[LA COLUMNA DECA(N)DENTE] Hacer política es más que participar en elecciones y ocupar cargos públicos. Requiere fundamentalmente la habilidad de dialogar, negociar, convencer, acordar y colaborar con otros actores políticos y ciudadanos para alcanzar objetivos comunes. Implica, además, el análisis de políticas públicas, la formulación de propuestas, la participación en debates públicos y la defensa y promoción de posturas políticas. Capacidades y acciones que contribuyen a la construcción de una sociedad más justa y equitativa, democrática y solidaria.
Hacer política supone dialogar y negociar. Lo cual permite a los actores involucrados expresar sus puntos de vista, escuchar diferentes perspectivas y buscar soluciones consensuadas. Mediante el diálogo se pueden identificar intereses comunes y construir puentes entre posturas contrapuestas. La negociación, en tanto, implica la búsqueda de acuerdos y compromisos que satisfagan las necesidades y aspiraciones de las partes involucradas. En suma, la capacidad de dialogar y negociar de manera constructiva fomenta la resolución pacífica de conflictos y evita la polarización y confrontación.
Hacer política implica persuadir. Es decir, presentar argumentos sólidos y convincentes para influir en las opiniones y actitudes de los demás actores y ciudadanos. Comunicar ideas de manera clara y efectiva, presentar evidencias y razonamientos lógicos, y apelar a los valores democráticos y emociones de las personas. Mediante la persuasión, los actores políticos pueden movilizar a la ciudadanía, generar consciencia sobre problemas sociales relevantes y promover cambios en las políticas y en la sociedad en general.
Hacer política requiere también un análisis de las políticas realmente existentes y la capacidad de formular propuestas sólidas y viables. El análisis de políticas conlleva examinar las problemáticas y desafíos del país, evaluar las políticas públicas actuales y sus impactos; y proponer soluciones efectivas. En la formulación de propuestas se debe considerar diferentes perspectivas, investigar y recopilar evidencias relevantes. Así, los actores políticos y ciudadanos pueden contribuir a mejorar las políticas y encarar los problemas públicos de manera más efectiva.
Por último, hacer política es participar y defender posturas políticas. En un sistema político democrático la participación ciudadana es fundamental. Los debates públicos, las manifestaciones ciudadanas y las actividades de incidencia política son formas de participación que permiten a los ciudadanos expresar sus preocupaciones e influir en las decisiones políticas de quienes detentan el poder. Así mismo, la defensa de posturas políticas implica la expresión argumentada y persuasiva de opiniones sobre temas políticos, sociales o culturales; y la disposición para escuchar a otros y otras. Al defender posturas, los ciudadanos contribuyen al debate público y al desarrollo de una sociedad más informada y participativa. Hoy toca hacer política, política democrática. Ante el avance de la antipolítica, no tenemos de otra.