Como crítica literaria siempre busco el talento, la innovación, la conexión que se produce en las obras, pero, por supuesto, y además, la visión del autor o autora. La mayoría de las veces, como en cualquier campo, encontramos esporádicas manifestaciones de algunas voces, pero la constancia, la consistencia, la calidad se da a partir de crear una continuidad. Así, los autores se perpetúan, pero no todos recorren ese largo camino. Solo algunos son protagonistas de una trayectoria visible, ya que su misión a lo largo de sus escritos ha sido derribar y cuestionar constantemente presupuestos establecidos. En este caso, como lectores, cada vez que nos enfrentamos a un texto, lo disfrutamos al considerarlo una manifestación de una época. Lo grandioso es cuando la obra se vuelve atemporal y sigue ofreciendo nuevas interpretaciones; tal es el caso de Ribeyro.
Con esta reflexión sobre cómo se perpetúan los escritores empezará un taller de lectura que organiza amablemente Petroperú y tendré el gusto de dictar todos los lunes de marzo. Cada reunión será de 4 a 6 pm y conversaremos sobre la obra cuentística de uno de nuestros mejores narradores, Julio Ramón Ribeyro (1929-1994).
El taller consta de cuatro fechas, buscando que los participantes desarrollen una actitud curiosa y apasionada hacia la lectura. Compartiremos técnicas y estrategias para hacer más activa la participación del lector. En la fecha inicial conversaremos sobre el contexto histórico, político y social que sirve a la Generación 50, a la cual Ribeyro pertenece. En la segunda fecha, estudiaremos algunos de los cuentos de la emblemática colección Los gallinazos sin plumas (1955) y de Cuentos de circunstancias (1958). Discutiremos temas como la explosión demográfica, el inicio de una urbanidad moderna, la pobreza y el trabajo infantil, entre otros. En la tercera fecha examinaremos diversos temas de actualidad, especialmente los que presentan casos de violencia racista y clasista, como por ejemplo en libro como Las botellas y los hombres (1964), específicamente en el cuento “La piel de un indio no cuesta cara”. Asimismo, leeremos Tres historias sublevantes (1964), dedicándonos en rigor al cuento “Fénix”. Finalmente, presentaremos los mejores cuentos de La palabra del mudo (1972, 1977, 1992) según la opinión de los participantes y luego se tendrá que hacer un análisis de uno de los cuentos de Ribeyro y expresar la temática y las innovaciones en la obra de Ribeyro por las cuáles se piensa que tiene el escritor bien ganada la perpetuidad.
Este auto-publicherry busca resaltar la figura del «Flaco» en un contexto como el actual, en que la violencia ha vuelto a surgir en la vida cotidiana de los peruanos y peruanas. Para los que no se acuerdan, la violencia represiva del estado ha existido en mayor o menor intensidad desde siempre, pero una y otra vez constituye la triste constatación de que la legitimidad de los grupos dominantes (los que detentan el poder del estado) al final se manifiesta elocuentemente solo a través de la boca de los fusiles. Es decir, la violencia que Ribeyro supo ver en periodos relativamente más calmados, se actualiza cuando el estado criollo tiene que imponer su «orden» contra las masas indígenas y de provincia.
Más allá de la visión clasemediera que se puede encontrar en muchas de sus ficciones, Ribeyro deja ver las profundas contradicciones de la sociedad peruana en su conjunto. Por eso lo valoro y por eso me gusta trabajar con la maestría de sus narraciones.
Los invito a mi taller a partir del lunes 6 de marzo.
