Según los más recientes rankings internacionales, el Perú se encuentra entre los últimos puestos de los ‘Países con los Mejores Sistemas de Atención Sanitaria’. El informe de la revista CEO World resalta en rojo aspectos críticos como la infraestructura, la competencia profesional, la poca gestión y la escasez de medicamentos. Si le sumamos que entre enero y septiembre de 2023, la Superintendencia Nacional de Salud (SuSalud) registró más de 50.000 denuncias de pacientes que denunciaron vulneraciones a sus derechos en establecimientos de salud estatales.
Y el desabastecimiento de aproximadamente 30,700 medicamentos esenciales en hospitales y centros de salud a nivel nacional agrava aún más la situación y el ministro César Vásquez la ha venido negando. Además, se reportan pérdidas millonarias debido a medicamentos vencidos, cobros indebidos e irregularidades en construcciones y mejoras de establecimientos médicos. Estos problemas evidencian una profunda incapacidad y corrupción en todos los niveles.
Durante el mensaje ante el Congreso de la República del pasado 28 de julio, la jefa de Estado le dijo a la ciudadanía que en abril el gobierno lanzó el ambicioso Plan Hospitales Solidarios, que busca construir once modernos centros de salud especializados a nivel nacional, a saber, el Hospital Nacional Arzobispo Loayza, Hospital Nacional Dos de Mayo, Hospital Nacional Sergio Bernales y Hospital Nacional Víctor Larco Herrera; también el Hospital Nacional Cayetano Heredia, Hospital Nacional Docente Madre Niño San Bartolomé, Instituto Nacional de Salud del Niño de Breña, y, finalmente, Instituto Nacional de Ciencias Neurológicas, Hospital Goyeneche de Arequipa, Hospital Belén de Trujillo y Hospital Regional Docente Las Mercedes de Chiclayo. A decir de la presidenta, todos esos proyectos se encuentran en formulación o en etapa de expediente técnico. Contraria a la opinión de la primera mandataria, los periodistas especializados y los políticos de oposición opinan que el listado presentado este 28 de julio es una copia exacta de los ofrecimientos realizados en julio pasado, no habiendo avance alguno en ninguno de los centros de salud prometidos.
En medio de las voces de protesta por las promesas no cumplidas, muchas de las cuales se repiten en el mismo tono y con la misma intensidad que el año pasado, pocos son los críticos que se atreven a ponerle su firma a las protestas de ayer y de hoy.
Uno de esos pocos es el ex ministro de Salud Víctor Zamora Mesía, quien en su momento fue uno de los funcionarios más repudiados de la administración del expresidente Martín Vizcarra.
“Como consecuencia de la escasísima inversión durante los gobiernos del expresidente Pedro Castillo y del suyo propio, no hubo durante los años anteriores dinero suficiente para la construcción de hospitales. Por tal razón, debemos saber que la mayor parte de los hospitales anunciados durante el mensaje al Congreso de la República el pasado 28 de julio ya están presupuestados y casi todos financiados”, nos dijo en entrevista telefónica el ex ministro de Salud Víctor Zamora Mesía.
“Un altísimo porcentaje de ellos tiene problemas de ejecución, pues una vez que se aprueba el presupuesto, se tienen que ejecutar los fondos. De hecho, el gobierno de la presidenta Dina Boluarte este año solamente ha ejecutado una cifra cercana al 40% del dinero destinado para inversiones en salud; entonces, en realidad lo que la mandataria anunció en materia de salud pública en el acto oficial más importante de nuestras Fiestas Patrias, fue la construcción de hospitales cuyos proyectos ya son viejos, y se está buscando nuevas modalidades para su ejecución a través de alianzas con otros países. Y, en realidad, lo que no se ha dicho es que la ejecución es muy baja y la velocidad de su implementación es muy lenta, excesivamente lenta. ¿Bueno, entonces porqué se demoran tanto tiempo en ejecutar esas obras? Porque tenemos un enorme problema de gestión. Como usted sabe, no solamente hay un problema en la ejecución de las obras, sino que además estamos ante una gigantesca crisis de desabastecimiento de medicamentos: hay un retraso en la ejecución de los programas presupuestarios; ese es un problema de la des capitalización masiva que ha tenido el Ministerio de Salud durante la gestión del actual ministro (César Vásquez), quien prácticamente ha rifado los puestos de alta gerencia pública a partidarios de la alianza con sus correligionarios, con el fujimorismo y con los compadres y amigos que se suman a cada nueva gestión ministerial. Actualmente estamos pagando la mencionada des capitalización, porque la falta de experiencia y de conocimiento se terminan reflejando en una baja ejecución del gasto, problema que estamos viviendo, por ejemplo, en la compra tardía y extemporánea de medicamentos”.
¿La des capitalización que usted menciona empieza con el gobierno de la señora Boluarte o tiene sus orígenes en gobiernos anteriores?
La primera fase fue durante el régimen de Pedro Castillo, quien presionado por la organización de Perú Libre retiró al ministro Hernando Cevallos y puso en su reemplazo a Hernán Condori, el cual fue reemplazado por Jorge López y este, a su vez, por Kelly Portalatino. Estos últimos duraron tan poco tiempo que no pudieron hacer cambios significativos en el sector. César Vásquez ha estado como titular del portafolio durante poco más de un año, y lo ha aprovechado para realizar cambios significativos en su gestión, muchos de ellos -sobre todo- en el centro nacional de recursos estratégicos del Ministerio de Salud, donde se decide qué comprar, cuándo comprar y a quién comprar. Esa es la razón que explica, en gran medida, la altísima rotación de sus funcionarios, a tal punto que en la dirección encargada de esas compras ha habido cinco funcionarios distintos en menos de un año.
A eso se debe, también, la dejadez o la poca eficiencia del Programa Nacional de Inversiones en Salud (PRONIS), el cual demora más tiempo del estimado en realizar los expedientes técnicos para la construcción de los hospitales del MINSA.
Bueno, en realidad hacer infraestructura sanitaria en nuestro país es un tema muy complejo, toda vez que no solamente hay que identificar la magnitud de la obra y hacer el expediente técnico, sino también enfrentar las presiones de carácter político que se ejercen sobre los funcionarios del Ministerio: todos los gobernadores regionales quieren tener hospitales de 80 camas en todos los distritos de su región, todos quieren equipamiento de alta tecnología para poblaciones pequeñas. Entonces, para comenzar, esa negociación ya es compleja desde antes de poner los cimientos de los hospitales. A partir de ahí hay que iniciar una serie de trámites burocráticos sobre las dimensiones del proyecto, a continuación hay que hacer el expediente técnico, cuando se tiene ese expediente hay que tener la habilitación del terreno, cuando todo eso está saneado, recién se pone a disposición del sector correspondiente para hacer la licitación. En esa licitación también hay problemas, porque el ejecutor de la obra es una empresa privada que subcontrata privados, los cuales, además, tienen que honrar los contratos que tienen entre ellos. Por ejemplo, tomemos el caso del Hospital de Chincha, que está paralizado por un lío entre privados: uno no le cumple a otro, y se van al Poder Judicial y se estanca la obra. PRONIS fue creado para acelerar los procesos, pero también en el PRONIS ha habido más de media docena de directores en el último año.
Derechos y obligaciones de un Estado
Desde la creación del Estado Moderno, los gobernantes de turno de ese Estado tienen una serie de obligaciones, que van desde el cuidado de las fronteras nacionales y el monopolio del uso de la fuerza hasta la provisión de educación y de salud de todos los ciudadanos o súbditos. Para conseguir los recursos necesarios para cumplir con dichas obligaciones, los gobernantes de turno establecieron un conjunto de impuestos con la finalidad de financiar todas las tareas suscritas en las normas y en las leyes por los gobernantes y los gobernados.
En los países exportadores netos de petróleo y de otras materias primas, donde los superávit superan largamente a los déficit, los presupuestos nacionales están financiados con largueza y los ciudadanos viven sin sobresaltos. Caso contrario, los gobiernos tienen que acudir a los mercados de capitales para conseguir cómo financiar los presupuestos. Cuando ese ejercicio tiene que repetirse año tras año, es necesario tomar medidas correctivas, ya sea en la recaudación de impuestos, en el control del gasto público o en una combinación de ambos.
Por esa razón, prometerle a sus conciudadanos la construcción de uno o varios hospitales de alta complejidad, no solamente es demagógico e imprudentes, sino que roza con la mentira.
Cuando además de las tareas urgentes en salud, los gobiernos tienen la obligación de atender las demandas de seguridad pública y de proveer una educación de calidad, nos encontramos en una situación complicadísima. Situación que ya hemos enfrentado en varios momentos del pasado reciente, en los cuales sufrimos inflación, recesión o una mezcla de ambos males.
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