Elecciones

El triunfo abrumador de Donald Trump es una pésima noticia política y económica para los Estados Unidos y para el planeta entero. Populista, autoritario, nacionalista, proteccionista, antiderechos civiles, solo asegura un porvenir sombrío para la aún primera potencia mundial y, como efecto colateral, para el mundo.

La mediocre campaña de Kamala Harris, el papelón del retiro de Biden, y el alejamiento de los demócratas de los sectores populares norteamericanos, le abrieron la puerta a un personaje que hace pocos años nadie hubiera imaginado que iba a llegar dos veces a la Casa Blanca, más aún luego de una primera gestión gris y rupturista de la tradición democrática del país continente.

Como bien ha señalado el periodista Andrés Oppenheimer “en materia económica, la presidencia de Trump fue muy mala. Durante su mandato, la economía estadounidense creció menos que con Biden, y el déficit nacional alcanzó un máximo histórico. Trump dejó el cargo con tres millones de empleos menos que cuando lo tomó, mientras que el gobierno de Biden creó 16 millones de empleos, según cifras oficiales”.

Pero lo peor es el proteccionismo comercial que Trump pregona y que ahora podrá llevar a la práctica gracias a la mayoría obtenida en ambas cámaras. Si a ello le sumamos el control de la Corte Suprema, habrá también un retroceso en los derechos civiles que tan bien definían una democracia liberal como la norteamericana y que ahora sufrirá, sin duda, un retroceso radical.

Trump no es un representante de la derecha liberal. Es la versión gringa de la DBA. Su desempeño complicará al mundo y a la sostenibilidad -ya precaria- de las democracias liberales del orbe, que transitan por una severa crisis de legitimidad y representación.

Por lo pronto que Ucrania y Palestina se pongan a buen recaudo, dada la política exterior del rubicundo autócrata. Y que el Perú se prepare para ver sus exportaciones afectadas por el reaccionario proteccionismo trumpiano. Estados Unidos ha dado un salto para atrás y solo queda confiar en que la poderosa sociedad civil y política democráticas, que anida en su seno, sepa cómo contener los desmanes que, no cabe la menor sospecha, Trump pretenderá perpetrar desde el poder que se le ha conferido.

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[Agenda País] Antauro Igor Humala Tasso, conocido como Antauro, tomó notoriedad en el año 2000 cuando junto con su hermano Ollanta y al frente de 69 reservistas, se sublevaron contra el moribundo régimen de Alberto Fujimori, más por un tema mediático con visos presidencialistas que por una razón de conciencia. Los hermanos Humala lograron tener cierta notoriedad y fueron amnistiados por el presidente transitorio Valentín Paniagua.

A los pocos años, en el 2005, Antauro, esta vez solo, lideró otro grupo de reservistas que se amotinaron y tomaron violentamente la comisaría de Andahuaylas, donde, a balazo limpio y sin piedad, asesinaron a cuatro valientes policías, algunos de ellos desarmados.

Esta incursión contra el estado, que fácilmente pudo enmarcarse en terrorismo, le valió una condena inicial de 25 años, reducida graciosamente por el poder judicial a 19 y de los cuales solo cumplió 17 al otorgársele generosos beneficios penitenciarios por su habilidad manual en preparar proyectos con el personaje de Hello Kitty. Pero si son tan tiernos en el poder judicial…

Ya dentro de la cárcel, Antauro continuó con el objetivo marcado por su padre Issac, el de ser presidente del Perú, usando a los ingenuos o interesados medios de comunicación para propagar ideas de un nacional socialismo a la peruana, clamando virtudes a la superioridad de la raza cobriza, vomitando odio a los homosexuales y exacerbando un racismo clasista envuelto en humo marihuanero de cosecha incierta.

Ya libre, Antauro ha seguido por la ruta de la violencia verbal, confirmando su homofobia y racismo, un nacionalismo absolutista y expropiador de la inversión extranjera, pero lo que es peor, con un desprecio a la vida humana proliferando amenazas de fusilamiento a cuanto corrupto y rosquete encuentre por ahí, siempre y cuando su aventura presidencial tenga, Dios y la Constitución nos salven, éxito.

Antauro Igor Humala Tasso, conocido como Igor, era alumno del colegio Franco-Peruano junto con varios de sus hermanos. Sí, lo conocíamos como Igor, nombre que, de saque, causaba cierto temor ya que nos recordaba a personajes de ficción siempre identificados con el mal.

Igor era un abusivo, de aquellos que golpeaba, te jodía, te pateaba la pelota cuando estabas tranquilo jugando con tus patas. Lo que hoy llamamos bullying era encarnado perfectamente por Igor en la década del 70’.

Pero la actitud violenta de Igor no solamente se concentraba con otros alumnos, no. Igor quería más, siempre más.

En un partido de vóley, deporte que se practicaba con mucha pasión en el colegio Franco-Peruano, surgió desde una tribuna, una hermosa naranja madura que en vez de encontrar un boca que la saboree, terminó en la cabeza de una profesora de educación física, explotando de manera pirotécnica y volviéndola refresco de IQ.

Furibunda y al borde de la histeria, la profesora trata de ubicar al atacante que hábilmente se escabulle entre la masa del alumnado, con tanta astucia que le empiezan a echar la culpa a un compañero que era más bueno que el pan.

Pero todos habían visto a Igor y se identificó al culpable. Y si bien la nebulosa de las décadas no asegura el recuerdo si fue expulsado del colegio por ello, pues de sobra que se lo merecía.

Antauro Igor Humala Tasso no es un violento de ahora. Es un violento de siempre. 

Y continúa siendo un peligro para la sociedad, esta vez disfrazado de candidato presidencial y apoyado por esa izquierda vomitiva, la de Vero y compañía, que no le importa juntarse con el diablo con tal de quedarse, ya no con la mamadera del estado, sino con toda la vaca.

Que ese Naranjazo escolar y la indignación del Andahuaylazo nos prevengan de una larga noche de insania violenta de un tirano nacional socialista que, aprovechándose de la democracia, de la complicidad de algunos y de la inocencia de muchos, pueda llegar al poder. 

Si este relato nos recuerda a Adolfo Hitler, su pasado sicópata, la noche de los cristales, su asunción democrática al poder para luego violarla y las millones de vidas que se perdieron por una insania, es pura coincidencia… 

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“Quizá de haber tenido más empresarios no estaríamos en esta situación”

Carlos Neuhaus, presidente del PPC, conversó con Sudaca sobre el relanzamiento del histórico partido de Luis Bedoya. El exdirector ejecutivo de los Juegos Panamericanos Lima 2019 habló del pasado y presente de su partido, se refirió a las posibles alianzas políticas y apoyó el pedido de cambios en la ONPE y JNE.

¿Por qué decidió entrar al terreno político en este momento de crisis?

Uno no puede quedarse quieto cuando ve que las cosas se deshacen delante de uno. He sido miembro del PPC desde el año 1978, cuando regresé de estudiar en el extranjero, me acerqué al partido porque en esa época había el tema de la constituyente. Ahora me pidieron que presidiera esta etapa de relanzamiento del partido. He armado un equipo y estamos viendo qué se puede hacer para los que pensamos que se tienen que unir fuerzas para salir de este torbellino en el que estamos hundiéndonos. Lo que queremos es que las fuerzas que piensan parecido se unan y no nos pase lo que está ocurriendo en Venezuela. 

¿Por qué un partido con décadas de historia como el PPC perdió lugar en la política peruana hasta el punto de no tener bancada en el Congreso?

Quizá eso es bueno ahora, porque hay gente muy buena que no está manchada, gente con experiencia tanto en el sector público como privado. Muchas de ellas son personas nuevas, son gente que quiere aportar y han visto en el partido la posibilidad de hacer algo bueno por el país.

Si el PPC tuviese que hacer una autocrítica, ¿cuál sería?

Podemos haber cometido muchos errores. No voy a entrar a indagar en la llaga, pero de los errores se aprende. El que no se tropieza no avanza. Los errores lo hacen a uno aprender. En ese sentido, el PPC es un partido renovado sin manchas. 

¿Quiénes serán los personajes que representarán esta nueva etapa del PPC?

Los nombres se van a ir apareciendo poco a poco. Cuando hicimos los Juegos Panamericanos, yo busque gente de primer nivel y la gran mayoría de personas entraron por concurso. Hay como sesenta personas que ya están trabajando en el plan de gobierno. Son gente de probado recorrido. Es gente profesional de primer nivel con experiencia en el sector público y privado.

¿Siente el respaldo del PPC para ser candidato presidencial?

A uno lo hacen presidente de un partido porque creen que es el líder que puede conducirlo. Más adelante se verá quién está en mejor capacidad de serlo.

¿A usted le gustaría ser el candidato del PPC?

Mi misión es fortalecer el partido y eso estamos haciendo. Ese es el primer objetivo que tenemos.

Durante muchos años, Lourdes Flores fue la imagen del PPC, ¿diría que Lourdes Flores fue un personaje que favoreció al partido o lo perjudicó?

Creo que ella ha sido favorable al partido. Es alguien que en el futuro puede ayudar bastante, tiene una lucidez de ideas tremenda y decidió hacerse a un lado para que otros surjan, como hizo el doctor Bedoya en su momento. 

¿Se equivocó al encabezar el discurso del fujimorismo que denunciaba un supuesto fraude?

Ella tenía información que le hacía pensar que era así. No tengo toda esa información que ella tenía, pero tengo cierta preocupación porque sabíamos que había lugares donde no había podido entrar la gente a votar. No hubo toda la transparencia que se  quería y eso empiezan a salir dudas.

¿Es necesario que, de cara a las próximas elecciones, cambien a los titulares de la ONPE y el JNE?

Creo que todas las personas cumplimos un ciclo. Como los deportistas y toreros, hay que saber retirarse. Cuando me tocó hacer los Juegos Panamericanos, a los tres o cuatro meses de terminado cerré el proyecto e hice la entrega a mi sucesor. No era necesario continuar. Pude haberme quedado, pero preferí dar el paso al costado. Es bueno saber retirarse a tiempo, porque da oportunidad para que otros entren y puedan mejorar lo que hizo el anterior.

¿No es peligroso que el Congreso influya en estos cambios en la ONPE y el JNE?

Se tienen que generar mecanismos que sean libres de toda sospecha. Vemos en el futbol que acusan al referí de estar a favor de un equipo y dos años después es al revés. Siempre tiene que haber un refresco de las autoridades y eso es bueno para la democracia.

¿La injerencia de agrupaciones políticas en la dirección de la ONPE y el JNE, a través de sus bancadas, no podría derivar en una situación como la que hoy se denuncia en Venezuela, donde se cuestiona que el Consejo Nacional Electoral (CNE) no es independiente?

A mí me preocupa mi país en general. Se tienen que buscar mecanismos transparentes. Lamentablemente tenemos un Congreso que no es el mejor y el anterior tampoco era ideal. Tenemos lo que tenemos por nuestra culpa. No sabemos elegir.

¿Se considera dentro del porcentaje de peruanos que desaprueban el trabajo del Ejecutivo y Legislativo?

Acá hay luces y sombras. Lo que pasa es que quizá son más sombras que luces. Por ejemplo, hemos visto el comportamiento de Cancillería que ha sido excelente en este caso de Venezuela. Pero, por otro lado, vemos que el déficit fiscal todavía no se controla y se permiten la creación de no sé cuántas universidades más cuando necesitamos mejorar la calidad educativa y le generan a la juventud falsas ilusiones.

¿Encuentra algo rescatable del Congreso?

En el Congreso veo muy poco. He hablado del caso puntual de Cancillería que ha hecho un buen rol últimamente. Pero en economía han sacado una nueva ley que reduce la capacidad de hacer obras por impuestos. 

¿El PPC le abriría las puertas a algunos de los actuales integrantes del Legislativo en caso lleguen a ser gobierno?

Quizá más adelante podría haber alguna excepción. Habría que buscarlos con lupa. Por ahí podría haber dos o tres. No nos hemos puesto en esta situación.

En varias oportunidades han hablado de la posibilidad de una alianza, ¿cuáles son los puntos innegociables para una alianza con el PPC?

Creo que el primer punto es el tema de si la persona tiene algún tema grave, lo que se llaman ´chicharrones´. Ahí no hay forma de ponerse de acuerdo. El segundo es que crean en la democracia, la libertad y la economía social de mercado. También que tengan valores y sepan gestionar. Nos encanta tener gente joven, profesionales que pueden gestionar y están apareciendo.

Ha dicho que Rafael López Aliaga es una persona con la que puede conversar, ¿podría ocurrir una alianza con Renovación Popular pese a que es señalado como un partido de ultraderecha?

Yo converso con el señor López Aliaga porque somos amigos de hace cuarenta años y tengo bastante confianza con él. Conversamos no necesariamente de temas políticos. Hemos conversado y trabajado para que Perú pueda tener los Juegos Panamericanos en 2027. Ha sido una coordinación bastante cercana. Puedo conversar con cualquier persona que crea que es honesta. Tengo amigos en la izquierda, centro y derecha. 

¿El PPC estaría cómodo compartiendo una alianza con Renovación Popular?

Nosotros vamos a sentirnos cómodos cuando establezcamos ciertos criterios y sobre eso vamos a trabajar. Los estilos de manejos son ya son particulares de cada quien y cada uno puede ser distinto.

¿Cómo ve la incursión de Carlos Añaños, quien también viene del sector empresarial, en la política?

Es una gran persona y puede apoyar bastante.

Existe cierto escepticismo con la imagen del presidente empresario, ¿cuál podría ser el aporte de Carlos Añaños a la política peruana?

¿Qué hay de malo? Quizá de haber tenido más empresarios no estaríamos en esta situación. Para los Juegos Panamericanos, yo los evaluaba por sus habilidades y ganas de trabajar. Muchos vinieron del sector empresarial e hicieron un gran papel. El empresario es emprendedor y en el Estado hay que emprender. Por lo general hemos estado en manos de gente que habla mucho y hace poco.

Hace unos meses llamó la atención una publicación en las redes sociales del PPC en la que cuestionaban un evento realizado en el marco del Día del Orgullo LGTBI por considerar que esos es divulgar una ideología y se meten con los niños, ¿esa es la postura del PPC con respecto a las personas LGTBI?

Nosotros respetamos todas las opciones. He trabajado con personas LGTBI y no he tenido ningún problema. La igualdad de posibilidades es para todos.

En ese marco de igualdad, ¿estarían dispuestos a proponer el matrimonio igualitario?

Ahí hay una discusión se está en proceso y al final será un tema de consciencia.

¿No lo tendrían presente en su plan de gobierno?

Nuestros puntos clave son la salud, la educación y la seguridad. Esos son los problemas centrales del país. En el camino, el plan es dar igualdad de oportunidades. Pero los problemas fundamentales son esos. Lo otro son temas de consciencia y que cada uno opine en función de su conciencia.

Se ha referido a la posibilidad de fusionar ministerios, como el de Educación con Cultura y el Ministerio de la Mujer con el de Desarrollo e inclusión Social, ¿cómo se puede lograr esta fusión sin que sin perjudicar los objetivos de sectores tan vulnerables como la educación y objetivos como la defensa de la mujer?

Justamente para atacar esos problemas principales es que tenemos que hacer eficiente el aparato estatal. Necesitamos un Estado fuerte y ágil para que pueda reaccionar a tiempo en la solución de los problemas. Lo que sucede ahora en muchas entidades es que los pases de pelota son increíbles. El ministro de Educación tiene que andar ocupado de construir escuelas y no puede atender a tiempo los problemas de la política educativa del país. Un ministerio de Educación que se dedique solamente a mejorar la calidad de la educación sería mucho más eficiente. Qué sabe un maestro de construir y qué sabe el medico de construcción.

¿Cómo convencer al electorado en un contexto que muestra grandes diferencias entre Lima y el resto del país?

Creo que la gente quiere resultados. Quieren que se resuelvan los problemas. Sí, están hartos del centralismo de Lima. Si hubiese centralismo eficiente que resuelve los problemas, no sería tan problemático, pero hay un centralismo agobiante que no sólo entorpece las cosas sino que ha bajado el nivel de la gestión pública a niveles increíbles. He estado recorriendo varios sitios del Perú y hay gente de muy buen nivel que quiere a su región. Hay gente de regiones que se está incorporando. Nosotros para el plan de gobierno lo que hicimos fue pedirle a cada una de las regiones que nos hagan llegar sus problemas y soluciones. 

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Las expresiones colectivas de descontento callejero no son antidemocráticas. Acá y en el mundo entero son prácticas de sanción moral contra personajes que por alguna razón se han labrado el repudio y sufren las consecuencias de ello. Hasta allí todo bien.

Lo que no es admisible, desde ningún punto de vista, es la violencia, así sea mínima (insultos incluidos, golpes o agresiones físicas, por supuesto, que deben ser considerados delitos), como lo acontecido con la congresista Patricia Chirinos este fin de semana en el bar La Noche de Barranco, a quien, además de improperios, le lanzaron un vaso de vidrio que le pudo ocasionar daños físicos si acertaba en el blanco.

De un tiempo a esta parte se está viralizando el uso de estos mecanismos contra políticos y periodistas (Alva Castro, Tubino, Burga, Beto Ortiz, Gorriti, Rosa María Palacios, etc.) que sufren el acoso delictivo de turbas enardecidas o grupos organizados -como La Resistencia- que buscan la intimidación y el escarnio público.

Eso debe parar de inmediato. Así como Mario Vargas Llosa dijo alguna vez que las dictaduras suelen empezar con quema de libros, la violencia política mayor puede escalar a partir de hechos como los reseñados si los mismos son celebrados por la opinión pública.

Se vienen unas elecciones que van a ser muy tensas y polarizadas. El país está en punto de ebullición y solo espera un detonante para explosionar. Cualquier psicólogo social lo podría certificar a partir de hechos medidos cuantitativamente como hechos cualitativos como el que da pie a esta columna.

Si a ello le sumamos la penetración de las economías criminales en la política, con su arsenal de personas armadas y organización paramilitar, podríamos llegar en el país a niveles de violencia como las que se vivieron antaño con crímenes mortales contra políticos, autoridades y personajes públicos.

Desde los sectores democráticos y los medios de comunicación es menester repudiar a los violentos y tratar de acotar que este tipo de hechos se produzcan (es lamentable ver a algunos medios casi celebrando lo ocurrido con Patricia Chirinos, por ejemplo). El riesgo de un escalamiento incontrolable está a la vuelta de la esquina y ya sería el único mal que nos faltaría en nuestro atribulado país.

 

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Mesías Guevara conversó con Sudaca sobre los planes del Partido Morado de cara al proceso electoral del 2026. El exgobernador regional denunció que en el Congreso “están queriendo controlar el sistema electoral” y se refirió a los cuestionamientos al partido y la fallida incorporación de Carlos Añaños.

Recientemente anticipó que las elecciones del 2026 serán una carnicería, ¿cómo hará un partido de centro, como es el caso del Partido Morado, para intentar convencer al electorado en un contexto tan complejo?

Ratifico que va a ser una carnicería, una campaña bastante violenta. El Perú está muy fracturado tanto políticamente como socialmente y también económicamente. Hay sectores radicales de izquierda y derecha que quieren que esa fractura permanezca para sacar provecho. Ante ese escenario, nos toca seguir trabajando, organizando y dando a conocer propuestas que tengan soluciones reales a los grandes problemas que tiene la población.

Se ha mencionado al expresidente Sagasti como el candidato natural del partido, ¿qué falta para que se confirme a Francisco Sagasti como el candidato del Partido Morado?

Francisco Sagasti tiene todas las credenciales políticas y morales. Es un candidato de fuerza dentro del partido. No sólo sería un buen candidato sino un buen presidente, tal como lo demostró cuando fue presidente del gobierno de transición. Ahora hay que esperar los protocolos electorales, como es el caso de la convocatoria de elecciones internas. La ley exige que haya ese procedimiento y todavía no se ha convocado. 

Aspirantes a la presidencia como López Aliaga, Antauro Humala, Rafael Belaunde y otros ya están recorriendo el país, ¿cómo está trabajando el Partido Morado para darse a conocer y no quedar como un partido enfocado en Lima?

Nosotros también estamos recorriendo a nivel nacional y estamos conversando como movimientos regionales. Al igual que ellos nos estamos movilizando, pero hay personajes como los que mencionas que cuentan con ciertos apoyos en los medios de comunicación. Veo eso como un interés de querer polarizar, por ejemplo, entre López Aliaga y Antauro Humala, porque ahora todo el mundo quiere ir a una segunda vuelta con Antauro Humala pensando que le van a ganar en esa segunda vuelta.

¿Hay una campaña para invisibilizar al Partido Morado?

Por más que quieran hacerlo no lo van a lograr, porque el trabajo que estamos haciendo es muy fuerte desde el punto de vista republicano, ideológico y organizacional. Porque con la directiva que se está dando el comité político estamos consolidándonos en todas las regiones. 

¿Por qué algunos de los políticos que hicieron más conocido al partido y fueron referentes del centro, como Flor Pablo, Alberto de Belaunde o Gino Costa, se alejaron del Partido Morado?

Ellos tendrán sus razones muy personales. Creo que ellos pensaron que iban a tener un mejor performance político en otras organizaciones. 

¿Le preocupa que esto pueda generar cierta desconfianza en el electorado?

Al contrario, porque significa que cada quien se va alineando de acuerdo a sus posiciones política e ideológicas. En su momento, el presidente del partido, Luis Durán, dará a conocer las personalidades del mundo científico y profesional así como líderes regionales de mucho peso que se han incorporado al partido. 

El año pasado Sudaca publicó un informe en el cual un ex militante del partido denunciaba que había sido sancionado en un proceso con serias irregularidades e incluso firmas falsas, y cuestionaba el trabajo que venía realizando Luis Durán como presidente del partido, ¿cómo calificaría usted su desempeño al frente del Partido Morado?

Un partido es una institución con bastante militantes y para algunos puedes tener ciertas virtudes y para otros defectos. Pienso que Luis Durán está haciendo una labor bastante buena. Su gestión es muy buena al punto que ha logrado que el partido permanezca vigente.

Otro de los grandes cuestionamientos al Partido Morado fue el desentendimiento con los representantes que llevaron al Congreso, ¿por qué ocurrió este distanciamiento y no hubo un trabajo coordinado?

Los que salieron elegidos nunca tuvieron el compromiso de hacer un trabajo partidario. Por eso el compromiso tiene que ser firme con el partido y no con las personas.

Recientemente el congresista Edward Málaga dijo que el centro no existe, por qué cree que alguien que fue integrante del Partido Morado pensaría así?

Es una observación totalmente equivocada de alguien que no tiene experiencia política y, por eso, no tiene capacidad de hacer una lectura de lo que pasa en la política nacional. Estamos viendo que existen los extremos y hay un centro fuerte que, por lo general, el 15 % vota por ese centro y, según la encuesta que saca IEP, el 31% de la población peruana tiene una posición ideológica de centro. Por lo tanto, el centro si existe. El señor Málaga, por su inexperiencia política, opina de esa manera y, por otro lado, creo que también quiere ganarse la simpatía de partido de extrema derecha al que se ha afiliado.

Por qué no se concretó la afiliación del empresario Carlos Añaños al Partido Morado?

Es un tema que el señor Añaños debería aclarar. El partido siempre le abrió las puertas.

¿Considera que su llegada pudo representar un gran aporte al partido?

Considero que no siempre las personalidades que tienen éxito en el mundo empresarial van a tener éxito en la gestión pública. que es mucho más difícil que la actividad privada desde el punto de vista normativo y legal. Hay un ejemplo no muy grato del expresidente Pedro Pablo Kuczynski,  quien pese a su experiencia cometió errores. Creo que el señor Añaños ha generado muchas simpatías en un sector importante de la población, especialmente en el mundo empresarial y de un nivel socioeconómico A, pero no sé de sus capacidades para liderar la gestión pública.

También mencionó que se debe buscar hacer política decente y atractiva, ¿cómo ha trabajado en ese aspecto el Partido Morado en un contexto en el cual las ideas más radicales tienen mayor atractivo?

Ahí viene el desafío. Así como existen esos populistas que hacen una política irresponsable también contamos con un escenario en el que podemos dar a conocer nuestras propuestas a través del mundo digital. Lo primero es consolidar el mensaje, lo que se está logrando a través del consejo de plan de gobierno que preside Luis Alberto Arias, un destacado técnico y profesor universitario. 

Habló de una gran alianza para enfrentar a la extrema derecha y extrema izquierda, ¿puede dar los nombres de con quiénes ha hablado el Partido Morado para trabajar en estas elecciones?

Prefiero que eso lo comunique el presidente del partido. Se está trabajando en ese listado de personalidades, movimientos regionales y partidos que no han logrado su inscripción. También soy consciente que debemos buscar una gran coalición con principios democráticos fundamentales mínimos de transparencia y honestidad.

¿En esta gran coalición se incluirá sólo gente de centro o también hay apertura para la derecha e izquierda?

Lo que se viene conversando en la interna del partido es que el centro debe ser nuestro eje central y de ahí tener un grado de libertad hacia la izquierda y derecha, pero no a los extremos. Hay una derecha responsable e izquierda democrática con la que podríamos conversar.

¿Cómo hará un partido de centro e identificado principalmente con Lima para seducir al votante del sur que en las últimas elecciones ha preferido candidaturas más radicales?

Lo que hay que hacer con los hermanos del sur es reivindicar sus demandas sociales y liderazgo que tienen de muchos años atrás. Si el Perú es considerado un país milenario es precisamente por lo que ha puesto el sur. Hay que reconocer su liderazgo y valía para desarrollar un plan macroregional del sur reivindicando sus demandas e historia.

¿Están trabajando en ello?

Hay movimientos y líderes del sur que se han sumado. 

Uno de los reclamos de estos sectores es que se han sentido abandonado en sus luchas y reclamos por justicia para las víctimas de represión, ¿cuál es la postura del partido morado?

Respaldamos el informe de Amnistía Internacional que ha declarado que la señora Dina Boluarte es uno de los principales autores mediatos y cuestionamos que el Congreso no haya admitido a debate la acusación constitucional por las muertes que han ocurrido en esos sangrientos eventos.

Las fuerzas políticas que hoy integran el Congreso han mostrado un gran interés por sacar de sus cargos a quienes están al frente de ONPE y JNE, ¿le preocupa que se quiera manipular las próximas elecciones?

Esa manipulación del sistema electoral es parte de ese proceso electoral que podría ser violento y agresivo. Si no lo ganan en la cancha, lo van a querer ganar en la mesa. Ellos de manera muy irresponsable están queriendo controlar el sistema electoral. Debemos rechazar de manera categórica las acciones del Congreso.

¿En estas elecciones va a tener lugar la defensa de ideales de índole más progresista como los derechos de las personas LGTBI, el aborto o el enfoque de género en la educación?

El partido morado tiene una característica que es defender los derechos de las minorías y mayorías. Un  país moderno, que quiere entrar a la OCDE, debe tener una visión amplia al respecto y se debería seguir defendiendo los derechos de todos los peruanos, entre los que está este sector invisibilizado.

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[Agenda País] Al día de hoy, ya son 31 organizaciones políticas oficialmente inscritas para participar en las elecciones presidenciales del 2026, más otras 19 que están en el proceso y que podrían sumarse a esta lid electoral.

Con el vencimiento el último viernes 12 de julio del plazo para afiliarse a los partidos para poder integrar las planchas presidenciales y ser candidato a una de las cámaras del parlamento, se ha iniciado el proceso electoral.

No ha sido sorpresa alguna la cantidad de movidas políticas con renuncias, afiliaciones, transfuguismo en el congreso, acomodos y renacimientos de políticos olvidados que han confirmado la informalidad y la poca ética de quienes manejan y manejarán los destinos del Perú.

Es una vergüenza que se permita a los congresistas cambiarse de bancada como si fuera ropa interior y una falta de respeto a los electores que votaron por cada uno de ellos dentro de un partido político. Dentro de la inconclusa reforma electoral falta una que prohíba el transfuguismo y que la renuncia a una bancada signifique el desafuero del congresista y su reemplazo por el accesitario. Pero las leyes las hacen los congresistas…

Luego de este reacomodo, lo que debería esperarse de los verdaderos líderes políticos es, por un lado, trabajar a la interna de sus organizaciones para canalizar las demandas de la población en planes de gobierno humanos y factibles, así como en la formación de cuadros que puedan implementar esos planes en políticas públicas efectivas. 

Por el otro lado, y si los egos pueden ceder a la visión de un Perú mejor, sería saludable para la democracia el encontrar consensos entre varias fuerzas políticas para realmente ser una opción viable, con mayoría relativa en el parlamento y no estar al filo de la navaja de la censura o incluso, de la vacancia.

¿Será mucho pedir?

Si tomamos en cuenta la historia política reciente pareciera un imposible que dos partidos o más se puedan unir para crear un frente político con miras a las elecciones del 2026. De hecho, para las elecciones del 2021, la única alianza PPC-APP se cayó por las infames declaraciones que Marisol Perez-Tello hizo de César Acuña, y cuyo audio fue convenientemente filtrado por sabe Dios quien.

Aun con nuestro historial caudillista, la multiplicidad de cacicazgos llamados partidos políticos y la polarización de los argumentos, se encuentran ciertos signos de esperanza en que algunas fuerzas políticas puedan encontrar puntos en común y formar alianzas con acuerdos pragmáticos.

Un ejemplo de ello son las constantes declaraciones de Carlos Añaños haciendo un llamado a la unión de los lideres políticos, otro es Rafael López-Aliaga quien también está buscando aliados, también el nuevo PPC con Carlos Neuhaus a la cabeza está abierto a confluencias e incluso hasta Keiko Fujimori, que, habiendo lanzado a su padre de candidato presidencial, no descarta ir en alianza.

También, por el lado oscuro, ya hay una alianza del mal entre Antuaro Humala y Veronika Mendoza, a la cual habrá que enfrentarse en las urnas para que no aprovechen de la democracia para luego destruirla.

Parece que falta mucho para el 2026, pero el tiempo pasa volando. Más temprano que tarde veremos quienes son los verdaderos lideres en los cuales la población debería confiar su voto, que más que una cédula electoral, es una entrega de esperanza a quienes manejarán los destinos de nuestro país. Tremenda responsabilidad.

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Un día me llamaron “varón, blanco, patriarcal, dominante y cis-heterosexual”. Definirme así desliza la idea de que existen condiciones de nacimiento que te perseguirán hasta el final de tus días y que nada de lo que hagas podrá cambiarlas. Curioso, porque las teorías que categorizan de este modo a algunas personas son las mismas que proponen que la sexualidad constituye un constructo social. Entonces ¿somos seres biológicos en unos aspectos y constructos socioculturales en otros?

Esta introducción me invita a comentar el abrumador triunfo obtenido en Francia por la izquierda populista de Jean-Luc Melenchón, desde la mirada de la batalla cultural. La victoria de la izquierda, consolidada por el segundo lugar de los liberales de Emmanuel Macron, deja fuera de juego, en la nueva Asamblea Nacional, a la ultraderechista Marine Le Pen. Por supuesto,  me alegra la doble buena noticia de la última semana europea: triunfo laborista en Inglaterra y de la Izquierda populista en Francia: la ultraderecha retrocede y con ella sus pulsiones más radicales que exhiben toques fascistas y xenófobos cada vez menos solapados. 

Yo fui formado en una izquierda socialdemócrata y de bienestar que hoy muchos califican de obsoleta y boomer. En todo caso, me dota de una libertad muy mía y que aprecio. Esta libertad me releva de la obligación de sumarme a la trinchera de alguna de las posturas extremas que hoy se enfrentan en la arena política. Esto no equivale a la evasión, ni a la neutralidad. 

La batalla cultural es una pulsión abyecta y totalitaria. Hasta ahora, el peor legado del siglo XXI. Se trata, apenas,  de un pseudo paradigma. No trata de las ideas que confronta, sino de los métodos de lucha que utiliza. Las dictaduras del siglo XX controlaban estados y, desde siniestros ministerios del interior, desaparecían físicamente a sus opositores a través de la tortura, la ejecución extrajudicial y, en los casos “menos severos”, el presidio y el destierro.

Gracias a las TIC nos hemos sofisticado. El daño material casi nunca es necesario, sin embargo,  no se atenúa la capacidad de menoscabar brutalmente la condición del ser humano.  Otros tiempos, al recuperar la libertad, los presos y perseguidos políticos se veían revestidos de un aura de legitimidad. La prisión, el exilio, la vida a salto de mata, la clandestinidad, eran valorados como cicatrices que solo puede dejar una vida consagrada a la lucha por la libertad, la justicia social, la igualdad y la democracia.

Hoy la represión es distinta. Contiene la perversa crueldad de matar a un individuo antes de producir su muerte biológica, de enfrentarlo a la tortura psicológica del abandono y el rechazo más absolutos, vaciados de ningún contenido, de confrontarlo día a día con una soledad irreversible, con la orfandad perpetua, condenado por el mero crimen de pensar o ser “distinto”. 

Paulatinamente, hemos convertido al individuo en un invertebrado kafkiano que finalmente se eliminará a sí mismo antes de enfrentar un día más al gran hermano de la cancelación y a ese otro, su gemelo idéntico, que sataniza la diversidad sexual. Se me vino a la memoria la visita del consiglieri Tom Hagen a Frank Pentangelli, en su confinamiento con el FBI, cuando el astuto abogado le propuso al mafioso de la vieja escuela su propia muerte a cambio del bienestar de su familia (Godfather II). Recién tomé conciencia de lo mucho que se nos adelantó la cosa nostra.

La guerra de hoy no la producen las ideas sino los métodos, el lenguaje, que no es lo mismo que los ideales y la doctrina. La relación entre ideas y métodos está por estudiarse. Las ideologías fascista y comunista presentaban absoluta sinergia con sus métodos de acción política. Si la revolución socialista planteaba la toma violenta del poder para derribar la burguesía y establecer la sociedad sin clases, los métodos solo podían ser consecuentes con las premisas ideológicas. Luego, si el fascismo colocaba a la nación por encima de todo y el nazismo a la raza, cualquier manifestación contraria a estas premisas debía ser exterminada.

Me pregunto si pasa lo mismo con la batalla cultural. Me pregunto si el vehículo mediático, académico y de las redes sociales ha iniciado una guerra que, en algún momento, incluirá misiles de verdad con un poder de destrucción que nunca antes conoció la humanidad. Pero me pregunto también si, dado que nos encontramos aún dentro de los límites del lenguaje -convertido en impía descalificación- será posible aún tender los primeros puentes, y luego de dos décadas asesinándonos en el ciberespacio, podremos entablar las primeras negociaciones de paz y acercar a las partes para establecer consensos mínimos dentro de un renovado marco democrático. 

Por eso hoy son cruciales el victorioso Melenchón, el Macron en sus reductos y la Le Pen que cedió posiciones luego de mucho avanzar ¿Podrá la terre de la liberté et la fraternité trazar una ruta que nos sustraiga de este corrosivo e inacabado paradigma de la confrontación? Francia tiene la palabra.

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Hace pocas semanas, y luego de una estrepitosa derrota en las elecciones del parlamento europeo, el presidiente francés, Emmanuel Macron, disolvió constitucionalmente el congreso y convocó a elecciones congresales cuya primera vuelta se realizó el pasado domingo 30 de junio.

El otrora Front National-FN (Frente Nacional), partido de extrema derecha fundado por Jean Marie Le Pen, vio cómo bajo el liderazgo de su hija, y varias veces candidata a la presidencia, Marine Le Pen, el partido, bajo el nuevo nombre de Rassemblement National-RN(Encuentro Nacional), tomaba un aire menos radical y un lenguajetambién menos agresivo, aunque siempre manteniendo su bandera nacionalista y anti inmigracionista.

Con su nueva estrella Jordan Bardella, de tan solo 28 años, el RN ganó en la primera vuelta de las elecciones congresales con poco más de 33%, seguido por la unión de las izquierdas en el Front Populaire-FP ( Frente Popular) con 28%, tercero un demacrado partido Macronista, Ensemble (Juntos) con 21% y cuarta, una unión de derecha con 10%,que para simplificar llamaremos Les Républicains-LR ( Los Republicanos).

La manera de elegir congresistas en Francia requiere de la mayoría delos votos en cada distrito electoral uninominal para ser declarado ganador. Si no es el caso, se va a segunda vuelta, una semana después, con aquellos candidatos que superaron el 12.5% de votos, por lo que,en la mayor parte de las circunscripciones, serán 2, 3 o incluso 4 candidatos a disputarse una curul. Interesante sistema para evaluarlo en el Perú, tanto para congresistas como para presidente.

Según las proyecciones, difícilmente el RN de derecha o el FP de izquierda, obtendrían la mayoría absoluta, pero es más probable que el RN, en alianza con el otro grupo de derecha, Les Républicains, puedan lograr el mágico número de 289 congresistas para que una nueva era de cohabitación se inicie en Francia. Macron se vería entonces, obligado a gobernar con un primer ministro ajeno a su partido, en este caso, el joven Jordan Bardella.

Este sistema no es extraño para los franceses, ya François Mitterrand tuvo un gobierno de cohabitación con Jacques Chirac de primer ministro, y el mismo Chirac, ya de presidente, tuvo que ceder al socialista Lionel Jospin, la formación de un nuevo gabinete.

Pero claro, la madurez de la clase política y la fortaleza de las instituciones francesas permiten que se lleve con diplomacia y concordia esta cohabitación de avanzada, moderna y casi romántica, quizá no tanto como un beso francés, pero sí como un fraterno abrazo a la francesa.

La ola nacionalista de derecha, que ya parece un tsunami que avanza por toda Europa, es consecuencia de años de imprudencia y desidia de la casta política al insistir en un supuesto estado de bienestar que fomenta la ociosidad con 2 o 3 años de subsidio al desempleo, que es indiferente ante el gasto público incontrolable por la enorme cantidad de funcionarios públicos con excelentes condiciones de empleo y que propugna una política laxa contra la inmigración ilegal.

En adición a todo lo anterior, esa casta política con careta humanista, ha permitido que se instale en territorio europeo extremistas religiosos que no solamente no se integran a la sociedad, sino que, además, al tratar de imponer su religión, reacciona y ha reaccionado con violencia terrorista inusitada matando cientos de ciudadanos inocentes en varios países de ese continente.

El sistema de bienestar europeo cumplió su objetivo hasta el siglo pasado. El no entender que las sociedades clamaban por un cambio hacia una inmigración racional y controlada, a tener gobiernos más pequeños y eficientes, a fomentar la productividad y a ser inflexibles con los enemigos de la paz, fueron los detonantes de este giro haciaesta nueva Europa.

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Es inmensa la tarea pública que le corresponderá desplegar al gobierno que asuma las riendas desde el 2026. La magnitud del encargo supondrá la reedición de actos refundacionales, como los que emprendieron en su momento los regímenes de Velasco y Fujimori, con un desafío mayor, porque será imperativo hacerlo dentro de los cánones democráticos.

Refundar las instituciones de administración de justicia (Ministerio Público, Poder Judicial y Junta Nacional de Justicia), hacer en serio una profunda reforma político-electoral, revertir las groseras fallas del proceso de regionalización, volver a colocar el país en la senda del crecimiento económico robusto que teníamos antes de que Humala decidiera desmontar el modelo estrenado en los 90, desterrar la corrupción enquistada en todos los estamentos de la administración pública, mejorar radicalmente los índices de inseguridad ciudadana que azotan el país y que tanto impacto generan en la buena marcha económica (se calcula que por lo menos nos cuesta el 3% del PBI).

¿Es posible lograrlo? Por cierto, el carácter ciclópeo de semejantes desafíos hace imposible que una administración temporal de cinco años logre su cometido triunfal, pero mucho habremos avanzado si se acometieran desde el primer día de gobierno los pasos necesarios y pertinentes para lograr tales objetivos.

Lo que sí queda claro es que ello no va a ser posible si reeditamos el 2026 la elección de un gobierno improvisado o antisistema radical. Por el contrario, tales problemas se agravarían en gran extremo. Además, será necesario contar con suficiente representación parlamentaria para que el gobierno entrante no esté sometido a las veleidades inestables que han sufrido los gobiernos nacionales del 2016 en adelante.

No se ve otra manera de lograr ello, que no pase por la confluencia de fuerzas de centroderecha, creyentes en las bondades del capitalismo democrático, única garantía de desarrollo económico y político en el mundo y, por cierto, en nuestro país.

Consolidar un gran frente implicaría no solo la garantía de contar con fuerza parlamentaria suficiente para emprender las grandes reformas que se necesita sino, además, la convocatoria rápida a los más de dos mil tecnócratas que se requieren en el Estado para sobrellevar con éxito las políticas públicas reseñadas.

Si ello no se logra, entraremos a la espiral del azar y muy probablemente seguiremos el camino descendente de profundo deterioro en el que ha caído la sociedad peruana.

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