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El bienestar y felicidad de los trabajadores es una de las claves para un óptimo desarrollo de las empresas hoy en día. Es por ello que la gerencia de la felicidad es uno de los cargos que las grandes organizaciones buscan, de forma que puedan mantener un buen clima.
Jaime Terrones, profesor de la carrera de Psicología Organizacional de la Universidad ESAN, explica que “el gerente de felicidad se fija más en el lado humano del trabajo y busca las condiciones que hacen atractivas, retadoras y accesibles las labores de sus seguidores. Como está de por medio el disfrute al trabajar, no tardan en encontrarle significado personal a su esfuerzo”.
Según un informe de la EAE Business School, el término Gerente de Felicidad surgió en respuesta a un problema creciente en las organizaciones: la fuga de talentos, que se daba por diferentes motivos. Los equipos no confiaban en sus líderes, los jefes no disfrutaban de la confianza ni del respeto de sus empleados, por lo que estos no se sentían felices en el seno de la organización y la abandonaban.
Frente a ello, se creó el departamento Gerencia de la Felicidad, un área formada por profesionales senior con amplia formación superior en dirección productiva de equipos de trabajo, podría plantear la solución.
Esta gerencia debe contar con un innovador sistema de trabajo que mejore la autoestima de los trabajadores y su sensación de pertenecer a un equipo de trabajo unido. Dos de las acciones principales de esta gerencia son:
Uno de los problemas más graves de las organizaciones es la existencia de una fuerte sensación de desconfianza de los trabajadores hacia sus jefes. Para minimizar poco a poco esa sensación, la gerencia de felicidad propone que todos los directivos trabajen con las puertas de sus oficinas abiertas. Esta medida puede parecer muy pequeña, pero en poco tiempo el clima laboral mejora considerablemente por un motivo muy simple: los trabajadores ven cómo ceden las barreras físicas que impiden una comunicación interna directa y fluida. Ahora con el teletrabajo, lo óptimo es que los jefes y directivos sean lo suficientemente accesibles y estén disponibles para sus trabajadores de modo que se genere la misma sensación.
La segunda medida importante que propone la gerencia de felicidad es consensuar con los trabajadores una flexibilidad horaria realista. De forma racional y ordenada en función de cada puesto de trabajo, se sugiere abrir la posibilidad de que cada trabajador elija cómo distribuir el tiempo diario que debe dedicar a su trabajo. Esta resulta una medida de incentivación laboral importante al momento de garantizar la deseada conciliación profesional y familiar.
En cada grupo humano es necesario que alguien desempeñe el rol de líder. El psicólogo Arturo Torres explica que a pesar de la confusión que rodea al concepto del líder, hay que tener claro que el liderazgo no se basa en imponer los propios intereses sobre los del resto, sino en adoptar un rol estratégico de toma de decisiones que dirija al grupo hacia sus metas de la mejor manera posible.
La crisis sanitaria y económica que venimos sobrellevando en los últimos meses ha impulsado a empresas, trabajadores y líderes de equipos a adaptarse a los cambios repentinos. En ese sentido, resulta crucial que sobre todo los líderes continúen trabajando en sus habilidades blandas para guiar a sus equipos de manera humana y eficiente, adoptando un liderazgo flexible.
Estos son los pilares que todo líder flexible debe tener presentes:
Ser empático: El líder debe saber comunicarle a los integrantes de su equipo qué se espera de cada uno de ellos, de modo que puedan autogestionarse y la flexibilidad se les sea otorgada de forma natural. Si el trabajador conoce cuál es su propósito de vida personal y cómo se alinea con su trabajo y objetivos de la empresa, será más fácil administrar su tiempo.
Tener confianza: Es necesario empoderar al equipo trabajando la confianza. Para ello se deben llegar a acuerdos de libertad que permitan cumplir objetivos. El líder tiene que trabajar bajo un acuerdo de seguridad y confianza, lo cual generará un ambiente productivo, donde se viva la congruencia y se asegure el cumplimiento de los objetivos.
Crear acuerdos de libertad: Cuando existe libertad y confianza es posible que una cultura flexible funcione. Se puede empezar por definir acuerdos y objetivos autogestionables y medibles. Al sentir la libertad, las personas reaccionan de manera positiva, lo cual aumenta su compromiso y genera más productividad dentro del área. Por ejemplo, si sabes que tus trabajadores tienen hijos y dedican tiempo a ayudarlos durante las mañanas con sus clases en línea, puedes cambiar las reuniones hacia la tarde o darles más tiempo para entregar algún pendiente.
Impacto social: Abre tu panorama y pregúntate cómo tu trabajo puede impactar de manera positiva a la sociedad. Es importante considerar que tu empresa sea socialmente responsable, lo cual genera grandes beneficios para todos los involucrados.
Siempre medir: Ser un líder flexible requiere métricas. Asegúrate que los horarios, fechas de entrega y resultados sean comunicados a todos los trabajadores y estos estén conformes con los tiempos fijados.