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Todos deben coincidir en que la generación y la aplicación de las políticas públicas son realmente importantes, puesto que brindan el marco general para un trabajo coordinado y de cumplimiento obligatorio por parte de las instituciones que son involucradas en las intervenciones estipuladas. Sobre todo, desde un Estado que centraliza y en la práctica convierte a los gobiernos locales de alguna manera en solo agentes de intervención, pues el poder adquirido por éstos que les permitiría tomar decisiones propias sobre su esfera de competencias, muchas veces es limitado por múltiples razones. Una razón, supongo, es la carencia de definiciones estándar que se maneja desde el gobierno central y los espacios regionales. Aunque parezca imposible, es una verdad.

Es por esta razón que muchas políticas nacionales que apuntan al desarrollo de todo lo denominado rural, han sido estructuradas y se manejan tomando como base los conceptos que se explican desde lo urbano o desde la ciudad propiamente.  Siendo recurrente la debilidad que se muestra, creo yo, al momento de intervención. Cabe decir que no es exclusividad que “lo rural” sea visto solo por los gobiernos regionales con fuertes componentes en lo rural, pero si es muy importante su presencia en la construcción de políticas de atención. Por eso es necesario de que los ejecutores de las mismas estén bien capacitados y sensibles a la realidad. 

Es necesario entonces, que el concepto del tema rural debería construirse desde el conocimiento del espacio y la propia región donde se trabaja, viendo las densidades poblacionales, las particularidades y colectividades, la cultura, la organización social, el trabajo que desarrollan propiamente, las múltiples características diferenciadas, pero lo más importante, es tener bien claro cuál es su base estratégica de subsistencia. Y apuntar a trabajarla, fortalecerla, potenciarla y canalizarla para un desarrollo auto sostenido que permita su ingreso a un mercado mayor. Dicha base estratégica es la agricultura. Con la Agricultura surge un sector social que es definido normalmente como la unidad económica campesina familiar, cuya modalidad de producción se caracteriza porque la fuerza de trabajo y los medios que tienen para trabajar en el campo, se constituyen en un solo valor, constituyendo de esta manera la muy conocida categoría social que representa la mirada al campo: La familia campesina.

Ahora bien, plantear y/o sustentar el ingreso de un modelo de economía capitalista al agro no tiene por qué hacer desaparecer el modelo de organización campesino tradicional, donde es la familia la base de la producción, y que mantiene una modalidad de economía local, pero para entrar en esa apuesta, se debe considerar entre muchas, estas interrogantes: ¿Qué rol cumple la cultura para una resistencia hacia el cambio? ¿Qué papel juegan la organización social (el parentesco) en la defensa de la cultura tradicional? Teniendo las respuestas, se podría conseguir que toda propuesta para el desarrollo tenga la oportunidad de avanzar y de fortalecer al campesino. Este modelo de organización socioeconómica campesina basado en la familia es tan fuerte, que resiste cualquier crisis y valida cualquier cambio. El medio rural es representado por la familia campesina, cuya lógica económica de producir bienes transables, en franca sumatoria con más familias, generan redes y podrían tener efecto quizás sobre los precios en los mercados locales y regionales y aunque parezca paradójico, la práctica económica tradicional campesina, que se basa en una unidad básica de producción, de trabajo familiar, se podría constituir en la base también de una futura economía de mercado muy aprovechable desde el sector rural.

En conclusión, volteando la mirada y reconociendo en la familia campesina, en el agro, en la práctica económica tradicional campesina, basada en su unidad básica de producción, el grupo familiar, es un aliado, en lo económico, de una entidad superior, la economía de mercado el verdadero significado y valor que posee el sector rural, se tendría la oportunidad de comenzar a trabajar varios temas con mayor firmeza, identificando una vez más, en este sector, su espíritu resiliente. La mirada hacia la agricultura debería ser renovada, el campo mismo es una necesidad, darle juventud a los que trabajan la chacra, (ahí vendrían políticas con respecto a este tema) construir y fortalecer la asociatividad, generar los péndulos económicos, aprovechando del fenómeno migratorio los retornos estacionarios, es decir, entender y fortalecer la mirada de la familia campesina emprendedora, darle mayor valor. El Pais es rural y urbano como muchos otros países, las redes están construidas, lo social es fundamental para la generación de propuestas, lo económico es la base para fortalecer y sustentar dichas propuestas, la articulación de instituciones, etc. Respetemos el campo, el sector rural es clave.

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[ENTREVISTAS] Desde hace miles de años, tantos como las civilizaciones que han ocupado este territorio que hoy llamamos Perú, la sabiduría de sus habitantes primigenios y de todos los que se han sucedido en la siembra, cosecha y consumo de los productos existentes en los diferentes pisos ecológicos ha hecho coincidir las bondades de la agricultura con las de la minería dedicada durante milenios a la orfebrería y el cultivo y el usufructo de los árboles de maderas finas. Como relata José María Arguedas en la mayoría de sus ficciones, es posible la coexistencia de la gran minería y la agricultura cuando ambas actividades se complementan en beneficio del hombre.

Conversamos con Juan Manuel Benites, experto en temas de inversión pública y desarrollo rural, ex ministro de Desarrollo Agrario y Riego y economista especializado en temas de inversión pública y desarrollo rural.  Quien además está convencido que el diálogo con sustento puede lograr consensos como en el caso de la modificación a la ley de deforestación y fauna silvestre.

¿Qué decía la Ley Forestal y de Fauna Silvestre y qué es lo que se ha modificado? ¿Por qué algunos grupos ambientalistas están llamando a la violencia contra ella?

  • Creo que esos grupos son parte importante de los que están incentivando la caída del Gobierno; ellos están completamente fuera de lugar, pues no es correcto llamar mafias y narcotraficantes a los firmantes de un comunicado suscrito por la Sociedad de Industrias, por Adex, por la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú, por la Asociación Peruana de Agricultura, por la Junta Nacional del Café y por la Asociación de Pequeños Cafetaleros de 17 regiones. No es una mafia la que está moviendo esto, sino un clamor de toda la agricultura del Perú, y ahora que lo explique van a entender el porqué: la Ley Forestal prohíbe hacer agricultura sobre suelos que no son aptos para la agricultura y cómo se determina eso. Entonces se dice que hay que hacer un estudio de clasificación de tierras por su capacidad de uso mayor. ¿Qué es eso? Pues lo hace un experto en suelos que toma una muestra del terreno, la lleva al laboratorio y los técnicos determinan si el suelo tiene o no aptitudes agrarias. Detengámonos ahí para recordar que desde los años setenta las leyes prohibían hacer agricultura sobre los suelos forestales, pero la ley le dijo al Estado, es decir, al Ministerio de Agricultura: “Preocúpate en definir cuáles son los suelos que sí se pueden usar y cuáles no se pueden usar, entonces titula a los que sí se pueden usar y cuáles no se pueden usar; eso es lo correcto”. Eso se ha repetido en las subsiguientes leyes forestales: la del año 1975, la del año 2000, y, luego, la de 2011. Por lo tanto, el Ministerio debió haber hecho esa clasificación, pero no la hizo; sin embargo, ha titulado y ha entregado constancias de posesión, porque desde la época del gobierno militar (1968-1980) hubo una política de ampliación de frontera agrícola no solamente en la Amazonía, sino también en la costa con los grandes proyectos de irrigación y en la sierra, mediante la edificación de grandes obras de infraestructura. El Perú es un país agrario, fundamentalmente minero, pero también agrario: el 25 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) está en la agricultura, y, además, el Perú satisface el 60 por ciento de su dieta con productos peruanos. Entiéndase bien: el 60 por ciento de los alimentos que consumimos los peruanos se producen en el Perú. Pero qué sucede con las políticas ambientalistas que quieren relacionar todo a las leyes forestales, las cuales dicen que “todas las propiedades, todas las unidades agropecuarias deben tener una certificación ambiental, así como la tienen la minería y la industria; como parte de su expediente le van a exigir al privado que traiga la clasificación de suelos de uso mayor, es decir, le van a pedir al privado que haga el trabajo del Gobierno; entonces, como el Ministerio no hizo la clasificación y no es seguro que me dé el título y de que este suelo sea agrario, entonces yo tengo que demostrar que el suelo es agrario. Pero, ¿cómo así, si estoy trabajando la tierra hace medio siglo o sembrando y cosechando café desde hace 20 años”. Las nuevas exigencias de clasificación van a costar mucho dinero, más aún si en todo el país no hay más de 60 o 70 ingenieros registrados y solamente 4 o 5 laboratorios para todo el país. Todo eso me parece más un negocio teledirigido que otra cosa. Entonces, si yo soy un agricultor que viene haciendo maíz en la costa, papa en la sierra, café en la selva central o cualquier siembra en los distintos pisos ecológicos del país, no tengo la posibilidad de poder continuar con mi actividad productiva, porque primero voy a tener que hacer un estudio y rezar para que los técnicos digan que el suelo es agrario, y si esos señores dicen que el suelo que me ha dado café, mandarinas, arándanos o uvas durante décadas no es agrario, entonces no voy a poder continuar, porque me van a multar, me van a cerrar y, en el colmo de los colmos, me van a exigir que reponga bosques en la Amazonía o en Olmos, porque si no me van a mandar a la cárcel. Y qué hacemos con ellos, porque la verdad es que los ambientalistas están felices con eso, ya que muchos de ellos han sido cocaleros y no queremos que regresen a la coca. De la Amazonía tenemos unas 500 mil unidades agropecuarias, cerca de 2 millones de personas trabajan en el agro, 70 productos salen de esa Amazonía, 6 millones de peruanos comen de esos productos, 5 mil millones de soles del valor bruto de la producción sale de la mencionada Amazonía y 1300 millones de dólares de exportaciones, entre café, cacao y palma aceitera, proceden de ahí. ¿Qué hacemos con eso, nos olvidamos acaso? Es un atentado ideológico, se está tratando -de alguna manera- de disfrazar de una preocupación fidedigna que todos compartimos del cambio climático para atacar a la agricultura, especialmente a las empresas formales en la costa, en la sierra y en la selva, y so pretexto de eso no importa llevarse por delante a los pequeños productores porque para ellos son invasores que están destruyendo el suelo forestal, pero ya no existe bosque; le digo una cosa más: la ley europea que es la que ha levantado todo este tema dice que va a importar sólo de lugares que hayan deforestado máximo hasta el 31 de diciembre del año 2020. Eso quiere decir que sí hubo deforestación, pero no la va a considerar así por una decisión política para no perder su cadena de suministros, políticamente dicen que no hay deforestación para atrás; entonces salen los ambientalistas a decir que no hay criterio técnico, yo les digo que esto es un tema de realidad: nos ha ganado la realidad, tenemos agricultura donde no debería estar, pero ahí está dándonos de comer no sólo a los que compramos, sino a ellos y a sus familias, que tiene 5 hectáreas, 10 hectáreas. La Amazonía está ocupada en un 97 por ciento por unidades de menos de 50 hectáreas, es decir, no son los grandes conglomerados agroindustriales como ellos nos quieren hacer creer, porque la palma aceitera, por ejemplo, no llega ni a 100 mil hectáreas y tenemos 10 millones de hectáreas deforestadas, vale decir, la palma no es la que ha deforestado porque mucha de la palma se ha hecho sobre terrenos que antes eran sembríos de hoja de coca, porque es un cultivo alternativo y no producto de un lobby, como los grupos ambientalistas dicen por todos lados. Y el tema no es sólo de los suelos amazónicos, porque en Paracas, por ejemplo, hay una gran cantidad de empresas productoras de arándanos y de paltas que usan los suelos más degradados del Perú.

Los ambientalistas no quieren que se les dé título de propiedad quieren darle lo que llaman ellos contrato de sesión en uso y ya con eso solucionaron y de qué trata, un contrato que máximo son 100 hectáreas que tienen que mantener 80% del bosque que había y si no había tendrán que reponerlo que tiene además que renovarse cada 40 años a discrecionalidad de un funcionario público eso si le da la gana renovarle y que además, no son embargables ni pueden ser garantía de nada porque es terreno del Estado, entonces de nuevo están en una posición ideológica no quieren propiedad privada quieren que sea propiedad del Estado y así las tierras en todo el país tendrían que ser tierras del Estado, desde mi punto de vista es un ataque ideológico y queda cada vez más claro para mí que es ideología disfrazada de cuidado del medio ambiente y habría que preguntar quién los financia, porque claro ellos ahora dicen que el Perú va a incumplir compromisos internacionales  de deforestación pero con la ley que ellos están defendiendo y se han perdido 2 millones de hectáreas en 12 años, todos los años se van 165 mil hectáreas, han crecido las hectáreas de coca en 100 mil, la minería ilegal está destruyendo la Amazonía y ahí no dicen nada, es más han dicho que ellos son los que están detrás de la norma porque eso los va a legalizar.  Iris Olivera está diciendo que la Unión Europea no está pidiendo título de propiedad no ha leído la norma entonces porque la norma dice que, así como no va a importar de zonas que ya no tienen bosques también se tiene que cumplir la ley local, de lo que acabamos de hablar vamos a cumplir la ley local, no, porque estamos haciendo agricultura donde no se debe, pero que más dice la ley europea que cumplir con las normas locales el primer punto es derecho de uso de suelo ¿qué es eso? Son títulos de propiedad. Los primero que quiere él que va a exportar a Europa es saber que tienes derecho de uso de ese suelo, que tienes certificaciones medio ambientales que con la modificación si se va a poder lograr, entonces, eso es lo que les duelo y eso es lo que están tratando de generar ya hora dicen que esta norma va a permitir titular tierras de colonos que están superpuestas sobre áreas de los nativos es falso esta ley no otorga títulos de propiedad si leen el artículo de la ley que tanto cuestionan, el artículo en ninguna parte otorga derechos de propiedad, el articulo dice a los que tiene título de propiedad o tienen constancia de posesión emitidos por autoridad competente antes de la entrada en vigencia de la ley que modifica y que no tengan masa boscosa y que estén haciendo agricultura se les exonera como dar un área de uso ya agrario, no se cuestiona el uso agrario lo cual tiene sentido si usted está haciendo agricultura ya 30 años aceptaría que le digan que no va hacer agricultura. No hacer nada es un atentado contra la agricultura en todo el país no solamente en la Amazonía, la modificación es una salida y dice al día de hoy que se publica la ley todo lo que ya tenga agricultura y donde ya no haya bosque ya no hay discusión, pero si tienes bosque en pie no me puedes tocar la ley no autoriza a tocar bosque en pie esa es otra mentira que están diciendo.

¿Está modificación garantiza que no se siga deforestando?

  • Eso es una buena pregunta y voy yo a partir la pregunta en dos. La primera hoy día se está perdiendo 165 mil hectáreas sin la modificación o sea el que haya deforestación no es un problema de que la modificación la va a hacer ya existe y algunos dicen que se va a incumplir tratados internacionales de cero deforestación, eso ya se está incumpliendo, todos los años perdemos 165 mil hectáreas desde que empezó está ley hemos perdido 2 millones, tenemos 10 millones de hectáreas deforestadas. La segunda parte de la respuesta se está poniendo línea de corte, está diciendo sólo lo que tiene agricultura no lo nuevo en la reglamentación que se haga de la ley ahí tiene que establecer una línea fija, ya Agricultura tiene los mapas, las imágenes satelitales, solo esas áreas se pueden usar no las otras, es como ha hecho Colombia que ha marcado la frontera agropecuaria, entonces ha creado una zona donde se puede hacer agricultura, pero fuera de eso no se puede hacer, igual estamos haciendo acá con eso reconocemos el uso actual lo mapeamos lo identificamos satelitalmente y no se puede tocar más.

¿Cuánta es la cantidad de terreno de estas zonas deforestadas que se está utilizando actualmente en agricultura, tendrían la posibilidad de crecer?

  • 2 millones de hectáreas y podría crecer sin cortar árboles porque tenemos 10 millones de hectáreas deforestadas, pero solo dos estamos usando en este momento, quiere decir que hay 8 que están disponibles, no necesitamos cortar más bosque, podríamos ampliar la frontera agrícola y no creo que necesitemos 8 millones de hectáreas o sea que podríamos también recuperar naturaleza, entonces podríamos vender como país un espacio donde recuperemos bosque y hagamos una agricultura inteligente una agricultura combinada con agroforestería  trayendo recursos para sacar a la gente de la pobreza porque ese el principal problema por la cual hay deforestación. Nuestro caso es muy distinto a Brasil a Indonesia o a Malasia donde eran grandes corporaciones tumbando bosques para hacer soya o palma aceitera, aquí no, aquí son los pequeñitos que huyen de la pobreza de los andes de la costa y llegan allá y cortan bosques y van sembrando lo que puede durante el poco tiempo que soporta ese suelo porque son pobres y como no tienen dinero y no tienen título se van a otro lado y siguen cortando bosque, hay que romper ese círculo de la pobreza. Entonces a mí me causa mucha gracia cuando está gente dice que esto está promovido por mafias ilegales al contrario la formalización va a ahuyentar a las mafias porque a los ilegales les conviene que no haya Estado, más bien les conviene todo este desorden y todas estas invasiones y toda esta informalidad y además quieren legislar por la excepción y no por la generalidad no por la norma porque hay unos cuantos que seguramente deforestan para hacer coca  entonces hay que perjudicar a toda la agricultura del Perú que está hace 50 años ahí. Tenemos un año y medio peleando con este tema, Fabiola Muñoz en algún momento hizo un intento de convocar algunas personas, pero luego comenzaron que yo no me siento con fulano o mengano que representa a las empresas, entonces así no se puede trabajar, finalmente no les gusto la norma porque no se acomodaba a lo que ellos pedían y se fueron y lo único que han hecho es criticar, todo lo que pone se critica porque para ellos todo está mal y crean campañas apocalípticas que se va a perder la Amazonía.

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Y en todo caso, si se lee con cuidado las entrevistas, dicen que el impacto de esta hambruna será que regresaremos a los niveles de pobreza del año 2019. No del año 1983 o 1990, si no del año 2019, justo antes de la pandemia, cuando la prensa no consideraba la pobreza como un tema que nos debiera escandalizar.

El problema de estas campañas mediáticas se encuentra en el impacto que estas tienen sobre la población. Ya han saltado algunas alertas en los centros educativos de todos los niveles donde sus docentes han notado los problemas que el miedo y la zozobra constante están generando dentro de las familias y en la conducta de nuestras niñas, niños y adolescentes, en la conducta de sus padres y madres que sienten que todo fuera del hogar, donde han estado dos años en encierro, les hará daño. Es hora de que esa relación tóxica entre el presidente Castillo y la prensa deba parar. Necesitamos con urgencia cuidar la salud mental de nuestras familias. No se trata de un mero juego político, sino de un malestar profundo que va a dejar huella y que puede dañar por mucho tiempo a nuestra sociedad. 

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