Desde junio de 1896, cuando el presidente Nicolás de Piérola inauguró junto con empresarios manufactureros de todo el país la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), este organismo gremial no ha dejado un día sin proponer mejoras a la ley que la rige, y, en este último año, a cambiarla por una que refleje la movilidad del comercio mundial, las políticas nacionales para cuidar a sus propias industrias, y, sobre todo, ponerles el acento a las ramas industriales con ventajas competitivas. En el caso peruano, no es lo mismo apoyar incentivos a la agroindustria, a la industria textil o a la industria metalúrgica que soñar con reemplazar importaciones con producciones repletas de esteroides para hacerles ganar músculo a costa de cientos de millones de dólares de pérdidas, como la falsa creación de una industria automotriz durante el velascato.
¿De qué estamos hablando?
Como sabemos, la SNI viene promoviendo un proyecto de Ley General de Industrias, en el cual se han contemplado incentivos tributarios. Estos incentivos son los siguientes:
Mecanismo de Reinversión de Utilidades, el cual permitiría a las empresas manufactureras deducir el 20% de las utilidades anuales (netas de depreciación) de las empresas del sector manufactura podrán ser utilizadas como escudo fiscal en el siguiente año, siempre y cuando se destinen a la compra de maquinaria o a la construcción de nueva infraestructura.
Mecanismo para la formalización del empleo, las empresas manufactureras podrán obtener un reembolso de las contribuciones a la seguridad social y salud vinculadas a la creación de nuevos empleos formales. Este reembolso se efectuará durante la declaración anual del Impuesto a la Renta del año siguiente (mismo procedimiento utilizado para la reinversión de utilidades). La transformación de empleos informales en formales se reconocerá como creación de nuevos empleos.
Mecanismo de Fomento a la Innovación, las empresas manufactureras pueden ofrecer subsidios de parte del Estado para invertirlos en I+D y en la adopción de nuevas tecnologías. Estos subsidios pueden tomar la forma de créditos fiscales, subvenciones directas o apoyos a la colaboración entre empresas y centros de investigación. Se propone que el subsidio alcance hasta el 0,2% del Producto Interno Bruto (PIB) anual para los proyectos de innovación llevados a cabo por las empresas del sector manufacturero que cumplan con los requisitos de presencia de proyectos de innovación para sus productos o procesos. El valor del subsidio se asume que incrementará la formación bruta de capital.
La Propuesta de Nueva Ley de Industria y la presentación de incentivos específicos reflejan un esfuerzo por abordar la decreciente participación del sector manufactura en el PBI y el aumento de las importaciones, un fenómeno exacerbado por la “enfermedad holandesa” y el desplazamiento de la producción a países con mejores condiciones. Este contexto revela la importancia de implementar medidas efectivas para paliar la crisis del sector. Es en ese sentido que se proponen tres incentivos específicos que a continuación se analizan y fundamentan.
Para abordar la revitalización del sector manufactura peruano se considera la producción como una función de tres factores clave: capital, trabajo y productividad total de factores (PTF). Este enfoque destaca la importancia de cada uno de estos elementos en la contribución al crecimiento del PBI del sector. La Propuesta de Nueva Ley de Industria, que contempla incentivos específicos para el sector, se fundamenta en este marco teórico, reconociendo que, para un crecimiento sostenible y significativo, es crucial impactar positivamente en cada uno de estos factores.
RECOMENDACIONES: Para implementar exitosamente los incentivos evaluados, será clave considerar los siguientes aspectos:
1. Coordinación Integral: Es vital asegurar una implementación coordinada de los incentivos para maximizar su efectividad. Deben establecerse mecanismos que permitan una sinergia entre los diferentes incentivos, evitando superposiciones o conflictos.
2. Monitoreo y Evaluación Constantes: Implementar sistemas de monitoreo y evaluación para medir el impacto de cada incentivo. Esto permitirá realizar ajustes y mejoras basados en evidencia para garantizar que se alcancen los objetivos deseados.
3. Fomento de la Innovación y la Capacitación: Invertir en programas de capacitación y desarrollo para asegurar que la fuerza laboral pueda adaptarse y beneficiarse de las nuevas tecnologías y procesos innovadores introducidos en el sector.
4. Balance Fiscal y Sostenibilidad: Mantener un equilibrio entre los beneficios otorgados y la sostenibilidad fiscal. Es importante considerar el impacto a largo plazo de los incentivos en las finanzas públicas.
5. Colaboración Público-Privada: Fomentar la colaboración entre el sector público y el privado, así como con instituciones académicas y de investigación, para maximizar los beneficios de los incentivos y promover un ambiente de innovación y desarrollo continuo.
6. Transparencia y Comunicación Efectiva: Mantener un alto nivel de transparencia en la implementación y gestión de los incentivos. Además, es crucial una comunicación efectiva con todas las partes interesadas para garantizar una comprensión clara de los objetivos y beneficios de los incentivos.