Juan Carlos Tafur

Hora de pactos políticos

El único gran problema que ya se avizora a corto plazo es que vamos a tener un Congreso 2021-2026 enormemente fragmentado. Con un pelotón de candidatos con menos de diez por ciento de intención de voto, es probable que haya seis o siete bancadas semejantes, sin capacidad de hacer mayoría, como no sea haciendo pactos que comprometan a tres o más agrupaciones partidarias.

Si eso no ocurre, bastará un influjo irregular, como el que, por ejemplo, hoy tiene el clan Luna Gálvez y se armarán bancadas mayoritarias hechizas que pondrán seriamente en riesgo la gobernabilidad del Ejecutivo, si es que no se allana a los caprichos de una claque políticaextorsiva, como la que ya ha mostrado su rostro en este último periodo legislativo.

Será obligación del ganador establecer alianzas o pactos explícitos para asegurar la buena gobernanza. Como el que hizo Toledo con el FIM, del 2001 al 2006, el APRA con Unidad Nacional y Alianza para al Futuro (el fujimorismo) para el periodo 2006-2011, o el de Humala con Toledo para el 2011-2016. O, para retroceder más en el tiempo, como el que firmaron Acción Popular y el PPC en el periodo 1980-1985, o el del APRA con el SODE, entre 1985 y 1990. Gracias a esas alianzas se consiguieron mayorías parlamentarias que evitaroncinco años de zozobra e incertidumbre.

Y si estos pactos incluyen intercambio de cargos ministeriales o participación en algunos organismos públicos nadie tendría por qué llamarse a escándalo ni ruborizarse. Así son los pactos políticos acá y en cualquier parte del mundo. Bajo el amparo de un programa de gobierno con agenda común en las líneas maestras, a ser dispuesto por el partido que haya ganado la elección en la segunda vuelta, se pueden establecer componendas y concesiones destinadas a asegurar una coexistencia Ejecutivo-Legislativo sin sobresaltos.

Ojalá quien gane las elecciones tenga la sensatez que no tuvieron Kuczynski y Keiko para forjar alianzas. Si PPK se unía a Fuerza Popular y formaban una gran coalición de derecha, hoy el Perú sería muy distinto. Sería terrible que el quinquenio del bicentenario nos asomemos nuevamente a una sucesión de crisis políticas interminables y extenuantes.

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