En un contexto de crisis económica, donde las empresas cuentan con muy pocos recursos para ofrecer incrementos de salario o bonificaciones a los trabajadores que más se esfuerzan, todavía es posible recompensar la productividad en formas no monetarias. Por ejemplo, brindar algún día libre o dar facilidades de horario.
Estos beneficios, según Franklin Ríos, director del Centro de Desarrollo Personal y Profesional Perfil, se conocen como el “sueldo emocional” y en esta coyuntura de teletrabajo pueden convertirse en una herramienta útil “no económica” para retener al talento dentro de la organización, reducir los niveles de estrés, entre otras ventajas.
“El reconocimiento es una de las palancas más fuertes para motivar a la gente. Alguien reconocido por sus logros, no solo va a motivarse, sino que su desempeño va a subir. El reconocimiento empodera mucho, les da seguridad a los colaboradores y los reconforta. Compartir ese simbolismo y ser reconocido entre los demás es muy valorado”, explica.
Además de generar un buen desempeño entre los trabajadores, incrementar este “salario emocional” también ayuda a reducir la rotación y mejorar la identificación organizacional con la compañía. “Funciona cuando la persona no solo está satisfecha, sino que se siente orgullosa de estar ahí. Hay que trabajar ese sentimiento e involucrar mucho a la familia, eventos y ferias”, precisa.
¿Cómo aplicar estos incentivos?
Si bien estas actividades para la familia o los descuentos para servicios de gimnasio o de yoga generan un gasto para la empresa, Ríos considera que deben ser tomados como mecanismos de retención. Con la pandemia, el tipo de beneficios por ofrecer también ha cambiado.
“Ahora que se está en cuarentena, las empresas pueden pensar en dar espacios para el almuerzo. En Alemania a pesar del teletrabajo ya se está dando libre los viernes y con un aumento de productividad de hasta 40%”, comenta.
Esta mayor flexibilidad se alcanza, generalmente, cuando la actividad laboral empieza a medirse en función a los objetivos alcanzados y no tanto por las horas trabajadas. Bajo un sistema más flexible, los trabajadores valoran más facilidades como el poder asistir a reuniones escolares de padres o celebrar los cumpleaños de los niños.
“Mientras se piensa que la persona está sola en casa trabajando, la realidad es que también están los hijos u otros familiares y no tiene el espacio para concentrarse. Ahí vienen los beneficios no monetarios como la flexibilidad de horarios para cocinar, por ejemplo”, agrega.
También aconsejó brindar la opción de llevar alguna formación específica que no esté tan relacionada al trabajo. Los temas como el manejo del estrés o los cursos de cocina bajo la modalidad virtual son opciones bastante populares.