Todas las grandes ciudades están compuestas por micro cosmovisiones y grupos con sentido de pertenencia hacia ellas. Hay cientos de planos en el mundo urbano y muchos de ellos cuentan con particularidades que llaman la atención. En esta enorme plataforma de cemento, Lima, se alberga un sinfín de nichos, gremios y comunidades con pactos y contratos sin papeleo, pero tal vez más potentes que la legalidad. Evidentemente, algunos son de niveles conservadores sectarios. La idea es que hay de todo. Los skaters le dieron uso al cemento de Lima y se creó todo un concepto y estereotipo del mundo alrededor de ellos. Yo siempre lo vi como un anarquismo sobre ruedas. Se les asocia con el punk y con un límite bastante flexible hacia la ley. No sé por qué, pero eso es de mi agrado.

Toda mi generación creció viendo a Tony Hawk y su imagen impecable. El creador del truco 900 grados en rampa se volvió una leyenda del deporte, de esos que lo conocen hasta las abuelas y gente que no está al tanto de esa práctica. Esporádicamente aparecen estos personajes. Nosotros crecimos jugando TONY HAWK PRO SKATER, uno y dos. El boom era tan grande que esos videojuegos son considerados joyas de las consolas. Nos juntábamos entre varios amigos y pasábamos toda la tarde y noche pegados al televisor, divirtiéndonos con el juego de skate del Playstation 1

El ahora deporte olímpico, donde Ángelo Caro representó al Perú y quedó quinto puesto del mundo, comenzó a verse por las calles limeñas desde los 70s, las tablas tenían otra forma y se practicaba básicamente en rampas. Es después que la modalidad STREET, callejera, fue ganándole terreno al VERT, rampa.  Lo que antes eran juguetes de niño se volvieron la herramienta de rebeldía más significativa para este grupo disidente. Los que se deslizan entre las rutas que adoptaron el slogan mundial de SKATE OR DIE, patineta o muerte; eso nos ayuda a entender el estilo. Para conocer la historia de este deporte recomiendo la estupenda película Lords ofDogtown que cuenta con actuaciones, elenco y banda sonora precisa y de alta calidad.

De chico me aventuré a aprender a montar, primero con amigos y luego en el Skatepark de Miraflores que estuvo en riesgo de ser clausurado absurdamente hace unas semanas. Tonterías de la alcaldía de Miraflores. Otro lugar miraflorino donde se desarrolla esta sociedad suburbana es en Larcomar, tiene lugares para montar y lo usan como punto de encuentro. De chico me asustaba un poco ya que ves de todo. Drogas, gente excéntrica, alcohol y una hermandad bastante conmovedora, llega a ser tierna, ahora que lo veo en retrospectiva. Diría que la peligrosidad es solo cuestión del prejuicio sobre la moda que utilizan: loca, llamativa, ruda y atractiva. De algo que estoy seguro es que gente rechazada por su rareza, género y etnia se siente cómodo en este lugar. Dentro de sus reglas no escritas se encuentra la inclusión.

Regresando a mi experiencia, era pésimo. Podía trasladarme en la tabla con tranquilidad, pero saltar gradas me daba pánico y los trucos que intentaba siempre terminaban en caídas. Recuerden que es sobre cemento. Mi corta vida de skater terminó cuando intentando hacer una pirueta sobre una grada me fracturé el pie. Tresmeses con yeso. Gané amigos duraderos que pertenecen a este ambiente con los cuales hablaré.

Me reuní con Renato Silva, Gino Schettini y Salvador Canales: el Bomber Maniac y el Full Loco son sus apodos respectivamente; Gino es solo Gino. Me cuentan entre cervezas que en la calle los llaman por sus apodos como si hubieran sido bautizados por esta comunidad underground. Son destacados ejemplares del deporte y conocen ese mundo a profundidad, ya que montan desde la adolescencia temprana.

Apenas entraron a mi casa me di cuenta de su calidad como personas solo por cómo trataron a mis perros, parecían volverse niños junto a los canes y uno de ellos es un pitbull de 55 kilos. Me generó gracia verlos jugar con los animales. De un momento a otro alguien prendió un troncho de marihuana y comenzó a rotar. Comenzamos a hablar sobre quien era goofy y quien regular, el primero significa que montas con el pie derecho adelante y el segundo, al revés.

Francisco Tafur

Nos abrimos otra ronda cervezas, prendimos unos cigarros y les pregunté sobre qué sentían al montar, cuando ya estaban subidos sobre las 4 ruedas.

Personalmente es como una especie de desfogue, te olvidas totalmente de todo, como si entraras a otro mundo. comenta Bomber, quien era el único que tomaba agua.

Gino respondió algo similar, pero referido a los trucos. Para explicar, en la modalidad de skate callejero: encuentran un lugar, sean gradas o tubos e intentan un truco sobre eso. Los intentos pueden durar días o semanas. Salvador hizo referencia al estado de ánimo, mencionó, luego de unos sorbos de chela, que si no se encuentra en un buen estado anímico afecta su desempeño. Todos coincidieron que cuando los trucos salen se siente éxtasis, una sensación de euforia excesiva.

¿Qué opinan de la asociación del deporte con el malvivir, drogas y malas juntas? pregunté antes que me llegue la antorcha que habían armado

Lamentablemente, se asocia a la industria con eso y no es gratuito. De hecho, ha ido empeorando. Antes ibas a Larcomar y aprendías de los mayores. Ahora aprovechan de que el skating es cool y puedes llegar a ver a gente drogándose o chupando frente a niños. En realidad, no me opongo a que se pueda tomar en espacios públicos, pero una de las peores cosas es que no limpian y eso genera una mala imagen. Fuman con la pana y alimentan ese prejuicio. Nosotros lo vemos como diversión o un momento de paz, pero hay otros que lo ven simplemente como un accesorio para llamar la atención y desmedirse,respondió Salvador o el Full, que ya iba por el cuarto cigarro. De tabaco vale añadir.

Francisco TafurFoto: Francisco Chavez

Yo ya un poco movido por las cervezas quería entrar en temas más incendiarios: ¿Cómo es la relación con los policías o autoridad?

Es picante, de vez en cuando se ven enfrentamientos. En pandemia fue peor. No solo porque no podíamos salir a montar sino porque la autoridad se ponía más dura, una vez que permitieron ciertas actividades. Yo vivo por la FAP y me daba miedo ir a montar por los militares. Hay situaciones en las que el serenazgo o policía se acercan pedantes y de mala gana y se genera conflicto. Pero no es el caso de todos los policías. Te ven raro y te tratan diferente según como te ves. A mi antes me trataban feo y ahora que me auspician tengo nuevas zapatillas y nueva ropa, no me dicen nada. Como es un deporte que no discrimina clase social ni nada, me molesta esa actitud. Puede entrar quien le dé la chucha gana. Entonces sí se ve discriminación de parte de la autoridad. Igual existe una especie de pacto no legal que normalmente se respeta. Pero me sigue pareciendo injusto -resalta Renato, que se mantuvo riendo toda la conversación.

¿Qué hay del deporte femenino?

En el mundo está aumentando y cada vez se ve a más chicas y niñas montando, pero hay una percepción de estancamiento. Pero en general el terreno está mucho más lleno de distintos géneros que antes y eso es bueno.  Otro aspecto positivo es que los skaters antiguos suelen ser amigables y apoyan a los menores, incluso los cuidan agrega Gino.

La conversación derivó en que es importante diferenciar entre el deporte olímpico y el Street. Es totalmente distinto. Angelo Caro ya es considerado leyenda por su posición mundial y por quedar 5to puesto en las olimpiadas de Tokyo. En el skating olímpico se estandarizan los trucos para darle un puntaje, en la calle simplemente haces lo que te provoca y puedes, no hay reglas y eso es el principal atractivo de esta modalidad.

Es una cultura de rebeldía definitivamente, somos un grupo que se unió por no pertenecer al sistema. No tenemos una posición política predominante. Hay de todo y no importa tu postura política. Al no haber reglas, el ambiente se suele envolver en un clima antisistema, eso es definitivo- Yo sonreía hacia adentro ante esas palabras porque me dan gusto estas anti-doctrinas

Francisco Tafur

Después de esta larga y divertida charla sobre skate y más, me quedo con esto que Salvador, Gino y Renato, que es auspiciado por Volcom y Nike, me compartieron: es un deporte peligroso, cuando te toca, te toca, puedes tirarte 17 gradas y no te pasa nada. A un amigo se le rompió el brazo y la costilla solo por atracarse con una piedrita. Pero eso también es parte de, sabemos en lo que nos metemos. Nuestra necesidad de botar la rabia y alimentar la furia con este deporte vale cualquier accidente. Es cuestión de dominar a La Bestia. Todos la tenemos dentro y es de doble filo, pero cuando la dominas entras en un estado de Flow en el que todo sale bien. Parafraseo lo que dijeron entre todos.

Al día siguiente, pasé por el skatepark y me quedéviendo un rato. Había niñas y niños aprendiendo, adolescentes rebeldes, adultos con mala pinta y uno que otro padre viendo a sus hijos. Fue encantador y creo que es un deporte que merece recibir más la atención, después de todo somos un país con talento femenino y masculino.  Una vez más me sumergí en una dimensión suburbana que te llena de mundo.

Llevo más de un año escribiendo crónicas semanales y me ha enfermado de curiosidad. No sé si le pase a los demás que relatan sobre momentos y vivencias, pero sueño con acontecimientos del pasado. Una tentación platónica porque a pesar de ser experiencias antiguas, incluso, recuerdos que no presencie, y estos están difuminados. Sin embargo, existe un hambre de expresarlas sobre el papel. Me cuesta elaborar un texto abarcador de algo que no fue vivido para escribirlo. Imagino que la experiencia cambia si tienes el objetivo de describirla. Tengo una lista enorme, pero comentaré las más aproximadas y en las que hubiera gozado soltar la pluma sobre ellas. También, me arrimaré en el tiempo, de lo contrario escribiría sobre los viajes de Marco Polo o de recorrer el Tahuantinsuyo en su máximo esplendor.

Ronaldo Luis Nazario De Lima. El mejor goleador de la historia, en un Brasil y Real Madrid que hacía temblar a quien se le opusiese, llegaba a Lima por una entrevista que le iba a hacer Magaly Medina en su show. Todas sus camisetas, los famosos chimpunes Mercurial que usaba, por la que surgió la marca R9, revistas y posters; lo tenía todo. Era mi ídolo y sigue siendo mi favorito. Fue un boom en Lima, todo el mundo estaba al tanto de su llegada. Mi padre consiguió unos pases para poder tomarnos fotos con él donde se hospedaba. 

Fue uno de los mejores días que he tenido. Hicimos una cola enorme junto a otros niños hasta que llegamos a él. Mis ojos brillaban. Me sorprendió su altura, era imponente. Nos acercamos con la camiseta 9 de Brasil, coge mi hombro y nos toman la foto. Tímidamente, le pedí que me firme la camiseta. Apoyo su cabeza en mi espalda y la firmó. La felicidad me duró semanas, la frente del fenómeno, como se le conoce, había tocado mi espalda. Enmarcamos la foto junto con la camiseta, cuando la vi me llevé una horrible decepción de mi infancia. Un niño de otra familia se había unido a nuestra foto. No sabía ni quién era. Mi foto con Ronaldo fracasó. Eso no fue la peor, la busqué hace unos meses y resulta que la botaron porque estaba vieja, fue terrible. Igual nada superaba haberlo conocido. 

Me hubiera encantado retratar ese momento y registrarlo de manera inmediata, tal vez perdería la magia infantil, pero quién sabe. Otra experiencia con la que se demuestra mi admiración hacia él fue cuando en el estadio, durante un Perú vs Brasil, todo el público le gritaba “cachudo o “gordo”. Yo no quería que él crea que lo estaba insultando, la imaginación de un niño es sorprendente. Me sentía identificado con él porque yo también andaba subido de peso y me quedo con una anécdota suya y Ancelotti, uno de los mejores DT de la historia: El director técnico lo criticaba por haber llegado al club con más de 100 kilos y el astro respondió: —Si quieres goles méteme, si quieres que corra, no. Durante el partido hizo dos. 

Francisco Tafur

Mi padre es periodista desde siempre y de vez en cuando lo visitaba a su trabajo. El ambiente laboral que vi era apresurado, desordenado y con el sonido de tecleos constantes. Recuerdo cuando era chico y mi viejo decía que tenía que escribir su columna, ya de noche, no entendía. Pensaba que tenía algo que ver con su columna ósea. También, cuando me pedía que le lleve el fax. Rarísimo. Según lo que me ha contado, el ambiente era brutal y agresivo. Lo visité cuando trabajaba en Expreso y recuerdo el papeleo infinito, las computadoras enormes y gritos desde todos lados. 

Le pregunté a una amiga periodista, no quiso decir su nombre, sobre cómo describiría el periodismo antiguo: —“En periódicos y revistas eran informales y el sueldo era de hambre, no pagaban a tiempo y te explotaban. Había mucha exigencia a la hora del cierre. El ambiente era caldeado donde los gritos y maltratos estaban normalizados”. Por alguna particular razón me hubiera gustado describir ese ambiente y tal vez experimentar el trabajo, como una prueba de si pudiese aguantar.

Mi otra tentación literaria es escribir sobre un momento más oscuro y, a la vez de liberación. Después de más de una década donde el terror se había apropiado de una nación entera, el 12 de setiembre de 1992, Abimael Guzmán fue capturado, el líder de Sendero Luminoso. Casi un año antes de que nazca. Murió también en setiembre hace dos años. Estaba con mi abuela cuando recibimos la noticia, ella es una devota y cristiana. Verla celebrar la muerte del terrorista me impresionó. Su felicidad me recordó el demonio que representa este sujeto para el Perú. Pensé en cómo habrá sido el ambiente del país el día que cayó. Las casas se deben haber llenado de júbilo y esperanza, que probablemente ya veían perdida. Vivir el declive del grupo terrorista y cómo se recuperaba la ciudadanía debe haber desatado un sentido de euforia colectivo, aunque el miedo no se pierde fácil. 

Pasemos a los hermanos Gallagher y Mick Jagger. Oasis vino y llenó las tribunas con más de 40 mil participantes. Yo tenía el peinado de Liam, con las patillas largas y también vestía de negro. Sus canciones me acompañaban todas las idas y venidas del colegio. Su música me llenaba de ganas de vivir para siempre, haciendo referencia a su canción. Hasta el día de hoy escucho sus canciones cuando busco superación. Lamentablemente, no pude ir al concierto de la banda de Manchester porque aún era muy chico para ir solo. Al día siguiente en el colegio mis amigos mayores me comentaban lo espectacular que fue. Definitivamente es el concierto del que más me arrepiento de no haber ido para poder escribir sobre él.  

El segundo, la legendaria banda Los Rolling Stones, llegó al Estadio Monumental para llenarlo el 6 de marzo del 2016. De más esta decir que verlos fue una experiencia de locos. Veías a grupos de gente mayor que parecía rejuvenecerse. No me orgullezco, pero le dimos unas pitadas de marihuana a un señor que luego se desmayó. Nos sentimos demasiado culpables, pero felizmente apenas comenzó el concierto se levantó. Mick Jagger tenía la energía de un veinteañero a sus 72 años, en ese momento. Keith Richards tocó: Youve got the silver. Era mi canción favorita en ese momento. Fue una locura. Aparte, mi padre es fanático de toda la vida entonces nos pegó su afición hacia ellos.

Francisco Tafur

De vuelta al fútbol, era un ex pelotero empedernido después de todo, pero un momento importantísimo fue la llegada al mundial. Lo de ex es porque hace unas semanas jugué un partido 11 vs 11 y sentí que me iba a dar un infarto o caer desmayado. Parecía tortura. El 16 de noviembre del 2017, estadio lleno, barras por todos lados. Yo con un amigo, vistiendo la camiseta, no parábamos de mover las piernas por la ansiedad. Se jugaba el partido de vuelta por repechaje para llegar al mundial de Rusia 2018. Con gol de Farfán y Ramos le ganamos 2 a 0 a Nueva Zelanda. Las tribunas explotaron, todos quedamos afónicos. He estado en la tribuna popular de la Bombonera y la sensación se le compara. Continuando con el deporte tuve la apreciada oportunidad de ir a Rusia, cuando aún se podía, y ver las dos semifinales y la final. Fue un viaje de puro éxtasis. Debí llevar un diario para escribir cada día. 

Termino este conglomerado de hechos que me coquetean constantemente con una de las principales musas de los cronistas: los viajes. Tengo la suerte de que mis padres nos decían que preferían gastar su plata en viajar que en carros o casas de playa. Tienen mi agradecimiento eterno. Me dieron mundo desde temprana edad. 

Intentar describir el impacto que tuvo la primera vez que Machu Pichu se posaba frente a mí. Comentar sobre Chichen Itzá, Tulum y cuando me empujaron a un cenote congelado. Por primera vez le di sentido a la palabra sublime cuando nadando con tiburones ballena la vi sumergirse y perder su colosal cuerpo en la oscuridad de las profundidades. Pensar que iba a ser secuestrado por unos vendedores en el bazar de Egipto y también entrar en las pirámides. Viajar en un avión tan pequeño que pensé que iba a morir camino a las ruinas de Abu Simbel. El invierno de Praga, donde comíamos embutidos bajo la nieve en una ciudad que te sumerge en un cuento de hadas. Los coffeshops de Ámsterdam junto a mi hermano. Haber conocido Palestina e Israel y entender ese conflicto sin sentido. Caminar entre un cañón para ver la majestuosa Petra. Viajar en carro, por más de 20 horas, hacia Cocachimba en la selva donde se encuentra la catarata de Gocta. Caer bajo el hechizo de Brujas. Sentirme diminuto frente a la Catedral de Colonia. Hedonismo en Berlín. Estos sucesos plagan mi cabeza antes de dormir y nutren mi existencia. Después de todo, estamos formados por recuerdos. 

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Mick Jagger, Ronaldo Luis Nazario de lima

Manejar en Lima es aprender todo un sistema aparte del evidente que cuenta con reglas de tránsito, etc. Todos los conductores de la ciudad han desarrollado el tercer ojo, uno en la nuca y tal vez más. Si no es imposible, puedes terminar consumido por el flujo automovilístico y quedarte, literalmente, estancado. Nunca aprendí a manejar mecánico, de frente automático cuando me llevaban el primer año a la universidad, que aún tenía 17 años. John, mi maestro al volante, me dio una primera lección que hasta ahora no la olvido y la tengo en mente cuando manejo. Estar detrás del timón es como tener un arma me decía. Lo único que impide que te vuelvas loco y atropelles a la gente sin cesar es tu propio control, más allá de querer hacerlo o no. Si pierdes ese control o manejas desmedidamente, efectivamente puede ser letal. Felizmente no me ha pasado nada grave salvo uno que otro choque sin mayores consecuencias. Tal vez, lo peor que recuerdo fue chocar el carro de mi mamá con el de mi papá. Nervios de principiante. 

John me recogía de la Universidad de Lima, cuando estudiaba ahí, y esas fueron mis pruebas de fuego para manejar luego ya solo. Para regresar tenía que entrar a la Javier Prado y cruzar al otro extremo en menos de 100 metros para dar la vuelta en u y entrar al otro sentido de la avenida. Después de varios meses de hacer eso lo logré Aun no experimentaba el temible road rage, furia al volante, por la emoción de las primeras semanas manejando. Iba feliz, con lentes de sol, rock y reggae a todo volumen y una mano salida por la ventana con un cigarro. En ese momento no sabía lo ridículo que me veía, pero no me importaba tampoco. Disfrutaba mi propia ilusión por mi primer carro. 

La segunda prueba para manejar en Lima la tuve en la carretera y Huaylas, la avenida más caótica que conozco. Igual hay un truco para aligerar su tránsito y es ir por el carril del medio. La primera vez, luego de pasar por Huaylas me fui hasta Cerro Azul en el kilómetro 140, mi playa favorita, pero está bien lejos. Me moría de miedo cuando los autobuses gigantes pasaban por el costado a 80 o 100 kilómetros por hora que hacían que mi pequeño carro se sacuda. Como tenía amigos en el carro mi única meta era llegar seguro sin cometer negligencias. Agarré el timón con las dos manos y sin darme cuenta tensé todo el cuerpo. Cuando llegamos me dolía la espalda, parecía que me había quedado en la misma posición. En fin, si puedes manejar en todas las situaciones que he mencionado ya estás preparado para Lima, aunque en esta ciudad no se puede estar ciento por ciento seguro al volante. Ya que para que la viabilidad funcione tienes que contar con los otros pilotos y eso se sale de tu control. 

Cada vez más autos; mayor contaminación y gasto económico improductivo, retrasos en cargas; la segunda ciudad con más tráfico del mundo; se pierden 68 horas extras al año; renovación de vías fuera de la vista; el tiempo medio en hora punta es de 30-60 minutos; según la pérdida de productividad el tráfico genera un costo de 2 mil millones de soles anuales; San Juan de Lurigancho y Ate tienen los peores resultados de contaminación por autos; mal empleo de semáforos y vías mal comunicadas y un paupérrimo trabajo de la PNP en el área de tránsito.

Esta semana salí en San Valentín por el cumpleaños de un amigo y el regreso fue espantoso. Sumado a que vivo en Barranco y se ha vuelto un infierno por su mala viabilidad. Miraflores estuvo pesado, pero avanzaba. Tranquilo en el carro enano de mi madre, un Fiat 500 de hace 10 años, escuchando Oasis y cantando. Llegando al límite con Barranco hasta bajé el volumen para pensar bien qué hacer. Era una estampida de carros que quería ingresar al distrito

Me puse nervioso porque hace dos años que no manejaba en estas circunstancias. Entré en modo tráfico: preparado para unas cuantas mandadas de mierda, meter carro y no dejarse intimidar por los micros de los que vale la pena recalcar su salvajismo. El diminuto carro no es una buena herramienta para las circunstancias, nadie te respeta y se meten como si fueras un triciclo. Antes sí caía en la tentación de pelearme sin límites. Ahora ya soy más relajado felizmente. Si quieres conocer la verdadera cara de un peruano míralo manejar. Muestran lo peor de cada uno. Simplemente no hay respeto y es la ley de la jungla. Por alguna razón la gente cree que se trata de competir y en el caso de los hombres parecen jugar a ver quién la tiene más grande. Bueno, qué se puede esperar de un país con la masculinidad frágil.

Las parejas de mis costados comenzaban felices, parecían coquetearse. Bastaron 20 minutos y ya se estaban peleando. Las motos locas se meten entre los carriles. Los típicos falsos bravucones que creen que pueden hacer lo que quieran por tener camionetas gigantes que no sirven para nada acá. Yo los cerraba a propósito con mi carro de un metro. Me molesta cuando se meten en partes de la ciclovía o se creen vivos por adelantar por donde no se debe. Unas 5 peleas de carro a carro. Nunca llegan a nada, pero es divertido verlas. Lima está mal de la cabeza, pero tiene su gracia.

Cuento dos anécdotas para entender un poco como se rige la psique colectiva del tráfico. Estaba bajo el sol y puse mi carro para que un camión no pueda adelantarnos en contra. Ojo que mi comportamiento infantil también entra dentro del análisis. Se puso a mi lado de alguna forma y me comenzó a insultar. Le expliqué y me contestó: ¿acá dónde está la autoridad? Me quedé pensando y es cierto, en las calles la policía y quienes deben regular están ausentes, en la propia capital. Me quedé sin palabras e igual me quedé ahí, sin moverme. Era conflictivo

La otra se dio cuando vi cómo un policía estaba manejando borracho, su compañero con una cerveza y prendían la alarma para hacer lo que quisieran. Ya todos vimos el video viral de un policía persiguiendo a otro para multarlo. En eso se basa nuestro tráfico. En una carrera sin reglas sin la noción de mi primer aprendizaje: manejar es como tener un arma. Lo olvidaba, me demoré 1 hora y 20 en llegar a mi casa. 

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barranco, caos, Tráfico, transporte limeño

Después de muchos viajes y mi experiencia en mi propia ciudad puedo decir que el calor no es lo mío. Prefiero mil veces el frio, así sea intenso y tenga que abrigarme con lo que encuentre. Según mi memoria, no tengo recuerdo de sentir Lima así de caliente.

El calentamiento global es innegable y no entiendo cómo aún hay gente que defiende la postura de que no existe. El argumento que usan los que están en contra es que el planeta se está calentando hace tiempo, pero ese no es el problema. El problema es la rapidez con la que se calienta, eso es lo que ha aumentado significativamente debido al uso excesivo de combustibles fósiles. En julio del 2023, luego de que se registrase el mes más caliente en los últimos 120 mil años, el secretario de las Naciones Unidas anunció que la era del calentamiento global había acabado para dar inicio al Global Boiling. Mientras el primer término se refiere a la rapidez del calentamiento, el segundo se enfoca en la potencial aparición de olas de calor bruscas que ponen en peligro a las fuentes de agua, la biodiversidad y la salud de los humanos. Ya no es difícil imaginar ciudades enteras afectadas y gente muriendo por golpes de calor. 

Este calor es insoportable, no se puede comer ni dormir tranquilo debido a la temperatura. Cuando tenía 12 años viajamos a Roma con mi familia y se me quedó grabado en la memoria el calor calcinante, jamás imaginé que en Lima llegáramos a sentir algo parecido. Fuimos a una misa al aire libre en el Vaticano dada por el papa Juan Pablo II, que ya se encontraba en sus últimos años. La gente se echaba agua en la cabeza para poder soportar el calor, yo no entendía cómo el papa podía estar en ese calor y con toda esa ropa encima. Yo y mi hermano íbamos a hacer una cola para acercarnos y besar su anillo. Yo me negué porque pensé que me iban a hacer hablar frente a todos, no sé porque, pero pensaba eso. Mi abuela fue en mi lugar, en ese momento tenía casi 70 años, y bromeábamos con que iba a salir en las noticias que una señora peruana se desmayó en el regazo del papa. Nunca fui religioso extremo, nunca me aprendí ni el padre nuestro ni el ave maría, pero sí creía en Dios. Por esos años, aproximadamente, me arrimé más al pensamiento de mi padre y me volví ateo. Ahora mi abuela tiene 89 años y me da miedo cuando sale al sol porque a esa edad puede ser letal.

Lo peor es que las consecuencias que temíamos hace una década ya no son prevenibles, lo más probable es que ocurran. Las metas propuestas por las Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP, no se cumplieron y ahora vamos a ver las consecuencias. Es probable que dentro de 10 o 15 años el mundo sea totalmente distinto. Ciudades inundadas por el aumento del nivel del mar, escasez de agua potable, problemas alimenticios en todo el mundo por problemas de agricultura y más. Pero a las potencias parece no importarles y siguen con sus actividades inconsecuentes. De hecho, le agregan más riesgos a la humanidad, ya no sé qué va a ser primero: una guerra nuclear, la inteligencia artificial salida de control o el calentamiento global. Espero que ninguno, pero es el temor que se siente en las personas. 

Otro viaje donde el calor se quedó grabado en mi memoria fue en Egipto con mis tíos. En ese momento aún se podía ingresar adentro de las pirámides. Fue alucinante. Aunque entre el calor y el miedo a que nos dejen encerrados ahí no pude disfrutar mucho. Ya más grande, con mi hermano en Florencia, subiendo a la cúpula de la catedral habré bajado un par de kilos solo por sudar, estaba empapado. Mi hermano me sigue molestando con eso. En ambos viajes estamos hablando de temperaturas mayores a 40 grados. Y en ambos viajes el gusto por la historia hacía que el calor sea pasable. Este año, en Lima, se han registrado temperaturas de 36 grados en cuanto a la sensación térmica. 

Mi relación con el sol nunca fue muy buena debido a mi piel sensible. Nunca me bronceaba, bastaban unos minutos bajo el sol para que esté todo el fin de semana con erisipela y luego me pelaba todo el cuerpo. Mi rutina cuando voy a la playa va del mar a la sombra. Si me quedo en el sol siento que me estoy sancochando y sumado a la sal del mar me pueden llegar a salir hasta ronchas de alergia. Igual con este calor es mejor tener el mar al lado, en las ciudades sin mar la gente debe pasarla horrible. Todo esto hablando de Lima, en Piura y Tumbes se esperan temperaturas de hasta 40 grados, esperemos que no se salga de control. La última vez que viajé al norte en el 2020 ya se sentía el calor bastante intenso. 

Ya debería quedar claro para todos que no se trata de una broma y comenzar a ser más exigentes con las medidas para evitar mayores daños por el cambio climático. Aun se pueden prevenir peores cosas, pero si la humanidad sigue el rumbo que está tomando va a llegar un punto en el que ya no habrá nada que hacer. Por el bienestar de las siguientes generaciones y nuestra vejez es necesario hacer algo al respecto.

A kilómetros de altura, viendo las nubes, nevados y el mundo reducido a figuras diminutas desde las pequeñas ventanillas del avión, se crea un entorno de reflexión y pensamiento. Lo llamo trance de avión. Voy camino a una de mis deudas turísticas, que es conocer Ayacucho, y sólo pienso es su historia.

Definitivamente, un terreno golpeado y marcado por estampas de sangre. Desde los Wari, civilización preinca, que era una sociedad militarizada, y sus expansiones bélicas, mantuvieron esa época de guerras. Probablemente la civilización más poderosa antes de la llegada de los Incas. Imposible no pensar en la batalla de Ayacucho que fue la última de las luchas por la Independencia, fue ahí que se consolidó la liberación ante los españoles y ganamos soberanía. Esta provincia sufrió al desnudo una de las etapas más siniestras de la república, Sendero Luminoso nació en Huanta, ciudad del departamento y logró tomar todo el territorio convirtiéndolo en su centro de operaciones y en lo que llamaron zona roja. En tiempos más recientes, el 2022 por una represión policial abusiva murieron 15 personas, incluido un chico de 15 años. Por eso, hace menos de un mes Dina Baluarte recibió un jalón de pelo en su visita al departamento. No sabía qué esperar de Ayacucho, pero todo esto es lo que pasaba por mi cabeza antes de poner pie en uno los pilares de nuestra historia. 

Francisco Tafur

Dejé mis cosas en el hospedaje y partí rápidamente al Monumento del Santuario Histórico de la Pampa de la Quinua. A una hora desde la plaza de Huamanga, capital de la provincia, se encuentra, cruzando el pueblo de Quinua, con U (no es de mi agrado la huachafería pituca de llamarla Quinóa). En esta pampa fue donde se dio la batalla final de la Independenciala de Ayacucho. El camino entre valles y asfaltado serpenteaba rodeado de las flores amarillas de retama que florecen en esta época. De ahí nace la canción y le dedico una de sus estrofas al titular de mi crónica. El huayno, compuesto en 1969 por Ricardo Dolorier, habla de un evento ocurrido en Huanta en el que miles de estudiantes protestaron debido a un decreto del gobierno militar de Velasco Alvarado que pretendía que los alumnos pierdan el colegio gratuito si se desaprobaba algún curso. La represión fue brutal y dio razón a esta canción de protesta contra el autoritarismo militar. Lamentablemente, por ignorancia se asocia la canción con Sendero Luminoso o apología al terrorismo. La etimología del lugar cae como anillo al dedo por su historia, Ayacucho significa el rincón de los muertos.

En donde la vida
Se hace más fría que la muerte misma
Taita inti arde indignado
Las grandes nieves se descongelan
Y los grandes lagos comienzan a colmarse
El gran aluvión, está por llegar
Para sepultar, mundos que oprimen
Y sobre la tierra nueva; florecerá la retama
Y así las palmas que suenen arriba.

La flor de retama

El pueblo de Quinua es conocido por sus artesanías en cerámica y me llamó la atención que en todos los techos, bajos e inclinados por la lluvia, había una cerámica que asemejaba una iglesia. Es un rito de protección del hogar similar a los toros de Pucará. Ya a 3400 metros de altura, casi mil más que Huamanga, se llegas al punto de acopio para partir a la pampa. Caminé casi un kilómetro y lo demás lo hice a caballo, estaba asustado porque no me subía a uno desde pequeño, también temía que no pueda soportar mi peso. Son alrededor de 300 hectáreas y se transita por el mismo lugar donde los cañonazos se dispararon y la caballería e infantería se enfrentaban a muerte por la liberación del Perú y me atrevo a decir que de Latinoamérica. El obelisco de 44 metros de altura homenajea a los caídos en esa batalla de suma importancia. Me senté un rato a fumar un cigarro e imaginar cómo habrá sido ese caótico momento, hipnotizado por las nubes majestuosas típicas de nuestra sierra. 

De regreso, con el chofer Wenceslao, se nos pasó el rato tomando Volts y conversando. Le conté que yo no había vivido la época del terrorismo porque nací un año después de la captura de Abimael Guzmán. Él me dijo que tenía 10 años y que en la zona fue espantoso. El miedo reinaba el día a día y la gente dormía rezando para que la mañana siguiente no venga con malas noticias. 

Me contaba cómo él y sus 5 hermanos se escondían todas las noches en cuevas o chalas de maíz tratando de mantener el mayor silencio posible. Escuchaban pasos de tropas, ya sean senderistas o militares, ambas les daban tanto pánico que no dormían. Al amanecer tenían que regresar a sus casas rápidamente para no levantar sospechas porque mucha gente acusaba falsamente y en esas circunstancias eso significaba la muerte. 

Al escuchar sus relatos me hervía la sangre por saber que aún hay gente que sigue a Sendero o lo justifica. Francamente, a esas personas les digo directamente que su sentido de justicia es infantil y que a sus opiniones les falta inteligencia: solo la palabra ignorancia los caracteriza. Lo mismo va para quienes defienden las acciones de las fuerzas armadas sin cuestionamientos. Para terminar mi primer recorrido paramos en el Museo de la Memoria y, ahí sí, mi conducta explosiva quería desquitarse con lo que sea. Este pequeño centro esta manejado por las madres y familiares que perdieron seres queridos durante el conflicto armado interno, te cuentan la historia general y testimonios personales que te dejan sin palabras. Este momento oscuro, caótico y bárbaro no debe ser olvidado jamás. Aunque la DBA se esfuerce en echarle tierrita, es deber de todos no caer en sus jugadas amnésicas. 

Francisco Tafur

Al día siguiente me reuní con Carlos Condori, periodista y antropólogo ayacuchano y exdirector de la dirección de cultura en la región, fuimos al Cementerio General de Ayacucho para visitar la tumba de Edith Lagos. No por devoción sino por cultura general. Entre los mausoleos y otras tumbas de policías y ciudadanos muertos en la época del conflicto armado se encuentra ella, que fue partidaria y líder de Sendero Luminoso. 

Ella estudió derecho en la Universidad San Martin de Porres para luego abandonarlo y regresar a Huamanga. Ahí se integró a los destacamentos urbanos del grupo terrorista y se ganó el alias de Camarada Nelly. A los 19 años murió en un tiroteo en Ocabamba. Sus restos fueron trasladados a Ayacucho. Su tumba estaba rodeada de flores y homenajes; me cuenta Condori que antes era mayor, todos los días cubrían su lapida de ornamentos. No entendía por qué tanta devoción hacia una terrorista, sobre todo, en el lugar más golpeado por estos movimientos subversivos. Carlos me comentó que es por ser una joven líder revolucionaria, su entierro fue multitudinario debido a su imagen de símbolo de protesta. Después de la visita rápida, regresamos al hospedaje para una entrevista nutritiva. 

Francisco Tafur

¿Como se recuperó Ayacucho?

Sendero llegó con un mensaje de cambiar la situación, empezar una nueva historia, se volvieron la ley y enterraron todo lo anterior. Sendero se fue contra su propio mensaje. Una vez retirados dejaron al pueblo inerte y abandonado. La visión prejuiciosa de los militares golpeó fuertemente al pueblo. Con la formación de los comités de autodefensa expulsaron a los terroristas. El papel de los CAD fue fundamental. En el mundo andino existe una apreciación a la vida milenaria y los actos de Sendero iban en contra de todas esas costumbres. Luego de la expulsión, la misma población fue recuperando las organizaciones. 

En cuanto al gobierno regional.

Es la misma política de siempre, asociada a obras de infraestructura. La inversión ha crecido, pero todo es infraestructura sin contenido. Construcciones de hospitales gigantes, pero sin especialistas y equipos antiguos. Se han cerrado instituciones educativas en pueblos por falta de personal, son obras muertas o agonizantes. Existe un manejo de recursos mal empleado. La corrupción se encuentra en las obras ejecutadas sin necesidad. Ya es un caso de corrupción institucionalizada. El gobernador Wilfredo Oscorima lleva tres periodos en el cargo.

¿Cuáles son las principales problemáticas en la actualidad?

El principal problema es la corrupción y la inseguridad que ha crecido bastante, no hay indicadores estadísticos, pero está a la vista. Dentro del casco urbano hay una desprotección completa. Otro problema se da porque las posibilidades laborales son escasas para los graduados. No hay trabajo ni mercado. Los jóvenes terminan en servicios o migrando a Lima. Por otro lado, está la violencia familiar. Nunca hubo una política integral de salud mental. Lo peor, es que somos un pueblo acostumbrado a la violencia, es algo normal. El tratamiento hacia las comunidades campesinas andinas se encuentra abandonado y no reciben un tratamiento inclusivo, ya que el 80% habla quechua. 

¿Qué expectativas tienen con el bicentenario?

La verdad que nos ha dejado el tren. La fragilidad en las instituciones se mantiene y las políticas se quedan estancadas sin ejecutar. Había un proyecto para el bicentenario, pasó del Ministerio de Cultura a la PCM y luego regresó al Ministerio. No hay un esfuerzo potencial por mejora desde el poder. No se siente un ambiente del bicentenario. Creo que no se ha logrado una movilización social necesaria. Seguimos manteniendo la imagen de ser un lugar de mayor pobreza. Hay una fractura muy grande entre la provincia y el Estado. 

Luego de despedirnos me dediqué a pasear y visitar iglesias. Se le conoce a Huamanga como la ciudad de las iglesias, solo en este pequeño terreno hay 33. Las más importantes son la Catedral, la de Santo Domingo y la de San Francisco. En la época de los españoles, vieron Ayacucho como centro estratégico de evangelización y por eso la aglomeración de templos. Lamentablemente, los horarios son difusos y muchas están cerradas la mayor parte de la semana, así que sólo tuve la oportunidad de visitar la Catedral que se encuentra en la plaza. Vale recalcar que la Plaza Mayor de Huamanga es preciosa. Durante mi estadía pasaba horas contemplado el movimiento de las personas y la limpieza del lugar. La catedral de Ayacucho o Catedral Basilical de Santa María, de estilo barroco, fue construida en 1632 y es patrimonio histórico cultural de la nación. Cuenta con 10 retablos, expresión artística típica del lugar, bañados en oro. Tal vez el más importante es el retablo de altar mayor de la Virgen de las Nieves. Mis visitas a las iglesias son de naturaleza museológica, ya que en mi opinión esta institución debe desaparecer. Siempre pienso en que los curas, sacerdotes o cualquiera que tenga el delirio de ser elegido por dios debe ser tratado como a los políticos: siempre desde la duda y la desconfianza.

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Pasando la página, al día siguiente me desperté con ánimo de trasladarme al pasado. Me dolía la cabeza, pero con dos pastillas se me pasó. Como diría mi tío: dos son una y una es ninguna. Acompañado por mi ahora amigo, Wenceslao y su hijo Dylan, por Bob Dylan, de 8 años, enrumbamos hacia Vilcashuaman, un centro estratégico administrativo Inca, anteriormente de los Chancas. Halcón Sagrado es su significado en quechua. Si algo he aprendido es que las nominaciones del país son dignas de ficciones.

Mientras ascendíamos a 3500 metros de altura. Los paisajes del valle te dejan encantado y el tiempo pasa volando. Chacras con caballos, vacas, ovejas y cabras se ven en cada curva, que, por cierto, son miles. Los árboles de eucalipto te dan la sensación típica de los ambientes de la sierra. Llegando a cierta altura la neblina no permite visualizar los acantilados, solo el camino. Los cultivos de quinua y papa son abundantes en el recorrido.

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Arribamos en una plazuela al frente del complejo arqueológico. Es impresionante el poder cautivador de los restos de civilizaciones antiguas. Bajo el sol calcinante, caminamos directo al recinto inca. No es muy grande, pero de belleza única. La base es una estructura incaica y en la cima construyeron una iglesia católica: San Juan Bautista, construida a fines del siglo XVI. Me recordó al Quoricancha en Cusco. Según historiadores, la ciudadela se llegó a albergar a 40 mil personas. Actualmente se mantiene el Templo del Sol y el Ushnu, una pirámide trunca que se encuentra separada a unos metros. Mi pasión por la arqueología y fanatismo por Indiana Jones me tentaba a entrar donde no se puede. Claramente no lo hice. Por alguna peculiar razón cuando camino entre lugares arcaicos me siento cómodo y en casa. Mi curiosidad se potencia a niveles estratosféricos y mi imaginación toma vuelo ante cualquier indicio de antigüedad.

Como dato curioso, durante el gobierno de Fujimori y su íntimo Montesinos se construyó un aeródromo en la zona de Vilcashuaman. Claramente es un sinsentido, no tiene lógica estratégica, política ni económica. Ya les dejo a ustedes cultivar sus propias sospechas.

Retornamos y así termina mi aventura ayacuchana. Sin dudas, es un lugar imprescindible para todo peruano, la importancia de la región rebasa las expectativas. Los paisajes, pequeños pueblos y Huamanga son hermosos. Te cautivan al punto de querer volver definitivamente. Tengo como deuda pendiente probar la Puka Picante, plato típico. Mi amor a la trucha pudo más. Así me despido de este pilar histórico, donde la melancolía reina y, aun así, no se pierde la esperanza. Deseo que en los próximos años se cumplan las propuestas que merece esta provincia.

¡Ya estamos en el túnel de árboles!, decía cuando de niño me emocionaba al saber que ya estábamos cerca de casa. Me refería a la corta calle de Pedro de Osma que se encuentra acompañada por árboles centenarios que se yerguen en los laterales, cuyas copas unidas le dan sombra a la vieja avenida. El ferrocarril que empapa el entorno de antigüedad y los rezagos de carriles metálicos cubiertos por cemento mal puesto fueron piso para mis aventuras y travesuras infantiles. Entre el OJO, PARE, CRUCE, TREN y el acantilado, aún sin mallas, fueron mi terreno imaginario. Ahí se encontraba mi pista de carrera para patines y skate, la mejor canchita de futbol con las veredas como límite y un par de palos de arco, ni había carros en esa época salvo uno que fue víctima de numerosos pelotazos. 

El distrito es conocido por su vida bohemia y artística, grandes esplendores como Chabuca Granda, el poeta José María Eguren y uno de mis escritores favoritos, Abraham Valdelomar. Fue un centro de vanguardia en las artes de su tiempo. El famoso colegio Los Reyes Rojos lleva el nombre de un poema de Eguren. Barranco esta elegido entre los distritos más bonitos del mundo y National Geographic lo describe como el barrio más indispensable de Lima, para mí es una extensión de mi hogar. No solo yo crecí acá, también por el lado de mi madre han sido burranquinos desde que mi abuela era joven. Es por eso que no me imagino viviendo en otro distrito. 

Francisco Tafur - Crónica

Mi madre fue al colegio San José de Cluny, que se fundó en el distrito en 1918, mi tío estudio en el colegio San Luis de Barranco, de 1926. Yo estudié en el Colegio Trener, excelente lugar, mis únicas quejas no rebaten la excelencia de ese colegio. Tal vez algo que no me gustaba es que me alejaba de mi querido distrito. Antes de los 10 explorábamos el barrio y al ser uno de los más antiguos permite que la imaginación de un niño vuele casi sin límite. La Bajada de Baños era nuestro camino a la playa y caminar por ahí daba la impresión de regresar a los años 30, sumado a la casi leyenda del funicular que bajaba a los bañistas.  Cruzábamos el Puente de los Suspiros aguantando la respiración sin conocer la hermosa canción que Chabuca Granda le dedica. Llegábamos a la Ermita de Barranco, de 1874, y la admirábamos sin saber qué significaba ermita. Fantaseábamos con su interior porque se encontraba en ruinas, contábamos historias de terror sobre ella, como que un sacerdote se había ahorcado dentro. Después, ese lugar se volvió nuestro primer escondite para fumar cigarros sin que nuestros padres sepan. En todos estos años la belleza no ha disminuido y sigue emanando un aura de misticismo.

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Uno de mis lugares más recorridos era la emblemática cantina Piselli que estaba en la esquina de mi casa, antes que se muden. Era mi lugar de abastecimiento para helados, coca colas y chocolates. Siempre estaban los mismos viejos borrachitos, lo digo con cariño porque siempre me trataron bien e incluso cuidado. Entraba escurriéndome entre ellos hasta llegar a la barra para pedir mis adicciones infantiles. Éramos los pequeños de la cuadra. Ahí conocimos al Zorro que en ese momento habrá tenido 20 años y sigue trabajando ahí. 

Establecimos una amistad barrial con él y me sigue saludando cada vez que nos cruzamos: Cómo está mi gordito me dice, mientras me abraza. Hasta ahora recuerdo cómo en el boulevard de Barranco, uno de los antros de la ciudad, cuando recién salíamos a tomar nos comenzó a seguir un grupo de malandros que no ocultaban su amenaza, apareció el Zorro y les dijo: con estos no se metan, desde ese momento no he tenido ningún problema como ese. 

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Si bien solo he contado experiencias bonitas, no se salva de la inseguridad y pobreza que acecha a todo nuestro país. Es común escuchar de mal manejo policial y de robos a la luz del día. De hecho, a mi hermano le robaron con pistolas literalmente en mi calle. También es un centro de vida nocturna desmedida y la cocaína fluye como ríos en el boulevard. En esa calle de unos 100 metros es probable que te ofrezcan blanco, en sus palabras, unas 5 veces.

Para dar a conocer el trabajo abusivo, holgado y poco efectivo de la policía del distrito, les contaré una anécdota de la que no estoy orgulloso.  A los 16 años, iniciando las tentaciones nocturnas, tuvimos una pelea porque un carro aceleró como para chancarnos y luego se bajó buscando pleito. Te cruzas a muchos tipos así en el barrio. Se fue a los golpes con un amigo en mitad de la pista y aparecieron primero 3 policías. Recalco que no estoy orgulloso y se lo atribuyo a mi conducta adolescente y desaforada de esos tiempos.  De pronto aparecieron otros 3 policías y nos empotraron contra la pared, las caras pegadas al cemento, éramos 3. Nosotros decíamos que la pelea había sido por culpa de la otra persona y que nosotros éramos menores de edad. No les importaba y presionaban con más fuerza. Debido a mi explosividad del momento pude zafarme a empujones gritando que ya basta y que le estaban pegando a menores. Esta vez aparecieron 5 policías más. 

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Estábamos rodeados totalmente, el ambiente ya se había llenado de luces por los carros de los oficiales, la gente había salido de los bares en nuestra ayuda, suelten a los chibolos gritaban. Como es de esperar, nadie intervino. Todos sacaron sus palos y comenzaron con la golpiza, parecen inofensivos, pero es de los dolores más fuertes que he sentido. A ese punto mis instintos de defensa ya estaban acostumbrados y tuve que tomar una opción más ofensiva por los palazos y la humillación consecuente. Saqué mi celular para pedir ayuda, pero uno de los golpes lo hizo volar para no volverlo a encontrar. Me impactaron dos veces y ya en posición de defensa, con mis habilidades aun afiladas en ese momento, pude esquivar unos cuantos y golpear, tenía miedo de que nos maten. Al final eran como 15 policías, uno incluso sacó pistola, nosotros fuimos reducidos a un círculo abrazado recibiendo golpes. Algo mágico sucedió, una pareja de ancianos apareció en la escena y detuvieron el conflicto sólo con su presencia tranquila y abogacía por nosotros. Cuando nos vimos sueltos regresamos rápidamente a mi casa entre asustados y adrenalínicos. Luego descubrimos que hubo dos robos por la zona, pero que toda la fuerza policial se encontraba pegándole a tres chiquillos. 

Este es mi querido distrito que, aunque ha sido plagado de tráfico tiene mi cariño intacto. No puedo dejar de comentar cómo la mala implementación del Metropolitano dividió el distrito en dos. El Metropolitano se vuelve una muralla diferencial. Donde lo que está del lado del mar es más adinerado y el otro lado lo contrario. Espero que se tome una medida para aplacar esa diferencia y unificar el distrito. A pesar de todo, muchas gracias, Barranco por verme crecer. 

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barranco, bohemia, crónica

[MIGRANTE DE PASO] El casino suele tener una connotación negativa. Historias de personas que pierden sus casas, deudas impagables, casas perdidas y tragedias producto de ludopatías severas son el tipo de cosas que se asocian con estas casas de apuestas. En mi caso es diferente. Yo lo asocio con mi abuela, Mamamora le decimos por el nombre Morayma, por la reina de Granada. Desde mi tatarabuela hasta mi madre se comparte ese nombre. El punto es que su relación con el casino no viene con problemas, es más bien su forma de entretenimiento y noche de amigas.

Lleva cierta cantidad de plata y juega con eso, solo maquinitas. Pierda o gane es sólo diversión. Cuando ganaba era lo mejor porque nos regalaba propinas, aunque igual siempre nos engrió con casi todos nuestros caprichos.  Después del colegio nos llevaba al Rancho a comer pollo a la brasa y nos compraba de todo, un caimán disecado y hasta una iguana. Es imposible pensar en una abuela mejor, por sus nietos era capaz de agarrar a carterazos a quien sea, de hecho, una vez lo hizo con un ladrón que le robo a una chica en un cajero.

A veces cuando salíamos al colegio ella llegaba de su noche en el casino y nos cruzábamos, nos decía que regresaba de misa. Es brillante y no se le escapa una, se debe haber comido mil libros, sumado a casi 90 años de experiencia. Entonces esto es lo que se me viene a la cabeza cuando pienso en casino. Ese lado de mi familia está lleno de misterios dignos de cualquier novela. Makumba, en sus palabras, tías abuelas rayadas, Teresita, su ahijada, que ahumaba mi cuarto para los malos espíritus, apodos como la luz que agoniza, mis tíos que son mis segundos padres y podría hacer una lista eterna. Ahora ella se turna entre Lima y Miami que es donde vive mi tío, pero toda la vida vivía al costado, hasta la reja era compartida. Entonces era algo cotidiano convivir con ella y por eso nuestra relación es mega cercana. Ahora que ya crecí me toca acompañarla de vez en cuando al casino como lo hice esta semana.

CASINOEn Miami los casinos tienen una historia y legislatura especial, que vale la pena contar y me hace recordar un poco a la nueva película de Scorcese, The Killers of the flower moon. Los Seminole y Miccosuke son tribus indias que habitaban en Florida, de hecho, el nombre Miami viene de Mayami, palabra india, firmaron acuerdos con el estado y de ahí nace su soberanía sobre los más grande casinos de la región. Actualmente, ambas comunidades cuentan con aproximadamente 3 mil miembros. En estos territorios no puede intervenir la autoridad estatal, sólo se rigen bajo su propio liderazgo o el poder federal. Es decir, si hay un crimen dentro del territorio la policía de Florida no puede hacer nada. Para calcular la riqueza de los Seminole, para el 2016 contaban con 23 hoteles, 11 casinos y 168 Hard Rock alrededor del mundo. Cada miembro recibe 128 mil dólares al año, incluidos los niños. Cuando pueden retirar su dinero después de los 18 ya son millonarios.

Desde cientos de metros ya se puede ver el Casino Hard Rock, el más conocido de Miami, es un edificio enorme con forma de guitarra que cambia de color y cada cierto tiempo emite luces potentes para asemejar las cuerdas de la guitarra. Llegamos al Hotel Casino y el lujo pomposo clásico de estos lugares abunda. Luces por todos lados, la ropa de Elvis Presley y otros famosos en las paredes, originales, y música a todo volumen te acompañan en la travesía. Estos lugares están hechos para que entres en trance y pierdas noción del tiempo e incluso de la realidad.

Casino Hard RockMi tío, mi abuela y yo fuimos directo a unas maquinitas que ellos ya conocían y comenzamos a jugar. Las figuras giran y giran hasta que uno termina un poco mareado. Uno piensa que escogen la maquina al azar, pero hay supersticiones detrás. Si una maquina ya le pagó a alguien es mejor escoger otra. Mi abuela comienza a tocar la pantalla y apretar botones, le pregunto porqué y me responde que es para engañar al juego. Comenzamos bien, los tres habíamos ganado, pero yo decidí explorar un poco más y me fui a jugar ruleta. El ambiente se vuelve más turbio. Gente enferma por el dinero, gritos y gordos a los que les hacen masajes mientras juegan, da un poco de asco. Comencé a jugar con lo que había ganado, lo llegué a duplicar, pero finalmente perdí. No estoy hecho para el casino. Después de perder todo regresé en búsqueda de mi abuela. Según ella, en su máximo esplendor media un metro y medio, ahora debe medir un metro y cuarenta. Ya entenderán que entre tantas máquinas es difícil encontrarla ya que no se ve. Sin darme cuenta ya eran las tres de la mañana. La encontré junto a su banquito, se mueve a todos lados con él porque si no, no puede subir a los carros. Había ganado un montón así que me regaló un poco para que juegue. Esta vez me duró un poco más, pero igual perdí. Mi tío es el que tiene más suerte, siempre gana.

RULETAYa eran como las 5 de la mañana y seguíamos, es realmente divertido cuando juegas a la ligera y sin desesperación de persona adicta. Al final fuimos a unas máquinas donde unos chanchos se iban hinchando y cuando reventaban te ganabas un buen monto. Unos estafadores esos chanchos, nunca revientan. Nos hemos reído toda la noche y de verdad que experiencias así en familia son encantadoras y tiernas. Nos fuimos a las 7 de la mañana contentos todos, ellos ganaron y yo perdí, pero la experiencia valió cada centavo. Entre conversaciones y recuentos de la noche llegamos al departamento para dormir bastante, lo justo, después de toda una noche de diversión. En conclusión, el casino siempre gana y es peligroso si vas con actitud desmedida. Sin embargo, si vas a divertirte sin despilfarrar dinero de seguro que pasas un buen rato. Esto va para toda familia que no permite que sus miembros mayores vayan a divertirse, déjenlos porque se lo merecen por todo lo que han hecho por nosotros.

 

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Abuela, Anécdotas, Casino, Noche Familiar

[MIGRANTE DE PASO]  Siempre viví a tres casas de un malecón escondido. Con el tiempo se fue volviendo un spot para fumar marihuana o conversar entre los transeúntes. De más chico casi no era transcurrido. La vista de la bahía completa y el mar es inigualable. Ese paisaje me acompañó mientras jugaba fútbol (no sabría decir cuántas pelotas fueron víctimas del acantilado). Fue mi cobertura en las escondidas. Lugar de paseo para todos los perros que he tenido. Compañero de innumerables sunsets entre amigos y una vez que unos policías nos hicieron escándalo por tener una cerveza la mano.

Toda mi vida la Costa Verde me parecía alucinante, podía estar horas viendo el mar y la Isla San Lorenzo detrás. ¿Qué habrá ahí? Siempre me pregunté. En invierno, imaginaba que una ola monumental se acercaba a la ciudad por las nubes grisáceas que nublan el horizonte. Nunca entendí por qué Chorrillos siempre tiene sol y ver los carros diminutos por toda la vía me sorprendía, eran demasiados carros. Tener ese lugar como cotidiano le daba un escenario especial a mi forma de pensar ya que no es común que un barranco sostenga a una ciudad completa. Se llama Mirador Bresciani pero en mí es un malecón sin nombre.

Desde que regresé a Lima han ampliado la pista para que la Costa Verde continúe hasta La Punta. Pero abrieron también una puerta para darse cuenta de la diferencia que existe en la sociedad de la ciudad. Solo haciendo el recorrido te das cuenta que la igualdad es aún una meta lejana. Antes de que me mudara por dos años la vía de la Costa Verde solo llegaba hasta la subida de Pueblo Libre, ahora puedes llegar directamente a La Punta. Cuando pasas el nuevo recorrido se ven los barracones del Callao y de un momento a otro la playa desaparece y se vuelve un descampado. Ahora las abismales diferencias entre residencias y nivel urbano son abismales. Ahora que está a un paso de ser palpable este muro invisible debería impulsar reformas de concientización y espero que esta nueva vía genere crecimiento económico y de seguridad en la zona.

De chico solía visitar las playas de la Costa Verde cuando corría tabla, un deporte que lamentablemente abandoné, salvo una o dos excepciones en verano. Luego, fue mi refresco por chapuzones aislados. Cuando estudiaba en la PUCP todos los días esa era mi ruta para llegar a la universidad. Unas cuantas veces jugué en las canchitas de futbol que están bajo el sol en uno de los terrenos frente a la autopista, pateabas y la pelota se iba cientos de metros. Y durante la pandemia fue un lugar que me ayudaba a despejar el encierro de cuarentena.

Como no había mucho que hacer durante la pandemia, junto con mi amigo y compañero de turismo urbano, arrancábamos un recorrido dando vueltas por la Costa Verde, comenzando y apreciando el paisaje. Iniciábamos por Chorrillos donde siempre imaginaba cómo se habrán visto las pequeñas cascadas que caían del acantilado, de ahí nace el nombre del distrito. Si el recorrido era de noche, todo estaba cubierto de carros deportivos y motos que se aglomeraban para hacer carreras callejeras. Era divertido verlo por más del peligro que arraigaba. Seguíamos por Barranco, de donde se veía el malecón escondido desde abajo. Esa parte es uno de los puntos más altos del acantilado. Cruzábamos Makaha y Punta Roquitas y nos deteníamos para ver a los tablistas disfrutar del oleaje, es un paraíso para los aprendices del deporte y a un paso de los trabajos y estudios.

Continuábamos y veíamos cómo las obras públicas iban disminuyendo y las playas desapareciendo. Dábamos la vuelta en San Miguel y regresábamos hasta La Herradura donde veíamos a tablistas más experimentados. Dentro del mundo de los deportistas se considera una de las olas más temibles por su enorme tamaño y cercanía a las peñas. Cuentan que anteriormente este era un balneario de lujo, pero ahora se ha vuelto un antro de malvivir. La entrada serpenteante es de ensueño y la salida por un largo túnel oscuro es genial, hasta el día de hoy sigo aguantando la respiración mientras lo cruzo, y no soy supersticioso.

Mientras manejas por esta vía de casi 15 kilómetros es inevitable pensar en las historias que mi abuela y padres me han contado. Imaginas cómo seria antes que por una obra de ingeniería se le ganase terreno al mar, las olas chocando directamente con el acantilado. La leyenda de un funicular que llevaba a la gente a los escasos balnearios y la famosa bajada de baños que sigue en pie y solía recorrer de niño.  Debo admitir que me gustaba más, en lo estético, cuando no había geomallas. La armonía entre el mar y la pared de canto rodado me parecía bellísima. Ahora también me gusta el color verde que está tomando, sin embargo, parece que no está funcionando en todas las zonas que dejan ver una malla oscura que irrumpe con el paisaje. Pero es más importante la seguridad y esa medida evita el desprendimiento de rocas que ya ha ocasionado múltiples accidentes para los carros y personas que manejan. En gran parte esto es culpa de la irresponsabilidad de algunos arquitectos para construir interviniendo en el acantilado y generando anomalías.

Hice dos últimos recorridos durante la semana pasada, una de noche y otra de día. En la noche sólo noté que de un momento a otro el camino se oscurecía y no se podía ver más allá de la autopista. Llegué hasta el final y me di la vuelta, me habían advertido sobre robos pasados. Al día siguiente me llevé una gran sorpresa. Al llegar a la parte ampliada el acantilado había desaparecido y todo pasó a estar nivelado. Por un lado, no se veía el mar por la lejanía, es terreno de nadie y podría ser utilizado de diversas maneras. Por el otro, se ven zonas pobres del Callao, miles de casas aglomeradas y en mal estado. Nadie debería vivir en esas condiciones, pensaba utópicamente. Y todo esto a un paso de zonas recurridas. Ahora que es visible espero que impacte en el pensamiento colectivo de los ciudadanos. Ahora se ve la Isla San Lorenzo de frente y se ve cercana. Al final de la vía llegas a La Punta y se puede ver la bahía desde el otro extremo, fenomenal. A raíz de todo lo dicho espero que la ciudad al borde del acantilado se limite a ser una descripción geográfica.

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Contrastes sociales, Costa Verde, Desafíos urbanos, Lima, Paisajes idílicos

[MIGRANTE DE PASO]  Este año ha comenzado de forma extraña y confusa. Me estoy quedando donde mis padres hasta volver a viajar y después de vivir dos años solo se siente raro. Igual, es la casa donde crecí y estoy más que cómodo acá. Sigue siendo mi cuarto, con mis perros y, también, estar rodeado de gente constantemente es agradable. Pero es como si me hubiera olvidado de cómo convivir con personas después de estar mucho tiempo solo, no sé bien que decir o incluso sentir. Igual, para este tipo de cosas ya aprendí que es solo cuestión de tiempo.

Durante años tuve terapia con una persona que me ayudó mucho y por motivos que escapan de mi control las sesiones tuvieron que parar. Por más que desde hace poco más de medio año ya sabía lo que iba a ocurrir es como si hubiera sido de un momento a otro.

Es la primera vez que me pasa algo de ese calibre y siendo honesto no sé muy bien cómo contrarrestarlo o enfrentarlo. Se siente como una niebla intensa donde no puedo percibir indicios que me indiquen hacia dónde tengo que dirigirme. No siento tristeza ni ansiedad, pero tampoco estoy alegre, es como estar flotando y dejándome llevar. Como mencioné antes supongo que sólo es cuestión de tiempo. Después de todo, también he aprendido que en estas situaciones es mejor esperar que las cosas se acomoden para empezar a actuar, hay momento para todo y ahorita debo mantener la calma. Últimamente se me viene a la cabeza, en recuerdos y sueños, la primera vez que tuve un psicólogo.

Era niño y por alguna razón comencé a tener tics. Pestañeaba más de lo normal y abría las fosas nasales, si no lo hacía sentía que no podía respirar. No me pasó ningún evento traumático ni algún suceso de mucha carga emocional, por lo menos no lo tengo registrado en mi memoria. Pero si recuerdo que en mi infancia solía estar contento, reía por todo y me sentía invencible, estaba acostumbrado a ganar. De hecho, cuando lo rememoro no lo veo como un momento feo de mi vida, hasta me da risa pensar que caminaba por donde sea haciendo muecas por los tics. Probablemente, era por nervios o estrés infantil porque siempre he sido un poco nervioso. Una exposición frente a toda una clase era lo peor que me podía suceder.

Comencé a tener sesiones con esta persona cuyo nombre no recuerdo. Como un niño que tenía el ego alto y que conocía su propia inteligencia, solía decir y de hecho se lo dije a él en la primera sesión: yo te voy a analizar a ti y no al revés. Decidí no contarle nada y prácticamente me quedaba mudo durante las sesiones. No recuerdo bien cuántos años tenía, pero creo que aún estaba en primaria y estuve con él por un año aproximadamente. Todos los encuentros jugábamos ajedrez o monopolio, más el primero. Nunca le gané. Al comienzo me quejaba y renegaba porque tenía que ir y perdía tiempo de otros juegos o de estar con mis amigos. Luego, quería ir para ganarle, aunque sea una vez. Sin darme cuenta ya no tenía ningún tic y se terminaron las sesiones. Al final, la terapia funcionó perfecto por más que inicialmente yo decía lo contrario.

Pasó el tiempo, terminé el colegio, comencé la universidad muchas veces. Siempre manteniendo la cabeza en alto. He vivido muchas experiencias y aventuras, no todas buenas, pero aun así mi espíritu no solía quebrarse con facilidad. Hace poco aprendí un concepto que no sé qué tan verdadero sea, pero le encuentro sentido. Después de todo, actualmente, todo está sujeto a duda, incluso los estudios científicos. Puedes buscar información sobre un tema y vas a encontrar veinte informes que dicen cosas distintas y contradictorias entre sí. Esta teoría se refiere a la suerte o a la percepción de suerte. Mientras más consideres a los demás y tengas una actitud menos ensimismada, tu percepción de suerte es mayor ya que no sólo consideras los hechos que te ocurren específicamente a ti. Por lo tanto, si alguien cercano se gradúa con distinciones de una maestría, por ejemplo, también lo consideras como algo bueno que te ocurrió a ti. Felizmente, nunca fui una persona egoísta y los mejores recuerdos siempre han sido cuando los he compartido con alguien.

Ahora que me encuentro en esta etapa confusa sé que en algún momento cercano recuperaré la voluntad y energía para plantarle la cara al mundo entero si es necesario. Esa fuerza no se consigue con pensamientos solitarios. Suena cliché, pero esté donde esté, por más que sea físicamente solo, saco la fortaleza necesaria de mi familia y amigos que llevo conmigo. De esa manera puedo mantener la esperanza. Los últimos años intenté hacer las cosas solo y no me funcionó. De hecho, nunca me había sentido tan derrotado. Sólo cuando dejé caer todas mis defensas y pude pedir ayuda fue que recuperé la actitud para levantarme nuevamente, más fuerte que nunca y con la sonrisa que siempre me ha caracterizado. Me reí de mí mismo nuevamente y llegué a la conclusión que la mejor manera de llevar malos momentos es con una risa. Todas estas cosas las he estado pensando en las últimas semanas que me he perdido dentro de mis propias posibilidades. Igual no tiene nada de malo perderse un rato.

En estos momentos que tengo la visión nublada solo sé que no voy a ser un viajero encerrado en su cuarto sin hacer nada. Me tomará unos días más. Pero ya he vivido este tipo de situaciones y sé que mi siguiente aventura está por empezar. La recibiré con los brazos abiertos y que me pase lo que tenga que pasar. Después de todo, la lección más grande que he tenido es que la vida no es para sufrir. Si se puede hacer algo al respecto, se soluciona y si no se puede hacer nada, por lo menos ya aprendí a prevenirlo. Todos tienen el poder de decidir cómo sentirse, sólo hay que saber reconocer el tiempo que se necesita. Un paso a la vez y cada día con su labor.

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Conexiones significativas, Confusión personal, Pedir ayuda, Reflexiones de vida
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