El legado de un artista no está constituido únicamente por la obra material que deja al término de su paso terrenal. Hay que sumar también sus palabras, su voz, registro fiel de su trayectoria vital, de las ideas y sentimientos que la sostuvieron.
Las palabras de Chabuca, segunda edición significativamente ampliada, va en esa dirección: recoger, palabra a palabra, la otra vida de Chabuca Granda, esa que tejió en decenas de entrevistas e intervenciones escénicas.
Alberto Rincón Effio ofrece en esta compilación un mosaico de enorme valor. Se incluye de todo, desde noticias de prensa que anuncian su llegada a algún país hasta entrevistas rápidas y breves, sin olvidar sustanciosas conversaciones, como aquella con Joaquín Serrano para Radio Televisión Española, o ese otro diálogo cargado de pathos, muy cerca ya de su final, con César Hildebrandt.
Todo abona el terreno en el que se siembra el mito para recuperar la dimensión humana de la poeta y la compositora, una artista de sensibilidad exquisita, cierto, pero que no olvidó sus conexiones profundas con el mundo que la aristocracia de la cual provenía había olvidado: allí está doña Victoria Angulo, humilde y digna señora afroperuana que inspira “La flor de la canela”; allí está Mauro Mina, el legendario boxeador chinchano retratado en “Puño de oro”.
La lectura de los diálogos y apariciones en prensa de Chabuca Granda son también una línea de tiempo que va marcando los cambios en su propio quehacer musical. Una muestra de conciencia artística y de reflexión musical. ¿Importa ahora si es criolla o no? No, porque lo trascendió. Ella conocía muy bien el mundo de Pinglo, como se deja notar en una amplia conversación con Pablo de Magdalengoitia, otro recordado personaje.
Al mismo tiempo, en otras entrevistas y reportes es capaz de explicar con soltura y claridad sus procesos de exploración musical, su acercamiento a las sonoridades afroperuanas y el empleo de armonías más modernas, que instalaban su música en un contexto más amplio que el puramente limeño. Uno de esos casos sería el de las canciones que dedica a Javier Heraud, o un tema ya clásico como “Cardo o ceniza”, en cuyas letras la poesía transpira intensamente.
Las palabras de Chabuca será de consulta obligatoria para quien quiera penetrar en el universo que fundó la compositora con su música y, por supuesto, con sus palabras. Palabras como estas, en respuesta a César Hildebrandt:
“¿Qué es ser peruana para ti, Chabuca?
–Bueno, ahora es un sufrimiento… Te lo digo en serio… Y si sigo hablando –no me dejes hablar mucho– te diré que ser peruana es tener una angina como la que tengo, es tener algo malo y crónico, un doro de siempre… ¿Qué es ser peruano? De repente es no creer” (p.393).
Las palabras de Chabuca. Alberto Rincón Effio. Lima, Biblioteca Abraham Valdelomar: 2024.