Compañeros de trabajo

La Inteligencia Emocional es una herramienta que nos ayuda a entender de qué forma podemos influir de un modo adaptativo e inteligente sobre nuestras emociones, así como en nuestra interpretación de los estados emocionales de los demás. Este tipo de inteligencia puede ayudarnos a encontrar la forma óptima de resolver conflictos, tanto en nuestra vida personal como en la vida laboral.

Un informe de D’Arte Human and Business School, escuela de coaching, explica que uno de los grandes problemas interpersonales reside en el desconocimiento sobre la gestión de las emociones. Esto provoca que no se sepa cómo canalizar el conflicto hacia la negociación.

Estos son algunos pasos a tomar en cuenta para lograr resolver los conflictos aplicando Inteligencia Emocional:

Identifica el problema

Imagina que en un espacio compartido, dos personas discuten continuamente porque uno deja sus cosas en cualquier lado y la otra persona es demasiado exigente a la hora de tener todo en su sitio. Podríamos identificar que aquí el problema central es el orden en la oficina.

Acercamiento amable

Este podría ser el paso más importante de todos. Resulta conveniente eliminar las barreras y comunicarnos con nuestro interlocutor desde una perspectiva bondadosa y sin reproches. Tomando el ejemplo anterior, hablar con la otra persona desde la bondad y el respeto se asemejaría a: “eres una persona que colabora rápidamente siempre se te pide, pero en ocasiones…”. Esto mostrará las oportunidades de mejora de la otra persona.

Buscar el tiempo y el lugar adecuado

Si el enfado de alguno de los lados es demasiado alto, hay cansancio acumulado, o nos encontramos en medio de la calle, no es momento de intentar negociar. Es necesario esperar la ocasión en la que las partes estén receptivas pues de lo contrario la comunicación no valdrá de nada. Es importante no confundir esperar con evitar. No hay que dejar pasar el tiempo para resolver el conflicto.

Buscar la intención positiva común

Detrás de las necesidades de cada persona, existe una intención positiva común. Entonces habrá que preguntarse el ‘para qué’. Siguiendo con el ejemplo de los compañeros, ¿qué lleva a uno ser desordenado y al otro no? En ambos casos, la intención positiva es sentirse a gusto en casa: el desordenado vive cómodo con el caos y el ordenado quiere todo recogido para sentirse relajado donde habita.

Negociación

Una vez que se cumplan los anteriores pasos, será posible llegar a la negociación. Ambas partes podrán ceder un poco para que la intención positiva de cada uno, es decir su necesidad, se sienta satisfecha y se resuelva el conflicto. En el ejemplo visto, se puede llegar al acuerdo de intentar mantener el máximo orden en zonas comunes.

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Compañeros de trabajo, Inteligencia Emocional, Trabajo

Una última encuesta realizada durante el World Economic Forum reveló que el 46% de los trabajadores a nivel mundial vieron una reducción considerable de su productividad durante este último año de teletrabajo debido a la pandemia por Covid-19.

Es cierto que este viene siendo un periodo complejo para todos, y que las diversas dinámicas de trabajo se han visto afectadas, pero para algunas personas resultó más difícil que a otras. Ya sea por factores emocionales, físicos o mentales. Incluso algunos trabajadores, que ya se encontraban reacios a las labores, han visto afectada aún más su productividad: los trabajadores flojos. ¿Cómo lidiar con ellos? Expertos de Forbes brindan algunos consejos para ello:

No permitas que te distraiga

No gastes tu energía concentrado en el hecho de que tu compañero no es tan eficiente como tú. Intenta desconectar de esa persona, siempre y cuando su proceso de trabajo no afecte el tuyo. Si no dejamos de pensar en lo que nos molesta del compañero, acabaremos por distraernos de nuestros pendientes.

No dejes que cambie tu actitud

Si usas tu tiempo y energía en molestarte con ese compañero, estás quitando tiempo y energía a tu trabajo. Además esto podía generar un mal ambiente incluso provocado por ti mismo.

No te contagies

Durante los días en que nos sentimos poco productivos, puede ser bastante tentador dejarse llevar por la flojera, ya sea empezar tarde, o tomar más tiempo del necesario para actividades personales. Evita estas actitudes.

No permitas que te deriven su trabajo

Este punto es crucial. Lo que tu compañero haga o deje de hacer no necesariamente es tu responsabilidad. Sin embargo, recuerda que pertenecen al mismo equipo, pues lo que debes evitar es terminar haciendo su trabajo así sea por cuestiones prácticas. Recuérdale que hay pendientes que cumplir para que el equipo salga adelante.

No le critiques con otros compañeros

Generar rumores, chismes o habladurías en un ambiente laboral es poco profesional. Lo mejor será elevar la preocupación sobre cómo esté compañero puede afectar el flujo de trabajo, al jefe directo o encargado del área.

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Compañero flojo, Compañeros de trabajo

Muchas veces son megalómanos, suelen ser manipuladores y buscan escalar muy rápido en la línea de carrera, sin importar a quién pueda afectar.

Usualmente escuchamos y hablamos de los compañeros tóxicos en el trabajo de manera general. La realidad es que existen distintos tipos de compañeros tóxicos y los tiranos son uno de ellos. Este término suele están vinculado a la política, pero también podemos encontrarlo en los negocios.

Se trata de una persona que alberga comportamientos tóxicos que pueden llegar a formar parte de la dinámica, afectándola drásticamente. Esto se materializa, por ejemplo, en alguien autoritario que prioriza conseguir ciertos objetivos sobre el bienestar de los demás. Harvard Business Review describe algunos mecanismos mentales implicados en los tiranos:

Megalomanía

Cuando alguien se siente tan engrandecido, cree que las reglas de comportamiento que rigen su entorno no se le aplican a él. Muchos errores morales se remontan al sentimiento de ser invencible, intocable e hipercapaz. Para las personas omnipotentes, las reglas y normas son para todos menos para ellos. Esta actitud repercute en los demás e influye en la forma de pensar de quienes rodean al tirano, especialmente si trabajan para él.

Negligencia justificada

Después de adaptarse inconscientemente al entorno hostil en el que se desenvuelven, llega la negligencia justificada. Esto sucede cuando las personas no se quejan de los comportamientos tiranos porque están pensando en recompensas más inmediatas, como mantenerse del lado de los jefes o de quien tiene más poder.

Un estudio sobre la reputación negativa en el lugar de trabajo, publicada en Journal of Career Assessment, reveló que en ocasiones los empleados desarrollan voluntariamente reputaciones negativas porque, en algunos casos, esos comportamientos pueden alinearse con la organización y beneficiar al individuo. Los trabajadores que se desenvuelven en un entorno en el que una reputación negativa puede ser recompensada probablemente adapten su comportamiento a este entorno para tener éxito.

“Los empleados pueden ver las acciones de un gerente como negativas, pero estas mismas acciones pueden ser vitales para tener éxito a los ojos de los ejecutivos de la compañía”, indica el informe.

Lo peor de todo esto es que las emociones tóxicas son contagiosas. Nosotros también podemos sentir estrés, volvernos ansiosos, negativos y destructivos por el estado de ánimo de quienes nos rodean, como un compañero con conductas tiranas. Encima, estas actitudes pueden trasladarse a casa y afectar el entorno familiar.

Una investigación realizada por varias universidades alemanas descubrió que el 26% de las personas muestran niveles altos de cortisol con solo observar a alguien tenso. “El estrés puede olerse. Quienes lo sufren sudan hormonas que son captadas por los demás”, según un estudio del Monell Chemical Senses Center de Filadelfia.

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Compañeros de trabajo, jefes tóxico

Conseguir un ascenso es siempre una buena noticia para quien lo recibe, pero no necesariamente para el entorno. Según un estudio de Udemy, plataforma de aprendizaje en línea, sobre la experiencia del trabajador, el 56% de los trabajadores cree que en las compañías se asciende demasiado rápido. “Y, precisamente, al ascender, los empleados reconocen que lo más complicado es ser visto como el jefe entre sus anteriores compañeros”, explica Llibert Argerich, vicepresidente de marketing de Udemy.

 

Entonces, ¿cómo podemos manejar un posible ascenso y tener una buena dinámica con los ex compañeros de trabajo? Expertos de Nexian, plataforma de recursos humanos, recomienda lo siguiente:

 

Conversa con cada trabajador: Ten en cuenta que el nuevo puesto puede suponer la supervisión y valoración de su trabajo, por lo que en esta conversación es importante dedicar tiempo a escucharles y aprovechar la antigua relación para construir una nueva dinámica de trabajo, estable y saludable.

 

Enfrenta el reto con seguridad: Es frecuente que antiguos compañeros se muestren a la defensiva y puede que algunos de ellos consideren una injusticia que la empresa no les haya propuesto a ellos el ascenso. Para contrarrestar este conflicto, es importante definir y compartir con el equipo nuevas metas y distribuir objetivos que permitan a cada profesional crecer.

 

Aprovecha tus vínculos: No olvides que el conocimiento de las fortalezas y debilidades de los antiguos compañeros, es una importante ventaja que debe servir para gestionar el equipo y obtener lo mejor de cada uno de ellos. Usa esto para motivar y reconocer los aciertos.

 

Construye tu propio estilo de liderazgo. No te dejes amilanar por dinámicas pasadas. En lo personal conviene estar atento al propio comportamiento, para cuidarte de no hacer grandes cambios. Sii antes los lunes comentabas el partido o la escapada de fin de semana, ahora no sería natural levantar un muro entre tus antiguos compañeros y tú.

 

No abuses de tu poder y autoridad. Es muy importante mostrar sencillez y humildad en el trato con el equipo. Cuando creas que puedes perder los papeles, recuerda que tú también fuiste parte del equipo, y que todos los puestos tienen un periodo de prueba.

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