poesía

[La Tana Zurda] Con A dónde volver (Revuelta, 2024), Andrea Cabel (Lima, 1982) nos ofrece no solo una recopilación de su trabajo poético, sino “una reordenación selectiva de su obra en cuatro apartados”, como bien señala el recordado Eduardo Chirinos en la nota introductoria. Esta reunión de poemas, organizada en secciones que atraviesan su trayectoria, nos permite comprender la evolución de su voz, el desarrollo de sus obsesiones y la manera en que su escritura ha ido destilando su esencia a lo largo de los años. Más que una simple compilación, el libro sugiere una relectura, una recomposición de su imaginario y de los temas que la han acompañado en su exploración lírica.

Desde Las falsas actitudes del agua (2006), su primer poemario, hasta sus textos más recientes e inéditos, Cabel ha construido un lenguaje que es, a la vez, íntimo y abismal, de una cadencia fragmentaria y musical, donde la memoria, el dolor y la identidad se entrelazan en una constante búsqueda. Su poesía se caracteriza por la superposición de imágenes de alto impacto sensorial, por la fragmentación del verso y por la cadencia rítmica que juega entre el susurro y el grito contenido.

En A dónde volver, el lector se enfrenta a una estructura dividida en cuatro partes: “Retratos”, “La eternidad de una esquirla”, “Fruta partida” y “A dónde volver”. Estos segmentos funcionan como ventanas que permiten atisbar distintos momentos y preocupaciones de la poeta. En “Retratos”, por ejemplo, encontramos un tono confesional, en el que la voz poética se interroga sobre la construcción de la identidad y la figura del otro, mientras que en “La eternidad de una esquirla”, la exploración del tiempo y la herida de la pérdida marcan los versos. “Fruta partida” se presenta como un espacio de intersección entre el cuerpo y el lenguaje, entre lo tangible y lo simbólico. Finalmente, “A dónde volver” cierra el volumen con un tono que oscila entre la incertidumbre y la revelación, como si el libro mismo fuera una pregunta abierta sobre el destino de la poeta y su obra.

El lenguaje de Andrea Cabel es el de una poeta que se sitúa en el borde de la enunciación: su palabra es un equilibrio entre la imagen poderosa y la sensación de fragilidad que la rodea. Su poética se alimenta de lo efímero, de lo quebrado, de los resquicios en los que la memoria se instala y se disuelve a la vez. A través de su obra, Cabel ha construido un imaginario donde la ausencia es presencia, donde el lenguaje busca capturar lo inasible y donde el cuerpo es un territorio en constante mutación. Es interesante notar cómo la estructura del libro rompe la linealidad temporal de su producción y ofrece, en su lugar, una especie de mapa emocional y simbólico. En este sentido, A dónde volver no es solo un recorrido por su poesía, sino una propuesta de lectura que desafía la idea de un progreso poético lineal. Cada sección es una variación sobre un mismo tema, cada poema una puerta a una habitación distinta de la misma casa en ruinas.

Uno de los aspectos más destacados del libro es su capacidad para transmitir la soledad como una experiencia universal, sin caer en el sentimentalismo. Cabel logra hacer de la pérdida un lugar desde donde se escribe, pero también desde donde se reinventa la propia existencia. En este sentido, su poesía dialoga con una tradición de voces femeninas que han encontrado en el lenguaje una forma de resistencia y de autoconstrucción. Otro punto fuerte de su poética es la relación entre lo íntimo y lo cósmico: sus imágenes fluctúan entre lo microscópico y lo inmenso, entre el temblor de un cuerpo y la vastedad del universo. Sus versos sugieren que la experiencia humana no es más que un punto en la inmensidad del tiempo, pero que ese punto es suficiente para construir un mundo.

“¿A dónde volver?”. Esa es la pregunta que atraviesa todo el libro, y que la autora deja sin respuesta definitiva. Tal vez volver sea un gesto imposible, un deseo inalcanzable, pero la poesía de Cabel sugiere que el único retorno posible es a la palabra, a los poemas mismos, a ese espacio donde la memoria y la imaginación convergen. Su escritura es, en última instancia, un intento de fijar lo fugaz, de hacer tangible lo inasible, de darle forma a la ausencia. Este libro, más que un cierre o una retrospectiva, es una reafirmación de la poética de Andrea Cabel: una poesía que se mueve entre la sombra y la luz, entre la herida y la cicatriz, entre el abandono y la esperanza.

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Una feria de libros nunca puede ser una mala noticia. Primero porque se trata de un evento que tiene como protagonistas al libro y la lectura y eso, querido lector, no puede sino tener consecuencias positivas. En segundo lugar porque es una ocasión para presentar novedades bibliográficas y escuchar a exponentes de la literatura peruana de diversas generaciones. Y tercero, porque se trata, una vez más, de poner en evidencia un valioso activo: la diversidad bibliográfica de nuestro país. Por último, hay numerosas editoriales extranjeras invitadas, una razón más para asistir.

Mañana sábado 14 y el domingo 15 tendrá lugar la segunda edición de FIN 2024, Jornadas Editoriales de Fin de Año, como ya se dijo, una oportunidad para empaparse del trabajo de algunas editoriales independientes y escuchar a los autores invitados. El ingreso por supuesto es libre, el local es amistoso con las mascotas, habrá un espacio de comidas y, claro, presentaciones, recitales y conversatorios.

En esta edición participan las siguientes editoriales: Álbum del Universo Bakterial, Fiesta Pagana, Glifos, Intemezzo, La Balanza Taller Editorial, Librería Inestable, Personaje Secundario, Máquina Purísima, Estarcido (Lima) y Atmosféricas (Valparaíso), Bisturí 10 (Santiago de Chile), Cardboard House Press (Providence), Ediciones Sin Fin (Barcelona), El Laboratorio y Parque Vacío (Arequipa), Lumpérica (Poitiers), Nebliplateada (Buenos Aires), Nuevos Clásicos (La Paz) y Salto de Mata (México).

Una nutrida representación de editores animará esta edición de FIN. Las actividades del sábado y el domingo congregan a destacados poetas, escritores y críticos peruanos y extranjeros. Entre ellos la poeta mexicana Tania Favela, los poetas Jorge Frisancho y Róger Santivañez, Victoria Guerrero, Rocío Silva Santisteban, Javier Torres Seoane, Guillermo Nugent, Miluska Benavides, Luis Alberto Castillo, Alexis Iparraguirre, Javier García Liendo, Teresa Cabrera y Juan Luis Dammert, por mencionar a algunos.

Si bien algunas mesas dan pie a presentación de libros y novedades editoriales, en otras se reflexiona sobre ese oficio maravilloso, invisible a los ojos del lector, que es la edición de libros y todo lo que rodea a esta actividad. Cecilia Podestá y Arturo Higa, entre otros editores peruanos, compartirán su valiosa experiencia como editores, mas bien creadores editoriales, con el público asistente.

Entonces ya lo sabe: Sábado 14 y domingo 15, de 2:45 a 10:30 pm en Unión Central, Calle Héroes de Tarapacá 177, Lima. Más información sobre el programa siguiendo este link:

https://www.instagram.com/unioncentral.lima/p/DDfNy6fRvbc/?img_index=1

No se la pierda.

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editores independientes, feria del libro, lecturas, poesía

[La Tana Zurda] El pasado sábado 2 de noviembre, Día de los Muertos, es decir, de quienes se nos adelantaron en este misterioso y apasionante camino llamado vida, La Huaca es Poesía, incansable colectivo de arte y cultura, se congregó en el histórico complejo arqueológico Mateo Salado, ubicado en el distrito limeño de Pueblo Libre, para rendir homenaje al reconocido poeta y catedrático peruano José Antonio Mazzotti, a solo dos meses de su partida en Boston, donde residía y enseñaba. En este tributo cargado de emotividad, el evento reunió diferentes expresiones artísticas y culturales que expresaron el cariño y el impacto que Mazzotti tuvo en la vida de tantos. Desde poesía y danza hasta música y memorias personales, todos los presentes encontraron en esta celebración una forma de rendir tributo al legado del poeta, catedrático, crítico y gestor cultural.

El homenaje se abrió con un pago a la tierra, una ceremonia andina ancestral que vinculó el tributo a Mazzotti con la tierra y la historia, expresando su amor por la cultura y sus raíces peruanas. En el evento participaron varios poetas quienes, en dos rondas de lectura, ofrecieron poemas y relatos en su memoria. En la primera ronda participaron Rafael Hidalgo, José Aguirre, Giordano Trelles, Gabriel Gargurevich, Sandra Luna, Brenda Vallejo, Manuel Kentore y Alonso Llerena, quienes compartieron anécdotas que daban cuenta de la influencia del poeta en sus vidas. Luego de una vibrante danza de tijeras por Supay Ñawi, la segunda ronda incluyó lecturas de Domingo de Ramos, Edián Novoa, Sonia Luz Carrillo, Pedro Favaron y Manuel Liendo, quien conmovió al interpretar el vals “Las flores buenas de Javier” de Chabuca Granda, una canción escrita para el poeta Javier Heraud. Los sonidos autóctonos del grupo musical Pacha Inti también llenaron el espacio con melodías que evocaron un profundo sentido de pertenencia y herencia cultural.

Una de las intervenciones más emotivas vino de Barbara Corbett, viuda de Mazzotti, quien recordó los inicios de su romance con el poeta en 1991 y compartió el recorrido de su amor a lo largo de más de treinta años de matrimonio. El amigo y poeta chileno Lucho Paipote leyó el poema que Mazzotti obsequiara a Bárbara como prueba de su amor. Otros colegas y amigos del ámbito literario también intervinieron mostrando sus memorias y reconocimientos. Beethoven Medina, por ejemplo, leyó su poesía y compartió cómo Mazzotti influyó en su generación. Raúl Bueno, poeta y académico de la generación del 60, recitó un poema de Mazzotti y habló sobre el metalenguaje en su obra, mientras que Roque Ramírez compartió su experiencia de amistad con el autor de Poemas no recogidos en libro. Hicieron lo propio el novelista mexicano Pedro Palou, colega de Mazzotti en Tufts University, el poeta dominicano León Félix Batista, y el poeta cubano José Kozer a través de Evgueni Bezzubikoff.  El homenaje concluyó con la participación del poeta chileno Raúl Zurita, quien envió un video en el que rememoró su vínculo con Mazzotti, haciendo de este un momento memorable.

La jornada también contó con un tributo musical de Rudy Rivera, en celebración de sus cincuenta años de trayectoria artística, y una mesa académica dirigida por Alejandra Monterroso. En esta mesa, los críticos Lydia Fossa y Rubén Quiroz Ávila compartieron sus experiencias y reflexiones sobre la influencia de Mazzotti, resaltando su impacto tanto en el ámbito literario como en la vida de quienes lo conocieron. En este evento, no solo se honró al poeta, sino también al amigo y al maestro cuya luz continúa inspirando a la comunidad cultural y académica.

El evento en la huaca Mateo Salado fue más que un homenaje; fue una celebración de la vida y el legado de José Antonio Mazzotti, un intelectual que deja una huella indeleble. En el centro de esta ceremonia, su retrato expresionista, proyectado en la huaca y creado por la artista Borka Sattler, se erigió como un testimonio visual de su espíritu vibrante y su amor por el arte y la cultura peruana y latinoamericana en general. A través de cada palabra, cada nota musical y cada recuerdo compartido, Mazzotti permaneció presente entre su gente, demostrando que su legado continuará inspirando a futuras generaciones.

¡Gratitud infinita a La Huaca es Poesía, a los organizadores Rafael Hidalgo y Santiago Morales, y a todos los que hicieron posible esta sentida conmemoración de un poeta cuya voz y pasión siguen vivas entre nosotros!

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Óscar Málaga es un poeta cosmopolita, esa es su mejor definición. Desde su aparición en una célebre antología de José Miguel Oviedo, Estos trece, célebre tanto por los poetas allí reunidos como por los ausentes, se transparentaba la energía expresiva de alguien que, en esencia, es un lector de diversas tradiciones literarias. El poeta no es su circunstancia, como decía Ortega y Gasset, el poeta es su experiencia. ¿Y qué ha hecho Málaga, sino traducir en versos ese conocimiento adquirido golpe a golpe, en cada triunfo secreto, en cada fracaso, en cada ascenso y por supuesto en la caída?

Por ahora no quiero alejarme de lo que dije inicialmente. Una de las primeras cosas que se pueden detectar en la poesía de Málaga es el influjo beatnik. No diré que Málaga es un poeta beat, no, es decir, no es un imitador. Es alguien que los “leyó mal”, como aconsejaba Harold Bloom en La angustia de las influencias y a partir de esa lectura construye la propia voz. Lo mismo cabría decir de su conocimiento de la poesía china. No puedo cansarme de agradecer sus versos, versos que colocan a Málaga en el lugar de los inclasificables, en el podio de aquellos que levantan el mundo con intuiciones poderosas, guiados por el instinto y la música.

He mencionado China. Y esa palabra tiene amplias resonancias en la poesía peruana y no solo porque aquí existan escritores de ascendencia china. Me refiero más a un plano temático, que se engasta en experiencias de lectura y de vida. Caligrafía china (2014), de Marco Martos o varios poemas de Mirko Lauer van en esa dirección. No quiero dejar de mencionar dos novelas de interés, que ofrecen una mirada contemporánea sobre la antigua Catay: Los eunucos inmortales (1995), de Oswaldo Reynoso y Babel, el paraíso (1993), de Miguel Gutiérrez. Sin embargo, en Málaga hay una fuerza vital, una expresión exultante, una necesidad de transformar la lectura en visiones, en conocimiento sobre la vida a partir de la lectura de textos clásicos. Este orientalismo tiene un nuevo rostro, uno que rompe cercos coloniales porque habla desde la periferia, es, como dice uno de sus versos, “un extranjero en un país extranjero” y lo es a tiempo completo.  

Otro aspecto interesante de este libro es la manera en que la voz poética se refiere a sí misma. Lo hace en un estado de permanente ironía. El hablante es un letrado, alguien que no tiene complacencia para sí mismo, por eso habla de su “vieja y gastada alma de letrado”, de sus “pobres caligrafías de letrado” y su “gastado gorro de letrado”. Pero no todo es una representación cuyo fin pretende desacralizar la figura del poeta, aunque lo logre con creces. Un rasgo que sin duda conecta a Málaga directamente con su generación y esa ironía con que los poetas se miraban a sí mismos. En otros momentos el letrado alcanza la condición de médium de la expresión poética: “El letrado solo caligrafía el lenguaje de los pájaros que en los laberintos del bosque todas las aves cantan”. La ironía sobre el trabajo del poeta alcanza una cima de exquisitez: “Aspiro a la perfección de este inútil trabajo de transcribir el canto de las aves, que en las mañanas al despertarme pueda sentir su batir de alas en mi corazón, que pueda morir en paz entonando una frase de su hermoso canto”. La escritura es también conjuro: en otro poema se lee, “caligrafiar diez mil veces la misma palabra para no tener miedo a la muerte”. 

La poesía tiene un papel trascendente, constituye el núcleo espiritual de la comunidad. Y no solo por sus evidentes conexiones con la naturaleza y la cultura. En un alarde casi mítico, el yo poético dice: “A veces un país alcanza en un verso si este es dictado por diez mil pájaros que nunca han sentido fatiga en sus alas”. El poeta como ser marginal es otra presencia en estos versos. “me dormiré soñando que nunca estuve en estos jardines” muestra la voluntad de autoexiliarse, de reservar para la intimidad del anonimato y el silencio la posibilidad de cantar. 

Quien desee leer este libro puede acercarse a Inestable, en la calle Porta, en Miraflores, donde recibirá un ejemplar gratuito de este magnífico poemario de Óscar Málaga.  

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Baladas de la Rivera de los Sauces, Oscar Málaga, poesía

La historia de la poesía peruana está llena de arañazos. Muchas veces son los que los poetas se propinan a sí mismos ante la adversidad de una reseña o un comentario negativo a sus recientes creaciones. Otras veces los arañazos van dirigidos a las personas que ellos consideran culpables de haberles desinflado el globo.

Es lo que ha ocurrido hace poco con la reseña que publiqué en esta misma columna al libro La edad ligera. Novela en poesía de la poeta Mariela Dreyfus. La reseña puede leerse pulsando este enlace: https://i.mtr.cool/wasujdodou

El libro de Dreyfus presenta la versión de su autora sobre el Movimiento Kloaka (1982-1984), grupo que contribuyó a fundar, enfatizando los primeros meses de ese colectivo incendiario, permeados de intensidad, drogas, sexo y angustia ante la situación de violencia y crisis económica que se vivió en esos años. No menciona en absoluto las discrepancias internas ni mucho menos la expulsión de la propia Dreyfus del «paraíso kloaka» en enero de 1984 por razones ideológicas y de actitud personal. A pesar de que en mi reseña argumento razonadamente sobre la historia del Movimiento y las diferencias con la versión de Dreyfus, y que demuestro que la conformación de los 63 textos que componen el libro obedece a una concepción que no se diferencia de la prosa referencial si se les quita a los textos el artificio de la falta de puntuación y la división en versos, la poeta ha reaccionado de manera bastante deplorable.

Primero, publicó en el muro del Movimiento Kloaka-refundado en Facebook una imagen que parece ser la radiografía de dos testículos. ¿Qué quiso decir? ¿Que a la reseña –como se diría vulgarmente– le faltan huevos? ¿O que le sobran, quizá?

Poco después, a través de un amigo cercano suyo, el músico tarabilla Piero Bustos, quiso destacar que el número 63 (el total de textos cortos que quiere hacer pasar por poemas) era un homenaje frustrado a Julio Cortázar, el gran autor argentino, que en algún momento escribió sobre la armonía del número 64, formado por los radicales 8 x 8. Pero Dreyfus se quedó corta y decidió publicar solo 63 textos, lo cual sospechosamente coincide con el número de años que cumplió el 2023, cuando se publicó el libro.

Lo que se hace evidente es que este volumen –que no es ni novela ni poesía– resulta una especie de autohomenaje por la edad de la autora. Ahí no hay nada extraño, pues un poeta puede decidir cuántos poemas incluye en un libro por las razones que mejor le parezcan. Por otro lado, cumplir 63 años no es ningún delito ni causa de vergüenza alguna, y con suerte muchos de nosotros llegaremos a esa edad con buena salud si Dios quiere.

Pero la queja de Bustos se pasa de la raya cuando afirma sin el menor empacho que yo no soy la autora de mi reseña, sino el consagrado poeta e intelectual José Antonio Mazzotti, verdadero objeto de los odios de Dreyfus y del creador de esa patraña, el muy conocido agilito Róger Santiváñez, quien sostuvo la misma estupidez en una polémica conmigo por otra reseña que publiqué el 2021 sobre una supuesta historia del grupo Hora Zero escrita por sus amigos José Carlos Yrigoyen y Carlos Torres Rotondo.

En aquel momento, Santiváñez fue expulsado del Movimiento Kloaka por tergiversar la historia del grupo y por sus claras aspiraciones escaleriles en la derecha intelectual peruana.

La cosa, sin embargo, no queda ahí: el tarabilla Bustos usa el tema de la edad de Dreyfus para acusar a Mazzotti de misoginia sin prueba alguna. Yo me pregunto: ¿qué puede haber más misógino que negarle a una mujer como yo, con doctorado en literatura y autora de cuatro libros y numerosos artículos, la capacidad de escribir por mí misma los textos que yo firmo? ¿Es que las mujeres somos tan analfabetas en su cabeza con más pelos que ideas?

Cuando traté de razonar con Bustos solo recibí insultos suyos, de su ex novia la poeta lisurienta Dalmacia Ruiz-Rosas y del también ex novio de ésta, el ya mentado agilito Santiváñez. En suma: un intento de linchamiento solo a partir de una simple reseña.

Todos estos sexagenarios parecen haber perdido la brújula. Debe haberles dolido mucho mi reseña para haber reaccionado de esa manera. Lástima que los egos desproporcionados manchen el quehacer poético en un país tan necesitado de claridad y, por qué no, de un poquito de humildad. Ojalá que en el futuro aprendan, al menos, a insultar con más inteligencia y menos machismo.


 

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Crítica Literaria, movimiento kloaka, poesía

Esta casita de cartón abre sus puertas despidiéndose de dos grandes amigos al que la vida puso en su camino y tuvo la suerte de conocerlos en mis años en la ‘Ciudad de la furia’, haciendo arte y cultura en una de las capitales justamente del arte de nuestro continente. Cada uno desde sus trincheras como la poesía, la narrativa, la pintura o la radio, pero siempre enalteciendo orgullosamente la bandera de dónde vinimos. Hablo de Germán Martínez Lizarzaburu y Juan Manuel Corbera.
Del primero, Germán, o ‘Yo Germán’ como se hacía llamar en su programa de Radio en la emisora Frecuencia Latina, es oriundo de la calurosa y afable ciudad de Pucallpa. Tuve la oportunidad de conocerlo por esas casualidades de la vida en la Feria del Libro de Buenos Aires, donde publiqué mi libro y tuve una participación sobre Narrativa Peruana contemporánea, entre uno de esos entrañables días fue que nos presentaron y a partir de allí mantuvimos una amistad sincera hasta hoy. Participando de dos entrevistas en su programa radial, entre ellas una conmevodora y grata, que fue la última de su programación. Según me contaría en nuestras largas caminatas por Once ( un distrito como ‘La rica Vicky’ en Perú), desde muy joven ya incursionaba entre el pantanoso y hermoso mundo de las artes donde decidiría estudiarlo a profundidad, obteniendo un título en esta área, a su vez en educación y periodismo, del cual tendría una maestría en Cuba y un doctorado en Perú. Amigo y compadre de otros ‘bravos’ de las letras como Domingo de Ramos u Oswaldo Reynoso, y de una especial admiración por el excelso pintor, Víctor Humareda. ‘Siempre fui también un fiel admirador de Marilyn Monroe, como Humareda. Y mírame, ahora vivo como él, por esas raras pero lindas coincidencias de la vida’. Y era así, viviría en un cuartito en Once, como el aclamado pintor ( aduciendo que está Marilyn a su lado) en La Victoria, en uno muy sencillo, con cuadros rodeándolo y dos camas y con una tv en blanco y negro, fiel estilo bohemio.
En el tiempo que estuvo, pudo tener su espacio radial, donde hablaría de la sociedad, actualidad, las artes, etc. Y estaría en diversos culturales, recitando sus atrapantes y arquitectuales poemas. Ahora se va dejando un poemario que retrata rincón a rincón esta ciudad de vientos tangueros, nacido por y para estas latitudes, ‘Old City’, una descripción poética de esta misteriosa ciudad. Y así dibuja en uno de sus versos: ‘la ciudad que tienen un río de plata / donde los barcos son libros con puertos de viejas bibliotecas/ las calles están llenas de árboles milenarios,/ y la gente quiere ser buena./ Hay un lugar donde los perros son felices,/ menos sus dueños / Hay un lugar de colectivos /menos de pasajeros / Hay un lugar que se bebe mate y se fuma/ menos se alimenta / Hay un lugar con nuevo soñador menos mal que aún no se dan cuenta.
Con ‘Juanma’, como así le dicen los amigos de Juan Manuel Corbera, también fue otro encuentro del destino. El vate, quien nació entre la sinérgica unión de la metrópoli y las playas limeñas, como señala, es también narrador y gestor cultural, a quien llegué a conocer en una de mis visitas a la inmensa Feria del libro de Buenos Aires, al cual cada año asistía religiosamente como miles de argentinos y turistas (siendo de la región de las más visitadas), donde trabajaba en un stand, vendiendo ‘joyitas’ literarias. Y del cual, ni bien no saludamos no paramos de hablar de arte, historia y literatura por horas. Como también de su gran proyecto conocido en Perú, como el ‘Anti fil’ con otras mentes brillantes de la cultura, como una respuesta sonora y ‘under’ a la podredumbre que muchas veces se viste de gala en los mainstream, y que es infaltable para muchos amantes del arte. A raiz de eso, teníamos conocidos en común. De otro lado, tuve la dicha de compartir escenario en algún que otro evento cultural con él, porque si de algo sobresalía tanto como su poesía, era en su gestión cultural. Sobre todo en ‘Ganesha’ (Paraguay 5519, CABA) epicentro y cuna de grandes artistas locales y extranjeros en Buenos Aires y donde se prepara de las más apetitosas pizzas, y donde pude ver en más de una ocasión sus puestas en escena de su poesía electrizante y frenética, vanguardista, no apto para pulsaciones suaves. Y gratamente, ante de decir adiós a esta ciudad, acaba de publicar la segunda edición de su ópera prima, ‘Reconfiguraciones’. De este, parte del poema que desnuda a muchos de los extranjeros que emigramos en busca de otros vientos, y que mejor de los ‘bueno aires’ que latían en esta ciudad y que fue parte naturalmente de nuestro crecimiento. He aquí a esta obra de arte: ‘Exige de la espera,/ viento fuerte/ y un camino pídele al destino/ que te sorprenda/ que a veces te evada/ que así te enseñe/ guarda silencio en cada cruz que te salude/ y algún pan para cuando nadie conteste la puerta / cree en los signos que desaparecen/ esos que solo tú ves, / recuerda que los dioses dibujan con arena y espuma / y a veces fallan con las estrellas/ hoy tu casa puede ser el cielo y el techo, las piedras de un altar; solo aquel que corta sus raíces es libre’.
Esta casita de cartón cierra sus puertas triste por sus idas pero a su vez esperanzado porque sabe que estos dos genios solo han puesto tres puntos sobre las tierras de esta ciudad, porque alguna vez inevitablemente tendrán que regresar. Porque todos los que vivimos alguna vez en Buenos Aires, siempre lo llevamos a cualquier parte del mundo que vayamos. Y para entonces, sin duda los ‘buenos aires’ les estará esperando. ¡Hasta la próxima, vates!

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Argentina, Buenoaires, Ganesha, Juanmanuelcorbera, poesía, Reconfiguraciones, Yogerman

[CASITA DE CARTÓN]  Esta casita de cartón abre sus puertas un nuevo año, viendo el amanecer en Santiago de Chile, con su sol fulguroso traspasando las ventanas y provocando emociones encontradas. Este año que se fue, probablemente sea el año más difícil que haya transitado, donde entendí que la ‘vida solo vale un segundo’. Y con esto que se entienda con lo singular y caprichoso que tiende ser. Y al perderme por lugares recónditas, como suelo hacer en cada ciudad que voy,  veo en pleno corazón de esta capital, un mural del inmenso cantautor, Víctor Jara,  con la frase de una de sus memorables piezas musicales, ‘El derecho de vivir en paz’. Y que va muy en consonancia con el año que ha pasado, que viene acarreando miserables guerras y derramamientos de sangres, donde los grandes perdedores como siempre somos nosotros, la población. Pero también se me viene a la mente, ‘Te recuerdo Amanda’, canción del cual en parte adopté el, Manuel, para mi álter ego en mi novela Generación Equivocada, ‘Manuel Esponja’. Me quedo perplejo ante su mirada del vate al cielo, lugar donde debe estar, en el parnaso sagrado de las letras. De pronto me pregunto, ¿cuándo volverá Manuel? En referencia a la canción. Y lo pongo en el celular, y me reencuentro por un momento con aquella persona retratada y su sentir, con la sencilla osadía de percibir sus sensaciones, y como años atrás, profundamente me conmueve, al punto de botar lagrimitas, en aquellas épocas cuando suspiraba sobre la esperanza de un mundo mejor o cuando dedicaba canciones de amor a mi compañera de vida por aquel entonces, de otros extraordinarios hermosos locos como Silvio Rodríguez o Joaquín Sabina. Qué serán de esas canciones como de ella, y como de aquel joven soñador, Manuel Esponja. Eran buenos tiempos más allá de toda tristeza, porque al final quedaba la frase de Miguel Abuelo: ‘Más allá de toda pena, siento que la vida es buena’. Y eso fue, aquellos tiempos de ensueño en un cambio social y en el amor. Con eso cumplí, así que tranquilamente ya puedo caminar por los círculos dantescos en el infierno. Y cada año que pasa, es un año menos de vida, como apuntalara el genio argentino, Charly García, o un año nuevo, un nuevo amanecer, como normalmente la gente profesa, dentro de la esperanza de que cambiarán su vida para mejor. Y ahora estoy en ese timón, por más que el surco de la cotidianidad muchas veces sea agobiante o desesperanzada, o ‘la luna una explosión’ ante la trágica y reiterativa historia del hombre y las guerras.

Creo que este año me ha acercado a definirme, de alguna manera, en lo esencial, por más que el dandi de la poesía, el vino y la elegancia, Oscar Wilde, señalara que ‘definirse es limitarse’. Pero es que hay cosas con las que uno nace y  que no se podrán diluir, por más que la corriente de los hechos traten de endurecernos o hasta fulminarnos, y es que no podemos ir contra natura, y sí, soy trágicamente sensible, pero eso no me imposibilita de ver la vida con los ojos de la neutralidad, o por lo menos lo intento. Y ahora, en esta etapa, después de quemar las cortinas de la noche, aceptando mis sombras. Y es que como señalaría Nietzsche: ‘Debes estar preparado para arder en tú propio fuego: ¿Cómo podrías renacer sin haberte convertido en cenizas? Y aquí seguimos, la historia del loco y el suicida todavía escribe su historia de vida en este año en qué aprendió a vivir. Para cuando me lleve la parca, me iré tranquilo, ya viví lo suficiente. O como cantaría al viento, el encantador de los lirios y los versos, Pablo Neruda, ‘Confieso que he vivido’. Ya no es ‘Me olvidé de vivir’, de Julio Iglesias, ya no. Así que la función debe continuar, hasta que el destino diga basta.

Esta casita de cartón cierra sus puertas agradeciendo a los que se toman el tiempo de leer estas líneas. Y a los que me escriben por eso. Buen año para todos esos hermosos locos lectores.

 

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[LA TANA ZURDA] La razón de las diversas celebraciones en los Estados Unidos de América es que dos de sus miembros residen, trabajan y se dedican a la actividad creativa y de gestión cultural en universidades de ese país. Me refiero a Enrique Bernales Albites y a Chrystian Zegarra Benítez. Ellos forman parte de la gran diáspora peruana que se ha incrementado en proporciones geométricas desde la década del 80 y que hoy constituye una de las más interesantes manifestaciones de la creatividad de nuestra literatura, que añade el matiz de la migrancia externa a una ya múltiple y multilingüe tradición.

Los tres miembros sobrevivientes de Inmanencia (Enrique Bernales, Chrystian Zegarra y Florentino Díaz) se reunieron por primera vez en el extranjero en junio del año 2000 en México DF.   Más tarde y después de más de dos décadas se volvieron a reencontrar este último octubre del 2023 para seguir creando y compartiendo la poesía y el saber, la literatura y el sentir. La ocasión se presentó por una invitación de la Feria Internacional del Libro de Lawrence, Massachusetts, a la poeta Marilú Herrera Arone, para presentar su libro Secrets of Love in the Night junto a Florentino Díaz, editor de dicha publicación.

Aprovechando la estancia en Massachusetts, el poeta e investigador Chrystian Zegarra, en colaboración con la docente y gestora cultural Wendy Llorente, extendieron una invitación  a través de la Universidad de Colgate a Enrique Bernales, Marilú Herrera y Florentino Díaz para un encuentro de diálogo entre los actuales integrantes de Inmanencia y una presentación performática por parte de Marilú Herrera y Florentino Diaz en dicho espacio académico en la ciudad de Hamilton, en el estado de Nueva York.

Ahí se dieron tres días de reflexión, lecturas y compartir poético sobre cómo se formó Inmanencia y sobre las expectativas y sentires del grupo en la actualidad.  Asimismo, Marilú Herrera y Florentino Díaz presentaron la performance «Blue and Orange» sobre el libro Secrets of Love in the Night en la Universidad de Colgate.

Entre los días 26 y 28 de octubre se fue desarrollando la conversación e ideas en torno a Inmanencia en sus 25 años desde la publicación de su primer libro colectivo en octubre de 1998. Estas ideas vertidas en esos diálogos se pueden sintetizar del siguiente modo:

La situación de la humanidad se presenta en un contexto de crisis aún mayor que la de 1998. La crisis de lo humano y las amenazas transhumanistas y de violencia global se han agravado y actualizado en los últimos años.

La advertencia que precisó Inmanencia sobre la creciente deshumanización (desde su primera publicación en 1998 y en los distintos recitales performáticos realizados desde aquellos años) y su preocupación y búsqueda del mito –en la propuesta de retorno a una raíz originaria y espiritual de la creación en todas sus formas– es hoy en día una propuesta ya no sólo poética sino pedagógica y que se aúna a un «zeitgeist» global en cuanto a la urgencia de un cambio de paradigma de existencia en la comunidad humana.

La propuesta de Inmanencia se actualiza hoy en día en la amplificación del ámbito de creación poética como origen y fuente de una visión pedagógica. Es decir, no solamente es necesario expresar y manifestar creaciones poéticas, sino que la propia manera de transmitir formas de leer la realidad y maneras de concebir lo valioso de esta constituye también una necesidad a realizar. La creación es también pedagógica, formativa y lo formativo, lo educativo se convierte en una forma de creación.

La reflexión actual de Inmanencia se centra en la conceptualización de los elementos fundacionales de nuestra humanidad:

  1. La relación con la dimensión sagrada (su reconocimiento, su ejercicio, su operatividad transformadora).
  2. La recuperación de los valores de la amistad, la comunidad y el pensamiento creativo como aspectos necesarios para una convivencia evolutiva entre los seres humanos.
  3. El reconocimiento y profunda valoración de nuestra relación con el entorno viviente y dinámico expresado en la presencia del paisaje, de los árboles, de la naturaleza de los seres vivientes, de la tierra.

Según los tres integrantes de este gran grupo Inmanencia, en los próximos meses se irán definiendo acciones concretas que correspondan a la manifestación de estas ideas. ¡Mucha vida!

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Crisis global, Encuentro literario, Inmanencia, poesía, Reflexiones

[LA TANA ZURDA] Esta vez celebran su décimo aniversario con el XI Festival de Arte y Cultura, enfatizando su interés multiartístico y multimedial, pues no se trata de un simple festival de poesía –como hay tantos– en que los poetas se paran a leer sus versos en una maratón interminable. La Huaca es Poesía combina distintos lenguajes (música, teatro, danza, artes plásticas y arqueología) para brindar al público una imagen integral de lo que está pasando en distintas disciplinas y sus interesantes combinaciones.

Como se recordará, esta valiosa iniciativa surgió del encuentro feliz de un poeta, Rafael Hidalgo, y un arqueólogo, Santiago Morales que tuvieron la idea de llamar la atención sobre el Complejo Arqueológico Mateo Salado, en el límite del cercado de Lima con el distrito de Pueblo Libre, a media cuadra de la Plaza de la Bandera. Desde aquel ya lejano 2013 han convocado a decenas de artistas no solo en sus festivales previos, sino también en diversas actividades como conferencias académicas, entrevistas en línea, participación en eventos nacionales e internacionales y una larga lista de muestras de su vitalidad imparable.

El núcleo de La Huaca es Poesía lo conforman hoy los dos dos fundadores, Rafael Hidalgo y Santiago Morales, junto con los otros miembros de su Comité Central: Valeria Chauvel Moscoso, Brenda Vallejo Mezarina, Francesca Federico, Sandra Luna, Lesley Costello, Santiago Morales Erroch, Rafael Hidalgo Osorio, José Antonio Mazzotti y Raúl Bueno Chávez, a los que se han aunado recientemente el novelista Eduardo González Viaña y los músicos Yazmín Cuadros y Rudy Rivera. Todos ellos se organizan para cumplir diversas funciones, entre otras su primera publicación impresa, como fue la antología que compuse con sus textos este año y que dio a conocer en algunos casos la producción inédita de los más jóvenes del grupo. Y digo los más jóvenes porque algunos de los miembros de La Huaca son poetas mayores y consagrados como Raúl Bueno y José Antonio Mazzotti, que aportan una amplia experiencia internacional.

El XI Festival de La Huaca se realizará este sábado 25 y domingo 26 de noviembre en el ya mencionado recinto de Mateo Salado. Hay una multitud de poetas participantes, como José Aguirre, Úrsula Alvarado, Dina Ananco, Daysy Arévalo, Dalgys Bautista Sánchez, Alberto Benavides, Virginia Benavides, Chonon Bensho, Andrea Cabel, José Gabriel Cabrera Alva, Lesley Costello, Valeria Chauvel, Yazmín Cuadros, Rosa María Díaz, Pedro Favarón, Gabriel Gargurevich, Rafael Hidalgo, Milagritos Huertas, Manuel Kentore, Carlos López Degregori, Manuel Liendo, Sandra Luna, José Antonio Mazzotti, Alejandra Monterroso, Santiago Morales Erroch, Edián Novoa, Domingo de Ramos, Piero Ramos Rasmussen, Mercedes Tinoco, Rubén Quiroz Ávila, Enrique Sánchez Hernani, José Guillermo Saravia, Sixto Sarmiento, Becky Urbina y Brenda Vallejo.

Asimismo, se cuenta con la participación del artista plástico Alberto Huapaya y se rendirá un sentido homenaje-conversatorio al recientemente fallecido Luis Guillermo Lumbreras, extraordinario arqueólogo e historiador cuyo hijo, también arqueólogo y del mismo nombre, contribuirá con una semblanza de su padre.

La danza de las tijeras estará a cargo de los grupos Warmi Danzaq Killari y Puka Kichka de Andamarca; la danza folclórica correrá por cuenta del Club Provincial Canchis; el rock lo pone la Banda LSM; y los conciertos la Agrupación Pacha Wakay Munan, los cantautores e intérpretes Piero Bustos, Dante Ayala, Yazmín Cuadros, Rudy Rivera, Mauricio Moquillaza y MUKURA blues y cajón.

Como se ve, La Huaca es Poesía abarca una gran variedad de producciones culturales de diversas partes del Perú a través de sus increíbles manifestaciones verbales, musicales, plásticas y performáticas. Y todo esto lo hacen sin recibir un centavo del estado ni de instituciones privadas.

Ya es hora de que las autoridades reconozcan el valioso aporte y el esfuerzo de estos escritores y artistas y que tomen cartas en el asunto. Ya estuvo bueno, pues.

Vamos a La Huaca este fin de semana.

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Arte, Complejo Arqueológico Mateo Salado, Cultura, festival, poesía, teatro
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