empresas familiares

Solo el 30% de las empresas familiares en Perú logra llegar a la segunda generación, indicó Enrique Mendoza, Doctorado de Centrum PUCP, durante el Centrum Talk “Los factores de éxito de la segunda generación en una empresa familiar”. Además, de la segunda a la tercera generación solo subsiste el 15% y únicamente el 5% trasciende en el mercado.

Esto se debe al punto de inicio de los problemas: cuando se incorporan los hijos y estos se casan e integran la empresa familiar. Mendoza explica que en la segunda generación aparecen diferencias respecto a la visión del negocio, el liderazgo y la manera de comportarse de acuerdo a la cultura organizacional.

Debido a ello es que la segunda generación requiere de una mayor profesionalización y especialización, indica Enrique Mendoza, quien brinda algunas pautas para que las empresas familiares puedan crecer de forma sólida y trascender en el tiempo:

Fomentar la unidad: No es suficiente con que la empresa familiar sea competitiva para lograr el éxito. Esta debe fomentar la unidad familiar, mediante la confianza y el compromiso individual de cada uno de los miembros de la familia. Es necesario que exista confianza entre todos los integrantes de la familia, sobre todo aquellos que forman parte del negocio.

Profesionalización: Esto implica que la empresa necesita ir incorporando de manera progresiva y permanente una serie de buenas prácticas dirigidas al óptimo desempeño profesional con visión de futuro.

Evitar conflictos: Muchas veces estos conflictos pueden llegar al punto de requerir de procesos judiciales, lo cual afecta directamente a la unidad familiar. Por ello es importante que las empresas familiares eviten los tipos de cultura familiar negativos, es decir conductas conflictivas, paternales, conservadoras, informales y centralistas.

Además de ello, Mendoza recuerda que, como en toda empresa, es necesario tener claras la visión, el liderazgo y la cultura familiar. La visión es aquella que permite identificar una oportunidad de negocio que pueda ser proyectada hacia futuro. El liderazgo es la capacidad que todo emprendedor posee para administrar los recursos y así poder concretar esa visión.

Finalmente, la cultura familiar tiene un gran impacto en los implicados en el negocio, pues está relacionado al tipo de pensamiento que existe en el entorno familiar y que lleva a determinar los comportamientos y decisiones tomadas por cada uno en pos del éxito de la empresa. Claro, de no tener una cultura familiar saludable, esto podría llevar a la caída del negocio.

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A la emergencia sanitaria y la crisis económica generada por la pandemia, se suma ahora el escenario de incertidumbre política que se manifiesta con cada proceso electoral. Mientras que, por el lado de los consumidores suele haber menos propensión al gasto, del lado de las empresas las posibilidades de inversión se retraen.

De acuerdo a un sondeo de SAE de Apoyo Consultoría, realizado a 300 empresas, la confianza para invertir se deterioró pasando de 3 puntos en febrero a -27 puntos en abril, el nivel más bajo registrado desde el inicio de la pandemia. Además, el 75% de ejecutivos indica que sus empresas están optando por aplazar algunas decisiones de inversión de corto plazo.

Para las empresas familiares, que representan el 80% de las empresas del país, esta coyuntura tiene efectos directos sobre las operaciones que ameritan ser evaluados. Según Mariana Garland, presidenta de la Asociación de Empresas Familiares del Perú (AEF Perú), en medio de la incertidumbre, conviene aplicar al menos cinco recomendaciones:

  1. Diagnóstico de la situación. Es muy importante que las áreas encargadas de la empresa detecten y reconozcan las posibles consecuencias. Este aspecto es vital, ya que desde allí se puede buscar una solución adecuada y evitar incurrir en una mala gestión. Así, se agilizará el proceso de toma de medidas, que puede conllevar a invertir demasiado tiempo.
  2. Entender el impacto. Del mismo modo que se necesita un análisis de la situación, se requiere trabajar en un examen de la organización a nivel interno. Esto quiere decir que se deben reconocer las fortalezas y debilidades que la empresa puede tener para cada escenario posible para actuar con previsión.
  3. Visión global y de futuro. De acuerdo con la especialista, lo más importante es prever la multiplicidad de escenarios y reconocer las oportunidades y los aliados que se encuentran a nivel local y global. De este modo, los planes de contingencia pueden incluir acciones como la diversificación o el ahorro estratégico para cuando las situaciones se vuelvan tangibles.
  4. Invierte de forma prudente. En escenarios de incertidumbre, es común que las empresas reduzcan sus inversiones. Sin embargo, no es recomendable detenerlas por completo, pues muchos planes de crecimiento se pueden ver seriamente afectados. Por ello, es recomendable elegir estratégicamente las áreas donde se invertirá, siempre de forma prudente.
  5. Mantenerse firme en la decisión. Una vez que se haya adoptado una posición, es recomendable no perder el enfoque. Si se realizó un diagnóstico correcto, evaluando las alternativas para resolver el problema, es poco probable que la decisión conlleve a malas gestiones, salvo que en el camino surja una alternativa considerablemente más adecuada.

Para Garland, es necesario que las empresas – especialmente las empresas familiares- generen espacios para revisar constantemente sus lineamientos y analizar las tendencias regulatorias y de los mercados, ya que son aspectos claves al momento de la toma de decisiones. De este modo, se podrá asegurar la estabilidad y crecimiento de las organizaciones.

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