[PIE DERECHO] Sería hilarante que la izquierda chilena o la regional celebre los resultados del plebiscito de ayer en Chile, que rechazaron la constitución pergeñada por la derecha de ese país.
Todos han perdido. Porque hubo un inmenso voto anti Boric en el “apruebo”, un voto contra la derecha, que perciben como parte de la élite, en el “rechazo”, pero por encima de todo un voto harto de este proceso constituyente de cuatro años que ha sumido a Chile en la incertidumbre y en la parálisis económica.
El estallido del 2019 tuvo como motivaciones el rechazo al sistema de salud pública, de educación estatal, el sistema de pensiones y las inequidades del modelo económico. Todo eso, después de cuatro años, ha empeorado en Chile y se malcreyó que la salida era refundar el país con una nueva Constitución, en lugar de exigirle al gobierno que cumpliera su tarea ejecutiva básica, porque los problemas aludidos se pueden resolver sin necesidad de una nueva Carta Magna.
A la postre, Boric no tendrá que gobernar con la Constitución de Kast y de la derecha, pero va a tener que acabar su gobierno -le restan dos años- con la mal llamada Constitución de Pinochet, la de “los cuatro generales”, como él mismo la calificó (en verdad, es un texto constitucional muy cambiado, sobre todo por el presidente Ricardo Lagos).
El caso chileno es un espejo en el que nos podemos ver, no solo por el fracaso del proceso constituyente y porque, ojalá, acá la izquierda entienda el despropósito de insistir con esa cantaleta, sino porque, sociológicamente, se aprecia en el vecino país, un hartazgo generalizado con toda la clase política y se teme la aparición de candidatos populistas radicales en los comicios que se llevarán a cabo el 2025, algo que algunos tememos pueda ocurrir acá el 2026, dado el conglomerado de razones psicosociales que apuntan a ello.
El resultado de ayer le da un pequeño aire a Boric. Le va a durar una semana. La ciudadanía lo desaprueba mayoritariamente. Tiene un 30% de respaldo duro, que lo mantiene a pesar de su pésimo gobierno o de que cometa eventuales errores políticos graves. Esa es su base, pero con ella, y con la composición parlamentaria que hay en Chile, donde Boric no tiene mayoría, su gobierno no andará. No tiene nada que celebrar.