“Hay que construir un espacio multiactor, reconocer la diversidad de voces e intereses en el territorio. El proceso de articulación se puede dar, pero no es un proceso liderado por uno al que todos siguen, no es una iniciativa individual y no es un proceso que suceda en el corto plazo”, explicó Trivelli. Para construir esos espacios se debe tener en cuenta la definición de cuál es el territorio, entender que estos contienen múltiples autoridades e instituciones y que no siempre tienen el mismo grado de cohesión social: hay desigualdad al interior de los territorios.
“Uno espera que cuando se avance hacia el desarrollo territorial las economías no solo mantengan distintos grados de diversificación, sino que logren integrarse de manera competitiva con los diversos mercados. Esto se complejiza, ya que los territorios donde se encuentran las operaciones mineras tienden a tener un componente de ruralidad y parten de situaciones de alta pobreza”, aseveró la especialista.
Asimismo, señaló que no siempre tener abundantes recursos provenientes del canon y las regalías mineras se traduce en una reducción de la pobreza o un avance en el Índice de Desarrollo Humano (IDH). “Esto tiene que ver con la propia capacidad de los actores que pueden usar el canon”, apuntó.
La economista refirió que la corrupción es una variable importante, pero que en algunos casos no se utilizan idóneamente estos recursos por la falta de capacidad de gasto en servicios de calidad y mantenimiento de la infraestructura.
El principal desafío para lograr un desarrollo territorial sostenible en operaciones mineras es la minería ilegal.