalan que la prevalencia puede estar entre 1% y 3%. Aun así, si damos por buena la cifra de Bromley, estaríamos hablando de no menos de 400 mil peruanos que podrían tener algún grado de adicción al juego. Sin embargo, al 8 de junio de 2022, el registro que lleva el Mincetur de personas prohibidas de acceder a casinos y tragamonedas apenas tiene 1,274 personas. Es voluntario, y casi nadie se apunta.

Tenemos poca evidencia a la mano, pero la que tenemos da cuenta de un preocupante incremento de los casos de ludopatía entre la población peruana. Según Carlos Bromley, hace pocos años los establecimientos de salud del Minsa atendían un promedio de entre 800 y 900 pacientes por adicción a las apuestas. El año pasado la cifra se multiplicó por tres: fueron 2,710 personas, y en lo que va de este año van 775. Estas cifras, admite Bromley, dan cuenta de un subregistro: hay muchos más ludópatas, y los que llegan a la consulta médica son, generalmente, los que ya lo han perdido todo, están endeudados o arruinados.

Llama la atención, también, la presencia de niños que son llevados por su padres, y que generalmente juegan a través de algún adulto. En 2021 fueron 117 niños y 1,120 adolescentes. Y en lo que va del 2022, han sido atendidos 62 y 268, respectivamente. Aunque sea como hipótesis de trabajo, cabe preguntarse si este en este incremento de la prevalencia de casos serios de ludopatía, sobre todo entre la gente más joven, tiene algo que ver el aluvión de publicidad de casas de apuestas en los medios de comunicación, así como la normalidad con la que ahora se aborda el tema, sin distingo de horarios ni advertencias de ningún tipo. Al respecto, Bromley considera que la publicidad de estos negocios debería estar sometida a restricciones similares a las de otros productos que representan potenciales riesgos a la salud pública, como el tabaco y las bebidas alcohólicas. Pero, al menos de momento, esa regulación en el Perú aún no existe. En lo que se refiere a las apuestas deportivas, no hay nada siquiera parecido a los octógonos que alertan sobre los riesgos de consumir ciertos alimentos.

Casos Minsa ludopatía

El perfil típico del ludópata, explica Bromley, es un varón joven (en comparación, las mujeres empiezan a apostar mucho después). El estrés y la presión social de grupo son dos factores determinantes para que las personas incursionen en el mundo de las apuestas. Queda claro que la forma tan natural y carente de advertencias con que se aborda este tema de un tiempo a esta parte puede terminar agravando un problema de salud pública. Ya no se considera inmoral apostar, y eso está bien. Pero quizás habría que poner un poco de paños fríos: que ‘poner todo’ por tu equipo o tu selección no se convierta en una frase literal. Que siga siendo una alegre alegoría

 

 

(*) Un especial agradecimiento a mis amigos Miguel Villalobos y Jerónimo Pimentel, que aportaron referencias que ayudaron a enriquecer este texto.

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Casa de apuestas, Minsa

No estamos en marzo de 2020. Conocemos mucho más al virus, tenemos vacunas y ya hay algunos tratamientos. Sin embargo, no podemos abandonar el desarrollo de nuevas tecnologías sanitarias que nos ayuden a luchar contra la pandemia. Tampoco podemos dejar de desplegar políticas públicas que se adapten al contexto vigente realizando los cambios necesarios para prevenir los nuevos escenarios emergentes. ¿Cuál es la estrategia del Minsa al respecto?

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Cantorín se defiende nuevamente y menciona que no existió sobrevaluación en la construcción de la iglesia. Dice tener un peritaje de parte que lo prueba. Sin embargo, la fiscalía anticorrupción de la región ya ha emitido el requerimiento de acusación al Poder Judicial por el delito de colusión desleal, de acuerdo al despacho encargado.

Este es el historial del hombre de confianza de Hernán Condori, quien llegó al cargo luego de un paso como coordinador de obras en el Gobierno Regional de Junín. Ahí estuvo desde abril de 2021, mes de las elecciones presidenciales y congresales. El 31 de marzo, en una resolución ministerial, Hernan Condori lo oficializó en el PRONIS. Fue uno de sus últimos deseos antes de ser censurado ese mismo día.

Ahora Cantorín debe dirigir, conducir y supervisar la gestión de los proyectos del programa. Dentro de sus funciones, se encuentra la de celebrar convenios y contratos de infraestructura. A la fecha, sin embargo, no figura en el SEACE ninguna contratación llevada a cabo en el PRONIS en todo el mes de su gestión. Las actividades de la entidad que han sido difundidas oficialmente consisten mayormente en inspecciones a obras o asistencia técnica al proyecto. 

 

 

 

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Hernán Condori, Minsa, Perú Libre
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