Mirtha Vásquez contraataca. La primera ministra ha pasado a la ofensiva tras la andanada de puyas que recibió del ala dura de Perú Libre en las últimas semanas. Por ahora, ha prevalecido.
En su afán por desmarcarse de cerronistas y radicales, por ejemplo, en la tarde de ayer miércoles convocó a congresistas del bloque moderado de la bancada oficialista. El objetivo de la reunión: granjearse su apoyo con miras al debate del voto de confianza de hoy. “Nos dijo que esperaba de nosotros apostar por la confianza y la gobernabilidad”, cuenta a Sudaca el legislador José Bálcazar, representante del ala magisterial del lápiz.
Desde que asumió el premierato, Vásquez marcó distancia de Cerrón y compañía. Cambió, por ejemplo, el contenido de la Política General de Gobierno aprobada por el ex primer ministro Guido Bellido, que no llegó a ser publicada por él antes de su caída. “Yo dejé firmada la Política General de Gobierno concordante con el ideario político de Perú Libre [con temas como la renegociación de contratos], pero lo que se publicó no corresponde a nuestro ideario”, asegura el propio Bellido a Sudaca.
La política general para el quinquenio 2021-2026 que la premier, finalmente aprobó, fue publicada el 16 de octubre en el diario “El Peruano”. No aborda temas polémicos, como la Asamblea Constituyente o la renegociación de los contratos.
La primera ministra también frenó la destitución de Amalia Moreno, directora ejecutiva de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios, según una fuente de Perú Libre. Como reportó Sudaca, Bellido le había pedido la renuncia a Moreno a través de un emisario, cuando era primer ministro. El partido del lápiz quería colocar en el puesto a Paco Gavidia, excandidato al Congreso por Alianza Para el Progreso, según la misma fuente.
Los ataques contra Mirtha Vásquez se habían intensificado en las últimas semanas. El ala dura perulibrista le llama –principalmente– “caviar”, en tono despectivo. Ella devolvió el golpe el 29 de octubre: ese día dio por concluido el nombramiento del militante de Perú Libre, Braulio Grajeda, como viceministro de gobernanza territorial en la PCM. En ese puesto, Grajeda se encargaba de monitorear los conflictos sociales.
Dos fuentes de la PCM alegan que Grajeda no dio la talla para el cargo ante la ola de protestas que sacuden el país, como la quema del campamento minero Apumayo, en Ayacucho, y la huelga en la comunidad de Aquia, en Áncash, contra las operaciones de Antamina. “Tenemos que volver a un enfoque preventivo de los conflictos. Todos estos años la única estrategia que se ha utilizado es la estrategia represiva”, dijo Vásquez a Canal N el 31 de octubre.
CHAU, CUOTA DE BERMEJO
Un día después, el 1 de noviembre, Vásquez vio una oportunidad de oro para deshacerse de Luis Barranzuela –exabogado de Vladimir Cerrón– como ministro del Interior. Según un informe de Latina, Barranzuela celebró una fiesta en su casa de Surco por el Día de la Canción Criolla, a pesar de la prohibición para realizar reuniones sociales. El propio ministerio que él dirigía comunicó que este tipo de celebraciones quedaban prohibidas.
Como explicó Sudaca en un reciente informe, la premier ya tenía entre ceja y ceja a Barranzuela –quien llegó al puesto recomendado por el congresista Guillermo Bermejo–, porque no lo consideraba idóneo para el cargo. Para Vásquez, el exministro del Interior tenía agenda propia y era un promotor indirecto de paros cocaleros al mostrarse en contra de la erradicación de la hoja de coca. No consiguió removerlo antes porque el exmayor de la Policía tenía el respaldo del presidente Pedro Castillo, dice una fuente de la PCM.
Pero a la primera ministra no sólo le incomodó la juerga. También que Barranzuela haya reconocido, en el comunicado que sacó para defenderse, que coordinaba asuntos de gobierno con personas ajenas al Ejecutivo, como los abogados Raúl Noblecilla y Ronald Atencio, presentes en el festejo. “Esa fue una demostración de que Barranzuela tenía un juego propio”, dice una fuente cercana a Vásquez.
Y es que Barranzuela dijo en su comunicado que aquella noche tuvo una reunión vía Zoom con el ministro de Energía y Minas, Eduardo González Toro, para tocar el tema de “los conflictos al interior de nuestro Perú”. ¿Qué hacían, entonces, Atencio y Noblecilla en medio de aquella cita?
Así las cosas, el pulso en el gobierno se elevó el lunes 1 de noviembre, el día de los Muertos. Mirtha Vásquez le envió un oficio al todavía ministro para que explique por qué realizó una reunión social pese a las restricciones por el coronavirus. No le pidió una reunión presencial.
“Yo advierto que hay una animadversión de la primera ministra al emplazar de manera escrita al ministro”, dice Ronald Atencio, abogado de Luis Barranzuela y del congresista Guillermo Bermejo. Atencio, sin embargo, no quiso responder sobre el ‘tono’ en Surco.
Barranzuela dio su versión a la premier también mediante un escrito, pero la jefa del Gabinete lo consideró “inaceptable”. El exmayor de la Policía intentó aferrarse al cargo buscando el respaldo de Pedro Castillo. Vásquez, sin embargo, condicionó su permanencia en el Ejecutivo a la salida de Barranzuela, durante un encuentro con el presidente que se produjo a las seis de la tarde del martes 2 de noviembre.
“La primera ministra le dio una suerte de ultimátum al presidente diciéndole que resuelva [la salida o permanencia de Barranzuela] el martes”, dice una fuente cercana a la premier. A su círculo de confianza, la primera ministra le contó que había presentado su renuncia, que desde el gobierno le habían pedido que no se fuera y que les había dado como plazo hasta el cierre del día. A sus más allegados les comentó que había límites que no estaba dispuesta a cruzar, según pudo conocer Sudaca.
Y así fue como Vásquez le ganó la pulseada a Barranzuela, quien se vio forzado a renunciar. Esta mañana juró como nuevo ministro del Interior Avelino Guillén, quien marcó distancias con Vladimir Cerrón en la campaña electoral. “Mi deslinde es claro y contundente con el señor Cerrón. En relación a su participación o no, a quien le corresponde señalar -y lo ha dicho y respaldo la posición- es al profesor Castillo, quien ha dicho que el señor Cerrón no va a tener participación en el Ejecutivo”, dijo Guillén a la prensa.
BANCADA DIVIDIDA
Tras todo ello, y en su afán de reducir al máximo la influencia del radicalismo de Perú Libre en el gobierno, Vásquez pactó el encuentro de ayer con los legisladores del bloque moderado que reseñamos al inicio de este informe. La premier se reunió con once parlamentarios, mientras circulaban nuevas versiones de un rompimiento de la bancada de Perú Libre.
Esto, tras una columna de Vladimir Cerrón que se publicó en la página oficial del partido el 31 de octubre. En el escrito se lee que sólo falta “oficializar” la ruptura porque “la bancada siempre fue expresión de dos nítidos componentes: de la militancia nata del Partido y los aliados del sindicato magisterial”.
Los parlamentarios moderados anuncian que le darán su respaldo. “Conversamos de que el rumbo del presidente Castillo no se va a desviar y vamos a respaldarlo”, dice el parlamentario Óscar Zea, integrante de ese bloque. “La idea es trabajar para lograr avances en el país. Yo le puedo ratificar que voy a darle el voto de confianza a este gabinete”, dice, por su parte, Luis Kamiche, legislador también alineado con ese grupo.
Los cerronistas, en cambio, ratifican que no le darán tregua a la primera ministra. “Nosotros vamos a votar en contra de Mirtha Vásquez. Es un voto de rechazo hacia ella. No tenemos por qué respaldarla”, dice el congresista y exprimer ministro Guido Bellido.
Bellido dice que él no se haría problemas en caso la bancada de Perú Libre se fracture. Y marca distancia con su colega Guillermo Bermejo, quien está más cerca al presidente de la República en las últimas semanas. Bermejo es convocado a Palacio por el presidente cada vez que hay una crisis política. Ayer no fue la excepción.
“[Si la bancada se divide,] no creo que Bermejo esté con nosotros. ¿Qué haría con nosotros? Los que tienen agenda propia terminan solos. Siempre”, dice Bellido. Las tensiones no tienen cuándo acabar.