El pueblo no es tonto y ya no aguanta. Después de dos años y medio de pandemia, la situación ha empeorado para muchos peruanos de a pie. La pobreza ha subido al 35%, la inflación continúa, muchos siguen luchando día a día para poder llevar un pan a la mesa y con suerte hasta fin de mes.

La esperanza que representó Castillo de acortar la brecha de la desigualdad se vio mutilada desde el primer día de su mandato con un hostigamiento brutal, como nunca antes se ha visto contra un presidente elegido. Obviamente, la poca preparación política de Castillo fue un factor a considerar, pero más grande ha sido el racismo y la lumpenería con que los congresistas y los medios masivos de comunicación han actuado, coactando cualquier iniciativa del Ejecutivo.

Lo que ahora tenemos de facto es una dictadura militar y policial que hace lo mismo que todas las dictaduras de ese tipo: reprimir por la violencia, usando la excusa del terruqueo y el vandalismo. Sin necesidad de justificar los desmanes de algunos de los airados en las calles (entre los que habría que ver cuántos son «ternas» de la misma policía), tampoco puede justificarse que miembros de las Fuerzas Armadas y la policía disparen a mansalva a manifestantes desarmados o armados con tremenda desigualdad de medios.

Solo este hecho deslegitima al poder político actual. Cada muerto y cada herido es una mancha moral más en el prontuario de la clase política tradicional. «La cólera que parte al hombre en niños» está llegando a su límite. Qué pena, qué pena por el Perú. Muy mal Boluarte; muy mal los ambiciosos congresistas.

Sin embargo, nuestra caótica situación política, producto del golpe blando aplicado a Pedro Castillo, difícilmente apuntará a esa meta. Es obvio que a los congresistas solo les interesa seguir en sus jugosos puestos hasta el 2026 y, para sobrevivir, Dina Boluarte tendrá que contemporizar con ellos. 

En un sector de la prensa extranjera se habla de que Castillo quiso convertirse en dictador la mañana del 7 de diciembre. En otro sector se explica que ha triunfado el hostigamiento constante de la derecha contra Castillo, incluso desde antes de asumir el poder y pidiendo golpe con la excusa de un fraude que nunca existió. Ahora ya lograron su cometido. Sacaron al profesor cuando éste pisó el palito.

Lo que hemos visto esta semana es ya un mal que se repite a menudo en nuestra manera de llevar la política. En vez de luchar por las cosas simples de la vida, como el cumplimiento de una agenda con la que Castillo fue elegido democráticamente, los políticos andan muy preocupados en ver sus ganancias (aguinaldo navideño de por medio) y las de un sector minoritario bajo el mismo el sistema político y económico heredado de la dictadura fujimorista.  

Volvemos, pues, a lo mismo. El sueño de «no más pobres en un país rico» se fue a la cloaca. 

A menos que Dina me contradiga.

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6 presidentes, cero inclusión, inestabilidad política, política peruana

Esta semana, justamente, se realizó en la Universidad Complutense de Madrid el gran Encuentro Internacional «El mismo viento respiramos: el tinkuy andino en la herencia de José María Arguedas», un congreso donde se reunieron algunos de los mejores estudiosos de Arguedas y de la literatura quechua en general. Nombres como los de Martin Lienhard, José Carlos Vilcapoma, Julio Noriega, Juan Zevallos, Christian Fernández, José Antonio Mazzotti, Luis Andrade, Giovanna Pollarolo y muchos más dieron cuenta de múltiples aspectos de la obra de Arguedas. De paso, se estudió su obra poética y se presentó la nueva novela de nuestro narrador trujillano Eduardo González Viaña, titulada Kachkanirajmi, Arguedas, que recoge la expresión tan elocuente en quechua, que significa «a pesar de todo, sigo existiendo, sigo resistiendo». Se trata de una novela muy interesante que recrea la vida de Arguedas a través de la presencia de los zorros andinos que el mismo Arguedas actualizó en su última novela.

«Tinkuy» es una palabra que significa «encuentro», pero que puede incluir también un evento conflictivo, en busca de una resolución. Es uno de los grandes conceptos que gobiernan la organización de la vida y las comunidades andinas. La iniciativa del «tinkuy» de Madrid se la debemos a los jóvenes investigadores Francesca Federico, Giovanna Arias Carbone y Juan Manuel Díaz Ayuga, interesados en la cultura peruana y en la difusión de nuestra literatura en España.

Gracias a ellos y otros intelectuales que aman el Perú es que nuestro riquísimo legado cultural se mantiene vigente como un punto de referencia insoslayable en el panorama académico internacional.

Arguedas sigue viviendo. Después de 53 años de su muerte, su propuesta de modernidad alternativa parece ser el único camino viable para nuestra supervivencia. Hay que seguir leyéndolo e investigándolo. Ese es el mejor homenaje que podemos hacerle.

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Arguedas, Katatay, poesía peruana, tinkuy

Participó en distintos movimientos culturales, los cuales se dedicaron a llevar el arte musical afro peruano a diferentes recintos.  Docente encargada de motivar a estudiantes en cuanto a la percusión.   Kata ha hecho mucho por el arte negro, por las mujeres y es nuestra tarea y su legado continuar con su trayectoria como artista y maestra.  Vuela alto, Kata

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A eso se añaden la ruptura unos meses después con su enamorada Otilia Villanueva y el aborto que ella habría sufrido, por lo que Vallejo nunca conoció al que podría haber sido su primer hijo o hija, como se consiga en numerosos poemas de Trilce. Como vemos, la vida de Vallejo es fundamental para entender el origen y el sentido de muchos de sus poemas.

 

En el congreso de Cuba también se examinó la influencia andina en Vallejo gracias al profesor Enrique Cortez. Se mencionó esa relación tan cálida y necesaria de Vallejo con la sierra y más particularmente con el mundo andino.  

Hemos visto la presencia de los ancestros, la influencia del mundo indígena y de los elementos del Ande en general con los cuales Vallejo se sentía muy cómodo a través de las creencias que practicaba y de las costumbres que ejercía, en constantes alusiones de cariño, mucho más que a las costeñas ciudades de Lima o Trujillo, y sintetizando su «Perú al pie del orbe» en los Andes y no en el legado criollo.

El evento realmente fue un intercambio dinámico e intenso para reconocer el trabajo tan profundo y difícil de nuestro César Vallejo y para reunir a notables intelectuales que compartieron sus investigaciones en un ámbito de gran camaradería.

Creo que el clímax del congreso fue cuando se anunció la aparición de una nueva edición cubana del segundo libro de César Vallejo. Realmente fue muy emotivo ver un sueño hecho realidad.

Otro evento importante es el festejo por los cincuenta años de la publicación de Katatay, de José María Arguedas, el único poemario que escribió y que llega a nuestros corazones hasta hoy, pues abre toda una dimensión de modernidad poética en lengua quechua, como resaltó José Antonio Mazzotti, uno de los organizadores del congreso en Cuba.

Precisamente a Arguedas se dedicará todo el congreso de Madrid el 28 y 29 de noviembre, donde destacan nombres reconocidos de la crítica arguediana como el propio Mazzotti, Martin Lienhard, Julio Noriega, José Carlos Vilcapoma, Tania Anaya, Carmen María Pinilla, Christian Fernández, Charo Tito, Luis Andrade, Francesca Federico y muchos más. El evento culminará con las presentaciones del último número, el 95, de la Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, dedicado a la memoria de Antonio Cornejo Polar –el mayor crítico arguediano– por los 25 años de su fallecimiento, y de la nueva novela de Eduardo González Viaña, ¡Kachkanirajmi, Arguedas!, dedicada precisamente al autor de Katatay. En este enlace se puede acceder al programa completo del encuentro en Madrid: https://www.facebook.com/tinkuy2020

Será una fiesta arguediana que complementará muy bien las celebraciones vallejianas que han hecho de este 2022 un verdadero annus mirabilis de las conmemoraciones literarias peruanas. 

El Perú podrá no destacar en fútbol ni en política, pero en literatura estamos entre los primeros. Nuestros poetas sacan la cara. 

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Arguedas, poesía peruana, vallejo

Esta reflexión sobre la palabra dicha me lleva a pensar en el poema de Victoria Santa Cruz, “Me gritaron Negra”,  Santa Cruz utiliza una anécdota que le ocurrió en el barrio de La Victoria cuando tenía cinco años y pudo experimentar la discriminación y racismo citadino. Este ejemplo refuerza la identidad afroperuana y se destaca una esencia en cuanto al ritmo y a la música como estructura de su obra la que otorga una performance musical en cuanto a su cuadro escénico.

En la actualidad, el poema en muchos espacios es solamente el texto que será performativo y así el género lírico se convierte en un medio de expresión que puede llegar a más personas.

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#Hakeem Furious, #Spoken Word, #Victoria Santa Cruz

En fin, hay mucho que contar y no quiero alargarme. Vean el programa del congreso en este portal y comprobarán que no miento:

https://asociacioninternacionaldeperuanistas.blogspot.com/2022/08/trilce-y-las-vanguardias.html

Lamentablemente, no podré estar físicamente en Cuba esta semana. Es que se me interpuso un evento único en la vida. Pero esta columna no es sobre mí. Así que ahí lo dejo.

Y más bien cierro esta columna con una estrofa del poema “Hoy me gusta la vida mucho menos” y los versos son:

Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga,

porque, como iba diciendo y lo repito,

¡tanta vida y jamás y jamás! ¡Y tantos años,

y siempre, mucho siempre, siempre siempre!

Con esa actitud irónica, juguetona, lúdica, con esa mirada entre cuestionadora y optimista me enfrento a la vida y a sus adversidades. Cuba siempre en mi corazón!!!

Ese sentimiento del fracaso en la Guerra del Pacífico que escudriña González Prada lleva a la paulatina afirmación de un sentimiento de pertenencia a través de formas musicales y culturales en general. Muchos peruanos se vuelven más nacionalistas cuando escuchan sus canciones locales o regionales. El peligro que esto entraña es el chauvinismo regionalista, que prolonga las formas de discriminación de los costeños hacia los serranos.

Pero la creatividad popular, expresada, por ejemplo, en las inmortales composiciones de Felipe Pinglo, Augusto Polo Campos, Chabuca Granda y tantos más, fue calando en el espíritu de muchos peruanos de la costa que se emocionan (nos emocionamos) con un vibrar que nos ata al Perú dondequiera que estemos. «Todos vuelven a la tierra en que nacieron, / al influjo incomparable de su sol, / Todos vuelven al rincón donde salieron / Donde acaso floreció más de un amor…», decía César Miró en su nostálgico vals de los años 1930 «Todos vuelven», un himno a la migración interna y externa, interpretado magistralmente por Los Chalanes, Jesús Vásquez y hasta Rubén Blades, que lo salsea.

Por eso, seamos costeños, serranos o amazónicos, siempre es bueno volver a nuestras raíces y construirnos como un país de inclusión para dejar de ser ese país que descuartiza al prójimo con taras racistas. La música nos lleva a nuestras raíces y ellas son la esencia de nuestra cultura: lo mestizo que somos se debe a lo indígena, lo africano, lo asiático y lo europeo. Sigamos siendo orgullosos de nuestras raíces, reivindiquemos nuestro presente y sigamos buscando una nación equitativa y justa. Para eso, cantemos con Luis Abanto Morales, «cholos somos, y no nos compadezcan»: siempre orgullosos y solidarios de todas las formas de ser peruanos.

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Asimismo, desde los inicios, Patricia Del Valle ha cultivado un verso con un temple pacífico y metódico, así como su poesía muestra un lenguaje figurativo lleno de metáforas de mar y viento, símbolos de libertad y de olvido, pero también del tiempo que es olvido y memoria a la vez.

La muerte de Patricia del Valle se suma a las de muchos otros escritores que partieron este año. La lista se hace cada vez más larga: Doris Bayly (poeta y periodista peruana, el 16 de febrero), Francisco «Paco» Tumi (lingüista y narrador peruano, 5 de marzo), Gustavo Armijos (poeta peruano, 24 de marzo), Sergio Chefjec (escritor argentino, 2 de abril), Fernando Lecaros (sociólogo y editor peruano, 12 de abril), Eduardo Lizalde (poeta mexicano, 25 de mayo), Donato Amado Gonzales (historiador cuzqueño, 26 de junio), Fina García Marruz (poeta cubana, 27 de junio), Desiderio Blanco (semiólogo hispano-peruano, 2 de julio), Sylvia Molloy (crítica literaria y narradora argentina, 14 de julio), Noé Jitrik (crítico literario argentino, 6 de octubre), Juan Marchena (historiador español peruanista, 10 de octubre), César Ángeles Caballero (crítico literario peruano, 15 de octubre) y ahora nuestra Patricia del Valle (poeta peruana, 21 de octubre).

Tuve la ocasión de alternar con Patricia en diversas oportunidades y siempre me pareció que irradiaba sencillez y alegría, lejos de las rencillas, roñas y figureteos que abundan en nuestro medio literario. ¿Por qué los buenos se van siempre antes? Dios sabe. Quizá para hacernos sentir la falta que nos hacen y así tratar de imitarlos mientras nos dure la cuerda.

Que tu memoria viva mucho tiempo, extrañada Patricia.

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