protesta

Una represión ajustada al Estado de Derecho, y una incansable voluntad de diálogo (que en algún momento deberá producirse), deben activarse a la par de la resistencia política a la presión violentista de grupos minoritarios que malcreen que a punta de bloqueos, incendios y agresiones a las fuerzas del orden, pueden imponerle al país un modelo político que las mayorías ni avalan ni avalarán.

Tags:

Dina Boluarte, protesta

Usted, quién lee esas líneas (sí, usted), en el mejor de los casos en una persona que se transporta en auto particular. Si es así, probablemente todos los días se enfrente a un tráfico insufrible, reniegue porque las combis y taxis paran en frente suyo sin aviso alguno, viva mirando con frustración como Waze le sube los minutos a su ruta hasta que se duplican, y alguna vez le han chocado en carro y se han dado a la fuga.

En el peor de los casos, usted es una persona usuaria de nuestro transporte “público”, y si vive en la periferia de la ciudad y trabaja en algún centro empresarial, es posible que pase alrededor de 6 horas al día transportándose. Sí, 6 horas, en un transporte además incómodo e inseguro por donde se lo vea.

La reforma de transportes nos afecta a todos. Al que maneja auto privado, al que utiliza las combis y micros, y a quienes las manejan con escasos derechos laborales. Por supuesto, como en todo, a quienes más afecta es a quienes menos tienen. Nuestro sistema de transporte nos roba horas, días y años que podríamos invertir con nuestras familias y amigos, contamina a diario nuestra ciudad, que ya es de las más polucionadas del mundo, genera pérdidas económicas por 27 millones de soles al año y ha dejado 30mil víctimas mortales en los últimos 9 años. 

Por eso señores, es que nos toca defender esta reforma con uñas y dientes. El pasado 03 de noviembre se filtraron audios que revelaron que el Ministro de Transportes, Juan Silva, se comprometió ante los representantes de los gremios de transporte urbano de Lima y Callao a ampliar por 10 años más las autorizaciones de las rutas de las combis, coasters y buses. Esto frustra por completo la reforma en marcha, que contempla la renovación del parque automotor y la reorganización de las rutas. En cristiano: el sueño de tener un sistema de transportes digno, al menos en el mediano plazo, se vería boicoteado.

Es verdad que los beneficios de la reforma de transportes aún no son tan palpables para los ciudadanos. La Autoridad Única de Transportes (ATU), responsable de ejecutar dicha reforma, se instaló recién en el 2019, y en el 2020 vino la pandemia. Es verdad que su estrategia de comunicación es pobre y los ciudadanos no entienden necesariamente que está en juego porque aún no gozamos de muchos beneficios. Pero, aunque no podemos defender algo tangible, nos toca hoy defender una apuesta a futuro: el sueño de que un día Lima tenga un sistema de transporte público funcional, seguro, ordenado y eficiente, el cuál podamos usar independientemente a nuestro poder adquisitivo, que haga de nuestra capital una ciudad más limpia, ordenada, con menos bulla y bocinazos, en la cuál todos podamos transitar de manera segura. Y este sueño solo se podrá cumplir en el largo plazo si defendemos hoy, y cuantas veces sea necesario, una reforma que es de largo aliento. 

Tener un transporte digno no va a demorar 1 año o dos, sino probablemente 10 o 20. Pero valdrá la pena. Si vamos a levantar nuestra voz por algo, que sea por esto. 

*Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y pueden no coincidir con las de las organizaciones a las cuales pertenece.

Tags:

ATU, Ministerio de transporte, protesta

Las legítimas manifestaciones de protesta convocadas por colectivos estudiantiles y ciudadanos, indignados por la trapacería perpetrada por el Congreso al vacar arbitrariamente al presidente Vizcarra y sentar en Palacio de Gobierno al titular del Congreso Manuel Merino, pueden alterar el tablero político diseñado por los vacadores.

El Perú es desde hace tiempo una olla de presión. Las enormes inequidades sociales, sumadas al desastroso Estado que nos gobierna (es de horror la situación de hospitales, colegios y comisarías en el país), conducen a ello. La gente es tratada como ilegal en su propio país y simplemente ya no aguanta más.

Frente a esa situación explosiva, que ha sido exacerbada por el espectáculo nauseabundo de la corrupción sistémica de autoridades de todo pelaje, Vizcarra fungió de bálsamo, al identificársele como un líder provinciano, austero, decidido a la hora de cortar cabezas cuando fuera necesario, entre ellas la del propio Congreso, al que disolvió por su necia tarea de sabotaje gubernativo. El líder moqueguano mal que bien ayudó a bajar la temperatura.

Cuando al Congreso vacador no se le ocurre mejor idea que sacar de Palacio a Vizcarra, sin razones justificadas, ha destapado el caldero social y éste puede crecer y estallar con imprevisibles consecuencias.

La popularidad del Presidente Vizcarra y la trama de la informalidad eran factores que hacían difícil estimar que en el Perú se repitiese una protesta como la chilena, pero con un gobierno desaprobado como el de Merino y una situación económica en la que la informalidad ya no es el colchón que evita el desempleo, se construye un escenario altamente combustible que los irresponsables vacadores pueden hacer encendido.

La protesta ha empezado focalizada, pero está creciendo. La jornada de hoy es multitudinaria y todo hace prever que seguirá aumentando, atizada también por infelices declaraciones como las del flamante ministro de Educación Fernando D’Alessio acusando a los jóvenes de ser infiltrados del Movadef, revelando una miopía política que parece extensiva al conjunto de este Gabinete.

Si a la precariedad político legal con la que nace el Gabinete Flores Araóz, se le suma una calle crecientemente movilizada, su periodo de vigencia puede ser muy corto.

Tags:

protesta