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Desde hace varios lustros, hemos sido espectadores de una corriente ideológica autodenominada progresista que por paradójica que suene, ha sumido en la pobreza a los pueblos que han tenido el infortunio de sufrir este tipo de gobiernos.

Según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), progresista es un adjetivo “Dicho de una persona o de una colectividad: De ideas y actitudes avanzadas”. Así, la misma RAE define a la palabra progreso con sinónimos positivos como prosperidad, mejora, mejoría, avance, adelanto, bonanza, crecimiento, desarrollo, entre otros.

De manera sagaz, hipócrita y pretenciosa, la izquierda socialista ha cambiado su etiqueta de socialismo por la de progresismo, que como vemos, tiene connotaciones muy positivas, alejadas de aquellas que relacionan al socialismo con dictadura, pérdida de libertades, pobreza, presos políticos y delincuencia de Estado.

Así, con la nueva etiqueta de progresistas, los mismos políticos socialistas salen a vender el mismo discurso de siempre, prometiendo reducir brechas cuando en realidad las incrementan, alardeando de mayor inclusión cuando fomentan la discriminación al que no sigue su discurso único, y ofreciendo una repartición de la riqueza más justa cuando la verdad es que solo reparten más pobreza.

Es una pena que tan bella palabra haya sido apropiada por el discurso de izquierda y que ya no pueda ser usada por la derecha, porque también, del otro lado, existe la intransigencia de excluir como de derecha, todo aquel que se haga llamar de derecha progresista. No eres de derecha si no eres conservador, apuntan.

La lucha de las ideas y del posicionamiento político efectivo van a tener que ser muy finas hacia las próximas elecciones presidenciales del 2026. 

La izquierda seguirá presentándose como progresista aún con candidatos radicales, de allí la importancia de encontrar una contra narrativa que cale en la población, por ejemplo, llamándolos por lo que realmente son, pobresistas, porque lo único que causan es más pobreza y enfrentamiento entre los ciudadanos. 

Pero esto no es suficiente. Se requiere también buscar con inteligencia, aquella que está en nuestros cerebros pero que también se encuentra en los estudios de mercado, un discurso firme y efectivo de la derecha liberal, que pueda trasmitir conceptos simples pero positivos como bienestar, respeto, iniciativa, paz, seguridad y a la vez desligarse de la connotación negativa que la izquierda aprovecha muy bien, de tildar de neoliberal a todo aquel que se diga de derecha.

Tareas nada simples si además contemplamos, con desolación, la enorme cantidad de posible oferta presidencial de candidatos que están en esa línea, que más que pensar en una coalición liberal, prefieren al cacicazgo de mini partidos con la esperanza que un 8% los lleve a segunda vuelta. Así, más cerca estaremos de una disyuntiva Antauro Humala versus Carlos Alvarez, que de alternativas democráticas de centro-izquierda o de centro-derecha.

Aunque aún hay tiempo, nos quedan menos de 27 meses para las elecciones, construir una alternativa conjunta y democrática del centro a la derecha liberal, va a costar desprendimientos de los egos presidenciales y mirar nuestros actos como una suma de individuos que compartimos principios en la búsqueda de un mejor bienestar para nuestra gente, y en especial, de los que más lo necesitan.

 

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Y no se escucha de parte de nuestras autoridades nada al respecto. Tenemos un ministro del Interior absolutamente incompetente, que ni siquiera es capaz de hilar un plan orgánico para enfrentar esta amenaza a la seguridad nacional interna, y que parece creer que con tontas declaratorias de estados de emergencia se puede solucionar el problema.

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UNO

“La tolerancia con el fascismo, en cualquiera de sus versiones, socava los cimientos de la democracia y abre un futuro tenebroso para todos”- Pedro Luis Angosto

Sonriente con un saco gris, pañoleta multicolor y blusa nívea. Keiko aparece a la derecha del vicepresidente, del partido franquista Vox, y otros dirigentes de la mencionada agrupación. La “derecha achorada peruana” representada por “La Chica”, como suele llamarle Montesinos; se reúne con la muestra más fiel de intolerancia que tiene la Madre Patria. 

Pero ojo, no fue la única.

Sudaba frio, el abogado, con cara de intelectualoide ¿monse o cojudo? Ante las punzantes preguntas del periodista, tratando de justificar lo injustificable: La reunión, con los políticos españoles, para firmar el pacto de Madrid. ¿Y en qué consiste? Frenar el avance del comunismo. ¿O sea que el espíritu de Joseph Mc Carthy sigue vivo? 

Odría, en los años cincuenta, proscribió el comunismo y el aprismo. ¿Estamos tan mal que retrocedemos en el tiempo?

¿La derecha piensa que esa es la manera de frenar a la izquierda? O sea, ¿no aprendieron nada de las ultimas elecciones?

 ¿Y si viene a Lima Marie Le Pen? ¿También te reunirías con ella? Sin problemas, ¿no? Ellos son fascistas, racistas y misóginos, pero demócratas. 

Es así Cavero, ¿no?

 

DOS 

“¿Cómo estamos para que el PPC se convierta en un apéndice el fujimorismo?” Anuska Buenaluque retrucándole a Lourdes Flores Nano

El papel de la derecha como oposición es lamentable. Ellos perdieron las elecciones al no presentar un candidato único. Claro, que la egolatría y la insania de poder, entre los candidatos, sepultó esa posibilidad. Y ¿quién es el Líder de la oposición? o ¿la figura, respetada por todos, con apoyo ciudadano indiscutible? Indíquenme.

En los cincuenta, a Belaunde Terry se le vio como una opción, al conservador Prado. Incluso, se le acusó de comunista. Nunca perteneció a la Oligarquía. Por otro lado, la Democracia Cristiana, de donde emergió Luis Bedoya Reyes, tampoco era un partido de derechas, sino profundamente democrático y anticapitalista. Ambos fueron de clase media. Tuvieron logros y cometieron yerros cuando fueron gobierno, en los sesenta y ochenta. Es innegable. Pero jamás hubieran apoyado a Keiko Fujimori. Y menos, tratar de censurar a los comunistas. 

Y si Lourdes, el PPC ya es una anécdota.

 

TRES

“Convocamos a la empresa explotadora y comercializadora del gas de Camisea, para renegociar el reparto de utilidades a favor del Estado, caso contrario, optaremos por la recuperación o nacionalización de nuestro yacimiento” Premier Bellido

La izquierda está demostrando (lo que nosotros deducíamos) que no estaba preparada para el gobierno. Que les llegó de rebote. El silencio pertinaz de Pedro Castillo ante los dislates de Bellido y demás integrantes de Gobierno (exceptuó a Francke, Torres y otros más), no hacen sino confirmarlo.

El Premier respondón, ególatra y ahora mensajero, evidenció que el cargo de Premier le queda grande. En una actitud ramplona, tuiteó amenazadoramente con una posible nacionalización de Camisea. Cuando ese papel le corresponde al Congreso, no a él. Y que el Presidente de la Nación debe conversarlo con el Pleno del Gabinete y trazar la Política a seguir; llevando la propuesta al Congreso para su aprobación. No se puede ser tan improvisado. Estoy leyendo la carta y las faltas de sintaxis, son pues lastimeras. Me cuesta creer que este personaje (ese es el termino exacto) tenga una Maestría. Déjame de joder. 

Velasco expulsó del país al IPC (Internacional Petroleum Company) que en 1968 que explotaba La Brea y Fariña, entre otras refinerías. En 1974, el Perú fue obligado a pagar unos 76 millones de dólares (400 millones de dólares actuales) a las compañías norteamericanas (entre ellas el IPC) como indemnización. 

 

CUATRO

“La clase dominante en Chile construyó un país. La clase dominante de Perú saqueo el país”. Cesar Hildebrandt

Siento envidia sana por nuestro vecino del Sur. Aún tienen muchos problemas, pero están mucho mejor que el resto de países vecinos. Han modificado su Constitución, a exigencia del pueblo. Destinan un punto del Presupuesto y expiden un cheque para el 90% de la población. Piñeira adquirió las vacunas e inmunizó a su población, mucho más rápido que el resto de Latinoamérica. El Presidente, de Derecha (no se equivoquen), envió al Parlamento una ley para aprobar el matrimonio homosexual y la adopción por parte de ellos. Este mes se define. Increíble.

Mientras en el Perú, aún hay gente que apoya los despropósitos de la derecha recalcitrante, enarbolando la bandera de la Cruz de Borgoña. Repugnante por donde se mire. 

No tenemos un líder, sea de derecha o izquierda, que nos represente adecuadamente. Solo esperpentos, demagogos, ególatras y corruptos. 

Dícese que los políticos son productos de su sociedad.

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Derecha, Izquierda, políticos

El único gran problema que ya se avizora a corto plazo es que vamos a tener un Congreso 2021-2026 enormemente fragmentado. Con un pelotón de candidatos con menos de diez por ciento de intención de voto, es probable que haya seis o siete bancadas semejantes, sin capacidad de hacer mayoría, como no sea haciendo pactos que comprometan a tres o más agrupaciones partidarias.

Si eso no ocurre, bastará un influjo irregular, como el que, por ejemplo, hoy tiene el clan Luna Gálvez y se armarán bancadas mayoritarias hechizas que pondrán seriamente en riesgo la gobernabilidad del Ejecutivo, si es que no se allana a los caprichos de una claque políticaextorsiva, como la que ya ha mostrado su rostro en este último periodo legislativo.

Será obligación del ganador establecer alianzas o pactos explícitos para asegurar la buena gobernanza. Como el que hizo Toledo con el FIM, del 2001 al 2006, el APRA con Unidad Nacional y Alianza para al Futuro (el fujimorismo) para el periodo 2006-2011, o el de Humala con Toledo para el 2011-2016. O, para retroceder más en el tiempo, como el que firmaron Acción Popular y el PPC en el periodo 1980-1985, o el del APRA con el SODE, entre 1985 y 1990. Gracias a esas alianzas se consiguieron mayorías parlamentarias que evitaroncinco años de zozobra e incertidumbre.

Y si estos pactos incluyen intercambio de cargos ministeriales o participación en algunos organismos públicos nadie tendría por qué llamarse a escándalo ni ruborizarse. Así son los pactos políticos acá y en cualquier parte del mundo. Bajo el amparo de un programa de gobierno con agenda común en las líneas maestras, a ser dispuesto por el partido que haya ganado la elección en la segunda vuelta, se pueden establecer componendas y concesiones destinadas a asegurar una coexistencia Ejecutivo-Legislativo sin sobresaltos.

Ojalá quien gane las elecciones tenga la sensatez que no tuvieron Kuczynski y Keiko para forjar alianzas. Si PPK se unía a Fuerza Popular y formaban una gran coalición de derecha, hoy el Perú sería muy distinto. Sería terrible que el quinquenio del bicentenario nos asomemos nuevamente a una sucesión de crisis políticas interminables y extenuantes.

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