¿Cómo va a ser viable un país cuya tasa de anemia en niños de 6 a 35 meses es de 42.4%? Peor aun sabiendo las consecuencias irreversibles que ello conlleva -cuando deriva en desnutrición crónica- para el desarrollo motriz y neuronal de los afectados por este gravísimo problema.
María Elena Ugáz, oficial de Nutrición y Desarrollo Infantil Temprano de Unicef, ha declarado a El Comercio: “La Organización Mundial de la Salud determina que si la prevalencia nacional o local de anemia es mayor al 40% se considera un problema de salud pública severo”. Superamos, como se aprecia, esa tasa.
Puno y Ucayali son las regiones más afectadas, con 67.2% y 65.8%, respectivamente, pero en 19 regiones del país se registra un aumento de las tasas de anemia, según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar del INEI. La situación es de espanto y amerita una acción política urgente e inmediata del gobierno central y los gobiernos locales. Debería ser parte esencial de la gestión gubernativa en todos los niveles. La presidenta Boluarte debe tomar cartas directas en el asunto.
Son tres los caminos a seguir. Primero, retomar la senda del crecimiento económico, la mejor fórmula para combatir la pobreza, altamente correlacionada con los indicadores de anemia. Segundo, establecer políticas de salud pública que vinculen varios sectores para compeler a los jefes o jefas de hogares a proporcionar una dosis de hierro mínima a los infantes. Tercero, instruir al Ministerio de Inclusión y Desarrollo Social, Midis, para que también vincule la gran cantidad de programas sociales que alberga, al cumplimiento de ciertas tareas vinculadas a la mejor alimentación de la población en emergencia crítica (que es casi la mitad de la población nacional en la edad comprometida).
Condenar a las nuevas generaciones a minusvalías en aspectos de desarrollo psicomotriz y neuronal, equivale a tramar una red de ciudadanos de segunda clase, sin las condiciones equivalentes a quienes han tenido la fortuna de gozar de una buena alimentación infantil.
Y predispone a la democracia peruana al consecuente voto disfuncional, desinformado, lo que es peor, desinteresado de la política y de los grandes debates públicos, construyendo una masa crítica dada a los extremos polarizados, de rápida y acrítica asimilación.
–La del estribo: en la cada vez más prolífica cartelera teatral limeña, se pone en escena Salomé, de Oscar Wilde, obra que causara un escándalo desde su estreno por su punzante cuestionamiento a los parámetros del conservadurismo. Dirigida por Jean Pierre Gamarra, y con la actuación de Amaranta Kun, Leonardo Torres, Mónica Sánchez, Fernando Luque, Alonso Cano, entre otros, va en el Británico, hasta el domingo 6 de agosto. Entradas en Joinnus.