Tampoco este año voy a pecar de hipócrita ni trataré de poner, misma guía telefónica, cuanto libro se haya publicado por autores peruanos. Necesitaría varias semanas para acercarme a un panorama exhaustivo. No. Aquí se trata de hacer una selección según mis criterios, por lo que forzosamente quedarán fuera muchos títulos que para otros lectores podrían ser interesantes.

Debo añadir que, pese a la pandemia y el relativo distanciamiento (lo que supuso menos actividades presenciales o algunas magras de público), el año fue fecundo en publicaciones literarias, lo que se evidenció en numerosas ferias, presentaciones de libros y festivales virtuales, como los organizados por el Proyecto de La Huaca es Poesía, que dirige el poeta Rafael Hidalgo.

Aquí va lo que me entusiasmó del 2021 y ahora recomiendo:

Novela

¡Kutimuy, Garcilaso!, de Eduardo González Viaña, es la última entrega del prolífico narrador liberteño, construida entre la ficción y la historia de un personaje sumamente importante para nosotros los peruanos, sobre todo en este contexto que acabamos de vivir, nuestro Bicentenario de la Independencia y la fundación de la república. En esta ocasión, la novela se centra en la gran figura del primer mestizo fundacional, el Inca Garcilaso de la Vega, con rasgos de realismo mágico y a la vez reconstrucción de la historia colonial. Nos propone un Inca con raíces andinas, reinterpreta el Taki Onqoy y lo usa como analogía de nuestra reciente historia política en una prosa ágil que ya antes ha sido reconocida por su musicalidad y colorido. 

¡Bésala, idiota!, de Jorge Irribarren, es una novela que entreteje historias y toca temas muy actuales que hacen reflexionar al lector sobre la existencia, el tiempo, el fetichismo y el amor, aparte de mencionar e indagar en otros tan importantes como la migración, el trabajo, las relaciones y la cultura en general. Con gran dominio narrativo, Irribarren nos lleva de una cultura a otra, es decir, de vivir lo peruano a experimentar lo alemán (él vive en ese país), insertando términos de ambas lenguas. De pronto estamos tomando un pisco sour o un chilcano y de repente nos encontramos en un bar disfrutando de una cerveza alemana. El gran acierto de Irribarren es utilizar estos giros y cambios de ambiente a medida que avanza la trama para hacernos sentir el bilingüismo y la biculturalidad que uno obtiene cuando es ciudadano de dos mundos.

Revolución caliente (una historia del Perú) es una de las nuevas novelas del polifacético Rodolfo Ybarra –poeta, novelista, ensayista y cuentista–, quien siempre destaca en el ámbito cultural. Se trata de una novela que nos lleva a las décadas de los ochenta y noventa y nos recuerda lo difícil que era vivir en esos años en el Perú.

 

También Otras caricias, de Alonso Cueto, una interesante incursión por los recuerdos de la música criolla; El carnaval de los espíritus, de Mario Suárez Símich; Historia, de Julián Pérez; El amor es un perro que ruge desde los abismos, novela del promisorio J. J. Maldonado; y, entre los novelistas más recientes, Huella de tigre, Maica Guerrero, y Caen los colibríes, de Carlos Fuller.

Cuento

La irrealidad y sus escombros, de Rocio Uchofen (autora afincada en los Estados Unidos), contiene catorce cuentos, con grandes innovaciones en cuanto a la forma y al contenido, ya que tenemos finales totalmente abiertos donde los protagonistas son capaces de decidir y tomar decisiones imprevistas.

La ciudad en que no estás, de Margarita Saona (también parte de nuestro Quinto Suyo literario), recoge más de cincuenta relatos breves donde la voz narrativa mantiene una actitud nostálgica hacia vivencias que en sí son los protagonistas de estas secuencias narrativas, donde la narradora se desenvuelve en inesperadas situaciones.

Libros de cuentistas jóvenes que han destacado el 2021: El último color, de Manuel Nieves; Mañana nunca llega, de Tadeo Palacios Valverde; y Mis últimas palabras, de Rómulo Reaño. 

Como antologías notables, tenemos 21. Relatos sobre mujeres que lucharon por la Independencia del Perú, con selección y prólogo del crítico José Donayre Hoefken y grandes evidencias del talento y la pasión que tienen nuestras cuentistas contemporáneas. También, Cuentos peruanos de la pandemia, del reconocido crítico y poeta Ricardo González Vigil. 

En literatura infantil, sobresalen Animales peruanos y Navegar por los aires, los dos últimos libros y proyectos que presenta Micael Chiriff, la autora más activa de este género muchas veces ninguneado, y La vaquita, de Samuel Cárdich.  

Poesía

Dos recopilaciones de poetas consagrados descollaron el 2021, confirmando la calidad y variedad de sus respectivas trayectorias. En primer lugar, la antología Castillos en el aire: antología poética 2013-2019, de Marco Martos, que incluye avances de su nuevo libro Mar del Perú, en el tono sereno y depurado que caracteriza a este importante poeta de la Generación del 60. También El Zorro y la Luna. Poemas reunidos 1981-2021, que incluye el nuevo libro de José Antonio Mazzotti Poemas posthumanos, un sentido homenaje en clave transbarroca a César Vallejo y las víctimas de la actual pandemia.

Por su lado, Vanesssa Martínez Rivero publicó ARTE-FACTA, con textos de sus distintos poemarios, desde La hija del carnicero (2007), Coraza (2009), Carne (2012) y Redondo (2015), hasta Un tercer ojo para la tristeza (2019), lo que la consagra como una de las voces dosmileras más interesantes. 

Otros títulos destacables son Los sicarios del tiempo, de Domingo de Ramos; Parábola de las ideas impuras, de Enrique Sánchez Hernani; Amazona, de Susan Lobato; Calaveras retóricas, de Diego Lazarte; Manantiales, de Willy Gómez Migliaro; Comentarios irreales, de Miguel Ildefonso; Migratorio, de Miguel Lescano; Extensas legiones, libro tri-autorial de Evgueni Bezzubikoff, Miguel Ildefonso y Juan José Soto; El califato de Lima, de Diego Otero; Epitafios del desierto, de Ricardo Josadth; Tapir tapir, de Renato Pita; Cam Girl, de Fiorella Terrazas; y Fiesta, de Denisse Vega Farfán.

Entre las revelaciones jóvenes, siendo todas voces femeninas, me impresionaron Canción y vuelo de Santosa, de Gloria Alvitres Aliaga; El Apu descalzo, de Maggie Velarde; y Alguna vez esto dolió, de María Alejandra López.

También debe subrayarse la importancia de la poesía en lenguas originarias, como se ve en Sanchiu, de Dina Ananco, poeta que proviene de la tradición awajún y wampís. Esta es una tradición que poco a poco empieza a merecer mayor visibilidad y que sin duda cobrará mayor presencia según se vayan democratizando nuestras instituciones y medios de comunicación, tradicionalmente criollos y limeñocéntricos.

Otras publicaciones dignas de mención son las antologías que compone la poeta Karina Medina de Poesía joven ultimísima para poetas varones y mujeres, un esfuerzo que merece reconocimiento.

El resto, más o menos deleznable, oscila entre la brichería y el feminismo de feria.

A rascarse rico.

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Para mí, desde el mismo año de la caída de las Torres Gemelas, el 2001, la Navidad nunca volvió a ser la misma, pues ya la familia dispersa no volvió a reunirse después de esa muerte masiva que nos dejó a todos mudos y desolados. 

A partir de ese año, la Navidad empezó a obtener un nuevo significado, adquirió un concepto distinto, más rico que el que yo había sentido desde la infancia. Empecé a entender mejor el sentido de la unión, la salud y el amor de la familia como única ley que debía regir en nuestras vidas. 

Al pasar el tiempo, al crecer y envejecer, la Navidad fue adquiriendo muchos significados, sobre todo ahora ante la presencia del virus del Covid-19 desde marzo del 2020, que ha segado tantas vidas y nos mantiene de puntillas para evitar contagios que pueden ser fatales.

Antes, siempre estaban los recuerdos preciosos, fiestas, regalos, cenas con pavo y chocolate. Pero el trasfondo verdadero de esas celebraciones fue un hallazgo que solo fui descubriendo con el tiempo y ante la presencia del dolor, especialmente el 2001 y durante el 2020 y 2021. Es como si el destino nos golpeara para recordarnos lo precaria que es la vida y que nunca estamos sobre esta tierra sino de paso y por corto tiempo.

Para algunos de nuestros poetas emblemáticos como César Vallejo, la “Nochebuena”, la primera venida de Cristo encierra un sentimiento semejante:

NOCHEBUENA 

Por César Vallejo

Al callar la orquesta, pasean veladas

sombras femeninas bajo los ramajes,

por cuya hojarasca se filtran heladas

quimeras de luna, pálidos celajes.

Hay labios que lloran arias olvidadas,

grandes lirios fingen los ebúrneos trajes.

Charlas y sonrisas en locas bandadas

perfuman de seda los rudos boscajes.

Espero que ría la luz de tu vuelta;

y en la epifanía de tu forma esbelta,

cantará la fiesta en oro mayor.

Balarán mis versos en tu predio entonces,

canturreando en todos sus místicos bronces

que ha nacido el niño-Jesús de tu amor. 

Al crear con el lenguaje imágenes vívidas y coloridas, llenas de sonoridad e ilusión, con la paz, el amor y la armonía como mayores motivos, Vallejo nos recuerda que la fuente de toda salvación son el amor y la solidaridad. Aun si se trata del amor de pareja, como en el soneto vallejiano, la Navidad es fuente de esperanza en los momentos más duros.

El 25 de diciembre acaba de pasar, pero nos deja una lección clara: que debemos buscar siempre esa recarga espiritual de una Navidad más equitativa y menos comercial y discriminadora por el resto de nuestros días. Hay que apuntar a un mundo mejor, donde todos podamos caminar hacia un mismo objetivo cada día. La Navidad nos recuerda todo eso y lo hermoso de la unión, pero también nos pone alertas sobre el peligro constante de la tragedia y la injusticia.

Que tus raíces familiares y amicales se mojen y renazcan. Que encuentres el sendero de la lealtad. Que la Navidad, en suma, te dure todo el año.

 

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Covid-19, medidas covid 19, Navidad

Hoy comparto con ustedes una delicia encontrada en mis archivos.

En 1978 circuló el manifiesto “Hora Zero: mensaje desde adentro”, firmado por nueve de los miembros de la Segunda Fase de ese resonante movimiento literario, reagrupado en 1977 sin la presencia ni apoyo del fundador original de 1970, el poeta Juan Ramírez Ruiz. En su reciente libro Hora Zero: una historia, José Carlos Yrigoyen y Carlos Torres Rotondo le dedican solamente una oración a este manifiesto para comprobar la inserción del grupo en el Frente Obrero Campesino Estudiantil y Popular (FOCEP) del líder de izquierda Genero Ledesma y para señalar únicamente –respecto al contenido– que en el mismo “se fustiga a los poetas de La Sagrada Familia” (pág. 330), grupo que existió entre 1977 y 1979 y en el que el poeta Róger Santiváñez figura como fundador.

La pregunta que cabe hacerse es: ¿por qué tan poca atención a este manifiesto de 1978, a diferencia de, por ejemplo, uno anterior, de 1977, “Contragolpe al viento (nuevas respuestas)”, al que dedican diez páginas (308 a 318) en su libro? ¿Por qué solo una oración frente a diez páginas? Suena raro, ¿no?

“Hora Zero: mensaje desde adentro” es un manifiesto en el que se adopta una perspectiva desde “el pueblo” para enjuiciar la poesía aparecida por esos años. Se inicia con una cita del Che Guevara (“No tener calidad es faltarle el respeto al pueblo”), amén de otras frases de Mao Tse Tung extraídas del Foro de Yenán, y se explaya a lo largo de seis apartados (de carácter policial o, más bien, para estar acordes con aquellos años, comisarial), que paso a enumerar: “Respuesta histórica a un compromiso histórico”, “Quien actúa como impostor en poesía, tendrá que rendirle cuentas al pueblo”, “Estos son los culpables: ¡cuidado!”, “Estos, sus delitos”, “Otros piratas” y “El relámpago de la revolución: la poesía integral”. Es el tercer apartado el que llama la atención, leído desde la perspectiva supuestamente historiográfica del libro de Yrigoyen Miró Quesada y Torres Rotondo.

En “Estos son los culpables: ¡cuidado!”, los miembros de la Segunda Fase de Hora Zero consignan una lista de poetas a los que insultan (ellos dicen “denuncian”) con epítetos que no voy a reproducir. Solamente consignaré los nombres de los escritores “culpables”: Gregorio Martínez, Marco Martos, Cesáreo Martínez, Hildebrando Pérez, Juan Cristóbal, Enrique Sánchez Hernani, José Luis Roncal, Víctor Mazzi y Róger Santiváñez. ¿Róger Santiváñez, el poeta realzado en la dedicatoria de Hora Zero: una historia junto a Juan Ramírez Ruiz, Jorge Pimentel y Enrique Verástegui? Pues sí. Es por este motivo, sumado al hecho de la prácticamente desaparición de este “Mensaje desde adentro” en Hora Zero: una historia, que cobra importancia y sentido observar qué culpa concreta se le encontró en 1978 a Santiváñez.

La expresión se encuentra al final de la segunda página del manifiesto, que consta de once páginas mimeografiadas. Es la siguiente y no son más de diez palabras: “Róger Santiváñez: peligrosísimo sobón y agilito para llegar al parnaso”. ¿Queeeé? ¿Premoniciones? Como antes con su grupo La Sagrada Familia, centro de los ataques de Hora Zero-Segunda Fase en su “Mensaje desde adentro”, y como después con Kloaka (ambas agrupaciones según el propio Santiváñez fundadas por él mismo junto a otro colega de turno), el autor de Kloaka & los subterráneos ¿confirma las sospechas de entonces o más bien las niega? Para sopesar esta respuesta, bien vale volver a mirar la dedicatoria de Yrigoyen y Torres Rotondo en su libro Hora Zero: una historia: “Para Juan, Jorge, Enrique y Róger. Sus libros están escritos en el Paraíso”. Aparte de esta entrada al Jardín del Edén poético decretada por Yrigoyen Miró Quesada y Torres Rotondo, a Santiváñez le agradecen haber colaborado generosamente con sus archivos y recuerdos a llenar numerosos vacíos de la pretendida historia.

Lo cierto es que, como afirmé en mi reseña del libro el domingo 28 de noviembre último, titulada “Hora Zero: una historieta” en esta misma columna, el libro que se hace pasar como “una historia” (pero que según su editor es “la historia”) de Hora Zero está tan lleno de vacíos, silenciamientos y arbitrariedades que más parece queso suizo por donde entran a su gusto los comensales que un trabajo que merezca la menor confianza para un investigador. A lo sumo, queda como testimonio de dos admiradores y amiguísimos del grupo para saldar cuentas con los críticos de Hora Zero-Segunda Fase, dándole al ensayo autoficcional estatuto de historia. Como bien dice el refrán, el papel aguanta todo. Cabría añadir: también encubre lo que le conviene.

¡Siempre en poesía!

HORA ZERO II

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Hora Zero

La cultura peruana anda últimamente de historieta en historieta. Con lo sucedido el último domingo 5 de diciembre, la nueva historieta estuvo vinculada a un intento golpista contra el gobierno de Pedro Castillo, orquestado desde América TV o Canal 4, un conocido canal de televisión perteneciente al conglomerado de El Comercio, de la familia Miró Quesada. El viernes 10, en su columna del semanario Hildebrandt en sus 13, el periodista Carlos León Moya lo sintetizó de esta manera: “Cuarto Poder, o lo que queda del programa, anunció un reportaje que contenía un audio, y nada más escandaloso en el Perú que un audio. Lo anunciaron con tiempo. Vinculaban al Presidente. Ponían imágenes de su casa en Breña. De seguro uno de los visitantes a la casa de Castillo había grabado algo ilícito. Era la excusa –la preciada excusa– para que el pleno del Congreso admita la moción de vacancia. Pero el reportaje fue un desastre. Una estafa”.

Precisamente, esta última palabra fue la que utilizó ese mismo domingo 5 el periodista Juan Carlos Tafur en el programa de la competencia Panorama, en Canal 5, aficionado a su vez a los mismos afanes progolpistas. Consultado sobre el reportaje de Cuarto Poder, Tafur afirmó, contundente, ante la cara adolorida de la conductora Roxana Cueva: “Califica como estafa periodística. Creo que se generaron expectativas a lo largo de la semana, promovidas por el propio canal de televisión”. Al día siguiente, lunes 6, el periodista Umberto Jara, conocido por su paso como editor periodístico en Canal 4 del fujimorista programa La revista dominical de los 90 y del fujimontesinista Hora 20 en el 2000, escribió en su muro de Facebook: “La emisión de anoche del programa Cuarto Poder tiene detrás un tema de fondo muy grave. Está demás decir que ha sido una muestra del peor periodismo y una burla al país. […] Sin embargo, desde mi punto de vista, la responsabilidad central no está en los periodistas. Me explico. Actualmente, Cuarto Poder está a cargo de tres personas: Gilberto Hume, Christian Sotomayor y Oscar Malca, ninguno de los tres tiene calidades periodísticas destacables. En otros rubros probablemente tengan algún talento (oculto). Entonces, pedirle peras al olmo es inútil. Hacen lo que pueden y lo que vimos es lo que pueden. En cambio, la responsabilidad central está en el sector de la familia Miró Quesada que controla América Televisión. Ellos son los responsables de la línea informativa que tiene ese canal”.

El martes 7, la periodista Laura Grados anunciaba desde su cuenta de Twitter el despido de los conductores de Cuarto Poder, Sebastián Salazar y Tatiana Alemán, así como de los productores Christian Sotomayor y Oscar Malca. “Laura, de verdad ¿Oscar Malca? ¿En serio?”, inquirió una sorprendida Rocío Silva Santisteban de inmediato. Efectivamente, se trataba del conocido escritor ligado a los grupos ochenteros Macho Cabrío y Ómnibus de Arequipa. Malca, autor de una sola novela y dedicado toda su vida al periodismo y la intriga política, acaba de publicar a mediados de este 2021 (junto con Mario Molina) la historieta o novela gráfica En la cara no, “uno de los títulos puntales del género en nuestro país” como aseveraría por esas mismas fechas José Carlos Yrigoyen Miró Quesada desde El Comercio.

Pues bien, ahí los tenemos. Malca, empleado de los Miró Quesada (además, exeditor de Somos, suplemento de El Comercio) e Yrigoyen Miró Quesada. Todo queda en familia. 


* Desde Madrid nos llega información de que otro miembro de los Macho Cabrío, íntimo de Malca, el gestor cultural Alonso Ruiz-Rosas, y el encargado de la Embajada del Perú en España, Eduardo Pérez del Solar, sostuvieron conversaciones con la progolpista presidenta del Congreso María del Carmen Alva durante la visita de esta a la capital española. Literatura y poder: hay mucho gato encerrado aquí.

Enlaces: 

https://www.facebook.com/umberto.jara.5/posts/2150364455142373

https://larepublica.pe/politica/2021/12/06/juan-carlos-tafur-sobre-audio-de-cuarto-poder-califica-como-estafa-periodistica/

https://twitter.com/Lauletras/status/1468345614517870594?t=8zW-1xF-Vb-SKQATRi2nOw&s=07&fbclid=IwAR3IPYdG9Ow0lekuJ0tNdnLOPJ-eC3UZr1kJJDMuOfqpTYG_3m8VWO0dFXM

https://twitter.com/Lauletras/status/1467831028727304198?t=oyZDgchk_A-FuOH7uCKusg&s=07&fbclid=IwAR2cqR-tgXPE3AX0ToYp1yVOz3FwOqDA49am3ata5Ds0rIRvvuI012Qr5g8

https://elcomercio.pe/eldominical/columna/ciudad-horror-jose-carlos-yrigoyen-noticia-535623-noticia/?fbclid=IwAR3_Oj2tcdZhwn0BfBXuEsvkH6d5R661daLYSU0qevszT_yT_JLlOHBBU0M 

https://elcomercio.pe/luces/libros/en-la-cara-no-el-nuevo-comic-peruano-por-que-el-critico-de-luces-le-puso-4-de-5-estrellas-oscar-malca-mario-molina-noticia/?outputType=amp&fbclid=IwAR1-0LGZr8M3rdNQ-UuMkrlCTMLEpTzuZiULGzJaN1jwjHxtV4Q0uu1iRRs

https://elcomercio.pe/luces/comic/mario-molina-y-el-fenomeno-de-en-la-cara-no-con-este-libro-quiero-reinventarme-como-dibujante-oscar-malca-peru-novelas-graficas-noticia/?fbclid=IwAR3jaL_yXUQB-5sJvSAa5QlUB3eAIAnYPE68p3jEXECbPl3kZStaMGdx_SA 

https://www.facebook.com/EmbajadaPeruEnEspana/photos/pcb.4714629058595006/4714627368595175/

https://larepublica.pe/politica/2021/12/11/maria-del-carmen-alva-presidenta-del-congreso-denigra-al-peru-en-espana-vox-pedro-castillo/?fbclid=IwAR1dIz52xXSLknSwhCUXxUbq_Fc-vdMC4e7E1jeqhELQ33nbo3A3xKq0rW8

 

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Canal 4, Cuarto Poder, Grupo El Comercio, Miró Quesada

Se viene hablando del “Quinto Suyo” desde los años 90, cuando se hizo cada vez más visible la enorme ola migratoria de peruanos hacia el extranjero, motivada por las crisis económica y política de la década del 80, que además estuvo bañada de violencia, caos y corrupción. No que la cosa haya cambiado mucho desde entonces, aunque el país está más pacificado que en aquellos años, sin duda. (Muertos sigue habiendo, como Bryan e Inti y las víctimas de la represión estatal contra las protestas populares, sin mencionar el VRAEM, etc.; la necropolítica neoliberal, que le llaman). 

Lo cierto es que muchos peruanos continúan viendo en otras partes del mundo la posibilidad de alcanzar mejores niveles de vida y enriquecer su experiencia personal y profesional. Se calcula que deben ser cerca de tres millones los peruanos que viven en el extranjero, es decir, casi un 10% de la población del país. Son muchos peruanos, pues. Son muchas vidas transformadas. Son muchas y nuevas formas de peruanidad. Y eso revierte en la sociedad peruana a través de las remesas que envían esos “exiliados” a sus familias y las mil variantes de la globalización.

El coloso del norte ha sido el principal destino de la gran mayoría de esos nuevos migrantes. En conjunto, forman parte de la gran oleada que se conoce con el nombre de “los nuevos latinos”, no porque no haya habido migración peruana anterior, sino porque su número se ha multiplicado geométricamente en los últimos cuarenta años. Ahí están los estudios de don Teófilo Altamirano para probarlo. Entre esas vidas están las de numerosos artistas e intelectuales que han optado por hacer de los Estados Unidos su país de residencia.

El año 2015 la Asociación Internacional de Peruanistas y la Embajada del Perú en Washington organizaron el Primer Encuentro de Escritores Peruanos en los EEUU, con un éxito tan grande que más de 150 escritores profesionales (o al menos con un libro publicado) mandaron sus propuestas. Se hizo una selección rigurosa y el resultado todavía puede verse en el programa de ese Encuentro:

https://sites.google.com/site/encuentrodeescritoresperuanos/ 

El fenómeno de los escritores peruanos no ha hecho sino crecer. Existen editoriales de origen peruano como Pukiyari (dirigida por la escritora Ani Palacios), Axiara (del escritor Eduardo González Viaña) y Asaltoalcielo (que mantiene el poeta José Antonio Mazzotti), así como asociaciones y grupos de lectura que forman un mercado alternativo al de la academia y tienen cada vez un público más amplio, si bien hay que reconocer que las publicaciones en español son abrumadoramente minoritarias frente a las que ocurren en inglés en los EEUU. Mucho más las que se dan en lenguas originarias (el quechua, por ejemplo).

Por eso es importante reconocer que la literatura peruana en el país de Whitman, pese a su vigor, es todavía un fenómeno en transformación y crecimiento. Por lo mismo, los autores que llevan años o décadas acá (yo escribo ahora desde Colorado Springs) han ido asimilando el impacto del exilio de facto que viven cuando se mudan completamente (quizá para nunca volver, salvo por esporádicos viajes familiares) al terruño natal. Los peruanos llevamos al Perú siempre en el corazón, y lo mismo pasa con los escritores. Pero, a la vez, podemos experimentar con otras visiones, otros sabores y colores, otros sonidos. Eso, en el caso de narradores y poetas, deriva en novedosas producciones que difieren de los estilos, temáticas y preocupaciones de los autores que se quedaron en el Perú de manera permanente. Ni mejores ni peores. Simplemente diferentes.

Con ese motivo, el Instituto Cervantes de la Universidad de Harvard ha organizado para las 3 de la tarde de este jueves 9 de diciembre (fecha emblemática para el Perú) un panel de lujo con tres especialistas en el tema: “Ulises Juan Zevallos-Aguilar, que se centrará en los narradores de los años setenta y ochenta; José Antonio Mazzotti, que analizará la poesía, con la nostalgia, el destierro y la renovación como conceptos clave; y Juanita Heredia, que abordará las migraciones y las ciudades como temas centrales en las narrativas del siglo XXI”, según reza el cartel oficial.

Va a estar jugoso, pues son cientos los escritores involucrados en este gran movimiento literario de nuestro Quinto Suyo. Los interesados pueden inscribirse previamente en este enlace, de manera gratuita:

https://bit.ly/RSVP-Observatorio

Como dicen por acá, “ si yu leiter, aligueiter”.

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“Quinto Suyo”, estados unidos, Instituto Cervantes de la Universidad de Harvard

Hay una tendencia cada vez más de moda por hacer pasar testimonios personales y amicales como relatos verídicos o “historias”. Si bien es cierto que la disciplina de la musa Clío debe estar sujeta a constante revisión, porque incluso en su ejercicio más serio no está exenta de articulaciones retóricas –como ya demostró hace décadas Hayden White–, se espera que haya un mínimo de rigor en el uso y cita de las fuentes y que se mantenga una perspectiva neutral. De lo contrario, se está haciendo grueso partidarismo y pasando gato por liebre.

Esto es lo que sucede con el reciente libro Hora Zero: una historia, de José Carlos Yrigoyen Miró Quesada y Carlos Torres Rotondo, aparecido en Lima a fines de este 2021 bajo el sello Pico y Canto, a cargo de Víctor Ruiz Velasco, quien en un post reciente en su Facebook dice que esta no es “una” sino “la” historia de Hora Zero, ya que “así de luminoso es este estupendo trabajo”.

Vayamos, pues, por partes.

En la contratapa del libro, repitiendo palabras de la introducción, los autores afirman: “Esta no es una historia contada por dos horazerianos, pero sí por un par de escritores que admiran la poesía de Hora Zero y su legado literario, humano y social. Por eso mismo, han vuelto sobre la historia del movimiento poético peruano más importante del siglo XX con la finalidad de iluminar sus rincones más oscuros y profundizar en sus zonas menos concurridas”. Y así, hablan de una “épica fulgurante del colectivo [que] termina incólume y vigente”. Es decir, desde el principio reconocen su favoritismo por HZ, especialmente el de la Segunda Fase, iniciada en 1977, luego de cuatro años de la ruptura de la fase inicial (1970-1973).

Es precisamente ahí donde se asoma el “rincón más oscuro” del libro: el papel distorsionado que le atribuyen a Juan Ramírez Ruiz, fundador de la primera fase en 1970 junto con Jorge Pimentel, en el devenir del movimiento. Cuando en la misma introducción señalan “el inmenso silencio que nos legó Ramírez Ruiz”, se saltean el marxismo-leninismo que aparece clarísimo en el manifiesto “Palabras urgentes-2” (1980) de JRR, reafirmando el espíritu revolucionario que lo guiaba y que según él –y con razón– abandonaron los miembros de la Segunda Fase de HZ a partir de 1977. Si bien en la sección sobre “Palabras urgentes-2” se citan algunos fragmentos, el sentido fundamental de la denuncia del oportunismo y personalismo del HZ-Segunda Fase no queda muy claro. No olvidemos tampoco las declaraciones del mismo JRR en esa misma dirección. Así, en esta “historia” se termina descafeinando a Ramírez Ruiz y, a lo sumo, dejarlo como un personaje problemático y elusivo. Hora Zero es, sin duda, un fenómeno importante en la poesía peruana del circuito letrado, pero al sobredimensionamiento que practican los autores se le notan demasiado los tintes.

Este carácter de historieta se acentúa precisamente en su no entendimiento de la herencia poética e intelectual de Juan Ramírez Ruiz. Trataré de explicarme. Tanto Yrigoyen como Torres se enmarcan a sí mismos como dos escritores-cronistas miraflorinos (el señalamiento distrital no es gratuito) que apuestan por rescatar en formato mítico oralizador un anecdotario rockeril y poético de la Ciudad Jardín en los estertores de su reputación arcádica y en paralelo con la desacralización de Sebastián Salazar Bondy en su ensayo Lima, la horrible de 1964, precisamente el año que da marco al inicio de la trama de Hora Zero: una historia en la Universidad Nacional Federico Villarreal. Cuando Yrigoyen Miró Quesada y Torres Rotondo inician su libro con una cuestión de principios titulada “Once años después” (de la publicación el 2010 de su libro Poesía en rock, se entiende) expresando ser “muy conscientes del inmenso silencio que nos legó Juan Ramírez Ruiz”, silencio situado “al margen de la oficialidad y los poderes mediáticos”, ilustran su ideología de carácter burgués. Este carácter es el que convierte en “silencio” a un discurso autorial que nunca dejó de alentar (expresar, sentenciar, fijar) una posición ideológica de transformación radical, en sintonía con ambas “Palabras urgentes” de 1970 y 1980. Luego de retratar la realidad social y literaria nacional en una “época de desfallecimientos y omisiones”, el primer manifiesto señala: “compartimos plenamente los postulados del marxismo-leninismo, celebramos la revolución cubana”. Y en el segundo, Ramírez Ruiz es enfático desde la primera palabra: “Todo debe estar expuesto al aire de los días para que cada cosa sea recortada por la luz del sol. Por más dolorosos que sean ciertos hechos es necesario que se conozcan si con ellos se abren nuevas perspectivas a la realidad”. Ninguna “poética del silencio”: la ruta de Juan Ramírez Ruiz (que es la de Vallejo, la de Heraud) está clara y elocuentemente fijada. Esa ruta es la de la historia, no la de la historieta para el imaginario conservador de la Ciudad Jardín postmodernamente contraculturalizada.

Mención aparte, y en relación con el tema de mi anterior columna “¿Qué pasa en la Kloaka?”, es la presencia de Róger Santiváñez, cuya entrada –vía la dedicatoria del libro– al “Paraíso” horazeriano, nada menos que al lado de la “Santísima Trinidad” de Ramírez Ruiz, Pimentel y Verástegui (desplazando, por ejemplo, a Tulio Mora), explica suficientemente su revisionismo y (llamémoslas así) ambigüedades sobre el Movimiento Kloaka, sobre las que no hace falta abundar. Ese es el paradisiaco importe, pues, los ágiles testimonios con que Yrigoyen Miró Quesada y Torres Rotondo han podido parchar diversos momentos en la construcción de su historieta sobre Hora Zero.

Para terminar: los autores del libro abundan en citas insultantes hacia algunos de los críticos de HZ-2, pero no reproducen las réplicas de los insultados. Mala y manipuladora práctica. Hubiera sido ideal que, en ejercicio igualitario, citaran el famoso manifiesto de Kloaka –firmado por Santiváñez– en que se refieren a Jorge Pimentel, uno de los fundadores del HZ-2, de esta manera en enero de 1984: “Jorge Pimentel: chichero (poético) malo, ya sabemos que no tiene chamba (tiene que publicar un libro [Palomino] para decirlo); eres un bluf; gritoneas en el Queirolo y lloriqueas en el regazo del sistema; animador hz, eres el ‘belmont’ del 70” (Manifiesto “Carta a los imbéciles de la poesía peruana: quema de basura”).

En fin, conocido es que Yrigoyen fue corrector de los libros de Alan García y que lo vincula una fuerte amistad con la familia de Jorge Pimentel. No se trata de atacar a las personas, pero si lo hacen, no pueden estar inmunes al mismo chocolate.

Salud y espero su réplica.

—–

 

Puede leerse el texto completo del manifiesto “Palabras Urgentes-2” de Juan Ramírez Ruiz aquí:

https://tajo-tajodido.blogspot.com/2015/10/juan-ramirez-ruiz-palabras-urgentes-2.html?m=1&fbclid=IwAR2T8b9OaQc7gzdesuHDBEhOfeVrJUCKjAlqPHPGSGXvQJ_n3J9dAA0oxUM

 

Hora Zero_ una historieta

 

 

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Hora Zero, Poético

En las últimas semanas se ha removido el cotarro literario por la aparición de algunos documentos y comentarios sobre el ya legendario grupo Kloaka, que agitó el ambiente cultural en la Lima de los años 80 y es hoy ya parte indiscutible del canon literario peruano.

Este grupo, que asumió el nombre oficial de “Movimiento Kloaka”, realizó recitales, performances, exposiciones y conciertos (y a veces todo junto). Se fundó en 1982 y duró hasta mediados de 1984. Causó adhesiones y rechazos. Hirió con lanza punzante y fue también repelido por el “establishment”, sobre todo el periodístico. Sus consignas eran, entre otras, “hay que romper con todo”, “abajo los imbéciles de la poesía peruana”, “todos dan, todos reciben”, “de Kloaka sólo se sale muerto o expulsado” y otras ricuras. En suma, hicieron chongo y fueron muy polémicos, pero lo importante es que produjeron poemarios importantes y ayudaron a renovar el lenguaje de nuestro parnaso, estancado en ese entonces en la retórica del conversacionalismo. Y lo hicieron con un claro e indomable espíritu anarquista, arriesgando sus vidas en momentos en que el Perú estaba “hasta su caigua” y en que levantar la voz y repudiar el sistema era suficiente para ser invitado a la Avenida España y sufrir las “caricias” de nuestras fuerzas del orden.

La polémica reciente se debe a que hay dos versiones sobre la fundación del grupo que compiten por prevalecer. Es como si la fama adquirida hubiera llevado a un revisionismo que reclama más atención de unos miembros por encima de otros. Yo tengo –claro– mi versión, pero no me interesa entrar en debate. Lo que sí veo es que, a pesar de que Kloaka se disolvió hace casi cuarenta años –meses después de una purga o “expulsión” en enero del 84–, sigue presente en el imaginario de los poetas de entonces y los más nuevos. 

Yo por afinidades y amicales me identifico con la generación del 80, a la que Kloaka pertenece. Conocí a los Kloaka ya en los 90, cuando no eran un grupo, pero igual se reunían y hacían recitales a título personal, como lo siguen haciendo ahora. De ellos, como decía, han quedado poetas imprescindibles como Domingo de Ramos, Róger Santiváñez, José Antonio Mazzotti, Dalmacia Ruiz Rosas, Mary Soto, José Alberto Velarde, Mariela Dreyfus, Guillermo Gutiérrez y Edián Novoa. De sus “boutades” queda la nostalgia. Ahora ya son todos sexagenarios y, como a cualquiera a esa edad, no les quedaría bien desgañitarse en el coliseo.

Pero la llama de la anarquía y la crítica a nuestra injusta sociedad no debe nunca apagarse. Esa es la lección de Kloaka que todos extrañamos. Y un poco de su humor corrosivo, por supuesto, porque sus manifiestos eran una parodia abierta de la solemnidad de manifiestos anteriores como los de Hora Zero.

Ahora que tras cuarenta años el Perú sigue viviendo bajo una dictadura financiera y expoliadora de nuestra naturaleza y nuestros pueblos originarios, con el sobrenombre de democracia neoliberal, la poesía merece encenderse de nuevo y entregar su lección de valentía y creatividad, que tanta falta nos hace. 

Nuestros poetas deben seguir dando el ejemplo.

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Bajo el impecable liderazgo del poeta Rafael Hidalgo, esta semana gozaremos del IX Festival Internacional La Huaca es Poesía, una actividad que se inició el 2013 y que se vio interrumpida los dos últimos años por la maldita pandemia que aún nos asola. Con todas las precauciones y protocolos del caso, el Festival se realizará en formato presencial en una de sus tres fechas, amparado por el imponente perfil del complejo arqueológico Mateo Salado, en el distrito limeño de Pueblo Libre (Plaza de la Bandera), donde tiene su sede esta heroica iniciativa de verdadero amor a la poesía.

El evento incluye tres días distintos en que numerosos poetas nos ofrecerán tanto un panorama internacional como otro del “Perú profundo” en lenguas originarias. Tanto internacionalmente como en nuestras tradiciones indígenas, la poesía se desplegará en una gran gama de poetas compartiendo su talento. 

El miércoles 17 de noviembre a las 8 de la noche (hora peruana) se dará inicio al Festival en formato virtual con la participación de Magdalena Biota (Argentina), Jorge Hurtado (Perú), Javier Llaxacondor (Perú), Juan José Rodinas (Ecuador), Gavy Sambuccetti (Argentina), Pablo Salazar-Calderón Galliani (Perú) y Maggie Velarde (Perú).

El viernes 19 a partir de las 5 de la tarde y en formato presencial leerán los siguientes vates, bajo el título de “Las voces poéticas en lenguas originarias convergen”: Dina Ananco (Amazonas), Gloria Cáceres (Ayacucho), Alida Castañeda (Apurímac), Washington Córdova (Apurímac), Hugo Carrillo (Apurímac) y Dante Gonzales (Áncash). Asimismo, ese día se presentarán Warmi Danzao Killarí (Danza de tijeras), el reconocido músico Piero Bustos y la pintora Natasha Cabrera. Se hará asimismo una transmisión internacional con el poeta José Antonio Mazzotti (desde Estados Unidos) y el novelista Eduardo González Viaña (desde España)

Y el sábado 20 a las 8 pm harán su incursión las voces femeninas de Andrea Cabel (Perú), Mónica Carrillo (Perú), Patricia Colchado Mejía (Perú), Lourdes Ortiz Sánchez (México), Cecilia Podestá (Perú), Carolina Sánchez Pinzón (Colombia) y Fiorella Terrazas (Perú).

Todas las fechas se transmitirán por los canales de Facebook Live y Youtube de La Huaca y contarán con la presencia de Rafael Hidalgo como presentador, siendo moderadoras de las reuniones las jóvenes y talentosas poetas Brenda Vallejo y Valeria Chauvel y el arqueólogo Santiago Morales Erroch, encargado de los trabajos de restauración de la huaca Mateo Salado. 

Para la primera y tercera fechas es importante resaltar que La Huaca es Poesía ha acogido siempre a poetas de muchos países, sobre todo latinoamericanos, por lo que se ha constituido a lo largo de estos años en un faro del quehacer poético en lengua castellana. Sin embargo, conscientes de que este idioma no es el único vehiculo de comunicación ni creación en el Perú, el equipo de La Huaca siempre ha intentado ampliar sus horizontes hacia las por lo menos 48 lenguas originarias que siguen vivas dentro de nuestro territorio nacional. De este modo, se apuesta por una verdadera inclusividad, dando luz a talentos muchas veces desconocidos que escriben y cantan en quechua, aimara, shipibo, awajún y algunas otras de esas hermosas lenguas.

Es increíble que, a estas alturas, siendo el proyecto de La Huaca es Poesía una dependencia del Ministerio de Cultura, no reciba ni un centavo de apoyo y todas las actividades tengan que hacerse de puro corazón, como se dice. Se trata, además, de la única iniciativa de este tipo a nivel mundial que se realiza de manera constante sobre un centro arqueológico, lo cual potencia la exposición de nuestra historia milenaria a la vez que visibiliza a nuestros y nuestras poetas por todo el mundo. Ni en México con sus magníficos templos mayas y aztecas, ni en Egipto con sus afamadas pirámides, ni en Grecia con su Partenón, ni en Roma con su Coliseo se hace de esos espacios un recinto de la poesía de manera regular como en nuestra Huaca limeña. 

Desde ya, les deseamos al equipo de La Huaca es Poesía todos los éxitos y agradecemos de antemano la difusión de este tipo de eventos, tan necesarios para nuestra sociedad en la actualidad, tan carente de poesía y tan pletórica de mercadeo literario.

 A La Huaca todos esta semana.

Parte del equipo de La Huaca es Poesía: de izquierda a derecha, Santiago Morales Erroch, Valeria Chauvel Moscoso, José Antonio Mazzotti, Brenda Vallejo Mezarina y Rafael Hidalgo, director del proyecto.

 

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Desde tiempos coloniales las relaciones entre lo que hoy son Argentina y Perú se han visto alimentadas por diversos acontecimientos de tipo cultural, militar, político y, por supuesto, literario.

Se sabe, por ejemplo, que el primer contacto que tuvo un europeo con el imperio incaico fue a través de los territorios de las actuales Argentina y Paraguay, cuando en 1525 el explorador portugués Aleixo García llegó a la zona del Collasuyo e intercambió objetos que alimentarían las fantasías de los conquistadores por una civilización hecha de oro. Pizarro, desde el norte, les ganó por puesta de mano a esos conquistadores del Chaco y logró la conquista como ya la conocemos. Pero, ¿qué hubiera pasado si los incas hubieran sido conquistados desde el sur? Nunca lo sabremos.

Lo que sí sabemos es que el virreinato del Perú, creado en 1542, comprendía los vastos territorios de Charcas y todo el Cono Sur, hasta que recién en 1774 la corona española decidió crear el virreinato del Río de la Plata y separarlo del virreinato del Perú. Esa fue la base de las divisiones territoriales surgidas de la independencia, lo que no anulaba el comercio constante entre el Cuzco, el Alto Perú y Buenos Aires que se llevaba a cabo desde viejos tiempos.

Con el desembarco del general José de San Martín en 1820 en la bahía de Pisco se reforzaron los lazos políticos, y los culturales encontraron su expresión en propuestas como las de Belgrano de entronizar a un príncipe incaico en el poder de la naciente Argentina o en los símbolos como el sol que hoy ostenta la albiceleste bandera del hermano país.

Y hay muchos otros indicios más, como el apoyo de Perú a la Argentina durante la guerra de las Malvinas y la actual migración peruana al país del Plata, que crea una interesante fusión culinaria y cultural en ese querido sur. 

En términos de poesía, por lo menos dos autores peruanos terminaron viviendo en Argentina: Alberto Hidalgo y Reynaldo Jiménez. La poesía peruana, en general, goza de buena recepción por esos lares, así como los vates argentinos son muy apreciados en el Perú.

Con todos esos antecedentes y algunos eventos poéticos realizados en la década pasada, finalmente se dará el Primer Gran Encuentro de Poesía Perú-Argentina, que busca ampliar el mutuo conocimiento académico entre ambas tradiciones poéticas, incluyendo el importante componente de la creación a través de recitales conjuntos.

Se trata, pues, de un súper congreso que cubrirá no solo el estudio académico de numerosos autores peruanos y argentinos, sino que reunirá a creadores notables de ambos países a fin de que contrasten sus obras y dialoguen sobre temas de interés común.

 El evento es organizado por la Asociación Internacional de Peruanistas (AIP), la Universidad de Buenos Aires (UBA) y el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) y empieza el miércoles 24 de noviembre hasta las últimas horas del jueves 25. Poetas peruanos como nuestros queridos Carlos Germán Belli, Marco Martos, Domingo de Ramos, Mónica Carrillo, Carlos López Degregori, Andrea Cabel, Róger Santiváñez, Rubén Quiroz, Ethel Barja, José Antonio Mazzotti, Luis Fernando Chueca, Paolo de Lima, Pedro Favarón, Ch’aska Anka Ninawaman, Rafael Hidalgo y las jovencísimas Valeria Chauvel y Brenda Vallejo se juntarán con los argentinos Diana Bellesi, Daniel Freidemberg, Irina Garbatzki, Denisse León, Bernardo Massoia, Claudia Masin, Lila Zemborain, Susana Villalba, Carlos Battilana, Loreley El Jaber, Lucas Margarit, Guillermo Siles, Sonia Scarabelli y Alicia Genovese, entre otros.

Las ponencias no son menos interesantes, pues cubrirán temas que van desde César Vallejo y las revistas altiplánicas de los años 20 hasta el neobarroco de Néstor Perlongher y la complejidad de Oliverio Girondo y Alejandra Pizarnik.

 Por supuesto, el encuentro será virtual y todos los detalles aparecen en el siguiente enlace:

 https://asociacioninternacionaldeperuanistas.blogspot.com/2021/11/primer-gran-encuentro-de-poesia-peru.html

Siempre hubiera sido mejor llegar a Buenos Aires, comerse un buen bife empujado por su vino tinto y departir con poetas y estudiosos en esta fiesta de la poesía. Pero la pandemia es cruel y no nos deja hacer todo lo que quisiéramos. Como decía Borges:

“Nadie pierde (repites vanamente) 

sino lo que no tiene y no ha tenido 

nunca, pero no basta ser valiente 

para aprender el arte del olvido. 

Un símbolo, una rosa, te desgarra 

y te puede matar una guitarra”.

 

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Los rostros de César Vallejo, Alejandra Pizarnik, Oliverio Girondo y Ch’aska Anka Ninawaman iluminan el encuentro

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Argentina, lazo político, Literatura, Perú
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