Autoempleo

[EMPRENDE] En éstas últimas décadas se ha vivido y se vive en un sistema económico globalizado y con características muy marcadas, con oportunidades que han permitido una reconfiguración general en los temas económicos, sociales y hasta políticos y que han basado su desarrollo en las nuevas tecnologías con un sentido de competencia brutal. Sin embargo, en muchos aspectos se han agudizado los niveles de pobreza, desigualdades, exclusiones sociales y muchas veces problemas socio ambientales o medio ambientales.

No debemos negar el valor que trae entender que las competitividades generadas por los avances tecnológicos muchas veces se hacen necesarios para el desarrollo y el crecimiento económico de las poblaciones y de los espacios donde se presentan los mercados, pero con esto también los cambios pueden agudizar crisis sino son considerados con seriedad y planificación desde el conocimiento real de nuestra realidad. Todo cambio debe ser contextualizado y analizado. A todo ello lo resumimos como un crecimiento económico que genera y permite de forma tangible también el desarrollo social, toda vez que permite ampliar las condiciones para producir y los factores que generan la forma de producir. A esto se le conoce como desarrollo económico; Y cuando la sociedad se desarrolla más, vale decir, cuando la sociedad va logrando la coherencia en sus interacciones, es donde se aprecia al crecimiento y desarrollo económico como más sostenibles.

Y los emprendimientos en este esquema de cambios y definiciones cumplen un papel importante, pues son los emprendedores, los que se han convertido en los protagonistas claves para impulsar los nuevos procesos de un cambio social. La mirada hacia el emprendedurismo, se da en la actualidad desde el ámbito científico, político, económico. Existen miles de artículos académicos sobre emprendimiento en la plataforma Google, en muchas instituciones se convocan a concursos para emprendedores, agencias de cooperación que fomentan el desarrollo de iniciativas emprendedoras, las universidades convocan concursos y otorgan premios  para emprendedores, existen centros de investigación e incubadoras de empresas, etc., es decir, el emprendedor como figura de sujeto de cambio ya comienza a ser parte de la investigación misma desde muchos campos del conocimiento y desde diversas perspectivas lo que aún no permite tener un concepto común de emprender y el trato del termino mismo.

Cómo se define el emprendedor y cómo se lo percibe realmente es el punto de la investigación actual en muchos lados. Es el emprendedor el reflejo de una sociedad mundial cambiante que lo convierte en el máximo representante del cambio social, es aquel sujeto económico que va a generar nuevos mercados y va a generar nuevos espacios. En una sociedad post industrial, se impone una suerte de flexibilidad que obviamente la impone el mercado con sus demandas generando la aparición y el fomento del emprendimiento. Pues en una sociedad de mercado, y sin analizar mucha teoría, ésta flexibilidad del sistema, individualiza, permitiendo nuevas posibilidades para el desarrollo del individuo y por ende motivando el despegue individual pensado en clara alusión a las posibilidades que brinda un mercado permisible.

Ahora bien, todo está excelente, en lo expuesto anteriormente, pero hay un tema que nunca hemos tocado en este periplo de artículos y es que la historia nos habla de un gran número de personas que siempre han estado en nuestra sociedad, convirtiéndose por mucho tiempo en personajes queridos y odiados, pero necesarios en el día a día, pero no formalizados ni considerados y que tienen una actividad económica que por muchos es considerada temporal y que se desarrolla normalmente en las áreas públicas cuyo capital no exceda de dos Unidades Impositivas Tributarias (UIT) anuales, y carezcan de vínculo laboral con sus proveedores, además de constituir única fuente de ingresos, estos son los comerciantes ambulantes, cuya actividad comercial de venta al por menor es realizada generalmente en lugares públicos sin establecimiento comercial permanente utilizando instalaciones desmontables, transportables o móviles.

Claro ejemplo de un segmento que es y no es emprendedor, que tienen que formalizarse o tienen que regularizarse, pero que no siempre están bien considerados y además excluidos de toda política que piense en el crecimiento y desarrollo sostenido.  Entonces la pregunta sería: quiénes generan su continuidad informal e histórica, supongo que entramos al tema de los cambios económicos mundiales y las crisis que podría generarse en los espacios de libre mercado auto regulado o la informalidad de la subsistencia. Gran papel también de los sujetos del cambio.

No niego que el ser emprendedor es muy bueno, yo creo en ello, en los emprendimientos sociales, sobre todo, pero no podemos negar que la informalidad social, de la cual comenté artículos pasados, genera que se haga uso del concepto del vendedor ambulante, distorsionando la real definición casi costumbrista, disfrazándola de emprendedurismo para la formalización. La pregunta al final, los ambulantes del Perú son emprendedores o se quedan en la categoría de desempleados, que están subsistiendo con la histórica forma de auto emplearse: ser ambulante. Respondamos

 

 

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Sea como fuere el tema de estabilidad en el trabajo en la actualidad no tiene la base fuerte que todo Estado debería manejar. El empleador tiene mecanismos diversos que interpretarán y permitirán ceses imprevistos. Una realidad por eso, es que ya sean los trabajadores o los empleadores, los que pondrán en agenda esta situación de miles de personas en la actualidad, y la pregunta de si existe o no existe estabilidad en los trabajos se presenta en una coyuntura tan difícil en nuestro país, que el tema generaría diversas aristas de interpretación. No es mi idea abrir polémica en este tema tan álgido, pero sí pretendo concluir en que esta situación genera estrategias nuevas que deben de considerarse para no generar brechas de desempleo y crisis intrafamiliares.

Por esta razón es que nuestra realidad laboral genera a la larga particularidades que presentan cómo no a nuestro Perú como un país emprendedor y el orgullo de serlo genera debates para aceptarlo o analizarlo. Sin embargo, hay toda una gama de situaciones que explican esto. Tema muy amplio a tratar, los despidos o términos de contrato, generan los autoempleos forzados y a la larga informalidad por doquier.

Entonces, en nuestra sociedad globalizada, joven, inmersa en el mercado de muchas maneras, se obliga a no solo apostar por la estabilidad laboral, sino la realidad te obliga también a caminar siempre con un plan alterno de supervivencia. La mentalidad del peruano deberá ser preventiva y pensar en el día siguiente, cuando no hay trabajo. La inversión fortalecerá los autoempleos por necesidad y generará una mejor apuesta para emprender. Los famosos planes alternos de recuperación, las liquidaciones bien invertidas y pensadas, toda esta gama de oportunidades planificadas es parte de una estrategia que ya debería estar inmersa en nuestro devenir diario, sino la crisis golpeará mucho más fuerte. Ustedes me entienden.

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El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) según los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) del año 2019, señala que el grupo etario de 18 a 29 de la Población Económicamente Activa (PEA) ocupada, es del 21.13% que son los que participan en el mercado laboral como trabajadores independientes. El 64.8 % son trabajadores asalariados (obreros, empleados y practicantes), el 10.97% son trabajadores asalariados no remunerados y el 1.45 % son empleadores o patronos, mientras 1.66 % son trabajadores del hogar. En los últimos casi 15 meses la PEA ocupada en sus diferentes categorías se ha visto afectadas cuarentenas establecidas para enfrentar la pandemia del COVID-19; y también por situaciones económicas propias de esta coyuntura. Esto pone como resultado que gran parte de los empleos de trabajadores independientes se redujo casi casi a cero.

En este contexto, observamos que se ha dado un impacto desigual en las categorías de ocupación de la (PEA) Ocupada (72,5% según el último Censo del INEI, 2017), perjudicando en mayor grado a los trabajadores independientes llamados informales, que debido a la paralización económica han reducido sus ingresos afectando su ya deteriorada calidad de vida.

Ante esta situación, el escenario se presentó y se presenta desolador para nuestro país, y se va incrementando el inicio de estrategias de subsistencia por parte de las familias y también de los jóvenes, generándose el autoempleo en todas sus manifestaciones, y sumando un alto porcentaje de trabajadores independientes informales (autónomo o trabajador por cuenta propia) y que son más vulnerables a las situaciones de pobreza, y sobre todo en este contexto de crisis que estamos viviendo producto de la pandemia mundial COVID-19.

Es necesario entonces entrar al análisis profundo y serio de esta realidad innegable y necesaria como modelo de subsistencia y buscar fortalecer o recuperar aquellas iniciativas que permitan y reactivar la situación laboral.

Pienso que no es suficiente (pero no es menos importante), capacitar o proponer políticas que apunten al trabajo dependiente como cuando capacitas para reinsertar laboralmente a la población y sobre todo aquella se encuentra el rango de las dos o tres décadas en edad, ya que la demanda siempre va estar por encima de la oferta laboral;

Es por eso, que considero muy necesario buscar las formas de construir espacios de fortalecimiento, recuperación y apuesta por un resurgimiento económico que no le dé la espalda al tema del autoempleo, que, como una necesidad, podría permitir la consolidación y sostenibilidad de las personas que buscan individualmente hacer frente a una crisis que es inminente.

El autoempleo muchas veces y casi todas, se va a dar por necesidad extrema, sin embargo, es labor de las instituciones, evaluar éstas situaciones extremas y convertirlas en oportunidades de crecimiento y desarrollo  en todos los ámbitos, ya sea rural o urbano. Muchas experiencias rurales con categorías de autoempleos pasan por la oportunidad de desarrollos autosostenidos muy importantes. Ni que decir de las experiencias urbanas, estrategias utilizadas para subsistir, creando oportunidades de desarrollo y crecimiento parejo, es por eso muy necesario el apoyo del Estado, creando los espacios para fortalecer de alguna forma el mercado interno.

Fortalecer las habilidades y capacidades del autoempleado, va a permitir, en un buen porcentaje, mirar la necesidad y convertirla en una oportunidad. La informalidad dejará de serlo si sumado a esto, se dan las condiciones de apoyo a la generación de futuros emprendimientos serios y sostenibles, dándole la categoría real a este sustantivo, tan utilizado en todos lados.

HANS BEHR LESCANO
ANTROPÓLOGO

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