Los narradores no se hacen esperar y contribuyen con testimonios y estudios sobre Vallejo, como es el caso de Jorge Díaz Herrera y Eduardo González Viaña. Asimismo, poetas trujillanos como Bethoven Medina ponen su conocimiento cercano del medio liberteño al servicio de la mejor comprensión de la poesía de Vallejo. El jueves 13, por ejemplo, ofreció una excelente presentación sobre el papel de la naturaleza local en la configuración de Trilce.
Tengo entendido que luego los participantes del Encuentro trujillano se trasladan a Santiago de Chuco para rendirle homenaje al poeta en su lugar natal. Sin duda será otra fiesta de poesía y peruanidad, acompañados por los poetas del Asociación Cultural La Huaca es Poesía y de la iniciativa «Capulí, Vallejo y su Tierra», dirigida por el poeta Danilo Sánchez Lihón y la crítica Mara García.
Mis fuentes me informan también que la destacada vallejóloga Gladys Flores Heredia está por convocar un gran congreso en julio de este año por el centenario de las primeras obras narrativas de Vallejo.
Y así, seguro que durante el resto de este 2023 seguirán las manifestaciones de cariño y admiración por quien representa al Perú mejor que nadie y nos seguirá recordando que, pese a la lacra de sus políticos y algunas gentes, tenemos mucho de qué estar orgullosos.
Desde aquí, como expresó el vate en su exilio, solo he querido decir «mi trémulo, patriótico peinado».
Que sigan las celebraciones. Honrar a nuestros poetas es honrarnos como peruanos.
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