[MIGRANTE DE PASO]  Ningún presagio de muerte, epifanía de vida o expectativa alguna parece relevante ante semejante brutalidad y ferocidad de la naturaleza cruda. La Garganta del Diablo. No se me podría ocurrir mejor nombre. Situada en la punta de la grieta donde se forma todo el complejo de las cataratas de Iguazú, la más caudalosa del mundo, acumula la mayor cantidad de agua, con caídas de hasta 80 metros. Genera un rugido que se puede escuchar a cientos de metros de distancia. Parece que una criatura colosal estuviera tragando tu diminuto ser. Te sientes encogido y reducido a un poco de polvo contemplativo.

Iguazú, considerado entre las siete maravillas del mundo natural, está situado entre las fronteras de Argentina, Brasil y Paraguay; las cataratas, compartidas entre las dos primeras. A lo largo del viaje tienes que cruzar la frontera entre Argentina, que contiene el 80% de cataratas, y Brasil, para conocer todo lo que se ofrece en este paraíso selvático. Doble aduana y migraciones cada vez que cruzas. Portar tu pasaporte es esencial en esta aventura. Me hospedé en la parte brasileña. En los alrededores no había nada, solo los fantasmas de ríos, jaguares y cascadas que sabes que existen no muy lejos de donde estas parado. A 1300 kilómetros de Buenos Aires y 1500 de Brasilia.

En la zona argentina, el tercer día, luego de un pequeño tramo recorrido en un tren rústico, de poca velocidad y ecológico, llegas a las pasarelas del recorrido superior. El medio de transporte está hecho para no ser disruptivo con el ambiente casi tropical. Todo es verde: frondosos helechos, troncos de palmera, orquídeas en su hábitat natural, begonias rojas y musgo que invade lo construido por lo humano. Despierta el pulso de muerte junto con la exploración, tentándote a desaparecer entre las paredes arbóreas y perderte en un laberinto desconocido y salvaje.

Desde el inicio del recorrido te acompañan decenas de coatíes, pequeños mamíferos, que se asemejan a ositos peludos y divertidos que juegan con el entorno. No tenerles respeto seria una falta de sabiduría ya que sin problemas podrían morderte y como consecuencia atraer alguna enfermedad contagiosa como la rabia. En el camino, pasando por encima del rio Iguazú, se ven restos de antiguas pasarelas arrasadas por temporadas de caudal muy alto. Solo quedan trozos de metal arrimados y consumidos por el paisaje mismo. Esta zona ha sido cerrada y reabierta múltiples veces por posibles peligros.

Solo ese día, en el trayecto de 15 minutos hacia la Garganta del Diablo, cuatro mariposas se posaron en mis manos y se quedaron ahí un buen rato. Es como estar alineado con todo lo que te rodea. Para ese momento ya era como un árbol caminando en su propia selva. En mi situación de humano no me atrevería a llamar a un lugar con esa potencia como algo propio. Cuando se posó sobre mí la famosa mariposa del 88, por la pigmentación que diseña algo semejante al número en sus alas, fue la primera vez que pensé en algo que no me agradaba. Inevitablemente pensé en el 88 como famoso símbolo neonazi: La octava letra del abecedario, HH y ya todos sabemos lo que significa. Felizmente, los pensamientos o recuerdos amargos y problemáticos son aspirados por la flora que te rodea.

Todo el último tramo ya se escucha la caída violenta de agua y la enorme nube blanca originada por el rebote. Para estas alturas los arcoíris ya no deberían sorprenderte, pero aparentemente nunca pierden ese factor que los caracteriza. Por su naturaleza misma, abundan en el corazón o garganta del gran templo acuático. La pequeña terraza repleta de personas disfrutando de la vista da indicio de la obsesión humana por lo inconmensurable.

Me instalé en tres sitios diferentes, apoyado en la baranda que me protegía de una muerte segura. Si te caes ahí probablemente no quede rastro de tu existencia. No se puede visualizar el fondo, después de ver el agua caer se pierde registro alguno de las profundidades. “Cuando miras largo tiempo el abismo, el abismo también mira dentro de ti”, el aforismo de Nietzsche estuvo presente en cada instante que pasé ante la Garganta del Diablo. Un abismo blanco. Las reflexiones más recónditas y sentimientos ponzoñosos respiran mientras ves el agua. ¿Quién soy? ¿Existe un dios o la verdad? ¿Vale la pena sufrir? ¿La culpa persecutora es necesaria? Todo eso y más fueron las incógnitas despertadas ante mis ojos impactados. Me sigo preguntando a qué conclusiones hubiera llegado si pasara mucho tiempo ahí. Si hubiera habido más tiempo, jamás me hubiera alejado. Mientras me iba, sentía que dejaba atrás a un titan mitológico que efectivamente se había apoderado de una parte mía, quién sabe hasta cuándo.

Finalizada la parte inicial del tour existencial regresamos al circuito inferior para dirigirnos a lo botes que te hacen un recorrido por las cataratas, sin adentrarse en las más peligrosas. Más selva. Pude identificar a una familia de “monos caí” sobre mí, saltaban de rama en rama. Era una locura. Ya estaba por completo sumergido en una novela de ficción. Lagartijas, hormigas y arañas de tamaños poco comunes en lugares urbanos donde la mayoría de nosotros creció. Eres un visitante en un lugar totalmente ajeno. Este terreno les pertenece a ellos: animales y plantas. Lamentablemente, algunos, al no seguir simples reglas, pasan de visitantes a invasores en un pestañar. Otra característica humana sacada a flote: creer que tenemos derecho sobre todo y que nos pertenece.

Llegué al pequeño puerto para embarcar luego de unos kilómetros a pie y el resto en buses estilo safari. Para mi sorpresa, los demás turistas estaban con ponchos impermeables y ropa de cambio; yo solo tenía mi casaca ligera. Antes de subir te dan una bolsa para poner todo lo que no quieres que se moje. Zapatillas, medias, casaca, billetera, dinero y documentos a la bolsa. Durante la navegación provocaba tirar el pasaporte y DNI al olvido. La sensación de libertad era tan grande que borrar cualquier resto del numero que soy en la enorme red humana parecía coherente.

Éramos aproximadamente 25 personas en el bote. Los pilotos conocían el rio perfectamente. Luego de ver desde abajo las enormes cascadas quedas perplejo. Se te dibuja una sonrisa de manera casi indeleble. Todo esto antes de comenzar la parte lúdica. Te vas acercando de a pocos a dos de las caídas. Escuchas gritos eufóricos y la algarabía predomina en el vehículo. Los ruidos vocales se van silenciando por el sonido del agua. Casi debajo de la catarata, sólo escuchas millones de impactos como un nido incesante de pájaros. La risa se te escapa hasta por las orejas. Sólo recuerdo no poder ver nada por mis lentes empañados y la neblina generada; la felicidad y cómo escuchaba mis propias carcajadas desde el interior. Lo mismo sucedió dos veces. No quedaba ni un milímetro de mi cuerpo seco. Hasta la ropa interior queda totalmente mojada. La risa permaneció en lo que resta del día. Me quité el polo y me puse la casaca. Remangué mi buzo y regresé secándome al sol.

La primera mañana, salí del hospedaje y caminé al costado de la carretera con selva a los dos lados. Carteles de peligro por jaguares en la zona que feliz y lamentablemente no pude ver. Son animales nocturnos. Ver uno y que no me ataque sería un sueño cumplido. Al llegar a la cumbre de una pendiente llegas a la zona del parque nacional. Tomas un bus de media hora y llegas a las cataratas. La parte brasilera es más pequeña, pero de una belleza sin igual. Al bajar del bus te diriges a las pasarelas mucho más cortas que las del lado argentino. Tras pasar una cortina de árboles visualicé las cataratas acompañadas de incontables arcoíris, en algunos podías incluso cruzar por debajo. Bajas un ascensor mirador para llegar a una terraza intermedia entre la parte más alta y el río abajo. El salpicar del agua te empapaba el alma. Tras pasar unas horas ahí me di cuenta de que el júbilo marcaría todo el viaje.

Ya conocidas las zonas de ambas naciones, luego de ver las cataratas desde la altura donde cae el agua en las pasarelas y desde abajo en bote, sólo faltaba verlas desde arriba. La opción existía. Contra todo pronóstico, debido a mi pánico por las alturas, hice un recorrido en helicóptero. La primera vez que me subía a uno. Entrábamos seis contando al piloto. El viento de las hélices me tomó por sorpresa y me empujó hacia atrás, lo había visto en películas, pero no pensé que fuera tan fuerte. Me aproximé y subí mudo de miedo.

Ya todos sentados y asegurados, despegó. El miedo se diluía en cada metro de altura. Desde la ventana se veía como la selva se apoderaba de todo el terreno, mires el horizonte que mires. Las cataratas desprendían una nebulosa blanca y los arcoíris se veían desde cientos metros en el aire. Parece que vuelas dando vueltas hipnotizado por la belleza. Se logra ver la enorme grieta en su máximo esplendor. Si por casualidad el helicóptero se acercara a la Garganta del Diablo seria destruido en cuestión de segundos. Fueron solo 10 minutos, pero parecieron 30. Volando completé la apreciación total de la maravilla natural. Aunque estoy seguro de que cuando vuelva encontraré algo nuevo. Recuperaré mi parte engullida a cambio de otra que será devorada por la naturaleza y la tentación que despierta: regresar a nuestra oscura naturaleza. Entendí por qué Iguazú viene de la palabra guaraní de “grande” y “agua”.

El ultimo día enrumbé por casi tres horas en la provincia argentina de Misiones. El destino: las ruinas de la reducción San Ignacio. A inicios del siglo XVII, los jesuitas en sus llamadas misiones evangelizadoras, se asentaron en este lugar para trabajar con la población guaraní. Es asombroso y aterrador lo que una religión hizo para propagar su doctrina. Al igual que medidas extremas, llegaron a lugares extremos. Si en esta época da la impresión de estar en mitad de la nada, hace 4 siglos la jungla debe haber estado más vívida, más frondosa y temible. Lo más asombroso es el portón que permanece erguido. Queda la estructura base de todo el recinto.

A pesar de haber presenciado los paisajes más impresionantes en los días anteriores, las ruinas me sorprendieron igual. Los restos arqueológicos vienen impregnados de magia e imaginación. Documentación de la historia de la humanidad. Todo esto tan cerca de las cataratas que simbolizan lo indomable. La falta de control y la introspección que desata lo inmenso permite dar cuenta de quiénes somos. Algo diminuto en el ciclo del uno y el todo. Todos parecemos nacer de él para regresar cuando nos liberemos de lo corpóreo o cuando nuestros sueños mueran.

 

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[MIGRANTE DE PASO] Dos manos representando la unión. Sosteniendo el gorro frigio republicano. Un ojo abierto, como la voz del pueblo, y un escudo como el sol naciente en el tope del escudo. Todo con el fondo albiceleste. Es curioso cómo el gorro frigio pasa desapercibido, cuando se encuentra en las banderas de: Argentina, Bolivia, Colombia, Cuba, Haití, Nicaragua y El Salvador. En todos simbolizando la libertad. Símbolo hermoso, pero que no ha recibido el respeto que amerita con nuestra historia y la pesadilla en la que se encuentra Latinoamérica.

Entré y una invasión de estímulos me sacó una sonrisa. Exploré un poco antes de sentarme y me gané con joyas argentinas. Todas las paredes escritas con frases de visitantes. Un mural de Evita Perón con aureola. El olor a madera vieja entraba en armonía perfecta. Cientos de fotos de la pareja presidencial, de jóvenes, viejos, en ceremonias, caminando, había de todo. Una sección con fotos de Cristina Fernández y Néstor Kirchner a la que preferí no darle relevancia. La barra a la antigua me tentó satisfactoria y rápidamente a tomarme una cerveza. Todo mientras veía la declaración más llamativa, una que podría darte a entender la realidad y cosmovisión argentina.

“No me importa lo que hiciste con tu vida, me importa lo que hiciste con la mía”, estaba escrito en el pizarrón que homenajeaba a Diego Armando Maradona: El 10, de los mejores jugadores de la historia, hizo que muchos olvidaran la pobreza que los atormentaba, un mundial, Dios para algunos, su propia iglesia, un cocainómano y como personaje extra futbolístico, bastante desagradable.

Una clásica pelota, blanco y negro, antigua. Nos recuerda a todas esas que pateamos en las calles. Puesta en un pequeño pedestal adornada por plantas que la rodean. Un dibujo al centro de Maradona. Con su mirada invencible y pelucón. El arete que lo caracterizaba. Más que un jugador de fútbol parece un guerrero. En la mesa que lo soporta hay un sinfín de ofrendas. Aparte de las frases y fotos que lo rodean. Velas, pesos, la Copa del Mundo, Jesucristo y más flores están bajo la mirada del polémico personaje. Titulada “D10S ES PERONISTA”. Un mapa de las Malvinas franqueadas por las camisetas de futbol, argentina e inglesa. En este país el fútbol y la política se entrelazan en un remolino pasional incontrolable. El Congreso es igual de picante que un Boca vs River. La euforia albiceleste va por esos dos lados.

Me terminé la cerveza, salí por un cigarro y me senté en las mesas de madera oscura. Al costado de “Santa Evita”, quien parecía mirarme con agrado y decepción a la vez. Una mujer cuya historia enamoró al mundo entero. La carta del restaurante tiene bastante gracia. Te puedes pedir un: “La vida por Perón”; “Peroncho hasta los huesos”; “Con el fusil en la mano y Evita en el corazón” y un “Para un peronista no hay nada mejor que otro peronista”. Yo me pedí un “Pelito pa´ la vieja”, un guiso de lentejas, que, junto con el locro, son los platos caseros por excelencia.

Mientras esperaba, mirando a Eva de reojo, porque me hacia sentir pequeño, como todo millenial saqué mi celular y averigüé del lugar. El primer local del restaurante abrió en Palermo en el 2010. Ahora también en San Telmo comparte barrio con otros restaurantes de carácter político: El Justicialista, el NK Ateneo y Lo de Néstor. Mi comida demoraba así que miré a Evita a los ojos con su aureola que la santifica.

Yo no soy peronista, pero visitar lugares y artes de otras orientaciones siempre es bueno. No todo lo opuesto y contrario es negativo. Cuando tuve mi primer ciclo estudiando filosofía en la Universidad de Buenos Aires entendí un poco el enigma de Perón. Cuando llevé el curso de historia argentina entendí lo que hizo, pero no sus razones ni orientaciones.

La facultad, que si llegas un poco tarde te sientas en el piso, ha sido de las mejores experiencias que he tenido. En las primeras semanas hubo votaciones y durante una noche se armó una batalla campal entre partidos, ambos peronistas. En todos los pasillos se me acercaban para que firme por algún partido y me negaba. Para provocarlos una vez les dije que Perón había arruinado Argentina. Felizmente soy grande, si no, no sé qué hubiera pasado. En todo caso pedí perdón y les advertí que estaba bromeando (aunque pensara cierto lo que les dije).

¡Llegó mi guiso de lentejas!, ahora mi mirada estaba en el plato. Exquisito. El arte o ciencia de cocinar es increíble. Hace feliz a muchos. Y el servicio de brindar comida es admirable. De lo más rescatable de la humanidad; el hecho de que existan soldados contra el hambre. Termino rápidamente mi plato, pido la cuenta y me dirijo al baño. Al bajar las escaleras una foto gigante, de nuevo, de Eva Perón, en vestido de novia. Es impactante cómo casi 80 años después, la figura de Domingo Perón y su partido sigue siendo parte importante en el mundo político y académico. Cuando conversas con la gente o en múltiples taxis, parece ser un país dividido por esa ideología. La mitad lo ama, la otra lo odia.

Mientras salía contento, un mosaico de un pañuelo blanco, símbolo de las Madres de Mayo me conmovió hasta el núcleo. Qué bien que la sociedad argentina sea politizada y prácticamente psicoanalizada. Un país que jamás va a olvidar. El recuerdo de las Madres de Mayo durante la brutalidad de Videla me causó una tristeza particular. El país que aprendí a querer se encuentra sofocado de corrupción e inequidad. Todo lo que puede hacer un restaurante.

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[MIGRANTE DE PASO] En el sinfín de misterios que ocupan dentro del imaginario colectivo, los libros y bibliotecas están incrustados con mitos y representaciones que atraen a toda mente curiosa. Tuve la suerte de tener como padres y abuela a lectores empedernidos. Mi madre más. Nuestra casa tenía biblioteca, que fuera “la oficina de mi viejo”, en algún momento. Fue un privilegio y suerte que amerita agradecimiento eterno.

Recuerdo cómo la imaginación guiaba mis pasos a ese salón que ocultaba cosas aun incomprendidas; invadía mis sueños infantiles. Definitivamente la dimensión más apartada y oscura se centraba en ese lugar de mi hogar. Para llegar ahí, tenías que cruzar el cuarto de mis padres. Mi mente, como niño aventurero, sentía que eran guardianes de la puerta hacia lo desconocido. La verdad era todo lo contrario. Esa puerta siempre estuvo abierta.

No me parece inverosímil que en algún anaquel del universo haya un libro total; ruego a los dioses ignorados que un hombre. ¡Uno solo, aunque sea, hace miles de años! Lo haya examinado y leído. Si el honor, la sabiduría y la felicidad no son para mí, que sean para otros. Que el cielo exista, aunque mi lugar sea el infierno.

Jorge Luis Borges – La Biblioteca de Babel

Conversando con Jerónimo Pimentel, director de la editorial Penguin Perú, y lector de por vida, me comentó que vive a la espalda de la casa de mis padres. De vez en cuando, paseando a su perro, pasa por ahí y logra ver por la ventana atisbos de biblioteca. Siempre es simpático conversar con alguien que tiene vasto conocimiento y está dispuesto a compartirlo.

“Yo suelo pensar en una biblioteca como en una suerte de gabinete de curiosidades y siento que la gran belleza de eso está relacionada a cuánto exprese los intereses, las orientaciones, los sesgos y los impulsos de una persona. Si entendemos la creación de una biblioteca como un arte, para mí la manera de valorarla sería en cuanto expresa una sensibilidad pura. Esa sensibilidad tiene ramas: la curiosidad, la excentricidad, incluso el conservadurismo, el gusto o la dispersión. Yo cuando tengo la oportunidad de estar ante una biblioteca, lo primero que trato de encontrar son esos patrones. Es una delicia. Mi madre y mis tías son bibliotecarias entonces para mí es un espacio santificado, un espacio santuario. Lo tengo muy romantizado”, me lo menciona emocionado.

Soy de las últimas generaciones que tuvo que usar fuentes físicas para los trabajos escolares. Búsquedas en diccionarios y enciclopedias. Para mi suerte, todos los libros del plan lector del colegio y los que necesitaba para investigar ya se encontraban en casa. Era un santuario de conocimiento esa biblioteca. O tal vez todas lo son. Puede ser desde una institución enorme que se encarga de conservar, adquirir y estudiar los documentos; a una pequeña estantería o montículo de libros en un cuarto. El poder de la información y ficción es sorprendente en el desarrollo de la humanidad. Me atrevería a decir que es la mayor herramienta del progreso.

Durante las últimas décadas, con el desarrollo de la globalización y las tecnologías que la soportan, suele hablarse de un desplazamiento del libro físico al digital. Pero han pasado años y siguen existiendo más librerías y editoriales del objeto tangible. Jerónimo me esclarece con datos y opiniones al respecto:

“No, yo creo que siempre va a existir. Cuando monitoreas el desarrollo del libro electrónico en los mercados más desarrollados, que son el norteamericano y el europeo, ves que alcanzó hasta el 25% y disminuyó a 20%. En ese porcentaje se ha estabilizado. No hay solapamiento sino complementariedad, la posibilidad de llegar a lectores diferentes, con un hábito distinto de lectura. Ahora también está rompiendo el formato de audiolibro. Su consumo ha tenido repuntes muy fuertes marcados por la pandemia. Aun no llega mucho al español. Pero mi impresión es que la vieja tecnología aún tiene para rato. Yo creo que pasa como las tecnologías de la comunicación. La invención de la radio no desplazó a la prensa escrita. La televisión no lo hizo tampoco con la radio, más bien conviven. El internet tal vez transforme el periódico impreso, pero en general se tiende a complementar y convivir, a seguir progresando”. Es esperanzador pensar en múltiples afluyentes de conocimiento lector uniéndose para llegar a casi todos los rincones del planeta, de ser posible.

Jerónimo Pimentel

“Ya escuché 100 mil veces el anuncio de la muerte del libro. Desde hace 20 años, me vienen con la maldita muerte del papel. Ahora hay más”, me dice Guillermo Rivas, entre renegando y sonriendo. Algo bastante común en los argentinos.

Es librero de profesión, trabaja en Book Vivant, es gestor cultural de 111Libros y presidente de la Asociación Peruana de Librerías Independientes. Aparte de eso es un luchador contra las tecnologías de comunicación; nos demoramos 20 minutos de puteadas y carcajadas en poder comunicarnos idóneamente. El deseo de conversar mantuvo la espera amena.

Defiende la prevalencia del libro generalizado, como le llaman: “se requiere de un momento de introspección y no hay apuro ni prisa para leerlo. No hay una necesidad de solo placer. Como objeto cultural resiste por una necesidad de felicidad y satisfacción. Todavía está dentro de nuestras aspiraciones humanas”.

El librero es un agente fundamental en el mundo de los textos. Ellos son los que buscan lo que queremos y también quienes gestionan las llegadas de esos textos. “También me gana el gremio, soy un librero, y quiero que las librerías prosperen. Entonces si llega un libro que se vende mucho, es una noticia excelente”, se ríe y para él un libro malo que da dinero es lo que permite libros extraordinarios en los anaqueles.  La definición que me dio de su oficio me dejó sorprendido. Tan impecable como poética:

“Es una mezcla de navaja suiza con tres personajes: Frank Doel, Mendel y el Quijote. La navaja porque debe estar lleno de pequeños y simples recursos para afrontar todas las adversidades de una profesión y negocio que rompe con las reglas del mercado y marketing. Casi nada es previsible en el oficio desde que tenemos memoria. Frank Doel, el librero de 84 Charing Cross, porque buscar el libro que nos piden es una vocación casi religiosa. Mendel, el memorioso librero del cuento de Zweig, porque toca acordarse siempre de libros, autores e historias, aunque tenga la computadora al costado. Por último, el Quijote, porque hablar y hablar, soñar y delirar hacen que no abandonemos nunca esta pasión.” Me quede en silencio unos segundos.

Guillermo Rivas

Diez mil libros en mi casa. De los primeros que saqué para leer en conjunto con mi madre, fueron los libros de Julio Verne y adaptaciones de Drácula, Frankenstein y demás historias de horror. Ya cuando crecí, leí las obras maestras, las que no son modificadas para niños. La crítica a la razón pura de Immanuel Kant; El segundo sexo de Simone de Beauvoir; Fausto de Johann Wolfgang Goethe; El origen de las especies de Charles Darwin; La biblia; Las mil noches y una noche; La República de Platón, son algunos de varios ejemplos de libros que rompieron paradigmas y potenciaron los distintos senderos del conocimiento: la ciencia, filosofía, arte, religión y la historia.

El hecho de crecer rodeado de libros despertó mi interés en ellos y sus rincones más oscuros. De niño creía que cualquier escrito o canción tenía que ser hecho con bondad y cariño, claramente estaba equivocado: Hitler escribió Mi Lucha y no se me ocurre ser más repugnante y malvado. También me despierta un interés casi arqueológico por bibliotecas antiguas y legendarias. ¿Qué pasó en la biblioteca de Alejandría cuando se quemó? ¿Qué decía el grimorio que Mefisto le da a Fausto? ¿Qué secretos se ocultarán en los archivos del Vaticano? ¿Existirá La Comedia de Aristóteles de la abadía en El nombre de la rosa? Son motores de curiosidad e incentivo.

“Las he añorado toda mi vida. Uno a veces tiende a pensar en sus propias bibliotecas fantásticas. Todo libro puede ser parte de una biblioteca que esté en mi cabeza. Donde voy visito bibliotecas particulares y las uno como una quimera con mi propia fantasía”, me responde Jerónimo con mirada infantil, cuando le pregunté sobre las bibliotecas metafísicas.

¿Cuál fue el último libro que leíste?, le pregunté por curiosidad.

“Uy, yo tengo que leer un montón por trabajo y separar entre dos tipos de lectura. Lo más difícil para mí es poder diferenciar la lectura de oficio y la que es por placer. Para una se requiere una atención particular que identifique aspectos editoriales y literarios. En la otra busco una relajación, es un texto en el que no puedo intervenir, y no es que tenga un interruptor para cambiar de modo de lectura. El último fue A Contraluz de Rachel Cusk, sobre una escritora que se va a dar clases a Atenas.”

El mío fue La Rebelión de Atlas de Ayn Rand, interrumpí con risas nerviosas.

“Bueno desde el punto de vista editorial, ella ha tenido un resurgimiento bien importante en los últimos años. Sobre todo, en español. Pensaría que está relacionado con los nuevos liberales, anarco liberales o libertarios, pero ha tenido un nuevo empuje. Esa dificultad en discernir tipo de lectura nos pasa a todos los editores. Cuando uno lee profesionalmente tiene una predisposición distinta al lector neutro, puro, ingenuo que simplemente se lleva por una corazonada. Cuando un corrector lee, que no es mi caso, tiene una visión más especifica que busca el error y encuentra un placer profesional en ello. Cuando se lee para valorar la idoneidad para la publicación de un libro y su pertinencia, se está buscando probablemente factores tipo cómo repercute eso en una sociedad especifica, en un momento y tiempo particular. A partir de eso estableces una valoración. Añoro recuperar la pureza de leer por satisfacción.”

Sin querer, hablando de libros llegamos a discutir sobre distintas formas de lectura y cómo cada uno tiene una función y objetivo diferente. Los libros parecen tomar vida propia cuando se habla de ellos y la conversación se ramifica hasta lugares inimaginables.

El escritor genera el escrito, luego pasa por la edición y editorial que produce el libro. Finalmente, el librero se ocupa de venderlo. No es un proceso tan simple e individual. Se transforma en una especie de trabajo colectivo.

A lo largo de la historia, al ser el máximo vehículo de conocimiento, han ocurrido incontables atentados contra los textos e incluso algunos catalogados como prohibidos. Galileo pasó sus últimos años en prisión por conocimientos contradictorios a los de la iglesia. Rebelión en la granja, de George Orwell fue censurado en muchos países por su critica a las élites de poder. En el 2010 quisieron vetar Las Mil Noches y Una Noches por dañar la decencia pública. El diario de Ana Frank está prohibido en algunas escuelas de EEUU. Persépolis, de Marjane Satrapi, está vetado en Irán. Esos casos abundan más de lo que quisiéramos. Desde quemas de libros por los romanos y el régimen nazi; persecución de “libros malditos” de parte de la Santa Inquisición; hasta ahora en Florida con DeSantis.

Siguiendo la conversación con Jerónimo Pimentel, quien es un erudito de los textos, pasamos a hablar de la Feria del Libro de Lima. Es el evento cultural más atendido. Dentro de todas las artes el libro es el que más convoca, me afirma. Es un evento muy democrático, muy transversal y tiene más de 200 expositores. Registra asistencias de cientos de miles esta fiesta del libro. El último dato es de casi 500 mil asistentes en 17 días. A pesar de todo esto existe una profunda impresión de que en el Perú no se lee.

“Hay muchos dichos y decires al respecto porque la lectura es muy difícil de discernir. Hay la lectura de libros en su formato tradicional, pero también hay una lectura que es académica, universitaria, escolar, digitales, conversaciones de whatsapp, hay muchos tipos. Entonces, a qué nos referimos. Enfocado en lo tradicional, leemos comparativamente poco en la región, pero cada vez más si medimos la lectura por la compra, que es un salto, pero es el único dato duro que tenemos. Aun no se descubre cómo medir la lectura digital. Podemos decir, desde el punto de vista editorial, que leemos poco comparativamente. En Argentina la sociedad de autores y editoriales comenzó en los años 30s. La construcción de ese mundo tiene 100 años. En Colombia nace a partir de la década de los 60s. En México es una industria que tiene un espaldarazo estatal enorme con librerías en comparación a la mayoría de países de Latinoamérica. En el siglo 20 muchos países tuvieron una historia con condiciones para generar industrias editoriales fuertes. Este siglo el Perú no tenía un marco legal, recién desde el 2003, de fomento de lectura. Sin ese marco es difícil que se asiente y prospere el libro. Hemos llegado tarde a la fiesta, pero estamos avanzando. Ya tenemos editoriales establecidas, transnacionales e independientes. Hemos empezado a jugar el juego.”

Luego de hablar con dos personas, cuyo aprendizaje recibí, solo queda agradecer. El movimiento que gira en torno a los libros, su difusión, venta, producción, es compleja y vasta. Miles de personas se encargan de que continúe el flujo de libros. Es gracias a ellos que el progresismo del conocimiento continúa. Para terminar, dejo una esplendida respuesta sobre la importancia de la ficción en el desarrollo humano que me dio Jerónimo. Luego de esto, fui inmediatamente a comprar el libro que me había recomendado.

“La lectura te permite dos cosas. Una, es educar tu sensibilidad y construir tu mundo interior. Es un acto espiritual. Le doy la importancia que las religiones le dan al rezo o a la plegaria. A través del estímulo de la escritura elevas tu espíritu y lo transformas en imaginación. A partir de ese acto mágico e íntimo logras sentir, escuchar, saborear y ver cosas a las que de otra manera no tendrías acceso. Por otro lado, tiene un aspecto profundamente republicano, en el sentido de que salir de ti por la sensibilidad ajena te permite imaginar al otro, ser otro. Estoy convencido en que es una educación para la empatía. No siempre ocurre. Hay varios bribones lectores y escritores en la historia. Hay muchas malas personas que son muy buenos escritores. Es el vehículo idóneo para transmitir conocimiento. De lo que sea”.

En cuanto a la biblioteca de mi viejo, planeo cuidarla todo el tiempo que mi vida lo permita. Ampliarla y seguir sus planes de una casa con paredes de libros. También, ayudaré en lo que esté al alcance de mi poder en proteger a los textos de cualquier amenaza inminente.

 

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[MIGRANTE DE PASO] Alumno Tafur lo llaman de la dirección. Con pasos temblorosos me alejaba de la mirada prejuiciosa de mi profesora. ¿Qué hice ahora?, me preguntaba. Sin sospecha alguna bajaba las escaleras y a cada escalón las llamas rebeldes iban abrasando mi alma. Después de todo era un niño que luchaba con dragones en pensamientos. Sentía que podía enfrentarme al mundo entero y salir victorioso. Me llevaron a un salón desconocido para mí. Mis padres, el psicólogo del colegio y el director me esperaban. ¿Qué significa esto?, me preguntaron mientras me mostraban un ejercicio que hicimos en clase.

La semana anterior todos los estudiantes tuvieron una autoevaluación. Tenias que poner del 0 al 10 cuánto te habías esforzado en cada materia. Con toda sinceridad coloqué cero en todo. Parece que la honestidad no era algo que respetar en ese momento. Acaso esperaban que mienta. Nunca lo sabré. Ante la pregunta respondí, con gracia, que significa justamente lo que había puesto.

No me interesaba el colegio, salvo algunas materias como historia, filosofía y comunicación integral. Las demás me parecían inútiles y me costaba ponerles empeño a materias a las que no les encontraba sentido. Eso sumado a cinco avisos de bajo rendimiento me llevaron al castigo más fructífero que haya tenido. Sí, avisos de bajo rendimiento a un niño que no tenia ni un pelo en el cuerpo. Hasta el día de hoy me parece una aproximación poco inteligente, que de didáctica no tiene nada para un joven disidente. Notar la desesperación de los profesores los volvía poco creíbles.

Quitaron el televisor de mi cuarto, sólo tenía mi cama y miles de libros. Mis padres, siendo mucho mas inteligentes que cualquier docente, me conocían y les interesaba más mi bienestar que notas sin significado alguno. Ahí comenzó mi aventura como lector. Se lo debo a ellos y a nadie más.

Ya había leído El señor de los anillos que empapó mi mirada de la realidad con ficción y un plano mágico que se entrelazaba con cualquier decisión que tomara. Ahora tengo un tatuaje en su honor. La primera semana me desvelé con los diarios de Marco Polo, que enaltecieron mi naturaleza viajera. Conocí a uno de mis héroes principales: Sherlock Holmes. Me enseñó que en los detalles hay más indicios de verdad que en lo periférico. También, que puedo crear mi propio palacio mental para refugiarme cuando quiera y donde sea.  Los últimos días de mi encierro me enamoré de las novelas de Oscar Wilde. El retrato de Dorian Gray y El fantasma de Canterville me dieron perspectiva de un amor aún desconocido. Luego de ese castigo, ya había encontrado algo de motivación, algo nuevo para mí, por lo menos había identificado que no vale la pena luchar por cosas que no llenan mi espíritu y dediqué el resto de mi vida a lo que sí lo hacía.

Los siguientes años escolares estaba preparado, no académicamente, sino nutrido de diversas lecturas que encendieron aún más mi rebeldía y mi énfasis en cuestionar todo lo que me ponían en frente. No iba a permitir atropellos de profesores abusivos. Profesores insatisfechos con sus propias vidas que aprovechaban su “autoridad” en clases para desquitarse con quien los retara intelectualmente. Vale la pena recalcar que las victimas de su despecho eran niños. Solo demostraban su cobardía. Aprendí que hay maestros que no merecen ese titulo y otros que toman ese rol con la responsabilidad que amerita. Aprovecho en agradecerle a Raúl Rueda, Sandra Gómez de la Barra, Ulla Holmquist y Marcela Castro por enseñarme más allá de sus materias. Verdaderos profesores. Por ellos, no iba a dejar que quemen mi corazón ante la humillación.

Me sumergí en los cuentos de Abraham Valdelomar y tomé a El Caballero Carmelo como ejemplo.  Iba luchar ferozmente ante cualquier insulto. Las novelas de Albert Camus que me inspiraron a crear mi propio sentido ante lo absurdo de la vida. Escogí un camino basado en ideales utópicos y actuar con coherencia. Expulsé la disonancia cognitiva que abrumaba mis noches. El primer paso para cambiar una realidad que no te gusta es vivir acorde con las metas que te autoimpones. Soñaba con un libro que pueda cambiar el mundo.

Me tildaron de ingenuo por confiar ciegamente en las personas. Sabía perfectamente que estaba vulnerable a traiciones y decepciones. Había decidido abrirme a los demás hasta que ocurra lo contrario. Mi ser estaba marcado por muchos cuentos y leyendas japonesas como el relato de los 47 Ronin. Tenia la amabilidad y el honor que me enseñaron, pero siempre con una espada imaginaria dispuesta a ser desenvainada ante ataques hacia mí o hacia personas que aún no encontraban herramientas para defenderse.

Me suspendieron dos veces por irme a los golpes defendiendo a amigos indefensos de estudiantes mayores que intentaban compensar su falta de neuronas atacando a gente más débil y menor. Pobres diablos. Ante estas suspensiones, mi madre, campeona mundial de karate, respondía llamando al colegio: en casa no vamos a castigar a nuestros hijos por pelear contra bullys.

-Francisco te toca el ejercicio b de burro.

-Disculpe profesor, pensé que era la c de calvo- reía por la pelada del profesor.

– ¡A la dirección!

-Francisco, sabes que los que se sientan atrás y se dedican a jugar nunca llegan a ser nada en la vida.

-No me diga que usted era de esos alumnos- respondí

– ¡A la dirección!

En cuarto de secundaria, tenía más años, pero seguía siendo un niño, no tuve necesidad de afeitarme en toda mi vida escolar, mi desarrollo fue bastante lento. En clase de geografía, con una profesora que se creía modelo y parecía no tener noción de su edad, me puse a jugar con plumones y dibujé espirales en mis manos.

-Todos menos Francisco levanten las manos- dijo la profesora. Todos como marionetas levantaron sus impecables manos.

-Ahora tú Francisco-, levanté mis manos pintadas con orgullo.

-Ya no estás en edad de pintarte las manos, madura de una vez, no te das cuenta de lo que haces-, me reclamó creyéndose astuta.

-Disculpe profesora, pero a usted nadie le dice nada por ser profesora y vestirse como alumna.

– ¡A la dirección! – Fui sonriendo, me la dejó en bandeja. A este paso el director y directora, de las personas mas inteligentes que he conocido, ya eran como amigos.

Terminó el colegio y salí triunfante. Con el cariño de quienes respetaba y el odio de quienes aborrecía. No podía pedir más. Después de un año sabático y viajes de autoexploración arranqué la vida universitaria. Una etapa tormentosa y desafiante. Ingresé a la Universidad de Lima para estudiar administración de empresas sin saber qué quería. En ese momento me sumergí por primera vez en la saga de Harry Potter. En las tardes, después de clases, llegaba a mi casa y dormía bastante. Un día mi padre me pregunta, entre sueños, qué clases había tenido: Defensa contra las artes oscuras, le respondí somnoliento. Cuando me percaté de lo que había dicho me di cuenta de que los libros se habían apoderado por completo de mi vida diaria, hasta cuando dormía.

Me cambié de carrera a psicología, después me trasladé a la Universidad Católica. Ahí estuve primero en psicología. Luego en arqueología y, finalmente, en filosofía. Abandoné la universidad para trabajar redactando notas de prensa. Antes de la pandemia decidí retomar los estudios y entré a la Universidad de Buenos Aires para emprender otra aventura. Terminé siendo un estudiante de filosofía que no creía en la belleza, lo bueno y la verdad. Dentro de la oferta académica no encontraba un pilar que me sostuviera. Pero siempre con la cabeza en alto, porque tengo la seguridad de que nunca dejé de intentar y nunca dejaré de hacerlo con el camino que es mi vida. En ese torbellino de carreras e intentos mi única constante fue la lectura y escritura.

Durante esas búsquedas de ida y venida encontré un paraíso pacifico en las novelas de Hermann Hesse. Esta semana se conmemora el aniversario de su muerte, que fue el 9 de agosto de 1962. Uno de los máximos esplendores del existencialismo y premio Nobel de literatura. Ya había explorado un poco este género. Cuando todos en el colegio se confirmaban, yo leía el Anticristo de Friedrich Nietzsche.

El día que Demian llegó a mis manos cambió mi mundo por completo.  Aún recuerdo ir al cuarto de mis padres convencido de que tenia el estigma de Caín. El dios Abraxas, que une la dualidad entre el bien y el mal, me obsesionó.  Luego, Siddhartha me convenció que no necesito amarrarme a otras materias predeterminadas para mi desarrollo personal. Solo necesitaba mi propio ser y voluntad. Me fascinó el momento en el que el protagonista conversa con Buda y decide no seguirlo, ya que él mismo tenía que forjar su propio sendero. Los años siguientes, hasta la actualidad, dediqué mi tiempo a romper ataduras y cascarones de pensamiento. Una infinidad de ellos, siempre hay más que romper y aprender.

Yo aconsejo a todos los niños y jóvenes como yo, que se agobian por no encajar en lo que el mundo académico ofrece, que nunca se rindan. No le hagan caso a nadie y sigan su instinto. No es necesario vivir sabiamente ni obsesionarse con el camino correcto. No hay por qué sufrir cuando las oportunidades abundan. Lo único fundamental es creer en uno mismo. Cuando encuentren lo que quieran aférrense a eso y no dejen que nadie se meta con lo suyo. Lo demás son sombras de nada.

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[CRÓNICA] Luego de dos horas de vuelo, sumadas a un retraso de 1 hora, llegamos a San Carlos de Bariloche. A dos grados bajo cero con vientos helados y poco abrigo esperamos a que llegue un taxi. A unos cuantos kilómetros de Villa los Coihues, ciudad a orillas del Lago Gutiérrez, nos esperaba una pequeña cabaña que nos alojaría por tres días.

El puente que conectaba la residencial con la carretera estaba cerrado por obras. Nos dejaron del otro lado. Estábamos rodeados de belleza oculta por la noche e intensa lluvia. Los tres con maletas, sin saber dónde ir, sólo nos quedó enfrentar el puente pisando cemento sin trabajar y vigas al aire. Tuvimos la suerte de llevar con nosotros a un desconocido en el aeropuerto que buscaba transporte. Nos prestó internet y pudimos contactar a quien nos alquiló la cabaña. Nos esperó cruzando el puente y nos llevó.

Ni la oscuridad ni la tormenta nos pudo quitar las sonrisas de la cara. Con dos amigos de la vida, de esos que sólo encuentras una vez, da la sensación de que nada te puede detener. Viviendo lejos, emprender un viaje con personas que te rescatarían incondicionalmente de cualquier hoyo en el que te encuentres, es espectacular. Sientes una calidez mucho más fuerte que cualquier ambiente helado que te rodea. Llegamos de madrugada a nuestro pequeño hospedaje y dormimos entre risas y cigarros.

En contra de mi naturaleza dormilona nos levantamos temprano para ir al Cerro Catedral donde se encuentra el centro de esquí, el más grande de Sudamérica.  Todas las mañanas caminamos aproximadamente un kilometro para cruzar el puente en construcción y coger un taxi. Ahora de día se veía el gigantesco lago y montañas nevadas que decoraban de aventura el comienzo de nuestros días. Llegando, lo primero que hicimos fue alquilar el equipo para hacer snowboard. Tabla, botas, pantalón de nieve, lentes y casco.

Una vez equipados hay que subir el funicular para subir la montaña. Ya había ido una vez antes, pero me había limitado a hacer el deporte en la zona de aprendizaje en la base de la montaña. Era la primera vez en estos asientos al aire libre, con la tabla colgando de un solo pie. Me moría de miedo, no quería subir, me temblaban las piernas a cada paso. Mi pánico a las alturas me estaba frenando a una de las experiencias más divertidas. Finalmente me atreví. Las garitas se abren y tienes que deslizarte hasta que el asiento te recoge y te eleva sin frenar.

Cerré los ojos y recordaba las palabras de mi padre. Era un niño miedoso y los deportes radicales me aterraban. Heredé esa fobia de él y aprendí mucho de su valentía. Me enseñó que no hay necesidad de hacer algo si tienes miedo, a menos que haya una razón mas importante para hacerlo. También, que para ser valiente primero hay que tener miedo. Hay más valor en la superación que en la acción temeraria.

Abrí los ojos y mientras sujetaba fuertemente la baranda de seguridad vi uno de los paisajes más hermosos que haya visto. Parecía volar encima de la montaña blanca, los esquiadores se deslizaban abajo mío y se veía el enorme lago Nahuel a lo lejos. La segunda vez que subía con mis amigos al lado, se detuvo unos minutos en la parte más alta: ¡Tenía que ser ahorita! Mis amigos explotaron a carcajadas y me contagiaron. Supongo que la mejor cura para el miedo es la risa. Hay magia y autoconocimiento en reírse de uno mismo. No perder la capacidad del humor ante circunstancias adversas es admirable. Tantos años buscando la verdad y la belleza en filosofías, libros y pensamientos cuando estaban ahí, a un paso de distancia.

Tienes que bajar del asiento y deslizarte rápidamente hacia un lado para no obstaculizar el descenso de quienes vienen después. La nieve está por todos lados y la gente avanza a altas velocidades por donde veas. Seguía sintiendo miedo, pero la adrenalina te vuelve más fuerte y resistente. La primera bajada aprendí a deslizarme de un lado para otro en zigzag, me caí decenas de veces. Cada una superada por risas. La segunda vez me caí unas cuantas veces. Las siguientes ya había aprendido a doblar para ambos lados y frenar. En teoría, si ya sabes eso no hay por qué caerse. Notar la curva de tu propio aprendizaje te hace sonreír inevitablemente.

Los más experimentados asumen una responsabilidad de protectores con los que están aprendiendo. En toda caída siempre alguien me preguntaba si estaba bien. Después de todo, es un deporte de riesgo y los accidentes suceden constantemente. En los tres días que fui vi a dos personas accidentadas que tuvieron que ser bajados echados en un pequeño trineo manipulado por dos esquiadores que llevaban a los heridos a la base de la montaña. Mi grupo no fue ajeno a los accidentes. El segundo día, uno de mis amigos se cayó de espaldas y al poner las manos se dobló la muñeca. Cuando fuimos a la posta médica le dijeron que su mano tenía una deformidad y que era mejor no volverse a tirar.

La última jornada esquiamos medio día, devolvimos el equipo y nos despedimos de la montaña. Fue de esos viajes que no quieres que acaben. Pero definitivamente volveré algún día y retomaré ese hermoso y arriesgado deporte. Terminamos el viaje comiendo cordero patagónico en el centro de Bariloche. Ante los paisajes, snowboard, accidentes y aprendizaje me quedo con la sensación de superar miedos y nunca olvidar que nadie puede solo y apoyarse en la amistad cuando es necesario. Toda mi vida me sostuve en héroes ficticios que hacían la realidad más fácil. Es importante recordar que los héroes de verdad son miedosos y están desnudos.

 

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Después de dos horas de camino, de Miami a Fort Lauderdale, me dejan a dos cuadras del DRV PNK Stadium. Casa del Inter de Miami. A 33 grados, el calor era aplastante. Había largas colas bajo el sol, mucho más ordenadas de lo que estaba acostumbrado. Por lo menos, para un partido de futbol. Cuadras atrás ya veías camisetas de rosado o argentinas caminando. Las casas en los alrededores habían liberado sus estacionamientos para alquilarlos a precios elevados. Cualquier oportunidad de dinero no se deja pasar en la nueva ciudad de Messi.

Previo al viernes del partido, ya se podía ver a toda la ciudad celebrando la bienvenida al mejor jugador de la historia. Cientos de carteles. Noticias de Messi comprando en un supermercado con su familia. La Messiburger que ya existía, pero tomó potencia. Un nuevo mural en Wynwood, distrito artístico. Cobertura televisada de su primer entrenamiento. Programación para su bienvenida oficial al lado de David Beckham, dueño del club y leyenda del Manchester United, Real Madrid e Inglaterra. Al parecer, tiene la misma habilidad para los negocios que para patear tiros libres. La ceremonia fue interrumpida por una tormenta eléctrica y tuvieron que suspender los shows. De igual manera, Lionel Messi y su excompañero del Barcelona y también campeón del mundo, Sergio Busquets, dieron unas palabras bajo la lluvia.

“No perdimos contra ellos. Messi me dobló la velocidad sobre el terreno de juego y, probablemente, haya sido en ese momento que decidí retirarme”

David Beckham ante una pregunta sobre su retiro en el 2013.

Abrieron las puertas a las 6 y media. El partido comenzó a las 8 de la noche. Apenas entré me di cuenta de la diferencia entre un partido de futbol en Estados Unidos y el de cualquier otro del mundo, sobre todo de uno en Latinoamérica. Nadie se iba a pelear. Era un evento familiar y no existía mucha devoción por los clubes asistentes. Lo bueno es que no había gente desaforada o violenta. No se veían abusos, insultos a los jugadores o entre hinchas. Muchos dicen que eso es parte de la belleza del fútbol. La verdad que es increíble ver los cantos masivos y a la gente saltando, pero la violencia estúpida e injustificada me parece desagradable. Arruina el futbol, no lo hace más bello. Gracias a esto se puede disfrutar de una cerveza adentro del estadio.

En este estadio playero con 20 mil personas de aforo todos venían a ver al astro argentino. En las colas para comprar camisetas se veía a gente de Cruz Azul, el equipo contrario de México, felices por conseguir la 10 de Messi. Yo, convertido en un niño de nuevo, me compré la camiseta en un ataque de euforia.

Es alucinante lo que puede hacer una sola persona. Aunque no es alguien normal, es alguien que lo ganó todo en su deporte y lo sigue haciendo a los 36 años. Es mágico. Tiene el poder de hacer que todo el mundo lo quiera y apoye. A mi parecer, yo creo que se debe a sus logros no oficiales. Hizo feliz a infinitos niños y niñas de todo el mundo y de distintas generaciones. Yo fui uno de ellos y ahora tengo 29. Durante el Mundial todos querían que gane Messi más que Argentina. Lo ganó y se lo merecía.

Al llegar a mi asiento, ya de rosado, me encuentro una banderita con el nombre Messi y el Inter de Miami. Con gusto la usé en varios momentos del partido. Sonreí de principio a fin. Me hizo recordar los primeros partidos que vi de Ronaldo Nazario, el fenómeno, que fue mi ídolo durante la infancia. Comenzó el partido sin sus nuevos integrantes y cuando veían al 10 calentar se elevaba la emoción. Veían más los piques al borde de la cancha que al partido, yo incluido. Al ser pequeño el estadio, todos pudieron verlo de cerca. El sueño de muchos hecho realidad.

Durante el primer tiempo no entraron ni Busquets ni Messi. Pero igual fue entretenido. El show es el valor agregado en los eventos de Estados Unidos. Entre los fuegos artificiales nuevamente rosados y la música cada cierto tiempo le daba al encuentro un aura mundialista. Quedó 1-0 con gol de Taylor yéndose al medio tiempo con el marcador a favor. Minuto 53: entran Messi, Busquets y Josef Martinez. Las 20 mil personas enloquecieron. ¡Bienvenido Messi! ¡te amo Messi! La manía se apodero del estadio. Todos parados viendo cómo ingresaba el mejor de la historia acompañado de más fuegos artificiales. El partido cambió por completo. Era otro fútbol. En el minuto 65, Cruz Azul iguala el marcador, pero a nadie le importó. Messi estaba en el campo y era lo que importaba. Toda sabían que en cualquier momento algo iba a hacer. Lo hizo en todo segundo.

Sergio Busquets es definitivamente uno de los mejores 5 de la historia. Es un genio. Pelota que tocaba, pelota que le llegaba directo a los pies a Messi. Lionel hacía pases alucinantes a sus compañeros con la tranquilidad que lo caracteriza. Verlo caminar analizando todo, algo que siempre hace, es increíble. Está preparado para eso. Es ver el potencial humano explotado al máximo. Y con el 10 argentino parece no haber límites.

Después de casi 30 minutos haciendo lo que quería junto a su excompañero del Barcelona, se acercaba el final, uno con empate. Minuto 93. Tiro libre para Miami. Messi va a patear. Todos al borde de sus asientos. Pitido del árbitro. Patea. Golazo al ángulo. Gritos y sonrisas por todos lados. Messi corrió hacia su familia y celebró con ellos. Si él está feliz parece que todos lo están. Una de las mejores experiencias de mi vida. Pocas veces había vuelto a sentirme niño de esa manera. Dos horas de sonrisa incesante.

Luego vi en las noticias a Lebron James, Serena Williams y Kim Kardashian, emocionados, tomándole fotos en el partido y buscando la oportunidad para abrazarlo. Es el famoso de los famosos. La semana siguiente Messi marcó dos goles más con el club y una asistencia. En menos de un partido entero metió 3 goles y una asistencia. Messi llegó a Miami y en menos de dos semanas se volvió el rey. Están últimos en la tabla, pero con su llegada, la de Sergio Busquets y otras leyendas que se rumorean, probablemente, sorprendan al país norteamericano. Solo me queda desear que tenga los mejores momentos en la cancha y con su familia. Ante un personaje como él sólo queda querer que sea feliz el resto de sus días. Se lo merece y gracias por todo.

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[MIGRANTE DE PASO] MIAMI.- Esta realidad se encuentra en el blanco de las balas radicales de su gobernador. Solo le faltan cachos para ser el diablo. El mundo está bajo una tormenta conservadora de toda inclinación política. Desde Europa hasta todo América. Recordemos que esta desagradable tendencia nace de un mal manejo de inmigrantes y refugiados. Uno que sólo desenmascara un rostro xenófobo y racista.  La empatía está en decadencia.

Viendo desde lejos a mi país, que está siendo aplastado por un autoritarismo letal para todos aquellos que buscan una mejor calidad de vida, una que merece todo ciudadano, no se salva de la discriminación y odio a los venezolanos que llegaron escapando de su país en vías de destrucción. Muchos les echaron la culpa de la alta criminalidad; es cierto que hubo algunos foráneos que participaron en trabajos como el sicariato, pero no podemos lavarnos las manos de que somos un país repleto de violadores, feminicidas, homofóbicos y distintos crímenes. En un país cuya ley es sacarle la vuelta a lo que se pueda es un insulto dárnosla de santos.

Podrás imaginarte desde afuera. Ser un mexicano cruzando la frontera. Pensando en tu familia mientras que pasas. Dejando todo lo que conoces atrás.

Si tuvieras tú que esquivar las balas de unos cuantos gringos rancheros
Las seguirás diciendo good for nothing wetback?
Si tuvieras tú que empezar de cero.

-Molotov (Frijolero)

Como niño fanático de Molotov, cantando “Viva México Cabrones” antes de los 10 años, no puedo dejar de decir que es lamentable lo que está sucediendo en lo que una vez fue el paraíso de los migrantes. Un paraíso que cada vez se vuelve más infernal. Aquel agente del caos, que deja a Donald Trump como un ángel a su costado, el gobernador de Miami, tiene nombre. Uno que ya es sinónimo del mal: Ron DeSantis, quien asumió el cargo en el 2019.

Para empezar, el nombre de la ciudad nace del nombre “Mayami” utilizado por los indígenas Miamis que existieron en la zona. En 1960 se dió la primera gran ola migratoria de cubanos escapando del régimen autoritario de Fidel Castro, quienes fueron recibidos como refugiados. Luego en las décadas siguientes hasta hoy millones de latinos llegaron a Florida para establecerse y escapando de coyunturas castrantes de países hispanos.

Es palpable la influencia, no es necesario saber inglés para vivir sin problemas en este estado, el 69% habla castellano. Barrios como Little Habana o Little Buenos Aires demuestran la importancia de la comunidad migrante. Llegó a ser conocida como la “Ciudad del progreso”. Todo aparenta que pronto dejará de serlo.

Es común escuchar entre los taxistas una confusa adoración a Trump. Creen que gracias a él mejoró la economía cuando es una gran mentira. Las fake news han generado un cocowash masivo en múltiples estados norteamericanos. Si bien uno se siente acogido por el ambiente latinoamericano, sus protagonistas están siendo víctimas de mentiras disfrazadas de verdad. Está comprobado que las generaciones menores tienen mayor dificultad para reconocer noticias verdaderas de las falsas.

DeSantis y su actitud enferma ha sacado una nueva ley en contra de los inmigrantes ilegales, que ataca ferozmente a la economía y bienestar, tanto de los trabajadores como de los empresarios. Esta norma, la SB 1718, consiste en que todo negocio con más de 25 empleados, debe verificarlos a través de la base de datos E-Verify, que confirma si se puede o no contratar a la persona. Es una ley que ataca directamente a los trabajadores ilegales. Casi 800 mil personas están indocumentadas en Florida. Samuel Vílchez, director de American Business de Florida indicó que los sectores más perjudicados serán la agricultura, la construcción y los restaurantes y hoteles.

“Estas son industrias donde los inmigrantes forman la vasta mayoría de trabajadores. No permitir a los negocios el acceso a estos trabajadores tendrá un gran impacto en nuestra economía y en la capacidad de crear trabajos”

-Samuel Vílchez

Sólo los sectores mencionados cuentan con 391 mil trabajadores indocumentados y eso representa el 10% del total. El Florida Policy Institute estima que la pérdida de ese porcentaje podría llevar a una caída de 12.6 billones de dólares en tan sólo un año. La ley empeora con las sentencias, ya que quienes no la respeten pueden ser multados con altas cifras e inclusive terminar presos. De esta manera, la situación parece invertirse. Los migrantes ya no se quedan en este Estado, se están yendo. Algo totalmente comprensible ante semejante opresión.

Esta no es la primera arremetida del gobernador sin cordura hacia el progreso. En marzo del 2022 se promulgó la ley conocida como “No digas gay”. Se prohíbe abordar la identidad de género y orientación sexual desde el nido hasta el tercer grado. ¿Cuál es el límite de estos ataques? Miles de niños serán sometidos a exclusión y bullyng por un capricho estúpido y altamente conservador.

El mismo año se promulgó otra ley de prohibición de libros. Es imposible no pensar en las quemas de libros de parte de los nazis y otros regímenes autoritarios. En el ámbito educativo se prohibieron libros con temáticas LGTBQ, identidad de género, temas raciales, las minorías negras y la historia de la esclavitud del país, entre otros temas. Parece que quieren criar monstruos en vez de niños. Qué se puede esperar de una educación tan anticuada. Parece un retroceso a la Edad Media.

Como toda persona engreída, déspota, prepotente y con complejo de dios (aunque en este caso seria complejo de demonio), no se libra del rencor, la piconería disforzada y la venganza. Disney se opuso fuertemente a las medidas excluyentes contra la diversidad del gobernador y éste arremetió ferozmente contra ellos.  Desde 1960, la compañía contaba con un estatus especial similar a un gobierno local, lo que le permitía defender a sus trabajadores y brindar beneficios. En represalia, DeSantis sacó una ley que le permite al gobernador reemplazar la junta que administra el distrito. La disputa legal entre ellos continúa.

Este año, a partir del primero de julio, sacaron una ley que permite a los residentes de Florida portar armas ocultas en espacios públicos. Sin necesidad de un permiso gubernamental. Sólo este año han ocurrido alrededor de 370 atentados masivos y sobre esta realidad se suma esta nueva ley. Es una locura lo que está sucediendo, qué intenta incentivar con esta ley. No le pesan las muertes de su Estado ni los familiares de las víctimas. Este sujeto no deja de amenazar e insultar a su propia población.

Un ultimo atentado contra el progresismo fue la ley “de protección de los latidos del corazón”. Sinceramente tonterías. Se redujo la prohibición de abortos de un periodo de 15 semanas a 6 semanas. ¡Cuándo vamos a entender que ese derecho pertenece únicamente a las mujeres! Ya es hora de dejarnos de ridiculeces al creer lo contrario. Francamente este sujeto es de lo más absurdo que he visto en mi corta vida. Me repugna. Parece el nazismo encarnado. Asqueroso. Es deber de todo ciudadano consciente luchar contra este tipo de personalidades. Que no aparezcan más. Se lo pido por favor a todo el mundo. No más tipos como él.

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[MIGRANTE DE PASO] Un Congreso lamentable. La corrupción aplasta. López Aliaga le da la espalda a la comunidad LGTB+. Crisis en la Fiscalía. El sicariato aumentó 50% este año. Lima, número uno en tráfico vehicular latinoamericano. 5380 mujeres desaparecidas y 137 feminicidios en 2022. En lo que va del año, se suman 76 casos. Solo el 30% de mujeres denuncian. El miedo reina en este país. Lima, una ciudad enferma y patológica.

Es natural, ante tantos atentados contra los ciudadanos a manos de quienes deben protegerlos, que el estado de derecho sea odiado y carezca de respaldo. ¿Quién confiaría en esta jauría que nos gobierna? Solo unos locos podrían hacerlo. Los extremos crecientes se regocijan en el caos. Es su alimento. El conservadurismo, como mayor enemigo, le da una patada al progreso que muchos anhelamos. Imagino a Manuel Gonzáles Prada, César Vallejo, José María Arguedas, José Carlos Mariátegui, Túpac Amaru Segundo, María Elena Moyano, Chabuca Granda y nuestros próceres libertadores enfurecidos y apenados desde sus tumbas.

“Hay peligro en los cambios temerarios, pero mayor peligro hay en el conservadurismo ciego”
-Henry George (economista estadounidense)

A pesar de todo, esta es mi ciudad, mi hogar, y el cariño que siento por mi país es inextirpable. Viviendo fuera, “La flor de la canela”, “Valicha” o “El cóndor pasa” te sacan lágrimas, aunque no quieras. Lágrimas de nostalgia y de pena por la situación en la que nos encontramos. Una pena por nuestra situación, donde la indefensión aprendida sobra.

La ciudad parece estar dormida y deprimida. Me llama la atención cómo a las 9 de la noche ni un alma transcurre en las calles. La vida nocturna se limita a desmadres de fines de semana. Los teatros y cine nacionales luchan por la supervivencia. El arte está bajo amenaza. El deporte abandonado. Yo no encuentro solución en mis divagares mentales. Rezo, aunque no creo en dios, porque alguien la encuentre. Un héroe salvador.

No me tiembla la pluma al aceptar que la Lima que yo conozco no es la misma que la del 90% de ciudadanos. No me tiembla la mano al decir que mi situación se debe a suerte pura. Altamente agradecido por donde nací y por mi familia, que no me dejó caer en las cucufaterías de las elites. ¿Qué seria de mi sin eso?–, me lo pregunté siempre. Estas aceptaciones parecen arderle a la inmundicia que abunda en las clases altas. Lo que escasea es su empatía y conciencia respecto de por qué están donde están. En muchos casos, simplemente suerte.

Las élites conservadoras tienen un nuevo slogan: “Matemos a todos”. Hay que ser psicópata para decirlo en serio y la superioridad autoproclamada no es más que una patraña sucia. Quienes se creen los reyes del país no son más que parásitos. De superioridad no tienen ni un pelo. Su ignorancia y prepotencia sólo demuestra su falta de inteligencia y la necesidad de demostrar, como todo ser débil. Yo les recomiendo bastante lectura para que sepan dónde están parados.

Un amigo, bastante limitado, me pregunta: ¿entonces eres marxista? Un cuestionamiento que se repite innumerables veces, en medios, en la calle, por todos lados. A qué diablos se refieren. Creen que es sinónimo de comunista. No lo soy. Pero no tomar en cuenta el desarrollo de la civilización por medio de la lucha de clases, la necesidad de tener conciencia de clase, el materialismo histórico, la teoría de alienación y el opio del pueblo es un error terrible. Cualquier interpretación sociológica, política y económica que no considere esos factores va a caer en falacias. Seas de izquierda, derecha, centro, de arriba o de abajo. Negarlo es como no creer en el inconsciente de Freud. Por lo tanto, ante esa pregunta, sí debo ser marxista.

Existe una epidemia de inocencia política incomprensible. Desde los inicios de la República los gobiernos se han dedicado a robar, delinquir y someter al país. Pero la incredulidad continúa y no muchos escapan de ella. Aún recuerdo la publicación de una persona bastante leída que decía: “Ganó mi profesor, el del pueblo” cuando Castillo triunfó en las elecciones, no había pasado ni un día y ya todos sabemos cómo terminó. En este país es casi un deber ser siempre de oposición y abandonar simpatías políticas. De lo contrario, seremos defraudados por el poder.

“El poder siempre atrae a los hombres de baja moralidad”
-Albert Einstein

Saliendo del Jorge Chávez me salió una sonrisa, se extraña la huachafería y el ambiente contaminado. No pasa mucho tiempo para que se borre. Los autos pareces competir entre ellos, carreras por pasajeros y maniobras imprudentes. Un tumulto de masculinidades frágiles se enfrenta por ver quién es más hombre. Ridículo. Formas de pensar arcaicas. La sonrisa me regresó al llegar a la Costa Verde. Al estar acostumbrados al mar no nos damos cuenta de la hermosura de su inmensidad estando a pie de la ciudad.

Durante la pandemia que acechó ferozmente nuestro país y las máscaras corruptas se cayeron, nos las arreglamos encerrados. Aún no se conoce la gravedad de las consecuencias en la salud mental por ese período. Lo único que rescató mi cordura fueron las vueltas consecutivas que daba en la Costa Verde. Era necesario un respiro. Felizmente, esa etapa terminó y el mundo entró nuevamente en funcionamiento.

Mis perros me recibieron saltando y moviendo la cola. Ver a mis familiares y amigos me hicieron sentir en casa. Las noticias, almorzando en la cocina, derrumban la esperanza, pero es importante ser reacio a perderla. Todos los recuerdos que viví en mi ciudad me hicieron quien soy y el entorno donde crecí me mantiene expectante a nuevas ideas y a corregir pensamientos que inevitablemente tengo. La idea es identificarlas para cambiarlas. Mantengo la mente abierta a que todos hagan lo mismo.

Un punto de quiebre en mi caso fue cuando trabajé en La Mula y gané amistades grandiosas de cariño incondicional con personas de mundos distintos. Si alguno de ellos lee esto sepan que les debo un enorme Gracias. Me hicieron crecer.

Al día siguiente de mi llegada me quité la espina con mis amigos de siempre, en la esquina de siempre y con el mismo amor de siempre. Son parte de mi familia. Nos reunimos en un pequeño malecón de Barranco donde se ve toda la bahía. Jugué fútbol, aprendí a montar bicicleta, tuve rechazos amorosos y travesuras inolvidables. Con esta vista me fumé incontables problemas junto con mi hermano. Al estar ahí nuevamente aumentaron mis ganas de vivir y aprender. Ahí, con mis hermanos de alma y el mar que consume todos mis problemas. Nunca abandonaré el orgullo de donde vengo. Sea cual sea la situación. Espero que todos tengan la suerte de encontrar personas como las que yo hallé. Si aún no las tienen, el mundo es infinito y siempre hay personas que te querrán por lo que eres.

“Un amigo es alguien que te da total libertad para ser tú mismo”
-Jim Morrison (The Doors)

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“Aquellos que rompen las reglas son escoria. Aquellos que abandonan a sus amigos son peor que la escoria”
Hatake Kakashi (NARUTO)

[MIGRANTE DE PASO] Kakashi Sensei, el personaje más querido dentro del mundo shinobi de Naruto. Este último, pequeño rubio cuyas ganas de ser reconocido lo llevaban a cometer travesuras un poco pasadas de la raya. Divertido y valiente. Cuántos niños y niñas son castigados por travesuras inofensivas. Existe una flojera docente por intentar entender y conocer los motivos en los estudiantes. Pataletas por los dos lados. Un castigo sin más es una muestra de decadencia profesoral.

“No hay camino para ser Hokage (líder de la aldea)”. “Lograré mi sueño y bajo mi propio camino ninja”. “Rendirse no es una opción”. “La idea de ser un genio del esfuerzo”. “La hermosa ilusión de cambiar el mundo a través de un libro”. “La disparatada, pero hermosa idea de luchar para salvar al contrincante de sus demonios”. “Recibir una patada de la verdad”. “El verdadero rey son los niños”. “Intentarlo todos los días es un talento de por sí”. “Nadie tiene enemigos”. “Voy a ser el rey de los piratas”.

Este tipo de enseñanzas son transmitidas en animes. Es un punto de vista, un sistema de valores y forma de pensar que le abre la mente a quienes están dispuestos. Lo mismo sucede con toda fantasía y la ficción. Siendo honesto, prefiero creer en esos mal llamados disparates que en una realidad donde el honor y la sabiduría parecen obsoletas. Vale la pena mencionar que One Piece, el manga de Eichiro Oda, probablemente una de las épicas más valiosas en la historia, logró ser el número 1 en ventas de comics en la historia. Dejó a Superman atrás.

Se suele subestimar la importancia de la ficción o cualquier incentivo de imaginación. Privar a alguien de imaginación equivale a limitar todo pensamiento, comportamiento e identidad de la persona. Probablemente sea lo más importante. Los colegios de mi país se refugian en planes lectores anticuados y muchas veces determinados por argollas literarias que arruinan el desarrollo a cambio de un poco de dinero. Sin quitarle mérito a la obra maestra Don Quijote de la Mancha, que jóvenes de 14 o 15 años lo tengan que leer obligados es demencial.

«De todos los instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones del brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y la imaginación.»
Jorge Luis Borges

Durante la etapa escolar exploré empedernidamente las ficciones. Montañas de libros, PlayStation, escritura, óleos de mi hermano, animes, el flamenco y las danzas orientales de mi madre, teatro, música y buenos ejemplares audiovisuales convivían conmigo. Ojalá llegue el día en que todos crezcamos rodeados de conocimiento, arte y cariño.

Muchos dicen erróneamente que el arte no sirve y es lamentable. Probablemente, una mente que se expone a estas actividades tiene un nivel de pensamiento crítico, una autoexploración más compleja y, sobre todo, una mente inclusiva. La sensibilidad, empatía, mente porosa y valores sociales se aprenden más del arte, lecturas y deporte que de las materias académicas, las que parecen volverse nimiedades.

Mi desarrollo físico y emocional fue bastante lento: no me afeité ni una sola vez en el colegio. Cuando mis amigos comenzaron con bares y fiestas, yo los acompañaba con morochas e Inca Kola. Mientras, me tentaban las ganas de regresar para refugiarme en las ficciones que sigo amando. Ante la crueldad infantil mi defensa era que sabía jugar futbol, pelear bien y mis irremplazables amistades incondicionales que cubrían mis espaldas.

Me gusta pensar que soy un buen amigo.  Eso no seria posible sin el tiempo inmenso que pasé entre personajes e historias ficticias. Me acompañan a diario, se impregnan en mi persona y de esa manera son más reales que muchas otras banalidades.

Este desagrado y exclusión por quienes no encajan en la oferta académica es definitivamente el mayor enemigo de la enseñanza. Niñas y jóvenes son convencidos de que el cambio no es una opción. Con la agencia reprimida. Maestros para algunos y jueces para otros. Para estas personas el arte es un aliado.

El mundo académico es de gran ayuda, actualmente se encuentra desfasado respecto de los avances tecnológicos y epistemológicos. La ciencia no puede abarcar todo el conocimiento y esa lucha por la hegemonía lo ha vuelto un mundo limitante bajo la apariencia de dar alas. Sin querer, condenan a innumerables personas a creer que no pueden. Si no adaptan su formato anacrónico me atrevo a decir que la academia está destinada a desaparecer. No te hace ni más inteligente y tampoco mejor persona.

Aun en el colegio, me castigaron por un aviso de bajo rendimiento que le llegó a mis padres. Hasta hoy, con 29 años, sigo pensando que esa calaña de “aviso” es ridícula y absurda. Televisión sacada de mi cuarto, sin videojuegos, sólo libros. Me adentré en las aventuras de Marco Polo con sus diarios. Oscar Wilde me recogió entre fantasías y locuras. Por ultimo, conocí a la comunidad del anillo que Tolkien creó con su brillantez. Me leí sus libros en castellano, inglés y francés, que no hablo.

Hacer un ensayo para física era una acción diminuta y tonta ante semejante castigo productivo Cuando iba al colegio me sentía acompañado por Gandalf, Dorian Gray y Gengis Khan. Con ese grupo me sentía invencible. Así fue gran parte de mi secundaria.

Un profesor de matemáticas, Fernando Martinez, calvo de pelo y alma me enseñó por un año. Aunque un año es mucho decir, ante su falta de inteligencia y actitud matona, por la que no podía lidiar con un niño rebelde. Durante todo un grado no me dejó entrar a clase, tal vez por eso los números no son mi fuerte. Igual fue de mi agrado no ver su cara pervertida ni escuchar sus estupideces. Usaba ese tiempo para alimentar mi plano mágico con libros y buenas conversaciones.

En Buenos Aires, donde vivo, debido al enorme deficit económico la pobreza aumenta cada vez mas. Es usual que pequeños y grandes pidan comida y abrigo en tiempos de invierno. Siempre intento darles de comer: “No les des, haces mal”. “Eso es ser paternalista”. “Estas incentivando la vagancia”. Blah, Blah, Blah, ideologías baratas que no vale la pena mencionar. Si puedo ayudar a un estómago hambriento, así sea solo por un día, lo voy a hacer. Me lo enseño Sanji, el cocinero de los piratas sombrero de paja (One Piece), en este mundo el hambre tiene que dejar de ser un problema.

La vida no es una creación de moldes para cumplir funciones sociales. Las escuelas deben incentivar el desarrollo personal en la medida del individuo y sus inclinaciones. Corregir no es amputar lo diferente para ser uno más. Hay que vivir haciendo lo nuestro, sin dañar a nadie y que no importe la norma común que cada vez es más desagradable. Con sinceridad, lo que digan no es buena guía para nada. Haz lo tuyo y devórate al mundo sin ninguna ideología que adoctrine. No hay que ser chupamedias.

“Lo único que podemos decidir es qué hacer con el tiempo que se nos ha dado”

-Gandalf (El señor de los anillos)

 

 

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