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Como lo ha venido informando Sudaca en otros informes, el presente de la industria pesquera en el sur peruano no sólo atraviesa un momento crítico, sino que corre el riesgo de estar cerca de alcanzar un punto sin retorno para la historia de varias empresas que se dedican a este rubro y estarían próximas a cerrar. 

Con ello también se estaría esperando un fuerte impacto en la estabilidad laboral y económica de las numerosas familias que dependen del sector pesquero y hoy empiezan a ver con desesperanza que la historia de esta crisis cambie de rumbo hacia un futuro prometedor. La ausencia de interés y, por lo tanto, de una respuesta rápida de las autoridades les resta optimismo con el paso del tiempo. 

Esta situación se ha dado debido a que la industria pesquera ha ocupado, históricamente, un rol fundamental en la economía de la región sur. Además del trabajo en las embarcaciones pesqueras, la industria también ha tenido un rol clave en la generación de empleos de distintos rubros en esta región. Sudaca ha conversado con Eduardo Marengo, superintendente de planta de la empresa TASA para conocer mejor el difícil presente que están atravesando en esta zona del país.

EL SUR EN RETROCESO

Para Eduardo Marengo, ingeniero pesquero con más de treinta años de experiencia en el sector, lo que está ocurriendo en el sur es un innegable retroceso. “Sobre una evolución puedo comentarte de la zona centro y norte, pero en la zona sur hubo un retroceso. He encontrado al sur empobrecido”, comentó.

Según explica Marengo, la situación actual de la zona sur es resultado de un cumulo de sucesos sociales, climatológicos y técnicos, que aplicados al sector, han golpeado una de las principales actividades económicas de la región y agrega que, “la cadena económica está bastante fracturada y la gente sufre”.

Estas expresiones también se ven reflejadas en los alarmantes números que se reportan desde el sur en los últimos años. Las cifras que arrojó un estudio reciente elaborado por Macroconsult indican que, entre 2016 y 2023, se dejó de dar empleo a más de 450 personas y se dejaron de pagar veintidós millones de soles en salarios.

Con respecto al impacto en la economía de la región, Marengo explica que “hay muchas empresas que han quebrado y negocios pequeños que eran aportantes al erario nacional” y, sobre los puestos de trabajo perdidos, afirmó que “entre puestos directos e indirectos, son de  cuarenta a cincuenta mil puestos de trabajos”.

Sin embargo, la actualidad de la industria pesquera en el sur podría ser radicalmente diferente, pero entre las voces para mantener las restricciones actuales están las de aquellos que acusan una posible sobrexplotación. Sobre este tema, Marengo aclara que “la pesquería peruana de anchoveta está fuertemente regulada y custodiada. Es tan eficiente su control que ha sido reconocida por universidades como Yale, Columbia y la misma FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura)”.

Además, el ingeniero pesquero de la empresa TASA no considera que existen medias tintas al describir la problemática del sector pesquero en el sur y no duda al decir que este “está en cuidados intensivos” y, sobre el posible cierre de plantas que tienen a la anchoveta como insumo principal, Marengo indica que, “debería haber especial atención sobre las empresas que quedan en la zona y continúan generando empleo local” 

IMPACTO SOCIAL

Contrario a lo que sus críticos podrían imaginar, la industria pesquera en el sur también se ha convertido en un pilar fundamental en el desarrollo social de la región y, pese a las decisiones de las autoridades que impactan en la pesca, todavía se siguen llevando a cabo proyectos conjuntos con los pescadores de la zona.  “Continuamos apoyando a las asociaciones de pescadores artesanales”, afirma Marengo sobre el trabajo que viene realizando la empresa TASA en el sur.

A esto se le suman las colaboraciones que ha tenido el sector de la pesca industrial con aquellos que se dedican a la pesca artesanal. “Nosotros lo que hacemos es apoyar proyectos e iniciativas de desarrollo en comunidades para darle mayor valor agregado a los productos que ellos ofrecen”, declaró Eduardo Marengo en la entrevista con Sudaca.

“La industria designaba un porcentaje económico de la captura que iba ayudar a la pesca artesanal de la zona sur con motores, redes o capacitación”, detalla Eduardo sobre las formas en que empresas dedicadas al sector pesquero contribuían para que la pesca artesanal, una actividad que forma parte de la identidad cultural de muchas comunidades, pueda desarrollarse de forma eficiente y sostenible en el sur.

Lamentablemente, la falta de interés y celeridad para atender los problemas que aquejan a la industria pesquera está llevando a que todos los sectores que participan y se ven beneficiados por el desarrollo de esta actividad queden encadenados rumbo a lo que parece un inevitable desastre que ya está perjudicando a toda la región.

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La situación de la pesca en el sur atraviesa un momento de crisis e incertidumbre. Sin embargo, las evidencias rescatadas de la zona sur demuestran que el trágico panorama se podría evitar.

 El presente de la industria pesquera en la zona sur del país muestra un panorama inquietante que promete convertirse en una crisis a largo plazo si no se toman medidas inmediatas. Tal como lo ha contado Sudaca en informes periodísticos publicados en las últimas semanas, el causante de esta crisis en ascenso no es la escasez de la anchoveta ni algún tipo de práctica extractiva sin regulación sino el desinterés de las autoridades por tomar en cuenta la evidencia científica al momento de imponer y mantener restricciones para este sector.

No obstante, si bien por tratarse de un problema que se podría resolver con un cambio técnico basado en evidencia científica, el tiempo que están tardando las autoridades en atender esta situación sigue causando pérdidas millonarias al este sector. Sudaca revisó los datos más recientes sobre la situación de la pesca de anchoveta en la zona sur.

UN CONTRASTE ABRUMADOR

Según diversos especialistas, la anchoveta atraviesa uno de sus periodos de mayor abundancia en siglos. Sin embargo, paradójicamente, los números que arroja la pesca de este recurso en la zona sur del país muestran una situación que parece propia de un contexto de escasez. En un informe realizado por la empresa de consultoría Macroconsult, se puede observar que la zona sur está pasando por su peor momento histórico en desembarques de anchoveta con un promedio que no representa ni la mitad de lo que se registraba hace poco más de una década.

Cristian Rebosio

Entre los factores que han contribuido para que la pesca en el sur llegue a este preocupante presente ha destacado la talla mínima de captura establecida por las autoridades que se mantiene en doce centímetros. Si bien la intención es evitar una explotación desmedida del recurso que ponga en riesgo su sostenibilidad, los datos del Instituto del Mar del Perú (IMARPE) indican que el promedio de la talla de madurez de la anchoveta es de 10.5 centímetros. 

Cristian Rebosio

Estos datos que dejaron los estudios de IMARPE demuestran que se podría haber reducido la talla mínima de captura de la anchoveta sin perjudicar la sostenibilidad de la especie debido a que, desde hace varios años, no necesitan llegar a los doce centímetros para estar en condiciones de reproducirse y que han sido factores ambientales ajenos a la actividad pesquera los responsables de la reducción observada en los años recientes.

Además, esta situación se agravó por las vedas impuestas. Según relatan los propios trabajadores del sector, cerca del 80% de la pesca de anchoveta tiene una talla entre 11 y 11.5 centímetros. Acorde al Decreto Supremo 024-2016, cuando se supera el 10% de capturas con talla mínima se debe cerrar la zona y suspender la actividad.

Sin embargo, tal como explican quienes se encargan de la pesca, este escenario se repite en cada zona donde intentan pescar. Según esta versión, incluso si llegan a encontrar una zona con tallas grandes, toma un día para que las anchovetas de tallas chicas vuelvan a ser mayoría y, por lo tanto, se les impida pescar.

EL IMPACTO ECONÓMICO

Como era de esperarse, las restricciones carentes de sustento científico mencionadas previamente no han tardado en tener un considerable impacto negativo en la economía del sector. Se estima que, entre 2016 y 2023, el desembarque de anchoveta podría haber alcanzado las 963 mil toneladas si se tomaban en cuenta los datos de IMARPE  y la talla mínima de captura se reducía a 10.5 centímetros. Además, se podría haber registrado una producción de 233 mil toneladas de harina de pescado y 24 mil toneladas de aceite de pescado. 

Cristian Rebosio

En lo que respecta a las exportaciones, se calcula que, con la harina y aceite de pescado, se podría haber llegado a los 594 millones de dólares si se reducía la talla mínima de captura vigente entre 2016 y 2023.

Cristian Rebosio

Por supuesto, este impacto negativo también se puede observar en la situación actual de las plantas de procesamiento pesquero. Tal como se observa en el gráfico, las plantas dedicadas a la producción de harina de pescado registran una mayoría sin producción como consecuencia de los impedimentos a la pesca.

Cristian Rebosio

Otro de los datos alarmantes que recogió Macroconsult revela que, actualmente, la zona sur apenas contribuye con un 8% al PBI de pesca nacional. Además, estas deficiencias han significado, desde 2012 hasta la fecha, una pérdida que alcanza la alarmante cifra de 1.9 mil millones de dólares en el rubro de exportaciones.

Se espera que pronto empiece una nueva temporada de pesca. Sin embargo, si las restricciones para esta actividad se mantienen invariables, el pronóstico no resulta alentador para todos los involucrados con el sector pesquero en el sur y el futuro de este rubro estará seriamente comprometido pese a que la abundancia del recurso reúne las condiciones idóneas para que Perú sea uno de los más beneficiados por la pesca de anchoveta.

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Sudaca conversó con el investigador francés Arnaud Bertrand, ecólogo pesquero e investigador senior del Instituto de Investigación para el Desarrollo de Francia sobre el presente de la anchoveta en el Perú y los aspectos a tener en cuenta para la industria pesquera.

El doctor Bertrand, durante su estadía en el Perú, participó en la Unidad de Investigación del IRD “Explotación marina de ecosistemas”, a cargo del Sistema de la Corriente de Humboldt del Instituto del Mar del Perú; y es Profesor honorario de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos desde 2009.

¿Cómo se podría describir la situación actual de la anchoveta?

Tenemos la visión de un sistema muy productivo de anchoveta. Pero tenemos que considerar que esta abundancia enorme ocurre solamente desde el comienzo del siglo XX. Estamos en un periodo excepcional si consideramos los últimos cien mil años y eso es fundamental para comenzar a pensar lo que pasa hoy en día.

Actualmente, ¿podemos afirmar que la biomasa de anchovetas de mantiene estable y saludable?

La biomasa varía a diferentes escalas de tiempo, escalas de miles de años, pero también de forma interanual y más que nada en relación con el clima. El problema es que el clima está cambiando y eso hace que estemos entrando en un clima inédito para el planeta. Mirar el pasado nos ayuda a pensar un poco lo que puede pasar en el futuro o en el presente. Si consideramos la biomasa actual, es cierto que es altamente variable, pero se mantiene a un nivel relativamente alto. No estamos en los niveles muy altos que vimos en algunos periodos, como los años sesentas, pero la biomasa de anchoveta no es baja.

¿Cuánto durará este periodo excepcional?

A la luz de los últimos cien mil años, nunca hubo tanta anchoveta como desde el comienzo del siglo XX hasta la actualidad. Todo da a pensar que algún día este periodo va a acabar, pero no podemos saber si será dentro de uno o cincuenta años. Lo único que podemos decir es que ello va a ocurrir. 

¿Qué está ocurriendo con el tamaño de la anchoveta?

Hay un tamaño menor de las anchovetas y eso puede ser debido a diferentes factores. Es lo que también se observa para la sardina en el sur de Francia. Observamos una disminución de la talla de la sardina y lo más probable es que se deba una reducción de la calidad de las presas. La presa más importante para la anchoveta son los ‘eufausidos’ (el krill) que son pequeños camarones que viven en alta mar y, para tener acceso, la anchoveta tiene que poderse distribuir fuera de la plataforma continental, porque son especies migratorias que hacen migración vertical. Durante la noche están en la cámara superficial y las anchovetas pueden alimentarse de ellos y, durante el día, van a estar a dos o tres cientos de metros de profundidad. Si la anchoveta está distribuida dentro de la plataforma, no tiene acceso a este alimento que es muy rico en términos de energía y omega 3. Cuando las condiciones son favorables y las aguas costeras frías se extienden mar adentro, entonces la anchoveta tiene acceso. Lo que vimos durante los últimos años fue un Niño costero que duró mucho tiempo con condiciones que parece que hicieran que la anchoveta no tenga mucho acceso a las aguas más allá de la plataforma continental y entonces tuvo menos acceso a los eufausidos.

¿Qué otras consecuencias dejan estas condiciones cálidas?

La zona favorable para la anchoveta son las aguas costeras frías. Cuando tenemos condiciones cálidas, esta zona favorable está restringida cerca de la costa. Tiene menos acceso a alimento energético y un hábitat reducido lo que es desfavorable. Pero eso varia cuando viene la Niña y la anchoveta puede extender mar adentro. Si, como está previsto, viene La Niña, las condiciones van mejorar pelo menos unos meses. Pero es imposible saber lo que pasara después de unos meses. Sin embargo tanto los modelos que el estudio de las fluctuaciones durante los últimos 140 000 años indican que vamos hacia condiciones desfavorable para la anchoveta con una distribución más restringida hacia la costa.

¿Es un problema que la anchoveta tenga una talla menor?

Es difícil hablar de riesgos o peligros. Sin embargo, una anchoveta con menos grasa es menos eficiente para reproducir y está un poco fragilizada. Puede ser más abundante, pero, como tiene menos grasa, los huevos tienen menos reservas. Si vienen condiciones desfavorables, tienen menos condiciones de resistir a un choque ambiental. No está necesariamente en riesgo, pero es más fragilizada. No significa que no se pueda explotar, pero hay que tener más cuidado porque la población es menos resistente.

Se ha observado que existe un elevado porcentaje de tallas chicas, ¿debería reducirse la talla mínima de captura?

Estudios muestran que, en lugar de explotar solo a los individuos más grandes, puede ser mejor explotar todas las tallas. Es decir, explotar también a los individuos menores. Se dice eso porque cuando se explota solo a los mayores eliminamos del mar a los mejores reproductores. En el caso de la anchoveta habría que pensarlo un poco y ver si es posible. Parece que hay argumentos para considerar esta opción, pero no quiero decir sí o no.

Teniendo en cuenta las diferencias que existen en la costa peruana entre la zona norte, centro y sur, ¿debería modificarse la restricción de las cinco millas?

Me parece que es esta restricción es muy importante porque en las primeras cinco millas hay pesca artesanal y muchas familias dependen de eso. Socialmente para el Perú es importante conservar este límite. La zona sur del Perú es particular. Primero, la plataforma no es tan importante y también el sistema es un poco más dinámico.

¿En el futuro podríamos tener anchovetas todavía más chicas?

El conocimiento científico actual no predice que la talla de la anchoveta será mucho menor. Lo que mostramos en un estudio publicado en la revista Science es que cuando hubo el último periodo cálido del planeta, hace ciento treinta mil años atrás, había muy poca anchoveta, pero dominaban peces pequeños. Entonces, el conocimiento de la ciencia invita a pensar que el tamaño de la anchoveta no se va a reducir mucho más. 

¿Qué se debe tener en cuenta para garantizar la sostenibilidad del recurso?

Lo que estoy hablando de lo que pasó en el pasado y puede pasar en el futuro, el IMARPE lo sabe. Luego, para la anchoveta en ecosistemas de afloramiento, como tenemos frente al Perú, el clima es el motor principal. Lo que siempre aconsejo es considerar que, a largo plazo, la biomasa va a ser reducida y se debe aprovechar mejor lo que hay en el momento. Si tenemos una biomasa importante, podemos pescar. Lo bueno es que en Perú hay un monitoreo excepcional y un manejo adaptativo que permite adaptar a los cambios de situación, pero los industriales saben y tienen que prepararse para algún día tener una biomasa menor. En esta condición hay obviamente que pensar en un mejor aprovechamiento de la anchoveta para el consumo humano directo.

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Aunque la vida en el planeta ha estado en constante cambio desde sus orígenes, el ser humano todavía se muestra cauteloso, y hasta temeroso en algunos casos, cuando se ve obligado a enfrentarse a los cambios. Sin embargo, el desarrollo de la tecnología ha permitido que estos cambios en la naturaleza puedan tener una explicación que no sólo ayuda a perder el miedo sino que brinda información para poder interactuar con esta nueva realidad.

Este parece ser el caso de la anchoveta que durante varias décadas se ha pescado en la costa peruana y que hoy se presenta en una forma inusual en lo que respecta a su talla. Sudaca pudo conversar con Luis Icochea, profesor de la Universidad Nacional Agraria de La Molina, para conocer las razones que han llevado a que la anchoveta presente nuevas características y cómo estas impactarán en la actividad pesquera.

TIEMPO DE ADAPTACIÓN

Tal como lo ha informado Sudaca en otros informes periodísticos, la anchoveta que se encuentra en el mar peruano ha presentado una serie de cambios entre los que se encuentra un tamaño diferente al que registraba décadas atrás. Sin embargo, lejos de encender las alarmas, estos cambios parecen tener una explicación que desarma cualquier teoría apocalíptica sobre el futuro de este recurso.

Luis Icochea señala que, si bien la reducción en la talla de una especie puede ser un signo de alarma, en este caso la explicación para que el tamaño de la anchoveta se haya reducido está dentro de lo previsible.  “Cuando está el recurso virgen siempre va a tener un promedio más alto. Ha sucedido con la merluza, el jurel y la pota. Lo comienzas a explotarla y se va a reducir”, explica.

Aunque en los resultados de una reciente evaluación del Instituto del Mar del Perú (IMARPE) se observa que la biomasa es menor al promedio que solía registrarse, la explicación a estos inusuales números se encuentra en un cambio en la distribución del recurso que fue provocado por las anomalías en la temperatura superficial del mar. Este escenario provocó que la anchoveta profundice a más de ciento cincuenta metros y sea imposible que el IMARPE la pueda estimar en sus evaluaciones.

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Para el especialista en oceanografía pesquera, no existen motivos para alegar que existiría sobrepesca en este momento y agrega que “si de una especie se pueden extraer dos, cuatro o cinco millones de toneladas durante años, eso significa que esa especie está bien. Si se sigue extrayendo, eso quiere decir que el recurso no está perjudicado”. 

A esto se le suma que Perú ha dispuesto una serie de regulaciones enfocadas en evitar una pesca sin control que ponga en riesgo la sostenibilidad del recurso. Un ejemplo de estas regulaciones en que sólo se puede pescar hasta el 35% de la biomasa que representa el volumen de peses de una misma especie.

Además, entre los factores que impactan en las nuevas tallas que alcanza la anchoveta, según explica Icochea, están las condiciones cálidas. “Lo que más afecta es que vienen por corrientes y hay un alimento distinto al que la anchoveta prefiere. Eso la obliga a la anchoveta a migrar e impacta en su crecimiento”, señaló en declaraciones a Sudaca.

CAMBIOS EN TIERRA

Pero no sólo la anchoveta ha mostrado cambios. En tierra, las autoridades responsables también parecen entender que es momento de adaptarse a una nueva realidad y evitar que las regulaciones se conviertan en un obstáculo para la actividad pesquera. Esta situación es la que ocurre en Chile, donde no existe la talla mínima de captura de doce centímetros para la anchoveta debido a que estudios recientes les indicaron que esta especie alcanza la madurez sexual desde los 10 o 10.5 centímetros.

Por ello, Luis Icochea coincide con la necesidad de cambios en las regulaciones vigentes en Perú para que se saque un mayor beneficio y señala lo siguiente:  “¿Qué pasa si no hay anchoveta fuera de las cinco millas? Ese stock lo está pescando en Chile. Nosotros no lo aprovechamos como es debido”. 

En los informes científicos realizados por el IMARPE durante la última década previo al inicio de las temporadas de pesca, el porcentaje de tallas menores a los doce centímetros ha registrado un aumento sostenido que en el año 2023 registró uno de sus números más altos con un 82%.

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“Si ves que el 90% es menor de doce centímetros, es imposible que vayas a pescar y encuentres un ochenta o noventa por ciento de anchoveta grande. Tiene que haber un poco de coherencia”, cuestiona el docente universitario sobre las restricciones actuales para la pesca de anchoveta.

Ante el escenario actual, Luis Icochea considera que hay factores indispensables al momento de establecer las cuotas de pesca. “Lo importante es dar la cuota con un porcentaje de adecuado de especímenes menores a la talla mínima permitida. Ojo que no es juvenil , porque menores de doce no significa que sea juvenil. Hay anchovetas que alcanzan su adultez a los diez u once centímetros”, comenta.

En un contexto crítico para la pesca peruana en regiones como el sur, la anchoveta representa una oportunidad que podría generar innumerables puestos de trabajo para diferentes sectores. Por ello, mantener regulaciones que dejan de lado la evidencia científica, que hasta ahora ha sido contundente, podría condenar al sector pesquero a una catástrofe histórica.

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Tal como lo ha informado Sudaca en las últimas semanas, la situación de la industria pesquera en el Perú, especialmente en la zona sur, ha entrado en un periodo de crisis que el tiempo sólo ha empeorado y parece entrar en una etapa decisiva. Sin embargo, a diferencia de aquellas que golpean a un país como efecto rebote de alguna crisis internacional, en esta oportunidad quienes la han causado, y también quienes la podrían detener, son las propias autoridades peruanas encargadas del sector pesquero.

Esta crisis que tiene como actor principal a la anchoveta no se debe a la escasez del recurso ni a una posibilidad, aunque sea mínima, de un caso de pesca irresponsable que ponga el riesgo la supervivencia de la especie. Lejos de cualquier escenario de esa índole, la anchoveta parece mostrarse abundante en la costa peruana, aunque el gran beneficiado con su captura es Chile.

CRISIS Y MALAS DECISIONES

José Huiza es tripulante de una embarcación con capacidad para doscientas veinte toneladas y, con respecto al presente de la pesca de anchoveta en el sur, señala que “la anchoveta en el sur se pega a la costa y no se encuentra fuera de las cinco millas”. Huiza y sus colegas respetan las regulaciones vigentes para la pesca de esta especie, pero son estas mismas las que hoy ponen en riesgo su futuro laboral.

“En esta primera temporada no se ha pescado nada y se ha suspendido hasta nuevo aviso”, comenta y agrega que la situación ha sido similar en los últimos años. “Tanto el año pasado como este, la pesca no está muy buena y por lo menos cinco empresas han cerrado”, contó José en declaraciones para Sudaca.

No obstante, José señala que esta crisis se podría remediar si existiese voluntad por parte de las autoridades peruanas. Tanto para él como para muchas personas que se dedican a la pesca en la zona sur, resulta desconcertante ver el desinterés que existe en los responsables de las regulaciones para la pesca peruana mientras que Chile aprovecha el recurso que Perú desperdicia. “Con Chile compartimos stock y ellos son los que pescan. Esa pesca pasa por nuestra costa y ellos la pescan porque tienen normas favorables a los pescadores”, explica Huiza.

De acuerdo a la información correspondiente a los últimos dieciséis años, el desembarque de anchoveta en el norte chileno ha crecido considerablemente mientras que los números de esta actividad en el sur peruano muestran una reducción constante que no ha tardado en reflejarse en los cierres de empresas que se dedican a este rubro.

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“Llevamos varios golpes a nivel nacional, como El Niño Costero y la pandemia del Covid. Como resultado de estos golpes al sector pesquero, el 70% de los negocios están en riesgo”, explica Germán Orozco, quien es armador de la flota de madera, y explica que la mala temporada del 2023 ha generado costos de operación inesperados para el sector.

“El costo operativo se ha duplicado porque todas esas embarcaciones normalmente hacían una faena de dos o tres calas (lance de la red) para completar las toneladas que tienen permitidas y, en la segunda temporada de pesca del 2023 han salido ocho o diez veces”, comenta sobre el panorama que enfrentaron durante el último año.

Orozco señala que esta crisis afecta a diferentes rubros en la zona sur que normalmente tenían más trabajo gracias a la pesca. “Hablamos del sector ferretero, carpinteros, soldadores y mecánicos. Si no hay liquidez, no se puede contratar la mano de obra”, cuenta Germán y advierte que, en caso no se tomen medidas pronto, “no vaya a ser que cuando tomen la decisión muchas empresas tengamos problemas de quiebra”.

Para Germán, la reducción de la talla de captura de la anchoveta podría aliviar los problemas del sector pesquero en el sur. Sin embargo, también denuncia que “falta factor de decisión para salvar a la clase empresarial formal. Vemos que se está favoreciendo a los informales y prueba de ello es la harina de anchoveta que están haciendo las fábricas de harina residual con tallas menores”.

UN MIEDO IRREAL

Tal como lo señalan Germán Orozco y José Huiza, la reducción de la talla mínima de captura de la anchoveta podría aplacar los efectos de una crisis que por ahora amenaza con arrasar un sinnúmero de empleos, pero para ello sería necesario que se cambie una disposición que, según sus defensores, busca asegurar la sostenibilidad del recurso. Sin embargo, estos temores a una depredación irresponsable de la anchoveta podrían ser un miedo irreal más que una posibilidad científicamente respaldada.

“La anchoveta es una de las especies más abundantes del mundo en los últimos sesenta años”, comenta Luis Icochea, profesor de oceanografía de la Universidad Nacional Agraria La Molina, y le señaló a Sudaca que también “es una de las especies que mejor manejo tiene en el mundo. Todas las embarcaciones de anchoveta tienen control satelital, control de pesos exactos e inspectores abordo”.

“En Japón y China hay cuotas de anchoveta de uno y cuatro centímetros para las 80 a 100 mil toneladas, porque ellos lo usan para un producto seco o refrigerado. En otros países ocurre eso y nadie dice que están depredando”, agrega Icochea y cuestiona que “ahora hay políticas y dirigentes que están detrás de suspender las temporadas”.

Luis Icochea considera que, entre las soluciones que se debería adoptar para la pesca peruana de anchoveta, se podría tener en cuenta un aumento del porcentaje de tallas menores. “Si tienes una población donde predominan entre diez y doce centímetros, entonces tendrías que fijar una cuota en base a la abundancia estimada como se hace en muchas partes del mundo”, comenta sobre esta posibilidad.

“Chile se está favoreciendo. Están pescando muy bien y hasta pueden salir dos veces a hacer faena entre la milla uno y dos”, señala Icochea sobre las diferencias entre las regulaciones de los dos países que hoy afrontan un presente radicalmente opuesto en lo que respecta a su industria pesquera.

“Aquí había predominado la de 11.5 centímetros y decían que es juvenil, pero no lo es porque ya maduró sexualmente”, cuestiona Icochea y compara esta situación con lo que ocurre en Chile. “En Chile no hay talla mínima legal y la anchoveta que sacan en Arica es de once centímetros”, agregó.

Tanto Perú como Chile parecen gozar en la actualidad de una abundante cantidad de anchovetas en sus costas. Sin embargo, los testimonios y los datos de los últimos años demuestran que, mientras Chile ha implementado políticas que los mantienen protagonistas en la pesca de esta especie, Perú se ha resignado a ser un espectador que no actúa mientras miles de peruanos ven una crisis que parece empujarlos al peor desenlace posible.

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¿Qué situación observó que lo llevó a realizar un estudio sobre las variaciones en la talla de la anchoveta en Perú?

El fenómeno que se observó era que, con frecuencia, las tallas que se presentaban en una cantidad significativa organismos eran muy pequeñas con respecto a la talla mínima de captura. Se dio un evento significativo en el volumen de estos organismos en las capturas y quisimos saber cuáles eran las consecuencias que podían ocasionar esto.

¿Desde cuándo empiezan a notar estos cambios?

Se empezaron a observar desde inicios del año 2000 y no un caso puntual sino repetitivo. Había un tipo de secuenciación que en algunos años aumentaban estos organismos pequeños, luego se daba un receso en la población e incrementaban nuevamente las tallas. Algo que encontramos muy interesante a nivel oceanográfico fueron algunos cambios de régimen ambiental y, a partir del año 2000 y 2012 o 2013, se dio un cambio de régimen no muy abrupto pero que sí se ve un pequeño cambio que podría estar relacionado en la abundancia de organismos de tallas menores. Eso es un fenómeno que afecta el crecimiento de la población en términos de talla y no de abundancia. Había más organismos, pero de tallas más chicas y eso se debe a una sobrepoblación. Son tantos que no caben y lo que hacen es crecer menos. Se están reproduciendo a tallas más chicas por el efecto de sobrepoblación.

De acuerdo a la situación actual de alta variabilidad ambiental, ¿cómo esto estaría influenciando en los ecosistemas marinos?

Podemos decir que, cuando encontramos condiciones de La Niña o ambiente frio, observamos que había fuertes condiciones de anomalías en la temperatura superficial del mar y, cuando estas anomalías pasaban el más o menos negativo, había consecuencias sobre todo a nivel de poblaciones. Encontramos que condiciones heladas generan sistemas de afloramientos, que en ese momento eran muy fuertes porque se pasaban el negativo, entonces la parte de crianza donde el stock se encontraba creciendo y alimentándose para alcanzar esas tallas para la pesca se veía fragmentada y se descomponía en dos secciones. Esa agua que salía del fondo del mar rica en nutrientes fragmentaba el área de crianza y, como estos organismos dependían mucho de las corrientes, esa parte que se había aislado regresaba a su área de crianza natural y se mezclaba en el trayecto. Si un fenómeno del Niño era muy fuerte, las aguas frías se iban al fondo y eso no permitía que los organismos tengan acceso a los alimentos, crecían más lento y, como consecuencia, se quedaban en tallas chicas. Cuando hay una condición ambiental que no favorece, su energía la usan para sobrevivir. 

¿Estos cambios en el ecosistema están afectando la abundancia y calidad del alimento para la anchoveta en el Perú?

Sí, podríamos decir que la calidad de alimento cambia y también disponibilidad. Lo que ingiere ya no manda los mismos nutrientes necesarios para crecer y alcanzar la reproducción.

En una época de constantes cambios en el clima, mucho de ellos hasta inéditos, ¿podría ocurrir que la anchoveta esté también en un constante cambio de su estructura?

Sí, los organismos van a estar respondiendo a los cambios especialmente si son intensos. Si no son tan intensos podrían encontrar un equilibrio. Estos cambios pueden tener un periodo dependiendo de la intensidad. Aun cuando sabemos que por condiciones ambientales no se ha definido un ciclo como tal, podríamos estar asociando que la población va a estar respondiendo a estos cambios en especial si son intentos y van a estar respondiendo porque el ambiente es dinámico. Si encuentro condiciones adversas, me refugio. Ahorita lo que está sucediendo es que estamos acelerando los cambios sin que la población tenga tiempo para adaptarse y eso podría estar ocurriendo con las tallas chicas. El cambio es tan rápido que con más frecuencia hay tallas chicas. Generalmente le afectan más las anomalías positivas, lo cálido. Podría darse incluso una talla más chica de reproducción. Pero es consecuencia del cambio que se está dando, no de una actividad de aprovechamiento. Porque, si fuese así, también veríamos una reducción del stock.

¿Cada cuánto tiempo se ven estas reducciones de talla?

Si la población se mantiene en un tamaño estable de stock, la talla chica que se determine para captura en ese momento no perjudica a la población. Porque lo que estamos haciendo es predecir la talla en que podemos aprovechar el recurso con respecto a las condiciones que imperan en ese momento. No podríamos determinar qué tanto en el futuro puede mantenerse una talla porque el cambio podría ser aleatorio y no se dan de manera consecutiva un año tras otro. Tendríamos que hacer un aprovechamiento adaptativo del recurso de manera anual.

En el estudio que realizó sobre la zona sur del Perú, ¿cuál fue su principal hallazgo?

Lo más interesante que encontramos fue la fragmentación del hábitat. Los fenómenos de surgencias intensos podían fragmentar las áreas de crianzas y, en primera instancia, se podía pensar que se estuviera aprovechando el uso de un recurso de manera descuidada cuando en realidad no se estaba haciendo. Porque esa fragmentación de hábitat origina dos áreas de crianza. Una distante de la que se encuentra normalmente en la costa y el regreso de esa nueva área de crianza de manera natural estaba generando esa problemática de anchovetas chicas. Eso para nosotros fue sorprendente porque no lo teníamos contemplado. Veíamos nada más que la mezcla de los organismos se daba y había organismos pequeños en las capturas, pero cuando íbamos al área de crianza no se estaban encontrando los organismos chicos y los resultados de los informes decían que no estaban ahí. Esto era la consecuencia de fenómenos de surgencia intensos y que, independientemente de que fuesen intensos, la población se mantenía saludable creciendo como si estuviesen en su área natural.

¿Conoce el caso de otras especies que, al igual que la anchoveta en Perú, presenten variaciones biológicas que tengan relación con los cambios en el ecosistema?

Nosotros trabajamos en el noroeste de México y encontramos un cambio en las tallas mínimas de captura de la sardina crinuda asociados a la talla de reproducción. Dentro de esos estudios que hicimos encontramos que la talla mínima de madurez era dinámica, no se mantenía estática a través del tiempo y eso podría implementarse en el manejo de recurso pesquero que es adaptativo. Se exploraron algunas estrategias de manejo ya que previamente se mantenía una talla mínima de captura para todo el recurso. También encontramos que había dos unidades biológicas y cada una tenía diferentes parámetros poblacionales. Es la misma especie, pero está dividida en dos stocks. 

¿Qué le recomendaría al manejo pesquero peruano ante estas variaciones en las tallas de primera madurez de la anchoveta?

Lo que tenemos que analizar es como está estructurada la población. Tenemos que definir bien los periodos de muestreo, cuánto tiempo hay entre los muestreos y donde están tomando la muestra. Tendríamos que ver ese crecimiento y esos indicadores reproductivos.

Entonces, ¿se podría reducir la talla mínima de captura sin que esto afecte la sostenibilidad del recurso?

Un manejo adaptativo ayuda a aprovechar de manera responsable un recurso garantizando que se mantenga a través del tiempo. En una época también se dio ese fenómeno de tallas chicas en las capturas, por allá por 2008, y hubo mayor abundancia del stock y teníamos esa característica de una gran cantidad de organismos de tallas chicas. Va a depender de que tengan la disposición de analizar información. 

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La variedad de recursos que se pueden hallar en el territorio nacional ha sido, desde siempre, motivo de orgullo para todo peruano. Sumado a los microclimas de las regiones geográficas, Perú se convierte en un país prácticamente único en lo que respecta a diversidad de animales y plantas que son motivo de admiración para casi cualquier turista que viene de visita.

Sin embargo, para aprovechar la fortuna de contar con estos recursos también es necesario estar a la vanguardia de la mano de la ciencia para poder darles un uso eficiente y, al mismo tiempo, responsable. Pero, lamentablemente, esto no estaría ocurriendo durante los últimos años en el sector pesquero. 

EL AUTOGOL DE PERÚ

Entre esta variedad de recursos que se pueden hallar en el territorio nacional se encuentra la anchoveta. Este pez de la familia Engraulidae conocido por sus múltiples beneficios, como fortalecer el sistema inmunológico y prevenir enfermedades cardiovasculares, suele habitar la zona sur del Océano Pacífico, más precisamente en las costas de Perú y Chile.

No obstante, y a diferencia del vecino del sur, Perú no estaría sacando tanto provecho como realmente podría a la presencia de la anchoveta en el mar peruano. La zona sur, una de las dos en las cuales se divide el mar para la actividad de pesca, está padeciendo graves errores técnicos que reducen dramáticamente el beneficio que podría sacar la pesca industrial.

Para ello es necesario tomar en cuenta que, en los últimos años, la zona sur sufrió una serie de modificaciones en lo que respecta al trabajo que pueden realizar las embarcaciones pesqueras industriales. Tras un decreto supremo de 2008, esta actividad se podía llevar a cabo dentro de las cinco millas hasta una milla y media de la costa, en zonas científicamente determinadas por IMARPE y porque las particularidades geográficas del sur así lo requerían.

Pero, para 2011, esto cambió y recién se podía realizar pesca industrial a partir de las cinco millas. En 2012 y 2013 se produjeron nuevas modificaciones, aunque el decreto supremo que se encuentra vigente mantiene a las cinco millas como el límite a partir del cual puede realizarse la pesca industrial de anchoveta. Y ahora esto ha sido llevado a nivel de ley por el Congreso sin ningún análisis y básicamente representando los intereses de las ONGs conservacionistas, quienes falsamente se escudan en un reclamo manipulado de la pesca artesanal.

Sudaca conversó con Francisco Miranda, presidente de la ONG OANNES, quien destacó que uno de los errores que se ha cometido con respecto a estos límites para la pesca industrial se encuentra en el hecho de no entender las diferencias entre las diferentes zonas del mar peruano. “Mientras que en el centro norte la plataforma continental es extensa y hay que llegar a las 80 millas para poder encontrar una profundidad superior a los 200 metros, en la zona sur avanzas más de una milla y ya estas llegando a fondos de 400 o 500 metros de profundidad”, señaló.

Miranda explica que el límite de las cinco millas se creó con el propósito de proteger la reproducción de las especies y el crecimiento de los juveniles. “Si uno define técnicamente el área de protección para la reproducción de las especies y el crecimiento de los juveniles uno lo debería definir por la profundidad y no por la distancia a la costa. Por eso digo que la decisión de las cinco millas es política y no técnica”, relató a Sudaca.

El presidente de OANNES también considera que “parece que fuesen intereses específicos de compañías chilenas” los que han logrado que las campañas de pesca no se puedan realizar dentro de las cinco millas y, tal como se observa en el siguiente gráfico, Chile viene sacando una considerable diferencia en los miles de toneladas de anchoveta que quedan en su poder mientras que lo que llega a nuestro país se ha reducido dramáticamente por las decisiones que toman las autoridades peruanas en lo que vendría a ser un autogol de Perú.

 

EFECTO DOMINÓ

Pero la falta de interés por corregir una decisión sin sustento técnico está generando un efecto dominó que afecta considerablemente al sur del país. “Se pierden aproximadamente dos mil millones de soles”, comenta a Sudaca el periodista Melanio Valdés, quien ha venido investigando el tema durante los últimos diecisiete años.

“Hoy se vive una agonía. Los informes de los técnicos dan cuenta que se han perdido millones y el puerto más perjudicado es el de Ilo”, relata Valdés y agrega que “las plantas pesqueras están destrozadas y las que han podido han sido trasladadas a otros lugares. Solo hay dos plantas pequeñas y están agonizando porque no tienen el insumo que es anchoveta”.

Según la información que pudo obtener Sudaca, existen por lo menos diez plantas que solían dedicarse a la harina y aceite de pescado que, en un efecto dominó como consecuencia del impedimento de pesca industrial de la anchoveta dentro de las cinco millas, han quebrado o cerraron ante la falta de insumos para seguir operando.

“Dieron una norma sin ningún fundamento científico. Para que se formule algún decreto tiene que tener sustento científico”, cuestiona Melanio y cuenta que los políticos de la región no han mostrado voluntad por revertir esta situación que amenaza con generar una crisis mayor para la economía de esta zona del país y sospecha que se debe a que “los intereses pesqueros chilenos son muy fuertes”.

@sudacaperu

🚨Imágenes del presente de muchas plantas pesqueras en el sur como consecuencia de las regulaciones actuales que incluso han llevado al cierre de varias de ellas. No te pierdas el informe de Sudaca.pe Créditos: Canal N

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Según alarmantes datos recopilados por la Sociedad Nacional de Pesquería, el 15% de la capacidad nacional de producción de harina de pescado se ubica en la zona sur y apenas ha producido el 6% demostrando que están muy por debajo de lo que podrían obtener si se corrige el inconveniente originado por las cinco millas.

Si bien las regulaciones resultan imprescindibles para el desarrollo responsable de una toda industria, casos como el de la pesca industrial de anchoveta demuestran que, si éstas no están respaldadas en evidencia científica, pueden resultar seriamente perjudiciales para la economía de una región. 

A la situación antes descrita se suma que, un reciente análisis del IMARPE ha determinado que la talla mínima legal de captura de la anchoveta no sería de 12 cm. sino menor. Esta regulación de la talla mínima de captura también agrega a la ausencia de medidas que respondan a la ciencia para manejar dicho stock y nos mantiene en constante desventaja con respecto a Chile, donde no hay una talla mínima de captura.

En este sentido, tanto las vedas o cierres temporales, como la determinación del inicio de temporadas están regulados para la pesca industrial se rigen por esta regla, y cuando las autoridades corroboran que el recurso supuestamente está por debajo de la talla mínima legal hasta en un porcentaje, vedan o paralizan innecesariamente las actividades o deciden no abrir la temporada de pesca como ocurrió en 2020 y durante la segunda mitad del 2023; sin embargo, ello termina estando fuera de la realidad pues la talla mínima legal está mal definida.

Tanto Valdés como Miranda, amparados en su experiencia en un tema que han seguido por un largo tiempo, consideran que esta situación se podría revertir si las autoridades que sostienen estas regulaciones antitécnicas estuviesen dispuestas a escuchar al Instituto del Mar del Perú (IMARPE) así como a los estudios realizados a esta zona del mar peruano que hoy representa una oportunidad perdida.

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Día entonces de Pescadoras y Pescadores peruanos, nuestro país tiene algunos problemas muy concretos que debe afrontar respecto de la pesca. Debe permitir y fomentar la participación de las mujeres en las asociaciones de pescadores, mediante políticas de Estado, como ha hecho Chile, para que exista una representación que sume su perspectiva respecto del rubro y sus necesidades. Debe resolver el empobrecimiento de la pesca artesanal marítima que a pesar de que nos provee todos los pescados y mariscos que consumimos, debido al aumento de las embarcaciones a motor y los tamaños de sus bodegas (en 1950 había cerca de 3,600 embarcaciones, hoy aproximadamente 20,000), ha resultado imposible dividir los cardúmenes para que todos ganen y aumente el empleo, forzando paradójicamente a los pescadores a tener su propia embarcación. Como señala Michelle Carrere (Mongabay, 31 de agosto de 2020), el crecimiento de la flota artesanal no es más que un crecimiento empobrecedor, pero que profesionalmente sí se puede revertir. Y el Perú debe responder al derrame de REPSOL no sólo multando o denunciando, sino también generando jurisprudencia que proteja a pescadoras, pescadores, trabajadores vinculados y a sus familias de la contaminación de su medio ambiente. Es una deuda del Perú con los pescadores de Ventanilla, que hasta hoy tratan de sobrevivir sin salir a pescar.

Con amor a nuestras pescadoras y pescadores, que su San Pedro guíe las buenas decisiones de quienes tienen en sus manos mejorar sus vidas en nuestro país. Feliz día.

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29 de junio, patrón de los pescadores, pesca, San Pedro
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