Enteramente y eternamente

Nada como las cartas para iluminar la fragilidad humana. “Arturo, ¡qué ganas tengo de volver, de sentarme contigo, con Mario, con César, a conversar, a pasear en Platero, a meter escándalos, a reír, a recitar y discutir! (…) No tengo ropa, mis zapatos se han roto, vivir sin plata en Europa es jodido: no puedes ir al cinema, al teatro, a los museos muy poco, no puedes pasear: en la situación en que estoy, yo lo único que hago es estudiar francés, leer, comer, pasear a pie y dormir. Nada más. Escribir no puedo, no sé qué me pasa”, apunta en una carta al poeta Arturo Corcuera fechada en setiembre de 1961 (pp.249).

El epistolario sintetiza un trayecto vital breve, pero da cuenta suficiente de una personalidad creadora y profundamente ética. No es este un espacio para discutir si el proyecto de iniciar una revolución en el Perú, que el poeta hizo suyo, fue un acierto o un error, me interesan más la bondad y la coherencia del personaje, más allá de cuestiones ideológicas y mitologías que mal sirven para entender las profundidades de la persona.

Será siempre grato encontrar noticias sobre el poeta Javier Heraud. Esta vez vienen desde un riquísimo archivo familiar, con toda su luz a cuestas. Tengo la certeza de que los lectores habituales de Heraud y los que no, darán las gracias por igual.

 

Javier Heraud. Enteramente y eternamente. Cartas (1958-1963). Lima: Lumen, 2023.

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Cartas, Enteramente y eternamente, Javier Heraud, Julio Ramón Ribeyro, poesía
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