[LA TANA ZURDA] La razón de las diversas celebraciones en los Estados Unidos de América es que dos de sus miembros residen, trabajan y se dedican a la actividad creativa y de gestión cultural en universidades de ese país. Me refiero a Enrique Bernales Albites y a Chrystian Zegarra Benítez. Ellos forman parte de la gran diáspora peruana que se ha incrementado en proporciones geométricas desde la década del 80 y que hoy constituye una de las más interesantes manifestaciones de la creatividad de nuestra literatura, que añade el matiz de la migrancia externa a una ya múltiple y multilingüe tradición.

Los tres miembros sobrevivientes de Inmanencia (Enrique Bernales, Chrystian Zegarra y Florentino Díaz) se reunieron por primera vez en el extranjero en junio del año 2000 en México DF.   Más tarde y después de más de dos décadas se volvieron a reencontrar este último octubre del 2023 para seguir creando y compartiendo la poesía y el saber, la literatura y el sentir. La ocasión se presentó por una invitación de la Feria Internacional del Libro de Lawrence, Massachusetts, a la poeta Marilú Herrera Arone, para presentar su libro Secrets of Love in the Night junto a Florentino Díaz, editor de dicha publicación.

Aprovechando la estancia en Massachusetts, el poeta e investigador Chrystian Zegarra, en colaboración con la docente y gestora cultural Wendy Llorente, extendieron una invitación  a través de la Universidad de Colgate a Enrique Bernales, Marilú Herrera y Florentino Díaz para un encuentro de diálogo entre los actuales integrantes de Inmanencia y una presentación performática por parte de Marilú Herrera y Florentino Diaz en dicho espacio académico en la ciudad de Hamilton, en el estado de Nueva York.

Ahí se dieron tres días de reflexión, lecturas y compartir poético sobre cómo se formó Inmanencia y sobre las expectativas y sentires del grupo en la actualidad.  Asimismo, Marilú Herrera y Florentino Díaz presentaron la performance «Blue and Orange» sobre el libro Secrets of Love in the Night en la Universidad de Colgate.

Entre los días 26 y 28 de octubre se fue desarrollando la conversación e ideas en torno a Inmanencia en sus 25 años desde la publicación de su primer libro colectivo en octubre de 1998. Estas ideas vertidas en esos diálogos se pueden sintetizar del siguiente modo:

La situación de la humanidad se presenta en un contexto de crisis aún mayor que la de 1998. La crisis de lo humano y las amenazas transhumanistas y de violencia global se han agravado y actualizado en los últimos años.

La advertencia que precisó Inmanencia sobre la creciente deshumanización (desde su primera publicación en 1998 y en los distintos recitales performáticos realizados desde aquellos años) y su preocupación y búsqueda del mito –en la propuesta de retorno a una raíz originaria y espiritual de la creación en todas sus formas– es hoy en día una propuesta ya no sólo poética sino pedagógica y que se aúna a un «zeitgeist» global en cuanto a la urgencia de un cambio de paradigma de existencia en la comunidad humana.

La propuesta de Inmanencia se actualiza hoy en día en la amplificación del ámbito de creación poética como origen y fuente de una visión pedagógica. Es decir, no solamente es necesario expresar y manifestar creaciones poéticas, sino que la propia manera de transmitir formas de leer la realidad y maneras de concebir lo valioso de esta constituye también una necesidad a realizar. La creación es también pedagógica, formativa y lo formativo, lo educativo se convierte en una forma de creación.

La reflexión actual de Inmanencia se centra en la conceptualización de los elementos fundacionales de nuestra humanidad:

  1. La relación con la dimensión sagrada (su reconocimiento, su ejercicio, su operatividad transformadora).
  2. La recuperación de los valores de la amistad, la comunidad y el pensamiento creativo como aspectos necesarios para una convivencia evolutiva entre los seres humanos.
  3. El reconocimiento y profunda valoración de nuestra relación con el entorno viviente y dinámico expresado en la presencia del paisaje, de los árboles, de la naturaleza de los seres vivientes, de la tierra.

Según los tres integrantes de este gran grupo Inmanencia, en los próximos meses se irán definiendo acciones concretas que correspondan a la manifestación de estas ideas. ¡Mucha vida!

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Crisis global, Encuentro literario, Inmanencia, poesía, Reflexiones

[LA TANA ZURDA] Esta vez celebran su décimo aniversario con el XI Festival de Arte y Cultura, enfatizando su interés multiartístico y multimedial, pues no se trata de un simple festival de poesía –como hay tantos– en que los poetas se paran a leer sus versos en una maratón interminable. La Huaca es Poesía combina distintos lenguajes (música, teatro, danza, artes plásticas y arqueología) para brindar al público una imagen integral de lo que está pasando en distintas disciplinas y sus interesantes combinaciones.

Como se recordará, esta valiosa iniciativa surgió del encuentro feliz de un poeta, Rafael Hidalgo, y un arqueólogo, Santiago Morales que tuvieron la idea de llamar la atención sobre el Complejo Arqueológico Mateo Salado, en el límite del cercado de Lima con el distrito de Pueblo Libre, a media cuadra de la Plaza de la Bandera. Desde aquel ya lejano 2013 han convocado a decenas de artistas no solo en sus festivales previos, sino también en diversas actividades como conferencias académicas, entrevistas en línea, participación en eventos nacionales e internacionales y una larga lista de muestras de su vitalidad imparable.

El núcleo de La Huaca es Poesía lo conforman hoy los dos dos fundadores, Rafael Hidalgo y Santiago Morales, junto con los otros miembros de su Comité Central: Valeria Chauvel Moscoso, Brenda Vallejo Mezarina, Francesca Federico, Sandra Luna, Lesley Costello, Santiago Morales Erroch, Rafael Hidalgo Osorio, José Antonio Mazzotti y Raúl Bueno Chávez, a los que se han aunado recientemente el novelista Eduardo González Viaña y los músicos Yazmín Cuadros y Rudy Rivera. Todos ellos se organizan para cumplir diversas funciones, entre otras su primera publicación impresa, como fue la antología que compuse con sus textos este año y que dio a conocer en algunos casos la producción inédita de los más jóvenes del grupo. Y digo los más jóvenes porque algunos de los miembros de La Huaca son poetas mayores y consagrados como Raúl Bueno y José Antonio Mazzotti, que aportan una amplia experiencia internacional.

El XI Festival de La Huaca se realizará este sábado 25 y domingo 26 de noviembre en el ya mencionado recinto de Mateo Salado. Hay una multitud de poetas participantes, como José Aguirre, Úrsula Alvarado, Dina Ananco, Daysy Arévalo, Dalgys Bautista Sánchez, Alberto Benavides, Virginia Benavides, Chonon Bensho, Andrea Cabel, José Gabriel Cabrera Alva, Lesley Costello, Valeria Chauvel, Yazmín Cuadros, Rosa María Díaz, Pedro Favarón, Gabriel Gargurevich, Rafael Hidalgo, Milagritos Huertas, Manuel Kentore, Carlos López Degregori, Manuel Liendo, Sandra Luna, José Antonio Mazzotti, Alejandra Monterroso, Santiago Morales Erroch, Edián Novoa, Domingo de Ramos, Piero Ramos Rasmussen, Mercedes Tinoco, Rubén Quiroz Ávila, Enrique Sánchez Hernani, José Guillermo Saravia, Sixto Sarmiento, Becky Urbina y Brenda Vallejo.

Asimismo, se cuenta con la participación del artista plástico Alberto Huapaya y se rendirá un sentido homenaje-conversatorio al recientemente fallecido Luis Guillermo Lumbreras, extraordinario arqueólogo e historiador cuyo hijo, también arqueólogo y del mismo nombre, contribuirá con una semblanza de su padre.

La danza de las tijeras estará a cargo de los grupos Warmi Danzaq Killari y Puka Kichka de Andamarca; la danza folclórica correrá por cuenta del Club Provincial Canchis; el rock lo pone la Banda LSM; y los conciertos la Agrupación Pacha Wakay Munan, los cantautores e intérpretes Piero Bustos, Dante Ayala, Yazmín Cuadros, Rudy Rivera, Mauricio Moquillaza y MUKURA blues y cajón.

Como se ve, La Huaca es Poesía abarca una gran variedad de producciones culturales de diversas partes del Perú a través de sus increíbles manifestaciones verbales, musicales, plásticas y performáticas. Y todo esto lo hacen sin recibir un centavo del estado ni de instituciones privadas.

Ya es hora de que las autoridades reconozcan el valioso aporte y el esfuerzo de estos escritores y artistas y que tomen cartas en el asunto. Ya estuvo bueno, pues.

Vamos a La Huaca este fin de semana.

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Arte, Complejo Arqueológico Mateo Salado, Cultura, festival, poesía, teatro

[LA TANA ZURDA] Luego de su aparición el 2020 en Lima por el sello Hipocampo Editores, la reciente aparición en Nueva York del poemario Nawa Isko Iki / cantos amazónicos de José Antonio Mazzotti en edición bilingüe inglés-español (por Pro Latina Press) sitúa a su autor dentro de los grandes vates de la diáspora peruana en los Estados Unidos, aparte de su ya reconocida trayectoria en el contexto de la literatura latinoamericana. No solo eso: el prestigioso sello francés Éditions de l’Harmattan acaba de anunciar para dentro de muy poco una edición francés-español en París. Al llevar el mundo del Amazonas a un ámbito internacional, Mazzotti pone sobre el tapete la urgencia de una reflexión sobre esta vasta región amenazada por la deforestación y la extinción de grupos humanos y de una increíble diversidad biológica y cultural. Y lo hace con versos de impactantes imágenes que se originan dentro del ámbito de la misma selva para relatar leyendas y mitos e historias relacionadas con esta región.

Los poemas de Nawa Isko Iki derivan de un trabajo de campo de varios años con la comunidad iskonawa, en la selva de Ucayali. Hasta hace algunos años se pensaba que esta nación originaria estaba extinguida, pero gracias al equipo de investigación liderado por Mazzotti (en el que se cuenta el reconocido lingüista Roberto Zariquiey) se pudo hacer el primer trabajo de documentación amplia, que incluyó una pormenorizada gramática, el primer vocabulario y la primera recopilación de la tradición oral iskonawa. La lengua que hablan los miembros de esta comunidad es una de las diecisiete sobrevivientes de la familia pano, de notable importancia en nuestro territorio. Lamentablemente, el iskonawa, a diferencia de sus lenguas parientes como el shipibo-konibo y el cacataibo, cuenta con apenas unos veinte hablantes reconocidos y posiblemente un grupo más amplio (se calcula que unos 80) que aún viven en aislamiento voluntario en la Sierra del Divisor, su hábitat milenario, entre Perú y Brasil. Por eso, es absurdo hablar en Nawa Isko Iki de «apropiación cultural», como les gustaría decir a algunas «zorroras» que nunca han metido el pie en el barro de un río de la selva. Se trata de un trabajo consciente de recuperación, poetización y difusión aceptado por la comunidad porque eso empodera su agenda por la lucha de reconocimiento y mayores derechos. En ese sentido, Mazzotti se convierte en lo que los movimientos indígenas contemporáneos llamarían un aliado activista, estratégico en este caso por la visibilidad internacional del autor del poemario.

En Nawa isko Iki (que literalmente significa «soy del pueblo isko») la musicalidad del verso trasciende el lenguaje y lo reproduce también en el inglés, ya que Mazzotti mismo reescribió los poemas en la lengua de Whitman. Gran acierto es conservar en los poemas las palabras nativas que, pese a tener traducción al español y al inglés, connotan sabores, colores y sonidos inéditos en ambas lenguas. Asimismo, se logra con acierto en los versos en inglés la aliteración y la sutileza y sensualidad de las imágenes, muchas de ellas relacionadas con el carácter altamente erótico de las relaciones entre seres humanos y no humanos que habitan en la Amazonía. Al igual que en el castellano, donde la cadencia marca un ritmo propio del verso que le da gran vitalidad, en el inglés también se respeta esa intensidad para recrear el mundo mágico amazónico y la cosmovisión que privilegia la identificación entre humanos y otros seres vivientes.

Por ejemplo, mediante un lenguaje lúdico y elevado, el poeta recrea situaciones analógicas entre los animales para referirse a ciertos aprendizajes y valores. Así, aparecen el delfín de pecho rosado seductor de jóvenes mujeres, el Chullachaki o demonio multiforme que engaña a los extraviados y se los lleva al interior de la jungla, el perezoso que se embarca en una relación sodomítica con un hombre solitario, o el individuo que se transforma en huagana por amor. Cada uno de los poemas nos relata un origen, una experiencia de aprendizaje, un valor vital o una situación mundana donde los personajes son los que ofrecen alternativas y perspectivas para reflexionar sobre la vida misma.

La voz poética se identifica en su totalidad con la cosmovisión de la nación iskonawa, lo cual no es poco mérito. Como dijo en su momento el reconocido crítico Ricardo González Vigil, se trata de una de las mejores muestras de poesía latinoamericana con temática amazónica.

José Antonio Mazzotti estará visitando el Perú dentro de muy poco para realizar una serie de presentaciones, que incluyen también las de su nueva antología Murmullos del delfín Koshoshka, que edita el sello Némesis, dirigido por el poeta Manuel Kentore. Estemos atentos. Y salud (con masato) al poeta.

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Comunidad Iskonawa, Derechos Indígenas, José Antonio Mazzotti, Nawa Isko Iki

LA TANA ZURDA] En la escuela nos enseñaron que el Imperio Incaico o Tahuantinsuyo era una amplia extensión longitudinal que cubría sobre todo la parte central de los Andes y la costa sudamericana, desde el sur de la actual Colombia hasta el río Maule en Chile, pasando por las zonas montañosas de Bolivia y el norte de Argentina. Es decir, los mapas tradicionales del imperio lo identificaban como un territorio fundamentalmente serrano y costeño, con muy poca incidencia en la Amazonía debido a las difíciles condiciones que la inmensa llanura verde ofrecía y aún ofrece (calor, humedad, mosquitos, enfermedades, falta de rutas de penetración –salvo los ríos–, hostilidad de sus habitantes, etc.).

Pero en los últimos años han venido revelándose nuevos conocimientos a partir de evidencias arqueológicas hechas por equipos que utilizan técnicas de punta como ubicación por rayos infrarrojos, tecnología láser, carbono 14 y otros que nos confirman que los incas llegaron a tener un buen conocimiento del territorio amazónico, lograron construir diversos asentamientos tan dentro de la selva como el actual estado brasileño de Acre y que incluso incorporaron como parte de su universo mental la idea del océano Atlántico, al cual habrían llegado por el camino de Peabirú, que cruza el Chaco y llega hasta las costas del Brasil. En suma, la comunicación y el comercio con numerosos pueblos al este del Cuzco fue algo bastante más frecuente de lo que se pensaba.

El prestigioso historiador y antropólogo José Carlos Vilcapoma reúne todos estos datos y muchos más en su reciente libro Los incas en la ruta del Antisuyo y el Atlántico, publicado en Lima a mediados de este año por el Instituto de Investigaciones y Desarrollo Andino (IIDA). En él nos da una gran cantidad de detalles a través de mapas y una profunda revisión de las fuentes documentales, incluyendo crónicas coloniales.

Por ejemplo, rescata el dato del portugués Aleixo García, que habría llegado al imperio incaico en 1525 (antes que Pizarro) por la ruta del este, es decir, utilizando ese camino que cruza el continente sudamericano de lado a lado, orientado por los guaraníes del Paraguay. Este y otros pueblos alimentaban el mito de una «Tierra Sin Mal» en el oeste, es decir, en la zona andina, un reino sin enfermedades ni hambre con un gobierno justo. ¡A tanto llegaba el prestigio de los incas! A su vez, estos habrían recorrido tal camino e intercambiado objetos con aquellos pueblos que no llegaron a incorporar formalmente a su territorio, pero que les facilitaron información sobre la gran masa de agua en el oriente, donde nace el Sol, ese océano que los españoles llamaron Mar del Norte y hoy conocemos como océano Atlántico.

Examinando la información sobre los incas Túpac Yupanqui y Huayna Cápac, que gobernaron entre los siglos XV y XVI, Vilcapoma nos traza un cuadro amplio y preciso del conocimiento geográfico y político que los incas tuvieron de los inmensos territorios orientales y también en el oeste, considerando la gran expedición que comandó Túpac Yupanqui a la Polinesia. Esto es coherente con la visión del mundo de la civilización andina, que concebía al Sol como una entidad que se sumergía en las aguas del Pacífico o Mamacocha en occidente, pero que luego de nadar por la noche bajo la gran isla del kay pacha (Sudamérica) renacía en la vasta masa acuífera del Atlántico en el oriente.

José Carlos Vilcapoma tiene numerosos libros en su haber relacionados con la historia y el folclor andinos y amazónicos, a los que ha dedicado décadas de estudio y difusión. Fue el primer viceministro de interculturalidad cuando se inauguró el Ministerio de Cultura el 2009 y ejerce cátedra en la Universidad Nacional Agraria La Molina, además de ser un activista cultural de talla internacional. Los incas en la ruta del Antisuyo y el Atlántico es un libro sobriamente escrito y bellamente editado, que contiene mapas e ilustraciones poco conocidas, además de fotografías inéditas sobre los asentamientos incaicos que los equipos de investigadores brasileños y de otros países vienen descubriendo en la Amazonía.

El libro bien vale un Perú o, por menos, un buen Paititi. Lo recomiendo con orgullo de peruana.

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amazonía, Historia, Imperio Incaico, José Carlos Vilcapoma., Libros, Océano Atlántico

LA TANA ZURDA] El libro está configurado por cinco secciones donde el autor atraviesa conflictos y problemas para luego contemplarlos bajo una nueva era de tranquilidad gracias a la fórmula que él mismo sugiere y que comprende tres puntos básicos: 1) Darse cuenta (To Realize), es decir tener una noción clara de la situación que se vive y formular un objetivo claro y sólido a seguir, 2) Compromiso, o sea, generar la actitud y la disciplina para poder ejecutar el plan, 3) Aceptar los cambios para así cumplir con la meta. Asimismo, los aprendices siguen un GPS, (Gol, Plan, eStrategia) para uno mismo, la comunidad y el mundo.

Es a través de esa fórmula que la organización AOPYO (Apprentice of Youth Peace Organization), co-dirigida por el propio Ronnie Qi y Pos Ryant  convierten a los jóvenes en su mejor versión, ya que se les enseña a fortalecer las habilidades socio-emocionales y se les elimina el estigma sobre ciertas condiciones mentales a fin de poder hablar libremente sobre ellas. De este modo, situaciones de salud mental como la depresión, ansiedad, ataques de pánico, etc. pueden ser observadas bajo otra luz. Asimismo, siempre se les pregunta a los jóvenes ¿qué quieren aprender?, ¿qué les gustaría saber? y por supuesto se les hace mucho énfasis en el desarrollo de sí mismos como la paz interior, temas que no se escuchan a diario, pero que todos quisieran tener.

The Apprentice of Peace: An Uncommon Dialogue es un viaje interno donde se expresa la importancia del bienestar de salud emocional, mental y física para que a través de movimientos y actividades físicas y una buena nutrición. Asimismo, la incorporación de elementos positivos y visiones optimistas, que producen una vida fructífera y de mejor calidad. Por su lado, el Tai Chi beneficia el cuerpo, la mente y el espíritu ya que nos hace meditar y profundizar en nuestras ideas, esclarecerlas en situaciones diferentes para que así nosotros las podamos resolver y luego solucionar. Básicamente, eso es lo que al final el aprendiz de paz hace: busca soluciones a los problemas cotidianos y permite que su energía crezca al buscar impactar una sociedad egocéntrica e individualizada.

El próximo martes 7 de noviembre a las 6 de la tarde en la biblioteca Blair-Caldwell del centro de Denver, Colorado, se llevará a cabo un evento en el cual se podrá apreciar una demostración de Tai Chi y el autor compartirá sus ideas sobre el libro y los eventos que continuarán.

He tenido el gusto de traducir este libro al castellano a fin de que pueda difundirse entre nuestros jóvenes latinos, entre los cuales se encuentran muchos peruanos de primera y segunda generación. Espero que pronto llegue al Perú también.

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Bienestar mental, Paz interior, Salud emocional, Tai Chi, The Apprentice of Peace

[LA TANA ZURDA] En mi columna del 17 de  julio del 2022 dije sobre este autor y su último libro de entonces: «Edián Novoa fue conocido durante mucho tiempo como narrador. Publicó un cuentario titulado Tampoco tan poco en 1990 y terminó la novela La muerte lenta, que aún permanece inédita. Pero sorprendió a la afición al pasarse a la poesía con dos libros en plena pandemia el 2020: S/il/vana en tiempos del desamor y No hay tela para tanto muerto. Ambos eran el resultado de años de trabajo que se vieron colapsados por el shock que causó la crisis sanitaria mundial. Por eso Novoa decidió publicarlos el mismo año, pues entonces se temía que la vida en su conjunto no prosperara y había necesidad de airear la escritura. Los libros nos revelaron a un poeta con mucha fuerza y ritmo galopante, cualidades que vuelve a demostrar en su tercera entrega, País milhojas, publicado en Lima. Novoa desde el título nos presenta una visión descarnada del Perú, apelando a la descomposición social agravada por la crisis de la pandemia y a la vez la ineptitud de la clase política en su conjunto…»

Pues bien, esa potente trayectoria se ahonda con Exhumaciones del colibrí, un libro que vuelve al tema de la violencia y la muerte, parte esencial de la historia peruana reciente. El libro se inicia con una dedicatoria muy reveladora: «A las víctimas de la guerra fratricida de mi país». De este modo, muerte y violencia quedan procesadas por la memoria, que es la única tabla de salvación que le puede dar sentido a una existencia adolorida.

En el primer texto del libro, una especie de prólogo a manera de reflexión, Novoa expresa: «Han pasado más de 40 años desde q la guerra inició en Chuschi (Cangallo, Ayacucho). Hasta hace muy poco, para que el dolor no me alcanzara, viví aquella época con una racionalidad esquizoide. Me rebelé contra el dolor. Investigué e hice mi trabajo de campo con respeto hacia los otros y honestidad conmigo mismo. Mis preguntas se multiplicaron y apareció una certeza. Una única certeza: escribir es mi rebeldía. Estos poemas exhumaron mi alma y la liberaron del cangrejo q la atenazaba. El poder sanador del colibrí hará renacer la esperanza. He aquí “Exhumaciones del colibrí”».

La poesía se revela así como rito de salvación personal y colectiva, pues reconstruye la memoria del trauma histórico de la violencia buscando la sanación, no la venganza o el simple lamento, pero mucho menos el olvido, como quisieran los popes del neoliberalismo amnésico y sus poetas de moda.

Nuestro país aún tiene heridas por cerrar, e incluso cerrándose, quedarán para siempre las cicatrices. Llagas y marcas le dan identidad a un cuerpo simbólico y vuelven a sangrar cada vez que hay nuevas víctimas de la violencia, como los más de 70 muertos del actual régimen.

Novoa ha sido fiel a sus principios kloakescos, en que ese grupo formado en setiembre de 1982 denunciaba una y otra vez las injusticias de una sociedad que era ya abiertamente una cloaca, con su podredumbre a flote y la infección moral por todos lados (¿les suena conocido o actual?).

Un poema del libro, escogido casi al azar, nos puede dar la medida de la valiosa voz de Novoa:

III. PRÓXIMAS PREGUNTAS

«si los 6 millones de judíos del holocausto hablaran

¿escucharíamos sus historias?

si las 69 mil víctimas del conflicto renacieran

¿pediríamos perdón?

si los 22 mil desaparecidos volvieran

¿reconciliaríamos las discrepancias?»

las osamentas recordarán sus guerras

la de ser soldado en lucha fratricida

la de ser víctima en engranaje afinado

la de seguir banderas como perros tras los huesos

si el hombre mata al hombre

¿para q entonces exhumar mi cadáver inconcluso?

 

son 206 huesos q compiten entre las fauces

el cráneo se resiste a ser repositorio

a ser embudo

a ser calavera que salvaguarde el regreso

los 32 dientes muerden al unísono el pan

la quijada se planta en carcajadas

el tórax anhela el aire q lo henchía de emoción

¿no es la moneda la q decide?

 

somos el reverso y el anverso

somos menos las manos q las arrojan al cielo

somos más las prendas q hallaremos en las fosas

deja en paz mi osamenta

 

descuelga el libro cada mañana

sé la araña en sus hilos

q el veneno no muera contigo

descuelga el libro cada tarde

sé la mujer q desentierra la memoria

q florece con su aliento la tierra

descuelga el libro cada noche

sé el pueblo q muerde su rabia

libera el alma para el retorno del C O L I B R Í

Edián Novoa nos entrega un libro que nos recuerda que el Perú no podrá ser una isla feliz mientras los cadáveres de miles y miles de compatriotas no encuentren explicación.

Exhumaciones del colibrí es un poemario intenso, con un ritmo vertiginoso que nos convoca en el dolor compartido y en la rabia, pero también en la esperanza a través de la palabra. Se presentó con gran éxito el pasado viernes 6 de octubre en el LUM (Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social). El espacio no podía haber sido más propicio. Salud al poeta.

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Edián Novoa, Memoria Histórica, poesía, Sanación

[LA TANA ZURDA] Pero, ¿por qué en Portugal?

Desde tiempos coloniales, la nación lusitana ha tenido unapresencia importante en el Perú. En aquellos tiempos, muchosconversos (judíos rebautizados como católicos) huían de la península por la persecución inquisitorial, y así llegaban al Nuevo Mundo en busca de una mayor libertad y sobre todo de mejores oportunidades económicas. Uno de ellos fue Henrique Garcés, que tradujo «Os Lusiadas» de Luis de Camões al español, y también los versos de Petrarca. Pero no solo eso. Fueel primero en utilizar la técnica del mercurio para purificar la plata que se extraía de las minas andinas. De este modo, Garcés contribuyó de manera notable tanto en el mundo de las letras como en el de la economía colonial.

En la península ibérica los judíos fueron más tolerados en Portugal que en España hasta que también fueron expulsados de ahí y tuvieron que buscarse un destino. Muchos llegaron a Lima con buenas fortunas y establecieron bancos que dominaron la economía colonial durante la primera mitad del siglo XVII, hasta que la Inquisición española se puso al día y empezó a perseguirlos, pese a que ya se habían convertido al catolicismo.

Por otro lado, entre 1580 y 1640 la corona española anexó el reino de Portugal y lo sujetó a su dominio, por lo que el intercambio cultural entre España y Portugal se incrementó. De esa situación sacó ventaja nuestro Inca Garcilaso, que encontró mejores precios en Lisboa para publicar sus dos obras más importantes: «La Florida del Inca» en 1605 y la primera parte de los «Comentarios reales» en 1609. Estas dos piezas maestras son hoy consideradas las cumbres fundacionales de nuestra literatura colonial .

Y así, andando el tiempo, Portugal ha aparecido esporádicamente en nuestra cultura de distintas maneras y con diversos personajes. Si bien nunca ha habido una migración portuguesa al Perú tan notable como la italiana y mucho menos la china o la japonesa, hay que recordar a figuras como don Gonzalo de Reparaz, notable geógrafo y fotógrafo que llegó al Perú en 1951 y se quedó hasta su muerte en 1984, dejando un archivo visual valiosísimo y numerosos textos que buscan revalorar nuestro pasado prehispánico y nuestra riqueza geográfica.

De estos y otros muchos temas se tratará en el congreso de Lisboa, que se inicia este lunes 2 de octubre y sigue hasta el miércoles 4 en el auditorio de la Biblioteca Nacional de Portugal. Además, el congreso rendirá homenaje a uno de los estudiosos más prestigiosos de la literatura peruana, el Dr. Martin Lienhard, quien vive en la bella Lisboa desde hace varios años, aunque es de origen suizo. Lienhard es uno de los grandes estudiosos de José María Arguedas y de las literaturas orales e híbridas, por lo que un reconocimiento de este tipo es algo que ya le debía el Perú desde hacía varios lustros.

También habrá paneles sobre César Vallejo (por el centenario de «Escalas» y «Fabla salvaje», que se cumple este 2023), sobre el mismo Inca Garcilaso, sobre cultura peruana en el siglo XIX, sobre nuestra poesía, que ya brilla internacionalmente y, porsupuesto, de manera destacada, sobre la historia de los portugueses en el Perú colonial, a cargo de la máxima autoridad en el tema, la Dra. Maria da Graça Mateus Ventura, de la Universidad de Lisboa, quien dictará una conferencia plenaria.

Todo este esfuerzo de verdadera diplomacia cultural se debe en gran parte a la labor del poeta y académico José Antonio Mazzotti, quien ya ha organizado diez congresos de peruanistas anteriores, llevando el nombre de nuestro país a los más importantes foros intelectuales, desde la Universidad de Harvard en 1999 hasta las de Chile, Sevilla, Poitiers, Burdeos, Florencia, Nazan (en Nagoya, Japón), La Habana, Ottawa, Georgetown y muchas más.

La comunidad peruana en Portugal y en España (cerquitanomás) podrá remojarse en los avances de la investigación en diversas disciplinas y recordar que nuestro hermoso país no se limita ni debe limitarse solo al cebiche de Gastón o el ferrocarril de Porky.

Para enterarse del programa del XI Congreso Internacional de Peruanistas basta ir a la siguiente página:

https://asociacioninternacionaldeperuanistas.blogspot.com/2023/01/xi-congreso-internacional-de.html

Sigamos difundiendo nuestra cultura por el mundo entero.

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congreso de Lisboa, historia colonial, influencia cultural, Literatura, Martin Lienhard, Portugal

[LA TANA ZURDA] Es lamentable que con la excusa de defender los derechos de las mujeres, algunas poetas hayan incurrido en la práctica constante de maletear a todos aquellos que no les revienten cohetes, particularmente a aquellos varones que desarrollan su labor de manera ajena a las agendas de turno, supuestamente «PC» (o «políticamente correctas»), que esas mismas poetas asumen como bandera personal.

En su arrollamiento, las aedas deslitiadas salpican también sus ataques contra otras autoras que tuvieron «la suerte» de desplegar su talento independientemente y ser reconocidas por esos mismos y otros varones. Por añadidura, este juego de celos y envidias también incluye ninguneos hacia aquellas mujeres que tuvieron el valor de decir las cosas claramente en su momento. Es lo que hicieron conmigo algunas saltarinas cuando me atreví a criticar un poema racista de su «ídola» Blanca Varela hace un par de años. O sea, terminan siendo más machistas que los propios machistas.

La cacareada (y en el fondo selectiva) «sororidad» que reclaman y anteponen como escudo de superioridad moral ante el patriarcalismo (que desgraciadamente aún existe) las lleva al extremo de querer «cancelar» a todo aquel que no les pasa ni una esquinita del trapo promocional. De este modo, los acusan alegremente de «machirulos» y de ahí rajan, machetean, inventan cuentas de Facebook y se ocultan bajo pseudónimos para destilar su bilis y manchar honras y reputaciones, intentando como sea confundir al público. Lo que es peor: acusan de «criminales», «mafiosos» y «delincuentes» a sus imaginados enemigos. Antes solo los terruqueaban, pero ahora, cuando ya la gente y la policía misma se dan cuenta de esos infundios políticos, pasan directamente a la diatriba a destajo y encima creen que son graciosas.

El concepto de «sororidad» en español se puso de moda hace unos años a partir del inglés «sorority», que proviene de la práctica existente en muchas universidades norteamericanas de agrupar a las mujeres en casas donde pueden compartir intimidades y crear amistades sin la incómoda presencia de los varones. Sin embargo, con el tiempo, las sororidades (así como las «fraternidades» masculinas) se han vuelto un desmadre y son sinónimo de borracheras y escándalos sociales.

En columnas anteriores me he referido al fenómeno de la «sororidad» peruana, creciente en los últimos años, y su tendencia a convertirse en vehículo de autopromoción y visibilización literaria. Desgraciadamente, en algunos casos empaña las luchas feministas y les quita valiosa credibilidad. Esto se hace más claro cuando se hacen de la vista gorda ante conocidos «poetos» acosadores y acusados de violación porque esos mismos las invitan a sus ferias y festivales, las publican en sus revistas o las favorecen con comentarios gargantuescos como si fueran Ajmátovas redivivas.

Lo triste es que todos nos vamos haciendo cada vez más viejos y el valor de las obras literarias se corroe hasta quedar ese óxido fangoso como su único recuerdo.

Hasta aquí no he nombrado a nadie ni pienso hacerlo, para no darles gusto, pues es obvio que lo que buscan son los reflectores a como dé lugar. Pero estoy segura de que muchos saben quiénes son. Qué penoso es pasar a la historia literaria del país (si es que pasan) no como «sororas», sino como «zorroras», hambrientas de reconocimiento mientras clavan sus dientecillos en los fantasmas que ellas mismas se inventan.

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Autopromoción, Feminismo en la Literatura, luchas feministas, Sororidad Literaria

[LA TANA ZURDA]  En su último poemario, El lenguaje que la nombra (Las Cruces, Nuevo México: Ediciones La Mirada, 2023), Enrique Bernales Albites (Lima, 1975) nos entrega una importante colección de textos en diálogo directo con la historia tanto personal como transnacional del autor. Bernales es uno de esos poetas peruanos de la diáspora, un intelectual que salió joven del Perú a inicios de este siglo XXI y concluyó un doctorado en literatura en la Universidad de Boston. Como tantos otros, vio más propicio quedarse escribiendo, enseñando e investigando en los Estados Unidos, donde forma parte del diverso conglomerado de poetas latinos, entre los que se dan valiosas innovaciones del lenguaje y a la vez originales exploraciones simbólicas por los países natales.

El peregrinaje de Bernales por los diferentes recintos donde se despliega su voz lírica o en los que vive situaciones extremases expresado mediante un lenguaje coloquial, pero a la vez formal y muchas veces renovador.

Influenciado por tendencias espirituales de la India, el discurso poético de Bernales contiene elementos tradicionales que surgen cuando su voz nostálgicamente nombra estos distintos conceptos y lugares de una «otredad» oriental que, sin embargo, no deja de tener rasgos comunes con el sentir latinoamericano. Con gratitud y con empeño, el hablante poético trasciende desde lo individual a lo global, desde la experiencia al accionar siempre bajo un sello de sorpresa.

El lenguaje que la nombra se encuentra configurado por cuatro secciones, que son: «Garden City», «Avenida Cuauhtémoc», «El Caníbal de Manhattan» y «Melodía de Belfast». Estos cuatro espacios (Nueva Jersey, México, Nueva York e Irlanda del Norte) tienen en común el recorrido de la voz lírica desde la filosofía hinduista, con sus experiencias y desarraigos, que expresa con un lenguaje que fusiona variadas culturas y generaciones.

Asimismo, Bernales nombra lúdicamente otros espacios populares y los pone en tela de juicio al resaltarlos con una pequeña dosis de clichés, como es la sección «El Caníbal de Manhattan». Aludiendo a Vincent Van Gogh, la sección irrumpe con un poema titulado, «The Starry Night: una visita al MOMA», el famoso cuadro donde se unen tiempos diversos, y lo real y la ficción se entrelazan para que finalmente la voz lírica pueda expresar su sensibilidad y estupor ante la monstruosa megalópolis del capitalismo postmodermo.

Uno de los grandes aportes de este poemario es la gran intertextualidad que permea cada página y todo nivel, tanto intelectual como tangencial. El lenguaje que la nombra es una invitación para situarnos en distintos espacios del mundo actual y también peregrinar sobre el pensamiento occidental uniéndolo a otras culturas.

Como señala la crítica Sarli Mercado en su esclarecedor prólogo: «Signada por una propuesta y reflexión filosófica, espiritual y po/ética, este nuevo poemario del escritor peruanoEnrique Bernales Albites nos entrega un peregrinaje pormúltiples y diversas geografías, épocas e identidadesculturales y sociales; un peregrinaje que se centra en la necesidad de recuperar el pensamiento mítico de sus o nuestros ancestros, el lenguaje de lo sublime, la vivencia del ritual como lugar de enunciación, y la experiencia colectiva y ética de la reciprocidad».

Escojamos un poema de los más representativos:

Desiertos

Huyo de la ciudad

huyo hacia el desierto

para escribir poemas a mi amada

 

Mi silencio retumba contra las paredes

mi escritura es esta casa sin cocina ni baño

mi escritura es mi cuerpo y no me pertenece

tampoco las orejas

mi escritura como un vendedor callejero

ofrece mi pronombre como un animal exótico

y es que todo lo que sirve no me pertenece

no existe el pronombre

y mi escritura sí existe

hasta una mesa tiene

 

Se extiende mi lengua amplia

y puntiaguda como un barrilete

que cubre toda la tarde

todos los cielos

no puedo imaginar sin miedo

¿mi cuerpo existe?

¿hasta dónde mi existencia

acaba o termina?

 

No hay peor poema que el que te cubre

en el sueño y convierte una tarde hermosa

en silencio absoluto

 

Enrique Bernales Albites fue co-fundador del grupo Inmanencia (1998-2000) y es autor de los libros 21 poemas: Cerridwen (2003), Regreso a Big Sur (2019) y Séptimo poema(2020). Con esta cuarta entrega se revela como uno de los poetas peruanos más importantes surgidos a fines del siglo pasado y principios del presente.

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El lenguaje que la nombra, Enrique Bernales Albites, Espiritualidad en la poesía, Intertextualidad poética, poesía peruana
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