Pie Derecho

Cuidado con los menjunjes ideológicos

“El elector va a premiar la consistencia ideológica y el carácter disruptivo de las candidaturas. Y para ello se necesita claridad programática, programas de gobierno coherentes e identidad ideológica definida”

Si algo le debe quedar claro a la centroderecha peruana, urgida de armar alianzas y pactos para evitar la pavorosa fragmentación que actualmente exhibe, es evitar mezclar tendencias ideológicas en un afán absurdo de jalar votos del centro o la centroizquierda.

La izquierda moderada, bautizada como “caviar” en el Perú, tiene, entre sus especialidades, infiltrarse en movimientos de naturaleza ideológica distinta y luego cogobernar. Así ha ocurrido en los gobiernos de la transición (Toledo, García, inclusive PPK), cuando no habían sido ellos partícipes ni protagonistas del triunfo.

La gente va a votar esta vez por líneas ideológicas definidas, sin ambigüedades o mescolanzas. Que la izquierda vaya sola, dividida entre radicales enfebrecidos y presuntos moderados, y que la derecha haga lo propio, partida entre una derecha radical conservadora y atisbos nacientes de una derecha liberal moderna.

El elector va a premiar la consistencia ideológica y el carácter disruptivo de las candidaturas. Y para ello se necesita claridad programática, programas de gobierno coherentes e identidad ideológica definida.

En alguna medida, el fracaso de la transición democrática es que su variopinta conformación ideológica la contuvo de emprender las reformas que se requerían, en términos institucionales (salud y educación públicas, seguridad, ampliación de la economía de mercado, reforma del sistema fiscal y judicial, reforma político-electoral). Y supuestamente en muchos de esos temas, los cuadros de la izquierda aupados a los gobiernos respectivos eran especialistas. No ha sido útil ni siquiera para ello.

Se requieren una centroderecha y una derecha libres de infiltración ideológica. El país afronta una crisis tremenda, con debilitamiento pasmoso de la democracia y mediatización de la economía de mercado, con instituciones fallidas y nula voluntad reformista. Afrontar ese desafío requiere una maquinaria política afiatada y no menjunjes doctrinarios que por el tonto afán de ganar algunos pocos votos (porque no aporta más la izquierda moderada), se puede ir al tacho.

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Juan Carlos Tafur, Opinión

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