El atentado contra Rushdie me hace recordar la opinión que él mismo emitió sobre su primer encuentro con un libro de nuestro autor argentino Jorge Luis Borges. Cito:

«Siendo estudiante universitario fui una vez a una librería en Cambridge y encontré una copia de Ficciones de Jorge Luis Borges. Era la única copia disponible en inglés. Levanté el libro de la mesa y después de una hora seguía leyendo allí de pie, no podía parar de leer. Fue como si alguien hubiera abierto unas puertas mágicas en mi mente y pude visitar lugares adonde no pensaba que fuera posible ir. De repente el vendedor se acercó y me preguntó: «¿Va a comprar el libro?». En realidad estaba pensando en robarlo, pero lo compré. Si tienes suerte, a veces los libros abren puertas mágicas en tu mente y te llevan a lugares nuevos. Borges pudo hacer eso conmigo porque su voz solo le pertenecía a él, a nadie más. Era una voz única, distinta, poderosa y sorprendente, que es lo que queremos de nuestros escritores. Queremos que sean ellos mismos y no los sirvientes de alguien más».

Este encuentro con Borges explica muy bien una de las grandes virtudes de la literatura: abrir la mente, comprender otros mundos, imaginar realidades mejores, no la simple repetición de consignas y lugares comunes, que a la larga momifican.

Mientras en Lima se aplican otras formas de censura (el ninguneo o el meme cobardemente anónimo son los más comunes), al menos los escritores no se han agarrado a puñaladas (todavía). Hay muchos autores y capillas, y las envidias crecen como enredaderas, pero la sangre menos mal no corre. El pensamiento único de las argollas oficiales carece de fanáticos como Matar.

Lo que nos deja como lección el atentado contra Rushdie es que ningún tipo de censura es bueno, que la creación debe ser respetada aunque ofenda a algunos. Ahora bien, si los creyentes en algún dogma se lo toman a pecho, les queda la maledicencia, pero esta nunca debe transmutarse en daño físico o destrucción de la integridad física o moral de las personas.

Como dice el poeta y ensayista costarricense Álvaro Mata Guillé, «Los fundamentalismos –ideológicos, religiosos, morales, los políticamente correctos o los económicos, los que provienen del resentimiento o el odio– cimentan una verdad única que excluye la ironía de la otra voz, la burla del disidente o la multiplicidad de lo plural, buscando subyugar, someter, callar, linchar, exterminar. Los absolutismos totalitarios excluyen el que podamos decir NO: no al dictador o al corrupto, no al abusador o a la sin razón del absurdo, no al matón, al misógino, al que acosa y censura; no al que pretende someternos a una sola risa, un solo deseo o una sola creencia. Decir «no», es parte de la condición humana, en ello radica tanto nuestra libertad y como la dignidad, permite que seamos posibles, que la sociedad sea plural y democrática. En los fundamentalismos totalitarios, no se construye un lenguaje, se le momifica, enemigos de lo singular y sus manifestaciones, son también enemigos de la novela y la poesía, cuando en ellas se logra conjugar aquello que somos: lo bello y lo ominoso, el extrañamiento y la pregunta, el saber que no sabemos y la incertidumbre, cuando logramos desnudarnos ante la inmensidad y nos reímos de ello».

Estemos atentos al totalitarismo de los medios masivos y del «establishment» cultural.

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Literatura

Poemas Posthumanos es un libro que coquetea con la muerte y sus diversos significados. Abundan los dichos populares, lo que se interpreta como parte de un amplio imaginario social, pero también hay un reconocimiento por las pérdidas ocurridas durante la pandemia. El diálogo encontrado en este poemario con el emblemático César Vallejo nos permite ver una doble relación de Mazzotti con el poeta de Santiago de Chuco. La apertura dialógica pretende manifestar una especie de “engaste” que para Ribeyro era destacar un rasgo fundamental de un escritor y ponerlo en un cuadro, como enmarcándolo. Así veo yo la relación de Mazzotti con Vallejo en este reciente poemario publicado el 2022 y recientemente presentado en Lima. Sin embargo, también desarrolla a Vallejo y lo revivifica de manera actual, lo vuelve contemporáneo, con lo que el cuadro adquiere movimiento y contorno, como entrando en una dimensión que interpreta ya no el caos que vivió Vallejo en el periodo de entreguerras, sino el de nuestra era neoliberal y sus propias destrucciones. 

Definitivamente, Mazzotti es un poeta muy vigente que escribe con solidaridad, empatía y conocimiento y que siempre está innovando tanto en contenidos como en formas para seguir sobresaliendo en las letras peruanas. De esa manera, la poesía de Mazzotti constituye una de las cimas de la tradición peruana y latinoamericana en espera de difusión a la altura de su complejidad y su rigor rítmico, la riqueza de su imaginería y el cuestionamiento del sujeto contemporáneo a través de la experiencia de la migración y la apertura a voces hasta ahora inéditas en español. 

Y no he hablado de sus grandes aportes académicos en temas como el Inca Garcilaso, las culturas criollas, la documentación de las culturas amazónicas, José María Arguedas y el mismo Vallejo, aparte de sus exploraciones por la poesía latinoamericana contemporánea. El homenaje de la Municipalidad de Lima no solo honra a Mazzotti, sino a la propia Municipalidad, porque es de almas nobles reconocer la grandeza ajena.

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Literatura, Medio ambiente, Pandemia

El fin de semana pasado estuve en un evento familiar y al final resulté contagiada con Covid por confiarme entre baile y baile. No bajemos la guardia, tratemos de seguir con los protocolos. Pensé que después de haberme vacunado y tener refuerzos, no me iba a pasar nada. Mi hija y yo caímos enfermas y ahora enfrentamos la cuarentena con harto líquido, sopitas y frutas.

Tanto en el extranjero como en el Perú la plaga continúa. Yo cometí un error. Se me chispoteó la prudencia y ahora pago las consecuencias. Espero no haber contagiado a nadie más. Pero pienso que si todos nos cuidáramos un poquito más, ayudaríamos un poquito a mejorar el país.

No hace falta izar banderas ni marchar al compás de las bandas militares. Lo patriota es ponerse la mascarilla. (Pero si es blanquirroja, mucho mejor). Amemos al Perú de la boca para adentro.

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Covid-19

Poemas posthumanos dialoga obviamente con los Poemas humanos de César Vallejo, pero a diferencia de este, la visión desencantada, el cuestionamiento de las utopías y el tono lúdico y por momentos borgiano lo hacen un producto original, mucho más allá de cualquier influencia. Es un poemario para estos tiempos de incertidumbre y dolor, que no deja de deslumbrar con su manejo del ritmo (rasgo en el que Mazzotti destaca por encima de los demás miembros de su generación) y su identificación con las visiones animistas de la naturaleza en nuestros tiempos del apocalíptico antropoceno. Aquí una muestra, dedicada a la Ciudad de los Reyes, su terruño natal:

«Un mapa de Lima

En el pulmón derecho, que parece / Un mapa de la América del Sur, / Ha crecido una planta solitaria / Justo en el centro oeste, en la planicie / Que corta con cristal la espuma sucia, recorre / Su barro como boa que se arroja del nevado / Robando rocas, troncos, las vaquitas infladas / Y piedras de plástico prendidas a las bolsas. / Esa pequeña flor carnívora se hunde en su salsa / Y ya no será nunca la ciudad de los jardines / Ni de la costa del musgo rutilante en la niebla. /

Sus extrañas coronas fúngicas celebran / Cada año un nuevo centenario / Creyéndose invencibles».

Edián Novoa presenta País milhojas el miércoles 20 de julio a las 6:30 pm en la librería Casa Tomada, de la Av. Petit Thouars 3506, San Isidro, Lima. Por su lado, José Antonio Mazzotti lanza Poemas posthumanos el jueves 21 de julio a las 7:30 pm en la Librería-café Vallejo (no podía ser menos), en Camino Real 1119, también en San Isidro, Lima, con la presencia de Luis Millones, Vanessa Martínez y Mary Soto.

La poesía arrasa en Lima, justo antes de la comercial FIL. No se lo pierda.

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Feria de libro, FIL, poemas

Lo que pasa es que Rilo es un personaje incómodo en muchos sentidos. Se dice que la policía tiene su celular y las libretas en las que aparecen los nombres de sus clientes, algunos de los cuales serían conocidos personajes de nuestro mundillo cultural. Y si el personaje empieza a hablar sin duda saltarían los sapos y quién sabe cuántos títeres quedarían sin cabeza. 

Este silencio recuerda el que gozó hace tres años un famoso editor de libros de poesía que fue acusado por lo menos por cinco mujeres del delito de violación. Antes bastaban una denuncia y el dogma del «yo te creo, hermana» para que el acusado fuera linchado mediáticamente. Pero ocurre que en el catálogo de ese editor aparecían muchas poetas conocidas de nuestro pequeño parnaso local. Ninguna quiso comprarse el lío. Más pudo el «buen nombre» literario. 

Hay algo muy tortuoso en ese doble rasero que condena a la hoguera a escritores inservibles y a otros los blinda con un silencio casi religioso. Lo mismo pasa con la indiferencia con que algunos colectivos feministas asumen los ataques de sus amigos varones contra mujeres que no comulgan de su argolla. Fue lo que me ocurrió en marzo de este año cuando un sexagenario poeta embistió agilísimamente contra mí –berrinche en mano– porque no le gustaron mis reseñas.

Pero al final, todo se sabe. El caso Rilo, aparte de la inmundicia moral que ha revelado en relación con sus cautivas explotadas y el horroroso drama de la prostitución en el Perú, también ha servido para iluminar la hipocresía de ciertos grupos en nuestro llamado «campo literario». Patético fin para lo que en algún momento se anunció como un acto de justicia contra los abusos de algunos hombres y acabó convirtiéndose, penosamente, en un lobby literario más.

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derechos humanos, Manuel María Rilo Podestá, mujeres "importadas"

El autor explícitamente menciona que esta obra está dedicada a sus padres. Al comienzo leemos la dedicatoria “A mi madre, lectora voraz del género policial” y luego, en “A manera de prefacio”, se revela que uno de los propósitos de esta novela es rendir tributo al cuerpo de la Policía de Investigaciones del Perú (PIP), institución en la que el padre del autor trabajó por 36 años. La sensibilidad de Suárez Símich se deja ver a través de estas acciones, caballero gentil y generoso que siempre ha apostado por un Perú mejor.

Suarez Símich retorna a un acontecimiento de gran magnitud popular, cuando el deporte es manifestado como gran expresión cultural y de identidad y donde se encuentra una muerte ambigua que compromete a una alta esfera social. Esta crítica y denuncia busca reclamar y concientizar al poder político que no quiere ver más allá de sus propias ambiciones.

Estamos ante un relato cautivante, de agradable lectura, que confirma el talento narrativo de Suárez Símich y nos lleva a esperar nuevas y valiosas producciones.

Salud al Marqués de Montserrat, como suele firmar Suárez Símich, haciendo gala de sus ancestros nobiliarios.

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novelas literarias, Suárez Símich

Lo escalofriante no es solamente que la Corte Suprema haya decidido que el gobierno federal no debe regular este tema peliagudo (con lo cual la mitad de los estados del país –gobernados por republicanos– van a pasar a criminalizar el aborto en cualquiera de sus formas), sino que algunos de los jueces, particularmente el controvertido Clarence Thomas (el mismo acusado de acoso sexual hace tres décadas por la abogada Anita Hill), ya están anunciando que otras leyes conquistadas, como el matrimonio entre personas del mismo sexo y el derecho a cambiarse de identidad sexual, deben ser derogadas.

Aquí quiero manifestar mi posición frente a esos temas y mi apoyo total a la comunidad LGBTQ+, porque no seré gay, pero sí soy una aliada que peleará y defenderá sus derechos como los de cualquier ser humano.

Así como se celebra este junio el Mes del Orgullo Gay y la inclusión en todas sus modalidades, pienso que debemos mostrar solidaridad por todas aquellas personas que se han visto discriminadas por su manera de ser y de sentir.

Después de haber sido maestra y profesora universitaria por muchos años, agradezco el aprendizaje que he obtenido de mis estudiantes escolares y jóvenes adultos. El mundo ya no se mide en blanco y negro; hay muchas más manifestaciones que podríamos tratar de entender en nuestros hijos, estudiantes, alumnos y aprendices.

En este Mes del Orgullo Gay debemos instar a los congresistas de todos los países (incluido el Perú, por supuesto) a que empiecen a implementar leyes para que los integrantes de la comunidad gay, lesbiana y trans se vean aceptados y protegidos con todos los derechos de cualquier ciudadano. Estamos viviendo una época diferente; ya no se puede hablar solamente del sexo tradicional o binario entre hombre y mujer. Ahora también vemos otras manifestaciones, y la mejor postura para una convivencia armónica es aceptar efectivamente otras maneras de ser y apoyarlas.

El cambio social lo empezamos por casa, con el amor al prójimo. Lo empezamos con nosotros mismos siguiendo el camino de la empatía, volviéndonos seres comprensivos y solidarios. Hasta el papa Francisco ha dicho «quién soy yo para juzgar las opciones de otros». Dios nos creó a todos con características especiales y, finalmente, el amor es el amor (salvo cuando se trata, claro, de abuso infantil o pedofilia). Pero estas son palabras muy grandes todavía para muchas de nuestras autoridades.

 

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Derechos de las mujeres, LGTBQ+

Lo reafirma en «Enereida», otro de los poemas de tremenda factura y simplicidad al final de Los heraldos negros, donde presenta a su padre ya anciano en estos términos (cito solo un fragmento):

Mi padre, apenas

en la mañana pajarina, pone

sus setentiocho años, sus setentiocho

ramos de invierno a solear.

El cementerio de Santiago, untado

en alegre año nuevo, está a la vista.

Cuántas veces sus pasos cortaron hacia él,

y tornaron de algún entierro humilde.

Hoy hace mucho tiempo que mi padre no sale…».

El padre aquí ya no es esa figura vigorosa y superior de la etapa juvenil, sino un ser frágil, casi niño, que despierta en el hijo los mismos instintos protectores que ayudaron a que él creciera como ser humano completo.

Otra imagen deslumbrante del padre es la que ofrece Pablo Guevara, poeta de la Generación del 50, cuando describe a su padre como un hombre pobre, un trabajador artesanal que dio su vida por sacar adelante a su familia y sin embargo quedó olvidado por el mundo:

Mi padre, un zapatero

Tenía un gran taller. Era parte del orbe.

Entre cueros y sueños y gritos y zarpazos,

él cantaba y cantaba o se ahogaba en la vida.

Con Forero y Arteche. Siempre Forero, siempre

con Bazetti y mi padre navegando en el patio

y el amable licor como un reino sin fin.

Fue bueno, y yo lo supe a pesar de las ruinas

que alcancé a acariciar. Fue pobre como muchos,

luego creció y creció rodeado de zapatos que luego

fueron botas. Gran monarca su oficio, todo creció

con él: la casa y mi alcancía y esta humanidad.

Pero algo fue muriendo, lentamente al principio:

su fe o su valor, los frágiles trofeos, acaso su pasión;

algo se fue muriendo con esa gran constancia

del que mucho ha deseado.

Y se quedó un día, retorcido en mis brazos,

como una cosa usada, un zapato o un traje,

raíz inolvidable quedó solo y conmigo.

Nadie estaba a su lado. Nadie.

Más allá de la alcoba, amigos y familia,

qué sé yo, lo estrujaban.

Murió solo y conmigo. Nadie se acuerda de él.

Pablo Guevara nos enseña en este hermoso poema el valor del sacrificio de su padre y cómo, a pesar del olvido del mundo, siempre deja en nosotros una huella imborrable.

Un poema más contemporáneo es “Los padres”, de José Antonio Mazzotti, notable poeta de la Generación del 80, en el cual se evoca y se alude a momentos vividos llenos de ternura, de presencia y de agradecimiento:

Es muy tarde para que olvidemos

los pasos acordados bajando la ladera, 

cuando torcíamos la tarde picoteando la orilla

y enderezábamos la noche

frente al plato cocinado lentamente.

Los padres, que eran todas las vitrinas,

daban la curiosidad de pertenecer a esta especie

harta y mortificada y sin embargo

a la altura de él y de ella,

como dos canales limpios 

que unían el chorrillo refrescante 

y hundían al zorrillo entre la ducha.

Los veranos eran míticos,

decían con su inclemente cariño.

Míticos tan míticos me digo 

que la vida queda corta para retener 

en una misteriosa gracia del cielo

el instante en que él me levantaba de una ola siniestra

y ella acudía sonriente

toalla en ristre

tumbando al atrevido infante

bajo el halo de sus plumas tibias. 

Notamos en este bello texto la importancia de los padres para los hijos en su protección y formación, para que crezcan mucho más seguros y sanos frente a la vida. También se ve el agradecimiento que siempre les debemos a los padres si hemos recibido el amor que todo niño merece y que lo hará una persona positiva y no tóxica.  

Asimismo, estoy totalmente convencida –y lo he visto y repito– que los padres no son solamente los padres biológicos sino también los maestros, los entrenadores, y hasta las madres que cumplen doble rol y todas esas personas que de alguna manera u otra ayudan en el crecimiento de sus hijos. Un mundo con buenos padres será siempre un mundo con mejores personas. Contribuyamos siempre a recordarlo.

¡¡¡Feliz Día del Padre a todos los que merecen tan hermoso nombre!!!

 

 

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Día del padre

En Los sicarios del tiempo, la voz poética interroga y cuestiona el mundo para finalmente encontrar una auténtica expresión de demostrar su desacuerdo con la vileza y la violencia del tiempo.

Domingo de Ramos es integrante desde los ochenta del polémico Movimiento Kloaka. Por más de cuarenta años ha continuado con una vasta producción que definitivamente lo hace destacar como una de las figuras poéticas peruanas más importantes de nuestro tiempo. Entre su libros tenemos: Arquitectura del espanto (1988), Pastor de perros (1993), Luna cerrada (1995), Ósmosis (1996, Premio Copé de Plata de Poesía), Las cenizas de Altamira (1994), Erótika de klase (2004), Dorada Apocalipsis (2008), Cartas desde la azotea (2011), Lima Pop (2012), Banda nocturna (2012), Insufrido fuego. Poesía reunida, 1988-2011 (2014) y Los salvajes del sur (2018).  

Poeta de fama nacional e internacional, Domingo de Ramos confirma con su último libro, además de un gran talento verbal, un compromiso vital con su entorno y una lucha constante contra la vileza de la especie humana.

Salve al poeta.

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Domingo de Ramos, Kloaka
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