[La Tana Zurda] El pasado sábado 2 de noviembre, Día de los Muertos, es decir, de quienes se nos adelantaron en este misterioso y apasionante camino llamado vida, La Huaca es Poesía, incansable colectivo de arte y cultura, se congregó en el histórico complejo arqueológico Mateo Salado, ubicado en el distrito limeño de Pueblo Libre, para rendir homenaje al reconocido poeta y catedrático peruano José Antonio Mazzotti, a solo dos meses de su partida en Boston, donde residía y enseñaba. En este tributo cargado de emotividad, el evento reunió diferentes expresiones artísticas y culturales que expresaron el cariño y el impacto que Mazzotti tuvo en la vida de tantos. Desde poesía y danza hasta música y memorias personales, todos los presentes encontraron en esta celebración una forma de rendir tributo al legado del poeta, catedrático, crítico y gestor cultural.

El homenaje se abrió con un pago a la tierra, una ceremonia andina ancestral que vinculó el tributo a Mazzotti con la tierra y la historia, expresando su amor por la cultura y sus raíces peruanas. En el evento participaron varios poetas quienes, en dos rondas de lectura, ofrecieron poemas y relatos en su memoria. En la primera ronda participaron Rafael Hidalgo, José Aguirre, Giordano Trelles, Gabriel Gargurevich, Sandra Luna, Brenda Vallejo, Manuel Kentore y Alonso Llerena, quienes compartieron anécdotas que daban cuenta de la influencia del poeta en sus vidas. Luego de una vibrante danza de tijeras por Supay Ñawi, la segunda ronda incluyó lecturas de Domingo de Ramos, Edián Novoa, Sonia Luz Carrillo, Pedro Favaron y Manuel Liendo, quien conmovió al interpretar el vals “Las flores buenas de Javier” de Chabuca Granda, una canción escrita para el poeta Javier Heraud. Los sonidos autóctonos del grupo musical Pacha Inti también llenaron el espacio con melodías que evocaron un profundo sentido de pertenencia y herencia cultural.

Una de las intervenciones más emotivas vino de Barbara Corbett, viuda de Mazzotti, quien recordó los inicios de su romance con el poeta en 1991 y compartió el recorrido de su amor a lo largo de más de treinta años de matrimonio. El amigo y poeta chileno Lucho Paipote leyó el poema que Mazzotti obsequiara a Bárbara como prueba de su amor. Otros colegas y amigos del ámbito literario también intervinieron mostrando sus memorias y reconocimientos. Beethoven Medina, por ejemplo, leyó su poesía y compartió cómo Mazzotti influyó en su generación. Raúl Bueno, poeta y académico de la generación del 60, recitó un poema de Mazzotti y habló sobre el metalenguaje en su obra, mientras que Roque Ramírez compartió su experiencia de amistad con el autor de Poemas no recogidos en libro. Hicieron lo propio el novelista mexicano Pedro Palou, colega de Mazzotti en Tufts University, el poeta dominicano León Félix Batista, y el poeta cubano José Kozer a través de Evgueni Bezzubikoff.  El homenaje concluyó con la participación del poeta chileno Raúl Zurita, quien envió un video en el que rememoró su vínculo con Mazzotti, haciendo de este un momento memorable.

La jornada también contó con un tributo musical de Rudy Rivera, en celebración de sus cincuenta años de trayectoria artística, y una mesa académica dirigida por Alejandra Monterroso. En esta mesa, los críticos Lydia Fossa y Rubén Quiroz Ávila compartieron sus experiencias y reflexiones sobre la influencia de Mazzotti, resaltando su impacto tanto en el ámbito literario como en la vida de quienes lo conocieron. En este evento, no solo se honró al poeta, sino también al amigo y al maestro cuya luz continúa inspirando a la comunidad cultural y académica.

El evento en la huaca Mateo Salado fue más que un homenaje; fue una celebración de la vida y el legado de José Antonio Mazzotti, un intelectual que deja una huella indeleble. En el centro de esta ceremonia, su retrato expresionista, proyectado en la huaca y creado por la artista Borka Sattler, se erigió como un testimonio visual de su espíritu vibrante y su amor por el arte y la cultura peruana y latinoamericana en general. A través de cada palabra, cada nota musical y cada recuerdo compartido, Mazzotti permaneció presente entre su gente, demostrando que su legado continuará inspirando a futuras generaciones.

¡Gratitud infinita a La Huaca es Poesía, a los organizadores Rafael Hidalgo y Santiago Morales, y a todos los que hicieron posible esta sentida conmemoración de un poeta cuya voz y pasión siguen vivas entre nosotros!

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Homenaje, huaca es poesía, Mazzotti, poesía

[La Tana Zurda]  Carne cruda de María del Carmen Yrigoyen Arbulú (Lima, 1987) es un poemario publicado en abril de este año en Lima por la editorial Alastor como parte de su colección “Esplendor en la hierba” dedicada a novísimas poetas peruanas en la que ya han sido incluidas, entre otras, Victoria Mallorga, Gloria Alvitres Aliaga, Gabriela Atencio, Noraya Ccoyure o Guadalupe García Blesa. Esta colección no solo celebra la frescura y la originalidad de voces jóvenes, sino que también contribuye a la visibilización de perspectivas diversas en la literatura actual, ofreciendo un espacio vital para que estas autoras exploren y cuestionen la realidad desde su propia experiencia de escritura. A través de su lenguaje audaz y su mirada incisiva, Yrigoyen Arbulú se suma a esta rica tradición, aportando relevancia y frescura a la escena poética actual.

Carne cruda impacta por su visceralidad y su tratamiento del cuerpo como un campo de batalla donde lo físico y lo emocional se entrelazan de manera brutal y, a la vez, sublime. En esta obra, la autora explora los límites del lenguaje poético para expresar los abismos insondables de la existencia humana, recurriendo a imágenes potentes y sensoriales que evocan tanto dolor como belleza. Desde los primeros versos, se siente una intensidad que atraviesa cada palabra, como si la poeta quisiera arrastrar al lector hacia una experiencia de lo crudo, de lo no filtrado, donde la carne —metáfora del ser— es desgarrada por el lenguaje. Y es que precisamente el cuerpo es un tema recurrente en la obra, no como objeto pasivo, sino como un sujeto que sufre, goza y se enfrenta a su propia vulnerabilidad. Dividido en tres secciones (“Aéreos”, “Subterráneos” y “Submarino”), Carne cruda incluye poemas como “Órgano alado” o “Esqueleto” que convierten al cuerpo en un vehículo que transita entre lo material y lo metafísico, en una constante oscilación entre la realidad concreta y la metáfora poética. Incluyamos ambos poemas para que el lector aprecie de manera directa lo que estoy señalando:

ÓRGANO ALADO

No palpita

el corazón de papel 

pero aletea zumba

y se bate a duelo con las pestañas

ESQUELETO

Emerjo

vértebra por vértebra

¡crezco tanto!

Parece que tuviera

más huesos en la espalda

Mi cabeza juega a hacer ochos 

hasta soltarse

y rueda

rueda

rueda

junto a otras calaveras

a las que un extraño levanta 

les llora

y a todas les dice POBRE YORICK

Como puede apreciarse, María del Carmen Yrigoyen utiliza el cuerpo para explorar temas como la identidad, el tiempo y el desgaste, pero siempre desde una óptica realista y directa, sin adornos innecesarios. En “Órgano alado”, el cuerpo se presenta como un espacio de resistencia y vitalidad, donde el “corazón de papel” simboliza fragilidad y artificialidad, mientras que el aleteo y el zumbido sugieren un deseo de escapar o liberarse de las limitaciones físicas. Asimismo, el lector es llevado por las sensaciones a escuchar ritmos internos y externos.  Este dinamismo lúdico contrasta con el enfoque más sombrío de “Esqueleto”, donde el proceso de emerger “vértebra por vértebra” evoca la lucha y el crecimiento a través de la experiencia del sufrimiento. La imagen de la cabeza que “juega a hacer ochos” refuerza la idea de la búsqueda de identidad en medio del caos y la inevitabilidad de la muerte, simbolizada por las calaveras que ruedan en una danza macabra.

Ambos poemas, aunque distintos en tono y enfoque, comparten una preocupación por la transformación del cuerpo y su relación con el tiempo y la memoria. Yrigoyen desafía lo convencional, rompiendo con las expectativas del lector y lanzándolo a un viaje de imágenes provocadoras y, a veces, desconcertantes. La crudeza de sus palabras invita a una reflexión sobre lo efímero de la vida y la lucha por encontrar significado en un mundo que a menudo parece desvanecerse. La voz poética se convierte así en un medio para confrontar y reconciliarse con las experiencias de pérdida, crecimiento y renacimiento. El siguiente poema ilustra perfectamente lo que vengo diciendo:

LICÁNTROPO

Tu nariz empapada

me estremece los muslos

Puedo clavarte estacas 

sumergirme en vino

pero la zanja es más bella

 Aguardo la mordida

“Licántropo” evoca una mezcla de sensualidad y violencia, creando una atmósfera intensa y cargada de simbolismo. La imagen de la “nariz empapada” sugiere un instinto primal y animal, lo que conecta con la figura del licántropo, que simboliza la dualidad entre lo humano y lo salvaje. La primera línea establece un tono de intimidad y deseo, mientras que el estremecimiento en los “muslos” implica una vulnerabilidad ante una fuerza poderosa. La mención de “clavarte estacas” introduce una referencia a la figura del vampiro, pero en este contexto parece aludir a un intento de contener o enfrentar esa fuerza primitiva. La línea “sumergirme en vino” sugiere una búsqueda de escapismo o entrega, reforzando la idea de rendirse a la seducción de lo salvaje. De ahí la mención a la “zanja” que se menciona como “más bella” lo que se relaciona con el atrevido verso final —“aguardo la mordida”—, una declaración que encapsula tanto el deseo como la aceptación del riesgo. La mordida, un acto de consumo y de entrega, puede simbolizar la unión de lo humano con lo bestial, la atracción y la inevitable pérdida de control. En conjunto, el poema ofrece una reflexión sobre la atracción por lo oscuro y lo desconocido, donde el deseo y el peligro coexisten de manera intrincada en una escena de corte erótico-sexual.

Este tipo de temas se entrelazan con brillantez en el estilo preciso y, a la vez, abierto a la ambigüedad de María del Carmen Yrigoyen, lo que permite múltiples lecturas de sus poemas. La autora recurre a metáforas que juegan con la fragilidad del cuerpo y lo violento del mundo, invitando al lector a una reflexión lúcida (desde una madura conciencia del lenguaje literario) sobre la vida, el deseo, el sufrimiento y la muerte. Carne Cruda no es un libro fácil ni complaciente, pero precisamente en su sutileza y complejidad radica su belleza. A seguir con atención la trayectoria literaria de esta interesante escritora.

 

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Aniversario, Arte, barranco, Cultura

[La Tana Zurda] Barranco, el emblemático distrito limeño, en estos días celebra con fervor sus 150 años de fundación, consolidándose como un verdadero epicentro cultural y artístico de la capital peruana. Este entrañable rincón de la ciudad, conocido por su bohemia y su vibrante escena creativa, ha sido el hogar de artistas, poetas y músicos que han dejado una huella indeleble en su paisaje urbano. Con sus coloridas casas de estilo republicano, murales que narran historias de resistencia y tradición, y una oferta cultural que abarca desde galerías de arte contemporáneo hasta festivales de música, Barranco se erige como un faro de inspiración, reflejando la rica diversidad y el espíritu innovador de una comunidad que vive y respira arte.

Fundado un 26 de octubre de 1874, durante la presidencia de Manuel Pardo y Lavalle,
el primer presidente civil constitucional de nuestra historia republicana, Barranco celebra su aniversario con una serie de actividades, entre las que destaco la organizada por Barranco Open Studios, un verdadero foco cultural del distrito, y la de la galería de arte “José Antonio”, dirigida por el conocido promotor cultural José Alvarado Montoya. Me estoy refiriendo a eventos que no solo resaltan la riqueza artística de Barranco, sino que también fomentan un diálogo entre artistas y la comunidad, creando un espacio donde la creatividad se manifiesta y se comparte. Con talleres, exposiciones y presentaciones en vivo, la celebración se convierte en una vitrina del talento local y una invitación a redescubrir la esencia cultural del distrito. Veamos en detalle.

Este sábado 19 y domingo 20 de octubre, Barranco Open Studios buscará acercar una vez más (ya son siete las ocasiones prácticamente consecutivas que lo viene haciendo) a los vecinos y público en general a los talleres de los artistas residentes en el distrito tanto para observar sus obras como para tener una visión mucho más íntima y confidencial del proceso creativo de los creadores (artistas plásticos, artesanos, diseñadores, escénicos). Así se elabora una iniciativa que apoya, fomenta y difunde, en esencia, la labor creadora de quienes viven y trabajan en Barranco. Asimismo, el evento sienta un precedente para la regularización de los artistas visuales y apoya el crecimiento de las industrias culturales, alineándose con los esfuerzos de la Municipalidad de Barranco para establecer la cultura como un cuarto pilar del desarrollo sostenible.

Por su parte, la galería de arte “José Antonio” (jirón Junín 114) promueve a lo largo de este mes una serie de actividades bajo el nombre de Barranco Monumental. Lo hace en primer lugar con la Expo Tattu en colaboración con el estudio de arte Buda Blue Tatto. Asimismo, habrá un concurso de pintura para niños y adolescentes, desfile de moda y cortometraje, concurso de fotografía y murales, retrato en vivo, microteatro, cuentos cortos, exposición del perro peruano, performance, marionetas y mimos. El sábado 19 de octubre inaugurará la muestra colectiva “La expo 150 años” con reconocidos exponentes como Álvaro Suárez Vértiz, Miguel Ángel Velit, Sandra Moreti, David Rejas, Stefano Bermellón, Denny Rangel, Lili García Almeida o Borka Sattler, quien participa con retratos de dos entrañables poetas barranquinos: José María Eguren (1874-1942) y Catita Recabarren (1904-1992). Eguren, el autor de Simbólicas (1911), La canción de las figuras (1916), Sombra y Rondinelas (1929), fue a su vez pintor y fotógrafo. En la por entonces apacible villa-balneario de Barranco el poeta recibía a amigos y discípulos como Abraham Valdelomar, José Carlos Mariátegui, Martín Adán o Emilio Adolfo Westphalen. Y Recabarren forma parte de las autoras del periodo posmodernista junto con la argentina Alfonsina Storni y las uruguayas Delmira Agustini y Juana de Ibarbourou, las cuatro caracterizadas por posicionar a la mujer como sujeto del discurso poético. Fue una de las fundadoras de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas – ANEA y de la Asociación Cultural Ínsula, además de secretaria cultural en la Escuela Normal de Mujeres y compiladora en 1986 de una Antología de la mujer peruana.

En conclusión, el aniversario de Barranco no solo es una ocasión para celebrar su historia y legado, sino también una oportunidad para reflexionar sobre la vitalidad de su escena artística y cultural. A medida que el distrito se reinventa y se adapta a los tiempos modernos, es fundamental reconocer el papel de eventos como Barranco Open Studios o Barranco Monumental, que no solo destacan el talento local, sino que también fortalecen los lazos entre artistas y comunidad. En un mundo cada vez más globalizado, Barranco se mantiene firme en su identidad, recordándonos que la cultura es un motor esencial para el desarrollo sostenible y el bienestar social. Así, al mirar hacia el futuro, la continuidad de esta rica tradición cultural será clave para preservar la esencia única de este concurrido y turístico rincón limeño. Que viva Barranco.

[La Tana Zurda]  A inicios de octubre, la prestigiosa Universidad Estatal Metropolitana de Denver será el espacio propicio en el que dos talentosos académicos peruanos, Chrystian Zegarra y Enrique Bernales Albites, reconocidos por sus aportes a la literatura (ambos forman parte del grupo poético de finales de los noventa Inmanencia), comentarán un reciente libro de novedoso enfoque titulado Estruendo mudo: cine silente y sonoro en la literatura iberoamericana (1895-1947). (UCSS, 2023). Este evento promete ser un encuentro de alto nivel académico, donde las ideas innovadoras de estos autores ofrecerán una mirada fresca sobre la relación entre cine y literatura en el contexto iberoamericano. La Universidad Metropolitana de Denver será el escenario ideal para este intercambio intelectual que fortalece los lazos entre el arte, la academia y el pensamiento crítico.

Esta antología recoge varios artículos los cuales dan cuenta de la importancia del cine en la literatura y de la manera en que ambas expresiones artísticas se complementan. A través de un análisis riguroso, los ensayos revelan cómo el cine ha influido profundamente en las estructuras narrativas y en las temáticas de numerosos autores. El libro reúne un grupo de aproximaciones a la producción de escritores canónicos iberoamericanos quienes de diversas maneras fueron influenciados por el arte cinematográfico. Estas influencias no solo enriquecieron las obras literarias de la época, sino que también ampliaron el horizonte creativo de los autores, al abrir nuevas formas de imaginar y representar la realidad social, cultural y política de su tiempo. Poner el título de algunos artículos y el nombre de sus autores a modo de ejemplo. 

Uno de los académicos que presentarán esta obra, Roberto Forns-Broggi (Metropolitan State University of Denver) ha adelantado la siguiente opinión: “Un libro como este es un paso, aunque pequeño y humilde, genuino y sólido, hacia un futuro que nos une. Al menos que une cine y literatura, tal vez como un reflejo de lo que es capaz el espíritu creativo en un tiempo de severas y recurrentes crisis políticas, económicas y ecológicas: herramientas y perspectivas que se pueden usar para apropiarse de los logros de las películas y utilizarlas en contextos y situaciones de hoy y del futuro, especialmente en el terreno fértil e influyente de la imaginación literaria”(señalar dónde dice esto). Forns-Broggi resalta el poder transformador de este diálogo entre cine y literatura, subrayando su relevancia en tiempos de incertidumbre global. Para él, esta obra no solo es un testimonio de la riqueza cultural de ambas disciplinas, sino también una invitación a reflexionar sobre su capacidad para generar nuevas formas de resistencia y adaptación. 

Este libro de Zegarra y Bernales Albites invita al estudioso latinoamericano, y al lector en general, a entender con argumentos sólidos y ejemplos convincentes la influencia del cine de finales del siglo XIX a mediados del siglo XX en la literatura latinoamericana. Los ensayos reunidos nos sumergen en una época de cambio en la cual las sociedades iniciaban un periodo de transformación al convertir sus ciudades en grandes áreas metropolitanas para dejar de ser una suerte de “pueblos grandes” del siglo XIX. Este proceso de modernización, impulsado por la expansión del cine como forma de entretenimiento y arte, también dejó su huella en las sensibilidades literarias de la época. Así, los autores de la antología logran mostrar cómo la literatura absorbió el lenguaje visual y narrativo del cine, fusionando ambos medios en una sinergia creativa única.

En conclusión, Estruendo mudo es una obra que abre nuevas rutas de exploración académica, permitiendo a los lectores comprender la profundidad y complejidad del intercambio entre el cine y la literatura en el ámbito iberoamericano. Zegarra y Bernales Albites han logrado compilar un conjunto de ensayos que no solo analizan la historia del cine y la literatura, sino que también establecen un puente entre ambas artes, revelando cómo estas se enriquecen mutuamente. Este libro es, sin duda, una contribución valiosa para los estudios literarios y cinematográficos, y su impacto se sentirá en los años venideros, al inspirar nuevas investigaciones y lecturas interdisciplinarias.

La cita para conocer más sobre este libro es el próximo viernes 4 de octubre a las dos de la tarde en que se llevará a cabo un conversatorio sobre este libro a cargo de los editores del volumen, los ya mencionados Bernales Albites y Zegarra, más el estudioso Forns-Broggi.  El evento será en Tivoli Student Union, Auraria Campus, Room 640.  Todos están cordialmente invitados.

 

 

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Cine, literatura iberoamericana, modernización, Tecnología
[La Tana Zurda] Hablar de José Antonio Mazzotti (1961-2024) es definitivamente conversar de generosidad y de éxito, de inspiración, de constancia, de disciplina y entereza, de lealtad y de amor hacia la humanidad, hacia lo correcto y no solamente lo justo, hacia la oportunidad ofrecida a cualquiera que de alguna manera lo alcanzaba.

Su liderazgo tanto a nivel intelectual y académico, así como gestor cultural, como representante de no sólo una generación sino la referencia emblemática de conocer desde el Inca Garcilaso tan bien como si lo hubiera conocido en persona hasta poetas que daban sus pininos y que él apadrinaba. Su conocimiento de lo colonial trascendía a todo nivel y esfera, podía estar hablando de la última teoría literaria o corriente filosófica y también saber sobre el estado de ciertas lenguas nativas que estaban en peligro de desaparición en el último rincón de nuestra Amazonas.

Su iniciativa para organizar eventos y congresos era inagotable, nos motivaba y
nosotros por supuesto íbamos, cuánto aprendizaje, cuánta pasión, cuánto amor por las letras. Su activismo era contagiante y seguíamos en la batalla por una descolonización de pensamiento, y siempre buscando la manera para que hubiera más equidad.
Su poesía estaba llena de erotismo, de imágenes globales que evocan temas universales, imágenes que dialogaban con diferentes padres literarios desde la gran influencia de Vallejo, hasta el mismo Arguedas, de quien los mitos los adaptaba y creaba mundos llenos de magia.

Esa dedicación por la cultura peruana, esa entrega por llevarla a todo el mundo –
América, Europa, Asía, en fin- Incansable en cuanto a su ritmo por culminar proyectos y por seguir ofreciendo una imagen mucho más rica de nuestro Perú. Su labor no solamente como padre intelectual, sino como gran poeta y por supuesto por su activismo y gestión José Antonio Mazzotti fue un gran embajador.

Escribió más de 100 artículos académicos, libros de crítica que lo situaron como

una eminencia del Inca Garcilaso y de todo lo que lo podía relacionarse con la Colonia. Hizo documentales y llevó al Inca a todos lados. En cuanto a la crítica sobre poesía realizó los estudios más agudos y referentes que existen en la actualidad.

Asimismo, como poeta, perteneció a la Generación del 80. Obtuvo reconocimiento nacional e internacional desde muy temprana edad. Con sus 11 poemarios publicados: Poemas no recogidos en libro (1981), Fierro curvo (órbita poética) (1985), Castillo de popa (1988), El libro de las auroras boreales (1994), Señora de la Noche (1998), Declinaciones latinas (1999), Sakra Boccata, 28 poemas (2006), Las flores del Mall (2009), Apu Kalypso / palabras de la bruma (2015), Nawa Isko Iki / cantos amazónicos (2020) y Poemas posthumanos (2020-2021); Mazzotti nos deja una vasta obra lírica para poder ahondar en una realidad áspera e indigente que busca desunir a la humanidad. Mazzotti mediante sus poemas, trata de hacernos pensar en un mundo idílico donde la humanidad se protege en lugar de vivir en un ámbito hostil. Su obra trasciende temas universales y profundiza en la humanidad. Impregnada su lírica, bajo un halo erótico, crea imágenes sugerentes que rompen barreras y cuestionan presupuestos establecidos.

Su profesionalismo y sobre todo su personalidad, su manera de llegar a tantas
personas y de poder hacer conexiones con tantas personalidades, hicieron que las redes sociales se inunden de agradecimiento y solidaridad al escuchar la terrible noticia de su fallecimiento. El sábado pasado, 14 de setiembre, más de treinta voces se juntaron para rendirle homenaje a José Antonio Mazzotti a través de la página de La Huaca es poesía. Esas voces que pertenecen a poetas, académicos y críticos se juntaron y compartieron los poemas de nuestro Mazzotti creando una maratón de su poesía y para que así su voz siga escuchándose en todos los confines del universo.

Finalmente, quiero compartir un emotivo texto poético del profesor y poeta Raúl
Bueno quien leyó en la ceremonia que se realizó el pasado sábado en la Capilla Goddard de la Universidad de Tufts, donde José Antonio trabajaba. El texto de
Raúl Bueno crea un diálogo con el emblemático poema de “Yegua es la hembra del caballo” de Mazzotti publicado en su primer libro. A continuación, el poema de Bueno:

Pradera de caballos y palabras
O el retorno a la semilla de la lengua

“Yegua es la hembra del caballo”, J. A. Mazzotti In memoriam

Llega un nuevo corcel a la pradera de caballos trae su electrizada crin al viento
de aromas y de símbolos lleno.

Se enerva la manada.
Se estorban sus relinchos, se abren
las lunas de los ojos
–es un intruso, dicen
asegurar las yeguas y potrillos–.
Se colman sus ollares de inquietantes efluvios

–la ardiente adrenalina–
y truena en remolino la cascada que ya fustiga tréboles
el delicioso gras del paraíso
las grandes hierbabuenas.

Alguien lo reconoce ¡era de aquí!
¡es nuestro! vuelve el hermano ausente.
Se lo habían llevado galaxias
de rebosantes signos, pulsantes contenidos

facultad de palabras cabalgando palabras
enhebrando señales, curvando alegorías hasta volverlas objetos de mirar:

¡Oh, la divina metalengua!

Vuelve a lo suyo, a sus pastos de juventud
a su lengua inicial nunca perdida, esto es
a su impronunciable mujer de varias letras
ciento veintiocho reglas a trizar y rehacer
y dieciocho mil palabras todavía preñadas de futuro. Vuelve a recomenzarlo todo.

Oye tú, yegua/lengua, es para ti:
alista tus enjambres de miel y de sentido
que regresa tu macho parlador
el de las frases raras para tus distraídos oídos el que un día dijera lo que ahora ya entiendes: vámonos yegua a fecundar poesía.

Entonces, ahora y para siempre
un hato reintegrado de caballos jubilosos desborda la pradera
en hálitos de luz, serrín de estrellas sobre un timbal de gras
que acompasan relinchos
y poemas.

Brillante texto del profesor Raúl Bueno, el cual abre un diálogo con imágenes intensas equinas sobre la creación misma del lenguaje.

Sigamos el legado de Mazzotti, difundiendo las letras peruanas, llevando la cultura a todos lados y sobre todo cultivando el gran trabajo que él inició, buscar la inclusión de todas las lenguas y de todas las culturas, sigamos intencionalmente su gran trabajo académico, creativo y cultural.

Raúl Bueno

-José Antonio Mazzotti, ¡PRESENTE! -José Antonio Mazzotti, ¡PRESENTE! -José Antonio Mazzotti, ¡PRESENTE!

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Mazzotti, poesía peruana, Raúl Bueno

[La Tana Zurda]  Hablar de José Antonio es hablar de generosidad y de éxito, de inspiración, de constancia, de disciplina y entereza, de lealtad y de amor hacia la humanidad, hacia lo correcto y no solamente lo justo, hacia la oportunidad ofrecida a cualquiera que de alguna manera lo alcanzaba.

Su liderazgo no solamente a nivel intelectual y académico, sino como gestor cultural, como representante de no sólo una generación sino la referencia emblemática de conocer desde el  Inca Garcilaso tan bien como si lo hubiera conocido en persona, hasta poetas que daban sus pininos y que él apadrinaba.  Su conocimiento de lo colonial trascendía a todo nivel y esfera, podía estar hablando de la última teoría literaria o corriente filosófica y conocer la lengua que estaba en peligro de desaparición en el último rincón de nuestra Amazonas.

Su iniciativa para organizar eventos y congresos era inagotable, nos motivaba y nosotros por supuesto íbamos: Cuánto aprendizaje, cuánta pasión, cuánto amor por las letras.  Su activismo era contagiante y seguíamos en la batalla por una descolonización de pensamiento, y siempre buscando la manera para que hubiera más equidad.

Su poesía estaba llena de erotismo, de imágenes globales que evocan temas universales, imágenes que dialogaban con diferentes padres literarios desde la gran influencia de Vallejo, hasta el mismo Arguedas, de quien los mitos los adaptaba y creaba mundo llenos de magia.  

Esa dedicación por la cultura peruana, esa entrega por llevarla a todo el mundo -América, Europa, Asía, en fin-  Inalcanzable en cuanto a su ritmo por culminar proyectos y por seguir ofreciendo una imagen mucho más rica de nuestro Perú.  Su labor no solamente como padre intelectual, sino como gran poeta y por supuesto por su activismo y gestión cultural, José Antonio Mazzotti fue un gran embajador. 

Escribió más de 100 artículos académicos, libros de crítica que lo pusieron a él como una eminencia del Inca Garcilaso y de todo lo que lo podía relacionarse con la Colonia. Hizo documentales y llevó al Inca a todos lados. En cuanto a la crítica sobre poesía realizó los estudios más agudos y referentes que existen en la actualidad.  

Asimismo, como poeta, perteneció a la Generación del 80.  Obtuvo reconocimiento nacional e internacional desde muy temprana edad.  Con sus 11 poemarios publicados: Poemas no recogidos en libro (1981),  Fierro curvo (órbita poética) (1985), Castillo de popa (1988),  El libro de las auroras boreales (1994), Señora de la Noche (1998),  Declinaciones latinas (1999), Sakra Boccata, 28 poemas (2006), Las flores del Mall (2009), Apu Kalypso / palabras de la bruma (2015), Nawa Isko Iki / cantos amazónicos (2020) y Poemas posthumanos (2020-2021); Mazzotti nos deja una vasta obra lírica para poder ahondar en una realidad áspera e indigente que busca desunir a la humanidad.  Mazzotti mediante sus poemas, trata de hacernos pensar en un mundo idílico donde la humanidad se protege en lugar de vivir en un ámbito hostil. Su obra trasciende temas universales y profundiza en la humanidad. Impregnada su lírica, bajo un halo erótico, crea imágenes sugerentes que rompen barreras y cuestionan presupuestos establecidos.

Su profesionalismo y sobre todo su personalidad, su manera de llegar a tantas personas y de poder hacer conexiones con tantas personalidades, hicieron que las redes sociales se inunden de agradecimiento y solidaridad.  José Antonio nos empoderó de tal manera, que le haremos un homenaje este sábado 14 de setiembre a las 8pm. a través de la página de La Huaca es poesía en vivo.  Más de cuarenta voces se juntarán y compartirán los poemas de nuestro Mazzotti para que haya una maratón de su poesía y se escuche su voz en todos los confines del universo.

José Antonio Mazzotti, –¡Presente!

José Antonio Mazzotti, –¡Presente!

José Antonio Mazzotti, –¡Presente!

 

 

Increíble que hayan pasado ya tres semanas desde el 10 de agosto, día de la muerte de Carlos Germán Belli (Lima, 1927-2024), figura fundamental de la tradición latinoamericana y una de las voces más altas de la Generación peruana del 50. 

 

En su poesía Carlos Germán Belli muestra múltiples vertientes de la literatura occidental. La crítica ha destacado su refinado manejo de las formas y estrofas tradicionales, provenientes sobre todo del Siglo de Oro español, pero con un uso abierto de coloquialismos peruanos, discretos toques surrealistas y una visión aguda y crítica de la sociedad moderna. Los múltiples libros de Belli, desde Poemas (1958), Dentro & fuera (1960), Oh Hada Cibernética (1961), El pie sobre el cuello (1967), Sextinas y otros poemas (1970), En alabanza al bolo alimenticio (1979) y varios más son hoy ya clásicos de la poesía en español y constituyen un elocuente testimonio del hombre contemporáneo frente a las fuerzas de la opresión económica y social. Revelan asimismo un afán innovador que no pierde la mirada sobre la tradición, constituyéndose así como un corpus pionero de lo que hoy se entiende como poesía neobarroca, si bien la etiqueta no explica del todo algunos rasgos humanistas y comunicativos de su escritura. 

 

Recibió el Premio Nacional de Poesía en 1962, la Beca Guggenheim en dos ocasiones (1969 y 1987), el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (Chile) el 2006, el Premio Casa de las Américas de Poesía José Lezama Lima (Cuba) el 2009 por El alternado paso de los hados, una Distinción de la Casa de la Literatura Peruana (2011) y la Medalla al Mérito Ciudadano de la Presidencia del Consejo de Ministros del Perú (2016). También fue candidato al Premio Nobel de Literatura el 2007. Carlos Germán Belli fue nieto del arqueólogo piamontés Carlos Belli Core (Biella, 1857-Ica, 1926), que se afincó en el Perú desde los 22 años y se dedicó a la investigación de la cultura Nazca. Hoy su nombre distingue a uno de los museos arqueológicos de la zona.

 

Sobre sus inicios, cabe decir que en los años 50 la sombra de Vallejo había motivado a las jóvenes generaciones a elegir entre dos estilos poéticos diferentes. Por un lado, el ideal social y político del difunto Vallejo influyó entonces en un sector de la nueva poesía y se convirtió en compañero de lucha por una mayor justicia social. Por otro lado, algunos de los nuevos poetas prefirieron sumergirse en una tradición más órfica y simbolista, sin referirse al contexto histórico inmediato. Belli supo superar ambos extremos y buscó tanto la complejidad de la forma como el uso de prestigiosas tradiciones literarias en cuanto a la expresión de un malestar social y denuncia de la opresión política. En ese sentido, es y siempre fue un poeta inclasificable.

 

Pero, ¿cuál es la naturaleza de tan difícil combinación? ¿La poesía tiene que ver con el ritmo o importa más por su responsabilidad hacia la sociedad? Belli ha demostrado una y otra vez que la poesía puede ser tanto una renovación y enriquecimiento del lenguaje como una protesta contra las desigualdades. Vemos en sus escritos un uso virtuoso de los ritmos del Siglo de Oro español, de la sátira corrosiva de Quevedo, de los tópicos de la literatura pastoril, y también de la vanguardia y la retorcida jerga coloquial limeña. Vemos asimismo que esos recursos están al servicio de una voz que desafía el orden establecido y las fuerzas que atentan contra la felicidad humana. 

 

Sin embargo, no se crea que la poesía de Belli trata solo de temas sociales. De hecho, el tema del amor y la construcción de un sujeto múltiple también aparecen como algunos de sus grandes rasgos. Belli ha dedicado algunos de sus poemas más notables al amor. Y sin embargo, al construir una voz poética que asume diferentes códigos y tiempos, va más allá de los criterios convencionales sobre la unidad del sujeto poético. Encontramos en Belli una constante fractura de la voz poética que cuestiona las convenciones tradicionales sobre el poeta como eje de síntesis de una cultura en un momento dado. Belli, por el contrario, expone las contradicciones del mundo contemporáneo y reinventa la literatura desde un espacio de marginalidad y decepción.

 

Se nos ha ido una figura extraordinaria de las letras peruanas. Difícilmente habrá otro poeta de sus kilates en mucho tiempo. Nos deja un legado de libros importantísimos, pero por otro lado se lleva la posibilidad de seguir escribiendo y por lo tanto de abrir nuevos caminos de expresión sobre nuestros problemas actuales.

 

Nació en Lima un 8 de julio de 1874, en una época que pronto sería sombría para el Perú: la de la guerra con Chile, que duró de 1879 a 1883. Es decir, José María Eguren era apenas un niño de cinco años cuando se vivió el horror y la humillación de la invasión chilena, sobre todo en la costa peruana. Sin embargo, entre los cinco y los nueve años su imaginación, que se habría forjado al compás de saqueos, violaciones y fusilamientos, se formó más bien en la relativa tranquilidad de la hacienda Chuquitanta, al norte de Lima, propiedad de su hermano mayor Jorge. José María fue un niño de salud frágil, propenso a las recaídas, y bastante tímido. Por eso su universo está poblado de animales silvestres y de mucho color, que se expresó en una obra plástica (cuadros y fotografías) de singular sensualidad.

Seguramente algún crítico especializado ha examinado este aspecto de la formación de Eguren, pero vale la pena insistir en el tema para explicar la increíble riqueza imaginativa y el tono aparentemente alejado de la realidad prosaica que su poesía ostenta.

José María Eguren también creció en un ambiente literario con un estilo vigente, el del Modernismo, que a fines del siglo XIX y principios del XX se encarnaba en el Perú en la figura de José Santos Chocano, un año más joven y por lo tanto miembro de la misma generación, consagrado internacionalmente y figura pública de enorme resonancia. Uno pensaría que por la diferencia diametral entre el estilo de ambos poetas ellos serían rivales mortales en la vida pública y cotidiana, pero no fue así. Llegaron a ser buenos amigos y Chocano impulsó a Eguren a publicar en las mejores revistas limeñas antes de acabar el siglo XIX.

Hacia 1897 se mudó Eguren al balneario de Barranco, donde vivió más de treinta años antes de regresar al centro de Lima. Sin embargo, como gran observador de la naturaleza y el paisaje, pasaba largo tiempo en caminatas por los alrededores, cruzando fundos y haciendas, pedregales y acequias, que alimentarían su visión de la vida con insectos, pájaros y otros animales que aparecen de manera familiar en su amplio bestiario. Nunca salió de Lima, Barranco y sus alrededores. Ni siquiera viajó a provincias; mucho menos al extranjero.

Se dice que su primer libro de poemas, Simbólicas, publicado en Lima en 1911, representa la superación del Modernismo vigente e inaugura la moderna poesía en el Perú. Puede ser, dependiendo de qué se entienda por modernidad. Lo cierto es que es un libro muy inusual, no solo por la temática fantasiosa, nada realista, muy cercana al sueño y al mundo de la pura imaginación, sin aspiraciones morales, políticas o nacionales, como observó años más tarde José Carlos Mariátegui, llamándolo nuestro primer poeta «puro». El lugar común lo clasifica como poeta simbolista, pero esta es otra etiqueta que también requiere revisión debido a la tremenda originalidad de su escritura.

El prestigio que le valió su primer libro fue consolidado con «La canción de las figuras “ (1916), su segundo poemario. Luego, en 1929, Mariátegui tuvo la feliz iniciativa de reunir dos libros inéditos (Sombras y Rondinelas) con una amplia selección de sus dos primeros libros bajo el título general de Poesías. Y eso fue prácticamente todo lo que publicó en vida. Sus artículos de reflexión estética y filosófica fueron reunidos póstumamente con el título de Motivos.

Algo que siempre llamó la atención fue su renuencia a participar en la vida pública y en el candelero literario. Hoy, que los poetas pululan y se 

autoglorifican en festivales y redes sociales, Eguren sin duda se habría sentido extraño. Su salud frágil y su carácter tímido lo acompañaron toda la vida. Pero llegó a ejercer el cargo de Director de Bibliotecas y Museos Escolares del Ministerio de Instrucción Pública entre 1931 y 1940, más por necesidad que por vocación.

Se murió un 19 de abril de 1942, sin cumplir los 68 años. Cómo me hubiera gustado conocerlo. Hasta hoy sigue siendo una figura admirada y emulada, que abrió una veta riquísima en la escritura en español en el Perú. Su musicalidad, sus referencias a mundos inéditos o de un pasado mágico, lo hacen un autor muy querido para todo aquel que quiera escapar de la poesía social o de una visión realista de la vida. La poesía, después de todo, también debe servir para liberarnos de las cadenas de la cotidianidad y hacernos volar por mundos inéditos. Si no, nuestro parnaso sería todavía más aburrido.

Este jueves 18 de julio hablarán de todo ellos tres especialistas en poesía peruana. Se trata de Jorge Valenzuela, Renato Guizadoy Jorge Kishimoto, quienes sostendrán un sustancioso conversatorio sobre Eguren en la Biblioteca Ricardo Palma de la Municipalidad de Miraflores. El acto comienza a las 7:30 pm en Av. Larco 770, segundo piso. Si quiere saber más sobre Eguren, y de paso dar rienda suelta a su imaginación, le recomendamos darse una vuelta. Pero –¡cuidado!–, no se lo vaya a comer Paquita.

 

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[La Tana Zurda] Hoy elevo una mirada al cielo y despido desde mi firmamento a un ícono popular, a una persona que empoderó a muchos talentos jóvenes desde sus inicios sin importarle género o sexualidad, un alma pionera que innovó en todo ámbito. Se trata de la querida Yola Polastri, fallecida el pasado 7 de julio a los 74 años de edad.

Es verdad que ella hizo mucho por la música, la animación infantil en fiestas, pero también estimuló otras manifestaciones del quehacer cultural. Desde sus innovaciones en las actuaciones con las aclamadas «Burbujitas», empoderó a niños y niñas, haciéndolos protagonistas de su popular show «Hola Yola», que se convirtió en un referente alternativo del también popular «Tío Johnny» desde los años 1970.

Yola cultivó asimismo el periodismo cultural y deportivo. Cuando yo jugaba tenis y campeoné en un torneo internacional, ella fue la primera que me entrevistó y me hizo sentir querida por gente que de repente nunca conocí, pero Yola Polastri siempre invitó a jóvenes a su estudio y hacía que compartieran sus sueños y logros.
Recuerdo también haber conocido a gente talentosa como Marisol Martínez, Fernando Beingolea y otros más. Yola Polastri les dio confianza a muchos jóvenes y a muchas mujeres que, sin títulos y sin ninguna autoridad, hizo que fueran descubiertos por su talento. Muchos de ellos ahora ocupan grandes puestos en la escena cultural peruana.

Desde su inocente figura hasta la gran artista que se volvió, Yola Polastri inició una trayectoria para muchas otras más. Fue educada en el Colegio Parroquial Santa Rosa de Lima, en Lince, donde desde pequeña mostró grandes aptitudes para la actuación. Era una muchacha alegre y amorosa, muy querida por sus compañeros de aula y por los profesores. Hay que recordar que de esa institución han surgido personalidades como Beatriz Merino (ex Defensora del Pueblo), el artista Efraín Díaz-Horna, los escritores Guillermo Niño de Guzmán, Mariela Dreyfus y José Antonio Mazzotti, así como el abogado Manuel Pulgar-Vidal, ex Ministro de Ambiente durante el gobierno de Ollanta Humala y actual líder mundial en cuestiones de conservación ambiental.

La fama de Yola Polastri no debe ocultar su espíritu de aliento a la juventud y su práctica de lo que Horacio, el poeta latino, decía: «enseñar deleitando». Yola hizo del entretenimiento una vía privilegiada para aprender habilidades y cultivar el gusto por la música y la socialización. Los niños crecían complementando sus estudios escolares con una hora de entretenimiento diaria en la que se relajaban de la escuela sin dejar de aprender. Esa, al menos, fue mi experiencia.

Gracias, Yola, por tu innovación y por tu creatividad, por tu vuelo artístico y por ofrecer tu vida entera al Perú.

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