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De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), la inseguridad alimentaria es la carencia de acceso continuo a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para un adecuado crecimiento y desarrollo, que le permitan a un individuo llevar una vida activa y saludable.

Para medir la inseguridad alimentaria se utiliza una escala que se basa en ocho preguntas sobre el acceso a una alimentación adecuada. Así, se identifican tres niveles de gravedad: leve, moderada y grave:

  • Es leve para quienes experimentan incertidumbre sobre su capacidad para obtener alimentos.
  • Es moderado si además de la incertidumbre no tienen suficientes recursos para llevar una dieta saludable y se quedan sin alimentos ocasionalmente.
  • Es grave cuando las personas se quedan sin alimentos y pasan todo un día sin comer en varias ocasiones durante el año.

El reciente informe anual de la FAO sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo es deprimente. Por tercer año consecutivo el hambre sigue siendo un problema mundial muy grave: entre 713 y 757 millones de personas no tuvieron acceso a alimentos en 2023. A nivel global, la proyección de la FAO es que a finales de esta década 582 millones de personas estarán crónicamente desnutridas.

Según el informe, los principales factores para el incremento del hambre en el mundo son los conflictos, las crisis económicas y el cambio climático. Este último fue el principal factor de la inseguridad alimentaria y malnutrición en 2023.

Si bien América del Sur muestra una reducción de inseguridad alimentaria, el Perú empeoró. En 2023, en nuestro país, 17.6 millones de personas padecieron de inseguridad alimentaria moderada o grave. Esto significa que el 51.7% de la población peruana se encuentra en esta situación. De esta cifra, 6.9 millones padecieron de inseguridad alimentaria grave, lo que representa un 20.3% de la población. Así, en comparación con los demás países de América del Sur, el Perú presenta el porcentaje más alto. 

La inseguridad alimentaria en Perú afecta tanto a las áreas urbanas como rurales, aunque es en las zonas rurales donde se observa una mayor concentración de personas en situación de vulnerabilidad. Esto se debe a la pobreza, pero también al limitado acceso a alimentos nutritivos y la dependencia de la agricultura como un medio para subsistir. Con la presencia del fenómeno de La Niña en el Perú y la llegada de heladas en las regiones de la sierra, como Puno, Tacna, Huancavelica, Pasco, Junín, la agricultura se verá perjudicada. 

Como dato adicional, el costo diario per cápita de una dieta saludable en Perú aumentó progresivamente, pasando de 3.28 dólares por persona en 2017 a 4.00 dólares por persona en 2022.

Ante esta situación, los gobiernos de la región, en colaboración con organizaciones internacionales y locales, han implementado diversas iniciativas para abordar la inseguridad alimentaria. Pero hacen falta más acciones, por ejemplo, construir sistemas alimentarios resistentes al clima es ahora urgente.

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El estrés es uno de los principales males de nuestra era. Según el Ministerio de Salud (MINSA), el 52.2% de la población de Lima Metropolitana sufre de estrés moderado a severo. Esto se debe principalmente al COVID-19 y los problemas de salud, económicos o familiares que trajo consigo la pandemia. Además, la investigación elaborada por el Instituto Nacional de Salud Mental del MINSA reveló que el 54.6% de limeños reportó problemas para dormir.

«El estrés no es una enfermedad, pero puede tornarse en un trastorno mental cuando la persona estresada empieza a desarrollar cuadros de ansiedad y depresión», indicó el doctor Javier Saavedra, director de la Oficina Ejecutiva de Apoyo a la Investigación y Docencia Especializada del INSM.

Alimentos para combatir el estrés

Cuando atravesamos momentos de estrés es importante sostener hábitos saludables para generarnos un propio estado de bienestar. Uno de esos hábitos que más debemos cuidar es nuestra alimentación y ciertos elementos pueden ayudarnos a tener mayor energía y continuar con el día a día. Un informe de ABC Bienestar reveló algunos de los alimentos que pueden ayudarnos durante temporadas de estrés:

Lentejas: Una de las claves para ayudar al cuerpo a reducir el nivel de ansiedad es la sensación de saciedad tras comer. En ese sentido, las menestras son grandes aliadas y las lentejas resultan una gran opción pues son unas legumbres más ligeras y con alto contenido de hierro.

Chocolate amargo: El chocolate ayuda a mejorar el estado de ánimo, debido a que contribuye a elevar los niveles de triptófano y serotonina. Lo ideal es consumir el chocolate más puro posible y con la menor cantidad de ingredientes añadidos como azúcar o leche.

Semillas de linaza: La linaza es uno de los alimentos con mayor cantidad de magnesio 392 miligramos por cada 100 gramos. Esto, su efecto de regulación de la digestión y su aporte proteico hacen de estas semillas un gran aliado contra el estrés.

Salmón: Los pescados, al ser ricos en proteínas, ayudan a sostener una dieta saludable y balanceada, esencial para contar con una buena salud mental. El salmón es rico en Omega 3, lo cual ayuda a mantener un mejor estado de ánimo.

Plátano: Las frutas ayudan a mantener una alimentación sana y bajar nuestros niveles de estrés. El plátano cuenta con 3.4 gramos de fibra por cada 100, lo que ayuda a nuestro tránsito intestinal, muchas veces afectado por la ansiedad.

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Es importante reponer los nutrientes que nuestro cuerpo consume en momentos críticos como vitamina C, magnesio, calcio y omega-3.

El estrés no solo afecta la memoria y otras funciones cerebrales, como el estado de ánimo y la ansiedad, sino que también afecta negativamente la salud del corazón, dice Jill Goldstein, profesora de psiquiatría y medicina en la Escuela de Medicina de Harvard. Por lo tanto, el estrés es asociado con múltiples enfermedades crónicas del cerebro y el corazón. Además, puede afectar a hombres y mujeres de manera diferente, dice.

Además de las múltiples actividades que realicemos para reducir los niveles de estrés, es importante cuidar de nuestro cuerpo y reponer los nutrientes que más consume en momentos críticos como vitamina C, magnesio, calcio y omega-3. Lo que consumamos en estos momentos debe ser lo más saludable, pues nuestro cuerpo por naturaleza gustará de alimentos procesados con grasas hidrogenadas y un exceso de azúcar o sal, placeres momentáneos que desequilibran el sistema nervioso.

Estos son algunos alimentos y sus beneficios que puedes consumir para contrarrestar y prevenir los efectos negativos del estrés en el cuerpo:

Semillas de linaza

La linaza es uno de los alimentos con mayor cantidad de magnesio. Su efecto de regulación de la digestión, con 27.3 gramos de fibra por cada 100 gramos de linaza, y su aporte proteico hacen de estas semillas un gran aliado contra el estrés.

Lentejas

Una de las claves para ayudar al cuerpo a reducir el nivel de ansiedad es sentirse saciado tras las comidas. En ese sentido, las menestras son nuestras aliadas. Las lentejas son una gran opción, pues son una de las menestras menos complejas de digerir.

Agua

No solo es muy importante mantener un buen nivel de hidratación para estar saludables. El agua puede ayudarnos a calmar las ganas de comer por ansiedad, llenándonos el estómago y creando una sensación de saciedad.

Salmón

Los pescados, al ser ricos en proteínas, ayudan a mantener una dieta saludable y balanceada, esencial para contar con una buena salud mental. El salmón no solo cuenta 18.4 gramos por cada 100, sino que también es rico en Omega 3, que nos ayuda a mantener mejor estado de ánimo.

 

Semillas de girasol

Estas contienen minerales que favorecen la reducción del estrés oxidativo, ya que uno de sus nutrientes es el magnesio que actúa relajando los músculos y los nervios. Su alto contenido en fibra ayuda a regular los ritmos digestivos que muchas veces se ven alterados cuando nos sentimos estresados.

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