Entrevistas

El jefe del plan de gobierno y candidato al Congreso de Podemos Perú cierra filas junto a Daniel Urresti frente al partido por el que ambos postulan. Desconfía de las AFP, propone una universidad pública abierta y digital, y un RUC universal.

He estado revisando el plan de gobierno que has armado con tu equipo y está bastante ‘marketero’. Lleno de colores, diagramas e “ideas disruptivas”. ¿Por qué?

Desde muy joven he estado en el mundo de las comunicaciones. Trabajé para The Economist. Una cosa que me quedó clara es que las buenas ideas, los intangibles, necesitan hacerse tangibles. Eso se consigue escribiendo bien y haciendo que se vea bien. Fondo y forma. Puedes tener una cosa muy linda, pero que no dice nada. Eso no sirve.

El primer punto del ideario de Podemos Perú es «defender la vida desde su concepción» y el número 12 dice que «la familia es la célula básica de la sociedad» y hay que defenderla. ¿Por qué el énfasis en estos dos puntos? 

Ese es el ideario, una parte declarativa del partido. No hay ningún énfasis. Esa es la visión del partido. Es un partido que busca proteger la vida en todas sus formas.

 

¿Tú compartes esa visión?

Creo que hay que proteger la vida de las personas. ¿Me preguntas “señor Anderson, usted está de acuerdo con el aborto”?. Es una decisión de la mujer que tiene que estar dentro de los márgenes señalados por la ley. Yo no soy miembro del partido Podemos Perú, soy invitado, un técnico. El ideario está ahí porque es un requisito del Jurado Nacional de Elecciones y lo hemos transcrito tal cual.

 

¿Cómo concilias tu visión del mundo con la de Podemos Perú, que parece estar distante de ti en esta y varias otras cosas

¿Te refieres en materia económica?

 

Sí, también, por ejemplo. Porque la bancada se ha mostrado bastante populista con temas como [el retiro de aportes de] la ONP. 

Lo que pasa es que «populismo» es un adjetivo que requiere definición. Algunas de las cosas que ha propuesto Podemos Perú, sin haber tenido parte en ellas, a nivel personal las suscribo. En mis artículos [columnas de opinión], desde el 2006 vengo cuestionando a las AFP. No he encontrado en ninguna parte del mundo un negocio como el de la AFP. No tiene ningún riesgo asociado. El año pasado, con todo lo que ha pasado, las AFP han ganado ‘apenas’ S/414 millones. Un poquito menos, 17%, que el año anterior.

 

Cuando hay pérdidas, pierde el aportante y cuando hay ganancias, gana la AFP. Tenía mapeada esa opinión tuya y la comparto, pero no la de ir por la devolución total de los fondos de la AFP, como dijo Daniel Urresti, y la ONP. ¿Eso no es lo populista?

Devolución total de los fondos de las AFP para aquellas personas que no cotizan y no tienen posibilidad de tener una pensión razonable. Acuérdate que el ahorro previsional forzoso es la excepción. Hay pocos países en los que funciona como aquí. Hay infinidad de modos de generar ahorro previsional en diferentes partes del mundo. Desde compañías de seguro que te ofrecen pólizas de vida con función de ahorro, que cuando llegas a los 65 años tienes ahí un montón de plata como seguro de vida. Puedes recibir anual o te llevas toda la plata. Tú decides. Hay muchas otras opciones. Yo descreo de las AFP. ¿Soy populista por eso?

 

La devolución del dinero de la ONP, previsiblemente declarada inconstitucional, ¿no te parece populista?

Tampoco me parece populista, sino el reconocimiento de una realidad. El sistema de ONP ha sido desde siempre una estafa, como el Fonavi o cualquiera de esos arreglos en los que el Estado hace una promesa que después no va a cumplir. Ya sea porque se gasta la plata en otra cosa o porque la promesa viene con trampa. En un país como el Perú, en el que la condición para tener una pensión es que aportes 20 años, con 70% de informalidad, esa regla fue siempre incumplible para una tremenda mayoría. Que el mecanismo que han buscado sea inconstitucional, de acuerdo. Pero lo dice un Tribunal Constitucional que no está exento de manipulación política. Si lo dijera la Corte Suprema de Estados Unidos…

 

¿Este es un TC irresponsable en comparación al Congreso?

La mayoría de ellos [los magistrados] ya terminó hace rato su gestión [su mandato]. En el caso de la ONP hay una deuda moral, así como con el Fonavi, que el Estado tiene que saldar. ¿Ha sido declarado inconstitucional? Hay que respetar. Pero digamos que no me inclino súper respetuosamente ante los miembros del TC. Nada más.

 

Un gobierno de Podemos Perú, ¿qué enfoque tendría para el sistema previsional?

Tenemos reformas que apuntalan el concepto de formalidad. Hemos propuesto la idea de un RUC universal: que tú tengas la posibilidad de tener todos los derechos de una empresa formal. Lo vas a poder usar para dos cosas: como una billetera fiscal, que te permita pagar tributos, y para que, con cada compra que hagas y pidas factura, un pedacito vaya a una cuenta individual de ahorro previsional. ¿Dónde estaría esa cuenta? Gracias a dios, después de dos años, el gobierno ha aprobado la cuenta DNI del Banco de la Nación. Son tres patas: RUC, cuenta DNI e IGV para todos.

 

¿Y específicamente para el tema previsional?

Que la gente no piense que lo previsional es igual a la AFP. Queremos competencia: que las compañías de seguros vendan productos de ahorro previsional, que las ‘fintechs’ vengan a vender mini ahorro previsional. Esto existe hace rato en el mundo. Hoy tuve un almuerzo digital con un grupo de esos que manejan el Perú y ha sido como caminar sobre llamas hirvientes en el infierno. Están llenos de prejuicios. Entiendo que les llame la atención que alguien como yo esté apoyando a Daniel Urresti por la imagen pública que él tiene. Imagen que en parte se la ha ganado, pero que en parte es hechura de los medios. Yo lo he vivido. Durante seis días fui titular en Perú21, donde decían «presidente de Ceplan no tiene título». No importaba la verdad, sino que el director de ese momento se sentía herido porque en una oportunidad le maté un negocio.

 

¿Quién era?

Juan José Garrido.

 

¿Qué negocio le mataste a Garrido* [descargos al final de la nota]?

Cuando estaba de director de prospectiva de Ceplan, él quería vender la idea de que se hiciera un outsourcing del desarrollo de los planes al 2030-2050. Claro, con ese mandato en la ONG que él tenía [Soluciones Empresariales contra la Pobreza] se volteaba y le pedía al Banco Mundial US$3 millones. Yo me opuse. Esas cosas te las cobran. Yo le puse un pare. Hablé con los Miro Quesada y, en su cara, les dije que era un irresponsable porque estaba tratando de matar mi reputación. A mí me ha costado. A diferencia de él, que es hijito de papá, todo lo que he estudiado yo me lo he pagado. Me pagué la Universidad del Pacífico con mi esfuerzo.

 

Proponen convertir el MEF en un Ministerio de Hacienda y crear un nuevo ministerio que se llame ‘de Economía, Industria y Comercio’. Aparte proponen convertir el Ministerio de Salud en el de Info-Salud. ¿Necesitamos más ministerios y cambios nominales como solución a los problemas del Estado?

No está planteado como solución a los problemas del Estado, sino como un elemento de la solución para la reforma del Estado. El MEF hasta ahora solo ha actuado como un Ministerio de Hacienda, con preocupación por la caja fiscal y como un impedimento para que se hagan actividades de fomento. ¿Alguna vez has escuchado a un ministro de Economía hablando de transformar la economía digital? El país necesita un ministerio que impulse la transformación económica del país. Un ministerio productivo. En salud, queremos que deje de ser un ‘ministerio de la enfermedad’ y pase a ser uno de la prevención. Queremos crear un hospital digital que tenga todas las especialidades y que se conecte con centros de telemedicina en las postas médicas.

 

¿No es eso una lista de deseos? El gobierno de PPK quiso hacer la revolución simplificadora, con buena parte de digitalización de trámites. Trajo a los ‘mejores especialistas’ y no tuvo éxito. ¿Por qué ustedes sí?

Hay mafias de consultores a morir.

 

¿Por eso proponen reducir inmediatamente en 50% el presupuesto de consultorías de todo el Estado?

Sí, yo sé que cualquier cosa que haya se puede reducir a la mitad y no pasa absolutamente nada.

 

¿Tú no has hecho consultorías para el Estado?

He hecho una consultoría para una entidad del Estado que fue prácticamente ad honorem. Yo pedí que lo fuera, pero me dijeron que no. Fue con el Banco de la Nación: los ayudé a que tuvieran grado de inversión. Normalmente, para moverme me tendrían que pagar US$10 mil, pero aquí cobré mucho menos. Hay consultorías necesarias.

 

Pasemos a la educación. Proponen crear la Universidad Digital del Bicentenario y el Lima Institute of Technology. Antes que nada, una tontería: ¿por qué no el Instituto de Tecnología de Lima?

Muy fácil, porque yo soy medio gringo como tú sabes… [ríe sarcásticamente]. Pero esa no es la respuesta. El MIT (Massachusetts Institute of Technology) se ha convertido en una marca. En todos los países donde ha habido un proceso de rápido crecimiento y desarrollo en los últimos 50 años se ha creado un símil del MIT. Normalmente se llaman en inglés. Ellos construyen todo el campus, crean programas de investigación y de transferencia tecnológica. Para el caso de la Universidad Digital, hoy cientos de miles de jóvenes que no tienen recursos y no entran a las universidades públicas porque ofrecen muy pocas vacantes terminan en las universidades chatarra, tipo Telesup, antes de que tú me lo preguntes. Nosotros creemos que eso tiene que acabar. La mejor forma de hacerlo es dándole a los jóvenes la posibilidad de tener educación de altísima calidad con una universidad como el Open University de Gran Bretaña.

 

¿Cómo Podemos Perú propone la creación de universidades, cuando es un partido creado a partir de una universidad que no se licenció?

Para comenzar, esto es un plan de gobierno para un gobierno nacional. Dos: estamos planteando la creación de una universidad pública, no la de una privada. Tercero: el señor Luna puede haber tenido o tener los intereses que quiera en materia educativa, pero eso no significa absolutamente nada a la hora de plantear lo que debe hacer un gobierno. Esto no es la extensión de los intereses privados.

 

¿No suenas un poco inocente? ¿Si Podemos llega al gobierno, crees que ‘Pepe’ Luna no se va a meter?

¿Por qué? ¿Porque él es el dueño del partido? ¿Quién es la dueña de Victoria Nacional? ¿Esa señora va a manejar el gobierno de [George] Forsyth? ¿Quién es el dueño del partido de Hernando De Soto? Un señor que ni me acuerdo cómo se llama. Aquí, el candidato presidencial es Daniel Urresti. Quienes estamos alrededor somos un grupo fuerte de profesionales que tenemos las cosas bien claras. Si esto se desvirtúa, me verás a mí el primerito diciéndolo. Yo no le debo nada ni le tengo temor a nadie.

 

¿No estás siendo usado para legitimar los intereses políticos de ‘Pepe’ Luna?

Tengo 60 años, mi estimado. No sé cuántos tienes tú. No es tan fácil que me usen como ‘tonto útil’. Lo segundo que te voy a decir es que de repente tú me conoces como una persona amable, intelectual, buena gente, pero yo he trabajado 23 años en Wall Street y en Londres. Las películas que has visto no son nada con la realidad. No quiero subestimar a la política, que es terrible, pero lo mismo es el mundo en el que yo me he movido. No hay amistades. Yo no tengo un solo amigo banquero.

 

¿Has hablado con ‘Pepe’ Luna sobre todo esto?

Mira, a ‘Pepe’ Luna lo he visto dos veces en mi vida. La segunda vez ha sido cuando ya se había presentado el plan. Él ni siquiera lo ha visto antes de [presentarlo]. Yo he controlado eso hasta el final. Después que lo presentamos, a los tres días, hubo una reunión en el partido. Me pidieron que le hablara a todos los candidatos del plan. Ahí lo vi y lo escuché [a Luna]. Un tipo bien articulado, sorprendente para mí. Buen orador. Entendí por qué tiene pasado aprista: todos tienen la misma forma de hablar, se peinan igual, se tiñen el cabello. Es muy elocuente. Me presentó. No tengo ni su número.

 

¿El proceso penal de Luna por la creación de Podemos Perú no te genera preocupación?

Hay algo que se llama la prevalencia de la realidad. Este partido está tan bien inscrito que ha participado en dos elecciones consecutivas, municipales y para el Congreso. Ha elegido congresistas que están en actividad y ahora está participando en un proceso electoral donde ha cumplido con todas las normas. Que en paralelo haya una investigación sobre él, son sus problemas de carácter personal. Y cuando uno se pone a mirarlo, es bien difícil demostrar las cosas que le están diciendo [imputando].

 

¿Cómo te contactó Urresti?

A Daniel lo conocí cuando era presidente de Ceplan y a él lo nombraron comisionado contra la minería ilegal. Llegó con su equipo y, en la sala de reuniones, empezó a mandar. Lo vi, me sonreí y le dije «señor Urresti, creo que usted se ha equivocado, en este cuartel mando yo». Yo soy así. En junio [del 2020], me llamó un amigo que me dijo que Urresti quería hablar conmigo. Vino para mi departamento, se acordó de la anécdota y me dijo «quiero ser presidente del Perú, pero me parecería irresponsable hacerlo si no tengo un equipo técnico que me dé soporte. El partido es joven y no [tiene] los cuadros técnicos». Le hice preguntas de carácter personal: ¿si aceptara, estaría trabajando con un asesino o un violador? Me dijo «definitivamente no» y me explicó todo el Caso Bustíos. Luego le dije que estaba dispuesto, pero bajo mis reglas. En primer lugar, que yo solo iba a trabajar con la gente que conocía. En el plan no ha habido ningún técnico de Podemos.

 

Para cerrar, te menciono algunos candidatos y dime en una frase muy cortita qué opinas de ellos. ¿Hernando De Soto?

Hombre de una sola idea.

 

¿George Forsyth?

Hombre sin ideas.

 

¿Keiko Fujimori?

Mejor que no tenga ideas.

 

¿Verónika Mendoza?

Ideas equivocadas. Buen corazón, pero ideas equivocadas.

 

¿Julio Guzmán?

Corazón de chancho. Quiere a todos, quiere todo, está bien con todos.

 

*Ante la mención de Anderson, como corresponde, Sudaca buscó los descargos de Juan José Garrido. El exdirector de Perú21 y El Comercio aseguró que habló con el expresidente del Ceplan Mariano Paz Soldán entre el 2011 y el 2012. Este le pidió que lo ayude con ciertos trabajos de planificación, pero Garrido asegura que le dijo que no tenía tiempo. En contraparte, le sugirió tercerizar el trabajo de prospectiva.

 

“Nunca hubo una propuesta formal, nada por escrito, quedó ahí”, afirma. Agregó que cuando la denuncia sobre los títulos de Anderson llegó a Perú21 decidió hablar con sus editores. “Les dije ‘conozco a este señor y no me cae bien, no quiero saber de este caso’”, asegura. “Había cursado estudios [en la Pacífico], pero los había terminado. Cierto es que luego estudió una maestría”, se reafirma sobre las denuncias.

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Carlos Anderson, Entrevista

El candidato morado asegura que las actuales encuestas cambiarán para las votaciones abril, defiende a su líder del escándalo del incendio, y llama ‘políticas floreras’ a Sigrid Bazán y Adriana Tudela.

¿Son ambiguos como partido? Por ejemplo, ¿no lo han sido sobre el cambio de Constitución?

Yo no veo ambigüedad, veo malinterpretación. Una cosa son los textos constitucionales y otra la Constitución viva, que se hace en la vida de la gente. En la Constitución del 93 no existe el derecho a la protesta, pero constitucionalmente lo tenemos, porque un Tribunal Constitucional lo hizo. Nosotros nunca hemos creído, ni hoy, que la razón de los problemas de salud o educación de la gente esté en la norma constitucional. No creo que ese sea el problema.

¿Por qué sí plantean hoy, entonces, una nueva Constitución?

Nosotros siempre hemos usado el concepto de una mejor Constitución, no de una nueva. Un nuevo texto constitucional, sí, pero una mejor Constitución. Recientemente ha vuelto el fantasma de los enemigos de la democracia. ¿Sabes cuál es el problema? Que ahora ganan elecciones. Cuando están en el poder, buscan las letras chiquitas para violentar al Estado y ponerlo a su favor. Te voy a dar ejemplos de afuera: Rusia, Putin. Dos, para que se lo digas a Tejada: Chávez en Venezuela. Tercer caso: Trump, en EEUU. En el Perú: Merino. Eso nos lleva a que tenemos que reformar la Constitución para quitarle esas letras chiquitas.

 

Entonces, ¿apostarían por una Asamblea Constituyente o no?

Queremos una mejor Constitución, una mejora de las instituciones constitucionales. Eso puede pasar por una reforma del texto constitucional o por un nuevo texto. Si nosotros ganamos el gobierno, vamos a crear una comisión conformada por tres entidades: la sociedad civil, los jóvenes bicentenarios y los expertos académicos constitucionales. Esta debe iniciar un proceso constitucional de dos años. La alternativa 1 es un referéndum, para lo que tienes que modificar el texto. La otra posibilidad es que haya una Asamblea Constituyente. Proponemos consultarle al país [mediante un primer referéndum] qué camino quiere seguir.

 

Hablaste de que se debe modificar el capítulo político. ¿Solo ese?

No, esa es la razón fundamental para sacar adelante el proceso de hacer una reforma constitucional: las razones de orden político. Pero eso no quiere decir que no le consultemos a la gente las mejoras en otras partes de la Constitución. Por ejemplo, tenemos que recoger todos lo que ha dicho el Tribunal Constitucional y volverlo contenido: el derecho a la protesta, los derechos informáticos, etc. Y la parte económica tiene que estar pensada en los siguientes términos: explicitar que la Constitución le dé libertades económicas a todos y no solo a algunos con privilegios.

 

¿Cómo?

Necesitamos que las libertades económicas de las personas eviten que una posición del mercado pueda dañar a un ciudadano consumidor. El TC en el caso del ‘medio pasaje’, además, dijo que el rol subsidiario del Estado funciona, pero que hay situaciones donde la solidaridad debe imponerse. ¿Cuáles? Situaciones como la pandemia, de catástrofe nacional, donde el Estado deba tener la posibilidad de hacer controles. En un caso de emergencia nacional tendríamos que apelar a una cláusula social.

 

¿Controles de precio?

Por ejemplo.

 

¿Lo pondrías en la Constitución?

Estamos hablando de situaciones extremas donde todo está deteriorado.

 

¿El Estado, entonces, debería poder controlar el precio de las medicinas en las clínicas o del oxígeno medicinal?

Antes de responderte como candidato morado, te respondo como abogado constitucionalista: en el marco de la Constitución actual eso era posible.

 

¿Entonces para qué hay que cambiarla?

Por eso, el gran cambio de la Constitución está en la parte política. En todo lo demás, lo que necesitamos hacer es traer al texto lo que ya se deduce de los fallos del TC.

 

¿Consideran que se debió imponer el uso público de los recursos de las clínicas privadas para enfrentar la pandemia?

Por supuesto, si estamos en una situación de calamidad nacional, ¿tú crees que no deberíamos usarlos?

 

La actual bancada morada se ha ganado un montón de enemigos en el Congreso y hoy no es capaz de hacer alianzas para impulsar normas con Podemos Perú, Acción Popular, APP, etc. ¿Cómo pasar leyes así, en un Congreso donde no eres mayoría?

Pero no lo creas. En la peor crisis de la República ellos mismos llamaron a la bancada morada para que uno de sus miembros sea presidente del país.

 

Acorralados porque el pueblo en las calles no iba a aceptar un gobierno de una bancada que había votado por la vacancia. 

Entonces, el pueblo nos tendrá que ayudar a acorralar a los congresistas en el futuro también. Por supuesto. Lo que te puedo decir es que la nueva bancada morada va a seguir la misma trayectoria de honestidad que esta. Si eso nos gana enemigos, pues está muy bien. Y si ellos sienten que sus intereses personales están por encima del país, es responsabilidad de ellos. Nosotros estamos haciendo las cosas bien.

 

Pero en el Congreso para poder pasar leyes, convertir iniciativas en realidad, necesitas tener alianzas. Eso porque parece, por las encuestas, que nadie va a tener una bancada mayoritaria. Ustedes incluidos. 

El Perú cambia tanto y tan rápido, que los pareceres de hoy son de hoy, no los del día de las elecciones. Aspiro a que la bancada morada sea mayoría en el Congreso. En el hipotético caso que no lo seamos, la historia ha demostrado que cuando tienes liderazgos buenos en el Congreso, puedes llegar a acuerdos concretos sobre determinadas cosas. Siempre y cuando seas claro ante las demás bancadas y tengas el respaldo de la población.

 

Se acusa a Julio Guzmán de ser un ‘veleta’. De no tener posiciones concretas sobre temas importantes. ¿No lo es?

No sé si esa sea la imagen que tiene la población. Es la imagen que tienen los opinólogos como tú sobre lo que dice la población. Eso para empezar. ¿Por qué dices que tiene mucha ambigüedad? Yo creo que Julio ha dicho las cosas correctas y ha seguido una línea sobre cómo pensamos en el partido.

 

Lo primero que se me ocurre: Julio Guzmán dijo que necesitamos créditos universitarios, en un esquema similar al de Chile o EEUU. ¿Sigue pensando así?

Para nosotros, la educación pública es un valor constitucional. Eso Julio Guzmán siempre lo ha dicho. Hemos dicho también que las personas deben tener la oportunidad de hacer sus propios proyectos de vida. Eso implica tu libertad para decidir el centro universitario en el cual vas a estar. ¿Cuál es el concepto que tomamos del caso chileno? Que las personas puedan tener acceso a mejores elementos de crédito para financiar las decisiones de sus proyectos de vida. ¿Por qué eso está mal? No lo veo.

 

Puede degenerar en un sistema universitario en el que todos los alumnos están endeudados y el mercado laboral no los absorbe. 

Tú lo has dicho bien: puede degenerar. Eso quiere decir que necesitas otros instrumentos. Si descuidas la educación pública, va a degenerar. Si descuidas los controles sobre esos tipos de créditos, va a degenerar. Si no logras un sistema económico que promocione el trabajo para estos profesionales, va a degenerar. Pero si me dices que esa medida ya de por sí degenera todo, eso linda con una obsesión ideológica. ¿Acaso Julio Guzmán ha dicho que sería exactamente como en Chile? Eso sería un absurdo. Nunca lo ha dicho.

 

Parece que Julio Guzmán ya asumió la imagen en la que sale corriendo de un supuesto incendio. Incluso ya lo tiene como lema de campaña: «yo corro con Julio». Pero sus enemigos le siguen diciendo ‘el correlón’. ¿Esa imagen no muestra su real ser?

Hay errores en tu intervención. Primero, no hubo incendio. Lo dice el parte policial. Segundo, él no está dejando una persona en peligro. Como abogado, sé lo que significa dejar a una persona en exposición del peligro. No hay peligro. Tercero: ¿por qué se piensa que porque alguien sale corriendo está dirigiendo la voluntad de la otra persona? ¿No podríamos pensar que se pusieron de acuerdo? ¿La persona que se quedó es un inimputable, un niño? Estamos hablando de personas adultas. Y te digo algo más: Julio Guzmán ha pedido tres veces perdón por eso.

 

Si no hubo incendio ni expuso a nadie al peligro, ¿por qué pide perdón?

No pide perdón por eso, sino por lo que significó esa situación para las personas en su partido y en la Nación. Como diría un Papa: por haber suscitado escándalo. Julio Guzmán no ha robado, no ha promovido un golpe, no se ha llevado el dinero del Estado. Estamos viendo la paja en su ojo y no estamos viendo la viga en los demás. Solo dios y los idiotas no se equivocan. Nosotros no somos dios y creemos que no somos idiotas. Por ende, nos equivocamos. El problema no es que te equivoques, sino que no aprendas de tu error y enmiendes.

 

¿Por qué hay tantas personas blancas visibles en la campaña del Partido Morado, si esa proporción no es representativa del Perú? Susel Paredes, Patricia Gamarra, Rodolfo Pérez, etc, etc. 

Te lo pongo de otra manera: tú has visto mi color. Yo soy miembro del Comité Político desde su nacimiento. Puedes preguntar y verás que soy miembro destacado de la vida institucional del partido. No creo que el problema sea tu color de piel, sino los principios y valores que defiendes. No sabía que Susel era blanca, pero ella defiende y cree en valores en los que yo creo.

 

¿No te parece que la composición de los líderes del Partido Morado reproduce el privilegio que tienen un grupo de personas?

Dudo que ellos representen a una clase social distinta a la del pueblo emergente. Conozco sus historias. Ese es un prejuicio de clase que yo no comparto. ¿Se está reproduciendo un sistema de privilegios al interior del partido? Creo que no. Si así fuera, no apostaría por estar aquí. Por último: cuando te refieres a privilegios, quizás estás pensando en estatus. Soy profesor universitario, abogado tributarista, conferencista internacional. En términos de estatus, seguramente tengo más estatus que varios de ellos.

 

Eres conocido abogado tributarista. ¿Cómo tiene que ser la reforma tributaria que necesita este país?

Lo primero es una reforma en la administración y su relación con los ciudadanos. Cuando la administración tributaria empezó a luchar contra la evasión fiscal, trasladó ese costo a las empresas y a los ciudadanos. Ahora tienes deberes de colaboración, declaraciones, bla, bla. Eso ya no puede seguir. Debes hacerle más fácil la vida a la gente. Luego, a la Sunat la han metido a hacer cosas que no son de su competencia. ¿Sabías que hace control de insumos químicos? ¡La Sunat lucha contra la minería ilegal! El nivel intermedio está en cómo construir un régimen tributario más simple, que establezca una mayor justicia tributaria. Que los que tienen más, paguen más. El Impuesto a la Renta del trabajo paga más que el del capital. Hay que arreglar eso: una tasa única para todos. El tercer nivel es una mayor adecuación del Perú a la lucha contra la elusión de las multinacionales.

 

¿Qué opinas de un impuesto a la riqueza?

¿De qué hablan con eso, de un impuesto a los patrimonios? Hubo uno al patrimonio neto personal hasta el gobierno de Alan García. Hoy tenemos impuestos al patrimonio como el predial para los inmuebles, el vehicular y el de embarcaciones de recreo. Hay que optimizarlos. Hubo un tiempo en que para el impuesto predial se dijo que la base imponible sea el valor del mercado. Eso nunca se aceptó. Hoy día es un valor catastral pequeño. El impuesto a las embarcaciones pequeñas es un chiste. ¿Si potenciamos estos impuestos antes de pensar en un impuesto de patrimonio global?

 

¿No estás de acuerdo con la propuesta general de la izquierda de gravar el patrimonio neto de los ricos?

No puedes, en momentos de crisis, introducir discusiones de largo plazo que tengan que ver con razones ideológicas. Hoy día necesitamos sacar al país adelante. Eso significa mantener unidades [productivas] y trabajo. Después, discutámoslo. Pero no metamos eso a un momento de crisis con fines populistas: confundir a la gente y ganar votos. Este asunto es técnico. Cuando una norma se hace mal, con fines políticos, los únicos que ganan son los abogados que defienden a las empresas.

 

Sigrid Bazán, de Juntos por el Perú, dijo que la Sunat le tiene miedo a cobrarle a las grandes empresas. ¿Coincides?

Le respondí a su tuit y le dije que estaba haciendo populismo, porque eso es mentira. No la conozco, no tengo porqué pensar mal de las personas, pero sí creo que no sabe nada de tributos. La Sunat ha enfrentado una lucha dura con las empresas privadas en el tema de la prescripción. ¿Acaso la Sunat no las aprieta? Si casi todos los grandes casos tributarios han sido ganados por la Sunat. Ese es un dicho para las ventanas. Esos son los políticos floreros.

 

Adriana Tudela, de Avanza País, dijo que estaba en contra de que la Sunat acceda a la información financiera de los contribuyentes que tienen más de cierta cifra en sus cuentas. ¿Te preocupa?

No me preocupa en lo más mínimo. La reté a esa señora, porque vi que estaba recolectando firmas. Otra florera. Puedo pasarme media hora explicándote por qué es una barbaridad lo que dice. Pero en corto: esa información está en un sistema de la Sunat al cual solo un grupo bajo ciertas circunstancias tiene acceso. Es un compromiso de la Sunat que ha sido homogeneizado a través de una serie de tests que la OCDE ha aprobado. ¿Te imaginas a un candidato a congresista en Estados Unidos diciéndole a la IRS que la información que está recibiendo de sus contribuyentes puede llegar a manos de los piratas? ¡El IRS le está mandando información a la Sunat! ¿Crees que lo va a hacer si supiera que la información va a ir a Wilson?

 

Una última pregunta. Tú eres migrante, de Huancayo. En la pandemia se ha visto a mucha gente pasándola muy mal, incluso buscando regresar a pie a sus ciudades de origen. ¿Qué le dirías a ese migrante?

No puedo decirle nada. Siento mucho su sufrimiento. Siento mucho que el Estado y la sociedad no hayamos podido ayudar a que esté mejor cubierto hoy día. Nada más. ¿Sabes por qué? Porque el sufrimiento humano es una experiencia donde la razón no se expone. Simplemente se acompaña y se solidariza con el dolor. Más bien callo y espero que haya otro tiempo mejor para todos. Hay una palabra: compadecerse. Pero no es de «pobrecito», sino padecer con el otro. “Com-padecer”. Y hay una frase bíblica que es muy profunda para mí y me ha servido en los momentos difíciles, personales. Es esta: mientras más oscura está la noche, más cerca está el amancecer.

Dice que cree en un «Estado pitbull’ y argumenta que «si la izquierda quiere crear Estado-adictos, es su tema». El jefe del plan de gobierno y candidato al Congreso de Fuerza Popular detalla, además, que su filosofía del ‘emprendedurismo’ implica que los peruanos avancen solos, «por su cuenta y riesgo».

¿El Perú que asumiría un eventual gobierno de Keiko Fujimori está en una situación más crítica que el que asumió su padre en 1990?

Creo que sí. Tenemos a lo económico, que quizás era tan crítico como ahora, pero también el tema de salud, con una precariedad total. Vamos a estar vacunados solo un tercio de la población, con suerte. Eso significa que dos tercios de tu economía tendrá que estar cojeando. Escucho a los otros políticos que, con un populismo simple, van diciendo «vamos a crear esto, hacer esto». No hay dinero, es así de simple.

 

¿Cuánto de esa precariedad en salud se debe al gobierno de Alberto Fujimori, como aseguró el candidato de Juntos por el Perú, Sergio Tejada?

Esa es una falacia que he escuchado mucho. Leí la entrevista que le hicieron a Tejada [quien dijo a Sudaca que el ingreso del “mercado de la salud” frenó la posibilidad de ampliar el servicio público]. Es una grosera mentira que esconde la ineficiencia con la que hemos gobernado la salud. Lo mismo ocurre en educación. Si la gente no hubiese tenido la opción de atenderse en clínicas, hubiéramos copado aún más los precarios hospitales nacionales. Lo que hizo el gobierno de Fujimori es aliviar al Estado. Si tengo que atender a diez y dos deciden atenderse por su cuenta, [me] quedan ocho. ¡Debería dar gracias! Igual con las vacunas. Si alguien quiere vacunarse por su cuenta, en buena hora. Me está dejando un sitio libre y está dando plata por su vacuna.

 

¿Un gobierno de Fuerza Popular promovería que los privados comercialicen la vacuna?

Mira, lo primero que haríamos es asegurar que se puedan vacunar todos. Lo que no puedes hacer es promover que exista un mercado cuando no tienes asegurado que llegue la vacuna a todos. Pero si ya las tengo aseguradas, por supuesto que debería abrirse [la venta privada de la vacuna]. Mientras más acceso haya a la vacuna, menos carga tendrá el Estado. Aquél que quiere vacunarse en una clínica súper privada, me está dejando pagado su sitio para otro.

 

¿No se estaría creando allí a dos tipos de ciudadanos: el que puede pagar, que se vacuna cuando quiere, y el que no puede, que debe esperar al lento paso del Estado?

¿Cuál es el objetivo? ¿Mirar si hay ciudadanos de categoría 1, 2, o salvar vidas? Con una decisión así no creas categorías. Los ciudadanos ya tienen diferencias. Hay grandes inequidades que nos preocupan y que quisiéramos que no sean así. Pero las inequidades no las creamos en el momento en que vas a vacunar a alguien.

 

Me hablaste de educación. ¿Crees que el sistema universitario con fines de lucro creado por Fujimori, que parió universidades como Alas Peruanas o Telesup fue bueno?

Tengo un pensamiento que comparto con Fuerza Popular: tú no tienes que decirle a nadie dónde puede escoger educarse ni cómo hacerlo. El que quiera ir y no sienta que es malo, que lo pague. ¿Qué debe preocuparnos? Si tuviésemos una universidad pública eficiente, la gente no escogería esas universidades. A mí no me gustan las universidades con fines de lucro, me parece que sus exoneraciones deben acabar rápidamente. Pero si alguien quiere llevar a su hijo a una universidad [con fines] de lucro buenísima, bien; y malísima, bien [también].

 

¿Así lo que vaya a escoger sea una estafa?

¿Quién va a decidir si es estafa o no? ¿El legislador, el Estado? ¿Somos más inteligentes que la gente para decirle «no compres ese que es Sublime y compra ese otro chocolate? Es una mentalidad que yo no tengo. A la gente déjenle escoger libremente. De repente hay gente que te dirá que la universidad nacional es una estafa.

 

¿En un eventual gobierno de Fuerza Popular se apoyará a la Sunedu, entonces?

Sí. Hemos tenido una capacitación hace poco con todos nuestros candidatos al Congreso. Les hemos dicho que a nosotros Sunedu nos parece una institución respetable, que debe mantenerse y que irá mejorando la calidad. Lo que hizo el gobierno de Fujimori es abrir la posibilidad de que pueda entrar el sector privado, que felizmente ha entrado.

 

¿Pero cómo encajas la idea de que «el Estado no es más inteligente que el ciudadano para decirle dónde puede estudiar» con que la Sunedu haga exactamente eso: decidir que una universidad no es buena y cerrarla?

Lo que pasa allí es que son criterios mucho más específicos. No es una sola elección: escoger una universidad u otra. Sí hay formas de intervenir en el mercado y ver calidad. Es como si dijéramos que no queremos que exista Indecopi, Digesa, Digemid. Hacen las funciones de ese organismo [Sunedu].

 

Postulaste a la Cámara de Diputados en el 90 por la izquierda socialista. Después has estado como precandidato en Fuerza Social y ahora estás en Fuerza Popular. ¿Cómo te defines políticamente? Cuando hago esta pregunta, muchos candidatos me responden «no soy ni de izquierda, ni derecha, porque eso ya no aplica». 

Claro, esa es la clásica. Mira, cuando postulé por la izquierda socialista era un joven de izquierda. Milité ocho años de mi vida en el Partido Socialista Revolucionario (PSR), de lo cual no me arrepiento. Creo que tuve una excelente formación, por la cual tengo amigos que me duran hasta ahora.

 

¿Qué líder de izquierda todavía es tu amigo, ahora que estás en Fuerza Popular?

Alfredo Filomeno, que fue mi secretario general, es mi amigo y mi consejero; Fernando Sánchez Albavera, que fue diputado; Enrique Bernales fue siempre mi maestro; el ‘Chema’ Salcedo. Luego hay mucha gente a la que respeté, como el general Leonidas Rodríguez Figueroa. Pero tengo un punto de quiebre: en el 90 me voy a Rusia [después de la caída del Muro de Berlín] y ahí veo la mentira. La veo, la experimento, me la dicen los dirigentes. Regreso y renuncio. Ahí acabé con mis ideas de izquierda. Nunca fui un marxista, era más bien socialista. Luego, poco a poco, voy entrando a conocer el mundo de las mypes. Digo: este es el mundo del futuro. El emprendimiento, no la gran empresa ni la corporación. De allí he ido gestando mi pensamiento.

 

Diste una vuelta, realmente, de 180 grados. 

No fue tan así, ni tan rápido. Conservaba algunas ideas socialdemócratas en los noventa. Pero viendo lo que hacía el fujimorismo dije “acá está el tema [correcto]”. Las privatizaciones, etc. Luego me voy a lo que llamamos «el emprendedurismo», algo que para mí es una ideología con un pensamiento político, una ética, una forma de ver el mundo. Y es lo que comienzo a desarrollar. Tenía mi alianza de emprendedores, ANDE, y por eso me invitaron a Fuerza Social.

 

¿No te sentías parte de la ideología que exhibía Fuerza Social?

No, y lo tenían claro. Ellos necesitaban a alguien que les diera un lado competitivo. Ganaron y no me invitaron ni a la juramentación. De ahí nos quedamos con la idea de hacer un movimiento político. En ese intento nos encontramos con Yehude [Simon], que nos dejó plantados, y luego con UPP, donde el acercamiento fue porque mi padre conocía a ‘Pepe’ Vega. Pero nunca he militado. Ahora sí quiero hacerlo [en Fuerza Popular], porque no soy una persona, como pareciera, que voy de un lado al otro.

 

¿El gobierno de Alberto Fujimori fue dictatorial?

No. Si uno ha leído ciencia política, las definiciones del gobierno de Fujimori que dan politólogos no peruanos dicen que fue un gobierno de corte autoritario, pero no dictatorial. En una dictadura, no tienes congresistas de oposición, partidos de izquierda legitimados, prensa que te ataca. Que la compraste [a la prensa], etc… pero eso no es una dictadura. Políticamente hablando, es un gobierno autoritario, autocrático, pero los politólogos serios no lo califican como una dictadura.

 

¿Tú cómo lo calificas? 

Como un gobierno que tuvo un corte autoritario.

 

¿A qué exactamente se refieren con «un corte autoritario»?

Por ejemplo, a la disolución del Congreso. Eso es salirte de las reglas en un contexto complicadísimo, de mucha oposición, de boicot. Era un boicot muy parecido al que [Martín] Vizcarra alude para disolver el Congreso, también ilegalmente.

 

Ya, pero Fujimori sacó tanques a la calle y los metió [también] a los medios. 

Bueno, eso serán formas. Vizcarra se tomó la foto con el Comando Conjunto [de las Fuerzas Armadas]. Claro, no ocupó la primera plana de la prensa. Habrá que preguntarnos en qué momento había más libertad de prensa.

 

Compraron diarios. ¿Eso es cierto o es mentira?

Hay una condena sobre eso. Fujimori la ha aceptado [la condena fue anulada en el 2016 por una sala de la Corte Suprema presidida por Javier Villa Stein]. Fueron prácticas hechas por un funcionario del gobierno de Fujimori. No vamos a tapar el sol con un dedo, pues, sí fue una mala práctica.

 

¿Sigues convencido de que fue una práctica montesinista y no fujimorista?

Sí. Siempre he tenido el convencimiento y la información de que hubo un lado fujimorista y otro montesinista oscuro. Que si se permitió o no, es otra cosa. Pero sí hay personas muy valiosas que estuvieron [en el gobierno de Alberto Fujimori]. Vamos a llamarle el lado bueno y el lado oscuro.

 

¿El fujimorismo hoy, investigado por lavar aportes de Odebrecht, ya no tiene ese lado oscuro montesinista?

No, porque el lavado de Odebrecht es el [caso] que menos ha avanzado. Cuando el fiscal ya no tiene claro Odebrecht se va a los aportes de [Dionisio] Romero. Y el fujimorismo no ha gobernado. Si hubiese habido aportes, son a [una] campaña, [lo] que no estaba legislado. No es correcto, pero no creo que sea el equivalente al montesinismo, de ninguna manera. Hasta ahora el fiscal no acusa, han pasado cuatro años. Pérez no le ha podido mostrar nada a Keiko, está desesperado. ¿Cuál es la otra hipótesis? ¿Que acá hay toda una exageración, no?

 

El sobrino de Yoshiyama ha sido claro en que se lavaron aportes ilegales.

Cuando es lavado de activos, el origen de los fondos es ilegal. Por ejemplo, en el caso de Dionisio Romero no es lavado de activos. ¿Es un aporte irregular? Sí. ¿Era delito? No.

 

Háblame de emprendedurismo. ¿Qué es para ti?

Emprender es avanzar por tu cuenta y riesgo. Significa que no tienes que esperar a que otros te ayuden. Desde el punto de vista moral, si valoras al otro, no puedes pedir ni que el Estado ni ningún otro se sacrifique por ti. Avanzarás por tu cuenta. Si te quieren ayudar, enhorabuena, pero no es moral que los demás se sacrifiquen por mi. Si te quito tus audífonos para dárselos a otro que no tiene, eso tampoco es moral. El emprendedurismo tiene una base: el intercambio de un valor por otro. Y no hay nada más digno que dar algo y recibir algo a cambio. La relación comercial no es perversa.

 

¿Los ciudadanos de un país no tienen derecho, entonces, a un Estado que los asista, les sirva, en algunas cosas?

Los estados dicen que les dan esos derechos. Para mí, desde el punto de vista moral, uno debería avanzar [solo]. El Estado debería dejarme avanzar. El primer derecho que tengo es que no me pongan obstáculos. Con eso es suficiente para un emprendedor. En general, el pueblo peruano quiere eso: déjenos avanzar, solitos [nos] arreglamos. ¿Qué me tienes que dar? Dame seguridad, hermanito, para eso te pago. Dame educación. Y listo.

 

¿Esa no es la causa de la enorme informalidad del país? La retórica de que cada uno ve cómo hace. El Estado por su lado y los ciudadanos por otro. 

No te estoy diciendo que el Estado por su lado. Si el Estado me diera seguridad, no me estaría estafando. Yo le daría mis recursos feliz, porque no temería salir con mi dinero y que un marca me meta un balazo. Feliz le doy recursos para educación, infraestructura. Es un contrato. Si le entrego mis recursos al Estado y este no hace lo que debe, ¿dónde se rompió el contrato?

 

¿No se ha usado la retórica del ‘emprendedor’ para justificar la precariedad del pobre? Es decir, como no lo ayuda nadie, hay que aplaudirlo porque sale adelante solo. 

A mí me encanta que se diga eso. Primero, porque significa que el paradigma del emprendimiento ha avanzado. Segundo, porque significa que ha tocado fibras en quienes se oponen a que la gente avance por su cuenta. ¿Qué le debo decir, entonces, a la gente? No, no te esfuerces, no avances. ¿A tu hijo lo vas a criar así? «Hijo, no te esfuerces». ¿De cuando acá esforzarse, avanzar por tu cuenta, querer sacar a tus hijos adelante es malo? ¿De cuándo acá tener es malo?

 

Una acotación: para ti es fácil decirlo porque no has tenido el origen y las condiciones de precariedad que tiene un ‘emprendedor’ que sale de la pobreza, ¿no?

Mira, yo he pasado los últimos 15 años de mi vida entrevistando, conociendo y haciéndome amigo de gente que avanzó en la precariedad. De la nada. Que debió tener cero. Podrás decirme «son excepciones». Son ejemplos. Esos son los ejemplos que necesitamos, no el del que dice «necesito que me ayudes». Perdóname: de la precariedad se sale. Hay quienes nos quieren hacer creer que, para salir de la precariedad, de la pobreza y la miseria, necesitas que el político o el Estado te ayuden. Yo no lo creo. La gente tiene la capacidad para hacerlo. Obviamente, hay que emparejar un poco la cancha.

 

¿Un Estado gobernado por Fuerza Popular no pensaría que debe ayudar a sus ciudadanos?

Yo no estoy diciendo que no ayude. Tú me estás diciendo «es fácil decirlo por la precariedad». No. Yo estoy diciendo que la gente tiene la capacidad para avanzar. ¿Qué tenemos que darles nosotros? Que no los asalten, que tenga luz y agua, una educación básica.

 

El plan de gobierno de Fuerza Popular toma en cuenta varios programas sociales. Por ejemplo, habla de Qali Warma, que reemplazó al Pronaa. ¿Los programas sociales no vendrían a ser lo opuesto de lo que me estás hablando?

Mira, los programas [sociales] deben seguir existiendo. Yo te he hablado de mi ideal del mundo del emprendedurismo. Eso, obviamente, se tiene que matizar cuando estás en una organización, haces un plan de gobierno y vas a proponer cosas. ¿Qué pasa con los programas sociales? Normalmente no tienen el impulso adecuado para tener un gran efecto, son mal administrados, comienzan a tener gastos corrientes [salarios] y terminan siendo burocracia. Programas hay que tener, pero hay que cambiarles el enfoque. Hay que buscar que ahorren, darles plazos y que tengan un enfoque de resultados. Y que puedan ejecutarse de manera rápida. Los programas [sociales] en el gobierno de Fujimori tuvieron esa característica: resultados rápidos.

 

Otro programas, como el del control de la natalidad, las esterilizaciones forzadas, no fueron tan buenos, ¿no? Hay programas y programas. 

Que un programa haya tenido una mala práctica, que también se ha reconocido… Es como que te dijera que en Cuna Más se intoxicaron. Sí pues, hay malas prácticas, pero eso no desnaturaliza el programa.

 

¿Cuál es el ‘paquetazo’ que un gobierno fujimorista tendría que dar para el Rescate 2021 [así se llama el plan de gobierno] del Perú? Medidas urgentes. 

Antes quisiera decirte esto: nosotros no creemos que el Estado deba desaparecer. Creemos en un Estado fuerte, pero más pequeño. Yo creo en un Estado pitbull. ¿Medidas rápidas? Creemos en un empuje rapidísimo del empleo. Empleo, empleo, empleo. ¿Por qué? Cuando hay empleo, hay ingreso. Y cuando hay ingreso, hay consumo. Esa es la fórmula. ¿Cómo creamos empleo masivo rápidamente? Con muchas, muchísimas pequeñas obras.

 

¿Obra pública?

Muchas pequeñas obras públicas, rápidas.

 

Me estás hablando de un esquema keynesiano. 

Exactamente. En este momento, tenemos que tener un esquema más keynesiano. Uno como el del New Deal. Es la única manera de salir ahora. Salvo que quieras emitir. No podemos emitir. ¿Qué hay que hacer? Mucha obra pública, pequeña, rápida, administrada bajo sistemas público-privados, dirigida sobre todo a la sierra y a las áreas marginales. El fujimorismo ya lo hizo.

 

¿Mucha obra pública a pequeña escala es compatible con un Estado más chico, un Estado pitbull?

No lo tiene que hacer el Estado, sí hay que centralizarlo. Nosotros no le daríamos dinero a los municipios para que reactiven la economía. Necesitas crear entidades desde las que se construya mucha obra pública, rápido. Eso no es un modelo súper liberal, es parecido al keynesiano, pero es lo que necesitamos ahora. Por lo menos, dos años. Una vez que tengamos el empleo, pasaremos a las segundas reformas que necesita nuestra economía: profundizar en la reforma del sistema financiero, el sistema de pensiones, laboral, tributario. Pero no puedes hacer nada de eso si el paciente se te muere ahora. Lo otro urgente es la salud. Hay que perseguir al virus con pruebas moleculares. No entiendo cómo Sagasti mantiene a Pilar Mazzetti con la misma política de Vizcarra.

 

¿Tú no hubieras dictado la cuarentena?

En un gobierno nuestro no nos hubiese sorprendido la cuarentena como nos sorprendió. Dicen «todos podemos ser generales después de la batalla». No, Ernesto Bustamante lo dijo. Desde febrero debimos comprar las pruebas [moleculares]. Obviamente, en ese pellejo, cuando me doy cuenta que mi ministra no ha hecho nada, lo único que queda es cerrar. No hubiese hecho una cuarentena tan estricta.

 

¿Y ahora, hubieses vuelto a dictar cuarentena, como Sagasti?

Si hubiese estado en el pellejo de él, sí. Esta es la circunstancia que le ha tocado a Sagasti. Keiko ha dicho «no nos podemos poner en contra de lo que está haciendo el presidente». Este es el momento en el que hay que tener unión. No podemos decir “que abran los negocios”. Eso es demagógico e irresponsable. Después nos juzgaremos.

 

¿Haces, entonces, un mea culpa por el actuar del fujimorismo en el Congreso disuelto, obstruyendo al gobierno?

 

Sí, por supuesto. Además, lo hemos conversado. Hubo un obstruccionismo. Creo que en algunos casos se exagera la foto. La oposición es así en cualquier lado del mundo. Los ingleses le llaman «la leal oposición». Pero hay que entender algunas cosas: Keiko estuvo en prisión buena parte. Y cuando tú no puedes comunicarte con tu bancada, no puedes controlarla. Pero sí se salió, como dice Lucho Galarreta, con un cuchillo entre los dientes. Eso no estuvo bien. Igual, a todos los gabinetes se les dio la confianza.

 

Cayó el Gabinete Zavala después de que se le negó una cuestión de confianza. 

Bueno, cayó después, pero se les dio [inicialmente]. Cuando tú eres un obstruccionista, ni siquiera les das la confianza. Vamos a ver la película correcta. .

 

¿Acaso Keiko no tenía ganas de molestar al Ejecutivo?

Mira, yo te contesto sinceramente: no he hablado a ese nivel. Sí creo que hubo un fastidio. Cuando pierdes por 40 mil votos y sabes de qué cojea tu rival… A ti te están diciendo que eres el corrupto y sabes que el otro es el lobbista. Puedes tener un fastidio que no creo que pueda ser justificable, sino la razón para comprender.

 

Tú, que has estado en la izquierda, ¿podrías dialogar con Juntos por el Perú?

Ayer Keiko en una convención de candidatos dijo «no estamos para enfrentarnos». No son nuestros enemigos, sino nuestros adversarios ahora. Si ves nuestro actuar, en general, la descalificación no viene de nosotros. Por lo menos, inicialmente. Cuando te vienen con el golpeo, de repente alguien sale con el ‘terruqueo’. Pero no es nuestro ánimo. Cuando comenzamos a trabajar lineamientos de campaña, Keiko dijo «vamos a delimitar: hay una izquierda con la que se puede conversar, una izquierda democrática, conversable, amiga, con la que hemos tenido buenas relaciones».

 

¿Cuál es esa izquierda?

No habla de un sector, sino de personas. Ella citó a varias personas, a las que no voy a citar. Creo que Keiko no divide el mundo entre izquierda y derecha. Menos después de haber estado en prisión.

 

Si ustedes pasan a segunda vuelta con Verónika Mendoza, ¿puedes asegurar que no van a ‘terruquear’ a Juntos por el Perú?

Mira, no creo que lo necesitemos. Va a ser mucho más fácil el contraste con una posición que no entiende de economía. No los sentimos ‘terrucos’. Nosotros nos hemos enfrentado al terrorismo, sabemos qué es, dónde se esconde. Una izquierda confundida no es terrorista. Es confundida, nada más.

 

¿Por qué dices que no entienden de economía?

Porque si tuvieran idea sobre el tema económico, se darían cuenta de que no hay recursos. Si tú dices que lo que hay que hacer es dar bonos y bonos y bonos, ¿de dónde va a salir el dinero? ¿De la emisión? Ya lo comenzaron a insinuar. Eso es no entender la economía, olvidarse lo que nos pasó. Nosotros queremos empleo formal y productivo. A la gente no tienes que regalarle el dinero, porque no lo quiere. La gente en el Perú tiene la capacidad de hacer cosas.

 

Si le preguntas a un vendedor ambulante si quiere un bono, ¿diría que no?

Creo que si le preguntas a una persona si quiere que le des capital para que compre más cosas y pueda trabajar y crecer, te va a decir que eso quiere antes que le regales el dinero. Eso es lo que les hace sentir bien, les da orgullo. Si la izquierda quiere crear Estado-adictos, es su tema.

 

En el 2016 dijiste «qué bueno que Julio Guzmán salió del closet». ¿Estás a favor del matrimonio igualitario o no?

Se me acusó de homofóbico porque usé palabras, de repente mal empleadas en ese momento. Lo dije porque él había revelado que su esposa era la que le paraba la olla. Lo dije con esas palabras, pero no porque haya pensado que [Julio Guzmán] sea [homosexual] o no. Ni me va ni me viene. Soy absolutamente respetuoso de las opciones sexuales. Lo que la gente haga con su cuerpo es su tema. En Fuerza Popular estamos en contra de toda forma de discriminación y lo tenemos en nuestro decálogo. Inclusive, de la discriminación política que muchas veces nosotros sufrimos. Hay gente que te dice «tú eres homofóbico» y es «fujifóbica». Entre una y otra cosa, es lo mismo. Denigras a la persona o porque piensa de alguna manera, porque se siente de una manera, o porque se viste de una manera.

 

¿Es realmente lo mismo? ¿La aversión política frente es igual a la discriminación por opción sexual?

Tú tendrías que preguntarle eso a quien recibe esa ofensa. No somos nosotros los que podemos contestar si es lo mismo. Respondiendo concretamente: en el plan de gobierno de Fuerza Popular hemos abierto el espacio para la discusión de los temas LGTB. Lo estamos poniendo así, es la primera vez. Creemos que el matrimonio es una institución, diferente a una unión patrimonial. No hay una posición más hacia allá. Yo respeto esa posición y es la que tenemos oficialmente.

 

Fidel Ramírez denunció y hostigó a tu padre [Nano es hijo de Roger Guerra-García, excongresista que combatió la creación de universidades ‘garage’ desde la antigua CONAFU, casi en solitario]. El sobrino de Fidel Ramírez, Joaquín, fue secretario general de Fuerza Popular. Los Ramírez han estado bien metidos en el partido. ¿Cómo concilias eso?

Yo no lo tenía así de claro. Sin embargo, creo que las enemistades, las discrepancias, no se heredan. Yo defenderé siempre la labor de mi padre. La canallada se puede aprender, pero no se hereda.

 

¿Keiko ha heredado de su padre el afán autoritario del que me hablabas que caracterizó a su primer gobierno?

Mira, si algo le admiro a Keiko, es que es una persona muy cuidadosa en las formas con la gente. Muy cuidadosa. Si te llama, te va a preguntar «¿te estoy interrumpiendo?». Siempre que puede te va a pedir disculpas. Siempre se está preocupando por los otros. Eso no sé si lo sacó del papá, de la mamá, pero es una virtud que aprecio.

Usted es una figura pública vinculada al fútbol. ¿Hoy se considera también un político?

En el fútbol toda la vida eres político. En mi época estuvimos con militares. El fútbol en todo el mundo lo usan como política. En esas épocas era que, si iba a subir el arroz, el azúcar, cualquier cosa, ponían un partido de fútbol y la gente iba. Nadie leía [noticias sobre] el azúcar, el arroz, todo el mundo iba a atrás [de los diarios] a ver cuánto habíamos ganado, quién había jugado. He tenido la suerte de viajar por todo el mundo y vivir en Europa, y tienes que ver las diferencias de todas maneras. Cómo viven acá, cómo viven allá y por qué vivimos acá así. Y te vas involucrando sin querer porque mucha gente te busca para pedirte ayuda. Vives más que cualquier persona.

¿Cómo se definiría en términos políticos?

Me defino simplemente como alguien que ha vivido muchas cosas, que conoce gente que vive muchas cosas. Me defino como alguien que… más el deporte, ¿no? En los otros sentidos también, hospitales, eso… pero [para] meterte ahí tendrías que estar mucho más preparado, que es una cosa que pienso hacer. Pero el deporte para mí es básico. Soy de barrio, de Breña. Te puedes imaginar dónde he jugado pelota: en tierra, con gente muy pobre. Y después me he mezclado con gente que tiene mucha plata. Creo conocer bastante el país. Más a la gente que al país.

Quiero hacerle algunas preguntas concretas para conocer mejor su posición política. Por ejemplo: ¿qué opina sobre la disposición del gobierno de retornar a una cuarentena estricta?

No estoy para nada de acuerdo. Casi el 70% vive del día a día. Tiene que salir a trabajar. Si no, no tiene para comer. Entonces, ¿el Covid o mi familia se muere de hambre? Y eso ya lo saben. Mira las colas, ¿no dicen que el problema son las aglomeraciones? Estás haciendo aglomeraciones en los bancos, en los centros comerciales, en el Metropolitano. Entonces, les digo: tienen que salir a la calle. A ver que salgan el presidente y los ministros a hacer cola. Ellos no hacen cola.

¿Qué medidas cree que ha debido tomar el gobierno?

Donde hubo, para mí, muchos contagios fueron en los bonos. Veías la cantidad de colas. Yo pienso que lo primero, en vez de bonos, serían alimentos. Los básicos. Tienes el Ejército, la Iglesia, puedes repartirlo verdaderamente para que le toque a todos los que necesitan. Y la otra [medida] son hospitales de campaña en todos lados, donde puedas hacer las pruebas. A la gente que sale le vas haciendo las pruebas a ver si tienen Covid. Ya está. Entonces sales a trabajar. Lo que tienes que hacer es cuidarte. Los protocolos. Hay mucha gente que en su casa no tiene agua, entonces las necesidades tienes que verlas antes de dar el confinamiento.

Ya que no está de acuerdo con el confinamiento, ¿está de acuerdo con las marchas contra la cuarentena?

Es que las marchas son también… Todos decían: “¿por qué no están allá?”. Porque te vas a contagiar. Para mí las marchas… Mira todas las marchas que hubo en diciembre [Leguía se refiere a las marchas de noviembre] y vino la segunda ola. Y mira las marchas de quiénes fueron, ah, de justamente los que están más contagiados ahora.

Si usted hubiera estado en el Congreso actual, ¿habría votado a favor de la vacancia de Vizcarra?

Sí, claro que sí. Y por algo: yo tengo un lema que se llama ‘lealtad’. Si tú traicionas a un amigo, eso ya se llama incapacidad. Y a Kuczynski lo traicionaron. Por el tema de los últimos acontecimientos, ya eso será [visto por] el Poder Judicial, la Fiscalía, pero lo de Kuczynski… Yo te llevo a mi lado, tú eres mi brazo derecho, eres mi amigo, hemos hecho campaña, no puedo promover que te vaquen. No lo puedes hacer. Yo creo que por ahí es donde estuvo, para mí, el tema del expresidente.

Hablando de traición, la bancada de APP cambió de opinión a mitad de camino en el proceso de vacancia. Acuña había dicho que no iba a apoyarla y luego su partido terminó votando a favor. ¿No cree que hubo una traición del partido por el que usted postula?

Claro, pero tienes que ver que salieron unas pruebas el domingo. Yo también estuve viendo. Veo, leo, todo. Salieron unas pruebas contundentes de grabaciones de personas que daban fe de todo lo que estaba pasando.

Usted es candidato designado, no ha pasado por un proceso de democracia interna. ¿Cómo llegó a ser designado?      

Fue por el tema de la U [se refiere al proceso concursal de Universitario de Deportes]. ¿Dónde tuvimos mucho apoyo?, en el Congreso. ¿Con quién en especial?, con Omar Chehade, con el cual tengo amistad hace muchos años. Él dijo: “no, esto no puede ser”, y comenzó a luchar. Y un día me llama el ingeniero César Acuña y me dice: “soy hincha de la U. Cualquier cosa que necesite, estamos para servirle”.

¿Usted le creyó que es hincha de la U? Si tiene su propio equipo.

Sí. Es hincha de la U. Hay muchos que han abierto equipos y son hinchas de Universitario, ah. Entonces, le dije: “le agradezco lo que está haciendo. Cualquier cosa que usted necesite, estamos para apoyarlo”. Y ahí me soltó: “me gustaría que usted venga al Congreso con nosotros”. Le dije: “bueno, lo acompaño”. Yo creo no saber mucho de política, pero soy una persona que ha vivido mucho.

Entonces, su fichaje por APP fue casi como cuando lo fichó el ‘Muni’.

Sí, claro, fue algo así.

En el año 2002 intentó ser regidor distrital de Miraflores y la lista en la que participó quedó en último lugar. ¿Qué va a hacer esta vez para que el resultado sea distinto?

Más experiencia, ¿no? Como te digo, yo tengo lealtad. Yo acompañé a esa persona por un gran amigo que me dijo: “acompáñalo”. Pero no me nacía. A mí me tiene que nacer las cosas, yo tengo que estar convencido. Quiere algo y va ahí. Yo estuve en una campaña y Alan García salió presidente. Pero yo no estaba para un [puesto en el] Congreso, yo estaba ahí pidiéndole el Ministerio del Deporte. Ganó, en el 2006.

Alan García no cumplió esa oferta. ¿Dónde quedó la lealtad?

Exactamente. Me salí completamente, ni más le pedí un favor. Él me dijo: “te debo”. No era favor, además, luché por eso.

¿Si llega al Congreso va a plantear la misma propuesta para crear un Ministerio del Deporte?

Sí, claro.

Si dependiera de usted, ¿quién sería ministro del Deporte?

Juan Carlos Oblitas no quiere porque quiere estar en la Federación. Yo lo tengo que convencer. Es un tipo derecho, es un fuera de serie, honrado a muerte y trabajador. Él, para mí, puede ser.

Decía que en el 2002 no le nacía hacer campaña. ¿Esta vez sí siente ese impulso?

Sí, claro, bastante.

Se lo pregunto porque no he encontrado ninguna señal de su candidatura en redes sociales. 

No, todavía. La preparo bien. Primero converso mucho con periodistas y jóvenes de todos lados, porque es bonito ver cómo te va, qué percepción siente la gente. A mí me dicen: “hay que decir tal cosa para ponerlo en el Twitter, en el Facebook”. No, yo voy a poner en el Twitter esta entrevista y las que haga de acá en adelante. Porque sales más sincero. Sales con tus errores.

¿Por qué no ha empezado su campaña todavía?

Bueno, la pandemia. Hacer campaña en un momento así, nada.

Va a tener que hacerla, porque ya empieza la cuarentena.

La voy a tratar de comenzar a partir del 15 de febrero. Espero que el gobierno se dé cuenta [de] lo que está pasando y vea otras formas. O vea la entrevista, nos haga caso, ponga hospitales de campaña en todos lados y lo solucione.

¿Usted cree que es importante que un congresista tenga preparación académica?

Sí, es importante, porque tienen que estar preparados para esas cosas. Me vas a preguntar por mí, yo te voy a llevar al deporte, porque esa gente no está preparada en el deporte.

Esa era la repregunta que iba a hacerle.

Yo sé. Yo voy a ir con asesores que son espectaculares. El fútbol tiene eso, tú eres amigo de abogados, de economistas. No sabes los economistas, abogados o empresarios que son, ah, te puedes morir. Te dan clases. Yo me he sentado con Valle Riestra, con Fernán Altuve, a tomar café y a escucharlos. Es bonito escucharlos.

En su hoja de vida, publicada por el Jurado Nacional de Elecciones, no registra estudios superiores. ¿Eso es así?

Sí, claro, es así. Comencé el fútbol y, como te dije, yo hago algo al 100%. Me arrepiento un poco, ah. Pude haber estudiado algo. En ese momento la pasión… Después me casé, me fui al extranjero, entonces ya [era] más pesado. Además, el mejor estudio es la calle.

En la campaña anterior el ‘Chorri’ Palacios intentó ser congresista, también con APP. A pesar de ser uno de los exfutbolistas más queridos y respetados, no lo logró. ¿Usted cree que los electores no confían en un exfutbolista como representante político?

Es que [depende de] cómo vayas. O sea, lo que hables y lo que digas. Es importante tu imagen. La gente me conoce desde hace años, sabe cómo soy. Esa es una de las palabras [que me dijeron]: “ya era hora, hace tiempo debía entrar alguien que diga las cosas, que luche, que pelee, que no le tenga miedo a nada”. Acuérdate la de “ese arquero no se eleva ni con un troncho”. Casi me matan.

¿Podría contar esa anécdota?

[Sucedió comentando] el Mundial de Estados Unidos. Todos se rieron en ese momento, pero hubo mucha gente que le reclamó al canal, que había un montón de chicos viendo y cómo decía yo esas cosas. Es un argot futbolístico. Es como cuando dicen: “ese arquero no agarra un elefante en un ascensor”. No vas a poner un elefante a ver si lo agarra. En el fútbol usamos ese argot. Entonces me dijeron: “hay que pedir disculpas”. No, yo no voy a pedir disculpas, ese argot es así, es natural. La gente que te diga: “mi hijo escuchó eso”. Si su hijo va a fumar porque yo dije eso en televisión, señora, usted está equivocada, su hijo fuma porque ya es fumón. Y no les gustó tampoco esa disculpa. Yo tenía contrato, entonces me dijeron: “mira, tenemos que ver”. “No, ¿te parece mal?, rompo el contrato”. “¿Seguro?”. “Sí”. Y me fui.

A mitad del Mundial.

A mitad del Mundial, todavía faltaban las finales. Faltaba mucho, tenía para rato.

Yo quería revisar esa anécdota porque hace poco un congresista dijo que fumaba marihuana habitualmente y generó polémica. ¿Usted ha fumado marihuana?

No, el deportista no. A mí me encanta comer. Muero por la comida, soy sibarita.

¿Le parece condenable que un congresista declare que fuma marihuana habitualmente?

[Me parece condenable] la forma como lo dijo, parecía una parodia. Si yo salgo con Acuña y comenzamos a hablar los dos, no seas abusivo. Está armada, pues. ¿Qué querías buscar con eso? Quedó peor. Otra cosa es que un día lo entrevistes tú y diga: “sí, he fumado marihuana”. Es diferente. [Lo dijo] sentado con el presidente del partido. Y ahora el otro dice que también fumó marihuana, qué lindo. Quedas hasta las patas.

Regresando a las preguntas sobre exfutbolistas, usted no es el único en campaña. Forsyth es el más popular y en su lista al Congreso está Jean Ferrari. ¿Los conoce?

Sí, claro, los conozco. Al papá también, de George, a Harold. Lo conozco a George hace años. A Jean también. Ha trabajado en Universitario. Ha trabajado en la Vallejo, con Acuña.

¿Qué opina de ellos como candidatos? ¿Cree que están preparados?

Sí, claro. Jean sí. Jean ha trabajado en el IPD. El ‘Coyote’ [Rivera] también está en otro partido y, bueno, George es hijo de alguien que ha estado metido muchos años en política, tiene que haber aprendido bastante.

Para algunos su padre está detrás de su candidatura. ¿Usted cree que él está preparado?

Difícil, ¿no?, difícil decirte algo si no tengo la prueba. O sea, decir: “sí, el papá se mete”. El chico tiene algo que tiene el futbolista: ha estado en todas partes, ha enfrentado todo. Alguien me decía: “¿y las críticas?”. Le digo: “he jugado en estadios que te pifean y te mentan la madre 40 mil personas”. ¿Vas a estar pensando en eso? No te metas a nada, quédate en tu casa y palomilla de ventana. Juega con los globos de tu balcón y no bajas nunca para que te mojen.

Entonces, si Forsyth llegara a ganar y Jean Ferrari entrara al Congreso, usted apoyaría las políticas de su partido.

Si es a favor del deporte, de todas maneras.

En su hoja de vida no ha declarado sus ingresos y sus bienes. ¿Por qué? 

No tengo bienes.

Sus ingresos tampoco los declaró.

Ingresos sí he declarado desde el 2007 al 2011. Sí declare lo de Universitario. Hasta pagué impuestos, está en la Sunat.

No, en la hoja de vida, digo, no aparecen sus ingresos.

Raro. ¿Sí? Como gerente de la U sí están los ingresos declarados. En 2007 al 2011. Era del 2010, creo. Y después hay de RPP, de diferentes… Y hay lo del 2015 hasta el 2017. Y el 2020 también hay ingresos.

[Nota de edición: En la hoja de vida los candidatos deben declarar los ingresos brutos del año anterior a la postulación. En este caso, del 2019. El documento de Leguía no registra ningún ingreso. En el punto sobre experiencia laboral solamente está indicado el cargo de gerente administrativo de Universitario en 2015 y 2016].

Alberto Beingolea, que también es un candidato ligado al fútbol, en una discusión interna de su partido calificó a César Acuña como un payaso. ¿Qué le responde usted a Beingolea?

Que no es forma de decir las cosas. Acá tienen que trabajar por el Perú. Si se van a estar insultando, ¿qué respeto puede tener la gente de ellos? Yo no voy a hablar mal de Ferrari ni de Forsyth.

¿De Beingolea sí?

No, tampoco. Somos muy amigos. Yo trabajé con él en CMD. Una gran persona. Me extrañó, porque él es una persona muy medida, muy tranquila. A veces la política hace eso, hay que criticar. ¿Qué vas a hacer tú?, la gente quiere saber eso. Sino comienzan los insultos en las redes. A mí no me vas a escuchar [insultar]. En el fútbol, sí, era lo mío. Nos quitaron un punto en la U, tres puntos, no nos dejaron jugar un clásico, tenía que decir de todo porque teníamos la razón. Entonces, [si] no te hacen caso, hacen lo que les da la gana, ahí sí les voy a decir de todo.

En el Congreso, si es que llega a estar ahí, ¿también va a decir de todo?

Claro. No sé cuánto dure, pero va a ser una bonita experiencia.

El candidato del partido por el que postula [Hernando de Soto] tiene un discurso muy marcado sobre la titulación y, por ende, sobre la informalidad. ¿Qué puede hacer usted desde el Congreso por la formalización?

Desde el Legislativo podemos contribuir en hacer nuestra regulación más simple y menos cargada. Tenemos en el Perú un problema de hiperregulación muy grave. Más de medio millón de normas vigentes.

Es una agenda que tenía el expresidente del Congreso Pedro Olaechea, de quien usted fue asesora, ¿correcto?

Así es. Hay muchísimas leyes que han sido derogadas tácitamente por otras, pero siguen vigentes porque una ley tiene que ser derogada expresamente. Por eso, una de mis propuestas es plantear un 2×1 regulatorio: por cada nueva regulación o trámite que se emita, que se haga una revisión de las regulaciones que ya están vigentes, ver cuál ha sido su impacto, si han servido para algo, para nada, y obligarnos a eliminar dos. Tenemos que hacer un esfuerzo por racionalizar la regulación y simplificarla. Eso genera predictibilidad para los peruanos.

¿Me puede dar tres ejemplos de normas que usted eliminaría inmediatamente porque le parecen inútiles?

¿Normas que yo eliminaría inmediatamente? Bueno, creo que muchísimos de los trámites frente al Estado te exigen llevar una copia de tu DNI. ¿Por qué tendrías que llevar una copia de tu DNI si una agencia pública debería tener toda la información ya sistematizada? [Nota de edición: las entidades de la administración pública ya están prohibidas de pedir una copia del DNI desde el 2016. Lo dice expresamente el artículo 5 del DL 1246, firmado por Fernando Zavala]. Luego, cuando ocurrió la tragedia en las Galerías Nicolini, desde el Congreso se sacó una ley que indicaba que las licencias de Defensa Civil ya no iban a ser a plazo indeterminado sino que se tenían que renovar cada dos años. Esa renovación es carísima, cada vez hay nuevos requisitos. Lo que tenemos que hacer ahí es trasladar ese costo al Estado, no al privado. El Estado tiene que cumplir su rol fiscalizador.

Dado que el Estado ineficiente no está en capacidad de darle una fiscalización apropiada y continua a estos locales para que la gente no se incendie viva, ¿no vale la pena que un privado asuma ese costo para evitar tragedias?

El problema es que las Galerías Nicolini ni siquiera eran informales, sino criminales. Ellos no estaban cumpliendo con la ley. Lo que estamos haciendo con regulaciones de ese tipo es castigar a todas las personas que sí cumplen con la ley.

¿Todas las empresas formales cumplen con la ley?

Si uno quiere obtener una licencia de funcionamiento de Defensa Civil, tiene que cumplir con la ley. Las personas que van a sufrir el costo de renovar esta licencia cada dos años son las que cumplen con la ley.

¿No hay privados que incumplen la normativa de Defensa Civil e igual obtienen sus licencias? ¿No hay corrupción en el sector privado?

Por supuesto que sí. Así como hay funcionarios públicos corruptos, también hay empresas y ciudadanos corruptos. Pero no podemos hacer una generalización y que todo el mundo pague el precio de eso. Porque alguien cometió un delito, estamos imponiendo una carga muy costosa encima de todas las personas. No todas incumplen la ley. Y sí, tenemos un Estado muy ineficiente, pero lo que tenemos que hacer es trabajar para hacerlo más eficiente. No resignarnos a que sea ineficiente y que cada vez sea más costoso hacer empresa.

¿Hacer al Estado más eficiente implica hacerlo más chico?

En algunos casos sí. Cuando el Estado es muy grande, tiene muchas dependencias, genera cada vez más regulación y hay más requisitos por cumplir a la hora de tomar una decisión muy simple. Eso lo hemos visto de manera muy clara durante la pandemia. Cosas tan simples como comprar mascarillas han tomado muchísimo tiempo. La vacuna tampoco la hemos comprado a tiempo. Todo eso va en relación al tamaño del Estado y a la cantidad de peajes que el Estado mismo se va creando para poder tomar decisiones.

¿Un Estado que no llega a la gente con servicios completos no es la receta perfecta para la informalidad? 

Exactamente, esa es una de las grandes causas de la informalidad. No solamente se trata de que sea muy costoso ser formal. Muchas veces se cree que ese es el único problema, y no: el problema está, primero, en el costo de la formalidad; pero segundo en que ser formal no nos trae ningún beneficio, porque el Estado no logra darle a los ciudadanos servicios públicos de calidad. En tercer lugar, también hay un tema de desconfianza: la informalidad encuentra también un factor de mucha desconfianza hacia el Estado

¿Y cómo puede dar servicios de calidad a la ciudadanía un Estado más chico, que se sale de los sectores en los que debe proveer esos servicios [por ejemplo, de la salud]? 

Es perfectamente posible tener un Estado más chico, pero mucho más eficiente y que sí logra dar servicios básicos de calidad. Lo importante es que sea eficiente y que dé resultados, más que el tamaño que tenga. Si simplificamos el sistema de compras estatales, por ejemplo, podríamos lograr mucha más eficiencia.

Entiendo que en el eje económico se sitúa a la derecha. ¿Dónde se sitúa en el eje liberal-conservador?

Tengo algunas posturas más liberales, algunas más conservadoras.

¿Está a favor de la legalización del aborto, por lo menos en casos de violación?

Estoy en contra del aborto. Considero que el concebido es una persona. Desde que existe el cuerpo humano, existe una persona. No son categorías separables. En el caso de las violaciones tengo una postura también pro-vida. Al tenerla no quiero decir que las mujeres que han sido violadas no están atravesando por una situación sumamente difícil. No me puedo imaginar lo que debe ser pasar por una situación así, es una tragedia, pero los esfuerzos deberían estar enfocados en atender a estas mujeres desde el Ministerio de la Mujer, darles toda la asistencia psicológica y económica que sea posible. Permitir el aborto en casos de violación implicaría decir que la vida humana solo tiene valor en función a si es deseada o no, y eso para mí es moralmente inadmisible.

¿Si una amiga cercana le dijera que está embarazada, la apoyaría en esa decisión y la acompañaría a abortar?

La verdad es que trataría de convencerla de que no. Yo considero que lo que lleva dentro de su vientre es una persona y no es correcto. Pero si decidiese hacerlo de todas formas, no me pondría en posición de juzgarla ni condenarla. Es una decisión que ella ha tomado y, por más que esté en desacuerdo, no soy nadie para ponerme en una posición de superioridad moral por encima de ella.

¿Y si le dijera que no tiene cómo mantener al futuro hijo?

Sí eso es un problema. Hay muchísimas madres que tienen a sus hijos sin tener los medios para mantenerlos, pero igual logran sacarlos adelante. Desde mi punto de vista, terminar con una vida porque uno piensa que no va a ser buena implica dejar en nuestras manos la decisión de cuál vida vale la pena ser vivida y cuál no. Definitivamente es un dilema bastante complicado, no es que lo quiera pasar por agua tibia. Pero considero que toda vida vale la pena ser vivida.

¿Y qué opina sobre el matrimonio igualitario?

Estoy a favor de la unión civil. Las parejas del mismo sexo enfrentan muchísimas limitaciones legales para sacar adelante su proyecto de vida y la unión civil es la vía más adecuada para solucionar este problema. Es la figura alrededor de la cual hay más consenso.

¿Le parece que el matrimonio es una institución únicamente religiosa?

Es un tema bastante complejo. Inicialmente sí, era una institución religiosa que fue incorporada a la vida civil. Hay personas que señalan que, al ser una institución religiosa, el matrimonio debería ser sacado del Código Civil y que debería haber allí una figura única para todo el mundo. No me opongo a una cosa así.

¿Se considera una persona religiosa?

No soy particularmente religiosa y no practico el catolicismo. He sido criada en una casa católica, creo en dios y trato de vivir mi vida dentro de los valores católicos, pero no me considero una persona particularmente religiosa.

¿Está a favor de la legalización de la marihuana?

Sí, estoy a favor de la legalización de la marihuana para el uso medicinal. Me inclino también por la legalización de la marihuana para uso recreacional. Creo que no hay ningún fundamento lo suficientemente fuerte para permitir que el alcohol y el tabaco, que también son dañinos para la salud, sean legales pero la marihuana no. Si las personas adultas quieren consumirla, deberían estar en la libertad de hacerlo.

¿Fuma o ha fumado marihuana?

Sí la he probado, pero no soy una consumidora de marihuana de toda la vida como Daniel Olivares.

Se acaba de pronunciar en contra de que la Sunat acceda a la información financiera de ciertos individuos con más de S/10 mil en sus cuentas. ¿Por qué?

Porque tenemos derecho al secreto bancario y hay cierta información a la cual el Estado no puede acceder salvo que tenga una orden judicial o alguna comisión investigadora del Congreso así lo ordene. El Estado no puede pasar por encima de derechos que están garantizados por la Constitución para facilitar su tarea de fiscalización. Esa es información que el Estado no tiene por qué conocer y es muy sensible. Este tipo de políticas, por más que son prácticas de la OCDE, no dejan sin efecto nuestra Constitución ni nuestros derechos fundamentales.

¿El secreto bancario no puede ser afectado [sin vulnerar la esfera íntima de la persona, dado que no se accede a detalles de consumo] frente a la necesidad pública de conocer esquemas de lavado de activos o evitar la evasión tributaria? Ocurre con el ITF.

No, yo creo que los derechos fundamentales no pueden ser atropellados para fiscalizar de mejor manera. Mejor dejemos que la Policía entre de manera sistemática a nuestras casas para revisar si nos hemos robado algo porque hay ladrones.

¿Pero hay gradualidad en las medidas, no? Ese ejemplo es extremo y, por ende, distinto. 

Hagamos la analogía: hay ladrones, hay organizaciones criminales, pero eso no justifica que la Policía tenga carta blanca para revisar las casas de todas las personas. Esa es la figura que se está viendo con la Sunat.

Es común en países desarrollados que el ente recaudador pueda acceder a cierta información para evitar delitos tributarios. 

Sí, pero son países que deben tener marcos regulatorios distintos. No creo que en esos países el secreto bancario solo pueda ser levantado por orden judicial. Además, son países donde la mayor parte de la economía es formal y está bancarizada. En el Perú tenemos una incipiente bancarización, solo el 10% de la población paga Impuesto a la Renta. Este tipo de políticas no guardan relación con la realidad nacional.

¿Usted calza en el grupo de personas a las que llegaría la supervisión de la Sunat?

Sí, claro. Pero no es una oposición porque me afecte a mí, sino que todos los peruanos tenemos derecho a la reserva de nuestra información bancaria.

¿Qué opina de las cuotas en política?

Me parece que no tienen mucho impacto en la calidad de nuestros políticos. En política lo que prima es la afinidad ideológica que tiene la ciudadanía con las personas que postulan a algún cargo público. Un Congreso no va a ser mejor o peor por tener más o menos mujeres, ni más o menos hombres. Un político es bueno o malo independientemente del género que tenga.

¿No existe una estructura social que hace que las mujeres tengan más difícil llegar a puestos de representación o de dirección?

Sí, las mujeres definitivamente no participan tanto en política. Sin embargo, no podría decirte si eso se debe a que hay más impedimentos para las mujeres para acceder a la política. Trasladándose al sector privado, las mujeres están cada día más insertadas en el mundo laboral y acceden a cargos directivos. Sí creo que las mujeres enfrentan más dificultades que los hombres, que hay mucho machismo, pero no creo que sea el único factor. También puede haber un tema de inclinaciones o preferencias.

¿Cree que las mujeres, en mayoría, son ‘menos políticas’ que los hombres?

Lo que observo, por lo general, es que hay más hombres interesados en política que mujeres. Eso es un factor que puede influir en que haya menor presencia de mujeres en política. Con eso no quiero decir que no haya un problema de machismo y que no existan más limitaciones para las mujeres. Hay distintos factores que influyen en esta problemática.

¿Y las cuotas para poblaciones originarias?

No, porque somos una [sola] nación. Empezar a crear circunscripciones especiales en función a grupos identitarios tiene como consecuencia dividirnos y eso no es deseable para el país. Creo que nosotros tenemos que considerarnos una nación. Somos todos peruanos y no deberíamos estar creando circunscripciones especiales en función a nuestras diferencias.

¿Somos un país de iguales?

Yo creo que no. En el sentido legal lamentablemente no somos un país de iguales. Tenemos más del 70% de la economía operando en la informalidad. Debemos apuntar a que todos seamos iguales ante la ley, y que todos tengamos cada vez más acceso a oportunidades.

En entrevista con El Comercio dijo que comparte gran parte de las frustraciones de los millones de peruanos que salieron a marchar en noviembre. ¿Pensó en salir a marchar?

Lo que señalé es que comparto muchas de las frustraciones de los jóvenes que salieron a marchar, porque también estoy muy decepcionada de nuestra clase política. Han debilitado nuestras instituciones porque las están entendiendo como meros instrumentos para concentrar poder y no como límites al poder político, que para eso existen. En ese sentido, considero que es legítimo que ellos hayan marchado. Sin embargo, ante la pregunta de si la vacancia de Martín Vizcarra era un golpe de Estado, considero que no. Fue una vacancia inoportuna, pero que estaba dentro del marco constitucional.

¿Hubiera votado a favor, en contra, o en abstención en la última votación de vacancia contra Martín Vizcarra?

La verdad que, viendo todo lo que ocurrió, hubiera votado en contra.

Usted es hijo de un exviceministro de Salud del gobierno de Fujimori, y nieto de un ministro de Salud del gobierno de Alan García. ¿Cuál es el momento en el que la Salud en el Perú termina siendo lo que es hoy: colapsada con y sin pandemia?

En los años noventa entra mucho esta idea del mercado de la salud. Como entró en todo, en educación también. Las clínicas aparecieron de una manera más presente, más grande, con más poder. Eso frenó la posibilidad de ampliar el servicio de salud [pública]. Las clínicas atienden a un sector todavía reducido de la población. El sistema público es muchísimo más grande, pero fue creciendo de manera totalmente desarticulada. En la pandemia, no había un sistema central de información de cuántos casos había, cuánta gente había en los hospitales.

¿Es el ingreso del sector privado a la salud lo que explica la precariedad del sistema público o es que la gestión pública es en sí misma ineficiente?

No comparto la idea de que la gestión pública es en sí misma ineficiente. Se dice mucho sobre lo público: se dice, por ejemplo, que es intrínsecamente corrupto, pero los grandes casos de corrupción en este país están vinculados a empresas privadas. Es probable que la entrada más fuerte de lo privado en salud y educación haya deteriorado lo público, pero no tiene que ser así. Fue que entró en un momento donde ideológicamente se quería reducir lo público. Había un discurso que hablaba del Estado mínimo, de que el Estado no debía meterse en la economía, de que los servicios se tenían que dar desde el sector privado, de que el mercado lo iba a regular todo. Eso fue lo que más daño hizo. El problema no era tanto que entren privados, sino la lógica con la que entraban.

La siguiente pregunta obvia es si usted se atiende en una clínica privada. Pero la voy a hacer bien: ¿podría aceptar que el sector privado de salud tiene una mejor atención, en consulta diaria, que el sector público?

Hay algunas clínicas de primer nivel, pero son carísimas. Si tienes un seguro, y normalmente lo tienes porque estás en una planilla, tendrás una atención que seguramente es mejor que la pública. Pero hay un montón de supuestos detrás: tienes que ser un trabajador formal, tener un buen seguro. Si no, es imposible acceder a las clínicas top. Hay un sector inmenso de la población que queda fuera. Lo que quiere la izquierda es que todo el mundo, tenga o no recursos, pueda acceder a sistemas públicos de calidad. Sistemas públicos quiere decir gratuitos. Yo creo que esto sí se puede.

¿El Estado está en capacidad, en un gobierno de cinco años, de pasar a dar un servicio de salud bueno a toda la población?

Tiene que empezar a hacerlo. Un primer paso es la articulación de todo el sistema de salud. Y también tenemos, entre los temas de fondo, la bajísima recaudación tributaria del Estado. Se dice mucho en el Perú que hay plata, que no es como en los ochentas, pero yo creo que no es tan cierto. El presupuesto público todavía sigue siendo un porcentaje chiquitito del PBI.

¿Cómo se relaciona que seamos un país 70% informal con lo que usted dice? ¿No le parece que no poder resolver el tema de la informalidad es lo que hace más discriminador a un Estado?

Si ves el mapa de dónde está la informalidad y dónde está el Perú discriminado, seguramente van a ser muy similares. Pero también hay mucho de un modelo económico que no genera empleo formal. Hace que la gente se las ingenie, porque no hay industria. Cuando leí el libro de Hernando De Soto, El otro sendero, que es sobre los ochentas, él decía que la informalidad en el Perú estaba alrededor de 54% o 55%, y decía que había que cambiar de modelo económico. De hecho, él fue uno de los promotores del modelo económico de la nueva Constitución. Y ahora, 2021, 70% de informalidad. ¿Quién me explica cómo con más libre mercado hay mucho más informalidad?

Si una bancada de derecha llegase con una sustentación técnica seria sobre cómo reducción de impuestos o un Estado más chico generan menos informalidad, ¿estaría dispuesto a escucharla?

Yo no me creo mucho el tema técnico. Hay un economista sueco, que se llama Gunnar Myrdal, que ganó el Nobel el mismo año que Von Hayek, el 74. El primero era socialdemócrata, padre del Estado de bienestar sueco, y el otro es padre de todas las derechas del mundo. Recibieron el Nobel teniendo posiciones antagónicas. ¿Qué decía Myrdal? Que había un elemento siempre político en la teoría económica. Eso es lo que muchas veces los técnicos no quieren reconocer. ¿Qué pregunta te haces, qué datos miras, cómo los interpretas? Tiene que ver siempre con un sesgo. No creo que te puedan demostrar que “menos Estado, más formalidad?

¿Y menos impuestos, más formalidad?

No lo creo tampoco. Si los países más formales tienen esquemas amplísimos de impuestos.

¿Cómo convencer a un ambulante informal que se formalice, si le tiene que decir que le vas a empezar a cobrar impuestos? ¿Cómo más impuestos lo llevarán a formalizarse?

Es que estamos en un punto en donde no se trata de exigirle cosas, sino facilitarle todo. Facilitarle créditos a la mypes, a las empresas unipersonales. Lo que sí puedo coincidir con la derecha es que tenemos que reducir trámites burocráticos. Hay que hacer las cosas muchísimo más fácil. Y mira ah, siendo de izquierda, coincidiría con la derecha en que en este país debería ser más fácil poner una empresa. Pero una vez que solucionemos ese tema: sí pues, todo el mundo debería pagar impuestos. No puede ser que haya un amplio sector de la población que no pague impuestos.

¿Cuál de sus contendores le parece el más ortodoxo en ese sentido?

Renovación Popular, que me parece que es muy derecha. Hernando De Soto también, aunque vaya aliado con una persona que era cercana al Movadef. Y el fujimorismo, que tuvo mucho de populismo y ahora es más de ultraderecha y conservadurismo. Y no veo a otros. Los otros no se definen tan claramente.

¿Ustedes sí podrían hacer coalición en el Congreso con una bancada eventual del Partido Morado?

En determinados temas. Por ejemplo, en temas de libertades y políticas de reconocimiento, creo que sí.

¿Y en temas económicos, para darle estabilidad económica al gobierno, independientemente de que si alguno lo lidera?

Lo veo un poco difícil, depende mucho de ellos. Ahora, el Partido Morado ha ido variando de posición. Antes decía “no” a la Asamblea Constituyente, “no” a la nueva Constitución, ahora dicen que sí. Yo he escuchado a varios de sus voceros que ellos están ahí para defender el modelo económico. No sé si ese es su motivo de vida todavía.

¿Piensa que Julio Guzmán es una veleta?

Ha tenido varias posiciones que han sido súper ambiguas o no han sido claras. En el tema universitario, patinó. Promoviendo créditos similares a los de Chile, que han sido la base de grandes movilizaciones estudiantiles. Después ha dicho que no, me imagino que por Daniel Mora. Pero en otros temas también ha tenido cambios bien drásticos.

¿Diría que el Partido Morado no tiene sustancia?

Mira, yo diría que con ellos habrá posibilidad de conversar en temas de libertades individuales, pero que tiene que tener propuestas más solidas en temas económicos, reforma del Estado, programas sociales. No los veo ahí. Me parece que tienen más demandas liberales identitarias, que las compartimos, pero deberían ir más allá.

Esta es de diccionario: se le critica a la izquierda siempre tener propuestas muy bienintencionadas, pero cuando se les pregunta de dónde van a sacar el dinero para hacerlo, no saben cómo responder. ¿De dónde diría que vamos a sacar el financiamiento para los programas sociales que le faltan a los morados?

Tenemos que sacar los recursos fundamentalmente de una reforma tributaria. Una reforma tributaria que ponga, por ejemplo, el impuesto extraordinario a la riqueza, algo que se está haciendo en otras partes del mundo, que tenga un sistema de pagos progresivo, los que más tienen pagan más, como pasa en otras partes del mundo, mejorar la política de evasión y elusión tributaria, camino que ya estamos empezando, eliminar exoneraciones que ya no se justifican, y ampliar la base.

Usted presidió la Megacomisión del Congreso que investigó a Alan García. Ese es un tema mucho más grande que lo que permite esta entrevista. ¿Qué hay que hacer con la Comisión de Ética para que no termine abriendo proceso a un congresista por fumar un ‘porro’, con intencionalidad política?

Los informes técnicos deberían ser elaborados por equipos externos. No le puedes quitar al congresista el voto. Pero entra el presidente de la Comisión de Ética con su partido, tiene su gente que elabora los informes y, si eres del partido, te saca un informe favorable. Si eres de la oposición, te saca un informe que te demuele. Eso no puede ser. Tienes que tener un equipo neutral que arme los informes de calificación, y el Congreso tendrá que votar.

En una lectura honesta del escenario político: ¿cree que van a tener mayoría en el Parlamento para impulsar algo como eso?

Espero que sí. Cuando fui congresista, del 2011 al 2016, hubo denuncias contra parlamentarios nuestros al inicio, no habían pasado ni seis meses. Tuvimos tres casos: Omar Chehade, Celia Anicama y Amado Romero. Los tres pasaron por la Comisión de Ética. Yo era miembro. Nosotros votamos por la sanción. Después, no he visto eso. He visto un blindaje brutal.

En la última década, la izquierda ha llevado la bandera anticorrupción y sus representantes terminaron metidos en casos emblemáticos: Susana Villarán y Ollanta Humala. ¿Por qué no ocurriría lo mismo ahora?

Lamentablemente, la corrupción atravesó todo el espectro político. En el caso de Ollanta Humala hay una acusación sobre aportes de campaña que ya debería realizarse. Está de candidato y hasta ahora no lo acusa la fiscalía. El caso de Susana Villarán también fue bastante complicado, porque era un aporte además cuando era autoridad. Incluso Humala podría decir que no era presidente cuando recibió el aporte. En el caso de Susana eso la complica más, por supuesto. Nosotros tenemos que defender nuestras posiciones con nuestra propia trayectoria.

¿Podría reconocer que el nacionalismo es un proyecto corrupto que nace desde la izquierda?

El nacionalismo representó una aspiración de cambio popular para millones de personas. Hoy la acusación más fuerte sobre Ollanta Humala es la del aporte de campaña. No veo, como en el caso del APRA, casos de corrupción por todos lados: colegios emblemáticos, Agua para Todos, los narcoindultos, el Metro de Lima. Una cosa es que otras personas hayan cometido actos de corrupción. Yo me alejé por diferencias políticas, ideológicas, pero no lo vería como una experiencia corrupta de la izquierda. Humala nunca dijo que fuera de izquierda. Decía que representaba a los de abajo, que era un nacionalismo popular.

¿Le parece menor el tema del Gasoducto?

Me parece importantísimo, pero no veo que haya muchos avances. Odebrecht, pese a toda la colaboración que está haciendo en casos de corrupción, sigue sin aceptar que haya dado sobornos a funcionarios.

¿Tiende a pensar, entonces, que en ese caso Ollanta y Nadine Heredia son inocentes?

Solamente les doy el beneficio de la duda, porque sí me llama la atención que Odebrecht no quiera reconocer. Solo han aceptado sobornos privados. PPK paralizó el gasoducto sin haber activado la cláusula anticorrupción. ¿Será un interés monetario tan fuerte que ponen en riesgo toda su colaboración eficaz, o será que no hubo corrupción, y se le pagó solo a privados y no a miembros del gobierno? Yo tengo la duda, más allá de si me gustaría que fueran o no inocentes.

Yehude Simon está de licencia de Juntos por el Perú, como corresponde políticamente en estos casos, pero está acusado por haber recibido presuntos sobornos por Olmos. ¿Por qué no pasaría aquí algo parecido al nacionalismo?

Yehude está separado. Y quien lleva la presidencia desde hace bastante tiempo es Roberto Sánchez. Fue así en el 2020, y esa distancia entre Roberto y Yehude ha aumentado desde entonces. En el 2021, no hay ninguna presencia de Yehude Simon.

¿Entonces Yehude no tiene ningún operador político en el partido?

Hay gente que simpatiza con él, sin dudas. Es un partido que él ha construido. En el Partido Humanista, desde hace muchos años, hubo un liderazgo dual. Roberto Sánchez no es un líder reciente. Ya tenía un liderazgo dentro del partido y por eso asume la presidencia. Yehude tiene que responder a la justicia por las acusaciones que le han hecho.

Inadvertido, como un turista más, pasea en la Catedral de Lima un hombre que en sus documentos personales lleva el apellido más famoso del Perú. Un apellido que carga una historia ineludible, no solo para nosotros; sino para el mundo: la de la conquista del Imperio de los Incas. Pero ese apellido pasa inadvertido, también, como él en este momento en la catedral, a la hora de pagar facturas, me dice: «El apellido no es tan importante, no tiene relevancia. Cuando uno tiene que pagar facturas, nadie te pregunta cómo te llamas».

Hernando de Orellana-Pizarro, el vizconde de Amaya, ha caminado por todos los rincones de este museo religioso y nadie ha notado que es el descendiente de Francisco Pizarro, a pesar de que viste diferente a los demás: un terno azul y una corbata púrpura, el color de la realeza que simboliza poder, lujo y ambición, tal vez palabras que definan a su pariente.

—En su vida, ¿se ha encontrado con más personas que piensan que el apellido Pizarro es malo o con más personas que creen que el apellido Pizarro es bueno? —le pregunté.

—Probablemente los que piensen que es malo no te lo dicen —contesta haciendo un gesto como si quisiera hacer memoria—. Hay quienes quieren ver la historia por la cara negra.

En la Catedral de Lima, hay una capilla entera dedicada al Conquistador, en el lugar se luce el escudo de armas de los Pizarro hecho de mosaicos, así como escenas del acontecimiento que cambió el rumbo del incario, pero la joya más valiosa, aquí, es un cráneo que, según estudios realizados en el 2006, pertenecen a Francisco Pizarro.

A pocos metros, unas bancas de madera vacías invitan a tomar asiento.

—¿Qué conoce acerca de la cara negra de su antepasado?

—Es inevitable decirlo, pero las páginas más negras sobre la historia de la propia España y de los conquistadores las escribimos los propios españoles.

 

Vizconde Hernando de Orellana-Pizarro

—Por ejemplo que Pizarro era un criador de cerdos…

—Eso no es cierto. Francisco Pizarro es el hijo bastardo de un noble trujillano. Y como hijo bastardo, no vivía en la casa del padre; sino en la casa de su madre, y esa familia era modesta, asentada en una región pobre del siglo XVI, una región agrícola. Con lo cual, cerdos cuidaban todos o no cuidaba nadie. Ese relato, se produce como consecuencia de una lucha interna entre los españoles. Una vez que termina la conquista, aparecen dos grandes figuras españolas de la conquista: Hernán Cortés y Francisco Pizarro. Cortés es ilustrado, sabe escribir, sabe defenderse y se rodea de unos grandes cronistas; mientras que Pizarro es analfabeto y no se preocupa de escribir su historia. Entonces, lo que sucede es que comienza una competencia entre los seguidores de Hernán Cortés y de Francisco Pizarro, de tal manera que para ensalzar la figura de Hernán Cortés, lo que se hace es echar mentiras y bajar el nivel humano de Francisco Pizarro. Pero todos sabemos que el imperio más grande de América era el incario, no el azteca.

Vizconde Hernando de Orellana-Pizarro

II

EL TRASTO DE PIZARRO

Primero en el atrio de la catedral, luego en una esquina de la plaza de armas de Lima y finalmente a las orillas del río Rímac. Estos cambios de ubicación de la única estatua que hay de Pizarro en el centro histórico, dan la sensación de que existe un intento de descabalgar al Conquistador de su lugar en la historia. Hernando de Orellana-Pizarro, el número 16 en la descendencia de la hija del marqués, Francisca Pizarro Yupanqui casada con su tío Hernando Pizarro, cree que estos movimientos son decisiones políticas: «No cabe duda. Desde mi punto de vista, los políticos tratan de elaborar un relato que se ajusta a los intereses políticos de cada momento. Es decir: si en un momento alguien tiene un relato histórico en función de sus objetivos políticos que establece que Pizarro es un personaje a quien se le debe descabalgar; pues desarrollad ese relato y actuad en consecuencia. Teniendo paciencia, vendrán otros políticos que piensen en recuperar».

—¿Es injusto?

—No, porque la historia es la historia. Tú puedes cambiar la estatua de sitio, pero no puedes cambiar la historia. Podrás elaborar un relato a tus intereses, pero la historia no la vas a cambiar. Los estudiosos de la historia, los historiadores, no van a pensar que Pizarro es distinto y que la historia es distinta solo porque la estatua está en el centro de la plaza, esté en el atrio del palacio o esté en el parque de La Muralla. Ese, es un problema del peruano, no es un problema de la historia. Es problema del peruano decidir dónde quiere colocar el trasto: Y, ¿con este trasto qué hago?, ¿lo llevo al desván, lo pongo en el salón o dónde lo pongo? Esa decisión la tienen que tomar los peruanos. Los peruanos tienen que saber quiénes son sus héroes y quiénes son sus villanos. Y tienen que colocar a sus héroes en su sitio y a sus villanos en su sitio, donde crean que tienen que colocarlos. Pero, eso no va a cambiar la historia. Y eso, no va a cambiar el apellido Pizarro ni va a cambiar ninguna realidad. Esto también pasa en España. Políticamente, cuando alguien quiere que la gente no se preocupe por lo que se tiene que preocupar, se dedica a desenterrar a Franco. ¿Y ahora, qué hacemos con Franco?, ¿dónde ponemos a Franco?, bueno, pues, ahora dónde ponemos a Pizarro. Yo no me siento ofendido porque además el parque de La Muralla es un parque muy bonito. No me puedo sentir ofendido por eso.

—Pocos conocen que Francisco Pizarro está enterrado en la Catedral de Lima. Tal vez cuando se enteren querrán cambiarlo de lugar.

—Mejor no dar ideas.

III

¿HÉROE O VILLANO?

Un dato que me parece curioso es que por mucho tiempo, hasta el año 1977, los restos humanos de Francisco Pizarro descansaban eternamente en la misma tumba del santo más importante del Perú, el único arzobispo de Lima canonizado, me refiero a Toribio de Mogrovejo. A raíz de esto, me planteo la pregunta de este capítulo. ¿Por qué el hombre villano, “sanguinario” —para el imaginario colectivo—, fue enterrado en una cripta destinada únicamente para altas autoridades eclesiásticas del virreinato y, más aún, en compañía de un santo? Para el vizconde de Amaya esto es un gesto significativo que puede explicarse sencillamente.

—La historia de la humanidad se escribe por conquistas —dice con una mirada atenta a los lujos que decoran la Catedral de Lima y oyendo mis preguntas—. La historia de la humanidad se escribe por la expansión de grupos humanos a costa de otros. No hay ningún episodio en la historia que no haya sido una conquista. Los romanos, los árabes, los franceses, los alemanes, los incas con todas las etnias sometidas, los mochicas con el resto de etnias sometidas. Con lo cual, esto es como dice el Evangelio: «el que esté libre de pecado que tire la primera piedra».

Detrás del lugar en donde estamos sentados, está la entrada a la capilla donde finalmente reposa el cuerpo de Pizarro. Allí dentro, hay unos murales que narran visualmente su desembarco en Tumbes y su encuentro con la cultura del nuevo mundo. Se presenta a un Pizarro valeroso, inteligente y esforzado, como lo han retratado los hispanistas. Pero también, en esta capilla, hay lugar para describir al hombre de carne y hueso. Unas láminas muestran al detalle las heridas que sufrió el día de su asesinato: fracturas en la base del cráneo ocasionadas por penetración de espada y la huella de que Pizarro, en su intento de defenderse de sus atacantes, pierde el ojo izquierdo. Una muerte aciaga que revela el odio de sus detractores, en su mayoría españoles, como antes lo señaló Hernando de Orellana-Pizarro. Una oposición estrictamente motivada por el deseo del poder, que para arrebatárselo confeccionó un relato de opresión contra el mundo andino.

—Hay otra cosa que es ineludible —me dice el heredero de Pizarro—. Que cuando se produce una conquista, cuando se produce una guerra, cuando se produce un conflicto, hay un vencedor y un vencido: el vencedor se lleva la gloria y el vencido lleva en sí la pérdida, el sacrificio y la pérdida. Entonces, lo que no se puede negar es que como consecuencia de la conquista española de América no se produjo esa pérdida, esa pérdida es evidente. Esa pérdida también se produjo cuando los árabes conquistaron España o cuando los romanos conquistaron España o cuando los godos conquistaron España o cuando los franceses invadieron España o cuando Atila conquistó medio mundo. Es algo que tiene que entrar dentro de nuestra historia pero lo que no debe de hacer es oprimirnos.

La famosa entrevista de Pizarro con Atahualpa en Cajamarca también es un episodio que ha dado pie a innumerables rumores. Dicen que el marqués en el fondo no quiso conversar con el Inca y que sólo codició su oro, por eso le tendió una trampa, lo apresó y lo ejecutó, no sin antes recibir un gran rescate.

—Es difícil saber cómo se desarrollaron esos acontecimientos. —dice—. Cuando tú te metes a un imperio, capturas a tu enemigo y liberarlo puede significar que te corte la cabeza entiendo que debe ser complicado. Entiendo que debía haber muchos motivos para no liberar a Atahualpa desde el punto de vista estratégico. Parece que hubo muchos intereses políticos y económicos para que Atahualpa no saliese libre de allí.

—¿Mintió, entonces, Francisco Pizarro? —le pregunté.

—Mentirosos somos todos —me contestó convencido.

Kevin Carbonell Allende, autor de la columna y Hernando de Orellana-Pizarro descendiente de Francisco Pizarro

Kevin Carbonell Allende, autor de la columna y Hernando de Orellana-Pizarro descendiente de Francisco Pizarro

IV

LA MOMIA PIZARRO

Hasta 1977 se creyó que Francisco Pizarro era una momia descubierta a finales del siglo XIX en la cripta de los arzobispos de la Catedral de Lima, eso se creyó hasta el día en que unos obreros, que ayudaban a remover escombros de las catacumbas de la catedral, hallaron por casualidad al verdadero Pizarro. Una caja de plomo contenía la calavera del Conquistador. Y un ataúd, los demás huesos del cuerpo. La primera pista que despertó la polémica, fue la inscripción grabada en el cofre de metal: «Aquí está la cabeza de Don Francisco Pizarro, quien descubrió y conquistó los reinos del Perú y puso en la Real corona de Castilla». Pero, además, un acta fechada en 1661 que certificaba la autenticidad del cráneo. Luego, con las herramientas de la ciencia forense utilizadas por el investigador Raúl Greenwich, se corroboró.

—La certeza de que este personaje es el que nosotros pensamos, es su forma de muerte —Me dice De Orellana-Pizarro observando los vestigios de su antepasado—. Porque todos los españoles, o todos los europeos de su época aquí en el Perú, en el siglo XVI, vivirían más o menos igual. Entonces, su forma de vida, probablemente no nos hubiera permitido identificar quién era; sin embargo su muerte sí nos ha permitido identificar quién era. Con lo cual se desentraña una incertidumbre histórica y hoy sabemos lo que tenemos aquí en esta capilla.

—¿Se siente orgulloso del apellido Pizarro?

—Sí, yo en definitiva me siento orgulloso del apellido Pizarro. ¿Por qué no vamos a estar orgullosos del apellido Pizarro? —me responde con una pregunta y continúa.

—Le preguntaremos a los descendientes de Julio César si se sienten orgullosos de Julio César, a pesar de que Julio César conquistó la Galia —defiende como si se encontrara en un juicio de residencia—. Le preguntaremos a los descendientes de Napoleón si se sienten orgullosos de Napoleón a pesar de que conquistó media Europa o Europa entera. Nuestro antepasados fueron personajes que conformaron el mundo tal y como lo es hoy, y fueron actores principales de la conformación de este mundo. Hicieron una aportación relevante a la construcción de este mundo. El Perú no sería el Perú actual si no hubiese sido por los acontecimientos en los que participó Francisco Pizarro. Antes de los españoles había una realidad, y después de la llegada de los españoles hay otra realidad que no es España. Porque España está allá lejos, y la realidad nueva es la realidad peruana.

Esta vez, la entrevista no terminó como la de Pultumarca, donde alguien terminó ajusticiado.

 

Marco Arana no se define como ‘antiminero’, sino como ‘ecologista popular’. En 2010 fue suspendido por la Iglesia Católica del ejercicio sacerdotal diocesano tras 20 años. Hoy tienta la presidencia con el mismo partido por el que fue congresista hasta el 2019. Es hijo de maestros, segundo de cuatro hermanos, ha sido profesor de secundaria y de posgrado. Un exalumno suyo, Juan Chilón, postula al Congreso con el 1 del Frente Amplio por Cajamarca.

En el escenario de una nueva Constitución, ¿cómo llamaría a su propuesta de modelo económico?

De bien común, del buen vivir. Nosotros queremos poner en debate la sustentabilidad ecológica de la economía, y la economía al servicio de las personas. A diferencia de lo que proponen la actual Constitución y los tecnócratas del capitalismo neoliberal: que la prioridad la tiene el mercado. Para nosotros, la economía está en función de las personas. La principal riqueza del Perú no es un sistema financiero, es su gente. Y, por lo tanto, la inversión en educación y en biodiversidad para la sustentabilidad ecológica son pilares fundamentales.

La izquierda, al igual que la derecha, va fragmentada a esta elección. Usted postula con el Frente Amplio (FA) y Verónika Mendoza con Juntos Por el Perú. ¿Existe una separación definitiva e irreconciliable entre ambos? ¿En una eventual segunda vuelta, en caso pase uno de los dos, se apoyarían?

Esperaríamos que las fuerzas políticas puedan encontrar elementos mínimos que permitan pensar en las grandes transformaciones del país. La necesidad del cambio constitucional, el Estado Pluricultural, la centralidad de los temas ecológicos, la recuperación del derecho a la salud y la educación, sin duda, son temas que no deberían ser percibidos como irreconciliables en una segunda vuelta. Nosotros mismos buscaríamos respaldo político de otras organizaciones sobre la base de unos mínimos que hagan posible el país.

¿Entonces, no existe una separación definitiva con Verónika Mendoza, quien postuló a la presidencia por el FA en el 2016?

Con todas las fuerzas políticas con las que podamos coincidir en la lucha contra la corrupción. No estamos hablando aquí de procesos alrededor de personas, ¿no? Un elemento autocrítico que nosotros tenemos de los procesos que han ocurrido en las izquierdas es su actitud derrotista en las segundas vueltas para apoyar, finalmente, ‘males menores’. [En] el FA, justamente, es una de nuestras diferencias. Estamos buscando un cambio mucho más profundo en democracia.

En el mismo escenario, entonces, ¿qué pasaría si ninguno de los dos pasa a la segunda vuelta? ¿A quién apoyaría el FA y a quién no le daría su respaldo?

Bueno, es una pregunta contrafáctica. Habría que ver qué fuerzas políticas estarían del lado de modificar las principales condiciones de desigualdad que hay en el país, del fortalecimiento a la democracia, de un respaldo a la pequeña y mediana empresa, la agricultura familiar. Para el FA será ciertamente muy difícil optar, como ha ocurrido con muchas de las izquierdas, por los ‘males menores’.

¿Se refiere al escenario del 2016, en el que un sector de la izquierda, incluida Verónika Mendoza, pidió votar por Pedro Pablo Kuczynski?

También con [Ollanta] Humala [en el 2011].

El Congreso ha aprobado que el presupuesto para educación no debe ser menor al 6% del PBI. ¿Considera que esto es correcto? 

Para recuperar el derecho a la educación pública, el referente mínimo es el que aprobó el Acuerdo Nacional hace cerca de 20 años, que era el 6% del PBI. Un país como el Perú, que ha mejorado la cobertura, pero donde la calidad de la educación pública es pésima, lo que necesitamos no solo es ese 6%, que es lo mínimo. Para nosotros, habría que tender hacia el 8% o 9%.

En Salud, el presupuesto tendría que superar el 4%. Pero en este momento la prioridad tiene que estar puesta en todo el tema de agua y saneamiento. Muchas de las enfermedades, para nosotros, siguen siendo infecto-respiratorias y digestivas, por falta de acceso al agua. En la pandemia hemos tenido circunstancias en las que le decían a la gente: “lávese, báñese, cámbiese de ropa”. ¿Con qué agua? Si, solo en Lima, hay más de un millón de personas sin acceso a agua potable. Y en todo el país hay más de ocho millones de personas que se dice que tienen agua potable, pero en realidad tienen agua entubada. Es una cosa distinta.

Marco Arana celebra una de sus últimas misas el 2009, en la Parroquia Cristo Ramos de Porcón, Cajamarca. Esto ocurrió un año antes de ser suspendido de su labor de sacerdote por su actividad política.

¿El programa de gobierno del FA se podría llevar adelante con la actual Constitución o solo con una Nueva Constitución?

Hay medidas estructurales: la Constitución es una pieza fundamental. Pero mientras se da una Asamblea Constituyente, algo que puede demorar un año porque tiene que ser debatida a nivel nacional, hay medidas de corto plazo que se pueden tomar. [Ello] sabiendo que la Constitución neoliberal, privatizadora, desmanteladora del bien público y del Estado es un impedimento. Por ejemplo, ¿qué podría impedir a un nuevo gobierno del FA iniciar una reforma tributaria? Recuerde que allí [en la Constitución] se habla de los contratos que tienen fuerza de ley. Y las grandes empresas acuden a ese artículo del Capítulo Económico de la Constitución para decir: “no nos cambien las reglas”. O sea, ¿ellos sí pueden cambiar sus contratos cuantas veces quieran pero el Estado no?

¿El presidente Francisco Sagasti debería convocar a un referéndum para una Nueva Constitución en abril? 

Claro. Nosotros se lo planteamos a Sagasti. La respuesta fue penosa y, además, ampliamente contradictoria con las cosas que ha hecho. Dijo: “yo soy un gobierno de transición y un cambio constitucional es un tema mayor”. Nuestro comentario fue: “oiga, señor presidente, si gran parte de los problemas tienen que ver con legitimidad, si todas estas marchas no han sido solamente contra Merino y los intereses oscuros de los Luna, los Acuña y los Antauros, convoque. Vaya a la cuestión del fondo y, además, ahórrenos los S/300 millones que dice la ONPE que cuesta un referéndum”. Sin embargo, a las dos o tres semanas siguientes estaba endeudándonos por 100 años en el mercado de capitales y ha autorizado [la adquisición de derechos mineros] a la empresa Nuevo Arcoiris en zona de frontera, en Tambogrande. ¿Para eso sí no es ‘gobierno de transición’?

¿La vacancia presidencial por incapacidad moral debe revisarse?

Creo que debe revisarse en la lógica de mantener el equilibrio y la colaboración de poderes del Estado. Eso me queda claro. Lo que no debería perderse de vista es que hay que constitucionalizar el derecho de un país a vivir libre de corrupción.

¿El cierre del Parlamento, luego de dos denegatorias de confianza, se debe mantener?

Fujimori ha sido el peor ejemplo, digamos, pero Vizcarra convirtió su enfrentamiento con el Congreso en la fuerza de legitimación frente a una ciudadanía que mira al Parlamento con desconfianza. Y lo han querido plantear como golpistas o autogolpistas. No, señor, esto ha sido una [pelea por] poder de cúpulas corruptas en la que los ciudadanos no contaban.

¿Diría que la vacancia de Vizcarra fue constitucional?

Bueno, la vacancia de Vizcarra ha sido tan constitucional como la [presidencia] de Sagasti ha sido constitucional. Es el Congreso, con diferencia de votos, en ambos casos por la presión ciudadana y la crisis política, los que siguieron ese curso. Evidentemente, constitucionalistas hay para todo gusto, ¿no?

¿Llamaría dictador a Merino?

Merino es un accidente del sistema constitucional actual.

¿No lo califica como golpista?

El Congreso no dio un golpe de Estado, siguió una vía constitucional.

Hubo sectores de la izquierda que llamaron golpista a Merino…

Bueno, es que son los sectores vizcarristas y los del mal menor, ¿no? Vizcarra era un mal menor que había asesinado el 8 de agosto. A Merino se le acusa de ser el asesino de dos jóvenes, ¿pero esos sectores acusan a Vizcarra de ser el asesino de tres hermanos kukamas [indígenas que protestaron contra la empresa Petrotal para frenar la contaminación petrolera en Loreto]? Allí se vuelven afónicos, ¿no?

¿O con Sagasti, por las protestas agrarias, con los muertos en La Libertad?

Así es. No pues, es el doble rasero con el que se manejan las cosas.

¿Cuánto debería ser el sueldo mínimo, según usted?

Creemos que el sueldo mínimo debe ser ajustado en función de la canasta familiar. En realidad, debería estar por encima de los S/1.300. Ahora, hay que mirar las consideraciones: a lo mejor se hace de manera diferenciada. Por ejemplo, empresas formalizadas y que tienen cuentas en azul, ¿podrían pagar eso? Sí, sin duda. Pero hay que vincularlo con el tema de la formalización. Luego podríamos encontrar una transición, por ejemplo, para las que califiquen como microempresas y que no pueden pagar eso. ¿Podría el Estado crear un Seguro Universal de Salud y un Seguro de Pensiones Universal, con lo cual se aminora el impacto y la exigencia que tendría una pequeña empresa de pagar el salario mínimo completo?

En el seminario “Nuestra Señora de Guadalupe”, en San Juan de Lurigancho, donde hizo estudios teológicos y filosóficos.

¿Las AFP cómo quedarían? 

Para nosotros las AFP deben desaparecer. Las AFP tienen que ver con la privatización de un derecho fundamental: el derecho de pensión. Nosotros [creemos] que eso debería ser un sistema público nacional universal de pensiones. Consideramos además que debe crearse un banco o el fondo de pensionistas, que eso también supone modificación constitucional.

Si fuera presidente, ¿cómo quedarían los contratos mineros y de construcción? Por ejemplo, con lo que ha pasado en el caso de Odebrecht y Graña y Montero, que pueden seguir contratando con el Estado. 

Es importante que haya seguridad jurídica en eso, de acuerdo. Pero recordemos que una modificación constitucional suponen nuevas reglas. Los contratos que son fruto de la corrupción tienen que ser anulados o revisados profundamente. No puede ocurrir lo que estamos viendo actualmente: empresas que le han robado al Estado o que no pagan impuestos siguen contratando con el Estado. Empresas que están investigadas por lavado de activos, generalmente proveniente del narcotráfico o de la minería ilegal, siguen contratando con el Estado. Hay que reformar la Ley de Contrataciones con el Estado. Eso es fundamental.

En un gobierno suyo, ¿la generación y distribución de energía pasaría al Estado?

En el caso de la luz creo que podríamos mantener fórmulas mixtas. Pero lo que no se puede hacer es mantener las actuales normas que tenemos. Por ejemplo, para favorecer algunos proyectos como Chaglla [en Huánuco] o algunos proyectos de energía limpia como los que Alan [García] promovió en Moquegua, nos crean tarifas que todos los consumidores subvencionamos para que empresas ineficientes sigan funcionando.

¿Nacionalizaría los hidrocarburos?

Nosotros consideramos que tiene que haber una primacía del Estado en el tema de hidrocarburos. Y hay que barrer con la corrupción que hay en Petroperú. Yo presenté una moción para que se investiguen los derrames petroleros que decían que lo hacen los indígenas. De lo que se habla allí es de corrupción en Petroperú.

¿Qué planes tiene para los informales, que son casi el 70% de la economía? 

Lo primero, es que hay que dejarlos de ver como enemigos. Creo que un grave error de la política económica primario exportadora y capitalista neoliberal es que se los ha visto como una amenaza para el crecimiento económico. En principio nosotros creemos que deben tener un conjunto de herramientas financieras, tecnológicas y administrativas para formalizarse de manera diferenciada. ¿Podemos promover efectivamente la competencia de las cajas municipales y de las cooperativas de crédito? Deberíamos fortalecerlas para que haya más competencia, y esas deberían ser herramientas claves en el proceso de acceso al crédito. Por otro lado, tenemos que crear un programa dentro de la Sunat para la formalización. Lo que tenemos ahora es una Sunat que al pequeño lo cierra y al grandazo no le cobra, le tiemblan las rodillas.

Si usted es presidente y se están muriendo de Covid-19 Pedro Pablo Kuczynski [si acaba en la cárcel], Alberto Fujimori, Antauro Humala o Abimael Guzmán, ¿firmaría un indulto humanitario para alguno de ellos en el marco de la actual Constitución?

Correspondiente al estricto sentido de derecho humanitario, cuando hay la calificación de tal, y con transparencia, sin duda. Pero para nosotros esa no debería ser una prerrogativa republicana ni democrática, es una prerrogativa monárquica. Por lo tanto, debería estar en manos de los organismos que tengan que ver con los temas efectivamente de derechos humanos.

¿Está a favor del matrimonio igualitario, de la unión civil o de ninguno de ellos?

Debemos ir a una sociedad más democrática, con igualdad de derechos para todas las personas. En ese sentido, en función de sus creencias, en función de sus ideologías, eso es un tema privado. El Estado tiene que garantizar derecho para todas las personas. Por eso, el tema de la unión civil debiera ser reconocible.

¿Con derecho a adopción [de hijos]?

Creo que ese es un tema debatible en el país, ¿ya?

Los temas debatibles se pueden resolver con referéndum?

Es una posibilidad, pero la otra es con amplio debate público.

¿Está a favor de la legalización del aborto?

No creo que el aborto sea un derecho. No se trata de estar a favor o no del aborto, lo que se trata es estar a favor de la vida humana y del derecho de decidir de las personas. Ya nuestra ley actual, con muchas restricciones y con muchas violaciones de la norma, reconoce el aborto terapéutico en el caso del riesgo de la vida para la mujer o para el feto. ¿El Estado debiera despenalizar el aborto y considerar el derecho? El derecho no es a abortar, el derecho es a decidir.

¿Despenalizar el aborto en todas las edades?

En realidad, hacia eso se tiende, ¿no? Porque es un tema del derecho a decidir, no es el derecho a abortar,

¿Qué hará con la llamada ‘ideología de género’?

No hay ideología de género. Eso es un constructo ideológico para descalificar la necesidad que las sociedades tienen de reconocer la igualdad de derechos a hombres y mujeres. Es fruto de una arremetida ideológica ultraconservadora, en algunos casos, incluso, fascista.

El FA ha sufrido una serie de alejamientos antes de las elecciones internas. Por ejemplo, Rocío Silva Santisteban y Enrique Fernández Chacón. Circularon además comunicados sobre su “derechización”. Humberto Morales ha denunciado autoritarismo al interior de su partido por la suspensión de él y de 54 dirigentes. ¿Qué ha pasado?

Lo que ocurrió es lo que ha pasado en todos los partidos políticos: una lucha intestina por poder político en un contexto preelectoral. Y entonces tuvimos una Comisión Política Nacional cuyo cargo ha vencido. La resolución N° 106 del JNE dice que nuestra su mandato venció en febrero [de 2019] porque elegimos cada tres años sin reelección inmediata. Es falso que haya posibilidades dentro de nuestros estatutos y de nuestra práctica política de dueños de partidos, actitudes autoritarias. No hay cargos de reelección inmediata, no se pueden entronizar. Los compañeros que quisieron entronizarse en los cargos son quienes convocaron a un seudo-Congreso que ha sido desconocido por la ONPE y el JNE.

Después de todo lo que se ha dicho, ¿qué fue lo que realmente pasó para que no haya una candidatura única de la izquierda? Nuevo Perú lanzó la propuesta de que pudieran ir juntos. 

Nosotros planteamos que la unidad tenía que ser programática. Es distinto que sea una unidad pragmática, conceptual. Planteamos que esa unidad tenga unos referentes fundamentales. No íbamos a hacer una unidad que justificara actitudes políticas contrarias a las propias propuestas programáticas; ejemplo, la lucha contra la corrupción. ¿Con quién se alió un sector de la izquierda? Con un liderazgo político sentenciado por corrupción, ¿no? [Arana se refiere a Vladimir Cerrón, quien estuvo por aliarse con el Nuevo Perú] Nosotros no vamos a cruzar esa línea.

¿Qué responde a ese calificativo de “antiminero” que le han puesto sus detractores?

Han necesitado construir un tipo de discurso para descalificar. Te podría leer un documento del año 1994, junio si no me equivoco, cuando anuncian la llegada de Yanacocha a Cajamarca, y yo escribo diciendo: “Si la minería respeta el medio ambiente, si la minería genera trabajo local, si pagan sus tributos, la oportunidad perdida que tuvimos hace 500 años de que mataron una cultura, generaron un genocidio y establecieron un sistema colonial por el oro, la historia de Cajamarca puede ser revertida”. ¿Qué hay allí de antiminero? Más bien, yo lo veo de lejos y digo: “qué ingenuo que fui”. Yo no me defino como antiminero, me defino como un ‘ecologista popular’.

¿Qué opinión le merece que Keiko Fujimori y Ollanta Humala puedan presentarse, en estas elecciones, pese a estar investigados por el caso Odebrecht?

Creo que hay una lamentable responsabilidad del Ministerio Público y del Poder Judicial en todos estos casos. Edgar Alarcón fue destituido en el 2017 y, [con] una Fiscalía que demora más de tres años en investigar por corrupción, pudo llegar [al Congreso] en el 2020. Y en el caso de Keiko Fujimori no han iniciado la acción judicial y más bien llama la atención la celeridad con la que han actuado en algunos casos, como alcaldes o de algún gobernador regional.

Tiene 63 años. Hace 35 ejerce la medicina. Es internista y reumatólogo. Alquila un consultorio en la Clínica San Felipe, pero asegura que no es empleado de esa compañía y que el modelo de salud privada puede llegar a ser “completamente deleznable”. Recuerda que la salud “avanzaba progresivamente hacia la gratuidad” con la Constitución del 79. Y se adelanta a los detractores: “seguro nos van a decir comunistas”.

Pero además de postular al Congreso, Carlos Glave ha sido voluntario en los ensayos de la vacuna de Sinopharm en el Perú. “Los mismos que decían por qué no se compra, ahora dicen que por qué se compró”, responde a quienes cuestionan que el gobierno haya optado por la opción china.

¿Qué tipo de resultados reportará Sinopharm sobre los ensayos de su vacuna en Perú (fase 3)?

Primero, cuántos se infectaron [y desarrollaron la Covid 19] en un grupo y en el otro. Por ejemplo, si de los 12.000 voluntarios se infectaron 200, se verá si son del ‘grupo placebo’ [sin acción curativa] o del grupo de la sustancia activa. De repente, por ejemplo, son 198 del ‘grupo placebo’ y dos de la sustancia activa. Ahí se ve la eficacia que tiene la vacuna. Aparte, también se sabrá cuántos hicieron anticuerpos. Podría ser que en el ‘grupo placebo’ diez generaron anticuerpos y en el otro grupo, 7.900 de los 8.000. Esos son los outcomes, endpoints o puntos finales de la investigación. El asunto es saber cuánto te protege la vacuna de hacer la infección, y cuánto te ayuda a producir los anticuerpos.

Se argumenta que la vacuna de Pfizer era más eficaz y barata. ¿Cómo evalúa la compra a Sinopharm y AstraZeneca? 

Eso es claramente un problema político. Los mismos que decían por qué no se compra, ahora dicen que por qué se compró. Yo no soy gobiernista, creo que el gobierno tiene muchos errores. Mi posición es que deben cambiar muchas cosas del rumbo en el que está ahora el gobierno. Pero recuerda que la vacuna de Pfizer tenía muchas desventajas: necesitaba congelamiento a -70 grados. O sea, ese es un problema logístico mucho más grande. Punto uno. Punto dos: había cláusulas, según se informó, por las que el Estado asumía los efectos adversos severos.

El tercer problema es la producción de Pfizer ahora mismo. Por ejemplo, muchos dicen: nos ganaron los chilenos. El compromiso que tiene Pfizer con Chile y los Estados Unidos, muy probablemente, no lo va a poder cumplir en lo inmediato. Los chilenos todavía no han recibido la cantidad de dosis prometidas para el primer trimestre. Esto porque la vacuna de Pfizer es una vacuna innovadora, con ARN mensajero y está teniendo problemas de producción. El tipo de vacuna de Sinopharm ya tiene tiempo, [trabaja] con un virus inactivo. Es la vacuna característica, típica, que ya tiene una experiencia mundial.

¿Y en cuanto al precio? 

Sobre el problema del precio, sí, la de Sinopharm era más cara y la otra era más barata. Pero también tenemos un contrato con Covax Facility. Es una alianza internacional que, a través de la OMS, va a facilitar la administración de las vacunas. Eso ya se firmó. Entonces, hay tres rutas principales: la de las empresas, principalmente occidentales; la de Covax Facility y la de las negociaciones con los gobiernos. Ahí está lo importante con Sinopharm. Nosotros hemos participado en estudios clínicos junto con la Universidad de San Marcos y la Cayetano. Eso ha sido bueno y ha facilitado las negociaciones.

También hay mucho interés de grupos anti vacunas, súper conservadores, que tratan de meter lío y quieren que le vaya mal al gobierno. Creo que [la compra] es una buena noticia dentro de todo lo malo de la pandemia. No se trata de tener una sola vacuna, hay que tener todas las vacunas posibles. Si después se pueden arreglar los temas con Pfizer, también. Todas van a ser importantes, sobre todo en esta situación.

Sobre las medidas del Ejecutivo frente a la pandemia, ¿qué mejoras sugeriría?

El Ministerio de Salud ha tenido errores graves. Sigue habiendo muy mala información en la gente. Para controlar la pandemia lo que tenemos que hacer es: más pruebas y detección de casos, rastreo de los contactos y aislamiento de las personas. Acaba de salir una alerta sanitaria del Ministerio que plantea eso. Esa es la estrategia. La estrategia no es decir: “Vayan temprano para que no se compliquen”; sino dar información a la población sobre cómo parar el contagio.

¿Alguna medida concreta?

Se puede tener equipos de rastreadores con la participación de la comunidad. Por ejemplo, quienes toman la temperatura antes de entrar a los establecimientos, hoy lo que hacen solo es no dejar entrar al que la tiene alta, este se va a su casa y sigue diseminando el virus que posiblemente tiene. En otros países con gran atención primaria, aíslan a los que tienen el virus y rastrean sus contactos. Por ejemplo, en Nueva Zelanda, donde casi todo se hace con el DNI. Si entraste al banco, a un restorán y a hacer compras; queda registrado quiénes entraron después de ti. Con eso los aíslas para parar el contagio. ¿Acá qué pasa? Lo devuelven a su casa o la persona se va corriendo para que le hagan pruebas, le están haciendo tomografías al tercer día, le dicen que está teniendo una neumonía, le recetan prednisona y lo complican. No hay una rectoría, no hay pasos claros del Ministerio de Salud para parar la pandemia.

¿Cómo hacerlo viable en cuanto a presupuesto?

El presupuesto es menor, es simplemente la organización de la gente. En lugar de comprar ivermectina o que los médicos comiencen a hacer tomografías rápidamente, porque la gente tiene la idea de que se va a morir, hay que comprar oxímetros para repartir a toda la población. A la gente hay que decirle: aíslate para que no contagies. Si tienes factores de riesgo o si duras más de seis o siete días con síntomas y tu saturación baja de 94, vas a recibir oxígeno. Pero si van al tercer día a recibir oxígeno, se saturan los centros, contagian a más personas y aumenta la mortalidad.

Desde su labor legislativa, ¿cuáles serían los cambios o medidas que impulsaría? 

La especulación en el Perú había salido del Código Penal. O sea, no era delito, en función del libre mercado [fue restituido por el Congreso en agosto, para casos de emergencia, conmoción o calamidad pública]. El acaparamiento sí era delito, pero la especulación no. ¿Cómo afectó esto en la pandemia? Los oxímetros de los que estábamos hablando, que son parte del equipo de todo médico de consultorio, costaban antes de la pandemia S/70. Llegaron a costar S/500 o S/600 en el pico de la ola inicial. La gente que tenía el oxímetro lo tenía guardado y decía: bueno, va a subir, lo guardo hasta que suba. También hay que fiscalizar, por ejemplo, la implementación de plantas de oxígeno. En el parlamento tiene que haber fiscalización y representación de los médicos.

¿Qué acciones cree que se deben tomar en cuanto a los médicos?

Tenemos una mortalidad en médicos que es una de las más altas de Latinoamérica. Tenemos pocos equipos de protección. No tenemos un criterio de apoyo a los médicos. Salen a decir que hay un grupo de médicos que se han ido de lo público a lo privado, sacándole la vuelta [a la norma]. Puede haber algunos cuantos, algunos sinvergüenzas, y hay que sancionarlos, pero la gran mayoría de los médicos está dejando la piel en los hospitales.

Tengo la experiencia de una amiga que ha trabajado en las unidades de cuidados intensivos [UCI] en un hospital, no voy a decir cuál, y que su madre ha tenido Covid y no pudo conseguir cama hace dos semanas. Tres días después consiguió una cama UCI en otro hospital, el Dos de Mayo, y murió. Llegó tarde. La estrategia debe ser cuidar a nuestros profesionales que están ahí, darle todas las facilidades.

¿Evaluó el precedente de la alianza de Verónika Mendoza con Vladimir Cerrón para plantear su candidatura al Congreso por Juntos por el Perú?

Estuve en contra, creo que estuvo mal, pero era necesario participar y no se tenía inscripción. Al final no se efectuó. Era muy necesario participar en las elecciones, lamentablemente no se pasó la valla. Pero mira los resultados. Hubiera sido necesario que entremos al Congreso para justamente ser una de las fuerzas que tratase de evitar todas las tropelías que se han hecho en este Congreso.

Juntos por el Perú propone un Sistema Integral de Salud, que elimine los fraccionamientos actuales. ¿Cómo lo ejecutarían? 

Debe haber un solo sistema de salud: una sola rectoría. Se puede financiar por el gasto, como sucede en Estados Unidos, puede ser también por solidaridad como funciona el Seguro Social, y puede ser también por impuestos, que es lo que nosotros estamos planteando. Seguro allí nos van a decir comunistas, socialistas.

La salud, con la Constitución del 93, se plantea como un derecho que no está entre los fundamentales. La Constitución dice que nosotros garantizamos “el libre acceso”. Y además: promoviendo la inversión privada y público-privada. Ese modelo económico que implica que la salud es una mercancía tiene que cambiar. Eso es un proceso. Si gana Verónika Mendoza o si nosotros llegamos al Parlamento, no cambiará al día siguiente. Así cambie la Constitución, eso no va a cambiar de un día para el otro, pero se puede sentar las bases para avanzar.

¿Apostaría por hacer ese cambio en la Constitución?

Claro, pero el cambio sería incluso volviendo a la Constitución del 79. Allí la salud estaba en el título de Derechos fundamentales. Entender la salud como un derecho fundamental no es una cosa socialista ni utópica. La salud era un derecho y avanzaba progresivamente hacia la gratuidad en la Constitución del 79.

Siendo tan corta la parte formal de nuestra economía, ¿cómo sería posible financiar el Sistema Integral de Salud que proponen a través de impuestos?

Nuestra propuesta no es que, si llegamos al gobierno, tendremos todo esto listo al día siguiente. Toma años. En Reino Unido, Costa Rica, etc., tomó muchos años hacer un sistema único de salud financiado por impuestos. No es por decreto que se cambian las cosas. Lo inicial es que tiene que haber una unificación, que no trabaje por su lado el Ministerio de Salud, el Seguro Social, las sanidades de las fuerzas armadas y policiales, los seguros privados, las clínicas. Tiene que haber una rectoría.

Usted trabaja en la Clínica San Felipe. En agosto un reportaje publicado en IDL-Reporteros evidenció que diferentes clínicas colocan precios de medicinas basándose en valores inflados por los proveedores que aparecen en la revista Kairos. ¿Qué opinión tiene de esa práctica?

Yo no trabajo para la clínica San Felipe, alquilo un consultorio en las torres de consultorio de la clínica. Tengo una opinión sobre el trabajo en las clínicas que no es positiva. Definitivamente, los costos en las farmacias de las clínicas son una cosa abusiva. Son diez veces, y creo que me quedo corto, respecto a lo que se cobra en la farmacia de enfrente. Eso está mal. Y también creo que no puede haber propiedad [vertical] de clínica, aseguramiento, farmacia.

Es otra de las razones por las cuales creo que debemos cambiar mucho nuestro sistema de salud, y tiene que haber una rectoría y una dirección. La actividad privada tiene que ser una actividad suplementaria a la actividad pública. No tengo ningún problema en decir eso. Yo no trabajo para la clínica, trabajo en un consultorio. No soy parte de eso que es muy abusivo y es completamente deleznable, más aún en tiempos de pandemia.

Sobre la relación de propiedad vertical entre clínicas y aseguradoras, ¿tiene alguna crítica concreta?

Al inicio [de mi carrera] entré a la práctica privada. Por ese tiempo empezaron las aseguradoras. Los dueños de las clínicas, los de la plata, comenzaban a pedir que movilices al paciente [que generes exámenes, procedimientos médicos innecesarios]. Tú [como médico] te negabas. Entonces la aseguradora le dijo a la clínica: yo te voy a pagar todo, cuídame el dinero, pero estemos en alianza. ¡Ahora ya no solamente es alianza, sino que las mismas aseguradoras son dueñas de la clínica, de la aseguradora, de la farmacia! Tienen todo el negocio completo. Comienzan a ver de dónde es que sacan más plata porque ese es el objetivo. El objetivo no es la atención a la salud, es sacar más plata.

El que asegura, el que da el servicio, el que hace los análisis de laboratorio, el que vende los medicamentos, todos son del mismo dueño. Ahí la meta es ahorrar plata en los gastos y sacarle plata al que paga que es el paciente. El perjudicado es el paciente. El médico tiene que estar en ese sistema viendo cómo maneja el asunto, y no viendo lo principal que es la atención de la salud. Se distorsiona totalmente la atención en salud.

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