Martín Vizcarra

[ENTREVISTA] En esas semanas en las que la candidatura presidencial de Pedro Pablo Kuczynski estaba en su peor momento y el asesor político cubano Mario Elgarresta le tiraba la puerta a Peruanos por el Kambio, acusando a la cúpula del partido de ‘grupo politiquero que era la perdición de Kuczynski’, unos alumnos de Aguiar le presentaron a Mercedes Aráoz para que le dijera qué se podría hacer para reflotar esa campaña. Meche Aráoz conversó con Maxi, que era como lo llamaban sus amigos, coincidieron en el diagnóstico de los problemas de la campaña, simpatizaron inmediatamente y se lo presentó a Kuczynski. Acto seguido, Maximiliano Aguiar, llamado Maxi por los amigos, se incorporó al equipo de campaña de Peruanos por el Kambio (PpK), cuyo jefe era el expresidente regional moqueguano Martín Vizcarra. Varios testigos del primer encuentro entre Aguiar y Vizcarra aseguran que desde ese momento hubo un clic, constituyéndose el argentino en un hombre cercano al candidato a la primera vicepresidencia de PpK. Tan cercano que, una vez que Kuczynski pasó a la segunda vuelta con Keiko Fujimori, y que Susana de la Puente, Lady Su, tomó el control absoluto de la campaña, contratando al español Jordi Segarra como asesor de Kuczynski, Vizcarra, jefe de la campaña, pero sin mando ni comando, mantuvo a Aguiar a su lado.

Lo demás es historia harto conocida: Kuczynski ganó la segunda vuelta, Susana de la Puente consiguió el poder y Vizcarra obtuvo como premio consuelo el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, hasta que tuvo que marcharse a Canadá como embajador.

Hasta marzo de 2018, cuando Martín Vizcarra asume la Presidencia de la República, se sabe poco de Maximiliano Aguiar; aquí intentaremos conocer qué tareas realizó al lado del presidente Vizcarra y qué piensa de la política y de los políticos de nuestro país y del suyo.

En unas semanas, la Argentina podría tener la posibilidad de emprender un proceso de cambio económico, cuyo primer paso sería ponerle un freno a la inflación, pero los siguientes tendrían que ver con múltiples factores, a saber, existencia de subsidios indiscriminados, de deudas públicas impagables, de sindicalistas voraces y de empresarios mercantilistas, ¿qué apoyos políticos tendría que convocar Milei entre los peronistas menos ortodoxos para realizar una parte de su oferta electoral?

En primer lugar, lo que hay es un proceso electoral en el cual podría haber un cambio político, porque ese proceso electoral aún no tiene resultados; en el caso de que Milei ganara -más allá de toda la cuestión valorativa que usted hace en la primera parte de su pregunta-, la realidad nos dice que cualquiera de los tres candidatos que consiguiera el triunfo tendrá desafíos enormes: como una inflación galopante, peor que todas las inflaciones anteriores, una Argentina empobrecida y una Argentina enormemente endeudada, con el agravante de que quien asuma no tendrá una mayoría parlamentaria, es decir, con una crisis económica que desde 2001 no ha llegado a esos niveles y con una escasa cantidad de herramientas políticas para llevar adelante las medidas que tiendan a modificar esa situación. Los desafíos serán múltiples y las herramientas serán bastante acotadas, con lo cual más allá de la crisis actual se prevé que la Argentina podría tener una crisis peor que la actual, sea cual fuere el resultado de las elecciones de octubre.

Si Milei ganara y no consiguiera realizar alianzas en pro de la gobernabilidad con los sectores -si los hubiera- menos estatistas del peronismo, su fracaso será visible más temprano que tarde, ¿qué tendría que hacer para ganar tiempo mientras consigue frenar la inflación y lograr los acuerdos con los organismos multilaterales que lo ayuden a revertir la situación económica actual?

El peronismo no es anti estatista por principios, el anti estatismo vendría a ser el liberalismo; como digo, estamos suponiendo que gana Milei, cosa que todavía estaría por suceder, porque ha quedado bien posicionado de cara a las elecciones generales, pero nada asegura que va a obtener la victoria: es una figura con posibilidades de ganar, pero todavía no ha ganado. A ver, primero este es un juego de tres actores que usted lo plantea como un juego de dos, es un juego de tres, no de dos, un actor es el justicialismo que tiene diferentes vertientes, una es la vertiente kirchnerista, que es la dominante, por lo menos en este momento, pero tiene también un grupo de gobernadores con poder territorial que no responde al kirchnerismo de manera directa, un segundo actor es Juntos por el Cambio, que tiene diversos partidos, como el Pro de Macri y la histórica Unión Cívica Radical, que trabajan como un interbloque. Ambos, el justicialismo y Juntos por el Cambio tienen fuerzas legislativas importantes, y, en el caso hipotético que ganase Milei, tendrían que generar una serie de acuerdos, para adentro y para afuera. Como la Argentina es un país federal, donde hay una gran dependencia de las provincias respecto de los fondos estatales, tendrían que hacerse una serie de acuerdos con los partidos o sectores que conforman los bloques justicialistas y de Juntos por Cambio. Múltiples y simultáneos.

Dejemos por un momento el futuro político argentino y fijémonos en el pasado reciente del Perú, por lo tanto, quisiera que me diga cuál fue su verdadera función durante la presidencia de Martín Vizcarra, toda vez que durante los dos años y medio del gobierno vizcarrista, incluidos los meses de aislamiento general por la pandemia, su nombre fue primero susurrado y luego ultra conocido en el Perú por su rol de asesor en la sombra del expresidente.

Usted no me adelantó que fuera a haber preguntas sobre ese tema. Hay un montón de prejuicios en todas las preguntas que me hizo antes, no porque dijo los gremialistas malísimos y no sé qué, bueno, son valoraciones que yo respeto, pero separo la pregunta de la afirmación. Primero, yo no estuve durante la pandemia, yo fui asesor de Vizcarra, eso es público y notorio, no hay ninguna sombra en eso, lo que hay detrás de eso es un ataque político -no suyo, por cierto-, básicamente en el intento de crear un personaje malvado, donde lo qué hay es un portador de servicios. Fui asesor de Vizcarra en la primera etapa de su presidencia, volví a la Argentina unos días antes del inicio de la epidemia por un evento familiar, tal como figura en un libro de la época, me quedé en casa sin poder regresar y luego presenté mi renuncia formal al cargo de asesor en comunicaciones de la Presidencia del Perú.

Maximiliano Aguiar ha asesorado campañas presidenciales, regionales y locales en Argentina Chile, Ecuador, Perú, Venezuela, Costa Rica y República Dominicana.

Con las tendencias políticas existentes, y con cargo a trasmitirle en unos meses la misma inquietud, ¿hacia dónde cree que se inclinará la mayoría electoral peruana, a la derecha como en la Argentina o a la izquierda como en el Perú?

¡Uf! Muy buena pregunta, muy difícil de responder, porque lo cierto es que justamente la inestabilidad política peruana y la fragmentación política peruana hacen que los resultados electorales sean de muy difícil pronóstico, digo, si usted me hubiera hecho esta pregunta cuando faltaba el mismo tiempo que falta ahora para las próximas elecciones, que ni siquiera sabemos cuándo van a ser, pero antes de la asunción de Castillo, seguramente no hubiera nombrado a Castillo y, probablemente, no hubiera nombrado a la izquierda, creo que en el contexto de fragmentación como el que existe en el Perú es difícil hacer un pronóstico respecto hacia dónde va a virar. Creo que la crisis de gobernabilidad de la presidencia de la señora Boluarte tiene que ver con el hecho macizo que, a pesar de haber sido elegida en la fórmula presidencial de Castillo, ella está haciendo lo opuesto a lo que hacía Castillo y la legitimidad de origen de su gobierno ha sido abandonada: ella ha abandonado el mandato dado por las urnas. Por la debilidad de sus instituciones democráticas y la (casi) inexistencia de los partidos políticos se hace difícil predecir lo que podría suceder en un corto plazo en el Perú.

Teniendo en la línea telefónica a un consultor político de las grandes ligas es inevitable preguntarle por su colega ecuatoriano Jaime Durán, quien convirtió a un empresario y ex presidente de Boca Juniors en el primer presidente de derecha de la Argentina en más de medio siglo, ¿fue esa hazaña tanto o más grande que la que usted logró en el referéndum peruano de 2019 con un 85 por ciento de los votos a favor de Vizcarra?

En primer lugar, respeto muchísimo a Jaime, es un querido amigo consultor. Segundo, los consultores políticos tenemos una influencia más limitada de lo que se puede pensar que sucede en los procesos electorales, ni Macri ganó porque tenía al lado a Durán Barba ni el resultado de ese referéndum en el cual tuve participación absolutamente limitada fue un triunfo mío. En el caso de Macri, la propuesta de Jaime Durán Barba llega cuando la Argentina se está moviendo hacia la derecha; en el mío, no hubo campaña a favor de las reformas, porque así funcionan los referendos.

Usted debe ser uno de los pocos conocedores absolutamente imparciales de la esencia y de la argamasa de esa coalición ciudadana que derrotó tres veces a Keiko Fujimori y entronizó por descarte a Humala, a Kuczynski y a Castillo, ¿a quién cree que apoyaría esa coalición en una no negada cuarta postulación de Fujimori: a un izquierdista o a un fenómeno ultra derechista como Milei?

Después de la experiencia del gobierno de Castillo, entiendo que debe haber algún nivel de resistencia en el Perú a un candidato de esas características. Yo no estoy siguiendo de cerca la política peruana, no estoy trabajando ahí en este momento para decirlo con claridad, pero cómo soy un estudioso de lo que sucede en los diversos países de Latinoamérica y en particular en el Perú, al que le tengo un afecto enorme, entiendo que lo que sucedió con Castillo debe haber dejado un nivel de recordación negativo. Ahora bien, no estoy seguro que sean los conceptos de derecha y de izquierda los que van a definir la votación final en el Perú, porque primero hay que ver si se presentará Keiko Fujimori, luego, si la señora Fujimori se presenta, hay que ver cuál es la potencia que tiene la dicotomía fujimorismo-antifujimorismo, es decir, si es igual a la que tenía hace 15, 10 o 5 años atrás. Y, finalmente, si Keiko Fujimori no se presenta hay que ver cuál será el eje central de la lucha por el poder, a saber, derecha versus izquierda, conservadurismo versus progresismo o Lima versus provincias.

¿Sabe usted cuáles son los planes del expresidente Martín Vizcarra, toda vez que tiene una inhabilitación para ejercer o para postular a un cargo político durante los años que nos separan de los próximos comicios?

Los desconozco. Yo ya dejé de trabajar con Vizcarra hace mucho tiempo, por lo cual creo que más bien tendría que preguntarle a él mismo.

– ¿Le quedó algún sinsabor de esa época?

No, fue una experiencia dura, intensa, digamos como suelen ser las experiencias laborales en mi profesión; además han pasado ya muchos años y yo he seguido realizando consultorías en diversos países. La verdad es que me queda un enorme cariño por el Perú, un conocimiento mucho más profundo que el que tenía cuando comencé a trabajar ahí hace muchos años y una pena profunda por el derrotero político que ha tenido que padecer. Fue una experiencia enormemente vital, la sufrí, pasé momentos muy buenos y muy malos en ese país. La situación económica en la Argentina es terrorífica y en ese sentido me alegra que el Perú no tenga que atravesar por una crisis similar. Tengo muchos amigos que conciben las largas etapas que viví ahí, y lo repito: sigo ligado al país, porque es un lugar al que quiero mucho.

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Crisis económica, Elecciones, Marketing Político, Martín Vizcarra, Maximiliano Aguiar, Política Argentina

¿Qué fue Martín Vizcarra? Un populista gobernando un Estado que aún tiene recursos económicos. Recordemos que Hugo Chávez, en su momento, derrochó las arcas del Estado y dejó a Venezuela en ruinas económica y humana. Los datos económicos y sociales, producto de una pésima gestión y de una corrupción en todos sus niveles de gobierno, generó ese camino durante ese periodo nefasto de gobierno.

Reflexionemos –estimado lector– nuestro voto para la próxima elección. Hasta la fecha solo tenemos una oferta electoral que no fortalece la democracia en el país; más bien la envilece. Necesitamos una respuesta política a la situación en la que nos encontramos.

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Julio Guzmán, Martín Vizcarra, Ollanta, Partidos políticos

Más allá de ese análisis, el libro -dentro de un panorama general de las democracias latinoamericanas- presenta los avances y estancamientos en la que se encuentran la democracia y lo liberal. Al respecto, Vergara propone una mirada republicana, que se sitúa por sobre las premisas presentadas anteriormente, en la que se haga necesario plantear análisis sobre la República desde el punto de vista del gobierno, de los ciudadanos y de la sociedad.

Y es a través de estos planteamientos de análisis que se puede apreciar el malestar permanente en el que se encuentra América Latina.

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Alberto Vergara, América Latina, Congreso de la República, corrupción, Democracia, Martín Vizcarra, Política, Repúblicas defraudadas

DEUDAS QUE APRIETAN

Pablo Ramos nos envía una serie de informes de la Contraloría General de la República que también avalan la deuda generada por Elmar Franco. En uno de estos, de agosto del año pasado, el órgano de control advertía que la universidad había requerido servicios sin la documentación requerida, “generando desorden administrativo y compromisos para la ejecución de obras sin contratos”.

El último de los informes es de mayo de este año y le atribuye a Elmar Franco haber “gestionado e impulsado” la prestación de servicios de tres empresas “evadiendo la aplicación de las normas de contratación del Estado”. “Yo tengo todos los dosieres de calidad [documentos que certifican la calidad del servicio], registros fotográficos, las actas de entrega, la conformidad del decano. Los trabajos se hicieron, pero me faltaba el documento principal: el contrato”, dice, por ejemplo, César Sánchez, gerente general de César y Francisco Contratistas (Ceyfra).

Su empresa exige a la universidad que le pague S/480,857.08 por la instalación de un sistema de tuberías para las plantas de seis hospitales. Los trabajos, asegura, culminaron a mediados del año pasado. Incluso, los médicos de dichos hospitales firmaron actas de recepción de los trabajos. “Nosotros estamos preocupados. Yo ya he tenido que honrar mis deudas con nuestros proveedores y he pedido préstamos al banco para eso”, asegura Sánchez.

Contraloria y actas de entregas
La Contraloría señaló en mayo que Ceyfra contaba con actas de entrega de obras en Puno, La Libertad y Áncash suscritas por representantes de los hospitales.

Otra de las afectadas es Gomsay SAC, que construyó tres módulos donde iban a funcionar las plantas de oxígeno, en hospitales de Chincha, Puno y San Martín. Por el trabajo reclaman S/1’125,000. En la empresa aseguran que confiaron en la palabra de Elmar Franco, quien expidió a favor de esta compañía una constancia de que venían trabajando en el proyecto ‘Oxigena 47’. Las obras las entregaron en marzo del año pasado.

“Primero quedamos con el decano [Franco] en que nos iban a pagar a la mitad de la obra. Como no lo hicieron, yo paré. Pero nos pidieron que apoyemos, que la gente se estaba muriendo, así que terminamos la planta de Chincha. Pedí que me paguen, pero sacaron otro argumento: que había que entregar cinco plantas antes. Entonces nos fuimos a Ayaviri (Puno), luego a Lamas (San Martín). Cuando retorné a Lima, empezaron los problemas con todos los proveedores”, dice el gerente de esta constructora, Lizandro Sayas.

“Lo que yo entiendo es que no es responsabilidad de las empresas. Fueron ellos [la UNI] los que hicieron una gestión nefasta. Nosotros hemos hecho nuestro trabajo. Me siento estafado por mi propia casa de estudios”, añade Sayas, exalumno de esta universidad.

A esta firma se suman las empresas Gringe, Hitex y Vadomo. Esta última reclama una deuda de S/460,000 a la UNI por la elaboración de 26 expedientes técnicos. “Mi representada cumplió al 100% con la entrega, servicio que fue recepcionado por los profesionales del proyecto a entera satisfacción, brindándonos la conformidad total de los servicios (…) sin embargo, no tenemos respuesta de la formalidad de nuestros pagos”, se lee en una carta enviada por el consorcio a la universidad.

informe de Coramsa
Izquierda: parte del informe de Coramsa que muestra la obra que entregó en Cajamarca. Derecha: el trabajo realizado por Gomsay en Chincha.

LA POSICIÓN DEL RECTORADO

En noviembre del 2021, Vadomo envió a la UNI una invitación a conciliar. El área legal de esta casa de estudios, sin embargo, se negó. Esta oficina señaló que las actas de recepción de las obras habían sido firmadas por personas diferentes al decano de la facultad y que no había “el soporte legal necesario para efectuar el pago, dado que no se observa documentación alguna que cumpla con los estándares de la ley de contrataciones del Estado”.

“El rector solo puede firmar cuando tiene el visto bueno del área legal y del área logística”, dice el rector de la UNI, Alfonso López Chau, quien heredó este problema cuando asumió el cargo en diciembre pasado. El economista señala que lo primero que deben hacer las proveedoras es hablar con la persona que las contrató (Elmar Franco) y este debe, a la vez, darle explicaciones del aval con que lo hizo. Hasta el momento, dice, eso no ha ocurrido.

López Chau también muestra una resolución rectoral que explica los requisitos para que un proveedor pueda exigir una deuda generada en años anteriores por la universidad, entre estos la orden de servicio que nunca les llegó a varios proveedores. Hasta el momento, no hay ninguna empresa que haya prestado servicios a la facultad de Ingeniería Mecánica que se haya sometido a este procedimiento, dicen desde el rectorado. “Seguramente porque incumplen los requisitos”, aseguran.

Las compañías, sin embargo, tienen pruebas de que, efectivamente, se brindó un servicio. Los empresarios entrevistados por Sudaca reiteran que actuaron de buena fe. “Yo dudo de ese argumento. Si ellos conocen las normas legales, nunca debieron hacerlo [el servicio]”, responde López Chau.

Actualmente, hay una comisión de investigación en marcha contra la gestión desastrosa de Elmar Franco a cargo del proyecto ‘Oxigena 47’. Sus conclusiones deben conocerse en siete días y lo más seguro es que las deudas asumidas por este serán parte de su historial de negligencias. Sudaca lo contactó para obtener sus descargos, pero prefirió el silencio. A la fecha sigue haciendo de las suyas al frente de la facultad de Ingeniería Mecánica de la UNI.

Alfonso López Chau
Alfonso López Chau, rector de la UNI desde diciembre del 2021. Se apega al reglamento de su institución y no cree en la “buena fe” de las empresas.



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Cuarentena, Martín Vizcarra, UNI

Los marginados del modelo no son pocos. Son millones. Y a ellos se les ha sumado un bolsón importante de ciudadanos que han pasado a la pobreza producto de las cuarentenas dictadas para combatir la pandemia.

Este segmento poblacional es, obviamente, anti establishment. Quiere un cambio de su situación y ello lo deriva a esperar, justamente, un cambio del modelo. Es la base social que alimenta la votación de Castillo.

No podemos dejar de atribuirle enorme responsabilidad a Vizcarra en el descalabro electoral que ha ocurrido. Su mediocre gestión gubernativa y su manejo absurdo e irracional de la primera cuarentena destruyó la economía y no resolvió un ápice el flujo evolutivo de la enfermedad.

Solo nos supera Venezuela en la caída del PBI ocurrida el año pasado. El PBI peruano cayó 13%, más que el resto de países de la región, arrastrando consigo a más de dos millones de peruanos de la clase media en la que estaban, precariamente pero estaban, hacia la pobreza. ¿Ese ciudadano puede estar contento con el modelo? Por supuesto que no.

A ello se le debe sumar la aplicación de un programa de asistencia familiar, mediante bonos, absolutamente ridícula, que este gobierno ha continuado. No hubo jamás subsidios a la planilla, los bonos se entregaron en menor cuantía y tarde, mal y nunca. El Estado no fue capaz de contener el golpe devastador de la cuarentena a las economías familiares. El Estado (“modelo”) les falló a millones de peruanos. ¿Cómo van a estar contentos con ello?

Castillo es, en esa perspectiva, hijo ideológico de Vizcarra. En verdad, es hijo de una transición democrática mediocre y corrupta que ni siquiera en sus años de bonanza fue capaz de construir un Estado inclusivo (salud, educación, seguridad y justicia) y generó una casta de ilegales dentro de su propio país, que vio pasar a lo lejos las bondades del modelo.

Hay millones de beneficiarios del modelo seguido, pero hay otros tantos marginados del mismo y son votantes anti establishment. Tremendo desafío el de Keiko Fujimori de convencerlos y a la vez ser pro statu quo, dicho sea de paso.

Entre los múltiples pasivos políticos y económicos que hay que achacarle a Vizcarra es haber creado las condiciones de crisis suficientes para la generación espontánea de un candidato radical y extremista como Pedro Castillo, que amenaza con patear el tablero y hacer volar todo por los aires, con el aplauso y beneplácito de millones de compatriotas.

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Juan Carlos Tafur, Keiko Fujimori, Martín Vizcarra

Los marginados del modelo no son pocos. Son millones. Y a ellos se les ha sumado un bolsón importante de ciudadanos que han pasado a la pobreza producto de las cuarentenas dictadas para combatir la pandemia.

Este segmento poblacional es, obviamente, anti establishment. Quiere un cambio de su situación y ello lo deriva a esperar, justamente, un cambio del modelo. Es la base social que alimenta la votación de Castillo.

No podemos dejar de atribuirle enorme responsabilidad a Vizcarra en el descalabro electoral que ha ocurrido. Su mediocre gestión gubernativa y su manejo absurdo e irracional de la primera cuarentena destruyó la economía y no resolvió un ápice el flujo evolutivo de la enfermedad.

Solo nos supera Venezuela en la caída del PBI ocurrida el año pasado. El PBI peruano cayó 13%, más que el resto de países de la región, arrastrando consigo a más de dos millones de peruanos de la clase media en la que estaban, precariamente pero estaban, hacia la pobreza. ¿Ese ciudadano puede estar contento con el modelo? Por supuesto que no.

A ello se le debe sumar la aplicación de un programa de asistencia familiar, mediante bonos, absolutamente ridícula, que este gobierno ha continuado. No hubo jamás subsidios a la planilla, los bonos se entregaron en menor cuantía y tarde, mal y nunca. El Estado no fue capaz de contener el golpe devastador de la cuarentena a las economías familiares. El Estado (“modelo”) les falló a millones de peruanos. ¿Cómo van a estar contentos con ello?

Castillo es, en esa perspectiva, hijo ideológico de Vizcarra. En verdad, es hijo de una transición democrática mediocre y corrupta que ni siquiera en sus años de bonanza fue capaz de construir un Estado inclusivo (salud, educación, seguridad y justicia) y generó una casta de ilegales dentro de su propio país, que vio pasar a lo lejos las bondades del modelo.

Hay millones de beneficiarios del modelo seguido, pero hay otros tantos marginados del mismo y son votantes anti establishment. Tremendo desafío el de Keiko Fujimori de convencerlos y a la vez ser pro statu quo, dicho sea de paso.

Entre los múltiples pasivos políticos y económicos que hay que achacarle a Vizcarra es haber creado las condiciones de crisis suficientes para la generación espontánea de un candidato radical y extremista como Pedro Castillo, que amenaza con patear el tablero y hacer volar todo por los aires, con el aplauso y beneplácito de millones de compatriotas.

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Juan Carlos Tafur, Keiko Fujimori, Martín Vizcarra

Hizo bien el presidente Sagasti en romper su silencio dando hoy una conferencia de prensa para absolver muchas dudas de la opinión pública, en particular aquellas vinculadas al tema de las vacunas (aunque, la verdad, el mensaje pecó de difuso y ambiguo en muchos aspectos).

Lo que ha sido una excepción debiera convertirse, sin embargo, en un acto mucho más regular del mandatario. No parece dable que replique la profusión de apariciones de su antecesor Martín Vizcarra, se trata de que vaya construyendo su propio estilo, pero es imperativo que Sagasti construya una relación política con la ciudadanía.

A la fecha, las encuestas aún lo favorecen, como una suerte de resaca de su traumático ascenso al poder. Según la encuesta de IEP, tiene un 58% de respaldo, superior al 52% que tenía Vizcarra al mes de su mandato. Pero en Ipsos no le va tan bien. Apenas tiene un 44% de aprobación y ya un significativo 35% de desaprobación.

A pesar de la cortedad de su mandato, Sagasti tiene varios desafíos mayúsculos que resolver y claramente el piloto automático no lo va a ayudar en absoluto. Requiere reconectar con esa ciudadanía mayoritaria que se opuso a la vacancia de Vizcarra y que salió a las calles a impedir el despropósito restaurador de Manuel Merino y Flores Aráoz.

Sagasti, por ejemplo, tiene que reconstruir los lazos políticos que Vizcarra mantenía muy bien con gobernadores regionales y alcaldes provinciales y distritales. Debe construir su propia base de apoyo popular porque es eso lo único que lo sostendrá políticamente de acá al 28 de julio del 2021.

Si Sagasti cae significativamente en las encuestas la mafiosa coalición vacadora no va a dudar un segundo en tratar de sacarlo del poder y auparse en él para acometer todas las trapacerías que tiene en mente. Y depende del empaque político del inquilino palaciego impedir que ello ocurra.

Los protocolos palaciegos son narcotizantes y pueden hacerle daño a un personaje como Sagasti que no es precisamente un dechado de virtudes populacheras. En términos metafóricos, el primer mandatario tiene que sacarse el pañuelo y sintonizar con las expectativas ciudadanas del momento. Se necesita un Presidente que se arremangue y se ensucie los zapatos recorriendo el país. Un gobernante del país de a pie, no una suerte de coordinador del Acuerdo Nacional para dirigir la infernal maquinaria del Estado peruano.

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Francisco Sagasti, Martín Vizcarra

Debate Episodio 21

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En el vigésimo primer episodio: Forsyth se desploma en las encuestas, que podrían tener un oculto factor Vizcarra. El Congreso quiere “vacar” a alguien más. ¿Y son legítimas las demandas de los colectiveros?

 

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Martín Vizcarra

La decisión del expresidente Vizcarra de acudir a las listas de Somos Perú para candidatear al Congreso pinta de cuerpo entero a alguien que gracias a un extraordinario marketing político les hizo creer a muchos que era la encarnación de un líder republicano que iba a retomar las banderas fallidas de la transición y que para lograrlo era capaz de enfrentarse a las mafias políticas que lo acechaban desde el Congreso.

Lo cierto es que conforme transcurrían los meses se iba viendo el fustán creciente de un líder taimado, traicionero y de poca monta. Que, además, tiene en su haber serísimas denuncias de corrupción que a la postre le han costado la propia Presidencia que ejercía. Y que probablemente a futuro -de no mediar la inmunidad congresal- lo podrían llevar a la cárcel.

Carece de toda perspectiva política o ideológica esta postulación. El cuento de que Vizcarra lo hace porque está interesado en retomar sus ideas reformistas de la institucionalidad política es una quimera que pocos pueden creerle. Vizcarra busca la inmunidad relativa que le otorgaría ser congresista por cinco años, que si bien no le alcanza para no ser investigado por hechos precedentes a su elección congresal sí le permiten gollerías que le aseguran un mejor pasar.

Si Vizcarra hubiese tenido solera y dignidad, pues se soplaba a pie firme la investigación fiscal y al cabo de los años, si salía bien librado, tentaba suerte el 2026, cargado del inmenso activo de la altísima popularidad que ha obtenido, sumada a la limpieza moral que las pesquisas judiciales le fueran a otorgar.

Al final, Vizcarra postula por un partido que votó a favor de su vacancia, con autoridades seriamente comprometidas en corrupción (acaban de detener al segundo vicepresidente de la agrupación, en calidad de gobernador de Ancash), y el exmandatario se tiene que tragar todos esos sapos vergonzosamente.

Mal final para un aventurero político al que le tocó en suerte ocupar la Presidencia y que debido a la crisis alcanzó tan altos niveles de aprobación ciudadana que parecen haberle hecho creer que goza de una investidura francamente discordante con alguien que hace gala de enorme medianía.

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