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Educación superior

[NOTA] En la segunda edición del QS World University Ranking, la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) se consolidó como la N°1 en el Perú y alcanzó el puesto N°17 en América Latina. Así se reconoce el compromiso de toda la comunidad universitaria para impulsar el desarrollo sostenible de nuestro país.

El QS World University Ranking tiene como finalidad primordial el análisis de cómo las instituciones de educación superior afrontan los grandes desafíos ambientales, sociales y de gobernanza del mundo. Y es que las universidades líderes, entre las cuales se encuentra la PUCP, asumen el compromiso de impulsar el desarrollo sostenible a través de la investigación, de la enseñanza y de la participación en su entorno.

En este 2023, las universidades listadas a nivel mundial han crecido casi el doble, pasando de  700 a  1,397, demostrando una clara tendencia global por incidir en los aspectos en los que la PUCP venía trabajando desde tiempo atrás.

A nivel nacional, la PUCP ya no es la única institución universitaria en el listado, sino que ahora son 5 las casas de estudio que cumplen los requisitos necesarios para aparecer en el listado. A nivel regional, PUCP ocupa el puesto 17 entre 101 universidades latinoamericanas, y en el ámbito mundial se ubica en la posición número 449, es decir, en el tercio superior.

El resultado comentado refleja el compromiso institucional para lograr un impacto en el desarrollo sostenible del país, a través de la formación académica y de la investigación científica.

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Desarrollo Sostenible, Educación superior, PUCP, QS World University Ranking

[MIGRANTE DE PASO] Techos desconocidos al levantarte ¿A quién llamo? ¿Qué voy a comer? ¿A dónde voy? Las primeras semanas después de mudarte a otro país pueden estar invadidas de estas incógnitas. No conoces a nadie, el acento es nuevo, el calor y el frio son mucho más potentes y no sabes dónde ir. Por más espíritu de explorador que tengas da algo de miedo.

Es una mezcla de motivación y temor por lo que vas a vivir. Felizmente somos personas y está en nuestra naturaleza adaptarnos a lo que venga. La voluntad humana es mucho más fuerte de lo que parece y al final lo que en un inicio nos asusta se transforma. Es importante recalcar que yo migré por estudios. Sería irresponsable y poco empático comparar mi situación con la de personas que se ven obligadas a dejar a su familia y trabajo por la situación política de su país.

Me mudé a Argentina después de dos años de pandemia. Fueron dos años de estudios por internet en los que la incertidumbre ocupaba la mayoría de los sentimientos. No se sabía qué iba a pasar y cuando terminó nada nos afirmaba que no volvería a suceder. Todo ese tiempo estuvimos encerrados y con miedo a que seres queridos de mayor edad o con condiciones agravantes se contagien. Salir de eso y mudarse casi inmediatamente también hizo que la sensación de desubicación sea mayor. Tuve la suerte de hacer los trámites de ingreso a la Universidad de Buenos Aires antes de la pandemia y poder avanzar a larga distancia.

Una vez que comienzan las clases, el día a día gana estructura y se vuelve más fácil.  La UBA está distribuida por todo Buenos Aires. No cuenta con una sola sede y está dividida por facultades. Es la universidad más importante y antigua del país con 200 años. Es impresionante el prestigio que tiene siendo una universidad pública. No tiene costo y el ingreso es libre, la dificultad se encuentra en mantenerse y en manejar el sistema burocrático adentro. A diferencia del Perú, donde los mejores centros de estudios superiores son privados y los públicos están en decadencia, Argentina puede estar en una crisis económica feroz, pero el transporte, la educación y la salud son de primera y para todos. Como indicador de importancia: 16 presidentes estudiaron ahí; 5 premios Nobel enseñaron o estudiaron ahí; y en los rankings se ubica como la mejor de Iberoamérica.

La facultad de Derecho parece un edifico grecorromano, es un punto de interés para los turistas por su arquitectura. La de ingeniería tiene un estilo gótico, la puedes confundir fácilmente con una iglesia o catedral, es la única construcción con ese estilo en la ciudad. Mi facultad, de filosofía y letras, es todo lo contrario. Es un edificio normal y resalta más por sus defectos arquitectónicos que por su belleza. Es normal que la luz, la calefacción y el agua fallen. En algunas clases, si llegas tarde, tienes que sentarte en el piso por falta de sitios. Tiene esas carencias. Sin embargo, tiene algunos ámbitos de avanzada como que los baños son para todos, no hay distinción de género.

Cuando entras lo primero que te llama la atención son los incontables carteles y pancartas anticapitalistas, hasta en el baño encuentras las propagandas. No estoy de acuerdo con la mayoría de ideologías que distintos partidos políticos estudiantiles propagan en los pasillos, pero eso lo hace más divertido. Sería aburrido encontrar a gente que piense igual o parecido a mí. Hay mucho más que aprender y contemplar en la diferencia. Suelo pensar que si me siento cómodo con mi entorno y la mayoría piensa como yo es porque algo anda mal.

Ver a gente de mi edad o más jóvenes reunidos por intereses académicos y de manera presencial nuevamente te llena la mente de esperanza renovadora. También es usual ver a personas mucho mayores que se aventuran a comenzar a estudiar. Es encantador. Nunca es tarde para nada. Si por la circunstancia que sea no pudiste estudiar de joven o, simplemente, no quisiste y más tarde quieres hacerlo, se puede. A diferencia de nuestro país, que para acceder a una buena universidad existe el factor limitante del dinero, acá la educación no es un privilegio. También, los eventos culturales son bastante accesibles, como el teatro o conciertos.

Es cierto que cuando te mudas extrañas todo. Ver un mínimo indicio de tu país puede hacerte sentir nostalgia hasta las lágrimas. Como peruanos tenemos la maldición gastronómica de que donde vayamos vamos a extrañar la comida. En Argentina se come bien, es la mejor carne del mundo sin dudas, pero igual hace falta la sazón de la que estamos orgullosos. Tu familia y amigos están lejos. Yo echo de menos hasta a mis perros. Pero es importante saber que todo lo que dejaste atrás en realidad no lo dejaste. Sigue ahí, tu país y gente cercana. Estamos bendecidos con la tecnología de la época y puedes comunicarte con todos inmediatamente y sin dificultad.

Una de las principales cosas que aprendí es a no subestimar la soledad y darme cuenta que nadie puede solo. Hay más fortaleza en apoyarse en los demás que en intentar hacer todo uno mismo. El primer ciclo universitario cometí el error de aislarme sin socializar mucho y sumergirme en estudios y lecturas. Llega un momento en que la perspectiva se vuelve unilateral y los pensamientos parecen rebotar en las cuatro paredes de tu cuarto. Como una persona con ansiedad generalizada, no se lo recomiendo a nadie. Los pensamientos disruptivos invaden tu mente, los ataques de pánico se vuelven cotidianos, mi facultad parecía estar poseída por un tigre hambriento de inseguridades que se hacía más grande por mis miedos más profundos. Tengo la suerte de contar con una familia y amigos extraordinarios, acudí a ellos y en ningún momento me dieron la espalda o minimizaron lo que me sucedía. Una vez que pedí ayuda todo comenzó a ir cuesta arriba nuevamente.

Me mudé dos veces desde que llegué. Primero encontré un departamento en la calle Ayacucho en el centro de Recoleta sabiendo que mi estadía iba a ser de dos meses. En ese momento las clases aún no eran presenciales, pero los exámenes sí. Mis cosas las dejaba en mi maleta y mantener el orden se dificultaba. Cuando vienes de turista este barrio es imperdible. Estaba frente al hotel Alvear, que funciona como hospedaje de lujo desde 1932. A pocas cuadras de mi casa estaba el cementerio de Recoleta que también es destino de turistas por sus mausoleos y las personalidades importantes que están ahí como Eva Duarte de Perón, su mausoleo poco extravagante se llena de flores una vez al año el día de su muerte. En las mañanas desayunaba en La Biela, el mismo lugar donde Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares se reunían a conversar.

El segundo lugar donde viví por 3 meses fue en la calle Fitz Roy en el barrio de Palermo. Caminar por ahí me trasladaba a Barranco en Lima donde crecí y estuve toda la vida. Es parecido, pero Palermo es mucho mas grande, está dividido en partes, yo me ubicaba en Palermo Hollywood. Lleva ese nombre por las productoras de cine y canales de televisión. Las calles ensombrecidas por árboles, restaurantes y bares lo vuelven un lugar amigable para caminar y conocer gente. Puedes ir a tomarte unas cervezas y al final de la noche ya conociste a nuevos amigos.

Por último, me mudé a Barrio Norte que se encuentra en el limite de Palermo y Recoleta. Aquí descubrí la importancia de hacer del lugar donde vives algo tuyo. Llene las paredes de mis dibujos y mis libros. Se siente inmediatamente la diferencia cuando te despiertas y ves tus cosas. Desde ese momento comienzas a sentir que perteneces y a aceptar que ahora este es el lugar donde vives. Una vez que logras eso, estructurarse y comenzar una rutina se facilita.

La ciudad de la furia no es para quienes caminan cabizbajo. Se pueden malinterpretar actitudes y te sientes atropellado, sobre todo cuando no compartes el dialecto y costumbres. Antes de mudarme tenía la imagen de los argentinos como atorrantes, pero me llevé la sorpresa de que no es así. Al contrario, con la mayoría de personas que me he cruzado suelen ser amables y te ayudan cuando les pides.

Igual hay que tener cuidado con idealizar el lugar a donde migres. La ciudad está llena de parques y las calles son agradables para caminar. Por la arquitectura es lo más parecido a Europa en Latinoamérica, pero no lo es. Sigue siendo un país tercermundista y problemas como la inseguridad se mantienen latentes. He visto varios robos y yo no soy la excepción en el caso. Me robaron el celular por la ventana de un taxi y tuve la suerte de que los policías lo recuperaron. También, ves a gente sin hogar durmiendo en las calles y niños que te piden comida. Te parte el alma. Mas de una vez he presenciado a personas meterse en los contenedores de basura para dormir en invierno. Hay noticias de personas que han muerto aplastados por los camiones que recogen los tachos sin revisar antes.

No hay que ser un genio para darse cuenta de que este país está en problemas. No sé cuál es la solución, pero es evidente que el cambio es necesario. Se nota la desesperación de la gente. Actualmente, a un mes de las elecciones el debate es palpable. Mas de lo mismo en este continente. Derecha contra izquierda. Yo me limito a ser un espectador como extranjero. Si no te inclinas por un bando te tachan de tibio ¿Qué es eso? Tonterías. Es lamentable que no se puedan rescatar cosas de ambos lados. Es un límite absurdo.

Prefiero quedarme en el centro sin que me importe lo que digan. Prefiero perderme en una idea donde la libertad y la igualdad no son excluyentes. Creo en el libre mercado y también en que los ricos paguen más impuestos. Creo en la propiedad privada y también que la educación, salud, seguridad y transporte se mantengan como facultades del Estado ¿Cuál es el problema? ¿Quién me va a decir que no se puede? Toda nuestra historia yendo de un polo a otro cuando tal vez la respuesta está en el equilibrio de ambos. Solo estoy convencido de que los extremos tienen más en común que los centros. El enemigo es el conservadurismo y nada más. Cualquier discurso de odio se regocija en los extremos y es justo ahí donde se debe atacar.  Ya es hora de transformar las ideologías y dejar de ahondar en pensamientos arcaicos. Está claro que ninguno de los dos funciona.

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[NOTA] El prestigioso QS World University Rankings en su versión 2024 posiciona en el Top 10 de universidades de América Latina a la Universidad de Sao Paulo como primera, a la Universidad Nacional de México como segunda y la Universidad de Buenos Aires en el tercer lugar. En este grupo están también la Pontificia Universidad Católica de Chile, el Instituto Tecnológico de Monterrey y la Universidad de Los Andes de Bogotá.

Para este ránking mundial de universidades, Quacquarelli Symonds evalúa desde nueve diferentes dimensiones a 2693 instituciones, de las cuales solo 1500 han logrado ingresar a la lista del QS World University Ranking. Dos de esas dimensiones son la reputación académica y la reputación entre empleadores y ellas han impulsado el ascenso de la PUCP en la edición 2024. Esto pone de manifiesto los esfuerzos realizados de manera conjunta por diversas unidades de la PUCP para lograr su mejor posición en el ranking en los últimos años.

“Hemos mantenido nuestra posición como la universidad líder en Perú durante once años consecutivos y, este año, lograr ser la décima en América Latina es un reconocimiento al trabajo de nuestro equipo humano. Son las personas quienes generan este tipo de impacto. El esfuerzo colectivo para construir una sólida imagen institucional de la PUCP ahora es valorado tanto por los empleadores como por la comunidad académica. Estos resultados deberían motivarnos a reflexionar sobre el futuro de nuestra Universidad, y a continuar innovando en beneficio de nuestros estudiantes, egresados y el país», sostiene el ingeniero Juan Carlos Dextre – Dirección Académica de Planeamiento y Evaluación (DAPE).

Dextre manifiesta que numerosas unidades administrativas colaboran en la recopilación de información necesaria para los rankings. También, enfatiza en la necesidad de equipos cada vez más integrados y con objetivos comunes que permitan brindar mayor apoyo a las áreas académicas y de investigación, fomentando la mejora continua y facilitando la realización de logros. Según él, la clave reside en las personas.

Finalmente, Dextre indica que “es esencial considerar que estos resultados, además de visibilizar las acciones que hemos venido implementando, nos permiten identificar áreas de mejora en relación con las dimensiones que mide el ranking. Asimismo, debemos asumir el compromiso de seguir perfeccionando nuestros ejes principales: formación, investigación y creación. Finalmente, es crucial continuar fortaleciendo la internacionalización, aspirar a ser un campus más sostenible e influir de manera positiva en la sociedad”.

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Una de las lecciones que ha dejado la pandemia es lo importante que es para nuestra familia estar respaldada económicamente si llegáramos a faltar, sobre todo ahora que los niños volverán a clases presenciales, luego de dos años de asistir virtualmente.

“El Fondo Universitario es un producto que puede ser adquirido por los padres, tutores legales o abuelos, y puede contratarse desde que nace el menor, generándose un ahorro que se irá rentabilizando y al finalizar el periodo, de 10 a 18 años según lo elegido. Se destinará a financiar su educación superior”, explica Silvia Aguilar, gerente de Seguros de Vida y Pensiones de Pacífico Seguros.

Uno de los beneficios, es que, al tener un componente de seguro de vida, si el contratante fallece o sufre algún tipo de invalidez que le impida continuar con su aporte antes determinar el periodo contratado, esto no genera ningún problema para el niño, ya que las cuotas pendientes serán asumidas automáticamente por el seguro, así el fondo no será interrumpido y el monto convenido le será entregado al menor según lo planificado.

En el mercado hay diversos seguros, que tienen una tasa anual garantizada del 4% y una prima que va desde los US$ 45 mensuales, cifra que puede variar de acuerdo con número de cuotas y al monto que se quiere alcanzar mediante el fondo. Por ejemplo, un padre de 30 años con una cuota mensual de US$ 56 generaría un fondo de US$ 15 mil.

“Ya sea que la persona que lo contrató fallezca o sufra de invalidez esto no afectará al menor, este recibirá el fondo al culminar el tiempo de contratación y podrá escoger recibir el dinero en una, tres o cinco cuotas anuales. Lo bueno de recibirlo en cuotas es que, mientras la compañía va pagando, el saldo del fondo continúa rentabilizándose a la par que el beneficiario estudia la carrera que eligió”, explica Aguilar.

La vuelta a las clases presenciales refleja el interés de que los jóvenes reciban una educación de calidad y productos como el Fondo Universitario garantizan que su futuro no esté en riesgo, al mismo tiempo que brinda tranquilidad a la familia al contar con este respaldo.

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