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[HACIENDO EMPRESA] Veamos, por un lado tenemos el libreto repetitivo expuestos en medios y discursos de las “acciones denodadas” que se “vienen haciendo” desde el sector público -léase: gobierno- por combatir la corrupción en sus distintos niveles, o al menos mitigar los impactos negativos que afectan nuestra forma de vida, institucionalidad, y por tanto, la sociedad en su conjunto; y la otra cara de la moneda es la que muestra la realidad; la corrupción avanza no sólo en cuanto a índices -nadie puede negarlo- sino que además ha demostrado muy preocupantes e evidentes actos desde los sectores del Estado más representativos de la gobernabilidad e institucionalidad; todos ellos materia de investigación y pendientes de esclarecimiento.

Pero esta realidad impone una pregunta obligatoria, frente a este escenario, que vienen haciendo los entes más representativos de nuestra sociedad en su conjunto y el empresariado en particular.

No pretendemos proponer fórmulas innovadoras o radicales; como tampoco formular críticas a los esfuerzos que con efectividad ya se vienen haciendo, a nivel empresarial, gremial, medios de comunicación, entre otros; ese no es nuestro objetivo.

Nuestra pretensión es llamar la atención respecto a cómo la corrupción afectas nuestro desarrollo sostenible como sociedad y país, y como frente a ello nos toca afrontar el reto de ejercer acciones concretas frente al fenómeno.

En efecto, según datos estadísticos, encuestas realizadas, y data de las propias entidades encargadas del control, la corrupción, la ilegalidad y la delincuencia, son tres de los principales fenómenos sociales que afectan el clima de negocios, la inversión, la seguridad ciudadana, la institucionalidad y por ende el bienestar y desarrollo de las personas.

Hablando en términos de sostenibilidad, y enfocándonos en la corrupción, este fenómeno afecta las Industrias en general, el desarrollo de la innovación e infraestructura en todos sus niveles; así como la educación y servicios de salud con cobertura apropiada y universal, entre otros efectos, y así el acceso de las personas a mejoras de su calidad de vida.

Descrito el problema, que nos toca hacer:

  • Dotar a nuestro sistema de control y justicia de un marco legal funcional mucho más efectivo concordante con la realidad, con instrumentos de gestión y ejecución más eficientes y eficaces.
  • Prever políticas de gestión que permitan el fortalecimiento de las instituciones tutelares del Estado en la lucha contra la corrupción; así como mecanismo de reporte, seguimiento, y sanción eficiente.
  • Fortalecer institucionalmente al Órgano Superior de Control, dotándolo de mayores recursos y capacidades de gestión.
  • Mayor apertura al conocimiento y dialogo con la población respecto al fenómeno de la corrupción respecto a todos los niveles del gobierno y Estado: Fomentar una Cultura de Tolerancia Cero a la Corrupción.
  • Desde el lado empresarial deberíamos crear sinergias con el Estado para promover la “Cultura de Tolerancia Cero a la Corrupción”, además de promover un entorno más justo y equitativo. Fortalecer la prevención de actos de corrupción es un trabajo urgente y prioritario.
  • Los medios de comunicación pueden ejercer una labor de control muy significativa – de hecho, la mayoría lo viene ejerciendo con mucho impacto desde hace tiempo- observando y transparentando el actuar del Estado y los privados en lo que al ejercicio de posibles actos ilícitos, así como respecto a las demás formas de corrupción. Hay mucho y muy buen trabajo realizado, pero la realidad demanda esfuerzos mayores; su rol es vital en nuestra sociedad.
  • Fortalecer la participación activa de la sociedad civil, incluyendo las organizaciones no gubernamentales, las organizaciones de base comunitaria, y las entidades de representación gremial en la prevención y la lucha contra la corrupción y en la sensibilización de la opinión pública.

No hay corrupción ante la ausencia de alguna de las partes; el que ofrece -corrompe- y el que acepta, recibe y ejecuta -corrupto-. La falta de transparencia, información oportuna, falta de un accionar moral y ético, alientan directamente los actos de corrupción. Es trabajo de equipo velar por que la realidad cambie y tengamos como país un futuro con menos corrupción y con más oportunidades de desarrollo.

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Acciones Concretas, corrupción, Desarrollo Sostenible, sociedad

[EN UN LUGAR DE LA MANCHA] Por eso resulta imperativo saludar la aparición de una nueva publicación o la persistencia, siempre heroica, de las ya existentes. El caso que nos ocupa hoy tiene que ver con un nuevo proyecto, Pulsión, que reúne tres palabras en su identidad: sicoanálisis, sociedad y cultura, como para no dudar ni un segundo de su orientación.

Sin embargo, a riesgo de contradecirme, la nota editorial de la revista no comparte la idea quijotesca y señala: “Estamos convencidos de que existe una demanda ciudadana por el saber y anticipamos, por ello, una cabal respuesta de los lectores, a quienes desde ya agradecemos por su apoyo y compromiso.

Pulsión, como se sabe, es un concepto fundamental en el universo sicoanalítico, pues designa un estado de tensión interna del ser humano, que algunos equiparan, discutiblemente, con el instinto. Lo importante aquí es señalar que el nombre de la publicación asegura en el imaginario de los lectores un campo conceptual y temático definido con claridad, mérito inicial.

El índice resulta altamente tentador. La revista se abre con una indagación de Marcos Herrera en relación con las bondades terapéuticas del psicoanálisis, así como su papel de herramienta mas que útil en la búsqueda del bienestar emocional de las personas. Seguidamente Carlos de la Puente aporta valiosas reflexiones en torno a las relaciones entre dos campos; la filosofía política y el sicoanálisis y, a su manera, manda al diván a Donald Trump, caso elegido para ilustrar el tema. El mismo De la Puente conversa páginas más adelante con Matilde Ureta, una figura pionera del sicoanálisis en el Perú (fue la primera mujer en ejercerlo en nuestro medio).

Juan Carlos Tafur examina un tema apasionante: la presencia cada vez más marcada del erotismo en diversos ámbitos de nuestra vida cotidiana. ¿Qué significa esta insistencia y qué implicancias tiene en la sociedad? Pregunta que el autor del artículo intentará responder con suficiencia.

Conocido analista político, Hernán Chaparro se interna en un asunto que tiene estrecha relación con la manera en que los peruanos suelen ejercer su voto: la intervención de factores emocionales en la escena política, factores que muchas veces llegan a condicionar la conducta ciudadana.

La sección de arte ofrece un portafolio de Roberto Huarcaya, destacado fotógrafo contemporáneo peruano. Imágenes y textos que plantean un viaje a un fascinante universo creativo. Tres últimos artículos cierran la primera (e impecable) entrega de esta publicación: “¿Alguna vez sabremos lo que es la conciencia?”, a cargo de Ricardo Braun, “La actitud liberal”, de Gonzalo Gamio y “Tiempos apocalípticos”, certero diagnóstico de nuestros días según Miguel Giusti La Rosa.

El número despide a los lectores con una nutrida sección de comentarios de libros, donde se revisan novedades bibliográficas. Un primer número redondo y sin pierde. La revista está a la venta en las principales librerías de Lima.

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Arte Contemporáneo, Filosofía Política, Psicoanálisis, sociedad, Terapia

[EMPRENDE]  No es la intención mía, en estas colaboraciones, ser muy académico y repetidor de teorías, muchas de ellas clásicas que, valgan verdades (muchas, sino todas), devienen de otras realidades, otros tiempos y otros contextos (pero ese es otro tema), el Perú es un país llano a la investigación, a la búsqueda y construcción constante de elementos que podrían marcar pautas de mayores análisis a nivel social mundial, sigue siendo un gran laboratorio y muchos no nos damos cuenta. Sin embargo, estos no son artículos o ideas sueltas para expertos académicos o círculos de investigación cerrados, son muestras de temas que podrían constituirse en bases de futuras apuestas de cambio, comprensión y desarrollo asociado a los crecimientos deseados a nivel económico y por qué no, social, y está cordialmente dirigido a todo público en general, y en especial emprendedores de oportunidades evaluadas

En ese sentido, hay un tema que sigue dando vueltas en nuestra realidad pais actual, muy aparte de los avatares políticos y económicos, y es el tema social, el tema interacción humana, que construye y caracteriza un momento y lo dirige a un statu quo a veces muy particular. Para ello, es bueno recordar dos conceptos elementales para las ciencias sociales y la antropología en específico, uno con variadas y distintas definiciones y el otro en una construcción casi eterna, me refiero a “Cultura” e “Interculturalidad”, respectivamente.

Por cultura me limitaré a resumir una definición muy clásica pero que constituye la base que permite buscar la construcción del siguiente concepto, y es que a la cultura se la conoce como el espacio donde se construyen y manifiestan de manera particular y/u original las creencias, los valores o los comportamientos en un determinado lugar y un colectivo humano que ocupa ese espacio. Sumado a ello está la forma de expresarse lenguaje, las llamadas costumbres y todo lo que relaciona la interacción humana.

La UNESCO es más concreta y directa y más acorde, creo yo, a una definición global: “Conjunto de los rasgos distintivos, espirituales, materiales y afectivos que caracterizan una sociedad o grupo social”.

Es una realidad global distinta y considerar esta definición y comprenderla nos ayudaría a entender mejor el concepto de las tolerancias y las convivencias, que mucho se diserta pero que en concreto no termina por facilitar el tratamiento debido a dicha definición a nivel de Estado. Se sabe quién es el encargado de tamaña responsabilidad, pero no lo hace. Menciono entonces lo que se trata de entender por interculturalidad, a considerarlo como un modelo social que pide y busca el respeto a la diversidad cultural, a la convivencia entre las culturas en los espacios necesarios. Es decir, la tolerancia y la convivencia, repito, dos elementos muy generales pero que definen claramente lo que busca llenar este concepto. Habrá siempre muchas interpretaciones, es tema de un debate mayor, pues existe el consenso en la idea que la interculturalidad va más allá de la coexistencia de culturas, pero ahí queda.

Sabido es pues, en resumen que, que hay dos formas de interculturalidad, una que es la interculturalidad deseada, o sea, aquella que es construida desde la academia y que adorna muy bien la definición donde destaca la tolerancia, la interacción entre culturas, de una forma respetuosa, donde se concibe que ningún grupo cultural esté por encima del otro, y que favorezca  la integración y convivencia entre culturas, propiciando al mismo tiempo el fortalecimiento de las identidades culturales, la autoestima como punta de lanza del crecimiento personal, el respeto y la comprensión de culturas distintas y  por otro lado la interculturalidad de hecho, que es aquella que se da cotidianamente en la sociedad y que los procesos migratorios de décadas en el Perú han permitido su multiplicación cultural y los encuentros entre culturas han propiciado algo nuevo y popular y sui generis que será motivo de otro análisis, pero que en la realidad esa interacción social se da todos los días, y más aún, cuando tenemos culturas nuevas que están introduciendo su presencia y fortaleciendo cada vez más rápido sus redes sociales, culturales y económicas en nuestro país, no es un secreto ver restaurantes o tiendas importadoras que son dirigidas por nativos de otros países, ahí la importancia de considerar este concepto para fortalecernos desde la cultura nuestra, la popular urbana, o la nueva cultura llamada peruana. Cabe la interculturalidad.

Pues este modelo social que se basa en el respeto a la diversidad cultural y promueve una convivencia entre las culturas presentes en un determinado contexto, implica también que estas relaciones se den de manera horizontal y equitativa. El hecho de poder relacionarse de manera simétrica con otras personas cuyas culturas son distintas, con saberes distintos y practicas distintas, requiere de un muy logrado autoconocimiento de uno mismo, de una fuerte identidad que sepa destacar lo propio de lo diferente. Por eso es innegable, que el sentido de identidad este muy asociado al concepto de interculturalidad. Para la UNESCO también, la interculturalidad “se refiere a la presencia e interacción equitativa de diversas culturas y a la posibilidad de generar expresiones culturales compartidas, a través del diálogo y del respeto mutuo”.

Estos dos conceptos, muy ligados entre sí, también permiten ser vistos desde el lente emprendedor, comercial y de mercado, y muchas veces facilita la mirada diferente para acceder a lo nuevo y mejor, evaluar las estrategias de los estándares diferenciados permite saber y entender la diversidad cultural, social e individual de las personas, por ahí entender sus objetivos, y conocer y reconocer sus mercados a nivel local, regional y mundial. Se estandariza un mercado.

El marketing intercultural y ahora a nivel mundial está desarrollando estrategias de normalización en la diferenciación, forma de posicionarse en un mercado. El conocimiento de esta diversidad cultural, la integración del conocimiento del mercado más un valor agregado que son los recursos interculturales identificados servirán para afianzar a las pequeñas y medianas empresas. Para planificar una estrategia de mercado, es importante aprender a diferenciar y en base a esa diferenciación el poder proyectar nuevos modelos. Lo intercultural ayuda.

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Diversidad cultural, Emprendimiento, Interculturalidad, sociedad

Liderazgo

[EN EL PUNTO DE MIRA] Henry Kissinger escribió el año pasado, exactamente por el mes de setiembre, un importante libro que, desde marzo de este año, sale traducida al español titulado “Liderazgo” (Debate 2023). Kissinger, después de reflexionar y escribir sobre “diplomacia”, el “orden mundial” y sobre “China”, nos trae un estudio de seis casos (al que todos ellos los conoció como funcionario público o como profesor en Ciencia Política en la Universidad de Harvard), en el que evalúa la voluntad organizada para describir sus aciertos para construir -como estadistas y profetas (ambas al mismo tiempo)- la noción de sociedad e instituciones.

Los seis casos (Adenauer, De Gaulle, Nixon, Sadat, Yew y Thatcher) representan liderazgos fuertes, decididos y -hasta- casi autoritarios en algunos casos. Estilos de liderazgos (o “voluntad de estrategia”, como señala en el texto el profesor de Harvard) que lo atrae. Y es que como dice Kissinger, para organizar un Estado e inspirar a una sociedad es necesario tomar decisiones -muchas veces- en situaciones de urgencia. Para eso es necesario, leer historia y pensar desde la incertidumbre que te proyecta el futuro para encaminar las estrategias a seguir.

Los seis casos impulsaron y sellaron sus estilos de liderazgos en situaciones de crisis, de urgencias de guerra, económica, ideológica o cambio tecnológico rápido. Fueron esas coyunturas que permitieron que la voluntad organizada aparezca para dar sostén a las estructuras sociales e institucionales. Por estos tiempos de democracias plurales, ¿es posible ello? Maquiavelo sostiene -como premisa- que el exceso de paz y prosperidad trae como consecuencia liderazgos mediocres y sociedades más propensas al pedido de favores. Razón no le falta.

Por el mundo, Kissinger observa -con algo de desesperanza- que los liderazgos presentados en el libro han perdido todo tipo de aparición en el escenario político. Y es que también, como señala él, se ha relativizado en extenso la noción de nación. Kissinger, fiel creyente en el libre mercado y la democracia, nos presenta este texto para pensar en perspectiva el devenir de la historia y cómo se puede hacer que la sociedad vuelva a creer para la gestión de las instituciones y de las mentes y corazones de las personas a creer en ellas.

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Análisis de casos, Crísis, Henry Kissinger, Instituciones, Liderazgo, sociedad

Sea como fuere el tema de estabilidad en el trabajo en la actualidad no tiene la base fuerte que todo Estado debería manejar. El empleador tiene mecanismos diversos que interpretarán y permitirán ceses imprevistos. Una realidad por eso, es que ya sean los trabajadores o los empleadores, los que pondrán en agenda esta situación de miles de personas en la actualidad, y la pregunta de si existe o no existe estabilidad en los trabajos se presenta en una coyuntura tan difícil en nuestro país, que el tema generaría diversas aristas de interpretación. No es mi idea abrir polémica en este tema tan álgido, pero sí pretendo concluir en que esta situación genera estrategias nuevas que deben de considerarse para no generar brechas de desempleo y crisis intrafamiliares.

Por esta razón es que nuestra realidad laboral genera a la larga particularidades que presentan cómo no a nuestro Perú como un país emprendedor y el orgullo de serlo genera debates para aceptarlo o analizarlo. Sin embargo, hay toda una gama de situaciones que explican esto. Tema muy amplio a tratar, los despidos o términos de contrato, generan los autoempleos forzados y a la larga informalidad por doquier.

Entonces, en nuestra sociedad globalizada, joven, inmersa en el mercado de muchas maneras, se obliga a no solo apostar por la estabilidad laboral, sino la realidad te obliga también a caminar siempre con un plan alterno de supervivencia. La mentalidad del peruano deberá ser preventiva y pensar en el día siguiente, cuando no hay trabajo. La inversión fortalecerá los autoempleos por necesidad y generará una mejor apuesta para emprender. Los famosos planes alternos de recuperación, las liquidaciones bien invertidas y pensadas, toda esta gama de oportunidades planificadas es parte de una estrategia que ya debería estar inmersa en nuestro devenir diario, sino la crisis golpeará mucho más fuerte. Ustedes me entienden.

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Autoempleo, Desempleo, diversidad, emprender, estabilidad laboral, Inversión, sociedad

Como identidad cultural nos referimos al conjunto de peculiaridades propias de una cultura o grupo que permiten a los individuos identificarse como miembros de este grupo, pero también diferenciarse de otros grupos culturales. La identidad cultural comprende aspectos tan diversos como la lengua, el sistema de valores y creencias, las tradiciones, los ritos, las costumbres o los comportamientos de una comunidad. La identidad de un grupo cultural es un elemento de carácter inmaterial o anónimo, que ha sido obra de una construcción colectiva; en este sentido, está asociado a la historia y la memoria de los pueblos. La identidad cultural sirve como elemento cohesionador dentro de un grupo social, pues permite que el individuo desarrolle un sentido de pertenencia hacia el grupo con el cual se identifica en función de los rasgos culturales comunes”.

Sin embargo, la identidad cultural es un concepto dinámico, que cambia, se transforma, construye, que se va alimentando y transformándose continuamente, ya sea por influencias globales o con las realidades que se van dando a través de los procesos sociales e históricos. En ese sentido, el Perú es un país que está en ese proceso, la construcción de una nueva cultura peruana pasa por una misión urgente para las ciencias sociales, las culturas regionales no se pierden, suman, pero hay que darnos cuenta, que la necesidad de consolidar elementos para la convivencia, entre otras cosas, va a permitir poder hablar de fortalezas de mercados internos, de oportunidades para la exportación. Si queremos un Perú fuerte, necesitamos una sociedad fuerte, no homogénea, pero si consciente que las divisiones que se originan desde una lectura forzada de la cultura ancestral, limita la visión de desarrollo conjunto. Todo el país se necesita y la comunicación debe estar presente buscando entender nuestra realidad actual. “Adaptemos no adoptemos”, es un juego de palabras, que será tema de otro artículo. Gracias.

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Cultura peruana, Economía, identidad cultural, mercado interno, Perú, sociedad, Sociedad peruana

Esas denominadas normas sociales son las que marcan el camino para el desarrollo y crecimiento, en lo social y en lo económico, pasando por una mejor lectura en lo político, y está en la sociedad misma hermetizar los constructos que como grupos humanos se han desarrollado, teniendo la valla social en un nivel aceptable, donde el respeto y el sentido de pertenencia a un territorio, permita la viabilidad del éxito social y conlleve a un Estado fuerte y respetado. La realidad puede decir lo contrario, no soy iluso, pero como análisis y punto de debate creo que es necesario exponerlo.

Dicho todo esto, en un artículo anterior consideré importante que las mentalidades de los emprendedores debían ajustarse a una mirada más empresarial, y ese punto, por demás importante, cambiaría el desarrollo y fortalecería los emprendimientos. Pero considerando lo que expone este artículo, no solo es una tarea de los empresarios, es una tarea global, donde la sociedad tiene que mirar distinto el desarrollo país. Repito que la capacidad de interacción social, la soberanía de una nación, dependen de la existencia de instituciones legítimas, que garanticen continuismos en la construcción constante de liderazgos para el mando, leyes que permitan generar tranquilidades y una justicia operante y ejecutiva que respete lo trazado en el constructo y por ende formalice su pensamiento, sus acciones, quizás su mirada al mercado, y conlleve a tener claro la importancia de poder fortalecer los mercados internos, las salvaguardas lo tangibiliza la sociedad misma, al tener claro, un sentido de pertenencia, como nación, como sociedad, como estado. Si nos comenzamos a definir como una sociedad informal el problema continuará y seguirán siendo reducidas la productividad de las economías, seguiremos distorsionando la asignación de recursos, seguiremos limitando la efectividad de los esquemas de protección social, seguiremos viendo nuestro entorno desordenado, tendremos siempre la informalidad en nuestra mente y el orden social del cual siempre se habla, sería solo un discurso que a la larga compromete la calidad de vida. Ilusión, deseo o una realidad que los lideres pueden comenzar a cambiar.

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Informalidad, sociedad

La economía circular desprende el desarrollo y el crecimiento económico del uso de recursos naturales y energía, sin embargo, para poder hacerlo es necesario para su implementación, que los productores, los proveedores de servicios y sobretodo los consumidores puedan incorporar el concepto circular en su patrón de producción y de consumo. Es un sistema tanto económico como social que tiene como objetivo primordial la producción de bienes y servicios al tiempo que reduce el consumo y el desperdicio de materias primas, agua y fuentes de energía.

Lo innovador del concepto de hace algunos años, se convierte en una necesidad ahora, las adaptabilidades humanas deben comenzar a ver el futuro, es decir, el cierre del circulo de supervivencia, hasta hace algunos años, todos los conceptos giraban en un círculo de aprovechamiento de los recursos, ahora es muy conveniente plasmar una mirada también, al reaprovechamiento integral de dichos recursos, tomando en cuenta no solo un componente ambiental sino también económico y generador de nuevas oportunidades, incluyendo al empleo. Es por esto que tenemos que poner énfasis en la necesidad de un cambio en los modelos de producción y consumo, haciendo imperativo el tránsito a una Economía Circular. Nuestras economías deben optar por un modelo circular en el que todos los productos se diseñen y produzcan considerando el uso eficiente de los recursos naturales, su reutilización y la minimización de residuos.

Hay que entender también que tratar el tema de economía circular no solamente es hablar de reciclaje, no es un enfoque complicado y como estrategia es muy interesante, no es cara, es un negocio rentable, que genera buenos ingresos, como tendencia se consolida como la fuerza que ayuda a hacer frente a desafíos mundiales, como lo es cambio climático. En la actualidad, el consumo apunta productos sostenibles, no es extraño que los gobiernos y el nuestro sobretodo de una mirada a la posibilidad de convertirlo en un componente a asumir. La transición hacia un modelo circular no sólo aporta a la conservación del ambiente, sino que también presenta una serie de virtudes y beneficios económicos y sociales. 

Entonces, en el recorrido del tiempo, desde un análisis a priori de la conducta de la sociedad económica, lo particular que genera la adaptabilidad, obliga a convivir y pensar en lo circular, es decir, la adaptación a tu entorno te obliga también a preservar tu entorno y a utilizar en un mayor porcentaje lo que antes desechabas. Así de simple.

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Puede parecer una contradicción en marcha, el espíritu comunal de manejo conjunto y equitativo de la tierra y de los intereses comunales, ceden el paso a los intereses focalizados y asociativos desde el corazón de la comunidad, revisando el sentido primigenio. Sin embargo, es necesario considerar, que este fenómeno que se da desde algunos años, permite crear condiciones para ampliar las oportunidades a un mayor número de campesinos extendiendo no solo los territorios sino la masa comunal.

Este detalle que vale como una reflexión debería tener mayor tiempo y espacio para el análisis, pues el modelo comunal no se extingue, pero si se revisa para beneficio de todos aquellos que son parte de este modo de articulación y de vida cultural, ancestral e histórica. La comunidad abre su definición y pone en discusión en estos nuevos años su reformulación para bien.

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Campesinos, sociedad
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