[Agenda País] Las elecciones presidenciales y parlamentarias del Ecuador que se realizaron el pasado 9 de febrero en su primera vuelta, arrojaron resultados sorpresivos que muy bien podrían aplicarse a las futuras elecciones en el Perú del 2026.
Con una diáspora de 16 candidatos, se esperaba que, en primera vuelta, el elector ecuatoriano dirigiera su voto por aquel candidato con el cual sentía una mayor identificación. Normalmente, el voto en la primera vuelta se caracteriza por su dispersión justamente porque se vota por la auténtica preferencia política y ya en segunda vuelta, la mayoría vota por el mal menor.
En la primera vuelta de las elecciones presidenciales del Perú en el 2021, Pedro Castillo salió victorioso con apenas 15.38% de los votos emitidos, seguido por Keiko Fujimori con 10.9%, Rafael Lopez-Aliaga con 9.55%, Hernando de Soto con 9.45%, Johnny Lescano con 7.37% y varios como Verónica Mendoza, Forsyth, Acuña y Urresti entre 4.6% y 6.4%. Es decir, un voto muy dividido.
En el Ecuador, los ciudadanos cambiaron su forma de votar. En vez de dirigir su voto a aquel candidato de su verdadera preferencia, optó por el voto estratégico dirigiéndose principalmente a dos candidatos : el actual presidente Daniel Noboa ( 44.16%) y la candidata del correísmo, Luisa Gonzales ( 43.99% ) configurando un empate técnico donde ambos candidatos agruparon más del 88% de los votos. Muy lejos quedó Leonidas Iza con poco más de 5% y luego Andrea Gonzales con un escaso 2.69%.
¿Para qué votar por mi candidato en primera vuelta si no va a salir?, habrá reflexionado el elector ecuatoriano.
Esta característica también se reflejó en el voto parlamentario donde la asamblea está compuesta por 151 asambleístas, dejando al partido de gobierno con 66 escaños y a la oposición correísta con 67. Aunque ninguno obtuvo la mayoría absoluta de 76, ambos tendrán que coquetear con Leandro Iza que obtuvo 9 y/o el Partido Social Cristiano con 5 para obtener una mayoría para gobernar, y hasta probablemente aglutinar también, a las otras 3 agrupaciones que poseen 4 escaños.
El Perú se enfrenta en el 2026 a una elección presidencial con un potencial de 50 candidatos, 3 veces más de los que compitieron en las recientes elecciones ecuatorianas. ¿Se podría dar el mismo efecto del voto útil o voto estratégico?
Recordemos que en el Perú se pueden publicar encuestas hasta una semana antes de las elecciones y es muy posible, que, en el desarrollo de las mismas, veamos una dispersión del voto 3 o 4 meses antes de las elecciones y a medida que nos acerquemos al 12 de abril de 2026, ese mismo voto vaya dirigiéndose al candidato útil. Sí, aquel que puede representar mejor a la derecha conservadora, aquella que se erige como la líder de la izquierda y/o aquel que pueda encarnar el amplio espectro de la derecha liberal.
Aunque no vislumbro un escenario bipartidista como el ecuatoriano, es altamente posible que más del 80% de los votos se concentre en 3 o 4 candidatos y que de esta manera tengamos un parlamento con no más de 6 bancadas. Así, de 50 partidos políticos solo quedarían 6, salvo que hayan tenido la inteligencia y el desprendimiento de ir en alianzas electorales para evitar la defenestración de sus inscripciones como organizaciones políticas.
Esperemos que esta experiencia ecuatoriana haga reflexionar a nuestros dirigentes políticos y precandidatos presidenciales en la necesidad de formar consensos que lleven a alianzas electorales, no solamente para la elección presidencial sino también para la parlamentaria.
Un escenario sin alianzas o lo que puede ser peor, alianzas para el voto presidencial y cada partido independiente para el voto parlamentario, sería un desastre para el futuro de nuestro país.