Para muchas personas, las condiciones económicas en un puesto laboral son un factor crucial para determinar si vale la pena continuar trabajando en determinada empresa, pero la realidad es que en la figura de esta decisión se encuentra también el salario emocional.
Se trata del nivel de satisfacción personal que una persona obtiene en su centro de labores y está compuesto por elementos como calidad del trabajo en equipo, compañerismo, buen clima laboral, posibilidad de seguir aprendiendo, acceso a la formación continua, liderazgo y medidas de conciliación, explica un informe de la EAE Business School.
“El salario emocional es una inspiración porque ofrece reconocimiento a cada persona. Actualmente, el cambio frecuente es un ingrediente habitual en la vida profesional de la mayoría de los trabajadores. Las novedades pueden producirse como consecuencia de causas externas, pero también por una decisión interna”, explica la institución educativa en negocios.
El salario emocional debe ser siempre una fuente de bienestar, motivación y felicidad. La ausencia de este incrementa la frustración, el estrés, los conflictos interpersonales y los errores de comunicación. Por ello resulta tan importante que las empresas cuiden su clima laboral y velen por el bienestar de todos sus trabajadores.
Encontrar la motivación
El psicólogo Luis Martínez-Casasola explica que al firmar un contrato que indica un salario económico, se firma de manera tácita un contrato psicológico, y uno de sus principales efectos es la motivación.
“Todas las expectativas y esperanzas depositadas en su nueva relación laboral le harán estar especialmente motivado y por lo tanto aportar un buen rendimiento en su nuevo puesto. Esto se mantendrá en el tiempo si dichas expectativas se van cumpliendo y por lo tanto recoge los frutos que esperaba”, explica el experto.
En el caso de que las expectativas no logren materializarse, puede que la motivación comience a disminuir, y lo hará en función de la magnitud de la diferencia entre las previsiones que tenía en su contrato psicológico y la realidad que se haya encontrado durante el tiempo en la empresa.
En caso esto suceda, el psicólogo recomienda ver la manera de resolverlo haciendo explícita la disconformidad observada, que pone por ejemplo que el trabajador exponga su disconformidad con aquel elemento o rutina de la empresa que está entrando en contradicción con lo que él esperaba, para que se ajuste o mejore. “También es posible que sea la propia persona la que reajuste sus expectativas previas y las adapte a la nueva realidad, modificando lo que esperaba de la empresa”, finaliza.