Este 15 de octubre comienza el Campeonato Sudamericano de Natación Master en Argentina, un evento esperado por atletas de toda la región. Entre ellos destaca una competidora peruana que, con disciplina y pasión, ha alcanzado la cima en su categoría: Úrsula Rambow quien competirá representando al Club Regatas Lima.
Mientras muchos aún disfrutan del sueño profundo en la madrugada, y el frío más intenso acompaña el amanecer, Úrsula —o Uschi, como la llaman sus amigos— ya está en movimiento. Con delicadeza, toma las llaves de su auto, procurando no despertar a su hijo ni a su fiel compañero canino, y sale rumbo a su entrenamiento diario.
A las 4:45 a.m., cuando Lima aún duerme, Úrsula ya se encuentra en el Club Regatas. Su rutina es meticulosa: coloca su plan de entrenamiento, ajusta su reloj y se lanza al agua. Su compromiso y dedicación no tienen comparación, a veces acompañada por un par de aficionados que se sienten inspirados por su ejemplo. Pero es su perseverancia solitaria la que la ha llevado a ser campeona mundial.
Es necesario hacer un paréntesis en este punto, ya que el éxito de Úrsula no es fácil ni ha llegado sin sacrificios. En un país donde el deporte raramente es primera plana y donde los atletas como ella no reciben el reconocimiento ni el apoyo que merecen, su historia es aún más admirable. Para Úrsula, ese duro horario de madrugada es la única forma de equilibrar sus roles: ser madre, trabajar, y a la vez, entrenar como campeona. Después de nadar, vuelve a casa, prepara el desayuno para su hijo, lo lleva al colegio y se enfrenta a las responsabilidades de su día a día. Más tarde, regresa a casa, cocina, y comparte tiempo con su niño, demostrando que, aunque la vida de una campeona mundial es exigente, hay cosas que no pueden dejarse de lado.
El año pasado, Úrsula hizo historia en Fukuoka, coronándose campeona mundial en los 200 metros mariposa, una de las pruebas más exigentes de la natación. Este logro no solo reafirmó su lugar en la élite del deporte máster, sino que es un reflejo del esfuerzo incansable y la pasión que la impulsa.
Sin embargo, a pesar de su éxito, la falta de apoyo estatal hacia el deporte persiste. Úrsula es una de esas grandes deportistas que, desafortunadamente, no recibe el reconocimiento que merece. A pesar de esto, continúa dejando huella. Recientemente, se consagró campeona absoluta en la XV Travesía de Vichayito, un evento anual celebrado en una de las playas más hermosas del norte peruano, organizado por el admirable Ismael Merino, quien también es un ejemplo de emprendimiento y amor por el deporte.
La historia de Úrsula Rambow es un testimonio vivo de que la disciplina y la perseverancia pueden superar cualquier obstáculo. Su ejemplo no solo inspira a los atletas, sino a todos aquellos que creen que los sueños se alcanzan con trabajo duro y dedicación.
A continuación, dejamos algunas preguntas para que Úrsula comparta con nosotros su experiencia y aprendizaje, y así seguir inspirándonos con su camino:
¿Empezaste a nadar desde pequeña y lo dejaste o volviste?
–El agua siempre me llamó mucho la atención. Desde pequeña pasaba todos los días de las vacaciones en el club metida en la piscina. Aprendí a nadar a los 3 años de edad y a los 10 empecé a nadar de manera competitiva en el club San Antonio, de Ismael Merino. Nadaba todos los días, doble entrenamiento inclusive sábados y domingos. Antes de ir al colegio entrenábamos en la madrugada y por la tarde había preparación física y entrenábamos dos horas más en el agua. Participé en copas Pacífico y sudamericanos. A los 17 años ya estaba cansada y sentía que la natación me quitaba demasiadas horas de mi día, aparte de que no podía hacer muchas cosas aparte de nadar. Cuando entré a la universidad continué entrenando y compitiendo esporádicamente y así durante muchos años, hasta que a los 26 años retomé la natación por un tiempo y luego la dejé. Desde el 2018, a los 41 años retomé con más fuerza la natación y ha sido después de la pandemia que he empezado nuevamente con los entrenamientos diarios y a mejorar cada vez más mis tiempos.
¿Recibes algún tipo de apoyo o reconocimiento del Estado?
–En realidad no recibo ningún apoyo, ni del Estado ni de ninguna empresa. Yo me pago mis viajes, los implementos y las inscripciones a las competencias. Varias veces he dejado de ir a algunas competencias por falta de dinero, como el Panamericano de este año que se realizó en trinidad y Tobago y el mundial que se realizó en Doha.
¿Qué consejo les darías a los jóvenes interesados en la natación?
–Mi consejo para los jóvenes o para las personas de cualquier edad (no hay límite de edad) es que todo se logra con mucho esfuerzo, disciplina y perseverancia. Ponerse una meta es importante y hacer lo posible por llegar a ella. Es cierto que hay días que uno no tiene ganas o está cansada, pero son justo esos días en los que uno debe ir a dar lo mejor de uno.
¿Tienes algún patrocinio de marcas?
–No, no tengo ningún patrocinio de ninguna marca. Arena a veces me apoya con descuentos al comprar ropas de baño o implementos de natación.
¿Qué legado te gustaría dejar en la natación peruana?
–Me gustaría que mi nombre quede en la historia de la natación peruana, por varios años. Deseo seguir haciendo récords nacionales y sudamericanos, y quién sabe, tal vez lograr alguna meta mayor. Se que aún me falta mejorar varios aspectos en mis pruebas, pero sé que aún las puedo mejorar.
¿Tienes algún ídolo o persona que te inspire en tu carrera deportiva?
–Creo que Michael Pelphs. Por su perseverancia y por trabajar tanto para llegar a la meta que se trazó.