En la búsqueda de alcanzar la mayoría suficiente para hacerse de la Mesa Directiva del Congreso, la centroderecha no se está parando en mientes para conseguirlo.
Hace cosa de un mes iniciaron verbales coqueteos con Perú Libre, pero luego vino el úkase de Keiko Fujimori a través de Miki Torres y las tratativas quedaron convertidas en letra muerta. Ya no había nada que hacer entre Fuerza Popular y el partido de Vladimir Cerrón, con lo cual abortaba la posibilidad de que el hermano el del exgobernador de Junín ocupara un sitio protagónico en la mesa directiva a conformar.
A renglón seguido varios representantes parlamentarios del llamado Bloque Democrático han empezado a tirarle flores a la bancada del Bloque Magisterial, señalando que son más sensatos y dialogantes que sus pares de Perú Libre y que con ellos sí se podrían sentar y acordar un pacto.
La dificultad está en el pedido del Bloque Magisterial de que le otorguen la presidencia de la Comisión de Educación, lugar que, a su vez, Renovación Popular se niega a perder y, como veremos, con singulares buenas razones.
No sería admisible, ni ética ni políticamente, que parte del toma y daca con el Bloque Magisterial, pase por entregarle a éste la potestad de volver a poner sobre el tapete temas ya zanjados, como el intento de intervenir la Derrama Magisterial o el de brindarle reconocimiento sindical al Fenate, agrupación claramente vinculada al Movadef.
Nadie se puede cortar las venas porque se incluya a una agrupación de izquierda en una Mesa Directiva presidida por la derecha, sobre todo si pragmáticamente se necesitan sus votos para alcanzar la mayoría. Al final, lo que importa, políticamente hablando, es la Presidencia del Congreso, no las vicepresidencias, que son cargos más bien protocolares.
Lo que preocupa es que al son de las negociaciones, la derecha trance en temas inaceptables, sobre los que debe mostrar intransigencia. La agenda del Movadef no puede ser avalada por ninguna agrupación democrática, y si el Bloque Magisterial la pone sobre la mesa debe ser descartada de plano. Los tiempos infaustos del castillismo no pueden volver por la puerta falsa de una negociación política, por más perentoria que ésta sea.
Le toca al Congreso clausurar este despropósito llevando nuevamente al Pleno la derogatoria del decreto supremo que da origen a este descomunal atentado contra el derecho empresarial y la libertad asociativa. Ya la Comisión de Constitución ha tomado posición al respecto. Corresponde que ahora lo haga el Pleno y no se repita la indecorosa conducta de algunos parlamentarios que se pusieron de costado, en anterior ocasión, y permitieron que el Fenate-Movadef siguiera adelante en sus torvos propósitos.
Corresponde a la mayoría opositora ponerle coto a los desmanes del Ejecutivo. Esa es su tarea primordial. Y en este caso en particular, al abuso de poder que implicaba la participación directa del presidente Castillo y de su dócil ministro de Educación.
Por decretos supremos no se puede intervenir en las decisiones estatutarias de empresas privadas. Se sentaría un precedente nefasto para la confianza de los agentes empresariales. Y eso es lo que pretendía el gobierno, sin ningún sustento legal ni constitucional.
La Corte Superior ha fallado en justicia suspendiendo los alcances del decreto de marras. Es la hora de que el Congreso selle lo actuado derogando la susodicha norma, poniendo el Estado de Derecho por encima de apetitos sindicales particulares y afanes de venganza primarios que involucran al primer mandatario.
La opinión pública ha centrado su atención negativa sobre todo en el ministro del Interior, Luis Barranzuela, pero le ha puesto mediana intensidad a recalar en lo que se viene haciendo en un portafolio crucial como es el de Educación, y con su titular, Carlos Gallardo.
En conferencia reciente, el ministro de Educación, en la práctica, anunció la sepultura de la reforma magisterial y en particular de la evaluación meritocrática -una de las mejores y mayores reformas que se habían efectuado en un sector carente de manejos visionarios o de largo plazo-, asentó sus vínculos con Fenate, sindicato apócrifo vinculado al Movadef y, lo que coronó la fiesta, soslayó la urgencia de reiniciar las clases presenciales en el país.
Gallardo es un incompetente mayor. Carece de autoridad y de criterio para manejar una de las carteras en las que un gobierno de izquierda debiera marcar la diferencia respecto de las administraciones de derecha, que suelen no prestarle mayor atención a las políticas públicas básicas, sobre todo las de salud y educación.
A este paso, uno llega a preguntarse, con razón, para qué tanto esfuerzo del ministro de Economía, Pedro Francke, por incrementar el presupuesto vía una reforma tributaria, si uno de los sectores receptores de ese incremento recaudatorio, va a ser un portafolio pésimamente administrado por alguien que claramente no está calificado para el cargo.
El Congreso va a tener que tomar cartas en el asunto. El camino de la interpelación y la censura -o la censura directa- se impone más en este caso que en el de Barranzuela, siendo ambos, ministros que no merecen ocupar un asiento en el consejo ministerial.
La educación pública es uno de los pilares de la inclusión ciudadana y de la mayor equidad social. En la educación pública debieran invertirse los excedentes del éxito macroeconómico del país. Pero ello requiere mano diestra para conciliar intereses propios del sector y generar consensos que permitan sobrellevar la reforma que hasta el momento se ha desplegado, profundizándola y extendiéndola.
No se puede tolerar a un ministro contrarreformista, puesto en el cargo, al parecer, solo para beneficiar a un sindicato radical que quiere aprovechar el poder político del Presidente para trazar una ruta de dominio y de hegemonía en el magisterio, siendo, en esa perspectiva, Gallardo, un monigote que piensa más en ello que en el bienestar de millones de niños y jóvenes, cuyas familias claman por recibir una educación digna, competitiva con la educación privada que solo los afortunados pueden pagar.
Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 249: El ministro de Educación toma partido por la agenda de la Fenate, pero el gremio no queda contento. Discutimos sobre la reforma tributaria. ¡Y empieza la vacunación de menores!
“Si sigue con la misma política [del exministro Juan Cadillo], pediremos la reorientación del ministerio y, en ese camino de reorientación, tiene que salir”, asegura a Sudaca el secretario general de la Fenate-Perú, Segundo Vásquez. Se refiere al actual ministro de Educación Carlos Gallardo, excompañero de luchas de este gremio.
Los anuncios realizados ayer por el ministro de Educación, Carlos Gallardo, en conferencia de prensa, no han caído nada bien en la Fenate.
“En el Perú, para el nombramiento, se presentan 220.000 maestros. A todos no se les puede nombrar, tienen que ser a aquellos que reúnan las competencias profesionales para el ejercicio de una docencia de calidad”, declaró ayer Gallardo durante una conferencia de prensa. Y agregó: “Vamos a avanzar con una disposición […] para que quienes han pasado decenas de evaluaciones ya sean nombrados”.
El anuncio no ha caído bien en el sindicato que hizo conocido al presidente Castillo tras la huelga de 2017. Ellos demandan el nombramiento de los profesores contratados bajo la ley N°30328 -régimen parecido al CAS-, que tengan tres o más años en el sector. No solo de algunos que hayan pasado “decenas” de evaluaciones, como ha anunciado ayer Gallardo, que entienden que son los que tienen 10 años con contrato y no menos. La propuesta de Gallardo, para la Fenate, solo beneficiaría a 20 mil docentes.
La Fenate-Perú calcula que son 100.000 profesores los que deberían ser pasados a planilla. Según cifras del gremio, hay alrededor de 350.000 ya nombrados, pero las cifras del Minedu indican que son 405.000. Una diferencia que seguro también será materia de discusiones entre la cartera que dirige Gallardo y los sindicalistas.
Otra demanda de la Fenate-Perú es la suspensión de las evaluaciones a los profesores que está programada para el próximo 13 de noviembre. También buscan el cambio del enfoque de género por el “enfoque científico” en el modelo educativo que se implementará con el nuevo currículo escolar, tal como informamos en mayo. La posición de la Fenate-Perú está plasmada en su “plan de reorientación”.
“El currículo debería tener vigencia a partir del próximo año -señala Vásquez- con la participación de padres de familia, alumnos de secundaria, alumnos de institutos y de universidades, y catedráticos”. Y añade: “Nosotros queremos una educación científica: un enfoque científico, democrático, tecnológico, humanista, porque esta educación de ahora ha descuidado la formación de valores. La cuestión de género hay que tomarlo como algo natural y no darle mayor importancia”.
El dirigente de la Fenate dice que, como las evaluaciones a los docentes “están a la vuelta de la esquina” y el ministro aún no los recibe, van a movilizarse. Aunque siguen apostando por un diálogo que hasta ahora no se da.
“Tarde o temprano tenía que darse [mi salida]. Yo tenía como meta, por lo menos, llegar a diciembre”, cuenta a Sudaca el exministro de Educación, Juan Cadillo, al recordar la forma en la que fue removido del cargo, el 6 octubre. Fue a través de un mensaje por Whatsapp enviado por el presidente Castillo. El exministro dice que el mandatario no le dio los motivos en el mensaje.
Cadillo señala que los dirigentes de la Fenate-Perú “siempre se opusieron” a su nombramiento. “El sindicato expresó su malestar porque no quería que yo fuera ministro. En el equipo hablábamos que, si llegábamos a diciembre, iba a ser algo increíble”, dice.
Segundo Vásquez, por su parte, recuerda que en una reunión que tuvieron con Juan Cadillo -antes de que sea ministro- le manifestaron que el plan que tenía no favorecía a la educación nacional. “[Cadillo] sabía que íbamos a presionar, necesariamente [para su salida]“, añade.
En la Fenate están disgustados con Gallardo porque, según ellos, viene “ignorándolos”. El sindicato que fundó Pedro Castillo reclama por una fecha para que su gremio pueda reunirse con el ministro y hacerle llegar su ya mencionado “plan de reorientación”. “La secretaria de oficina de diálogo [del Minedu] nos ha dicho que estamos a la espera y primeros en la fila, pero, como buen peruano, el ministro desconoce la cola y está pasando a sus amigos [a su oficina]”, señala.
Vásquez sostiene que lo que le interesa a la Fenate-Perú “es el cambio de la política educativa”. “Y, si va a seguir con lo mismo del señor Cadillo y si es cierto que no va a cambiar, tendrá que irse el señor”, añade. Se refiere a Gallardo.
TUMBARSE AL SUTEP
Con quienes sí se ha reunido Gallardo ha sido con el bloque magisterial de la bancada de Perú Libre. Un día después del nombramiento en el Minedu, el pasado 7 de octubre, el ministro de Educación recibió en su despacho a los congresistas Fernando Herrera [quien falleció hace algunos días], Edgar Tello, Álex Paredes, Katy Ugarte, Germán Tacuri, Paul Gutiérrez y Elizabeth Medina.
La Fenate-Perú ha pedido la nulidad de la inscripción del Sutep. Quiere ser el único sindicato de los maestros.
La congresista Katy Ugarte cuenta a Sudaca que le pidieron al ministro que el sueldo de los profesores no sea menor a 1 UIT (que actualmente es de S/4.400), que implemente el servicio de internet en todos los colegios donde se realizan las clases semopresenciales, que cumpla con la entrega de laptops para alumnos y docentes, y la recuperación en el currículo escolar de cursos sacados como Educación Cívica, Economía, Filosofía e Historia del Perú (que ahora está incluido en el curso de Ciudadanía y Ciencias Sociales).
Segundo Vásquez dice que esa cita no fue coordinada con su sindicato. “Tenemos escasas coordinaciones con la ‘bancada magisterial’”, señala.
“En la misma resolución le recomiendan que tiene que adecuar su estructura a una categoría de gremio nacional [con dos gremios regionales inscritos en el Registro de Organizaciones Sindical del Ministerio de Trabajo, ROS] y no lo ha hecho. En 1995 le reiteran y tampoco lo ha hecho”, agrega.
El secretario general del Sutep, Lucio Castro, asegura a Sudaca que el artículo 57 de la ley Servir, que exige como mínimo tener dos gremios regionales inscritos en el ROS, no se puede aplicar porque es posterior a la creación de su sindicato. “La ley no es retroactiva, pero sí se le puede aplicar a la Fenate-Perú porque nació en el 2017. Esto es un tema político”, dice el dirigente, que no cree que el pedido de la Fenate prospere “porque sería algo injusto e ilegal”. Por el momento, el Sutep ya hizo sus descargos ante el Ministerio de Trabajo.
El Sutep ha solicitado al Ministerio de Trabajo la nulidad de la inscripción de la Fenate por haber recibido supuestamente ayuda del gobierno.
De la misma forma, el 31 de agosto, el Sutep también pidió la nulidad de la inscripción de la Fenate por el presunto favoritismo de parte del entonces ministro de Trabajo, Iber Maraví, en su inscripción. “Él [Maraví] fue juez y parte”, apunta Castro, y recuerda que el presidente Castillo también fue parte de ese gremio.
El ministro Carlos Gallardo, que fue la inspiración del escritor Oswaldo Reynoso para crear el personaje ‘Cara de Ángel’, protagonista del célebre libro ‘Los Inocentes’, puede estar con las horas contadas en el Minedu.
Lucio Castro señala que, a fines de noviembre, tal como lo exige la ley de negociación colectiva, vence el plazo para que los sindicatos puedan demostrar quién tiene más afiliados. “Allí se verá cuál es el sindicato que tiene mayor representatividad”, añade. Castro dice no tener problema de que ambos gremios puedan convivir en el sector educación, ya que los profesores “elegirán a qué sindicato afiliarse”. La convivencia, sin embargo, promete conatos de bronca.
El ministro de Educación, Carlos Gallardo Gómez, ha dejado huellas en el magisterio. No todas positivas, según el recuerdo de algunos testigos de su paso por Patria Roja y el decanato del Colegio de Profesores. En los últimos años se acercó al ala más radical de los docentes y hoy es un potencial aliado del gremio que fundó Pedro Castillo luego de la huelga del 2017.
Gallardo empezó su activismo como militante de Patria Roja -gremio que comanda hasta hoy el Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú (Sutep)- y llegó a ser dirigente del Comité Magisterial de Lima del partido. Según Julio Mendoza García, exdecano del Colegio de Profesores, y Soledad Lozano Costa, exsecretaria general del Sutep de 1992 a 1994, el hoy ministro fue expulsado de dicho partido hacia 1975 “porque no estaba alineado con la dirigencia”. Continuó participando, eso sí, del gremio de profesores.
“Incluso tuvo la responsabilidad de dirigir el Sute de Lima [la base del Sutep en la capital] hasta 1978. Pero en la primera huelga nacional indefinida del Sutep [ese mismo año], desarrolló actividades en contra de la orientación del Comité Nacional de Lucha”, recuerda Julio Mendoza.
Según Soledad Lozano, exsubsecretaria general del Sutep, el Comité de Lucha tenía como objetivo hacer el trabajo de unificación y canalizar el descontento del magisterio. La exdirigente recuerda que Gallardo trató de formar subgrupos y no respetó las decisiones que se tomaban. Demandaba -dice Lozano- una mayor representación de las bases de Lima sobre las del resto del país, algo que irónicamente combate la Fenate.
La docente también recuerda que Gallardo tomó una postura menos confrontacional contra la dictadura de Juan Velasco Alvarado, que quería que los sindicatos estén bajo la sombra del régimen, apoyando las políticas de gobierno. Recuerda que, cuando el gremio magisterial buscaba luchar contra esta idea de sindicalismo, Gallardo optó por una posición conciliadora.
“Gallardo planteaba un sindicalismo más tibio. La tendencia era la lucha, la conquista de cosas, pero él decía que el Sutep era un bebé que había que permitir que crezca y que no había que tener una lucha confrontacional”, señala.
A mediados de la década de los 80, Gallardo fue contratado como profesor del colegio alternativo Atusparia, una institución privada que se ubicaba en San Isidro. Fuentes que estudiaron ahí en esa década describen a Gallardo como un buen profesor, “aunque siempre llevando la historia hacia la lucha de clases”.
Su nombre tomó notoriedad cuando fue nombrado primer decano del Colegio de Profesores del Perú, creado el 2004. Dos años más tarde, el Minedu nombró una Comisión Organizadora representada por autoridades de dicha entidad para el primer proceso electoral. Gallardo terminó siendo elegido para el período 2006-2009.
Sudaca conversó con fuentes que aseguran que Gallardo fue, nuevamente, un agente disruptor en el magisterio. De acuerdo a Julio Mendoza y Gilberto Meza, exdecanos de dicho colegio, quien había ganado las elecciones aquel 2006 fue Soledad Lozano, que representaba a un grupo denominado Frente Amplio Gremial Magisterial. “Un grupo del Comité Electoral favoreció a Gallardo luego de anular las elecciones en seis regiones en las que ganó el Frente. Esto continuó manteniendo dividido al colegio en los años posteriores”, denuncia Meza.
“Como Gallardo y los suyos manejaban el comité electoral, empezaron a sacar excusas de fraude tal como hizo Keiko Fujimori. Un argumento, por ejemplo, era que había mesas donde sacaron 0 votos a su favor. Se anularon las votaciones en esas mesas y se convocaron elecciones complementarias. La gente que votó a favor de la lista que había resultado ganadora [la de Lozano] boicoteó el proceso [no fueron a votar a las complementarias] y, por ello, ganó Gallardo”, asegura Mendoza.
Para Soledad Lozano, la entonces rival de Gallardo, esas elecciones también fueron una radiografía de la actitud naranja en los últimos comicios. Principalmente, porque la lista de Gallardo esgrimió argumentos de fraude como suplantación de electores, a pesar de existir -dice- una diferencia de más del 40% entre ambas listas.
Según Lozano, a raíz de ese proceso, empezaron dos gestiones paralelas: la suya y la del ahora ministro. Esto terminó cuando ambos acordaron llevar a cabo los comicios del 2010. Tras varias postergaciones, las elecciones de aquel año dieron como ganador a Manuel Rodríguez Rodríguez. Para ser electo, tuvo que reconocer la gestión de Gallardo como legítima.
El perdedor de aquella contienda fue Ángel Salazar Piscoya, quien era apoyado por Gallardo. La facción del ahora ministro de Educación no se quedó con los brazos cruzados, según las fuentes.
En ese entonces, Sandrita Nájar, hermana de Róger Nájar -militante de Perú Libre- y exdecana del Colegio de Profesores del Callao, argumentó que no había participado de la Junta Nacional de Decanos que reconoció la victoria de Rodríguez. Por eso interpuso el 2011 un recurso de casación para que todo el proceso se anule. Eso dejó en el limbo el decanato de los profesores.
Fue el pasado 7 de octubre, diez años después y luego de varias instancias, que la Corte Suprema declaró improcedente el recurso de Nájar. En todos esos años, ha habido decanos para todos los gustos.
HOMBRE DEL FENATE
La gestión de Carlos Gallardo, dice Soledad Lozano, estuvo marcada por su postura sin matices contra las evaluaciones de los docentes. “Como decano, presentó una acción de inconstitucionalidad contra la modificatoria de la Ley de Profesorado en torno a la carrera pública magisterial. Asumió la postura de decir no a las evaluaciones. Pero en la mente del profesor no se le recuerda mucho más que la actitud de dividir al sindicato”, cuenta a Sudaca.
Hacia el 2011, luego de terminar su gestión como decano, Gallardo se acercó al Comité Nacional de Reorientación y Reconstitución del Sutep (Conare), que le hizo frente a la hegemonía de Patria Roja en el magisterio. En redes sociales aún se puede hallar un video de ese año donde Gallardo pecha al partido.
“La ministra tiene que escuchar al Conare. No puede ser que solo los representantes del magisterio sean los traidores de Patria Roja. En los años 70, cuando había cuatro sindicatos que no se ponían de acuerdo, planteamos el sindicato único de trabajadores de la educación y lo hicimos. Ese sindicato ha sido debilitado no solo por la represión externa, sino por la línea interior incorrecta. Van a vender las luchas del magisterio con esa dirigencia traidora”, se le escucha decir al hoy ministro.
Su acercamiento con esta ala disidente se concretó el 2013 y hasta ha sido captado liderando sus marchas. “Ese año, gente inconforme con la conducción del Sutep nos empezamos a contactar. Algunos también eran del Conare, que políticamente están ligados con Sendero y Movadef y probablemente tengan algunos miembros ahí. En esa confluencia llegó Gallardo”, cuenta Segundo Vásquez, secretario general del Fenate Perú, el gremio fundado por Pedro Castillo tras la huelga magisterial del 2017.
El ministro no le hace ascos al Movadef, el brazo político de Sendero Luminoso. Hace dos años, posó para una foto junto a Oswaldo Esquivel, quien fuese secretario de prensa y propaganda del movimiento que pedía la amnistía de Abimael Guzmán. Esquivel es procesado por el denominado ‘caso Perseo’. En la imagen también está el congresista de Perú Libre Alex Paredes.
Como fuese, hoy la Fenate -una mutación del Conare- le disputa al Sutep la representación de los maestros. Segundo Vásquez confirma que Gallardo es de sus filas y que ha sido un miembro bastante activo de esta federación.
De hecho, Gallardo se presentó ante el Minedu como representante de la Fenate el 12 de marzo de 2020, cuando ingresó a una reunión con el ministro de entonces. De acuerdo a una fuente que participó de esa cita, el sindicalista se limitó a reclamar por la situación de profesores jubilados y sus pensiones. “Esa reunión era con el ministro tras un pedido de audiencia. En la nómina de Fenate de esa época, él era representante de los jubilados. Pidió aumento de la pensión de jubilados, pero no era competencia de la cartera”, relata la fuente.
Segundo Vásquez cuenta que desde hace dos meses Gallardo dejó de participar de la vida gremial por un tema de salud. Dice, además, que no fue propuesto por ellos al Minedu. “Él ha estado de acuerdo con todo [se refiere a las demandas del gremio]. Pero una cosa es estar de acuerdo siendo miembro activo de Fenate y otra es abordar los problemas siendo responsable de la cartera”, señala.
Las exigencias del gremio están plasmadas en cinco puntos: (i) La anulación del programa de emergencia que tiene el gobierno para el retorno a clases; (ii) la no privatización de centros educativos; (iii) la suspensión de la racionalización docente, que distribuye en función al número de estudiantes a profesores, directivos y auxiliares; (iv) la suspensión de exámenes de nombramiento; y (v) la reorganización del ministerio.
El Fenate solicitó a fines de la semana pasada una reunión con Gallardo, pero hasta el momento no los ha recibido. Sudaca tampocó recibió respuesta cuando buscó al ministro para que participe de este informe.