[AGENDA PAÍS] Si estuviéramos a fines de los 90’s, 2024 podría ser el título de un libro o de una película de ciencia ficción anunciando la aparición de extraterrestres, la llegada de un cometa que acabará con la humanidad o una nueva era de hielo donde solamente sobrevivirán los que puedan llegar a refugios subterráneos construidos para que la especie humana subsista en la tierra.
Hoy, la llegada del 2024 está a unos pocos días y para los peruanos, es otro año que tiene más de incertidumbres que de esperanzas.
Los peruanos estamos viviendo tiempos marcados por escándalos políticos que vienen desde todos los poderes del Estado, ya no se sabe quién es el bueno o quién es el malo, hasta nos preguntamos si todavía hay buenos en este laberinto.
El congreso, cuna por excelencia del clientelismo y de la impunidad, brilla por sus desatinos, leyes a última hora, photoshops para justificar la semana de representación y una última lavada de manos, propia de los tiempos navideños, en la que el presidente del Congreso decidió aplazar hasta marzo de 2024 el pleno, para ver la suspensión de los miembros de la Junta Nacional de Justicia (JNJ).
El manejo económico del gobierno no ha dado frutos y seguir justificando que el PBI no va a crecer por las manifestaciones de principio de año y por el Yaku, ya parece una muestra de no saber qué hacer. El mismo ministro Contreras, desafiando las reglas fiscales, se enfrenta al mismo Consejo Fiscal, organismo puramente técnico que alerta y recomienda, más no dicta.
Por eso y muchas cosas más, como dice la canción navideña, el ministro Contreras tiene como regalo una moción de interpelación conseguida con esfuerzo por el congresista Carlos Anderson, pero al haber terminado la legislatura, también será vista en marzo del 2024, como si el pueblo con hambre, pudiera esperar 3 meses.
Impávidos, los peruanos observamos una pelea sin cuartel por el control de la Fiscalía, atacada sistemáticamente por un sector político y sus aliados mediáticos, mientras que, por el otro, la Fiscal Benavides, suspendida de sus funciones, busca defenderse también con sus propios aliados políticos y mediáticos. Guerra de Tronos.
Secuestros, robos, violaciones, asesinatos, delincuentes liberados por jueces, algunos inescrupulosos otros por estar atados de manos ante plazos que se vencen, y nosotros, los ciudadanos, saliendo a la calle con miedo, como cuando fuimos atacados en nuestras calles por Sendero Luminoso a fines de los 80’s y principios de los 90’s. ¿Y ahora quién podrá defendernos?
¡Yo! Gritan más de 30 precandidatos presidenciales que aspiran a tener un 10% en las próximas elecciones y así acceder a la segunda vuelta presidencial. No habrá depuración previa de partidos políticos en las primarias (otro regalito navideño de nuestros congresistas) por lo que los votantes tendremos que enfrentarnos a una sábana llamada también cédula de sufragio, que en el caso de Lima tendría no solamente a 30 candidatos presidenciales sino, a 990 candidatos al congreso para escoger. De tin marín de do pingüé…
El panorama del 2024 es oscuro. La presidenta Boluarte debe darse cuenta que su gobierno tiene que dar un shock de confianza interno, refrescando su gabinete con profesionales cuya trayectoria pueda generar confianza inmediatamente en el empresariado. Si ya hay una interpelación al ministro Contreras, seriamente cuestionado por el resultado económico, ¿por qué esperar la interpelación y posible censura en vez de agradecerle por sus servicios y poner una cara nueva, quizá algún exministro exitoso que nos devuelva la esperanza?
No sabemos si en el 2024 nos llegará un cataclismo, la nueva era del hielo o un encuentro cercano de tercer tipo, pero si nada cambiamos, nos podemos enfrentar, nuevamente, a una insurgencia ciudadana de consecuencias impredecibles.