[EN EL PUNTO DE MIRA] El politólogo Alberto Vergara ha publicado recientemente un libro que lleva el título de mi columna de hoy. En el texto, Vergara – a través del género del ensayo- hace hincapié en el estancamiento de las democracias de institucionalización media (y que son catalogados como países, en lo económico, de clase media) que no han logrado salir aún de los problemas estructurales que los aquejan, entre los que se encuentran: la corrupción, el patrimonialismo que ejercen la clase política y la desidia de la gente por ejercer el control político a los que detentan el poder.
Realmente, importante ensayo para situar al poder en su dinámica y contornos bajo las cuales se mueve, como son la política y su relación con la gente y el mundo empresarial. A esas dinámicas y contornos Danilo Martucelli los llama “arenas”, dado que confluyen los escenarios en coyunturas críticas o crisis sociales para afectar el régimen político que sostienen a los países latinoamericanos.
Pero hay una afirmación que sostiene el autor que es necesario darle atención. En la página 22, refiriéndose al caso peruano, señala que lo sucedido el año 2020 no fue una vacancia lo sucedido con Martín Vizcarra sino un derrocamiento. Sorprende ese tipo de comentario de parte del académico, dado que sí fue constitucional lo que el legislativo hizo por actos ilícitos en los tiempos de la covid-19. Se actuó con el debido proceso y dentro del marco democrático. Es preciso señalar que Vizcarra el 30 de setiembre del 2019 sí realizó un acto inconstitucional al disolver el Congreso de la República por una medida que no está contemplado constitucionalmente, como fue la “negación fáctica”.
Más allá de ese análisis, el libro -dentro de un panorama general de las democracias latinoamericanas- presenta los avances y estancamientos en la que se encuentran la democracia y lo liberal. Al respecto, Vergara propone una mirada republicana, que se sitúa por sobre las premisas presentadas anteriormente, en la que se haga necesario plantear análisis sobre la República desde el punto de vista del gobierno, de los ciudadanos y de la sociedad.
Y es a través de estos planteamientos de análisis que se puede apreciar el malestar permanente en el que se encuentra América Latina.
