Como lo ha venido informando Sudaca en otros informes, el presente de la industria pesquera en el sur peruano no sólo atraviesa un momento crítico, sino que corre el riesgo de estar cerca de alcanzar un punto sin retorno para la historia de varias empresas que se dedican a este rubro y estarían próximas a cerrar.
Con ello también se estaría esperando un fuerte impacto en la estabilidad laboral y económica de las numerosas familias que dependen del sector pesquero y hoy empiezan a ver con desesperanza que la historia de esta crisis cambie de rumbo hacia un futuro prometedor. La ausencia de interés y, por lo tanto, de una respuesta rápida de las autoridades les resta optimismo con el paso del tiempo.
Esta situación se ha dado debido a que la industria pesquera ha ocupado, históricamente, un rol fundamental en la economía de la región sur. Además del trabajo en las embarcaciones pesqueras, la industria también ha tenido un rol clave en la generación de empleos de distintos rubros en esta región. Sudaca ha conversado con Eduardo Marengo, superintendente de planta de la empresa TASA para conocer mejor el difícil presente que están atravesando en esta zona del país.
EL SUR EN RETROCESO
Para Eduardo Marengo, ingeniero pesquero con más de treinta años de experiencia en el sector, lo que está ocurriendo en el sur es un innegable retroceso. “Sobre una evolución puedo comentarte de la zona centro y norte, pero en la zona sur hubo un retroceso. He encontrado al sur empobrecido”, comentó.
Según explica Marengo, la situación actual de la zona sur es resultado de un cumulo de sucesos sociales, climatológicos y técnicos, que aplicados al sector, han golpeado una de las principales actividades económicas de la región y agrega que, “la cadena económica está bastante fracturada y la gente sufre”.
Estas expresiones también se ven reflejadas en los alarmantes números que se reportan desde el sur en los últimos años. Las cifras que arrojó un estudio reciente elaborado por Macroconsult indican que, entre 2016 y 2023, se dejó de dar empleo a más de 450 personas y se dejaron de pagar veintidós millones de soles en salarios.
Con respecto al impacto en la economía de la región, Marengo explica que “hay muchas empresas que han quebrado y negocios pequeños que eran aportantes al erario nacional” y, sobre los puestos de trabajo perdidos, afirmó que “entre puestos directos e indirectos, son de cuarenta a cincuenta mil puestos de trabajos”.
Sin embargo, la actualidad de la industria pesquera en el sur podría ser radicalmente diferente, pero entre las voces para mantener las restricciones actuales están las de aquellos que acusan una posible sobrexplotación. Sobre este tema, Marengo aclara que “la pesquería peruana de anchoveta está fuertemente regulada y custodiada. Es tan eficiente su control que ha sido reconocida por universidades como Yale, Columbia y la misma FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura)”.
Además, el ingeniero pesquero de la empresa TASA no considera que existen medias tintas al describir la problemática del sector pesquero en el sur y no duda al decir que este “está en cuidados intensivos” y, sobre el posible cierre de plantas que tienen a la anchoveta como insumo principal, Marengo indica que, “debería haber especial atención sobre las empresas que quedan en la zona y continúan generando empleo local”
IMPACTO SOCIAL
Contrario a lo que sus críticos podrían imaginar, la industria pesquera en el sur también se ha convertido en un pilar fundamental en el desarrollo social de la región y, pese a las decisiones de las autoridades que impactan en la pesca, todavía se siguen llevando a cabo proyectos conjuntos con los pescadores de la zona. “Continuamos apoyando a las asociaciones de pescadores artesanales”, afirma Marengo sobre el trabajo que viene realizando la empresa TASA en el sur.
A esto se le suman las colaboraciones que ha tenido el sector de la pesca industrial con aquellos que se dedican a la pesca artesanal. “Nosotros lo que hacemos es apoyar proyectos e iniciativas de desarrollo en comunidades para darle mayor valor agregado a los productos que ellos ofrecen”, declaró Eduardo Marengo en la entrevista con Sudaca.
“La industria designaba un porcentaje económico de la captura que iba ayudar a la pesca artesanal de la zona sur con motores, redes o capacitación”, detalla Eduardo sobre las formas en que empresas dedicadas al sector pesquero contribuían para que la pesca artesanal, una actividad que forma parte de la identidad cultural de muchas comunidades, pueda desarrollarse de forma eficiente y sostenible en el sur.
Lamentablemente, la falta de interés y celeridad para atender los problemas que aquejan a la industria pesquera está llevando a que todos los sectores que participan y se ven beneficiados por el desarrollo de esta actividad queden encadenados rumbo a lo que parece un inevitable desastre que ya está perjudicando a toda la región.