Lo importante es que el verdadero Kloaka de hoy ha superado todas las tormentas y chantajes y cuenta con el aprecio y entusiasmo de muchos seguidores. La literatura peruana tiene en Kloaka uno de sus capítulos más apasionantes.

Los miembros del grupo anuncian un volumen conmemorativo y nuevos recitales y eventos a lo largo del año. Esperamos que sigan manteniendo su filo para romper el marasmo en que a veces se solaza nuestro parnaso local. Sus lectores y amigos nos lo merecemos.

 

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Cultura, sociedad

¿Ya se olvidaron ambos de los acosos del agilito en las reuniones literarias de los años 90? Ahí la sororidad brilla por su ausencia. 

Ah, me olvidaba mencionar su nombre: 

nahhhhh….. sería hacerlo más famoso, que es lo que en el fondo quiere. Que siga el agilito paseando a su perro “Mantequilla” por las bien mantenidas orillas de su pueblo en Nueva Jersey, que es adonde van a parar algunas almas como la suya desquiciadas por la verdad.

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Opinión, sociedad

Además, este 16 de marzo los especialistas Miguel Pachas Almeyda (uno de los mayores biógrafos del poeta) y el escritor Jorge Díaz Herrera sostendrán un diálogo sobre Vallejo en la Biblioteca Municipal de Chaclacayo. También la Asociación Cultural «Capulí, Vallejo y su Tierra» organiza un gran evento ese día (puede encontrarse información en su página de Facebook).

Y no hablemos de los estupendos congresos internacionales que viene coordinando la Asociación Internacional de Peruanistas: en la Universidad de Sevilla, España, el 26-27 de abril, y en Casa de las Américas, Cuba, el 10-11 de noviembre por el centenario de Trilce, además del congreso que el profesor Stephen Hart, reconocido vallejólogo inglés, está organizando en Londres para el mes de octubre.

Sigamos celebrando a nuestro poeta bandera y tratemos de leer su poesía así como sus demás obras literarias –novela, cuentos, y dramas– con el humor y el erotismo que merecen.

¡Odumodneurtse!

 

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Literatura, poesía, sociedad

Por eso, ellas, que llevan la carga más pesada de sus hogares, muchas veces sin una pareja que las apoye, sino haciendo malabares para llegar al final del día siquiera con un pan en la boca de sus hijos; ellas, las mujeres indígenas, mestizas, afrodescendientes, todas a las que eufemísticamente se llama «mujeres del pueblo»; ellas, las peruanas que peor la pasan, porque encima a veces tienen que soportar a un hombre que las maltrata; ellas, pues, las mujeres por las que sí tiene sentido conmemorar el 8 de marzo, merecen nuestro máximo respeto.

Por eso celebro el Día Internacional de las Mujeres, pero de las mujeres trabajadoras, no de las otras. Porque la lucha nunca debe ser solamente entre los géneros, sino sobre todo contra la discriminación de clase, raza y etnia. Y contra lo más despiadado del neoliberalismo, que deshumaniza a todas las personas, hombres y mujeres por igual.

Hay, hermanas, muchísimo que hacer.

 

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feminismo, sociedad

Empatía y respeto

Dos grandes valores que siempre debemos tener presentes son la empatía y el respeto. La empatía es tan importante cuando estamos juntos socializando. Siempre debemos pensar en el prójimo, ponernos en sus zapatos y antes de reaccionar impulsivamente preguntarnos a nosotros mismos como maestros de qué carece un estudiante. En cuanto al respeto, si bien empieza en el hogar, también es importante que lo emulemos con acciones, puntualidad, imagen prolija, preparación de clases y haciendo pensar a los estudiantes en conexiones que pueden derivar en un gran proyecto al futuro. Estas son algunas estrategias que harán de este año y de la vuelta al colegio situaciones más acogedoras para nuestros jóvenes, que –no lo olvidemos– por dos años se han encontrado confinados, sin una brújula, como fantasmas en plataformas virtuales de enseñanza. Ahora es cuando se tendrán que poner las pilas para poder demostrar sus destrezas en este año escolar que se asoma a la vuelta de la esquina.

 

Suerte a mis colegas y a los padres para que fomenten el orden, la disciplina, la comunicación y los buenos modales para que nuestros hijos puedan sacar beneficio a este retorno.

El Perú lo necesita.

 

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Colegios, Minedu

 

Corría la mitad de la década de los noventa y era tradición ir en el mes de julio con mi mejor amiga Carmen del Prado, mi tío Pedro Pablo y otras personas interesadas a la fiesta que se le rinde a la Virgen del Carmen, más popularmente conocida como «Mamacha Carmen», celebración colorida, llena de fervor, en el hermoso pueblo de Paucartambo. Fue en ese contexto que conocí a Doris Bayly.

Ocurrió poco después de su terrible accidente en bicicleta en Cuzco. Ella había sufrido una caída dos días antes de visitar Paucartambo por la fiesta de la Mamacha. Desde el primer momento pude notar su calmada manera de establecer el diálogo, su profundidad de pensamiento, su ponderación de las palabras y la forma mágica con que nos involucraba en cada conversación. Sus pausadas intervenciones provenían de una manera tranquila, sabia, de enfrentar la vida.

Los fierros que le pusieron por la caída no le impidieron ir a Paucartambo. Al contrario, nos llevó con su imparable entusiasmo hasta “Tres cruces” y tuvimos conversaciones intensas. En ese momento se encontraba escribiendo los textos de su primer poemario, Retrete para huérfanos, que José Antonio Mazzotti le publicó con la editorial ASALTOALCIELO en junio de 1996 desde Filadelfia, donde a la sazón vivía el reconocido poeta y promotor cultural. Esos cien ejemplares publicados en edición artesanal hoy constituyen pequeñas joyas de la literatura peruana.

Recuerdo cuando surgió uno de los poemas del libro. Estábamos en la pizzería que quedaba debajo del «Ayllu», el legendario café cusqueño, sentadas las cuatro puntas en una mesa, y de pronto surge el siguiente poema, que escribió al vuelo:

“X”

juego colectivo escrito sobre la gran mesa de madera

de una pizzería en el cusco

ándese con rodeos

de palabra y diccionario bajo el brazo

para encontrar la ruta

al centro mismo de la nada

 

pero escuche

ESCUCHA TE LO PIDO

el rumor gorjeante

a sangre espesa

que sube atropellando la garganta

y se detiene

al borde del suicidio

 

en

MEDIO

de la calle (26).

 

Esa era Doris, intensidad bajo un ropaje de calma, «rumor gorjeante / a sangre espesa /

que sube atropellando la garganta». Sus poemas parecían simples, pero ya se notaba una voz con garra y gran sentido de la economía del lenguaje. Como ella.

Dos años más tarde publicaría en Lima con la editorial Campodónico su segundo y último libro, Chico de mi barrio, donde reafirmó su original escritura.

Esta querida poeta y sagaz periodista sabía mantener conversaciones llenas de hondura, de análisis, para ir más allá y hacer que una se cuestionara lo que daba por sentado. Creo que todos los que la conocieron experimentaron un cambio ante un ser tan especial. A mí me hizo pensar en mi realidad, pues ella también venía de una familia de clase media alta, pero buscaba y anhelaba la justicia social, la equidad de la vida y la bondad. Sus convicciones eran muy parecidas a las que yo anhelaba. Hubo una simpatía desde el principio; realmente era una guerrera, una artista, una poeta, una periodista de otro nivel, todo a la vez.

El pasado miércoles 16 de febrero un maldito camión la atropelló mientras montaba su bicicleta, hábito que practicaba cada mañana, en la carretera cerca de Máncora, donde vivía con su familia desde hacía unos años. La dejaron abandonada en el camino y falleció a las pocas horas. Qué cruel es el Perú a veces con sus hijos.

Se le va a extrañar, porque mujeres como ella, auténticas, luchadoras, justas, espirituales, hay muy pocas. Que su luz nos acompañe siempre.

 

 

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Doris Bayly, poesía

 

El 14 de febrero celebramos globalmente el día del amor y la amistad con el propósito de reivindicar este maravilloso sentimiento de afecto hacia los otros y de los otros hacia uno. Todo tipo de amor es celebrado a través del orbe, el fraternal y el romántico, el «sororal» y el amistoso, pero también celebramos el ser agradecidos con todas las personas que brindan cualquier tipo de cariño a nuestras vidas.

En muchos sitios el Día de San Valentín se limita solamente al amor romántico, como en Europa, y en otros, como en Japón, es interesante que las mujeres regalen distintos tipos de chocolates a los hombres dependiendo de sus intenciones. Por ejemplo, a un padre, hermano, amigo o jefe le regalan Giri-Choko, pero si las intenciones son más románticas, se le dará un Honmei-Choko. Esto simboliza un deseo o una relación ya establecida como novios, parejas o amantes entre el afortunado varón y la pretendiente. ¡Qué fácil la tienen los japoneses!

¿Pero cuáles son los verdaderos orígenes de San Valentín? En el tiempo de los romanos y durante la expansión del cristianismo, en el siglo III, el emperador Claudio II tomó una drástica decisión para poder mantener un ejército poderoso y contar con hombres disponibles: prohibir los casamientos.

Pero de esa decisión surgió una de las historias más tiernas sobre los orígenes de San Valentín. Se cuenta que, al santo, antes de convertirse en tal, le gustaba unir clandestinamente en sacramento a los soldados con sus amadas doncellas en bodegas, ya que los tórtolos no solían tener los medios para costear elegantes ceremonias ni los permisos correspondientes. Cuando San Valentín fue descubierto lo quisieron decapitar por sacrílego y quebrantador de la ley. El juez que había dictaminado la sentencia tenía una hija ciega que a San Valentín le había gustado y a la que había entregado un papelito. Antes de que rodara la cabeza del casamentero, y gracias a las oraciones que elevaba fervorosamente, la hija ciega pudo, por un súbito milagro, ver el papel y leer: “Tu Valentín”. Esa entrega que le costó la vida al futuro santo hizo surgir, sin embargo, la luz en los ojos de la amada.

Así como esa luz, llama o calor fue entendido por la muchacha, así nosotros tendríamos que aceptar el afecto que viene a veces de personas inesperadas. Se trata de ser más empáticos con las necesidades ajenas y menos egoístas e individualistas, como muchas veces nos ocurre. No es solamente dar afecto, sino también apreciar el que se recibe. El desear el bien a alguien muchas veces nos transforma en mejores personas, considerando, obviamente, que «obras son amores, y no buenas razones». O sea, amor sin acción es semilla estéril. El recibirlo, asimismo, nos ennoblece.

El gran mensaje es fácil de captar: el amor como motor y motivo de nuestra existencia. Ya es hora de que actuemos sin importar nuestros orígenes. Todos queremos el bienestar global (lo que antes los teólogos llamaban «el bien común») y eso incluye no solo a los otros humanos, sino a todos los seres no humanos del planeta, en concreto, animales, plantas, ríos, montañas, selvas. No contaminar, no depredar, limpiar, son actos de amor que a la larga nos mejoran. Pensemos, por eso, en el derrame de miles y miles de barriles de petróleo en nuestras costas no solamente como un desastre ecológico, sino como una transgresión del principio del amor a la naturaleza.

Así como San Valentín promueve el amor por las personas, también deberíamos de amarnos a nosotros mismos, lo cual significa contribuir a una mayor conciencia y responsabilidad social y ecológica, y condenar a quienes anteponen sus propios intereses al bienestar general. Pensemos en los depredadores como esos «tiranos» del poema de Martí: » una raza vil de hombres tenaces / de sí propios inflados, y hechos todos, / todos del pelo al pie, de garra y diente». Muchos están en el congreso, en el gobierno, en las élites económicas. No lo olvidemos.

Feliz domingo, y a celebrar mañana el día del amor y de la amistad.

 

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14 de febrero, Día del amor y la amistad

 

Un aniversario que está pasando desapercibido en este año post-bicentenario y trilciano es la aparición del único libro de poemas de José María Arguedas, titulado Katatay (Temblar). Lo publicó el Instituto Nacional de Cultura, con prólogo de Alberto Escobar, como una recopilación de seis poemas que fueron dados a conocer por Arguedas en la década de 1960 en quechua y traducidos mayormente por él mismo al castellano. Más adelante se añadiría un poema desconocido, totalizando, así, siete.

Leer este libro de 1972 nos conecta con una época de grandes transformaciones y esperanza en el Perú. Eran los tiempos del Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada, que realizó reformas que cambiaron para siempre el rostro del país. Para muchos sectores conservadores se trató de un gobierno funesto (y así lo cacarean hasta ahora), pero lo cierto es que el Perú pasó de ser un país latifundista y semifeudal a una versión de capitalismo estatal que fue truncada con el contragolpe del «felón» Francisco Morales Bermúdez. Entre otros hechos inéditos, la población indígena logró entrar a Palacio y el quechua se oficializó. Lamentablemente, Arguedas se había suicidado tres años antes por una depresión que lo persiguió toda su vida y de la que ni los nuevos aires políticos pudieron redimirlo.

En la tradición poética quechua hay muestras valiosas desde tiempos coloniales, con los himnos, cantares y poemas cortos recogidos por cronistas como Guaman Poma de Ayala, Juan de Santacruz Pachacuti, Cristóbal de Molina el Cuzqueño y el Inca Garcilaso de la Vega, que constituyen las fuentes principales para llegar a una idea aproximada de ese arte verbal en la principal lengua andina en tiempos prehispánicos. Ya con la llegada de los españoles la poesía quechua colonial adquirió matices cristianos con fines evangelizadores. Pero lo cierto es que los autores indígenas y mestizos se apropiaron de la escritura alfabética para dar continuidad y renovar una tradición muy antigua.

En tiempos de la república esa práctica continuó paralela a la de la poesía en español, que más bien se dedicaba a imitar de manera lánguida los modelos del romanticismo peninsular. O sea, cero independencia.

Ya en el siglo veinte surgen dos pilares de la tradición quechua, como son los poemas de Andrés Alencastre (que firmaba como Killku Waraka) y José María Arguedas, ampliamente reconocido para entonces como narrador y antropólogo. Con «A nuestro padre creador Túpac Amaru», «Llamado a algunos doctores», «Oda al jet» y los otros poemas que componen Katatay se hizo evidente que Arguedas era, por encima de todo, un gran poeta. Ahí estaba la explicación de la hondura y sensibilidad de sus novelas, así como en su manejo del quechua, que para él era la lengua más idónea para la poesía.

Han pasado 50 años desde la recopilación de Katatay y los poemas de Arguedas nos dicen cosas muy valiosas, como la necesidad de una transformación social profunda, un mejor entendimiento de nuestra naturaleza y nuestros pueblos originarios y la posibilidad de lograr una modernidad alternativa, sin abandonar aquello que nos es propio y oriundo del Perú.

Así como celebramos con toda justicia el centenario de Trilce, de César Vallejo, este 2022, celebremos también el cincuentenario de Katatay. Nuestro Perú profundo lo merece.

Como dice Arguedas en «Llamado a algunos doctores»:

«¿De qué están hechos mis sesos? ¿De qué está hecha la carne de mi corazón?

Saca tu larga vista, tus mejores anteojos. Mira, si puedes.

Quinientas flores de papas distintas crecen en los balcones de los abismos que tus ojos no alcanzan, sobre la tierra en que la noche y el oro, la plata y el día se mezclan. Esas quinientas flores, son mis sesos, mi carne».

(* El libro en su edición original puede descargarse en este enlace, ¡A leer!:

https://repositorio.cultura.gob.pe/bitstream/handle/CULTURA/945/Temblar%20Katatay.pdf?sequence=1&isAllowed=y )

 

 

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Katatay
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