San Marcos

En noviembre del año pasado, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos fue escenario de una situación preocupante cuando se reportaron casos de tuberculosis entre su comunidad. La Facultad de Ingeniería Industrial, consciente de la gravedad del asunto, emitió un comunicado el 15 de noviembre informando que se realizarán pruebas de descarte de tuberculosis a los estudiantes y personal en una clínica.

Este comunicado generó inquietud entre la comunidad universitaria, ya que no se brindó información adicional ni se detalló cuántos casos habían sido confirmados, qué medidas preventivas se estaban tomando, ni cuál era la magnitud del brote. La falta de contexto en el anuncio dejó a muchos con más preguntas que respuestas, aumentando la preocupación sobre la salud y seguridad en el campus.

 

Benjamín Zevallos
Afiche del anuncio de exámenes de descarte de TBC

Posteriormente, la situación generó pánico entre los estudiantes, lo que llevó a que la noticia llegara a los medios de comunicación. A raíz de la creciente preocupación, la clínica involucrada emitió un comunicado en el que confirmaba la existencia de casos de tuberculosis, pero aseguraba que la situación estaba bajo control. Este mensaje buscó calmar los ánimos, destacando que se estaban tomando las medidas necesarias para prevenir la propagación de la enfermedad. Sin embargo, el temor persistía entre los estudiantes, quienes seguían inquietos ante la incertidumbre sobre la verdadera magnitud del brote.

 

Benjamín Zevallos
Comunicado de la UNMSM

El jueves 11 de julio, se enviaron correos a los residentes universitarios, pero la situación ha vuelto a generar alarma. Fuentes que han solicitado permanecer en el anonimato confirman que ya se ha detectado al menos un caso de tuberculosis en la residencia universitaria. A pesar de la gravedad de esta información, no se ha emitido ningún comunicado público ni se han tomado medidas preventivas visibles. La falta de transparencia y de acciones claras por parte de las autoridades universitarias ha generado una creciente preocupación entre los residentes, quienes temen que la enfermedad se propague sin control dentro del campus.

Sobre lo ocurrido en la Facultad de Ingeniería 

En San Marcos se identificaron cinco casos de tuberculosis en la Facultad de Ingeniería Industrial, según informó el decano Julio Salas Bacalla. Estos casos, aunque aislados, generaron preocupación en la comunidad universitaria, lo que motivó la implementación de medidas para evitar una mayor propagación.

Como respuesta inmediata, se decidió que los estudiantes regresaran temporalmente a las clases virtuales, mientras se realizaban pruebas de detección en la clínica universitaria desde el 16 de noviembre. Estas medidas tenían como objetivo controlar la situación y asegurar la salud de todos los alumnos.

Por otro lado, el director de la clínica universitaria, Dr. José Somocurcio Vilchez, aclaró en una conferencia de prensa que, a pesar de los casos confirmados, no existía un brote de tuberculosis en la universidad. El Dr. Somocurcio indicó que era posible que uno de los estudiantes hubiera contraído la enfermedad fuera del campus, lo que sugería que no se trataba de una situación generalizada dentro de la universidad.

La tuberculosis ha sido un problema de salud pública en Perú, con miles de diagnósticos cada año, según datos del Ministerio de Salud. Aunque se tomaron medidas para controlar la situación en San Marcos, la comunidad universitaria se mantuvo atenta y preocupada, exigiendo acciones claras para evitar cualquier riesgo de contagio.

 

Benjamín Zevallos
Comunicado de la Junta Directiva Derecho Base 23

Conversamos con algunos estudiantes de la decana de América que no han descartado el esfuerzo de la casa de estudios por controlar estos casos y las especulaciones detrás de los contagios por TBC, sin embargo, demandan que se requiere una respuesta inmediata y eficaz para que la integridad y salud de la comunidad sanmarquina se vea perjudicada.

Al cierre de este informe se pide medidas eficaces por parte de las autoridades. Los “supuestos contagios” vienen siendo un miedo constante en los pasillos de la universidad, mientras que el silencio de las autoridades es un comportamiento que el estudiantado exige que se pueda remediar lo más pronto posible. 

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Desde que se anunció su llegada al cargo, en junio del 2021, la gestión de Jeri Ramón en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos ha estado plagada de cuestionamientos y polémicas. Sus ataques a la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU) y la autonomía universitaria han llevado a que, en más de una oportunidad, Ramón Ruffner se vea enfrentada con los estudiantes de su propia universidad e incluso con los docentes sanmarquinos.

A más de dos años después del anuncio de su llegada al puesto de rectora, el clima de tensión está lejos de llegar a su final en la prestigiosa universidad pública. Entre estas últimas polémicas en que se ha encontrado involucrada Jeri Ramón se encuentra un cambio en los estatutos de la universidad que estaría perjudicando seriamente la llegada de docentes más actualizados y, por lo tanto, terminaría por perjudicar la calidad de la enseñanza. Sudaca ha podido revisar la grabación de esta cuestionada sesión de la Asamblea Universitaria en la que se discutió este controversial cambio que algunos creen tiene como finalidad sumarle aliados a la rectora.

SIN RENOVACIÓN

El pasado lunes 26 de junio, la Asamblea Universitaria de San Marcos llevó a cabo su sesión ordinaria programada a las diez de la mañana. La misma se venía realizando sin mayor problema hasta que se empezó a discutir el informe de la comisión encargada de modificar artículos del estatuto de la universidad.

Entre los puntos a tratar se encontraba el cambio del artículo 163 del estatuto de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en el cual se establecía que sólo se podía ejercer la docencia hasta los setenta años y que, luego de pasar dicha edad, se podrían mantener como docentes bajo la condición de docentes extraordinarios.

Amparándose en el artículo 68 de la ley 30220 de la Ley Universitaria, el cual dispone que no hay edad máxima para el ejercicio de la docencia universitaria, la comisión encargada se dispuso a realizar el cambio respectivo al estatuto de San Marcos. Sin embargo, la indiferencia de un considerable sector de los asistentes a la asamblea ante las propuestas que se pidieron tener en cuenta ha generado malestar en la comunidad universitaria.

Tras la exposición, en la que se mostró cómo quedaría el artículo 163 del estatuto, Augusto Hidalgo Sánchez, decano de la Facultad de Ciencias Administrativas, mostró su preocupación ante el desinterés para que la plana docente pueda renovarse. “Quisiera que el artículo 163 tuviera un agregado que diga que la universidad promueve el ingreso de candidatos jóvenes. Porque, como una política adicional, la universidad es una institución que presta servicios. En administración de organizaciones se sabe que el mayor potencial y dinamismo que tienen está asociado con la edad de sus miembros”, señaló Hidalgo.


Otro docente cuestionó que no exista la posibilidad de cesar a los docentes y acotó “O sea que nos quedamos hasta salir con el terno de madera”. Ángel Bustamante, decano de la facultad de Ciencias Físicas, relató que universidades de otros países sudamericanos tienen docentes hasta los setenta años y calificó como aberrante el cambio que se pretendía aprobar.

Las polémicas con estos cambios también se observaron cuando se abordó el tema de los docentes extraordinarios. Estos debido a que quienes obtengan esta condición deberán pasar por la aprobación de una comisión especial. Sin embargo, cuando uno de los asistentes preguntó si la comisión podría ignorar el resultado de una evaluación física y psicológica para brindar de igual forma la condición de docente extraordinario no obtuvo respuesta del expositor dejando serias dudas sobre el proceso. Por otro lado, fuentes consultadas con Sudaca señalan que detrás de estas decisiones está la intención de la rectora de mantener en la universidad a docentes que están a favor de ella.

OTRO CAMBIO BAJO LA LUPA

Pero esta no es la primera vez que los estatutos de San Marcos están bajo la lupa desde la llegada de Jeri Ramón al cargo de rectora. El pasado mes de julio, Sudaca publicó el informe titulado UN PROBLEMA RUIDOSO PARA SAN MARCOS en el cual se relataban los inconvenientes que afrontaban estudiantes y docentes como consecuencia de los constantes conciertos que se realizan en el estadio sanmarquino.

En dicho informe periodístico, la comunidad universitaria cuestionaba el evidente interés por parte de las autoridades de San Marcos por realizar un elevado número de conciertos teniendo en cuenta que la universidad es pública, por lo que estos ingresos no son indispensables, la ausencia de cambios en la infraestructura que muestren el impacto positivo del dinero que deja el alquiler del recinto deportivo y que, además, se perjudicaba a los estudiantes deportistas que necesitaban hacer uso de estadio.

La respuesta a ese cuestionamiento también estaría en los cambios aprobado recientemente. Según se pudo conocer, entre estos cambios se dispuso que los ingresos provenientes del alquiler del estadio pasen a ser administrados por la rectoría y, según las fuentes consultadas por Sudaca, este cambio supondrá una mayor dificultad para la transparencia en el manejo de recursos.

Nadie podría negar que en San Marcos las cosas están cambiando, pero tampoco se puede negar que, con casos como los expuestos, estos cambios no parecen tener como prioridad al estudiante universitario ni a la calidad de la enseñanza y, además, la complicidad de la rectora Jeri Ramón también parece estar fuera de discusión.

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Sería muy útil que las fuerzas del orden sepan distinguir entre los azuzadores intelectuales y perpetradores materiales de la protesta sangrienta, de aquellos que actúan sin violencia, y que son la mayoría, pero que son tratados bajo el mismo rasero (véase los resultados de la torpe intervención en San Marcos: todos liberados por la Fiscalía) y con una intensidad represiva propia de una guerra interna.

Al pueblo legítimamente indignado, contención insertada en el respeto a los derechos humanos; a los violentistas, detención y carcelería, a ver si de una vez por todas nos libramos de los remanentes senderistas que siguen creyendo que la violencia, así sea camufladamente, es la partera de la historia.

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Duff McKagan (bajo), Slash (guitarras) y W. Axl Rose (voz), reunidos desde el 2016, grabaron estas canciones junto a sus cómplices Steven Adler (batería) e Izzy Stradlin (guitarras), cuando todos tenían entre 23 y 25 años y querían comerse el mundo con su hard-rock intoxicado y promiscuo. Hoy, bordeando los sesenta y con muchos de sus vicios convenientemente superados, lo que queda es un conjunto de contundentes composiciones acerca de una juventud destrampada y libertina, vivida al filo de la cornisa, pero a la vez cargada de entusiasmo, reacción ante lo social y políticamente correcto y auténtica pasión por la música que hacían en oscuros sótanos y clubes nocturnos, entrenando sus habilidades hasta alcanzar la excelencia.    

Para nadie es novedad que Axl Rose ya no es aquel flaco y arrebatado cantante que daba alaridos similares, por momentos, a los de Brian Johnson de Ac/Dc, en perfecta afinación (como en este legendario concierto en el Ritz, 1988). Sin embargo, desde hace varios años es lo único que se comenta respecto de sus actuaciones. Que si su voz, que si su aspecto, que si su estado físico. Prefiero concentrarme en dos puntos notables de su desempeño el sábado pasado: por un lado, la energía desplegada en la justa medida de sus posibilidades le permitió hacer, de vez en cuando, sus característicos pasos de baile, un rezago de aquel estilo reptiliano que todos recordamos. Y por otro, su decisión de no bajar ni medio tono a las canciones, aunque hubiera sido una salida fácil para evitar fallas.  Continue reading «Guns N’ Roses en Lima: Reavivando el apetito»

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Las universidades del país se vienen preparando para un 2022 complejo, entre la presencialidad y la virtualidad. Por eso, la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), una de las más prestigiosas, buscó desde agosto del año pasado a una empresa que le diera el servicio de proctoring. Es decir, un sistema de supervisión para exámenes virtuales.

La empresa que resultó escogida fue Seidor Technologies Perú SAC. Esta tiene una amplia experiencia en el rubro, pero no necesariamente positiva. En julio del 2020 fue contratada por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) para supervisar sus evaluaciones virtuales durante un año. En ese periodo se realizó el primer examen de admisión virtual de dicha casa de estudios, que terminó con denuncias de todo tipo. Hubo desde capturas de pantalla donde los postulantes compartían sus respuestas, hasta personas -miles- que no pudieron ingresar al sistema.

A pesar de ese antecedente, la UNI decidió otorgarle la buena pro a Seidor el pasado 13 de enero. El proceso de contratación estuvo marcado por irregularidades y cambios tardíos que han levantado sospechas. Además, la compañía ofreció el mismo sistema que utilizó en la San Marcos durante el examen fallido. La denuncia sobre este caso ya llegó a la Contraloría General de la República.

 

Experiencia manchada

Seidor es una multinacional tecnológica con presencia en 32 países del mundo. En el Perú le han brindado sus servicios a diversas casas de estudio. Entre sus clientes se encuentran la Universidad Cayetano Heredia, la UNI y la San Marcos.

A la Decana de América, Seidor le dio el “servicio de monitoreo de actividades y seguridad informática en la aplicación de exámenes virtuales” desde el 15 de julio del 2020 hasta la misma fecha del año siguiente. Por esta labor recibieron S/575.422,30, de acuerdo al portal del OSCE.

Durante ese periodo, el 2 y 3 de octubre del 2020, se realizó el primer examen de admisión virtual de la San Marcos. Una evaluación que terminó convirtiéndose en un martirio para los postulantes. La plataforma que utilizó la universidad en el examen se llama Smowl. Así lo detalla uno de los tantos comunicados que sacaron para limpiar su imagen luego del escándalo. 

Ese el mismo servicio que ganó el concurso para supervisar los exámenes de la UNI. Se trata de un “sistema continuo de autenticación y monitoreo de estudiantes utilizando el reconocimiento facial”, de acuerdo a la documentación que presentó Seidor a la universidad de ingeniera en el proceso que acaba de ganar. Ahí también, bajo declaración jurada, se acreditan como representantes de Smowl en el Perú.

Pero aunque Seidor lo venda como el mejor sistema, para Alejandra Vela fue más que un dolor de cabeza en octubre del 2020, cuando quiso postular a la San Marcos. “El servicio Smowl, por el cual se desarrolló el examen virtual, nos pedía una determinada capacidad de memoria, velocidad de Internet, nitidez de la cámara. Una serie de requisitos que excluía a los postulantes que somos de bajos recursos”, asegura la joven, exvocera de la Coordinadora de Postulantes de la UNMSM, organización que reúne a los perjudicados por ese proceso de admisión. Ella tuvo que trasladarse de su casa en Comas a San Juan de Lurigancho donde le prestaron una computadora que sí cumplía con las expectativas de Smowl.

“En mi caso me dejaron en la sala de espera, aguardando que el anfitrión me dé acceso, a pesar de que ingresé a tiempo. Como parte del procedimiento, debías ingresar a una especie de intranet y luego a un Google Meet. No fui el único caso”, explica Esteban Godofredo, otro expostulante que no pudo rendir la prueba aquel día.

Ese examen del 2020 estuvo marcado por los reportes de alumnos que no pudieron ingresar por fallas del sistema, pero también por las denuncias de plagio. “El examen de admisión se había filtrado. Hubo capturas del programa Discord [una red social] donde habían transmitido el examen. También mensajes de WhatsApps donde se pedían las claves [de las respuestas]. Además, denuncias de alumnos que entraron sin cámara, algo que las autoridades dijeron que no estaría permitido”, señala Alejandra Vela.

Para José Luis Pérez, en ese entonces consejero universitario y hoy representante del Tercio Estudiantil de la San Marcos, no hay dudas en las fallas del sistema informático. “La universidad mencionó que el programa tenía una inteligencia artificial que detectaba cuando estabas mirando a otro lado. Si te movías o te salías del enfoque, ese sistema supuestamente enviaba una alerta para que verifiquen si estabas ahí. Eso no se dio. En la práctica, una compañera incluso pudo ir al baño y nadie le observó el examen”, recuerda el dirigente estudiantil.

Seidor se defiende diciendo que su sistema no evita plagios, sino que solo los reporta. Sobre las quejas de los alumnos que no pudieron ingresar al sistema, sin embargo, no dicen nada.

“Efectivamente Seidor trabajó en el examen de admisión del 2020 con la UNMSM, fuimos sus proveedores tecnológicos del proctoring, el cual en ningún momento falló. Smowl no es una herramienta restrictiva que bloquea el navegador y por tanto no restringe que los usuarios no puedan copiar texto, pantallazos o demás actos indebidos. La herramienta lo que hace es monitorear de principio a fin lo que hace el estudiante para que al finalizar el examen, los supervisores (la institución) revisen los informes que han detectado todos estos actos”, contestó Seidor a Sudaca. 

De acuerdo a Alejandra Vela, en esa evaluación fallida postularon alrededor de 28.000 personas, de las cuales 14.000 no pudieron dar el examen por fallas del sistema. Godofredo y ella tuvieron rendir la prueba al año siguiente e ingresaron, pero aseguran que aún existen reclamos de algunos jóvenes a los que no les han devuelto el dinero. Dependiendo del colegio de procedencia y el tipo de examen, estamos hablando de entre S/350 y S/1.600.

 

Extraño proceso

El camino que recorrió Seidor para obtener la buena pro de la UNI y supervisar sus próximos exámenes remotos estuvo, por decir lo menos, marcado por irregularidades. Mediante concurso público, la Oficina Central de Admisión de la universidad (OCAD) convocó a empresas nacionales a comienzos de agosto del año pasado. Se presentaron dos. Una fue Seidor y la otra Cipli Research Center SAC. 

El pedido de la OCAD fue para el monitoreo de 58.400 evaluaciones virtuales de todo tipo, no solo de admisión. Luego de hacer un estudio de mercado, fijaron el valor estimado del servicio en S/980.536. La oferta de Seidor fue de S/1.035.961,94 y la de Cipli de S/1.062.720. Después de analizar ambas, la UNI colocó primera en el orden de prelación a Cipli.

El cuadro de evaluación económica del concurso público declarado desierto. Cipli había quedado primera en el orden de prelación.

Sin embargo, el 28 de agosto del 2021, el comité de selección de la UNI declaró desierto el proceso, acusando falta de presupuesto, y rechazó la oferta de Cipli. “Esta dependencia no cuenta con la disponibilidad presupuestal para cubrir el excedente”, se lee en el acta. La diferencia entre el valor que habían estimado para el servicio y la oferta de Cipli era de poco más de S/80.000. 

Un proceso queda desierto cuando no se reciben ofertas o ninguna es válida, de acuerdo a la Ley de Contrataciones del Estado. Cuando existe un problema presupuestal, según Cristian Castillo, abogado especialista en la materia, el área encargada de la contratación puede negociar con el ganador. “Normalmente lo que sucede es que le mandan una carta o correo al postor ganador diciéndole que el presupuesto alcanza hasta cierta cantidad y piden que se rebaje el precio. Es decisión del postor, en este caso Cipli, si acepta o no”, explica. 

Sin embargo, eso no ocurrió. “Nunca se nos acercaron. Si lo hubieran hecho, hubiésemos aceptado”, asegura Lester Vargas, directivo de Cipli en comunicación con Sudaca. Lo que hizo la UNI fue reiniciar el proceso, bajo la figura de adjudicación simplificada, y convocó a las empresas el 22 de diciembre del 2021. Antes la universidad envió un mensaje a los postulantes que, además de ilegal, parecía dejar todo decidido. 

En su solicitud de cotización a Cipli, a fines de octubre pasado, la UNI le pidió una marca en específico: la plataforma Smowl y su versión avanzada Smowl+. Este era, precisamente, el servicio que ofrecía el otro postor y futuro ganador, Seidor. La plataforma que ofrecía Cipli se llama FractalUp.

La primera cotización que envió la UNI a Cipli donde consignaban la marca «SMOWL y SMOWL+» que ofrecía Seidor, el otro postor y posterior ganador.

Este tipo de especificaciones está prohibida por la Ley de Contrataciones del Estado, de acuerdo al abogado Cristian Castillo. “Yo no puedo lanzar una convocatoria para carros diciendo que deben ser Toyota. Eso sí sería irregular”, explica. 

Cipli pidió una explicación a la universidad y le respondieron en una carta que se trató de “un error” y que sería corregido de forma inmediata. Dicho y hecho, en una posterior versión del pedido de cotización ya no aparecía el nombre de Smowl. Pero el anuncio de la marca de su preferencia ya estaba dado.

En el nuevo proceso también se cambiaron las cifras de forma incomprensible. En el concurso anulado, de agosto, el pedido era que el servicio cubra a 58.400 cuentas online por un valor estimado de S/980.536. Para la adjudicación simplificada, la cantidad de cuentas ascendió a 90.000. Lo lógico, al crecer el pedido, hubiese sido que aumentara el valor referencial. Sin embargo, este se redujó a S/955.800.

Es decir, el pedido de la UNI aumentó considerablemente, pero el valor referencial para el servicio decreció. Lo mismo ocurrió con la oferta que hizo la empresa que había perdido en primera instancia y que ahora, terminaría siendo la ganadora. Y es que Seidor bajó su oferta a S/ 946.132,31. Solo Cipli, viendo que le exigían un servicio mayor, la aumentó a S/1.285.020.

Así, el pasado 13 de enero la UNI le otorgó la buena pro a la compañía protagonista del accidentado examen de San Marcos del 2020. En respuesta a Sudaca, la UNI atribuye los cambios en las cifras al nuevo estudio de mercado realizado para la adjudicación simplificada. 

“Dicho monto es el resultado de las actuaciones preparatorias, esto es, solicitar a los potenciales proveedores sus respectivas cotizaciones a efectos de conocer el monto estimado para el servicio a contratar. Prueba de ello, es que se obtuvo tres cotizaciones”, dice un comunicado de esta casa de estudios. Si bien la universidad menciona tres ofertas, en el cuadro de evaluación económica sólo aparecen dos: Seidor y Cipli.

La UNI continuó con este proceso de contratación a pesar que en diciembre, un mes antes de otorgar la buena pro, acordaron mediante resolución rectoral que el examen de admisión 2022-1 será presencial.

Para David Ramos, presidente de la Asociación de Centros de la Universidad Nacional de Ingeniería (ACUNI), máximo órgano estudiantil de la universidad, esto se debe a que la UNI no descarta que la pandemia empeore. “Nosotros como estudiantes hemos exigido un examen presencial. Se logró, pero no podemos ser ingenuos. Por x razones en marzo podría darse una cuarta ola y las restricciones serían importantes. Obviamente esto [el servicio contratado] no está dirigido solo al proceso de admisión”, aclara. 

Ahora queda por ver si en los próximos exámenes virtuales de la UNI se repite el escándalo de la admisión de San Marcos en el 2020. 

**Fotoportada por Darlen Leonardo

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