Perú

[Agenda País] La perspectiva mundial y la peruana son, ahora, diferentes a las que teníamos un año atrás.

En el contexto internacional, Rusia continuaba su avance en tierras ucranianas, Joe Biden se perfilaba como el candidato demócrata a la reelección presidencial, Emmanuel Macron lucía fuerte y real en la siempre convulsionada Francia e Israel era vapuleado por una gran parte del planeta, incluida la misma ONU, por su respuesta estratégica y militar frente a los terroristas que perpetraron la vil masacre del fatídico 7 de octubre de 2023.

También, Bashar al-Assad dictador de Siria, se veía muy seguro en su puesto que contaba con el apoyo ruso, mientras que Xi Jinpingcontinuaba la expansión china consolidándose como la mayor fuente de manufactura del mundo.

Un año después, errores y aciertos de los políticos que lideran las principales potencias mundiales han hecho cambiar el panorama casi en 180 grados.

El primero en cometer un gran error fue Emmanuel Macron, que, con un pecado de soberbia, disolvió el parlamento francés ante la estrepitosa derrota de su partido en las elecciones del parlamento europeo y el sideral triunfo de la derechista Marine Le Pen. ¿Qué tenía que ver una cosa con la otra? Un exceso de confianza que ha llevado a Francia a tener dos nuevos primeros ministros en 5 meses y con la posibilidad que el nuevo parlamento no avale el reciente gobierno formado por François Bayrou, un viejo conocido de la centro-derecha. Incluso, un Macron nervioso pidiendo, entre líneas, disculpas por tan arriesgada apuesta al disolver el parlamento, podría no terminar su segundo mandato ante tanta inestabilidad política.

Alemania le ha seguido los pasos y a fines de febrero, nuevas elecciones parlamentarias podrían poner un gobierno de derecha de nuevo en el poder del país germánico. Si le agregamos a Italia y a otros países que han optado un giro a la derecha, Europa entra pues, a un período de reconfiguración política.

La Rusia neoimperial con Putin como nuevo Zar, ha entrado en dificultades en su incursión en Ucrania y perdido el control de Siria dejando en el abandono a Bassar al-Assad quien ha tenido que salir corriendo para asilarse en Moscú. Siria va rumbo al desmembramiento e Israel ha aprovechado para invadir la franjaterritorial neutral que la separaba de Siria y ha bombardeado objetivos militares sirios. Una victoria israelí que debilita indirectamente a Irán y sus afanes por desaparecer del mapa a Israel.

Con un Biden senil y desconcertado en el debate presidencial con Trump, los demócratas optaron por la vicepresidenta Harris como sucesora en la carrera por la oficina oval de la Casa Blanca, pero vanos fueron las risas forzadas o los discursos woke de la candidata porque el pueblo americano lo que quería era mayor seguridad y mejor economía, así como dejar los temas de género para los estados. Trump se los dio y barrió, tanto así que controla ambas cámaras, la de representantes y la de senadores.

Trump ha marcado ya varias líneas de gobierno. Le dice a Ucrania que acepte pérdida de territorio mientras que le reducirá el apoyo militar y a Rusia que pare la mano, por lo que no va a quedar otra cosa que un acuerdo entre ambos rivales, probablemente este mismo 2025.

A China y a México, los grandes proveedores manufactureros de USA, los tiene en la mira, pero sobre todo el primero, con quien no quiere una guerra comercial, pero tampoco, que lo invada con productos baratos que afecten la propia manufactura norteamericana. Europa también se está alineando en ese sentido.

Si a todo ello le agregamos los vientos liberales que ya sonaron en Argentina con Milei, que se vienen en Venezuela con el triunfo de Edmundo Gonzáles y Maria Corina Machado, el fracaso del cambio de constitución chileno y el evidente deterioro de lo que queda de Bolivia, está claro que el mundo está virando hacia la sensatez y hacia un reacomodo de las fuerzas políticas con preponderancia de la derecha, tanto liberal como conservadora.

El Perú no escapa a esta realidad, más aún que en el 2025 entramos a un año preelectoral donde sabremos, hacia finales del mismo, quienes serán los candidatos para presidente, diputados y senadores. También sabremos si “Dios es peruano” como reza el dicho popular, y alumbra a los políticos para que consoliden alianzas, y podamos tener una competencia de menos de 15 partidos y no la sábana electoral de más de 50 si es que los egos se sobreponen a la búsqueda del bien común.

El 2025 puede ser un muy buen año para el Perú. Los precios de las materias primas siguen altos, el contexto internacional va a favorecer el comercio y el turismo, las inversiones mineras comienzan con más fuerza en el país, el puerto de Chancay ya está en operaciones y el ampliado aeropuerto internacional Jorge Chavez estrenará pronto el nuevo terminal y las dos pistas.

En todo este contexto, la presidenta Boluarte debería ya simplificar las líneas estratégicas de su gobierno con miras a la transición democrática del 2026, y concentrarse en devolver la seguridad a los ciudadanos (indispensable para un clima de paz en las elecciones generales) y a reforzar la lucha contra la pobreza teniendo como objetivo la reducción del índice de la pobreza multidimensional.

Seguir enfrascados en la pelea diminuta, en la palabra mal dicha o en el peinado fuera de moda, solo nos hunde en la política farandulera y no nos permite darle la importancia y el foco en lo sustancial, que es llegar a la transición presidencial del 2026 con una mejora de la economía y con mayor seguridad ciudadana. Depende también de nosotros.

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[Agenda País] La semana pasada, la presidenta Dina Boluarte se vio obligada a dar un mensaje a la nación junto a sus uniformados ministros, para dar, finalmente, su versión de la ya famosa cirugía y del fin de semana en las playas de sur de Lima.

El incomprensible silencio presidencial en estos dos temas ha permitido que se tejan innumerables teorías, unas probablemente cercanas a la verdad, otros dignas de Agatha Christie, afamada escritora de novelas detectivescas que nos cautivaron en nuestra adolescencia.

Era más sencillo y transparente, informar a la población, de manera oportuna, que la presidenta se iba a someter a una operación ambulatoria de la nariz, algo muy común que se hace tanto por temas respiratorios como estéticos. Nada malo en ello.

Que, si fue Mykonos o Asia del Mar el condominio donde pernoctó en casa de una amiga es también un tema menor, pero yerra el equipo de comunicación presidencial en dilatar una respuesta de la mandataria azuzando el fuego mediático y dándole pie a la fiscalía de hacer lo que más le gusta, un show mediático con poco impacto investigativo.  

A todo este entrevero del cual Corin Tellado, de estar aún con nosotros, podría inspirarse para una novela pintoresca y con seguridad, de alto volumen de ventas, se suma la reciente encuesta que publicó el diario El Comercio el domingo pasado donde la mandataria obtiene un 95% de rechazo a su gestión y solamente un 3% de aprobación. Siendo el margen de error de esta encuesta un +- 2.8%, podemos inferir que Dina Boluarte no cuenta con ninguna confianza de la ciudadanía.

Ya no hay margen de error para la presidenta.

Es imprescindible que cuente con un mejor equipo de comunicación y de manejo de crisis, así como un media training constante a los ministros para que no se les escape respuestas inadecuadas o “malentendidas” que al final, debilitan a los propios ministros, pero más aún, al liderazgo de la mandataria.

Ese liderazgo que a veces ella misma vulnera al insistir en mantener al ministro Demartini en la cartera del Midis a pesar de los graves cuestionamientos al fenecido programa Qali Warma.

Demartini parece ser una buena persona y probablemente competente, pero ya tiene 2 años en el Midis y muchos más como funcionario en ese ministerio, por lo que su responsabilidad política es ineludible. La ausencia de congresistas en la votación que permitió que su censura no prosperara no es excusa para que la presidenta no tome la decisión de separarlo.

Ahora se suma en esta investigación el vocero presidencial Fredy Hinojosa, que fue también funcionario del Midis dirigiendo Qali Warma. Si bien su involucramiento en la carpeta fiscal es reciente, ha quedado fuera de juego para continuar en su función de vocero.

Pero si la presidenta insiste en rodearse de ministros y funcionarios cuestionados, sin estrategia de comunicación oportuna y sin tomar decisiones que afirmen su liderazgo, está cruzando el lindero del margen de error, y como escribió Carlos Meléndez en su columna en El Comercio, el “máximo nivel de inestabilidad en el próximo otoño, (será) un día entre abril y julio”.

De usted depende presidenta Boluarte.

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Esta Casita de Cartón abre sus puertas gastando las suelas de sus zapatos, como todo buen periodista, por las calles de la capital a pesar del sol abrumador que acapara las calles de Lima. Cuando de pronto recibo el llamado de su gran amigo, Manuelito Esponja, para ir a la Feria de libro de Ricardo Palma para ver las novedades dentro del universo de los libros. Así que no lo pensé dos veces y fui a Miraflores. Y es que ad Portas de las vacaciones, necesitaba comprar algunos libros para que me hicieran compañía. Así que adquirí dos, ya que me quedan todavía en mi biblioteca algunos que esperan con ansias por ser leídos. Los libros son para mí como amigos, y estos que se encuentran en la espera, son como viejos amigos buscando reencontrarse conmigo. Uno fue la enternecedora novela ‘Stoner’ de John Williams, del cual tenía ya tenía buen tiempo las ganas de leerlo en físico, porque soy parte de aquellos lectores que prefieren tenerlo en frente y admirar la portada, sus pastas, abrir y sentir las hojas y su aroma o las que el tiempo baña de nostalgia en su color, el palpar en cada transcurrir de la historia, desandando como nudillos de ovillos, y de que sea un fiel compañero en un parque o una playa, disfrutando del sonido de la naturaleza mientras me adentro en la atmósfera de ese mundo mágico e infinito. Y eso me pasaba con este libro que tiene por peculiaridad que los años le están dando el merecimiento correspondiente, ya que pasó en los años de su publicación sin pena ni gloria para que en este siglo logre ser, con el reconocimiento de escritores de la talla de Ian McEwan o Bret Easton Elliss, en un best seller. Una historia muy profunda que ahora quiero volver a leer con los ojos de la madurez.

Otro libro, del cual he quedado gratamente sorprendido, es ‘Historias Ocultas: 200 hechos que no conoces del Perú (Revuelta editores)’, que ya va por su tercera edición y que recientemente ha sido incluido en la fecunda biblioteca de la Universidad de Texas en Austin. Este ilustrado libro contiene más de 500 páginas, algo transgresor para los lectores de estos tiempos acostumbrados a lecturas cortas, pero realmente no hay pierde. Dado que al abrir la primera hoja, ya te quedas envuelto en ese maravillosa nebulosa del tiempo. Y es que la historia siempre ha sido un materia de mi agrado. Hasta podría decir que tengo un pequeño sueño frustrado con el haber sido historiador. Quizás la vida me de la oportunidad de hacerlo, pero aun así no es impedimento para adentrarnos en distintos libros historiográficos, así que no dude en comprar y empezar a echar mis primeras leídas. Y lo interesante era el intenso viaje por el túnel del tiempo: por la Colonia, el Virreinato, la guerra de la Independencia y la República, alrededor de cinco vastos y sinuosos siglos. Dando distintas paradas, como en el Siglo XVIII, con un invento que en su momento fue el más adelantado para pronosticar terremotos y temblores en el mundo, y se hizo en Perú, exactamente en el año de 1725, por Juan de Barrenechea.

De por sí, son inacabables las ‘joyitas’ que saca el autor a relucir, como la primera denuncia hecha en el Perú independiente, poco después de dos meses de declarado nuestra independencia, o el testamento de Riva Agüero acusando a Bolivar de ser su mayor perseguidor, como el que San Martín, quien le diera la ‘Orden del Sol’, la distinción más importante de nuestra patria a Santa Rosa de Lima, pero Bolívar le retiraría ese título aduciendo que favorecía a la monarquía, O a días de la rememoración de la Batalla de Ayacucho, acontecer trascendental en la historia de nuestra nación, ya que involucró el fin del imperio español en nuestro territorio, consolidando plenamente nuestra independencia, descubrir que los militares pasaron por varios pueblos y fusilaron más de 200 mujeres y enfermos civiles. Y que en palabras del autor: La libertad del Perú no se consiguió agitando pañuelos blancos en las proclamas de independencia. Pero además, ¿sabían que a quienes propiciaron nuestra independencia les tuvimos que pagar 4 millones de pesos por la expedición? O cuando el mundo se dividía entre capitalismo y comunismo, en la temblorosa Guerra Fría, donde el Perú aportó conocimiento y estudios científicos sobre la geografía del mar y la tierra de nuestra región a ambos bandos, para sus programas de viajes espaciales, entre otros tantos. Lo curioso es que realmente son datos que, por su valor, deberían ser normalmente mencionados y rescatados, pero que aparentemente se quedaron en donde reposan los viejos libros de historias, en estantes de añejas bibliotecas. Pero he aquí a la gran virtud de Ítalo Sifuentes, el hacer un compendio de todos ellos y plasmarlo en un fructífero libro que sin duda toda persona de alguna manera culta o que se jacte de serlo, debería de leerlo como aquellos que quieran no repetir el inacabable y cansino patrón de que ‘aquel que olvida su historia esta condenado a volver a repetirlo’.

Esta Casita de Cartón cierra sus puertas al terminar de leer este libro gratamente, recordando la frase del brillante poeta alemán, Bertolt Brecht: ‘Tantas historias. Tantas preguntas’. Y de sacarse una foto de recuerdo después de oír su presentación en la Feria Ricardo Palma. Sin duda un maestro del periodismo y la historia. 

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Sheyla Cóndor tenía 26 años y una vida por delante. Desapareció un miércoles de noviembre y dejó tras de sí un vacío que su madre intentó llenar con preguntas. Preguntas que chocaron contra una pared de indiferencia en la comisaría de Santa Anita. «Seguro está con un noviecito», le dijeron, palabras que hoy resuenan como sentencia. No era la primera vez que el sistema le daba la espalda a una mujer; tampoco será la última, si seguimos permitiendo que esto ocurra.

La madre insistió, porque las madres siempre saben. Porque los silencios de sus hijas son gritos que las desvelan. Y aunque encontró pistas —mensajes, un nombre, una dirección—, el reloj seguía corriendo, y con cada minuto que pasaba, la posibilidad de un final diferente se desvanecía. Para la Policía, era solo otro caso más que esquivar. Para Elsa Torres, era su hija, su Sheyla, que no volvía a casa.

El hallazgo del cuerpo, días después, fue un golpe seco, brutal, que nadie debería experimentar. Encontrarla no fue un alivio; fue confirmar los peores miedos. Sheyla fue asesinada por Darwin Condori, un suboficial de la Policía Nacional del Perú, alguien que debía proteger, pero que en cambio se convirtió en verdugo. El detalle macabro de cómo se ocultaron sus restos no es lo más indignante, aunque es insoportable. Lo peor es todo lo que pudo evitarse.

Condori no era un desconocido para las autoridades. Tres denuncias de abuso sexual ya pesaban sobre él. Tres mujeres que hablaron, que gritaron su dolor, y no fueron escuchadas. ¿Qué se necesita para que alguien así sea apartado de un uniforme? ¿Cuántos gritos ignorados, cuántas señales pasadas por alto? La respuesta está en el silencio cómplice de quienes prefirieron mirar hacia otro lado.

No fue solo un feminicidio; fue una cadena de traiciones. Una institución que debía proteger y falló. Un sistema que dejó a Sheyla sola. Una sociedad que aún permite que ser mujer sea una condición de riesgo. El destino de Sheyla estaba marcado desde el momento en que quienes tenían el poder de actuar eligieron no hacerlo.

Y cuando todo parecía insostenible, la tragedia se volvió aún más oscura. Darwin Condori apareció muerto en un hostal, con una carta cuyo contenido aún no conocemos. Un cierre que no es cierre, una verdad que parece querer ocultarse. Las imágenes de policías manipulando la escena, de nuevo, dejan más preguntas que respuestas. ¿Fue suicidio? ¿Fue un encubrimiento? ¿Quién más está detrás de todo esto? Porque no nos engañemos: este no es un crimen aislado. Es un reflejo de un sistema corrupto que no solo protege a los culpables, sino que perpetúa la violencia.

Sheyla ya no está. Su madre no podrá abrazarla de nuevo, ni verla cumplir sus sueños. Pero su nombre sigue resonando, convertido en bandera de indignación y lucha. En las calles de Comas, las marchas claman por justicia, no solo para Sheyla, sino para todas las mujeres que han sido olvidadas por un sistema que las desampara.

Esta historia no debe ser un cierre, sino un comienzo. El Perú no puede seguir siendo un país donde las denuncias son desestimadas, donde los feminicidas llevan uniforme, donde las madres lloran solas. Sheyla merece justicia, sí, pero también merece memoria. Porque su muerte no puede ser en vano. Porque ella, como tantas otras, debe ser el grito que despierte a un país que no puede seguir dormido.

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[Agenda País]  Los sucesos en las últimas semanas como la elección, por segundo mandato no consecutivo, de Donald Trump en los Estados Unidos de Norteamérica (USA) y la reciente cumbre de la APEC, eficientemente organizada por el Perú en Lima, nos pueden dar una perspectiva de cómo podrían desarrollarse las relaciones comerciales del Perú, tanto como con los miembros de APEC como con los USA.

APEC es un foro de cooperación entre 21 economías de Asia-Pacífico cuya razón de ser es la promoción del crecimiento económico y el bienestar a partir de la liberalización del comercio y la inversión en esta región. No es pues, un tratado de libre comercio como mal informan algunos medios y políticos con, creo yo, alguna mala intención más que ignorancia.

En este importante evento se acordaron diversos manifiestos, no vinculantes, que son una especie de guía u hoja de ruta que las 21 economías deberían tener como base de sus políticas públicas, destacándose temas como la transición a la formalidad, la economía digital y el enfoque de los crecimientos económicos de una manera sostenible, resiliente e inclusiva. 

Los temas tocados en este foro coinciden también con la agenda que tiene la OCDE ( Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos ), organismo de intercambio de buenas prácticas que propugna, como su lema lo dice, mejores políticas para una vida mejor. 

Sin duda que la excelente organización de APEC en Lima por parte del gobierno del Perú y coordinado por la Cancillería, las múltiples reuniones preparatorias y las conclusiones del pleno, serán de mucha ayuda en el camino que aún le queda a nuestro país en la ruta de ser miembro pleno de esta prestigiosa institución.

APEC representa para el Perú la posibilidad de seguir incrementando el intercambio comercial con esta región que para el 2023 significó exportaciones por más de US$ 44 mil millones e importaciones por cerca de US$ 32 mil millones. Adicionalmente, el Perú, con la decisiva participación del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR), ha firmado un acuerdo comercial con Hong Kong, puerta logística importantísima en esta región, así como finalizado del acuerdo de optimización del actual TLC con China que incluye temas como el comercio electrónico. Continúan también las negociaciones de un TLC con Indonesia y aunque no esté en APEC, es bueno mencionar que se están retomando las negociaciones con la India para finiquitar un TLC que viene siendo ya conversado desde hace varios años.

Sigue pues el Perú, a pesar de sus vaivenes políticos, con una política de estado firme de ampliar nuestros horizontes comerciales y aprovechar las bondades de la apertura de mercados internacionales. De allí la imperativa necesidad de reforzar el equipo de Promperú y en especial el de sus Oficinas Comerciales en el Exterior (OCEX), varias de las cuales se encuentran sin Consejeros Económico-Comerciales que son, justamente, los responsables de implementar los acuerdos en acciones específicas de promoción comercial, turística y de atraer inversión extranjera directa (IED).

La victoria de Donald Trump en las pasadas elecciones de los USA ha renovado los miedos que este gran país empiece a implementar medidas restrictivas a sus importaciones, como incremento de aranceles y tarifas. En su primer mandato, Trump renegoció el NAFTA, tratado entre los USA, Canadá y México, y fue duro con el supuesto dumping de productos chinos, a los cuales estableció tarifas diferenciadas.

Si bien Trump ha amenazado con implementar mayores tarifas, tanto por dumping como por razones de migración ilegal aludiendo complicidad de algunos gobiernos, lo cierto es que el Perú está muy lejos de esa problemática y a las balbuceadas de algún asesor trasnochado Trumpista que adelantó posibles tarifas a embarques desde puertos majeados por empresas chinas, como el flamante y recién inaugurado puerto de Chancay, lo cierto es que sería una medida incoherente y antitécnica.

Ya Donald Trump en el 2017, en el mismo ambiente de APEC, manifestó que su país, Estados Unidos de Norteamérica, estaba preparado a trabajar con los líderes presentes para lograr un beneficio mutuo a través del comercio internacional. Y así serán los próximos cuatro años de Trump.

Se vienen tiempos buenos para nuestras exportaciones. Mincetur sigue trabajando en la apertura de más mercados y en las optimizaciones de tratados, el puerto de Chancay como el resto de puertos de nuestro litoral son una garantía en el proceso logístico de exportación e importación, el nuevo aeropuerto de Lima permitirá mayor conectividad y, por ende, mayor flujo de turistas extranjeros y la implementación de las Zonas Económicas Especiales junto a nuestro marco jurídico y tributario, alentarán a empresas extranjeras a instalarse en el Perú.

Finalmente, el trabajo armonioso público-privado es también una garantía que vamos en el camino correcto, pero también existe una demanda para que, desde el estado, se agilicen procesos, se reduzcan trabas burocráticas y se complete el equipo de Promperú, tanto en Lima como en sus sedes en el exterior, para así maximizar los esfuerzos y lograr mejores resultados en los plazos más breves.

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En Trujillo, dentro del área protegida que abarca el sitio arqueológico de Chan Chan, se desarrolló una alarmante situación: la construcción de una urbanización que amenazaba gravemente este patrimonio cultural de la humanidad. Esta intervención ilegal incluyó la delimitación de cientos de lotes, la instalación de postes eléctricos, la construcción de parques y hasta la habilitación de canchas deportivas, transformando un espacio intangible en un área habitada. Según los registros, estas actividades comenzaron alrededor del 2021, cuando se levantaron cercos perimétricos y se trazaron las primeras estructuras.

La urbanización, conocida como Pampas de Santa María y situada en el distrito de Huanchaco, se encuentra a escasos 560 metros de la huaca El Obispo, una imponente estructura piramidal que forma parte del Complejo Arqueológico de Chan Chan. Pese a su valor histórico y arqueológico, esta huaca no ha sido objeto de investigaciones profundas, lo que aumenta la gravedad del impacto de las construcciones cercanas.

Detrás de este proyecto se encontraba la Asociación de Vivienda Praderas de San Isidro, que promovió la venta de terrenos en la zona, a pesar de las advertencias del Ministerio de Cultura y de las acciones legales emprendidas. En julio de 2021, las autoridades habían solicitado un Certificado de Inexistencia de Restos Arqueológicos (CIRA) para nueve hectáreas dentro de la zona protegida, con el objetivo de detener las actividades. Sin embargo, la asociación ignoró las restricciones y continuó avanzando con las construcciones.

Ante esta situación, la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) de La Libertad presentó una denuncia formal ante el Ministerio Público, lo que dio inicio a dos procesos administrativos sancionadores. Según declaraciones de Sandra Barrantes, directora del área de Defensa Legal de la DDC, la demolición de las estructuras ilegales dependería de los plazos establecidos para las ejecuciones coactivas, lo que podría extender el tiempo necesario para restaurar la legalidad en la zona.

El Ministerio de Cultura, por su parte, reforzó sus medidas para proteger el patrimonio arqueológico de la región. David Calderón De Los Ríos, director de la DDC La Libertad, anunció una serie de acciones, entre ellas el desalojo de ocupantes ilegales y el inicio de procesos penales y administrativos contra los responsables. Calderón también resaltó la importancia de la colaboración ciudadana, instando a la población a denunciar cualquier tipo de atentado contra los sitios arqueológicos mediante un formulario habilitado por el Ministerio.

Además de abordar las invasiones en Chan Chan, el Ministerio de Cultura destinó un presupuesto significativo para mejorar las condiciones de otro monumento clave del Complejo Arqueológico: la huaca Takaynamo. Con una inversión de más de dos millones de soles, se dio inicio a la construcción de infraestructura turística, como almacenes, laboratorios, servicios higiénicos, casetas de seguridad y un cerco perimétrico, todo con el objetivo de preservar el sitio y abrirlo al público en condiciones óptimas.

Benjamín Zevallos
Entrada de la Zona Arqueológica de Chan Chan: Foto: Defensoría del Pueblo

Esta situación no solo puso en evidencia los constantes riesgos que enfrenta el patrimonio cultural del país, sino también la necesidad urgente de medidas más eficaces para proteger estos espacios únicos. Mientras se aguarda la resolución de las denuncias y los procesos judiciales, las autoridades continúan trabajando para garantizar que la historia y la herencia cultural de Chan Chan no sean destruidas por actos de negligencia e ilegalidad. 

Urteaga invocó a no comprar terrenos ilegales

En su momento, Leslie Urteaga Peña, entonces ministra de Cultura, denunció las invasiones que afectan zonas arqueológicas protegidas como Chan Chan, en Trujillo. Durante su gestión, se reportaron 64 procesos administrativos y denuncias penales contra personas que se habían apropiado ilegalmente de terrenos dentro de áreas intangibles. Estas invasiones, impulsadas mayoritariamente por traficantes de tierras, generaron lotizaciones que fueron vendidas a compradores desprevenidos, pese a la imposibilidad de acceder a servicios básicos en estos espacios.

La Dirección Desconcentrada de Cultura de La Libertad (DDCLL), en conjunto con la Policía Nacional, llevó a cabo múltiples desalojos de estas áreas invadidas, incluyendo Chan Chan y otros sitios arqueológicos importantes. Urteaga había subrayado que tanto el Ministerio de Cultura como la Procuraduría estaban comprometidos en sancionar a los responsables y detener estas prácticas que ponían en riesgo el patrimonio cultural.

Durante su mandato, también se enfocó en la conservación del patrimonio arqueológico. En Chan Chan, se implementaron medidas preventivas para proteger los muros más afectados de posibles lluvias y se realizaron acciones de restauración en diversas estructuras. Asimismo, se abordó la problemática de las casonas históricas deterioradas, aunque su intervención se veía limitada por el hecho de no ser de propiedad estatal.

En cuanto al turismo, la exministra impulsó proyectos en coordinación con el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo para mejorar los servicios públicos en Chan Chan, único conjunto amurallado abierto al público. Estas iniciativas buscaban garantizar la preservación del sitio y promover su uso social, beneficiando tanto a los visitantes como a la comunidad local.

En la provincia de Sánchez Carrión, Urteaga también supervisó avances en la delimitación del Complejo Arqueológico Marcahuamachuco. Sin embargo, al finalizar su gestión, aún quedaba pendiente el saneamiento físico legal de aproximadamente el 45,5% del área.

Antes de dejar el cargo, Urteaga hizo un llamado contundente a la ciudadanía para que no adquiriera terrenos en zonas protegidas, recordando que estas acciones no solo eran ilegales, sino que también amenazaban el legado cultural del país.

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[Música Maestro] De jueves a viernes, esta semana, bares, oficinas y callejones seguramente fingieron querer al Perú, en el Día de la Canción Criolla (31 de octubre), cantando a grito borracho esa composición que el gobierno militar de los setenta le encargó a Augusto Polo Campos -me refiero, por supuesto, al vals Contigo Perú- y que cuatro décadas después se convirtió en superficial himno de banderazos para celebrar fracasos futbolísticos y coartadas de políticos de estercolero que buscan capitalizar la vacía e infértil emoción de quienes se ponen camiseta rojiblanca cuando juega la selección pero que, en paralelo, terruquean a quienes marchan o apoyan a las marchas, manifestaciones de un hartazgo que, siendo mayoritario, aun no es suficiente para sacarnos del agujero oscuro en el que nos encontramos como país.

Para mí, escuchar música criolla es otra cosa. No tiene que ver con engaños patrioteros de poca monta. Tiene que ver con el amor que me hizo sentir mi familia paterna por los sonidos propios, por la sana picardía y el calor de casa, el preludio nacional que me preparó para disfrutar hoy de todo lo que por naturaleza me es ajeno: un jazz o un death metal norteamericano, una rumba cubana o una tonada mediterránea en Estambul, una polka balcánica. Escuchar música criolla es, para mí, sinónimo de mi niñez y mi universidad, de mis anhelos socialdemocrátas y mis iras frente a la bazofia que carcome hoy nuestra sociedad y nuestra política. Es la base de mi liberalismo sonoro y mi humanismo radical. Es todo lo que los poderes Ejecutivo y Legislativo hoy pisotean con su ignorancia, su cinismo y su corrupción. Ellos no merecen escuchar estas canciones. No merecen ser considerados peruanos, como ellas. 

RAFAEL MATALLANA, VÍCTOR REYES Y ALBERTO URQUIZO – EL PRIMER RECITAL DE LA CANCIÓN CRIOLLA (Decibel Discos, 1968)

Apenas cinco meses antes de que el general Juan Velasco Alvarado tomara el poder a través de un golpe militar, derrocando al primer gobierno del arquitecto Fernando Belaúnde Terry, el 1 de mayo de 1968, se grabó este LP en la Sala Alzedo (así, con “z”) del Teatro Segura de Lima, en el que se reproduce este recital de música criolla, organizado por la Corporación Nacional de Turismo. 

El concierto no es una simple sucesión de valses conocidos, sino que incluye elegantes textos escritos por nuestro recordado poeta y compositor Juan Gonzalo Rose y leídos por Estenio Vargas, conocido periodista de la época, quien además fue el productor de este espectáculo en el que se cuenta la historia del vals peruano. Varias de las composiciones que forman parte del programa pertenecen a la llamada Guardia Vieja –como La palizada (“a la muchachada del Karamanduka”), La andarita o El plebeyo (de Felipe Pinglo)- pero también hay canciones de la segunda hornada de autores criollos que surgió a mediados de los años cincuenta, y algunos temas que para esa época eran relativamente nuevos. 

Muchos de estos, con los años, se convirtieron en títulos fundamentales del cancionero limeño, reproducidos hasta la saciedad e interpretados de mil maneras: desde La flor de la canela, de Chabuca Granda (grabada por primera vez en 1953); Madre, de Manuel Acosta Ojeda (escrita en 1951 y popularizada por el Trío Los Chamas); hasta Cuando llora mi guitarra (Augusto Polo Campos) o Yo la quería patita (Mario Cavagnaro); todas en versiones cortas, resumidas, para facilitar las descripciones con las que empezaba cada surco del LP. 

Las guitarras, tocadas con fineza y trinar criollo, son de Víctor Reyes y Alberto Urquizo, dos de los guitarristas más solicitados en los estudios de grabación y las radios de entonces, ambos miembros activos del Centro Musical Unión y provenientes de la escuela de Breña, expertos en bordones y solos agudos que caracterizan el toque criollo antiguo, genuino. Ambos de gran talento, eran conocidos por haber acompañado a diversas estrellas como Nicomedes Santa Cruz, Pedrito Otiniano, entre otros. 

Doce de los catorce temas incluidos en esta histórica grabación son cantados por el recordado Caballero de la Canción Criolla, don Rafael Matallana, en aquel entonces una de las voces más respetadas del criollismo, ese que para muchos ya murió y está sepultado bajo las peñas-discoteca en las que prima el estilo chacotero de Los Ardiles y el vals-balada al que nos han malacostumbrado cantantes como Bartola o Eva Ayllón (sobre todo en sus grabaciones más recientes, orientadas a un público más “internacional”). Los dos temas restantes, Remembranzas e Idolatría, son tocados solo por los guitarristas Reyes y Urquizo y constituyen una clase maestra de cómo debe tocarse el vals criollo. 

Este álbum, inexistente en formato digital, contiene además algunos títulos que se interpretan muy poco en la actualidad como Jesús (Pedro Bocanegra), Ídolo (Manuel Quintana/Braulio Sancho), Anita (Pablo Casas) y Mi primera elegía (Eduardo Márquez Talledo/Serafina Quinteras). Si quieres escuchar verdadera música criolla, en este disco descubrirás que no todo es Regresa, Mal paso o Mi propiedad privada. Esta es música criolla de la fina, de esa que cada vez se practica menos.

ARTURO «ZAMBO» CAVERO & ÓSCAR AVILÉS – LES TRAEMOS… EL CHACOMBO (Iempsa, 1979)

Nuestra música criolla costeña tiene una larga historia, cuyo comienzo formal data en las décadas finales del siglo XIX y primeras del XX. En esos casi 100 años de evolución, hay diversos momentos emblemáticos de desarrollo musical, con figuras que ayudaron a definir el sonido de nuestra patria. En 1979, dos titanes del vals criollo se juntaron para producir este álbum titulado Les traemos… el chacombo. 

«Chacombo» es el nombre de un instrumento de percusión proveniente del norte peruano -específicamente en Zaña, Lambayeque- usado por las poblaciones afroperuanas para tocar festejos y landós. En 1958, Manuel Quintana y José Durand, gestores culturales de la época, recuperaron letra y melodía de una canción dedicada a este peculiar instrumento, con ritmo frenético similar al popular festejo, y se la entregaron a Óscar Avilés y Arturo «Zambo» Cavero, quienes la arreglaron junto a don Augusto Ascuez, un legendario cantante criollo de callejón y solar. 

Avilés -para muchos, la primera guitarra del Perú- había paseado su talento en diversos conjuntos como Fiesta Criolla, Los Morochucos, entre otros. Y ya era conocido su estatus de leyenda por su revolucionaria forma de atacar los bordones y trinos típicos de nuestros valses «guardiaviejeros». Por su parte, «Zambo» Cavero se había hecho muy conocido como cantante y cajonero en interminables jaranas criollas de esa Lima que ya fue, que no existe más, y que jamás volverá. Esa Lima de los años cincuenta y sesenta, que algunos consideraban horrible en su tiempo, hoy es recordada con nostalgia por sus sobrevivientes. 

Avilés y Cavero se unieron por primera vez para este disco y dieron inicio a una colaboración musical que se convertiría en el emblema mayor de la música de la costa peruana durante décadas. Sobre la base de El chacombo -el tema que mencionamos al inicio- la dupla armó un listado con diez canciones ideales para musicalizar cualquier almuerzo familiar: valses de despecho (Mala mujer, Mi amiga la tristeza, Sigue mintiendo), de amor profundo (Sincera confesión, Rebeca, Nuestro secreto, La noche de tu ausencia), un cadencioso y jaranero festejo (Pancha Remolino) y hasta una polka que, a estas alturas, ya viene a ser un género oscuro, antediluviano, por lo poco cultivado que es en la actualidad (El picaflor). 

Los temas vienen firmados por dos compositores de fuste de nuestro cancionero criollo: Félix Pasache y Mario Cavagnaro, con tres y dos títulos cada uno, mientras que Eduardo Márquez Talledo, otro nombre principal entre los autores de valses contribuye, aunque ahora a través del festejo Pancha Remolino que cierra el LP. 

La guitarra de Avilés es brillante, con ese manejo único de silencios y profundos bordones característicos, que cruza con repentinos e inspirados solos y trinos colocados de manera inesperada, entre compás y compás; mientras guapea y llama y hace armonías vocales en su distintivo grito contra-alto. Por su parte, la voz de Cavero suena limpia y sin esos antipáticos gorjeos que incorporó a su desempeño vocal en sus últimos años, para ayudarse seguramente, debido a las dificultades que le ocasionaba el sobrepeso que padeció. Ahora que ambos ya no están entre nosotros, este disco reafirma su condición de clásico por el sonido fresco y, a la vez, tradicional, que ofrece, una propuesta que se echa de menos en la música criolla moderna, dada a las oportunistas, disforzadas y poco talentosas fusiones con la balada, el lounge y el jazz que suelen practicarse actualmente.

LOS TROVEROS CRIOLLOS – VUELVEN LOS TROVEROS CRIOLLOS (Sono Radio, 1954)

En los años cincuenta hubo diversos conjuntos que conformaron la segunda generación de artistas que cultivaban la música criolla -entendida como la expresión musical de la costa peruana- con un repertorio que combinaba valses y polkas de la Guardia Vieja (estas son canciones compuestas durante las tres primeras décadas de siglo XX, aunque algunos extienden el rango de este tipo de valses a los siguientes 20 años). 

Uno de los más populares es el dúo conformado por Lucho Garland (segunda voz, primera guitarra) y Jorge «El Carreta» Pérez (primera voz, segunda guitarra), Los Troveros Criollos. Su estilo festivo y tradicionalista los convirtió en favoritos en Lima, aquella Lima criolla y jaranista que ya no existe más, ni en los valses convertidos en balada de Bartola o Eva Ayllón ni en la chacota con sabor a farándula de Los Ardiles. La voz aguda, con tonalidades similares a las de un payaso -dicho esto sin ningún afán despectivo, por cierto- del «Carreta» se combina con el tono de barítono de Garland, que recuerda a Los Morochucos, creando una atmósfera cercana al público, simpática y de mucha chispa, particularmente porque Los Troveros Criollos impusieron los valses compuestos por Mario Cavagnaro, con letras que incluían múltiples giros idiomáticos y dichos que se usaban en los barrios de antaño, la replana, esta jerga de origen delincuencial hizo su paso al habla coloquial de las personas decentes y familias gracias al uso masivo en canciones como Yo la quería patita, Carretas aquí es el tono o Desembólate chontril, las tres firmadas por el genial arequipeño, uno de los mejores compositores de la era dorada de la música criolla. 

Las tres están incluidas en este segundo LP de Los Troveros Criollos, junto con otros clásicos de las jaranas limeñas como Ay Raquel (de Augusto Polo Campos), El parisién y La Reyna de España, que hasta hoy suelen escucharse en círculos que aun cultivan el buen y verdadero criollismo. 

La guitarra de Garland es inspirada y plagada de trinos, mientras que Pérez replica con un acompañamiento experto en secuencias de acordes, bordones precisos y golpes cerrados que bastan y sobran haciendo innecesaria la presencia del cajón. Este famoso instrumento de percusión, que hoy padece de sobre exposición mediática como símbolo de peruanidad y uso exagerado de propios y ajenos, recién pasó a ser estable en ensambles criollos a finales de la década de los cincuenta. 

El disco contiene además Parlamanías, un tema compuesto por Serafina Quinteras con la ayuda de Jorge Pérez en el que se hace creativa mofa de las promesas eternamente incumplidas de los congresistas. Este valsecito, escrito hace más de 80 años, es 100% aplicable a cualquier campaña electoral de nuestro país, sea esta local, regional, municipal o presidencial. Parlamanías debería ser tan conocida como La flor de la canela, Mal paso, Propiedad privada o Contigo Perú -solo por mencionar a algunos de los temas criollos que hoy cantan a voz en cuello los jóvenes cuando se las quieren dar de «criollazos» insertos, como están, en esa falsa tendencia patriotera que sale a relucir cada vez que juega la selección de fútbol o cada 31 de octubre.

Sin embargo, es evidente la sombra de oscuridad que se cierne sobre este ingenioso vals, que refleja la indignación y el sarcasmo ante las distintas generaciones de mentirosos y sinvergüenzas que nos vienen gobernando desde hace décadas, un fenómeno que hoy padecemos en su más alto grado de putrefacción y descaro. Si quiere escuchar un bonito disco de valses criollos antiguos, consígase este o cualquier otro título de Los Troveros Criollos. No hay pierde.

LUCHA REYES – UNA CARTA AL CIELO (FTA Producciones, 1971)

Cuando apareció este disco de Lucha Reyes, ella ya era una superestrella de la música criolla pues se había hecho conocida viajando por todo el Perú como parte del elenco de la Peña Ferrando, grupo itinerante de artistas organizado por el productor y conductor de radio y televisión, Augusto Ferrando. 

Una carta al cielo es el segundo LP oficial de Lucha Reyes, lanzado a través del sello Fabricantes Técnicos Asociados, subsidiario de RCA Victor. La «Morena de Oro del Perú» poseía un fuerte y claro timbre vocal, agudo y expresivo, y llamaba la atención por sus presentaciones en vivo en las que ponía profunda emoción en cada una de sus interpretaciones. 

Con el marco musical del conjunto liderado por los guitarristas trujillanos Rafael Amaranto y Álvaro Pérez (ambos del grupo Los Caciques), y la colaboración en algunos temas del saxofonista y director de orquesta argentino Freddy Roland, Reyes grabó estas doce canciones -diez valses y dos marineras/tonderos), que pertenecen al cancionero popular peruano y que han sido interpretados por una enorme cantidad de artistas. 

Sin embargo -y, en parte, por el estatus de leyenda que adquirió Lucha Reyes por su azarosa salud y su posterior muerte, dos años después- estas versiones son de las mejores de cada uno de estos temas, cargadas de una emotividad muy particular. A pesar de que en los últimos años solo se escuchan Regresa y Propiedad privada, la última de las cuales está contenida en este álbum, producido por Viñico Tafur, Lucha Reyes nos ofrece una bonita selección de valses románticos, firmados por algunos de los más connotados compositores de la segunda generación de autores criollos. 

Por ejemplo escuchamos Remembranzas (de Pedro Espinel), Jamás impedirás (de José Escajadillo) y Ya ves (de Augusto Polo Campos), tres de los valses más escuchados durante los años setenta y ochenta, en las voces de famosas intérpretes como Eva Ayllón, Cecilia Bracamonte, Cecilia Barraza, entre otras. 

El tema-título, Una carta al cielo, es una tierna historia en la que un niño huérfano es llevado a una estación de policía por haber robado cintas de una tienda. El chico, cuando el oficial le pregunta si ha robado, le dice que sí pero para ponerle las cintas a una cometa en la que ha amarrado una carta para su madre que está en el cielo. La canción fue compuesta por el trujillano Salvador Oda (autor de la también popular canción El árbol de mi casa, popularizada por Carmencita Lara). Una carta al cielo fue grabada por primera vez en 1945 por Los Trovadores del Perú y luego por Maritza Rodríguez, pero fue esta versión la que quedó como la mejor, por el talento interpretativo de Reyes, que la convirtió en un clásico del Día de la Madre, para todos aquellos que ya no la tenemos a nuestro lado. 

Propiedad privada es, de hecho, el tema que más se escucha de este LP, y fue escrito por el poeta y músico hispano-mexicano Modesto López; y, a partir de la fama que alcanzó en la voz de Lucha Reyes, fue grabada también en bolero, salsa y hasta en rock, además de ser un tema inevitable en cualquier recopilación de clásicos del criollismo, fiestas, peñas y karaokes. El verdadero nombre de Lucha Reyes fue Lucila Justina Sarcines Reyes.

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Lucha Reyes, Música criolla, Óscar Avilés, Perú

Se ha presentado una demanda de amparo contra el Archivo General de la Nación (AGN), el Ministerio de Cultura y el Consorcio Transel. La acción legal tiene como objetivo detener el inminente traslado de valiosos documentos históricos desde la sede del AGN en el Palacio de Justicia a un almacén en el Callao, propiedad del consorcio.

Benjamín Zevallos

El 12 de agosto, la noticia del contrato entre el AGN y el consorcio Transel por más de 12 millones de soles, destinado a realizar un traslado «temporal» de tres a cinco años, despertó alarma entre académicos, historiadores y ciudadanos. La documentación afectada, que incluye registros notariales, expedientes judiciales, y otros documentos de vital importancia para la ciudadanía, está programada para ser trasladada a un depósito ubicado en una zona industrial del Callao.

Es importante mencionar que este material es consultado diariamente por cientos de personas, y su resguardo es esencial para mantener los derechos de propiedad, herencia, nacionalización, entre otros.

La demanda presentada señala que el local al cual se pretende trasladar el archivo no cumple con las condiciones adecuadas para albergar documentos históricos.

Un informe de inspección del Ministerio de Cultura del 21 de mayo de 2024 ya había alertado sobre las deficiencias del espacio, y un informe posterior de la Contraloría General de la República advirtió sobre los riesgos físicos y legales del traslado. Entre estos riesgos, se encuentran irregularidades en la firma del contrato y la falta de saneamiento legal del local, que además está hipotecado por más de 8 millones de dólares.

La demanda de amparo no solo denuncia la falta de condiciones adecuadas para el traslado, sino que también subraya la violación de varios derechos fundamentales reconocidos en la Constitución. Entre estos derechos se encuentran:

  • El Derecho a la Identidad Cultural de la Nación (Artículo 2.19): La pérdida o daño irreparable de estos documentos supondría un golpe notorio para la identidad cultural del Perú.
  • La Conservación del Patrimonio Cultural de la Nación (Artículo 21): Este artículo obliga al Estado a proteger el patrimonio documental, una obligación que, según los demandantes, se estaría incumpliendo con el traslado.
  • El Acceso a la Cultura y la Vida Cultural a través del Patrimonio Documental (Artículo 2.8, 2.17 y 21): Los demandantes argumentan que, de llevarse a cabo el traslado, no hay garantías de que los documentos sean accesibles al público en un futuro cercano, lo que afectaría los derechos de los ciudadanos a consultar archivos vitales para sus derechos civiles.
  • El petitorio de la demanda es claro: exige que se detenga inmediatamente el traslado, se anule el contrato de arrendamiento y se inicien las gestiones para la construcción de una sede definitiva para el AGN, que cumpla con todos los requisitos necesarios para la conservación del patrimonio documental del país.

Los documentos que custodia el Archivo General de la Nación no son solo papeles antiguos almacenados en cajas. Son el testimonio vivo de la historia del Perú, desde los registros notariales que establecen derechos de propiedad hasta los expedientes judiciales que documentan la evolución del sistema legal del país. Este acervo representa la memoria de la nación, un vínculo entre el pasado, el presente y el futuro de todos los peruanos.

Benjamín Zevallos

El traslado de estos documentos a un depósito industrial sin las condiciones adecuadas no es una mera cuestión logística. Es un acto que podría resultar en la pérdida irreversible de información vital sobre la identidad y la historia del país. Como señalan los demandantes, ¿quién en su sano juicio confiaría sus pertenencias más valiosas a un espacio que no cumple con los requisitos mínimos de seguridad y conservación?

Al cierre de este informe, se espera que haya respuestas definitivas sobre el AGN. El Perú se enfrenta a un momento crítico en la preservación de su memoria histórica. La demanda de amparo presentada el 12 de agosto no solo busca detener un traslado que pone en peligro el patrimonio documental del país, sino que también llama la atención sobre la responsabilidad del Estado en la protección de su historia. 

Es imperativo que el Poder Judicial, el Ministerio de Cultura y la ciudadanía en general reconozcan la gravedad de la situación y actúen en consecuencia para asegurar que el patrimonio documental del Perú no solo sea preservado, sino que también sea accesible para las generaciones futuras. En un país donde la historia y la identidad están tan intrínsecamente ligadas, proteger estos documentos es proteger a la nación misma.

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En las últimas semanas, los ciudadanos peruanos hemos estado esperando el anuncio presidencial de cuáles serían los ministerios a fusionarse olvidándonos un poco de los verdaderos problemas del país.

Si bien una reforma del ejecutivo es un tema altamente deseable, para un gobierno que se enfila a los últimos meses de su mandato, ésta no pareciera que debería ser una de sus prioridades.

Un reciente estudio de la FAO indica que el 51.7% de los peruanos se encuentra en situación de inseguridad alimentaria grave o moderada. Por otro lado, los niveles de anemia ascienden a 42.8% para la población menor a 36 meses de edad, según el propio MINSA. La primera prioridad de cualquier gobierno debe ser que ningún peruano pase hambre, estar subalimentado o sufrir de anemia.

El país continúa con niveles de inseguridad sin precedentes. Quizá lo más cercano para que los que pintamos algunas canas es la violencia terrorista que se vivió a fines de los 80’s y principios de los 90’s, pero era otro tipo de inseguridad. Estábamos bajo un ataque armado de subversivos que atentaban, sin miramientos y sin escrúpulos, la vida de pacíficos ciudadanos. 

Ahora, son los empresarios, grandes y pequeños, y el ciudadano común, los que son objeto constante de amenazas de bandas de extorsionadores, amenazas que se concretan a través de sicarios, terminando con la vida de quienes, con su sudor, dan empleo a muchos peruanos. La lucha contra la inseguridad ciudadana es otra prioridad, la segunda de la lista.

Sacar una cita para atenderse en algún hospital del estado es casi un imposible y si por mala suerte tienes un accidente, como una rotura de cadera que muchas mujeres adultas mayores sufren con frecuencia, te expones a esperar sentada por horas una cama, sí, sentada con fractura de cadera, y una vez en la cama de emergencia, rogar a que se libere una cama de cuarto, lo cual puede durar varios días. Tercera prioridad.

En marzo pasado, la Contraloría, luego de realizar inspecciones, alertó que en las instituciones educativas públicas (IIEE) existen “deficiencias de infraestructura, carencia de servicios básicos y necesidad de docentes lo que pone en riesgo la salud integridad de los estudiantes y la prestación del servicio educativo” . Si queremos elevar la calidad de la educación de forma integral, esta debería ser la cuarta prioridad.

Una manera de atacar sin piedad la subalimentación y la anemia es contando con un programa que podría llamarse Combo 365 donde a todo niño y niña en edad escolar se le ofrezca desayuno y almuerzo en sus locales escolares TODOS los días del año, incluyendo fines de semana y feriados. Esto implicaría que en paralelo el gobierno se concentre en mejorar de inmediato la infraestructura básica de los colegios.

Tenemos que ser implacables contra la extorsión y el sicariato dotando a la PNP de unidades motorizadas, personal y tecnología de punta, y decidir en conjunto, la mejor estrategia para que los delincuentes, una vez detenidos, no puedan ser fácilmente liberados. Queremos ver un Ministerio del Interior, Poder Judicial Fiscalía y PNP unidos y no en disputas que solo benefician a los malhechores. 

La reforma del nivel de atención de la salud pública lleva años dándole la espalda a los ciudadanos con evidente desidia y desinterés. Es prioritario que se implementen al 100% todos los centros y hospitales a la par que se profesionaliza la administración de los centros de salud para que los médicos se dediquen enteramente a su profesión.

Por último, si bien es plausible el énfasis en desarrollar colegios emblemáticos como las Escuelas Bicentenario, es urgente que TODOS nuestros escolares cuenten con baños con agua limpia, con desagües que encuentren al menos silos bien hechos y mantenidos, con todas las carpetas sillas e implementos para estudiar, y con un local noble donde nuestros escolares puedan soñar con un mañana mejor y tener las herramientas para lograr esos sueños.

Si el gobierno de la presidenta Boluarte se enfoca en estas 4 prioridades, asumiendo que los sectores productivos generadores de ingresos dinamizan la interacción con los respectivos ministerios, podríamos estar viendo no solamente resultados tangibles en cada una de ellas al final de este mandato presidencial, sino también, una mejora en el índice de pobreza multidimensional que toma en cuenta estos factores.

Faltan 23 meses para el cambio de gobierno y menos de 18 meses para la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 2026. Siempre se puede repensar en las prioridades y actuar en consecuencia.

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Anemia, centros de salud, Colegios, Dina Boluarte, fusiones ministeriales, Gobierno, inseguridad, ministerio de infraestructura, Perú, Prioridades, reforma del estado
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