Una sociedad donde la mayoría de los peruanos puedan acceder a una vivienda digna tanto en términos de ubicación como de construcción, a un transporte público seguro, niveles de infraestructura mínimos que permitan hacerle frente a desastres naturales, cierta seguridad social para situaciones como el desempleo, la jubilación, etc., sería una sociedad en la cual poco a poco menos peruanos necesiten caridad, y más tengan herramientas propias para hacerle frente a las situaciones adversas. Una sociedad cada vez menos desigual.
La solidaridad está bien, pero si queremos soñar con ser un país desarrollado, necesitamos pensar sobre todo en cómo generamos oportunidades para todos los peruanos, que permita cambiar dramáticamente los porcentajes de pobreza y vulnerabilidad monetaria, y, sobre todo, asegurar condiciones de vida mínimas para todos los peruanos.