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desafíos

[ENTRE BRUJAS] El 2023 ha sido un año complejo en donde hemos visto continuos retrocesos en materia de igualdad. A la vez que el fortalecimiento de alianzas anti derechos y, por lo tanto, el incremento de pensamientos retrógrados resistentes a las luchas para erradicar la discriminación y la agenda defensora de los derechos humanos.

La profunda crisis democrática que seguimos arrastrando, agudizada por factores como la criminalización a la protesta social, el racismo, el clasismo, el machismo y otros, ha debilitado la institucionalidad y puesto en jaque al Estado de Derecho. Este ha sido el escenario perfecto para que la corrupción avance a ritmos escandalosos y se deslegitime todo aquello que tiene que ver con promover garantías y libertades fundamentales para una adecuada convivencia social. Así, las narrativas que desvalorizan a los derechos humanos han avanzado, constituyéndose un ambiente hostil para el avance de políticas y normativas que garanticen estas libertades.

Lamentablemente en este contexto nada alentador, pierden las poblaciones más vulnerables. La precarización de la vida se relaciona con la pobreza económica, por supuesto; pero a la vez, con la falta de condiciones para el ejercicio de derechos concretos y garantías para vivir la vida que las personas necesitan.

Sin embargo, en medio de la incertidumbre, siempre existen quienes siguen dando la batalla. Tanto en la sociedad civil como en el Estado se encuentran defensoras de derechos que creen en una sociedad más igualitaria y apuestan por fomentar la implementación de políticas aprobadas en años anteriores y la construcción de nuevas estrategias y espacios de articulación para que no se siga retrocediendo y no se pierdan logros históricos. Las defensoras de derechos existen y están en la disposición de seguir incomodando.

En octubre pasado diversas expresiones del movimiento feminista nacional tuvieron un encuentro histórico, en donde se acordó una agenda pendiente por la que seguir luchando en los próximos años. En esta se resaltan muchos temas, imposibles de enlistar en una columna. Sin embargo, para quienes estén interesados/as pueden leer el Manifiesto del Encuentro, el cual se ha difundido por las redes sociales de distintas organizaciones y colectivos feministas[1]. Entre las demandas más urgentes están: el acceso a la justicia y reparación para las víctimas de desaparición y feminicidio y sus familiares; la creación e implementación del Sistema Nacional de Cuidados como una política pública integral; así como la despenalización del aborto en todas sus formas.

También son demandas urgentes el acceso a la justicia y reparación de las víctimas de la represión policial durante las protestas sociales que empezaron en diciembre de 2022; el reconocimiento de los derechos de las personas de la diversidad sexual y disidencias sexuales; así como la erradicación del racismo como una de las formas de discriminación estructurales más graves en el escenario reciente de vulneración estatal a los derechos humanos.

El 2024, sin duda, será un año en el que la crisis política, económica y el avance de los conservadurismos y las expresiones antidemocráticas no se detendrán. Desde los distintos territorios del país las defensoras de derechos humanos y la igualdad de género continuaremos resistiendo y haciendo frente a este contexto, defendiendo los avances que hemos logrado con mucho esfuerzo y exigiendo que el Estado, pese a sus distintas falencias, cumpla con sus obligaciones frente a la ciudadanía.

[1] Disponible en: https://www.facebook.com/story.php?story_fbid=122125286870040347&id=61551210415104&mibextid=WC7FNe

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Demandas 2024, derechos humanos, desafíos, Igualdad, Retrocesos

[AGENDA PAÍS]  Si estuviéramos a fines de los 90’s, 2024 podría ser el título de un libro o de una película de ciencia ficción anunciando la aparición de extraterrestres, la llegada de un cometa que acabará con la humanidad o una nueva era de hielo donde solamente sobrevivirán los que puedan llegar a refugios subterráneos construidos para que la especie humana subsista en la tierra.

Hoy, la llegada del 2024 está a unos pocos días y para los peruanos, es otro año que tiene más de incertidumbres que de esperanzas.

Los peruanos estamos viviendo tiempos marcados por escándalos políticos que vienen desde todos los poderes del Estado, ya no se sabe quién es el bueno o quién es el malo, hasta nos preguntamos si todavía hay buenos en este laberinto.

El congreso, cuna por excelencia del clientelismo y de la impunidad, brilla por sus desatinos, leyes a última hora, photoshops para justificar la semana de representación y una última lavada de manos, propia de los tiempos navideños, en la que el presidente del Congreso decidió aplazar hasta marzo de 2024 el pleno, para ver la suspensión de los miembros de la Junta Nacional de Justicia (JNJ).

El manejo económico del gobierno no ha dado frutos y seguir justificando que el PBI no va a crecer por las manifestaciones de principio de año y por el Yaku, ya parece una muestra de no saber qué hacer. El mismo ministro Contreras, desafiando las reglas fiscales, se enfrenta al mismo Consejo Fiscal, organismo puramente técnico que alerta y recomienda, más no dicta.

Por eso y muchas cosas más, como dice la canción navideña, el ministro Contreras tiene como regalo una moción de interpelación conseguida con esfuerzo por el congresista Carlos Anderson, pero al haber terminado la legislatura, también será vista en marzo del 2024, como si el pueblo con hambre, pudiera esperar 3 meses.

Impávidos, los peruanos observamos una pelea sin cuartel por el control de la Fiscalía, atacada sistemáticamente por un sector político y sus aliados mediáticos, mientras que, por el otro, la Fiscal Benavides, suspendida de sus funciones, busca defenderse también con sus propios aliados políticos y mediáticos. Guerra de Tronos.

Secuestros, robos, violaciones, asesinatos, delincuentes liberados por jueces, algunos inescrupulosos otros por estar atados de manos ante plazos que se vencen, y nosotros, los ciudadanos, saliendo a la calle con miedo, como cuando fuimos atacados en nuestras calles por Sendero Luminoso a fines de los 80’s y principios de los 90’s. ¿Y ahora quién podrá defendernos?

¡Yo! Gritan más de 30 precandidatos presidenciales que aspiran a tener un 10% en las próximas elecciones y así acceder a la segunda vuelta presidencial. No habrá depuración previa de partidos políticos en las primarias (otro regalito navideño de nuestros congresistas) por lo que los votantes tendremos que enfrentarnos a una sábana llamada también cédula de sufragio, que en el caso de Lima tendría no solamente a 30 candidatos presidenciales sino, a 990 candidatos al congreso para escoger. De tin marín de do pingüé

El panorama del 2024 es oscuro. La presidenta Boluarte debe darse cuenta que su gobierno tiene que dar un shock de confianza interno, refrescando su gabinete con profesionales cuya trayectoria pueda generar confianza inmediatamente en el empresariado. Si ya hay una interpelación al ministro Contreras, seriamente cuestionado por el resultado económico, ¿por qué esperar la interpelación y posible censura en vez de agradecerle por sus servicios y poner una cara nueva, quizá algún exministro exitoso que nos devuelva la esperanza?

No sabemos si en el 2024 nos llegará un cataclismo, la nueva era del hielo o un encuentro cercano de tercer tipo, pero si nada cambiamos, nos podemos enfrentar, nuevamente, a una insurgencia ciudadana de consecuencias impredecibles.

 

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2024, Cambios Urgentes, Crisis política, desafíos, Escándalos

[MIGRANTE DE PASO] Nunca pensé que me iba a mudar a otro país por más de dos años. Tras un impulso desesperado por encontrar mi camino, decidí alejarme de mis comodidades y hacerle caso al llamado de mi intuición. Había pasado por múltiples carreras que dejaban vacía mi motivación. Me retiré de la universidad Católica sin tener rumbo fijo. Por un año trabajé redactando notas de prensa y, así, retomé la escritura que me consolaba en momentos críticos. Nada como una página en blanco para hacer florecer un tormento. Renuncié terminando el año y decidí viajar a Buenos Aires para estudiar filosofía en la UBA. De esta manera comenzó una aventura llena de luz y oscuridad que templó mi espíritu. Fue un parto de motivación y ganas empedernidas de vivir.

Viajé a la ciudad de la furia por dos semanas para inscribirme. Una cola de tres horas para entregar los documentos solicitados. La burocracia no es un punto fuerte de esa universidad. En teoría iba a regresar a Lima sólo para recoger mis cosas, pero la pandemia comenzó. De hecho, tuve la suerte de estar en el último vuelo antes del cierre de fronteras. La incertidumbre inundó cualquier perspectiva sobre mi futuro. Felizmente estudié dos años de manera virtual, pero estaba privado de la experiencia de migrar. El último ciclo pandémico tuvo finales presenciales. Las fronteras apenas abiertas. Viajé y me quedé en un pequeño departamento en Recoleta. Un barrio cheto, pituco para nosotros. Me di cuenta que en este lugar se tiene que caminar con la cabeza en alto. De lo contrario te comen vivo. Actitud maradoniana, me gusta llamarla. A pesar de lo que había escuchado, la gente me trató bastante bien, con amabilidad y gentileza. En ese momento, diciembre, el calor llegaba a 30 grados. Era insufrible. Igual pasaba las tardes caminando por los enormes parques de la ciudad, es admirable la cantidad de áreas verdes y bien cuidadas. En las mañanas, desayunaba tostados con Coca Cola en La Biela, histórico café porteño. Borges y Bioy Casares solían juntarse allí a discutir e intercambiar genialidades.

En febrero del 2021 me mudé a Palermo, en la calle Fitz Roy, en nombre del capitán del barco de exploración de Charles Darwin. Acá se aprenden cosas hasta del nombre de las calles. La vida nocturna en este barrio siempre está prendida y de vez en cuando iba a tomarme unos fernets a algún bar. Por cierto, el primer vaso siempre es feo, luego le agarras el gusto. Es una zona agradable para caminar y en cada esquina das un respiro de marihuana que fuman los transeúntes. Estaba lejos de mi facultad, en Caballito, pero los bondis y el subte son baratos, ordenados y bien planteados. Recuerdo que llegué tarde a mi primera clase y como ya no había sillas tuve que sentarme en el piso. Me pasó un par de veces. Los profesores son excelentes y las lecturas son rebuscadas, de un valor incalculable. Mi única queja sobre la universidad es que en los últimos meses del presente año falló en cuanto a la naturaleza de universo. Toda universidad debe ser plural y todo tipo de ideología debe ser aceptado. Todo estaba lleno de carteles a favor de Massa y a los que votaban a Milei los sancionaban socialmente. Eran vistos como parias. Por lo tanto, fracasó como institución.

Admiré muchos aspectos de este país. La educación, salud y transporte son de primer nivel y casi gratuitas, todos pueden acceder a ellas. En comparación con mi país, que sin dinero las oportunidades se reducen drásticamente. Veía marchas reivindicadoras todas las semanas, obstruían el tráfico, pero me gustaba ver el nivel de organización y cultura de calle que existe. El movimiento feminista está en la vanguardia mundial, hay logros como la ley de aborto que ya quisiéramos que exista en nuestro país. Las mujeres caminan empoderadas por las calles y, para mí, eso las hace más atractivas. Los taxis parecen guías, conocen la historia como la palma de su mano. Puedes hablar con ellos de fútbol, política y hasta ópera. Cada vez que me subo a un taxi es un placer conversar. Esto se debe a que como sociedad están politizados y, de cierta manera, psicoanalizados. Me he ganado con argumentos de primera categoría de parte de taxistas y mozos.

Sin embargo, se encuentran en una crisis que está bordeando la hiperinflación. Viajar al exterior es casi platónico para los ciudadanos argentinos. Cuando llegue el cambio por dólar era de 250 pesos, que ya me parecía una barbaridad, ahora está a más de mil. Es una locura. Ves a muchas personas durmiendo en las calles y en invierno se meten a los tachos de basura. La pobreza está en aumento y el sufrimiento es palpable. Tocan los timbres de los departamentos para pedir ropa o comida. Nunca había visto algo así. Te parte el alma saber que no es culpa suya, sino de un sistema que evidentemente no funciona.

De alguna manera, la vida cultural es de alta calidad y los teatros o exposiciones están siempre llenos. Las obras de teatro son impresionantes y los actores brillantes. Descubrí Timbre 4, un teatro independiente donde pasé muchas noches, a veces veía dos obras en un día. Me atrevo a decir que ninguna tiene pierde. Y es lo mismo con los demás. Sería una lástima que les corten el apoyo estatal.

Los restaurantes también están siempre llenos. Tuve la oportunidad de entrevistar al dueño del Don Julio, el mejor restaurante de carnes del mundo, y me invitó a comer ahí. Se te cae la baba de lo sabrosos que son los asados ahí. Hay colas desde las 10 am o tienes que hacer reserva con meses de anticipación. Como peruano siempre extrañé la comida, pero acá también se come bien. Tenía la costumbre de ir a Caminito, en el barrio de la Boca, para comer choripán con salsa criolla y chimichurri mientras veía tango. Una combinación de ensueño.

Después de Palermo me mudé a Barrio Norte, en un segundo piso. En realidad, es el tercero, pero acá al primer piso le dicen planta baja y comienzan a contar desde el siguiente. Cometí un grave error. Me aislé en estudios y no socialicé casi nada. Los ataques de pánico me acechaban diariamente. Entendí la verdadera soledad. Se genera una especie de ilusión en la que todo lo que está en tu país, amigos, familia, perros y más dejan de existir. Fueron uno meses bastante duros. Lloraba sin saber por qué. Estaba asustado. Gracias a terapia y el apoyo de mis seres queridos pude salir adelante y llenarme de valentía para afrontar lo que viniese. Mi personalidad aguerrida no me iba a dejar rendirme. La soledad no se debe subestimar, de lo contrario te atrapa y en el aislamiento los pensamientos rebotan. Tomar perspectiva se vuelve cada vez más difícil. Después de estos eventos me fortalecí en muchos sentidos, me conozco más, desarrollé una mayor empatía y me di cuenta de que una pequeña ayuda puede cambiarlo todo. Cuando estás lejos, el menor atisbo de tu patria puede hacerte llorar de añoranza. Recuerdo un barco en Ushuaia con la bandera peruana o escuchar El cóndor pasa en un concierto.

Vi a Argentina salir campeón del mundo con unos amigos fanáticos. Celebré junto con millones en el obelisco. Aprendí a hacer snowboard en Bariloche. Estuve en el kilómetro cero de la Panamericana luego de un tramo en canoa. Conocí El Calafate, donde tuve una conexión particular con las paradisíacas montañas y glaciares. Estuve en Córdoba, Jujuy y Salta. Prácticamente viaje de sur a norte. Me hice amigo de bodegueros y guardianes. Escuché al majestuoso Teatro Colón cantar y allí lo vi a Fito Páez. Me enamoré de las medialunas. Hice de todo. Y no puedo poner en palabras las lecciones que recibí. Sólo debo agregar que al ver el clásico en el Monumental y sentir el fervor de la popular en La Bombonera me hicieron comprender a este país.

Le doy gracias a este hermoso país que tanto me ayudó. Solo puedo desearle lo mejor y que todo vaya cuesta arriba. Que puedan salir de la crisis económica. Y transformen el potencial infinito que tienen. Gracias por todo, ya nos volveremos a ver.

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Aventuras, desafíos, Experiencia personal, Lecciones de vida, Migración Argentina


José Luis Olivera
Director de Unidad de Negocios de GRUPO PRACDA

[HACIENDO EMPRESA]
Una de las fortalezas de la región sur es su riqueza en recursos naturales, desde la minería, la pesca hasta la agricultura. La industria minera ha sido un pilar histórico, pero su estabilidad se ve influenciada por factores globales, como la fluctuación de precios de los metales y la demanda internacional. En contraste, la agricultura ha sido un motor constante, enfrentando desafíos propios, como la modernización de las prácticas para aumentar la productividad y sostenibilidad. Y la pesca artesanal e industrial que si bien a tenido una ligera mejora en los últimos años, no llega a niveles de décadas anteriores y esto básicamente a que los capitales de se han trasladado hacia el centro y norte del país, quedando como siempre, los zonales.

El surgimiento de empresas emergentes y la innovación tecnológica han brindado un impulso adicional. La región ha visto un aumento en startups y empresas de base tecnológica, aprovechando el talento local y los recursos naturales para impulsar la economía, especialmente en sectores como la agrotecnología, la energía renovable y el turismo sostenible.

No obstante, la situación empresarial en el sur del Perú también enfrenta retos significativos. La infraestructura limitada, especialmente en zonas rurales, obstaculiza el desarrollo y la conexión efectiva de los mercados locales con los nacionales e internacionales. Además, la necesidad de una mayor inversión en educación y capacitación laboral se hace evidente para potenciar la fuerza laboral y la competitividad empresarial. Muchas veces se ve que el talento local termina migrando a la capital en busca de mejoras oportunidades profesionales, económicas y hasta personales; y es aquí donde debemos reparar para analizar esto: Por qué un joven talentoso decide dejar su hogar, su entorno familiar y amical para ir a buscarse “un mejor futuro” porque no encontrar ese futuro en su localidad, en su región.

Las regiones no solo exportan recursos naturales, también exportan talento que debería pensar y querer quedarse en su región para que esta prospere pero; si este talento no encuentra oportunidades o si las encuentra, estas no son bien remuneradas y sin mayor línea de carrera… es una obviedad lo que sucederá, un potencial talento que se irá.

La sostenibilidad y la responsabilidad social empresarial son otros aspectos cruciales. Las empresas se enfrentan a una creciente presión para operar de manera sostenible, preservando el medio ambiente y contribuyendo al desarrollo social de las comunidades en las que operan. Esta conciencia ha llevado a un cambio en la mentalidad empresarial, donde la rentabilidad no es el único indicador de éxito.

El futuro de la región sur peruana depende en gran medida de cómo se aborden estos desafíos. La colaboración entre el sector público y privado, el fomento de la innovación y el fortalecimiento de la infraestructura son piezas clave para impulsar el crecimiento sostenible y equitativo en la región.

En conclusión, la situación empresarial en el sur del Perú es un complejo entramado de oportunidades y desafíos. A medida que las empresas buscan crecer y prosperar en esta región, la clave radica en la capacidad de adaptación, la inversión en innovación, apuesta por el talento local e igualar las condiciones de otras regiones en cuanto a oprtunidades, crecimiento profesional y factor económico para así lograr un compromiso con la sostenibilidad. La unión de esfuerzos para abordar estos desafíos será fundamental para garantizar un futuro próspero y equitativo para las empresas y comunidades del sur del país.

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Agrotecnología, desafíos, Minería, Sostenibilidad, Talent Management

La pandemia causada por el covid-19 generó que las empresas tuvieran que adaptarse a una nueva modalidad de trabajo: la virtual. De acuerdo con la última encuesta realizada por EY Perú, el 95% de las empresas peruanas cuentan con colaboradores trabajando mediante el home office.

En este contexto, la comunicación interna ha tomado mayor relevancia y adaptación a través de nuevas formas de relacionamiento, canales y mensajes adecuados para suplir la falta de presencialidad en el trabajo.

Además, viene cumpliendo un rol fundamental en la gestión de riesgos, desarrollando estrategias que permitan a los colaboradores conocer correctamente la amenaza para que se tomen las medidas de protección necesarias en este contexto.

La docente Internacional de la Maestría en Comunicación Estratégica en las Organizaciones de la Universidad de Piura, Patricia Schroeder, detalló los desafíos a los que se enfrenta la comunicación interna en tiempos de pandemia.

El mensaje es la clave. Las organizaciones deberán desarrollar mensajes acordes al contexto de pandemia en el que nos encontramos, lo cual les exige un monitoreo permanente de la situación epidemiológica actual, pero siempre adaptándose a los intereses y necesidades de cada uno de los públicos internos.

Por ello, ante esta situación de crisis, es fundamental promover el diálogo y la capacidad de escucha, más allá de la modalidad presencial o virtual, buscando siempre el modo de comunicar más adecuado.

Adaptarse es fundamental. La pandemia puso a prueba nuestra capacidad de adaptación y, en ocasiones, nuestra capacidad de sobrevivir frente a una situación llena de retos.

Muchos sectores empresariales buscaron hacerlo de forma rápida, otras reorganizaron sus estructuras para cumplir con las normas sanitarias, pero muchas de ellas aún continúan resistiéndose al cambio que esta situación amerita.

Mantener el contacto. La falta de presencialidad implica hacer un mayor esfuerzo por estar en contacto permanente con todos los colaboradores. Esa es la responsabilidad de cada jefe que, además, deberá tener condiciones para liderar un equipo de trabajo.

Por ello, es necesario mantener los lazos entre las personas de la organización y entre los distintos sectores, a pesar de la falta de presencialidad, generando más y variados canales de comunicación que hagan más sencilla la comunicación durante este proceso.

Manejar el estrés. La pandemia trajo consigo incertidumbre y miedo. En ocasiones, parte del equipo se ausenta al enfermarse de covid-19, ya sea de forma leve o grave, mientras que otros vienen enfrentando lo complicado que es tener a un familiar enfermo en casa o algún hospital.

Por eso, contemplar y manejar situaciones de mayor estrés a los que están sometidos los equipos de trabajo es una gran responsabilidad no sólo de los jefes sino de toda la organización.

La credibilidad y la confianza. Estos son los valores que sostienen una comunicación de riesgo. Si bien siempre es importante mantener los niveles de confianza con los colaboradores, en las situaciones de riesgo sanitario esto es realmente imperioso.

Debe haber confianza en el vocero, en el mensaje y en los canales de comunicación. Esta confianza se consigue con una comunicación constante y transparente; hay que aprender a dar las buenas y malas noticias.

Hoy más que nunca la comunicación interna es necesaria ya que responde a la creciente complejidad que enfrentan las organizaciones.

Si bien en una primera etapa, la organización debe garantizar una comunicación en un nivel operativo, lo que significa que exista información suficiente para que cada uno cumpla adecuadamente su trabajo, esta no debería ser su única función. Se debe apuntar a una segunda etapa donde la comunicación debe tener la capacidad de cumplir objetivos motivacionales en la que los colaboradores conozcan porqué hacen su trabajo.

Finalmente, la comunicación interna se podrá instalar en un nivel estratégico donde cumplirá con informar cuál es el rumbo de la organización en el largo plazo. En estos momentos que vivimos debemos generar esa motivación aspiracional: ganas de ir a más.

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Comunicación interna, desafíos, Pandemia
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