Juan Carlos Tafur

Si algo le debe quedar claro a la centroderecha peruana, urgida de armar alianzas y pactos para evitar la pavorosa fragmentación que actualmente exhibe, es evitar mezclar tendencias ideológicas en un afán absurdo de jalar votos del centro o la centroizquierda.

La izquierda moderada, bautizada como “caviar” en el Perú, tiene, entre sus especialidades, infiltrarse en movimientos de naturaleza ideológica distinta y luego cogobernar. Así ha ocurrido en los gobiernos de la transición (Toledo, García, inclusive PPK), cuando no habían sido ellos partícipes ni protagonistas del triunfo.

La gente va a votar esta vez por líneas ideológicas definidas, sin ambigüedades o mescolanzas. Que la izquierda vaya sola, dividida entre radicales enfebrecidos y presuntos moderados, y que la derecha haga lo propio, partida entre una derecha radical conservadora y atisbos nacientes de una derecha liberal moderna.

El elector va a premiar la consistencia ideológica y el carácter disruptivo de las candidaturas. Y para ello se necesita claridad programática, programas de gobierno coherentes e identidad ideológica definida.

En alguna medida, el fracaso de la transición democrática es que su variopinta conformación ideológica la contuvo de emprender las reformas que se requerían, en términos institucionales (salud y educación públicas, seguridad, ampliación de la economía de mercado, reforma del sistema fiscal y judicial, reforma político-electoral). Y supuestamente en muchos de esos temas, los cuadros de la izquierda aupados a los gobiernos respectivos eran especialistas. No ha sido útil ni siquiera para ello.

Se requieren una centroderecha y una derecha libres de infiltración ideológica. El país afronta una crisis tremenda, con debilitamiento pasmoso de la democracia y mediatización de la economía de mercado, con instituciones fallidas y nula voluntad reformista. Afrontar ese desafío requiere una maquinaria política afiatada y no menjunjes doctrinarios que por el tonto afán de ganar algunos pocos votos (porque no aporta más la izquierda moderada), se puede ir al tacho.

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Juan Carlos Tafur, Opinión

En medio de la campaña de destrucción masiva de la democracia que el Congreso viene perpetrando, se van alineando, en paralelo, los astros electorales. Y lo terrible es que se ven pocas luces de esperanza de que el statu quo vaya a ser revertido y, por el contrario, todo apunta a que la situación institucional empeorará a partir del 2026.

La centroderecha, la única que nos podría salvar del colapso, ha decidido, frívolamente, ir fragmentada. Las conversaciones que ha habido y hay no apuntan a alianzas electorales sino a una suerte de reperfilamiento identitario ideológico.

En resumen, el fujimorismo va a capturar un tercio del electorado derechista y el saldo se lo van a repartir por lo menos veinte candidatos (de entre los 30 ya inscritos y los 45 que al parecer lo lograrán). Con esa perspectiva, ninguno va a pasar a la segunda vuelta y con suerte lo logrará Fuerza Popular.

Porque al paso que van las cosas no sería improbable que, dado ese panorama, sean dos los candidatos de la izquierda radical los que pasen a la segunda vuelta. Encima, la izquierda sí está conversando seriamente para armar frentes y pactos que la aglutinen en una o dos candidaturas como máximo.

La ceguera política de la centroderecha resulta inverosímil. No parece haber conciencia del peligro que se cierne sobre la democracia y el modelo económico y los egos y ambiciones personales priman sobre ese necesario sentido patriótico de sacrificio y postergación de apetitos individuales.

La centroderecha no parece percatarse del profundo sentimiento antiestablishment que alberga la mayoría de peruanos y que este Ejecutivo y Congreso -de los cuales muchos partidos derechistas son percibidos como aliados- acentúa.

La izquierda ha reconstruido su narrativa y se ha librado del chamuscón de haber sido comparsa del nefasto, corrupto y golpista régimen de Castillo (es tal el ánimo antisistema que si Pedro Castillo volviese a postular seguramente ganaría). La centroderecha arranca perdiendo el partido y si no cambia de estrategia rápidamente, el resultado final va a ser catastrófico.

 

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Juan Carlos Tafur

El economista ultraliberal, presidente de Argentina, Javier Milei, ha conseguido un triunfo importante al lograr que el Parlamento le apruebe la Ley Base, que le permitiría acometer una buena parte de sus propuestas de campaña (algunas las tuvo que retirar para evitar su denegatoria).

Lo cierto es que viene avanzando el proyecto liberal más ambicioso de la región en un país maniatado por la demagogia populista del peronismo, que había llevado a la Argentina a la ruina absoluta y a la pérdida de confianza en el futuro.

Hay discrepancias, por cierto, respecto de la velocidad que le está imprimiendo Milei a los cambios. Algunos hubieran querido mayor celeridad y radicalidad en algunos temas como el cambiario, pero en líneas generales, el país sigue viendo con expectativa la promesa de ir de a pocos desmontando el monstruo peronista que contaminaba todos los aspectos de la sociedad argentina.

Personalmente, discrepo de su actitud hostil a las subvenciones culturales, que como la salud y la educación públicas, deben ser un pilar inclusivo de una sociedad liberal. El radicalismo de Milei le impide ver eso.

Es muy importante, geopolíticamente hablando, que a Milei le vaya bien. Renovará el impulso liberal en una región que nuevamente estaba retomando los cánones populistas y que en el Perú en particular amenazan con conquistar las urnas el 2026.

Si de acá a un año, Argentina empieza a mostrar signos de un robusto crecimiento de la economía y, por ende, de reducción de la pobreza, ello va a tener eco en el Perú y en otros países de la región.

Es crucial que en el Perú se retomen las ideas de la libertad económica y se emprendan las reformas que quedaron inconclusas desde principios de siglo, por culpa de la inercia de los gobernantes de la transición democrática. Un país querido y referencial, como lo es Argentina para el Perú, sería un extraordinario acicate para que esas ideas arraiguen y se expandan entre la ciudadanía, la misma que podría empezar a mirar con mejores ojos algunas propuestas que ya empiezan a cuajar en partidos en esta coyuntura.

La del estribo: notable la puesta en escena de Ricardo III o el sueño del jabalí, de William Shakespeare, gracias a la extraordinaria dramaturgia y dirección de Laura Silva. Las actuaciones, todas ellas sobresalientes. Confirma la maduración de Emanuel Soriano, que está muy bien acompañado de Anaí Padilla, Vera Castaño, Irene Eyzaguirre y Sebastián Rubio. Va en el teatro Británico hasta el 21 de julio. Entradas en Joinnus.

Nota: esta columna se tomará unos días de vacaciones.

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Javier Milei, Juan Carlos Tafur, Milei., tafur

[LUZ ROJA] ¡ATENCIÓN a toda nuestra comunidad! Estamos emocionados de anunciar nuestro nuevo programa: “Luz Roja», conducido por el destacado periodista Juan Carlos Tafur.

Este proyecto está diseñado para analizar en profundidad la coyuntura y ofrecer un análisis claro y objetivo de la situación. No se pierdan el primer episodio donde exploraremos los acontecimientos más relevantes y daremos una perspectiva única sobre los temas que impactan a nuestra sociedad.

¡Compartan este mensaje para que más personas se unan a esta experiencia informativa!.

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Análisis, Juan Carlos Tafur, Luz Roja Programa

[INFORMES] Nueve meses atrás, el director de Sudaca publicó la historia breve de un “hecho grave, vergonzoso e intolerable”, tal como lo describió en su informe del 27 de marzo del año pasado. Sucede que los fiscales provinciales del Primer Despacho del Equipo Especial del Caso Cuellos Blancos, Andy Junior Rodríguez Domínguez y Max Alessandro Castro Huamán, cruzaron del lado iluminado de la ley al lugar más oscuro de esta. Como sabemos, desde que la prensa descubrió la crisis institucional, ética y de credibilidad del sistema de justicia, más de uno habló de la necesidad de refundarlo. Es así que, por el impulso del expresidente Martín Vizcarra se modificaron partes sustantivas del texto constitucional, se desapareció el Consejo Nacional de la Magistratura y se le sustituyó por la Junta Nacional de Justicia, una institución que ha mostrado gran severidad en la tarea de destituir jueces y fiscales supremos involucrados en los audios de la vergüenza, pero poca rapidez en sancionar a los magistrados que han falsificado certificados de estudios para ascender a cargos públicos de mayor nivel en el Ministerio Público.

Pese a todos esos cambios y controles, que pasan en gran medida por el posicionamiento de nuevos magistrados en la Fiscalía y en el Poder Judicial, parece que la crisis del sector judicial se ha agudizado debido a que algunos malos fiscales han convertido a la Justicia en un servicio delivery puesto a disposición de algunos empresarios y ex magistrados, que en su condición de supuestos colaboradores eficaces expanden su poder corruptor, convirtiendo a perseguidores del delito en defensores de oficio de los delincuentes a los que deberían perseguir.

¿Qué paso en la reunión virtual?

Al medio día del 16 de marzo del 2023 los fiscales Andy Junior Rodríguez Domínguez y Max Castro Huamán realizan coordinaciones administrativas con la finalidad de lograr una reunión virtual (vía Google Meet) con el encargado del despacho fiscal de la Tercera fiscalía corporativa de Santa Rosa, Abelardo Caycho Ramis, quien ha sido designado en el cargo el 10 de marzo del 2023 en reemplazo de la Fiscal Melissa Chinchayán Sato.

En dicha reunión virtual los fiscales del Equipo Especial del caso Cuellos Blancos muestran su interés particular y una injerencia indebida en la tramitación de la Carpeta Fiscal N° 60-2020 a cargo del Fiscal Abelardo Caycho, que es una investigación preparatoria (proceso penal) que tiene como imputado a Walter Ríos Montalvo a quien le atribuyen la comisión de los delitos de denuncia falsa y encubrimiento personal. La denuncia en su momento fue presentada por el abogado José Luis Castillo Alva contra Walter Ríos en la Primera Fiscalía Suprema Anticorrupción quien derivó la denuncia a la Presidencia de la Junta de Fiscales Provinciales de Lima y esta a su vez lo deriva a la Fiscalía de Santa Rosa (Ancón) teniendo en cuenta el lugar de comisión del delito que es la Fiscalía más próxima al Penal de Piedras Gordas I lugar donde se encuentra recluido Walter Ríos Montalvo.

El Fiscal Junior Rodríguez y su adjunto Max Castro en la reunión virtual vía Google Meet que realizó abordó tres temas: 1) La necesidad de que el fiscal Abelardo Caycho, quien conduce la investigación contra Walter Ríos, le precisara una fecha tentativa de conclusión de la investigación y del pronunciamiento final, 2) La necesidad de que se emita una pronta decisión en la carpeta de Ríos Montalvo ya que con anterioridad hubo una reunión con la ex fiscal del caso Melissa Chinchayán Sato quien le habría señalado su posición (según Andy Junior Rodríguez) de ordenar el sobreseimiento del caso y 3) Que esta investigación habría sufrido dilaciones innecesarias, lo cual le causaría retrasos a la investigación a su cargo en la que se encuentra en calidad de investigado el ciudadano José Luis Castillo Alva.

Luego de esta reunión virtual vía Google Meet sorpresiva e irregular de los fiscales provinciales del caso Cuellos Blancos en la que se mostraba un interés directo y una interferencia indebida en una concreta carpeta fiscal (60-2020) por el archivo de la investigación en contra de Walter Ríos Montalvo, el fiscal Abelardo Caycho pasó a elaborar un acta fiscal de fecha 16 de marzo del 2023 teniendo como hora 12.30 pm, en donde relata los pormenores de su reunión con los fiscales Andy Junior Rodríguez y Max Castro e informa mediante oficio a la secretaria General de la Fiscalía de la Nación.

EL TRÁFICO DE INFLUENCIAS Y LOS ILÍCITOS DISCIPLINARIOS COMETIDOS POR LOS FISCALES

Según fuentes del Ministerio Público lo que han hecho los fiscales Andy Junior Rodríguez y Max Castro es un claro ejemplo de la comisión del delito de tráfico de influencias, debido a que buscan intervenir de manera indebida e ilícita en el archivo a favor del procesado Walter Ríos Montalvo y para ello presionan a los fiscales encargados de la carpeta fiscal N° 60-2020 y, además, exigen que sea en el tiempo más breve posible.

En los diversos niveles e instancias del Caso Cuellos Blancos hay varios ejemplos de que a las personas se las investiga y procesa solo por haber hecho llamadas e interesarse en un determinado caso. Los fiscales provinciales del caso “Cuellos Blancos” abusando de su poder y lejos de respetar los límites de la competencia funcional, como es pedir información siguiendo los canales oficiales como los oficios, las providencias, los informes, etc., toman temerariamente atajos y hacen lo que mejor les parece, dado el poder que tienen, llaman a otros fiscales de otros distritos fiscales para presionar, interferir y dirigir hacia un determinado resultado las decisiones de casos que les interesa.

Esta situación tan grave lleva a que, además, ambos fiscales hayan violado el artículo 39.7 de la Ley de la Carrera Fiscal N° 30483 que sanciona al que busca: “Influir o interferir de manera directa o indirecta, en el resultado de las investigaciones fiscales que no estén a su cargo” y que constituye una falta muy grave del artículo 47.6 de la Ley de la Carrera Fiscal al castigar al que “Interfiere en el ejercicio de funciones de los otros órganos del Estado, sus agentes o representantes o permitir la interferencia de cualquier organismo, institución o persona que atente contra el órgano fiscal o la función fiscal” y el artículo 47.13 de la misma Ley que establece como falta muy grave: “Incurrir en acto u omisión que, sin ser delito, comprometa gravemente los deberes del cargo”.

La interferencia funcional cometida por los fiscales provinciales del caso Cuellos Blancos es doble. Por un lado, está la interferencia con la fiscal anterior del caso, Melissa Chinchayán Sato, quien les habría señalado que su posición era el ordenar el sobreseimiento en beneficio del procesado Ríos Montalvo y, por otro lado, se encuentra la clara presión al fiscal Abelardo Caycho al pedirle expresamente que “emita una pronta decisión” en la carpeta fiscal N° 60-2020 que estaba a su cargo, sin ser parte en el proceso, y recordarle en un direccionamiento e interferencia manifiesta de su decisión que la anterior fiscal del caso (que ellos no investigan) les había indicado que se inclinaba por el sobreseimiento del caso. ¿Por qué los fiscales del caso Cuellos Blancos tendrían que violar la reserva de una conversación privada mantenida con la anterior fiscal, y que el nuevo fiscal no tenía por qué saber, si no es para orientar y dirigir la decisión final del caso en un determinado sentido?.

Lo grave es que previamente a la reunión a través del aplicativo Google Meet los Fiscales Andy Junior Rodríguez y Max Castro habían enviado, a solicitud de Melissa Chinchayán Sato, un Informe acerca de la carpeta fiscal a su cargo en donde habrían reportado sobre las principales diligencias, señalando el estado de la investigación y, además, la información pertinente; asimismo, ellos habían recibido por conducto regular igual información de la carpeta fiscal 60-2020. Si toda la información de ambas carpetas había sido tramitada de manera fluida y oficial, ¿qué necesidad había de hacer una video llamada y presionar al nuevo fiscal que tenía a su cargo la carpeta fiscal para que dicte la resolución de archivo del caso favorable a Walter Ríos Montalvo?

Los fiscales Andy Junior Rodríguez y Max Castro no pueden negar la reunión virtual debido a que fue su propio despacho fiscal la que creó la cuenta con la que luego se sostuvo la videollamada. Igualmente, juega en su contra el hecho de que nunca coordinaron previamente por un canal oficial (v. gr. la coordinación del Equipo Cuellos Blancos, la Fiscalía de la Nación o la Presidencia de la Junta de Fiscalía de Ventanilla) y nunca se citó formalmente a una mesa de trabajo conjunto y menos se mandó un oficio (o algún documento) que formalice la reunión. Algunos fiscales especialistas en casos de corrupción de funcionarios nos señalan que, si los fiscales Rodríguez y Castro hubieran actuado de modo transparente y de acuerdo a sus funciones, ellos tendrían que haber tomado la iniciativa y pedir –dada la unilateralidad de la solicitud de la reunión virtual vía Google Meet– que se realice y se suscriba un acta fiscal dejando constancia de dicha reunión y el no haberlo hecho es un elemento clave para demostrar la conducta manifiestamente irregular. Justamente, frente a la actuación clandestina de la llamada que no sigue ningún protocolo formal, el fiscal sorprendido y el receptor de tamaña comunicación es quién procedió a elaborar un acta fiscal.

Sin embargo, las cosas no quedaron allí. El Fiscal provincial Abelardo Caycho la semana pasada envío una comunicación a la máxima instancia del Ministerio Público en la que reporta los hechos contenidos en el acta fiscal de fecha 16 de marzo del 2023. En el Oficio N° 01-2023 -MAR-3°FPPC-2°D-ACR-CF-60-2020 ha señalado en el punto 2: “Conforme lo indicado por los señores fiscales Rodríguez Domínguez y Castro Huamán, la carpeta fiscal de la cual soy responsable (60-2020) guarda estrecha relación con la que se encuentra a su cargo. DEMOSTRANDO TENER UN INTERÉS DIRECTO EN CUANTO A LA TRAMITACIÓN Y EL RESULTADO DE DICHA INVESTIGACIÓN, CUYO PLAZO SE ENCUENTRA PRÓXIMO A VENCER. POR LO QUE CONSIDERO CORRECTO PONER ESTE HECHO A SU CONOCIMIENTO POR SER DE TRASCENDENCIA. Asimismo, para garantizar el derecho de defensa de las partes y la autonomía funcional de los fiscales en el ejercicio de sus funciones”.

Es increíble como, ciertos funcionarios del Ministerio Público han confundido su rol como miembros de una institución encargada de perseguir el delito en una suerte de policía política destinada a observar, vigilar y seguir (ovise, en términos policiales) a periodistas, políticos y empresarios que algún fiscal termo céfalo y de gran poder decidiera por sí y para sí que esos ciudadanos eran “altamente peligrosos” para el país.

Tras quedar al descubierto el reglaje a los periodistas César Romero y Juan Carlos Tafur, del diario La República y el portal Sudaca, el Ministerio Público decidió cambiar al fiscal Andy Rodríguez del Quinto Despacho Provincial de la Fiscalía Corporativa Especializada en Ciberdelincuencia de Lima Centro, para luego ser designado por el propio Fiscal de la Nación Juan Carlos Villena como Fiscal Adjunto Provincial Titular Penal (Corporativo) de Arequipa en el Despacho de la Segunda Fiscalía Provincial Penal Corporativa de Arequipa. ¿Es que ahora se premia a los fiscales persecutores o estamos asistiendo al inicio de un escándalo de enormes proporciones?

“Sudaca no recibió una carta aclaratoria, no sufrió una querella por difamación ni ningún desmentido por parte de los imputados. ¿Qué hicieron? Violentando todo el orden legal vigente y abusando de su poder, incluyeron al suscrito, junto al periodista César Romero de La República, en una investigación reservada, bajo la hipótesis absurda de pertenencia a una presunta organización criminal, y en base a ello ordenaron el seguimiento, reglaje, chuponeo telefónico y videovigilancia de los mencionados desde el 5 de abril hasta fines de noviembre, cuando el caso es archivado por la inexistencia de indicio alguno que probara una imputación antojadiza, utilizada como excusa legal para espiar a periodistas y descubrir sus fuentes informativas”, señaló Juan Carlos Tafur.

Consultado por Sudaca, el periodista Ricardo Uceda, uno de los más caracterizados miembros del gremio, nos dijo que el objetivo está expresado en los hechos, es decir, en el reglaje mismo, el hecho es que constituye un abuso de poder intolerable, vale decir, inadmisible. Es más, el uso que hace el fiscal de medios legales para objetivos completamente ilegales es completamente ilegal e inconstitucional, y, desde luego, contrario a la libertad de expresión. Y requiere ser investigado en todos sus detalles.

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Andy Rodríguez, Cuellos Blancos, Juan Carlos Tafur, Reglaje, Walter Ríos

No hay visos de solución al conflicto israelí palestino. Los sectores radicales de ambos lados han ganado la partida y predominan sobre las voces más sensatas. Los palestinos extremistas jamás van a reconocer al Estado de Israel; los israelíes extremistas quieren expulsar a los palestinos de su territorio y adueñarse de sus tierras a como dé lugar.

No parece haber otra solución que una intervención multilateral extranjera. Difícil, porque buena parte de Occidente está ciento por ciento alineada con los intereses israelíes, a quienes consideran aliados estratégicos en la zona, pero queda claro que si algo así no ocurre este conflicto no va a parar nunca.

En el primer mes del mismo ya hay más de once mil muertos, la mayoría de ellos palestinos, y el 70% niños, mujeres y ancianos. Y no tiene cuando acabar. Netanyahu ya está, claramente, aprovechando el conflicto para recuperar capital político interno, ya que estaba sumido en una crisis sin precedentes.

La solución pasa por un cese inmediato de los bombardeos a Gaza, por volver a los acuerdos iniciales de partición del territorio, por la salida de los colonos israelíes de Cisjordania, por la eliminación de los grupos terroristas palestinos y por el reconocimiento del mundo árabe del Estado de Israel (éste debería ser el punto de negociación para que Israel se allane a detener los ataques y a devolver el territorio ocupado ilegalmente).

Si este conflicto no se soluciona, el riesgo mundial es enorme. No solo por el eventual escalamiento del mismo, sino porque más temprano que tarde el acceso a armamento nuclear será factible para las naciones árabes y si la tensión actual continúa incólume, no sería aventurado sostener que muy probablemente se emplearían en ataques a Israel, con la respuesta no solo de Israel sino de Occidente y el involucramiento reactivo de Rusia y China, que están del lado palestino.

Lo que se temió que pudiera ocasionar la guerra entre Rusia y Ucrania, podría detonarlo el conflicto Israel-Palestina. Como bien se ha dicho, es parte de la fricción mundial que se va a generar por la pérdida paulatina del poder unipolar de los Estados Unidos. La ONU tiene un papel activo que cumplir, y las potencias mundiales están llamadas a intervenir para resolver un conflicto que las partes, en su versión extrema dominante, no parecen dispuestas a querer remediar.

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Israel, Juan Carlos Tafur, palestina

Y en particular, esta tarea para los candidatos del centro y la derecha debe estar centrada en el sur andino, la plaza política y electoral más adversa a propuestas que no sean radicales de izquierda. Por alguna extraña razón, regiones comerciales como Puno, Cusco, Tacna o Moquegua, votan por la izquierda cuando su condición sociológica debiera más bien llevarlas a votar por el centro o la derecha. Mayor razón, pues, para hacer la tarea política de convencerlos.

Si el centro o la derecha pierden el 2026 va a ser exclusivamente por su responsabilidad, su indolencia y su miopía. La están dejando sola la cancha al candidato etnocacerista, el portavoz del rencor.

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Antauro Humala, Elecciones, Juan Carlos Tafur

Los marginados del modelo no son pocos. Son millones. Y a ellos se les ha sumado un bolsón importante de ciudadanos que han pasado a la pobreza producto de las cuarentenas dictadas para combatir la pandemia.

Este segmento poblacional es, obviamente, anti establishment. Quiere un cambio de su situación y ello lo deriva a esperar, justamente, un cambio del modelo. Es la base social que alimenta la votación de Castillo.

No podemos dejar de atribuirle enorme responsabilidad a Vizcarra en el descalabro electoral que ha ocurrido. Su mediocre gestión gubernativa y su manejo absurdo e irracional de la primera cuarentena destruyó la economía y no resolvió un ápice el flujo evolutivo de la enfermedad.

Solo nos supera Venezuela en la caída del PBI ocurrida el año pasado. El PBI peruano cayó 13%, más que el resto de países de la región, arrastrando consigo a más de dos millones de peruanos de la clase media en la que estaban, precariamente pero estaban, hacia la pobreza. ¿Ese ciudadano puede estar contento con el modelo? Por supuesto que no.

A ello se le debe sumar la aplicación de un programa de asistencia familiar, mediante bonos, absolutamente ridícula, que este gobierno ha continuado. No hubo jamás subsidios a la planilla, los bonos se entregaron en menor cuantía y tarde, mal y nunca. El Estado no fue capaz de contener el golpe devastador de la cuarentena a las economías familiares. El Estado (“modelo”) les falló a millones de peruanos. ¿Cómo van a estar contentos con ello?

Castillo es, en esa perspectiva, hijo ideológico de Vizcarra. En verdad, es hijo de una transición democrática mediocre y corrupta que ni siquiera en sus años de bonanza fue capaz de construir un Estado inclusivo (salud, educación, seguridad y justicia) y generó una casta de ilegales dentro de su propio país, que vio pasar a lo lejos las bondades del modelo.

Hay millones de beneficiarios del modelo seguido, pero hay otros tantos marginados del mismo y son votantes anti establishment. Tremendo desafío el de Keiko Fujimori de convencerlos y a la vez ser pro statu quo, dicho sea de paso.

Entre los múltiples pasivos políticos y económicos que hay que achacarle a Vizcarra es haber creado las condiciones de crisis suficientes para la generación espontánea de un candidato radical y extremista como Pedro Castillo, que amenaza con patear el tablero y hacer volar todo por los aires, con el aplauso y beneplácito de millones de compatriotas.

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Juan Carlos Tafur, Keiko Fujimori, Martín Vizcarra

Los marginados del modelo no son pocos. Son millones. Y a ellos se les ha sumado un bolsón importante de ciudadanos que han pasado a la pobreza producto de las cuarentenas dictadas para combatir la pandemia.

Este segmento poblacional es, obviamente, anti establishment. Quiere un cambio de su situación y ello lo deriva a esperar, justamente, un cambio del modelo. Es la base social que alimenta la votación de Castillo.

No podemos dejar de atribuirle enorme responsabilidad a Vizcarra en el descalabro electoral que ha ocurrido. Su mediocre gestión gubernativa y su manejo absurdo e irracional de la primera cuarentena destruyó la economía y no resolvió un ápice el flujo evolutivo de la enfermedad.

Solo nos supera Venezuela en la caída del PBI ocurrida el año pasado. El PBI peruano cayó 13%, más que el resto de países de la región, arrastrando consigo a más de dos millones de peruanos de la clase media en la que estaban, precariamente pero estaban, hacia la pobreza. ¿Ese ciudadano puede estar contento con el modelo? Por supuesto que no.

A ello se le debe sumar la aplicación de un programa de asistencia familiar, mediante bonos, absolutamente ridícula, que este gobierno ha continuado. No hubo jamás subsidios a la planilla, los bonos se entregaron en menor cuantía y tarde, mal y nunca. El Estado no fue capaz de contener el golpe devastador de la cuarentena a las economías familiares. El Estado (“modelo”) les falló a millones de peruanos. ¿Cómo van a estar contentos con ello?

Castillo es, en esa perspectiva, hijo ideológico de Vizcarra. En verdad, es hijo de una transición democrática mediocre y corrupta que ni siquiera en sus años de bonanza fue capaz de construir un Estado inclusivo (salud, educación, seguridad y justicia) y generó una casta de ilegales dentro de su propio país, que vio pasar a lo lejos las bondades del modelo.

Hay millones de beneficiarios del modelo seguido, pero hay otros tantos marginados del mismo y son votantes anti establishment. Tremendo desafío el de Keiko Fujimori de convencerlos y a la vez ser pro statu quo, dicho sea de paso.

Entre los múltiples pasivos políticos y económicos que hay que achacarle a Vizcarra es haber creado las condiciones de crisis suficientes para la generación espontánea de un candidato radical y extremista como Pedro Castillo, que amenaza con patear el tablero y hacer volar todo por los aires, con el aplauso y beneplácito de millones de compatriotas.

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