Carla Sagastegui

Detengamos el miedo

"En el Perú, algunos especialistas consideran que los agricultores más pobres serán los más afectados, pero en realidad, como otros han aclarado, los más pobres no usan esos fertilizantes y quizá como sus productos por eso motivo costarán menos, serán quienes más vendan."

Si algo va a ser inolvidable de la gestión de Pedro Castillo, son los criterios políticos con los que ha elegido a sus ministros, tras un par de décadas en las que la sociedad peruana se había acostumbrado a que se colocaran especialistas (corruptos o no) según cada sector público. 

El que actualmente se tenga como condición que simplemente sea alguien del entorno político de Castillo o de Vladimir Cerrón nos encontramos con muchos actores de cuestionable formación académica y de experiencia política en el característico estilo regional que ofrece puestos de trabajo a sus allegados y familiares. Y es esta práctica la que ha generado y alimenta una relación tóxica con la prensa que afecta directamente a nuestra sociedad, pero que parece no importarle. Por estar vinculado el periodismo peruano con los grupos de poder. destina sus titulares y programas de televisión con el fin de conseguir la renuncia del presidente. Sin que por eso se hayan rendido junto con el Congreso de la República en encontrar una razón para su vacancia.

El problema de esa relación de acusación y victimización constante es que nos afecta a todas las peruanas, a todos los peruanos. El último ejemplo ha sido el del ministro de Agricultura. El cargo lo tenía Oscar Zea. Un profesor puneño dedicado a la ganadería, defensor de la ideología de familia en el Congreso. En un reportaje televisivo, funcionarios que habían dejado sus puestos en el ministerio, acusaron a su Secretario general de ser quien nombraba a los nuevos jefes del sector. Como reacción, durante una entrevista en un programa radial, Zea dijo que lo despediría. De paso ninguneó al presidente de la Convención Nacional del Agro Peruano. Al día siguiente se retractó en las redes sociales pidiendo disculpas y asegurando el puesto a su Secretario general. La prensa, entonces, arremetió con un ola de entrevistas a especialistas agrarios que basándose en un artículo publicado por The Economist (21-27 de mayo 2022), en las que se concluye la necesidad de una serie de medidas llevadas a cabo por serios especialistas (no por alguien como Zea) para poder enfrentar una próxima hambruna mundial causada por la guerra entre Rusia y Ucrania que ha elevado los precios de los combustibles y de los fertilizantes químicos. Castillo no dudo en reemplazarlo. Pero como lo hizo a su estilo, lo reemplazó por un congresista de dudosa formación profesional que basa su conocimiento sobre el campo agrícola en haber realizado campañas políticas por todo el Perú y haber recogido las demandas del sector. Para colmo de males, la prensa le ha encontrado antecedentes penales. Entonces, el miedo a la hambruna por la falta de fertilizantes se ha difundido y aquí es donde considero, nos debemos detener. 

Es cierto que el artículo de The Economist causó revuelo en el mundo entero, pero en distintos países del mundo y de América Latina, la respuesta ha sido que puede incluso resultar beneficioso que la tierra descanse un año de la combinación de nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K) que ha conseguido sobrealimentar a la población mundial desde la década de 1960. Especialistas han declarado en National Geographic (24 de mayo 2022) que el impacto de los fertilizantes dura diez años, de tal manera que un año o dos sin utilizarlo no tendrá mayor impacto, salvo el que la tierra descanse. En el Perú, algunos especialistas consideran que los agricultores más pobres serán los más afectados, pero en realidad, como otros han aclarado, los más pobres no usan esos fertilizantes y quizá como sus productos por eso motivo costarán menos, serán quienes más vendan.

Y en todo caso, si se lee con cuidado las entrevistas, dicen que el impacto de esta hambruna será que regresaremos a los niveles de pobreza del año 2019. No del año 1983 o 1990, si no del año 2019, justo antes de la pandemia, cuando la prensa no consideraba la pobreza como un tema que nos debiera escandalizar.

El problema de estas campañas mediáticas se encuentra en el impacto que estas tienen sobre la población. Ya han saltado algunas alertas en los centros educativos de todos los niveles donde sus docentes han notado los problemas que el miedo y la zozobra constante están generando dentro de las familias y en la conducta de nuestras niñas, niños y adolescentes, en la conducta de sus padres y madres que sienten que todo fuera del hogar, donde han estado dos años en encierro, les hará daño. Es hora de que esa relación tóxica entre el presidente Castillo y la prensa deba parar. Necesitamos con urgencia cuidar la salud mental de nuestras familias. No se trata de un mero juego político, sino de un malestar profundo que va a dejar huella y que puede dañar por mucho tiempo a nuestra sociedad. 

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agricultura, grupos de poder

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